Está en la página 1de 47

Corte Suprema: Estas son las

sentencias penales del 2017 que


establecen precedentes
jurisprudenciales
POR
LEGIS.PE
-
DICIEMBRE 21, 2017
0
86

Compartir en Facebook

Compartir en Twitter


El 2017 ha sido un año fecundo para las salas penales de la Corte Suprema, a
decir por la producción de los criterios jurisprudenciales emitidos en el decurso.
Diversos pareceres de los magistrados supremos plasmados en sendas sentencias
que establecen precedentes jurisprudenciales han permitido uniformizar y darle
consistencia al sistema punitivo.
El 2017 ha sido un año fecundo para las salas penales de la Corte Suprema, a
decir por la producción de los criterios jurisprudenciales emitidos en el decurso.
Diversos pareceres de los magistrados supremos plasmados en sendas sentencias
que establecen precedentes jurisprudenciales han permitido uniformizar y darle
consistencia al sistema punitivo.

Ya que estas resoluciones marcan pautas interpretativas que vinculan a los jueces
de menor jerarquía, y que además es necesario que abogados y estudiantes de
derecho las conozcan y estudien seriamente, hemos integrado en este post todas
las sentencias publicadas durante el 2017, acompañadas de los fundamentos que
ostentan el carácter de doctrina jurisprudencial, precedente vinculante o doctrina
jurisprudencial vinculante en materia penal, tanto sustantivas como procesales.

Es importante advertir, que no hemos incluido en este recuento anual la ya


famosa Casación 92-2017, Arequipa, que en un primer momento estableció
criterios vinculantes sobre el delito de lavado de activos, sin embargo, como se
recuerda, el I Pleno Jurisdiccional Extraordinario le retiró tal carácter. Sin más
preámbulo, les dejamos a continuación la lista de las sentencias dispuestas en
orden cronológico.

Lea también: Las 10 sentencias laborales más importantes del 2017

Sumario [Ocultar]
 1. Casación 854-2015, Ica: Establecen criterios para la admisión en apelación de prueba
testimonial ya rendida en primera instancia
 2. Casación 326-2016, Lambayeque: Se vulnera derecho a la defensa si se admite
recurso impugnatorio sin correr traslado a las partes durante plazo prudencial
 3. Casación 134-2015, Ucayali: Precedente sobre atribución de responsabilidad penal
del representante de la persona jurídica
 4. R.N. 1523-2016, Ayacucho: Precedente vinculante sobre concurso real retrospectivo
 5. Casación 131-2014, Arequipa: Delito de omisión a la asistencia familiar, pago de la
reparación civil y revocación de la pena suspendida
 6. Casación 760-2016, La Libertad: Delito de inducción al voto solo puede cometerse
una vez que existan candidatos elegibles
 7. Casación 96-2014, Tacna: Precedente sobre la valoración de la prueba en segunda
instancia
 8. Casación 458-2015, Cajamarca: Caso Yanacocha vs. Máxima Acuña
 9. R.N. 2504-2015, Lima: Precedente vinculante sobre el delito de estafa
 10. Casación 499-2014, Arequipa: Solución de anular condena dictada en primera y
segunda instancia es excesiva
 11. Casación 23-2016, Ica: Defectos administrativos en proceso de contratación en
situación de emergencia no son suficientes por sí solos para acreditar responsabilidad
penal de los intervinientes
 12. R.N. 2479-2016, Áncash: Habitualidad y concurso real de delitos
 13. Casación 1121-2016, Puno: Configuración del delito de falsificación de documentos
no exige materialización de un perjuicio
 14. Casación 136-2015, Cusco: Fiscal debe devolver bien incautado si caso fue
archivado por no formalizar investigación preparatoria, siempre que bien no sea
intrínsecamente delictivo
 15. Casación 912-2016, San Martín: Puede variarse de lesiones a homicidio culposo si
víctima fallece antes de acusación fiscal
 16. Casación 661-2016, Piura: Colusión agravada requiere que agente perjudique o
defraude de modo efectivo patrimonio del Estado
 17. Competencia 12-2017, Ica: Audiencia de apelación debe repetirse ante otro
colegiado si no se emitió fallo en el plazo legal
 18. Casación 103-2017, Junín: El agraviado en el delito de conducción en estado de
ebriedad está representado por el Ministerio de Transportes y no la fiscalía
 19. Casación 736-2016, Áncash: Juez reemplazado que presenció gran parte del
contradictorio puede volver e intervenir hasta la sentencia

1. Casación 854-2015, Ica: Establecen criterios para la admisión en


apelación de prueba testimonial ya rendida en primera instancia

La Casación 854-2015, Ica fue publicada el 11 de enero de 2017 en el diario


oficial El Peruano, y estableció doctrina jurisprudencial vinculante el
fundamento décimo quinto de su parte considerativa.
Décimo Quinto. En ese orden de ideas, atendiendo a la doctrina nacional y
extranjera, así como a la jurisprudencia nacional y el derecho comparado, las
notas que autorizan la admisión de prueba testimonial ya rendida en el juicio de
primera instancia son, copulativamente: i) La presencia de un defecto grave de
práctica o valoración de la prueba personal en primera instancia. ii) Que la
información brindada por el testigo pueda variar la decisión del a quo. Por la
importancia de estas vulneraciones y de la información contenida se puede
ingresar este material probatorio sin afectar los principios de inmediación,
contradicción, derecho de defensa y plazo razonable.

2. Casación 326-2016, Lambayeque: Se vulnera derecho a la defensa si se


admite recurso impugnatorio sin correr traslado a las partes durante plazo
prudencial

La Casación 326-2016, Lambayeque fue publicada el 11 de enero de 2017 en el


diario oficial El Peruano, y estableció como desarrollo de doctrina
jurisprudencial los fundamentos jurídicos 3.4.3 y 3.4.5 de su parte
considerativa.

3.4.3. En ese orden de ideas está circunscrito dentro de todo proceso la


notificación judicial [acto procesal cuyo principal objetivo es que las partes
intervinientes en un proceso judicial tomen conocimiento de las resoluciones
judiciales emitidas en el marco del mismo, a fin de que éstas puedan ejercer su
derecho a la defensa, en el ámbito del debido proceso]. En ese sentido, desde
una perspectiva de contenido y aplicación del debido proceso, se puede decir
que los actos judiciales deben tener como requisito de validez la notificación,
con la finalidad de que el procesado tenga la posibilidad de conocer el contenido
de los pronunciamientos y diligencias judiciales; pero solo en el caso de que se
apliquen sanciones o se restrinjan derechos de la persona, pues incumplir este
requisito vulnerará además el derecho de defensa.

3.4.5. En ese sentido, la norma procesal penal taxativamente protege el derecho


de defensa que tiene todo justiciable respecto al trámite de apelación en autos,
toda vez que señala el plazo prudencial de 5 días para preparar su estrategia de
defensa que deben tener los sujetos procesales inmersos dentro de un proceso
penal, previo traslado del escrito de apelación por el Órgano Superior.
Posteriormente, transcurrido el plazo será ésta quien decida si procede o no
dicho recurso impugnatorio; si estima que sí se señalará para la audiencia de
apelación, advirtiéndose que el Tribunal Superior tendrá los pronunciamientos
siguientes: i) El traslado del escrito de impugnación a las partes por dicho
plazo; y, ii) Luego de recurrido el plazo la Sala se pronunciará si procede o no
el acotado recurso.

3. Casación 134-2015, Ucayali: Precedente sobre atribución de


responsabilidad penal del representante de la persona jurídica

La Casación 134-2015, Ucayali fue publicada el 18 de febrero de 2017 en el


diario oficial El Peruano, y estableció como doctrina jurisprudencial
vinculante el sentido de los fundamentos décimo tercero, vigésimo, vigésimo
séptimo, trigésimo tercero, de la parte considerativa de la ejecutoria.

Décimo tercero. De lo expuesto se establecen las siguientes situaciones:

i) La atribución de responsabilidad penal de la persona natural depende


únicamente de su acción lesiva de bienes jurídicos.
ii) El Código Penal no regula la responsabilidad penal de la persona jurídica.
iii) Cuando algunos de los elementos del tipo penal se presentan en la persona
jurídica, la responsabilidad penal de la persona natural solo depende de la
aplicación del artículo 27 del Código Penal.
iv) Por ello, la responsabilidad que afronte la persona natural, socio o
representante de la persona jurídica, no depende de la constitución de la
persona jurídica al proceso, este acto no tiene ninguna incidencia, por lo que, la
persona natural como imputado en un proceso penal puede plenamente hacer
ejercicio de los derechos que le confiere la Constitución Política del Estado y la
Ley Procesal, sin ninguna actuación o procedimiento previo.

Vigésimo. Entonces, la calidad de imputado se establece desde que existe la


atribución de un delito en contra de un ciudadano por una disposición de
formalización de investigación preparatoria conforme con el inciso 1 del
artículo 336 del Código Procesal Penal. Pudiendo ejercer los derechos que le
reconoce la Constitución Política del Estado y el Código Procesal Penal.
Vigésimo séptimo. Una vez incorporada la persona jurídica, goza de todos los
derechos y garantías del imputado, así lo configura el artículo 93 del Código
Procesal Penal. En conclusión, no existe otro efecto que se genere de su
incorporación, menos la legitimidad procesal de las personas naturales
imputadas para interponer los medios técnicos de defensa y otros que les
franquea la Ley, como señalamos en el considerado vigésimo.

Trigésimo tercero. Es decir, no se establece que para que el imputado


interponga este medio técnico de defensa, la persona jurídica a la que
representaría, haya sido incorporada al proceso como sujeto procesal, por lo
que, no constituye un presupuesto.

4. R.N. 1523-2016, Ayacucho: Precedente vinculante sobre concurso real


retrospectivo

El R.N. 1523-2016, Ayacucho fue publicada el 24 de marzo de 2017 en el diario


oficial El Peruano, y estableció que los fundamentos jurídicos cuarto, quinto y
sexto de la ejecutoria constituye precedente vinculante.

Cuarto. Que, ahora bien, el concurso real retrospectivo es una institución de


derecho penal material; y, como tal, rige el principio de tempus comissi delicti:
la norma aplicable es la de la fecha de comisión del delito —la consecuencia
jurídica es el efecto punitivo resultante de afirmar la existencia de tal concurso
delictivo—. El procedimiento para hacer viable las consecuencias jurídicas del
concurso real retrospectivo, son sin duda de carácter procesal y, por ende, rige
el principio de tempus regit actum, entendiéndose este último como la fecha de la
actuación procesal.

No debe confundirse, por tanto, lo que implica en materia punitiva el concurso


real retrospectivo inclusive, con el trámite que debe regular la decisión judicial
para hacerla valer, según las circunstancias en que se invoque. Las reglas
procesales, en todo caso, no resuelven los problemas propios del concurso real.

Quinto. Que se ha entendido, aunque sin base normativa, que en caso de


concurso real retrospectivo refundir importa incluir o comprender una pena en
otra —la menor en la pena mayor o más grave— impuesta en distinto proceso —
puras consecuencias de derecho penal material— (confusión o falta de armonía
que se debe, como esclareció Hurtado Pozo, porque las normas procesales
tienen fuentes legales distintas a las materiales —francesa la primera y
holandesa la segunda—), cuando históricamente el concurso real asumió, en
estos casos, la concepción de una nueva penalidad desde la perspectiva del
delito más grave, al que debe tenerse presente para su incremento punitivo los
hechos de la otra sentencia (véase: artículo 108 del Código Penal de mil
novecientos veinticuatro y originarios artículos 50 y 51 del Código Penal
vigente). Para la fijación de la pena no se siguió el modelo de absorción puro,
luego, no puede hablarse de Refundición, sino el de asperación: pena global
aumentando la pena individual que correspondía al imputado por el delito más
grave [VILLAVICENCIO TERREROS, FELIPE: Derecho Penal Parte General,
dos mil seis, página setecientos siete]. Ese modelo es el mismo para el concurso
real retrospectivo [Hurtado Pozo/Prado Saldarriaga: Manual de Derecho Penal
Parte General II, página doscientos diecisiete].

En el presente caso, la concepción originaria del Código Penal de mil


novecientos noventa y uno cambió radicalmente con la Ley número 28730, de
trece de mayo de dos mil seis, pues desde el día siguiente de esa fecha en los
supuestos de concurso real, incluido el retrospectivo, se suman las penas
concretas que corresponden a los delitos cometidos, hasta un máximo del doble
de la pena del delito más grave, que no puede exceder de treinta y cinco años de
pena privativa de libertad. Se asumió, en tal virtud, el modelo de acumulación de
las penas con un doble límite: el doble de la pena más grave y finalmente el tope
de los treinta y cinco años [García Cavero, Percy: Derecho Penal Parte
General, dos mil doce, página setecientos ochenta y siete]. Así se determinó en
el Acuerdo Plenario número 4-2009/CJ-116, de trece de noviembre de dos mil
nueve, párrafo noveno.

Sexto. Que, así las cosas, queda claro que si, por diversos factores —
información oportuna de una pena ya impuesta—, no se siguió esa consecuencia
jurídico penal en el subsiguiente proceso —y antes no medió acumulación por
conexidad— con el resultado anómalo de dos penas independientes entre sí, es
del caso seguir el procedimiento incidental de ejecución de acumulación o
unificación de penas —ya no es posible, propiamente, la refundición, que es una
denominación impuesta por la Ley número 10124, de veintinueve de diciembre
de mil novecientos cuarenta y cuatro, sin base de Derecho penal material
vigente—, que a efectos procesales instauró la Ley ya derogada y que, luego, el
Código Procesal Penal la asumió como un incidente de ejecución específico
(artículo 488 apartado 5), que con las últimas reformas del aludido concurso, ya
no tiene razón de ser la refundición de penas, sino su acumulación o unificación.

5. Casación 131-2014, Arequipa: Delito de omisión a la asistencia familiar,


pago de la reparación civil y revocación de la pena suspendida

La Casación 131-2014, Arequipa fue publicada el 16 de marzo de 2017 en el


diario oficial El Peruano, y estableció que los fundamentos jurídicos contenidos
en los numerales 5, 9, 11, 12 y 16 del acápite Motivo casacional para el
desarrollo de la doctrina jurisprudencial de la ejecutoria constituye precedente
jurisprudencial vinculante.

5. En este orden de ideas, la posibilidad de dejar sin efecto una resolución que
revoca la pena privativa de libertad suspendida haciéndola efectiva, ha quedado
completamente descartada desde lo establecido por el Tribunal Constitucional y
la Corte Suprema. En consecuencia, toda resolución que contraviene este
mandato deviene en inconstitucional e ilegal, por lo cual, no existen por ser
nulas al no fundarse en derecho dado que el mismo ya ha sido claramente
definido y aún así el juzgador ha resuelto de modo distinto.

9. Debido a que el tema que pone de relieve la sentencia impugnada es la


eficacia de la decisión judicial firme, es menester diferenciar entre validez y
eficacia. La validez exige que el acto procesal, en este caso la sentencia, se
ajuste a derecho, cumpla con las exigencias legales y constitucionales. Por su
parte, la eficacia se predica de la aptitud para causar efectos jurídicos. De allí
que la sentencia emitida válidamente debe ser eficaz conforme lo manda el
inciso 2 del artículo 139 de la Constitución Política del Estado.

11. Este argumento no es correcto pues dota de indefinición a una situación de


facto que puede ser pasajera. En tanto la eficacia supone una aptitud, es decir
una capacidad – potencia- y no un acto, el que no se haya capturado al
procesado no supone que la sentencia sea incapaz de producir efectos. En
consecuencia no nos encontramos ante un supuesto de ineficacia porque no se
alude a una aptitud de la resolución, sino a una situación pasajera.
12. Si por otro lado, se quisiera sostener que la ineficacia de la sentencia
condenatoria firme, estriba en que el procesado pagó la deuda que motivó a la
citada resolución a fallar en su contra, estaríamos afirmando que la pena
impuesta no es resultado de un delito cuya consecuencia jurídica es la pena
privativa de libertad, sino de una obligación pecuniaria. Lo cual es a todas luces
incorrecto pues, como todo delito, el procesado ha sido juzgado en sede penal
con todas las garantías propias del derecho penal –principio de legalidad,
presunción de inocencia, supuestos de descargo de la responsabilidad penal,
etc.–.

16. En atención a lo expuesto podemos concluir que la ineficacia de la predica


de una situación en la cual de ninguna manera podrá el fallo. Si se ha impuesto
una pena privativa de libertad, la da que determine su ineficacia tendrá que
imposibilitar que se sentenciado en un establecimiento penitenciario.

6. Casación 760-2016, La Libertad: Delito de inducción al voto solo puede


cometerse una vez que existan candidatos elegibles

En la Casación 760-2016, La Libertad, publicada en el diario oficial El Peruano


el 26 de abril de 2017, la Corte Suprema estableció como doctrina
jurisprudencial los fundamentos décimo quinto al trigésimo quinto,
relacionados con la naturaleza jurídica de los elementos de convicción y su
suficiencia en la acusación fiscal y el análisis típico del delito de inducción al
voto.

Décimo quinto.- En el Código Procesal Penal se mencionan los llamados


elementos de convicción, pero no se le da un contenido concreto, se le vincula
con su suficiencia, pero no se le dota de un contenido material. Una primera
aproximación conceptual a su contenido sería la siguiente: Por la etapa en los
que son utilizados, luego de realizados los actos de investigación, durante la
investigación preparatoria, los elementos de convicción son los fundamentos o
las razones suficientes que tiene el fiscal para tener la certeza o convencimiento
que se puede imputar un hecho punible al imputado, como autor o partícipe y,
por ende, formularle una acusación e ir a juicio.
Para una mayor delimitación de sus alcances pueden plantearse los siguientes
criterios:

a) Los elementos de convicción son los que sirven de base para la formulación
de una acusación fiscal;
b) No pueden tener la misma intensidad incriminatoria que la prueba, obtenible
solo en juicio, pues solo genera certeza en el fiscal que es quien sostiene sus
acusación;
c) Por juicio a contrario del artículo 344.2;
d) Los elementos de convicción deben ser suficientes, para acusar, pues en
situación inversa solo daría lugar al sobreseimiento;
e) Quienes determinan, por regla general, la suficiencia de los elementos de
convicción, son los fiscales, pues son ellos los titulares de la acción penal;
f) Solo cuando la insuficiencia de elementos de convicción sea evidente o cuando
no exista la posibilidad razonable de incorporar al juicio, elementos de prueba -
que en realidad son de convicción- puede instar el sobreseimiento, la defensa, o
el juez decretarlo de oficio.

Control de la acusación y en particular de sus elementos de convicción

Décimo sexto.- Uno de los avances del nuevo sistema procesal penal, es el hecho
que la acusación formulada por el fiscal, para ir a juicio, está sujeta a un control
por las partes, en una audiencia preliminar. En el nuevo sistema entonces, se
establece una valla que los fiscales, como titulares de la acción penal deben
superar. La cuestión que debe esclarecerse es, cuál es el alcance de dicho
control, y qué grado de injerencia tienen las partes para controlarla.

En este sentido, se establece que la acusación será debidamente motivada. De


esta manera, los fiscales al igual que los jueces deben fundamentar
suficientemente, de manera lógica e integral su pretensión persecutoria. Con el
nuevo sistema procesal penal ya no es más posible que los fiscales presenten
acusaciones incompletas, enrevesadas, ilógicas o contradictorias, deben
satisfacer un mínimo estándar de suficiencia que permita a la defensa preparar
su teoría del caso, en juicio.
Pero, además, la acusación fiscal debe contar con un conjunto de requisitos
tácticos y jurídicos que son mencionados de manera taxativa e independiente,
uno de los cuales son los elementos de convicción.

Décimo sétimo.- Ahora bien, fijadas estas dos exigencias, con relación a la
acusación (motivación e integralidad), ¿cuál es el control que puede ejercerse
respecto de ella? La respuesta está en función, otra vez, del estadio en que se
formula y el rol de quien, como titular exclusivo, la realiza.

Décimo octavo.- En este contexto, inicialmente, las partes y en particular la


defensa solo tienen la posibilidad de hacer un control formal de la acusación;
dar cuenta por ejemplo de omisiones relevantes en la acusación; indefinición en
el título de imputación; insuficiencia o contradicción en la identificación de los
acusados; insuficiente individualización de los acusados con relación a los
hechos objeto del proceso o confusión en los tipos penales invocados. Se trata
por tanto de errores o insuficiencias en la debida motivación de la acusación.

Décimo noveno.- Se evidencia la necesidad de interpretar el artículo 352, inciso


4, del Código Procesal penal para definir el grado de convicción necesario para
considerar la suficiencia de elementos de convicción y el alcance del control
jurisdiccional del requerimiento acusatorio durante la etapa intermedia, todo
ello desde la perspectiva de las funciones del Ministerio Público y del Juez de
Investigación Preparatoria.

Vigésimo.- Respecto al control sustancial, con relación a los elementos de


convicción presentados en la acusación debe considerarse que el que puede
ejercerse, tiene que circunscribirse exclusivamente a los casos en el que el juicio
de suficiencia, que les está permitido hacer a las partes, tenga por resultado la
evidente certeza de la concurrencia de un supuesto de sobreseimiento y, en su
caso, la imposibilidad altamente probable que no se podrá incorporar nuevos
elementos de prueba. Pero entiéndase que estos son casos límites, notorios,
aprehensibles por cualquiera: inexistencia del objeto del proceso; imposibilidad
que el imputado haya estado presente en el lugar del hecho; el hecho investigado
ha devenido en atípico; o hay eximentes de responsabilidad evidentes; no hay
mayor controversia que la acción penal se ha extinguido (prescripción evidente
o muerte del imputado). Y en el caso que es motivo casacional que resulte, todas
luces, evidente que no hay elementos de convicción o que estos no estén
apoyados en medios probatorios que puedan generar información relacionada
con el objeto del proceso (testigos, vídeos o actas). Finalmente, no pudiéndose
sobreseer, en la etapa intermedia, un proceso penal cuando haya elementos de
convicción que generen duda, en la comisión del delito o en la responsabilidad
penal del imputado, que exige el esclarecimiento en el juicio oral.

Vigésimo primero.- Es decir, tanto la decisión del Ministerio Público como la


solicitud que puede realizar el acusado o su defensa de sobreseer la acción penal
se encuentra regulada por la misma norma adjetiva. Sin embargo el presupuesto
de aplicación entre uno y otro sujeto procesal descansa en un fundamento
diferente pues por mandato constitucional el Ministerio Público es el único
encargado de desempeñar la acción penal, mientras que en contraparte, el
procesado y su defensa pueden únicamente cuestionarla ante el Juez de
Investigación Preparatoria, en ese sentido, considerando quien únicamente
tiene, en esta etapa del proceso, fundamentalmente, como función el control
judicial y de garantías [San Martín Castro, César E. Acerca de la función del
Juez de la Investigación Preparatoria, p, 5. Tomado de:
http://www.incip.org.pe/archivos/publicaciones/funciondeljuez.pdf].

Segundo motivo casacional: Estructura típica del delito de inducción al voto

Vigésimo segundo.- El segundo motivo casacional tiene relación con la


interpretación del tipo penal de inducción al voto, en particular, respecto del
elemento temporal que aparece en el delito en cuestión, de cara a la puesta en
peligro del bien jurídico tutelado; esto es, salvaguarda del principio de
afectación al bien jurídico protegido, contenido en el artículo IV del Título
Preliminar del Código Penal.

La libre elección de los representantes es la máxima expresión de libertad del


ciudadano y uno de los pilares del sistema democrático. Así lo ha reconocido el
Tribunal Constitucional:

La democracia se fundamenta pues, en la aceptación de que la persona humana


y su dignidad son el inicio y el fin del Estado (artículo 1 de la Constitución), por
lo que su participación en la formación de la voluntad político-estatal es
presupuesto indispensable para garantizar el máximo respeto a la totalidad de
sus derechos constitucionales.
Consustancial a tal cometido es el reconocimiento de un gobierno representativo
(artículo 45° de la Constitución) y del principio de separación de poderes
(artículo 43° de la Constitución), de mecanismos de democracia directa (artículo
31° de la Constitución), de organizaciones políticas (artículo 35° de la
Constitución), del principio de alternancia en el poder y de tolerancia; así como
de una serie de derechos fundamentales cuya vinculación directa con la
consolidación y estabilidad de una sociedad democrática hace de ellos, a su vez,
garantías institucionales de ésta. Entre éstos se encuentran los denominados
derechos políticos, enumerados en los artículos 2°, inciso 17 y 30° a 35° (entre
ellos destaco, de modo singular, el derecho de los ciudadanos a ser elegidos y de
elegir libremente a sus representantes, de acuerdo con las condiciones y
procedimientos determinados por ley orgánica), los derechos a las libertades de
Información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra
oral o escrita o la imagen (artículo 2°, Inciso 4), de acceso a la Información
pública (artículo 2°, Inciso 5), de reunión (artículo 2°, inciso 12) y de asociación
(artículo 2°, inciso 13).

Una sociedad en la que no se encuentren plenamente garantizados estos


derechos, sencillamente, o no es una comunidad democrática, o su democracia,
por incipiente y debilitada, se encuentra, por así decirlo, “herida de muerte”.

Así pues, el principio democrático se materializa a través de la participación


directa, Individual o colectiva, de la persona como titular de una suma de
derechos de dimensión tanto subjetiva como Institucional (derecho de voto,
referéndum, iniciativa legislativa, remoción, o revocación de autoridades,
demanda de rendición de cuentas, expresión, reunión, etc.), así como en su
participación asociada, a través de organizaciones orientadas a canalizar el
pluralismo político. Tales organizaciones son los partidos y movimientos
políticos, reconocidos en el artículo 35° de la Constitución.

Asimismo, el referido principio se materializa en la participación política


indirecta de la ciudadanía; es decir, a través de sus representantes libremente
elegidos. La democracia representativa es —como quedó dicho— el rasgo
prevalente en nuestra Constitución. [Sentencia del Pleno del Tribunal
Constitucional de 2 de febrero de 2016. Exp. N° 0030-2005-PI/TC. Fundamentos
jurídicos 22-23]
Alcances típicos del delito de inducción al voto

Vigésimo tercero.- Ahora bien, para la consolidación del principio democrático,


mediante la participación igualitaria y libre de los ciudadanos, el Estado ha
estimado fundamental recurrir al derecho penal, como máximo y más severo
instrumento de control social. Así, se ha previsto en el Código Penal, Título
XVII, una serie de delitos contra la Voluntad Popular y en un Capitulo Único,
Delitos contra el Derecho al Sufragio. Uno de los tipos penales es el referido a
la inducción al voto, cuyo texto es el siguiente:

Artículo 356.- Inducción a no votar o a hacerlo en sentido determinado

El que, mediante dádivas, ventajas o promesas trata de Inducir a un elector a no


votar o a votar en un sentido determinado, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años.

Vigésimo cuarto.- El tipo penal mencionado presenta las siguientes


características típicas:

a) El sujeto activo es designado mediante la locución pronominal “El que” por


lo que puede ser cualquiera, Se trata de un delito común y de organización. No
se requiere por tanto ninguna cualidad particular.
b) El sujeto pasivo es la sociedad que, en el ámbito electoral, está representada
por toda la comunidad política de ciudadanos. Estos tienen la expectativa que la
elección de sus autoridades, locales, regionales, municipales o sus
representantes dentro de organizaciones políticas, sean la directa, transparente,
igual y e expresión de la voluntad popular;
c) La acción típica está constituida por los verbos conjugados “trata de
inducir”. Inducir, en el sentido común del lenguaje es instigar o incitar. El tratar
de inducir es procurar incitar al elector hacia un resultado. Al respecto caben
dos aclaraciones. El sentido común del término instigación no puede confundirse
con su sentido jurídico. La instigación que pretende generar el sujeto activo es
con relación a la voluntad de elector de no votar o de hacerlo, en el sentido
deseado por el inductor. Ello nada tiene que ver con la instigación, en sentido
penal, que hace nacer la voluntad en el instigado, de cometer un delito. En el
mismo sentido se ha pronunciado anteriormente esta Corte Suprema señalando
que “No rigen las reglas de la instigación como forma de participación delictiva
(artículo 24 del Código Penal), el verbo inducir debe considerarse como un
verbo rector, pues está descrito en la Parte Especial del Código Penal como una
forma de autoría, que no se rige por el principio de accesoriedad. Si el elector es
inducido -instigado- su conducta es impune, pues el no votar solo merece una
multa administrativa y el votar en un determinado sentido u otro, es una
conducta neutra.
d) La finalidad del inductor es la de buscar que el elector, como destinatario del
acto inductor, no vote o vote en el sentido que desea el sujeto activo. Pero estos
fines alternativos son en realidad elementos subjetivos distintos al dolo; se trata
de un delito de tendencia interna trascendente. Es irrelevante para fines típicos
que el elector haya efectivamente sido inducido a no votar o a hacerlo en
determinado sentido. El delito en cuestión es de pura actividad. Se agota con la
entrega de los medios calificados, señalados expresamente en el tipo penal.
e) Los medios que puede utilizar el sujeto activo pueden ser: i) La entrega de
dádivas; esto es, donativos o bienes que se dan gratuitamente; ii) El
otorgamiento de ventajas; vale decir, cualquier utilidad o beneficio que se reciba
de carácter inmaterial (empleos, tratos preferentes, becas) y, c) La promesa o el
ofrecimiento de recibir beneficios, bienes o cualquier utilidad.
f) El sujeto sobre el que recae físicamente la acción debe necesariamente ser un
elector.
g) El tipo subjetivo es exclusivamente doloso. El agente debe tener conocimiento
que pretende desviar la voluntad de un elector, mediante la entrega de dádivas,
ventajas o promesas, con la finalidad de inducirlo a no votar o a hacerlo en
determinado sentido.

Bien jurídico e imputación objetiva

Vigésimo quinto.- Ahora bien, a efecto de precisar los alcances típicos del
presente delito, es menester desarrollar puntualmente tres aspectos
interrelacionados. i) La cuestión del bien jurídico protegido; ii) Los criterios de
imputación objetiva; iii) El concepto de elector, como objeto del delito.

Estos tres elementos están imbricados dado que debe considerarse que el bien
jurídico protegido debe ser afectado de algún modo, a través de conductas cuya
entidad y fin han de traducirse en un aumento del riesgo a dicho bien jurídico
relevante, y ello con injerencia sobre las personas a quienes se quiere
influenciar con la conducta inductora.
Vigésimo sexto.- El bien jurídico protegido se expresa en dos niveles. Como
criterio axiológico general se tiene que el delito de inducción al (no)voto atenta
contra la voluntad popular; como expresión de la soberanía del pueblo en la
elección de sus representantes en los diversos estamentos de ‘una sociedad
democrático representativa. La voluntad popular se forma con la conjunción de
la libre elección de los ciudadanos. Pero al mismo tiempo, un segundo nivel de
protección, se relaciona con el derecho que tiene todo ciudadano a sufragar -
objeto jurídico específico de protección-, sin presión, coacción o inducción
alguna.

Vigésimo sétimo.- Precisados los alcances del bien jurídico, la cuestión que
surge a continuación es ¿cuál es el ámbito de afectación que debe exigirse para
que se entienda que estamos ante un riesgo intolerable y, por ende prohibido, al
bien jurídico? Para su delimitación se han aportado dos criterios extremos con
relación al comienzo de afectación del bien jurídico. Una primera posición que
sostiene que en realidad el delito en cuestión solo puede cometerse, el día
convocado para la elección misma; esto es, solo podría afectarse al bien jurídico
tutelado, durante el proceso de votación, y durante las horas en que es posible
sufragar. Una segunda posición, que considera que la condición de ciudadano y,
por ende, de elector es permanente, por lo que se puede inducir al voto en
cualquier fomento.

Vigésimo octavo.- Ambas posturas son extremas y, por tanto, no delimitan


racionalmente el ámbito de intervención del derecho penal. La primera postura
interpretativa reduce a la nada o torna en inoperativo el tipo penal. Supone que
el delito se pueda cometer solo mediante la repartición de medios inductores, ad
portas del local de votación, el día en que está prohibido todo tipo de
propaganda electoral, y cuando estadísticamente se sabe que el elector ya ha
decidido su voto. En realidad, los actos evidentes y destinados a viciar la
voluntad del elector tienen expresiones típicas más graves, como las previstas en
el delito de impedimento, por violencia o amenaza, del derecho al sufragio (art.
355) o los atentados al derecho al sufragio (art. 359). Por el contrario, el delito
cuyos alcances estamos analizando es de características más sutiles y más
extendido en su ámbito temporal de realización.

Vigésimo noveno.- Pero tampoco puede ser un delito que sea realizable en
cualquier momento de la vida social. Primero, porque tal postura convertiría al
derecho penal es un instrumento omnicomprensivo en la defensa de los bienes
jurídicos. Sería incluso una expresión expansiva del derecho penal de riesgo,
que deja de lado el principio de fragmentariedad y subsidiaridad. No se
ocuparía en efecto de las conductas más graves, y la gravedad tiene que ver
ciertamente con la proximidad del acto electoral. Sería el primer instrumento de
control social, dejando sin objeto al derecho electoral sancionatorio o al control
social informal. Por lo demás, tal visión maximalista en el fondo subestima la
capacidad misma de los ciudadanos, y de su madurez cívica, porque deja
trasuntar la idea que los ciudadanos son personas manipulables. Por lo que debe
ser desestimada.

Trigésimo.- Descartadas ambas opciones interpretativas ha de buscarse un


referente más adecuado a los fines y límites del control penal y a las concretas
posibilidades que este delito se produzca en la realidad. Estimamos que el
criterio objetivo más adecuado, en este ámbito, es el proceso electoral, tal como
está regulado en nuestro país. El proceso electoral peruano puede ser
diferenciado en las siguientes etapas: a) Convocatoria a elecciones;
b) Inscripción de candidatos; c) Sufragio; d) Escrutinio; y, e) Resultado de las
elecciones. En el marco del proceso electoral el ciudadano activa su condición
de elector y es capaz de ejercer su Derecho al sufragio.

Si vemos secuencialmente el proceso electoral y lo vinculamos con las


características típicas del delito en estudio, podríamos descartar que la
convocatoria a elecciones, fija un momento aun muy lejano para que prospere
una conducta inductora. En este periodo no se tiene aún idea de quiénes
participarán en la misma. En realidad, la etapa en la que ya podría tener sentido
la conducta típica, es la de inscripción de candidatos y se extiende hasta el
sufragio. El Derecho a la libre determinación del voto comienza a configurarse,
de un modo tácticamente posible, desde el momento en que se tiene una relación
certera de los posibles candidatos a elegir, esto es, desde el momento en que
estos se inscriben, pudiendo verse afectada hasta el momento en que se lleva a
cabo el sufragio, el cual es la culminación del proceso de determinación del
voto.

Trigésimo primero.- Es dentro de este contexto que adquiere sentido el concepto


de elector. Esta categoría no pertenece al ámbito penal sino que es de origen y
concepción del Derecho Electoral. La Ley Orgánica de Elecciones al referirse al
elector lo hace únicamente en términos de la persona que asiste a votar, sin
embargo ello no Implica que dicha concepción sea transferible sin más al
Derecho Penal. Esta noción restrictiva de elector es concebible en la medida que
durante el proceso electoral los principales intervinientes son las pertinentes
entidades del Estado – Organismo Nacional de Procesos Electorales, Jurado
Nacional de Elecciones y Registro Nacional de Identificación y Estado Civil – y
los candidatos, por lo que la Ley Orgánica de Elecciones regula su participación
durante el proceso electoral; empero, el elector únicamente participa durante el
escrutinio por lo que la Ley Orgánica de Elecciones lo concibe en dicho ámbito.

Vigésimo segundo.- El concepto de elector, desde una perspectiva social, está


vinculado al concepto de ciudadano. La adquisición de la mayoría de edad
conlleva consigo Deberes y Derechos, entre ellos está la adquisición de la
ciudadanía, esta última no solo puede ser adquirida con el nacimiento en un
ámbito territorial sino también puede ser solicitada y otorgada por el Estado.
Por ello, desde una perspectiva constitucional toda persona no es un ciudadano,
pero el adquirir la categoría de ciudadano conlleva consigo el Derecho al voto.
Así también, el hecho de ser ciudadano no habilita a desempeñar este derecho
Indistintamente, sino que este solo puede ser desempeñado en un ámbito
territorial específico. En ese sentido el concepto de elector se encuentra
vinculado al concepto de ciudadano antes que al concepto de sufragio. Empero
el concepto de elector contenido en el tipo penal nos permite ubicar su
Interpretación en el marco del proceso electoral, lo cual es una
primera delimitación del momento en que es factible vulnerar o poner en peligro
el bien jurídico del tipo penal.

Bien jurídico y derecho electoral sancionatorio

Trigésimo tercero.- Delimitado el ámbito temporal en el que puede cometerse el


delito, es de determinar el ámbito de aplicación del control penal y si hay
traslapes o ámbitos sancionatorios similares de parte del derecho penal y el
electoral sancionatorio. En efecto, en el ámbito del derecho público hay
conductas similares, como es el caso del artículo 42 de la Ley de Organizaciones
Políticas en el que se sanciona administrativamente la siguiente conducta: “Las
organizaciones políticas, en el marco de un proceso electoral están prohibidas
de efectuar la entrega, promesa u ofrecimiento de dinero, regalos, dádivas u
otros obsequios de naturaleza económica, de manera directa o a través de
terceros, salvo aquéllos que constituyan propaganda electoral, en cuyo caso no
deberán exceder del 0.5% de la UIT por cada bien entregado como propaganda
electoral”.

Trigésimo cuarto.- Si bien ambas normas guardan similitud, el ámbito de


protección es distinto. La sanción administrativa se encuentra en la Ley de
organizaciones políticas, específicamente como parte del Título VI, respecto del
Financiamiento de Partidos Políticos. En ese sentido, dicha norma
administrativa se encuentra orientada a regular la interacción de los partidos
políticos en el marco de un proceso electoral con el objetivo de “que,
indistintamente de la capacidad económica que independientemente ostente cada
partido, esta no se tradujera en una competencia no igualitaria en razón de la
capacidad de gasto que tiene, lo cual a su vez distorsionaría los objetivos
democráticos del proceso electoral. Puntualmente, dicha norma administrativa
tiene la finalidad de salvaguardar que la propaganda electoral sea realizada
conforme a los principios de igualdad, equidad y competitividad. Situación
distinta es el caso del tipo penal de inducción al voto. Si bien se tutela el
Derecho al sufragio, esta protección significa que se desea salvaguardar la
capacidad del elector de determinar libremente su voto. Mientras que la sanción
administrativa está orientada a proteger el proceso electoral -específicamente la
igualdad de condiciones en la justa electoral- el tipo penal está orientado a
proteger el derecho del elector. Ergo, si bien ambas A vertientes forman, en
sentido amplio, parte del derecho al sufragio, son, en sentido estricto, bienes
jurídicos particularmente diferentes.

Grado de afectación del bien jurídico

Trigésimo quinto.- El delito de inducción al voto es un delito de peligro.


Bastaría para su configuración el peligro de que se limite el derecho al sufragio
de las personas sobre las que se ejerce la conducta inductora o que solo suponga
una amenaza más o menos intensa para el objeto de la acción. Ahora bien,
corresponde determinar si se trataría de un delito de peligro concreto o de
peligro abstracto.

En los delitos de peligro abstracto, la sola peligrosidad típica de una acción es


motivo para su penalización, sin que en el caso concreto se haga depender la
punibilidad de la producción real de un peligro, mientras que en los delitos de
peligro concreto la realización del tipo presupone que el objeto de la acción se
haya encontrado realmente en peligro en el caso individual, o sea que, si no se
produce la afectación, la conducta sea irrelevante desde el punto de vista penal.

En el tipo penal, motivo de análisis, considerando que el bien jurídico tutelado


es de carácter general, cualquier nivel de interacción podría, de modo abstracto,
afectarlo, lo cual en virtud del principio de lesividad no es admisible. En ese
sentido, se requiere que la conducta desempeñada por el autor no solo ponga en
peligro el bien jurídico sino que, en el caso individual, la propuesta de ventaja,
dádiva o promesa tenga la entidad suficiente de modo que sea idónea para
inducir la determinación del voto en un sentido estipulado.

7. Casación 96-2014, Tacna: Precedente sobre la valoración de la prueba en


segunda instancia

La Casación 96-2014, Tacna se publicó en el diario oficial El Peruano, el 25 de


mayo de 2017, a través de ella la Corte Suprema estableció como doctrina
jurisprudencial vinculante los fundamentos quinto, sexto, octavo, noveno,
décimo segundo y décimo tercero de la resolución.

Quinto. En un sistema de sana crítica la valoración de la prueba no se deja


librada a la íntima convicción del juez, al contrario, debe valorarla teniendo en
consideración las circunstancias cambiantes locales y temporales, así como las
particularidades del caso concreto, mediante una valoración razonada, la que
debe ser motivada, a través de criterios normativos que sirven al juez en una
actitud prudente y objetiva con la finalidad de emitir juicios de valor.

Sexto. En este sistema la prueba personal debe valorarse, más que sobre la base
de las emociones del declarante, sobre el testimonio del mismo, así se
analiza: i) La coherencia de los relatos, empezando por la persistencia en su
incriminación, sin contradicciones. ii) La contextualización del relato, es decir,
que ofrezca detalles de un marco o ambiente en que se habrían desarrollado los
hechos del relato. iii) Las corroboraciones periféricas, como otras
declaraciones, hechos que sucedieran al mismo tiempo, etc. iv) Existencia de
detalles oportunistas a favor del declarante.
Octavo. La instancia recursiva implica una serie de limitaciones: al objeto de
conocimiento, como son: lo que piden los recurrentes, a través de sus agravios;
la incorporación de prueba, pues solo se admite la nueva; la valoración de la
prueba personal, pues por designio del inciso dos del artículo cuatrocientos
veinticinco del Código Procesal Penal el Tribunal de Apelación no puede variar
el resultado probatorio sobre la prueba personal realizada en primera instancia,
si no hay prueba nueva.

Noveno. Picó i Junoy ya había puesto de relieve esta temática en la


jurisprudencia española, estableciendo la excepción cuando el razonamiento
judicial de instancia sea ilógico, irracional, arbitrario, incongruente, absurdo,
contraria a las máximas de experiencia o a las reglas de la sana crítica, etc.

Décimo Segundo. La contradicción a la que se refiere la jurisprudencia


vinculante es a la que se aprecia en la misma manifestación, no a la
comparación que se hace entre las diversas que se hubieran prestado en el
transcurso del proceso.

Décimo Tercero. Sin embargo, la falta de coherencia entre una declaración y


otra debe ser analizada y valorada cuando estas versiones son apreciadas con
manifiesto error o la apreciación infringe las reglas de la lógica, ciencia y
máximas de la experiencia, de otra forma se estaría revalorando la prueba y no
un control de la valoración.

8. Casación 458-2015, Cajamarca: Caso Yanacocha vs. Máxima Acuña

La Casación 458-2015, Cajamarca se publicó en el diario oficial El Peruano, el


20 de mayo de 2017, a través de ella la Corte Suprema estableció como doctrina
jurisprudencial los considerandos séptimo, octavo, noveno, décimo segundo,
décimo cuarto, décimo octavo, décimo noveno y vigésimo de la resolución.

Séptimo: El artículo 54 inciso 2 del Código Procesal Penal señala que: “La
recusación será interpuesta dentro de los tres días de conocida la causal que se
invoque. En ningún caso procederá luego del tercer día hábil anterior al fijado
para la audiencia, la cual se resolverá antes de iniciarse la audiencia. No
obstante ello, si con posterioridad al inicio de la audiencia el Juez advierte -por
sí o por intermedio de las partes- un hecho constitutivo de causal de inhibición
deberá declararse de oficio”. Asimismo, el inciso 3) señala que: “Cuando se
trate del procedimiento recursal, la recusación será interpuesta dentro del tercer
día hábil del ingreso de la causa a esa instancia”. Que debe interpretarse
sistemáticamente y teleológicamente el inciso segundo del artículo 54 del Código
Procesal Penal referido a que la recusación será interpuesta dentro de los tres
días de conocida la causal que se invoque, con el inciso 3 del mismo dispositivo
e inclusive la última parte del inciso segundo del mismo artículo cuando señala
“Si con posterioridad al inicio de la audiencia el Juez advierte, por si o por
intermedio de las partes, un hecho constitutivo de causal de inhibición deberá
declararse de oficio”, conforme al Artículo VII inciso 3, ultima parte, del Título
Preliminar del Código Procesal Penal, en cuanto señala “La interpretación
extensiva y la analogía quedan prohibidos mientras no favorezcan la libertad del
imputado o el ejercicio de sus derechos”.

Octavo: a) De tal forma que en segunda instancia también corresponde


computar el plazo de recusación dentro de los 3 días de conocida la causal que
se invoque; b) Correspondiendo a la parte recusante demostrar tal fecha de
conocimiento reciente de la causal que invoca, cumpliendo con la diligencia
profesional, que permite el equilibrio entre garantías y eficiencia, para no
afectar el derecho de defensa de la contraparte, generando incidencias que
dilaten la solución del proceso cuando ya precluyó tal derecho.

Noveno: a) Que la resolución N° 365-2012-PCNM, del 19 de junio de junio de


2012, de ratificación al juez Bazán Cerdán, fue de público conocimiento en el
portal web de la página del Consejo Nacional de la Magistratura; y habiendo
transcurrido dos años y tres meses, el 25 de septiembre de 2014, la actora civil
que recusa, solicita la copia certificada de la comunicación cursada por el
Secretario de la Organización de la Central Única de Rondas Campesinas del
Perú -CUNARC- que respaldó en su ratificación ante el CNM al juez Jorge
Bazán Cerdán, para acreditar la causal que invocó e interponer la recusación
ante la Sala de Apelaciones, el 30 de septiembre 2014.

b) Que el artículo 39 del Reglamento del Proceso de Evaluación Integral


y Ratificación de Jueces del Poder Judicial y Fiscales del Ministerio Público, N°
635-2009-CNM, del Consejo Nacional de la Magistratura establece que: “La
resolución motivada que decide la ratificación o no ratificación se notifica en
forma personal al magistrado y, se ejecuta, una vez que haya quedado firme,
poniéndose en conocimiento del Presidente de la Corte Suprema de Justicia de
la República o del Fiscal de la Nación, según corresponda, y es publicada en la
sección respectiva del Diario Oficial “El Peruano” y en el portal web del
CNM”.

c) En la Apelación N° 02-2009, La Libertad, de la Sala Penal Permanente, del


26 de junio de 2010 -Proceso Especial contra el Ex Fiscal Provincial Eduardo
Gustavo Segura Rojas de Pacasmayo, ante una solicitud de prueba nueva,
estableció en su considerando cuarto: “Que el encausado recurrente afirma que
la prueba que ofrece no pudo presentarla al inicio del juicio oral porque recién
la conoció en pleno desarrollo del plenario. Sin embargo, es de tener en cuenta
que en este supuesto el proponente ha de demostrar que la falta de proposición
oportuna se debió a circunstancias ajenas a su voluntad. En el presente caso es
evidente que este supuesto excepcional no se presenta. Esta prueba pudo y debió
ser propuesta en primera instancia, desde que se trata de un documento que
aparecía colgado en el portal electrónico de Frecuencia Latina -de acceso
público- desde antes del ¡nielo del juicio y además había sido propalado
debidamente. No es lógicamente creíble el alegado desconocimiento. Por tanto,
debe inadmitirse la prueba ofrecida.”

d) La actora civil sostuvo que quería tener a la vista, la carta que envió la
CUNARC al Consejo Nacional de la Magistratura, lo que pudo solicitar
inmediatamente después de la publicación en el portal del CNM, de la resolución
N° 365-012-PCNM, del 19 de junio de 2012, que ratificó al juez Bazán, que
hacía alusión a la referida carta de la CUNARC, información de acceso público
a cualquier ciudadano, por lo que su argumento, no califica como de recién
conocimiento a la fecha en que la solicitó. Siendo que a causa ingresó a segunda
instancia el 26 de agosto de 2014 y la recusación contra el juez Superior Bazán
Cerdán, se interpuso el 30 de septiembre de 2014, por lo que fue extemporánea.
Lo contrario afectaría el principio de legalidad, al juez predeterminado por Ley
y de seguridad jurídica.

Décimo segundo: Que el artículo 422°, inciso 2, acápite a) del Código Procesal
Penal, referidos a la prueba en segunda instancia prescribe: Sólo se admitirán
los siguientes medios de prueba:
a) Los que no se pudo proponer en primera instancia por desconocimiento de
su existencia; en ese sentido “Para el aporte de prueba en segunda instancia
prima el desconocimiento y no las razones por las que se interpone la misma”,
así como “de lo que se trata es de nuevos hechos acaecidos con posterioridad al
trámite procesal de la prueba en juicio”, por lo que “solo se admiten los
siguientes medios de prueba: a) Pruebas cuya existencia se desconocía: Se trata
de pruebas cuya existencia no conocía el recurrente y, por tanto, no pudo
solicitar que se practicaran, o bien aquellas otras que, conociendo su existencia,
no pudo proponerla, por carecer de disponibilidad sobre la misma. Se excluyen
los medios probatorios que estaban disponibles en el momento del juicio. En
rigor, dice Gimeno, se trata de supuestos de imposibilidad de proposición de
prueba debiendo únicamente, bien a la aparición de hechos nuevos acaecidos
con posterioridad al trámite procesal de prueba en el juicio (nova producta),
bien a la existencia de hechos que, no obstante ser de fecha anterior a dicho
trámite preclusivo, hubieren legado a conocimiento del recurrente en un
momento posterior (nova reperta)”[3]. Asimismo “Una primera regla general
de admisibilidad de pruebas en segunda instancia estriba en que los medios de
prueba ofrecidos tiendan a demostrar de forma directa la inocencia o
culpabilidad del encausado, o que vayan dirigidas a la demostración de lo
veracidad de unos hechos que de forma indirecta supongan, por aplicación de
criterios lógicos, la inocencia o culpabilidad del acusado. No se admitirá, fuera
de ese período, nueva prueba documental, pues los supuestos tasados que
incorpora el artículo 422 NCPP no lo aceptan; su admisión supondría negar la
contradicción a que tienen derecho las demás partes”[4]. En consecuencia la
existencia de hechos anteriores desconocidos deben ser acreditados,
especialmente si son pruebas de hechos relevantes, admitir lo contrario sería
aceptar nuevas pretensiones.

Décimo cuarto: a) En el caso de autos no se ha demostrado ello, cuando


presentaron:

i) La impresiones de fotos aéreas de formato 23 cm. x 23 cm, de fecha de vuelo


15/08/2000 (…) otra del 24/09/2011, tomadas con anterioridad al traslado de la
acusación.
ii) La Carta remitida por Horizons South del 15 de octubre de 2014, donde hace
llegar a la actora civil reproducciones de imágenes aerofotografías de la región
Cajamarca de los años 2000 y 2011.
¡i¡) Las impresiones de tomas aéreas de Google Earth correspondiente a los
años 2004, 2007 y 2010.

b) La actora civil pudo tener conocimiento anteriormente de los medios


probatorios recién ofrecidos, pues solicitó con fecha 15 de octubre de 2014 a la
empresa Horizons South América, las impresiones de fotografías de los años
2000 a 2011, obrante a fojas 769, presentadas recién en su escrito del 17 de
octubre de 2014, y estando a la fecha que corresponde a cada uno de las fotos,
que adjuntó con una Carta, su desconocimiento para haberlas propuesto en
primera instancia se encuentra desacreditado, no habiendo vulneración alguna
al derecho a la prueba.

Décimo octavo: Que la fuente legislativa del tipo de usurpación se encuentra


estipulado en el artículo 181 del Código Penal Argentino, que prescribe “I. Que
por violencia, amenazas, engaños, abusos de confianza o clandestinidad
despojare a otro, total o parcialmente, de la posesión o tenencia de un inmueble
o del ejercicio de un derecho real constituido sobre él, sea que el despojo se
produzca invadiendo el inmueble, manteniéndose en él o expulsando a los
ocupantes.”

Décimo noveno: Que el bien jurídico protegido, referido a la tutela del


patrimonio, con este término se alude, en general, al conjunto de bienes
pertenecientes a una persona natural o jurídica, o afectos a un fin, y que son
susceptibles de estimación económica. En concreto, en el delito de usurpación
“Lo que se protege en forma concreta el uso y disfrute de los derechos reales,
esencialmente la posesión, que se ve mermada y atacada cuando la victima es
sacada del bien inmueble.” Asimismo Donna señala: “El bien jurídico -la
propiedad- no se protege solo en relación al título de dominio del inmueble o en
referencia al derecho real, sino también en relación al hecho de la tenencia,
posesión o cuasi posesión a que el titulo confiere el derecho, o de la tenencia o
posesión ejercida sin título que dé derechos a ellos”[9], en consecuencia, este se
da cuando se desplaza al sujeto pasivo y se impide que realice actos propios de
la ocupación que venía ejercitando. Que la particular conducta contenida en el
inciso 2), la violencia, implica también el ataque a la libertad personal, la vida,
el cuerpo y la salud de los ocupantes del bien inmueble, por lo que habría que
identificar un bien jurídico complejo.
Vigésimo: Dentro del ámbito de protección de la norma, se protege la posesión,
entendida como el estado de hecho, consistente en mantener el dominio de tacto
sobre la totalidad o una parte del bien inmueble, el despojo viene a ser su
negación, entendida como el estado de desposesión del bien inmueble; esto es,
como la posibilidad de ejercer el dominio sobre un bien poseído legítimamente.
Y la conducta típica, de despojo, tiene entonces por finalidad, prohibir el
desposeer del dominio de hecho sobre el bien inmueble, pero entendiendo que la
desposesión, al igual que la posesión en un estado de hecho, que se expresa en
un período de tiempo, y no en un momento específico. Lo que busca proteger por
ende es la capacidad de ejercicio y goce sobre el bien inmueble. Por tanto, el
ámbito de protección de la norma se extenderá tanto tiempo como se mantenga
el estado de desposesión. En este sentido “El despojo mediante violencia física
se da cuando la ocupación del inmueble es adquirida o mantenida por vías de
hecho”, siendo que implica una doble consecuencia: Que el tenedor del bien,
debe resultar desplazado y, por otro lado, que el usurpador debe haber realizado
esa exclusión por medio de actos que lo habiliten a permanecer en la ocupación
del predio, en este caso mediante la violencia que se da sobre las personas y las
cosas.

9. R.N. 2504-2015, Lima: Precedente vinculante sobre el delito de estafa

El R.N. 2405-2015, Lima se publicó en el diario oficial El Peruano, el 19 de


mayo de 2017, a través de ella la Corte Suprema estableció como precedente
vinculante los considerandos décimo primero, décimo segundo, décimo tercero,
décimo cuarto, décimo quinto, décimo octavo, vigésimo quinto y vigésimo sexto
de la resolución.

Décimo primero: La hermenéutica jurídica, sin embargo, reconoce de manera


mayoritaria que el método jurídico, no se agota en una simple constatación
silogística de un hecho concreto en relación con una formulación legal
abstracta. En ese sentido, por ejemplo, resulta incorrecta la forma en que cierto
sector de la doctrina nacional desarrolla el delito de estafa, esto es, como una
mera secuencia de elementos [engaño, error, disposición patrimonial y provecho
¡lícito] Vinculados por un nexo causal. El juez penal no se limita a verificar una
conducta causalmente vinculada a un resultado lesivo, sino que
fundamentalmente determina, con base en criterios jurídico-penales; si a
conducta del autor ha generado un riesgo penalmente prohibido y si ese riesgo
es el que se ha realizado en el resultado acaecido.

Décimo segundo: En el presente caso, sin embargo, el Tribunal de grado


inferior se ha limitado a constatar la existencia de un engaño Causal, esto es, un
engaño que resultó eficaz para producir un error, un perjuicio patrimonial, y un
provecho ilícito. Ahora bien, si se exige que el “engaño” propio de la estafa,
constituya un “riesgo típicamente relevante” para el patrimonio, podrá llegarse
a la conclusión de que hay engaños causales que son típicos y otros engaños
causales que no lo son. La tipicidad del engaño, por tanto, no es cuestión de
causalidad, sino de imputación objetiva.

Décimo tercero: Al momento de analizar la tipicidad en los procesos por estafa,


el juez penal no debe preguntarse “¿quién causó el error de la víctima?” sino
“¿quién es competente por el déficit de conocimientos –error– de la víctima?”.
Aunque un caso llegue a los tribunales y el juzgador o el fiscal sepan
(inevitablemente) a qué condujo en efecto el engaño (si hubo error o no y, en
consecuencia, perjuicio patrimonial), pues el enjuiciamiento de los hechos tiene
los conocimientos adquiridos ex post; esos conocimientos deben suprimirse a la
hora de enjuiciar si el comportamiento del autor fue típico. Que se produzca el
resultado, es una cuestión que está en un nivel de análisis distinto y posterior, en
el que se trata simplemente de ver sí el riesgo de perjuicio patrimonial se
cristalizó o no en el resultado. Lo que debe verificarse, en primer término, es si
el engaño de la víctima puede imputarse objetivamente al autor.

Décimo cuarto: El delito de estafa protege el patrimonio, como poder


jurídicamente reconocido de interacción en el mercado. De acuerdo con la
configuración normativa de este mercado, en el contexto de nuestra sociedad
actual, el sujeto que realiza un acto de disposición, muchas veces, no accede
personalmente a toda la información que necesita para tomar sus decisiones
económicas. En ese sentido, aquél que interactúa económicamente, se ve en la
necesidad de confiar en otros que sí tienen acceso a esa información. Es por
ello, precisamente, que mediante el tipo penal de estafa se busca garantizar un
cierto grado de información veraz, para que el acto de disposición sea libre y,
con ello, el patrimonio sea fuente de libertad para el titular; conservando, así, la
estructura normativa del mercado.
Décimo quinto: Ahora bien, ¿qué criterio orienta el reparto de incumbencias
respecto a la averiguación de la información? De acuerdo con la más
recientemente elaborada dogmática jurídico-penal es el criterio de la
accesibilidad normativa, el que permite delimitar los ámbitos de competencia
respecto de la superación del déficit de información que permita interactuar de
forma libre en el mercado. Hay accesibilidad normativa cuando el disponente
tiene, por una parte, acceso a la información que necesita para tomar su
decisión de disposición y goza, por otra, de los conocimientos necesarios para
descifrarla. En caso de que haya accesibilidad normativa de la información para
el disponente, incumbe a este último averiguarla.

Décimo octavo: El artículo 2012° del Código Civil consagra el Principio de


publicidad registral, según el cual: “Se presume, sin admitirse prueba en
contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido de las
inscripciones”. Se trata de un disposición normativa que consagra una
presunción iure et de iure, esto es, una presunción que no admite prueba en
contrario. Por tanto, quien interactúa en el mercado de bienes registrables -en
este caso, de los automóviles-, tiene la carga de conocer el contenido de las
inscripciones; lo cual es una información que se encuentra normativamente
accesible a la persona que pretende realizar una disposición patrimonial. Esta
carga de cuidado fue infringida por los afectados. En consecuencia, existe
competencia de la víctima.

Vigésimo quinto: La delimitación entre delito de estafa e ilícito civil, derivado


del incumplimiento de obligaciones contractuales, no se encuentra supeditada al
elemento subjetivo; esto es, resulta incorrecto establecer una delimitación
atendiendo a si el autor tenía dolo antes o después de celebrar el contrato. Esta
posición resulta incorrecta, por cuanto la determinación de la relevancia penal
de un comportamiento, no empieza por la esfera interna del autor. El Derecho
Penal, recién se pregunta por la esfera interna –dolo, imprudencia y
culpabilidad en sentido estricto– después que ha tenido lugar un
comportamiento externo socialmente perturbador. En otras palabras, la
delimitación entre estafa e incumplimiento contractual se verifica en el ámbito
de la tipicidad objetiva.

Vigésimo sexto: El engaño es un elemento que se presenta, no solamente en la


estafa sino también en las relaciones contractuales civiles o de carácter
mercantil. En estos casos, el operador de justicia tiene que delimitar quien es
competente por la situación de error de la víctima; esto es, si incumbía a esta
última agenciarse de la información normativamente accesible; o si era
competencia del autor, en virtud de un deber de veracidad, brindarle a la víctima
los conocimientos necesarios para su toma de decisión respecto de la disposición
de su patrimonio. En el primer caso, no se configurará el delito de estafa, por
cuanto el perjuicio patrimonial es competencia del propio disponente
(competencia de la víctima); por tanto, los hechos serán ventilados en la vía
extra penal que corresponda. En el segundo caso, una vez verificado que ha
existido la infracción a un deber de veracidad, y la realización del riesgo en el
resultado, entonces podrá imputarse la comisión del delito de estafa, atendiendo
a criterios objetivos como la idoneidad del contrato, o su forma de celebración,
para bloquear el acceso de la víctima a la información normativamente
accesible; o para generar en aquella una razón fundada de renuncia a ciertos
mecanismos de autoprotección relevantes para su toma de decisión.

10. Casación 499-2014, Arequipa: Solución de anular condena dictada en


primera y segunda instancia es excesiva

La Casación 499-2014, Arequipa, publicada el 19 de mayo de 2017 en el diario


oficial El Peruano, estableció como doctrina jurisprudencial vinculante los
fundamentos décimo segundo y décimo tercero de la parte considerativa de la
resolución.

Décimo segundo. Habida cuenta que el Juez no puede dejar de resolver, la única
solución provisional posible es declarar nula la sentencia recurrida, pues de
otra forma se afectaría el citado derecho, proceder que encuentra refuerzo si se
considera que en ningún caso esta Corte Suprema convalidó la condena del
absuelto.

Décimo tercero. Sin embargo, la solución de anular el fallo condenatorio


dictado en primera y segunda instancia es excesiva, pues una de las facultades
de la Sala de Apelaciones frente al recurso respecto a la sentencia absolutoria es
confirmarla, conforme con el artículo 425 del Código Procesal Penal y esta
Corte Suprema que lo hizo en las sentencias Casatorias número 385-2013-San
Martín y 40-2012-Amazonas. Incluso en el Código de Procedimientos Penales,
que prohíbe la condena del absuelto por exigencias de inmediación, también
prevé que se confirme la absolución.

11. Casación 23-2016, Ica: Defectos administrativos en proceso de


contratación en situación de emergencia no son suficientes por sí solos para
acreditar responsabilidad penal de los intervinientes

La Casación 23-2016, Ica fue publicada en el diario oficial El Peruano el 8 de


junio de 2017, a través de la que se estableció doctrina jurisprudencial los
fundamentos 4.13, 4.14, 4.15, 4.26, 4.27, 4.28, 4.30 y 4.31.
4.13. Con respecto al medio de prueba señalado, no nos encontramos frente a un
testigo experto, pues se trataba de órganos de prueba encargados de emitir un
dictamen sobre aspectos jurídicos en torno a la aplicación de las normas del
Derecho Administrativo al caso concreto, tienen la condición de peritos. La
segunda prueba postulada, efectivamente, se trató de un testigo experto, pues es
una persona que -aparentemente y según lo postulado- tuvo un contacto directo
con el hecho imputado, ya que formaba parte del SINAGERD -órgano
encargado de la gestión de Riesgos- del Gobierno Regional de Ayacucho, creado
mediante la ley N° 29664.

El objeto de ambos medios de prueba, sobre todo del segundo, era “Señalar la
necesidad de utilizar la información técnica del SINAGERD, a efectos de
determinar la existencia de una situación de emergencia. Planteado de esta
manera, la necesidad de probar la utilidad de dicha información del
SINAGERD, ya era conocida antes de iniciar el juicio oral y -por tanto-
pudieron ser postulados oportunamente. En consecuencia, no debería n de ser
admitidos como regla general.

4.14. Ahora bien, los medios probatorios mencionados no buscan acreditar


elementos fácticos, sino estrictamente jurídicos. En concreto, si es que el informe
aludido debía o no servir -jurídicamente- para determinar la existencia de
una situación de emergencia.

4.15. En sentido estricto, se ha entendido tradicionalmente que la parte jurídica


no puede ser objeto de prueba, pues admitir prueba sobre aspectos jurídicos
podría ir contra la presunción de conocimiento del Derecho por parte del
Magistrado. Sin embargo, dado el avance normativo actual y la alta
especialización de los diversos sectores del ordenamiento jurídico, es posible
admitir excepcionalmente informes de esta naturaleza, siempre que versen sobre
instituciones, regulaciones o decisiones jurídicas, en el ámbito comparado, en
tanto que si se trata de informes jurídicos relacionados con interpretaciones de
derecho nacional no podrían tener valor probatorio. En todo caso, puede
considerárseles como argumentos de defensa y tienen un valor meramente
referencial.

4.26. En el caso concreto, se ha de determinar la definición de grave peligro, en


un contexto específico de declaración de situación de emergencia. Es
preciso señalar el contexto en el que se habla de determinado tema, más aún de
un concepto que descontextualizado suele ser muy subjetivo. En ese sentido, se
advierte que,
conforme al artículo 22 de la Ley de Contrataciones con el Estado, vigente en el
momento de los hechos, la situación de emergencia es definida como:

“Artículo 22.- Situación de emergencia.- Se entiende como situación de


emergencia aquella en la cual la entidad tenga que actuar de manera
inmediata a causa de acontecimientos catastróficos, de situaciones que
supongan grave peligro de necesidad que afecten la defensa nacional. En este
caso la Entidad queda exonerada de la tramitación de expediente administrativo
y podrá ordenar la ejecución de lo estrictamente necesario para remediar el
evento producido y satisfacer la necesidad sobrevenida, sin sujetarse a los
requisitos formales de la presente Ley. El Reglamento establecerá los
mecanismos y plazos para la regularización del procedimiento
correspondiente. El resto de la actividad necesaria para completar el objetivo
propuesto por la Entidad ya no tendrá el carácter
de emergencia y se adquirirá o contratará de acuerdo a lo establecido en la
presente Ley.”

En ese sentido, es previsto por el artículo 128 del derogado Reglamento de la


Ley de Contrataciones (D.S. N° 084-2008-EF), vigente en la fecha de los hechos,
el
cual señala que: “Artículo 128.- Situación de Emergencia En virtud de
acontecimientos catastróficos, de situaciones que supongan grave peligro, o que
afecten la defensa y seguridad nacional, la Entidad deberá contratar en forma
inmediata lo estrictamente necesario para prevenir y atender los requerimientos
generados como consecuencia directa del evento producido, así como para
satisfacer las necesidades sobrevinientes.
Posteriormente, deberá convocar los respectivos procesos de selección. Cuando
no corresponda realizar un proceso de selección posterior, en el informe técnico
legal respectivo se debe fundamentar las razones que motivan la contratación
definitiva.

Toda contratación realizada para enfrentar una situación de emergencia deberá


regularizarse dentro de los diez (10) días hábiles siguientes de efectuada la
entrega del bien o la primera entrega en el caso de suministros, o del inicio de la
prestación del servicio o del inicio de la ejecución de la obra, incluyendo el
proceso en el Plan Anual de Contrataciones de la Entidad, publicando la
resolución o acuerdo correspondientes y los informes técnico y legal
sustentatorios en el SEACE, debiendo remitir dicha información a la Contraloría
General de la República, así como emitiendo los demás
documentos contractuales que correspondan según el estado de ejecución de las
prestaciones.”

4.27. Conforme lo observado, en la normativa que regula la situación de


emergencia, no se define, ni precisa qué se debe entender por grave peligro,
dejando ello aparentemente a una libre interpretación. Sin embargo, siendo una
cuestión de carácter jurídico, conviene verificar si existe alguna entidad u
organismo que sea
especializado en determinar un grave peligro que pueda generar una situación
de emergencia.

4.28. El artículo 1 de la Ley Nª 29664 -“Ley que crea el Sistema Nacional de


Gestión del Riesgo de Desastres”-, publicado el 19 de febrero de 2011, establece
lo siguiente:
“(Se crea) el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Sinagerd)
como sistema interinstitucional, sinérgico, descentralizado, transversal y
participativo, con
la finalidad de identificar y reducir los riesgos asociados a peligros o minimizar
sus efectos, así como evitar la generación de nuevos riesgos, y preparación y
atención
ante situaciones de desastre mediante el establecimiento de principios,
lineamientos de política, componentes, proceso e instrumentos de la Gestión del
Riesgo de Desastres.” Teniendo dentro de sus objetivos principales: “a) La
identificación de los peligros, el análisis de las vulnerabilidades y el
establecimiento de los niveles de riesgo para la toma de decisiones oportunas en
la Gestión del Riesgo de Desastres.” (Véase artículo 8 de la citada Ley).

4.30. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI),


es la institución encargada de determinar el riesgo –nivel- de desastre generado
por
lluvias. En este punto, es necesario precisar que la OSCE no es la institución
competente para afi rmar o negar la existencia de un peligro grave –que
generará una situación de emergencia-; asimismo, lo señala este organismo
en repetidas opiniones técnica emitidas, como por ejemplo la Opinión Nª 084-
2014/DTN, que, en su fundamento Nº 2.1.1, señala que: “En primer lugar, debe
indicarse que, conforme a lo
señalado en los antecedentes de la presente opinión, las consultas que absuelve
el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) son aquellas
consultas genéricas referidas al sentido y alcance de la normativa de
contrataciones del Estado; en esa medida, en vía de consulta, este Organismo
Supervisor no puede
determinar si una situación en específi co confi guraría la causal de exoneración
por situación de emergencia, pues ello contravendría el literal j) del artículo 58
de la Ley.”

4.31. Por lo que, ante la necesidad de probar la idoneidad de una situación de


emergencia, corresponderá verificar a qué clase de grave peligro se refiere ésta,
y
dependiendo de ello la institución u organismo encargado en determinar científi
camente si es o no en efecto un peligro grave.

Como se puede advertir, la determinación del concepto de peligro grave a


efectos de dictaminar una situación de emergencia requiere pasar por un
proceso entre
instituciones especializadas en la materia –SINAGERD, entre otras- que no
involucra a organismos consultores –de opinión- como el OSCE cuya
especialidad es otra –
Normativa referida a la contratación del Estado-. El OSCE no es competente
para la determinación de la existencia del peligro, pues el peligro no se
determina sobre la base de un criterio jurídico, sino a través de la verificación
un criterio técnico (riesgo de un daño grave).

Siendo el objeto de prueba una situación que amerita conocimientos


especializados como lo es la determinación del peligro grave para determinar
una situación de emergencia, se advierta que ello no depende de un criterio
jurídico, sino -ante todo- técnico. En el caso concreto, la entidad competente
para emitir dicho criterio
técnico es el SINAGERD, y las instituciones relacionadas como el SENAMHI. Si
ellas determinaban la existencia de un peligro, entonces debía presumirse la
realidad e
inminencia del mismo.

12. R.N. 2479-2016, Áncash: Habitualidad y concurso real de delitos

El R.N. 2479-2016, Áncash fue publicado en el diario oficial El Peruano el 23 de


agosto de 2017, en el que estableció como precedente vinculante los
fundamentos décimo octavo y décimo noveno de la ejecutoria suprema.

Decimoctavo. Sin perjuicio de ello, se advierten deficiencias en la dosificación


de las penas impuestas a los encausados Pérez Gálvez y Rodríguez Diestra. Al
respecto, cabe señalar que el Colegiado Superior, al analizar dicho aspecto (ver
fundamento jurídico cinco nueve) aplicó incorrectamente el sistema de tercios
previsto en el artículo cuarenta y cinco-A, del Código Penal, al dosificar la
sanción dentro del tercio intermedio, a pesar de haber señalado la
concurrencia de las circunstancias agravantes, la pena conminada por cada
delito, el concurso real de delitos y los antecedentes penales que registran ambos
procesados (ver certificados judiciales de fojas cuatro mil quinientos veinte y
cuatro mil quinientos veinticinco, tomo IV, respectivamente). Por tanto, no tomó
en cuenta que al existir un concurso real de delitos se debieron adicionar las
penas concretas parciales impuestas por cada delito integrante del concurso
real, tal y como lo establece el artículo cincuenta, del Código Penal, y el
Acuerdo Plenario número cuatro dos mil nueve/CJ-ciento dieciséis.
En efecto, del análisis de los cargos formulados por el delito de robo con
agravantes, cuya pena conminada es no menor de doce ni mayor de veinte años,
se advierte la comisión reiterada de varios delitos de esta naturaleza, con
relación al acusado Pérez Gálvez. Respecto al imputado Rodríguez Diestra, se
debió adicionar el delito de uso de documento falso, conminado con pena
privativa de libertad no menor de dos ni mayor de diez años y multa. Además, no
se detecta la concurrencia de circunstancias atenuantes ni causales de
disminución de punibilidad que justifiquen las penas privativas de libertad de
dieciséis y dieciocho años, respectivamente; por lo que correspondería
incrementarlas; sin embargo, al no haberlas cuestionado el representante del
Ministerio Público, este Supremo Tribunal está inhabilitado de reformarlas en
virtud del principio de prohibición de reforma en peor.

Decimonoveno. Cabe señalar que de la lectura de los supuestos fácticos


delictivos atribuidos a los procesados, se advierte que estos fueron
perpetrados los días trece, dieciséis y veintinueve de noviembre de dos mil diez.
Por tanto, al haberse realizado tres robos con agravantes se configura la
agravante cualificada de la habitualidad y de los efectos regulados en los
párrafos segundo y tercero, del artículo cuarenta y seis-C, del Código Penal.

La presencia de esta agravante cualificada altera el límite punitivo establecido


originalmente para el tercer delito perpetrado y se construye un nuevo marco
punible. Esto último representa un incremento equivalente a una mitad sobre el
máximo legal. Cabe destacar también que estos efectos han sido igualmente
desarrollados en el Acuerdo Plenario número uno-dos mil ocho/CJ-ciento
dieciséis (Fundamento Jurídico trece, literal c). Es más, ellos no son
incompatibles con la aplicación de las reglas del concurso real de delitos. No
obstante, al no haber demandado el representante del Ministerio Público la
aplicación de esta circunstancia agravante cualificada en su acusación escrita ni
en su recurso de nulidad, le resulta vedado a este Supremo Tribunal corregir tan
grave omisión.

13. Casación 1121-2016, Puno: Configuración del delito de falsificación de


documentos no exige materialización de un perjuicio
La Corte suprema, en la Casación 1121-2016, Puno, publicada en el diario
oficial El Peruanoel 15 de agosto de 2017, ha precisado que la configuración del
delito de falsificación de documentos (artículo 427 del Código Penal) no exige
la materialización de un perjuicio, siendo suficiente un perjuicio potencial.
Estableció como doctrina jurisprudencial los considerandos décimo, décimo
segundo y décimo tercero.

Décimo: Como se señaló el tipo penal de falsificación no presenta ambigüedad


en su redacción referente al perjuicio; pues señala claramente que para la
configuración del delito basta la potencialidad e idoneidad del mismo; así, en
uno de sus últimos pronunciamientos esta Corte Suprema mediante el Recurso
de Nulidad N° 2279-2014, Callao, en su fundamento jurídico N° 4.4, ha
señalado que: “la condición objetiva de punibilidad en esta clase de ilícitos es
la posibilidad de causar perjuicio al agraviado y no el perjuicio efectivopara
considerarse típico, por cuanto el bien jurídico que se tutela es el correcto
funcionamiento de la administración pública referido al tráfico jurídico
correcto. Así, para la configuración típica en un caso concreto se deberá
considerar como típica la sola potencialidad de perjuicio —no se requiere su
concretización—.

Décimo Segundo: El delito continuado, establecido en el artículo 49 del Código


Penal, conforme la regulación nacional prevé una agravante en la parte última
del primer párrafo, en función al sujeto pasivo del delito, señalando que: “(…)
Si con dichas violaciones, el agente hubiera perjudicado a una pluralidad de
personas, la pena será aumentada en un tercio de la máxima prevista para el
delito más grave”. Ello es conocido en doctrina como delito de masa o delito
colectivo, citada agravante requiere sancionar aquellas infracciones en que hay
multiplicidad de perjudicados, ya que el delito continuado fue dirigido a un
grupo indeterminado de personas a quienes se embauca con mismo artificio.

Décimo Tercero: Se requiere enfatizar que el delito masa implica tener como
sujeto pasivo a un conjunto de individuos que constituyen una colectividad, es
decir, debe existir un número elevado de perjudicados para poder determinar la
existencia de un delito masa. El clásico supuesto de configuración de un delito
masa son los fraudes colectivos, donde el sujeto pasivo no está representado por
una o dos personas, sino por una multitud o una pluralidad cuantiosa, muchas
veces indeterminada.
14. Casación 136-2015, Cusco: Fiscal debe devolver bien incautado si caso
fue archivado por no formalizar investigación preparatoria, siempre que
bien no sea intrínsecamente delictivo

Mediante la Casación 136-2015, Cusco, publicada el 15 de agosto en el diario


oficial El Peruano, la Corte Suprema estableció como doctrina
jurisprudencial los considerandos décimo, décimo cuarto, vigésimo sexto,
vigésimo séptimo y vigésimo octavo del rubro II.

Décimo. La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la


República declaró bien concedido el recurso de casación, solo por la causal de
errónea interpretación y falta de aplicación de la Ley penal o de otras normas
jurídicas necesarias para su aplicación, en este caso, sobre el artículo trece de
la Ley N° 28008 (Ley de delitos aduaneros), en específico sobre:

i) Pronunciarse sobre si es que es acorde a Ley que el juez para efectos de


devolver el vehículo incautado por delito de contrabando tenga que exigir una
sentencia absolutoria o un auto de sobreseimiento o si es que con la disposición
de archivo de la investigación preliminar se cumple este requisito;

ii) Determinar cuándo se está ante un bien intrínsecamente delictivo en el caso


de automóviles incautados por delitos de contrabando, es decir, si es que se
puede devolver el bien al tercero que lo adquiere de buena fe o si en todos los
casos los debe tener bajo custodia la Administración Aduanera.

Décimo cuarto. En el caso concreto, originalmente existió una disposición de no


formalización y continuación de investigación preparatoria; archivo de la
investigación que fue aprobado por el Fiscal Superior, pero actualmente por los
mismos hechos existe una investigación en la Fiscalía Provincial de Arequipa,
por lo que sigue en discusión si el carácter del bien es intrínsecamente delictivo,
por lo que de haberse descartado definitivamente tal carácter del bien, la cosa
decidida del Ministerio Público debe generar seguridad jurídica penal y real y
por lo tanto la devolución definitiva del bien.

Vigésimo sexto. De lo que se colige que la licitud de la obtención del vehículo en


mención sigue puesta a debate, no habiéndose desvirtuado aún la delictuosidad
intrínseca del mismo, si es que para el Ministerio Público, que conduce las
diligencias preliminares e investigación preparatoria formalizada continúa en
tal función, para que se establezca si efectivamente dicho bien constituye materia
de contrabando, al haber sido presuntamente ingresado al territorio nacional
vulnerando el control aduanero, y que no existe disposición fiscal definitiva que
desvirtúe la comisión de un delito y que el bien no sea intrínsecamente delictivo.

Vigésimo séptimo. En ese sentido, para el caso de vehículo automotor descrito


en «I. Fundamentos de Hecho», dentro del apartado «Itinerario de la causa en
primera instancia», punto primero, Placa de Rodaje V3J- 838, incautado por
delito de contrabando, conforme a la descripción típica prevista en el artículo 2°
de la Ley N°28008 -Ley de Los Delitos Aduaneros- conforme lo desarrollamos
en el punto «II. Fundamentos de Derecho», considerando décimo noveno, resulta
ser intrínsecamente delictivo, cuando las conductas se subsumen en cualquiera
de las conductas típicas que prevé tal disposición.

Vigésimo octavo. El vehículo automotor del caso concreto cuenta con


inscripción en Registros Públicos y viene siendo objeto de investigación en el
Distrito Fiscal de Arequipa, por ser ahí donde se procedió a su inscripción, no
cuenta con grabación original de chasis (regrabado) conforme al peritaje
realizado; por lo que no existe un archivo definitivo de la investigación que
descarte lo intrínsecamente delictivo del vehículo, porque aún no se ha podido
determinar el origen lícito al no contar con la documentación que sustente sus
características. Por lo que a pesar que frente a un archivo definitivo por no
formalización de investigación preparatoria consentida o aprobado por el Fiscal
Superior, el Juez de la Investigación Preparatoria tiene la facultad de decidir
sobre la devolución del bien incautado cuando su naturaleza no es
intrínsecamente delictiva, continuando en esclarecimiento fiscal, no resulta
conforme a ley la devolución del mismo, debiendo ser la administración
aduanera quien mantenga el depósito del vehículo.

15. Casación 912-2016, San Martín: Puede variarse de lesiones a homicidio


culposo si víctima fallece antes de acusación fiscal

La Casación 912-2016, San Martín, publicada el 15 de agosto de 2017 en el


diario oficial El Peruano, estableció que la consumación del delito de homicidio
culposo no requiere ser instantánea. Se requiere verificar mediante la teoría de la
imputación objetiva (especialmente la categoría del riesgo permitido) si el
resultado de la muerte independientemente del momento que se genere es causa
directa del actuar negligente del sujeto activo. Estableció como doctrina
jurisprudencial vinculante, los fundamentos jurídicos décimo
primero y décimo segundo de la ejecutoria.

Décimo Primero: Así, a efectos de la configuración del delito de homicidio


culposo no se exige que la muerte de la víctima sea inmediata, pudiendo darse en
un tiempo posterior -horas, días-. Lo que importa, es que el deceso sea
consecuencia directa del quebrantamiento del deber de cuidado del sujeto
activo. Descartándose, que la muerte se haya generado por factores externos -
negligencia médica, etc.- que extingan la responsabilidad por el resultado del
sujeto activo.

Décimo Segundo: Efectos procesales.- Considerando lo anterior, se requiere


precisar que los conceptos dogmáticos deben ser adecuados al trámite procesal
del caso concreto. En ese sentido, el proceso penal debe cumplir con ciertas
etapas que se ejecutan dentro de plazos legalmente establecidos. Así, cuando
producto de un accidente -generado por actuar negligente- el sujeto pasivo
resulta con lesiones graves y estos en el transcurso de las investigaciones no
generan la muerte del agraviado, la imputación que deberá realizar el
Ministerio Público deberá limitarse al resultado lesivo que puede constatar en el
momento; es decir lesiones –graves–. Por otro lado, si antes de efectuar la
acusación fiscal se ha podido constatar que el sujeto pasivo ha fallecido
producto del actuar negligente del sujeto activo, se imputará el delito de
homicidio culposo -sin importar que la muerte se genere al instante o tiempo
después del accidente-.

16. Casación 661-2016, Piura: Colusión agravada requiere que agente


perjudique o defraude de modo efectivo patrimonio del Estado

La Casación 661-2016, Piura, publicada el 15 de agosto de 2017 en el diario


oficial El Peruano, estableció como doctrina jurisprudencial vinculante los
fundamentos décimo quinto a décimo séptimo.
Décimo quinto: Asimismo, la diferencia que existe entre colusión simple y
agravada, estriba en que: “si la concertación es descubierta antes que se
defraude patrimonialmente al Estado, estaremos ante una colusión consumada,
pero por voluntad del legislador será simple; en cambio, si la concertación es
descubierta, luego que se causó perjuicio patrimonial efectivo al Estado,
estaremos ante una colusión consumada, pero por voluntad del legislador será
agravada”. Así, la colusión simple se consuma con la sola concertación, sin
necesidad que la administración pública sufra perjuicio patrimonial ni que se
verifique la obtención de ventaja del funcionario, pues el peligro de afectación al
patrimonio estatal es potencial, siendo suficiente que la conducta colusoria
tenga como propósito defraudar. Mientras que para configurarse la colusión
agravada es necesario que mediante concertación con los interesados, se
defraude patrimonialmente al Estado, esto es, causando perjuicio real o efectivo
al patrimonio estatal.

Décimo séptimo: Así también, en la colusión agravada se requiere que el agente


perjudique o defraude de modo efectivo el patrimonio del Estado, es decir, se
trata de un delito de resultado lesivo, donde el desvalor de la acción, esto es, la
concertación idónea, no es suficiente para configurar el delito, pues aquí se
exige la efectiva lesión o perjuicio al patrimonio del Estado -desvalor de
resultado-. Ahora bien, una prueba idónea que permite establecer el perjuicio
patrimonial concreto en una determinada entidad es la pericia contable, en tanto
sea concreta y específica. La importancia de la pericia contable para determinar
la efectiva afectación del patrimonio estatal ha sido resaltada en la
jurisprudencia del Corte Suprema; así, se estableció en la Casación N° 1105-
2011/SPP -fundamento jurídico N° 7- que señala: “la necesidad de una prueba
directa como el Informe pericial contable para establecer el perjuicio
patrimonial en el delito de colusión”.

17. Competencia 12-2017, Ica: Audiencia de apelación debe repetirse ante


otro colegiado si no se emitió fallo en el plazo legal

A través de la Competencia 12-2017, Ica, publicada en el diario oficial El


Peruano, el 31 de octubre de 2017, la Corte Suprema estableció precedente
vinculante el fundamento jurídico III.
III. Fundamentos del Supremo Tribunal

3.1. La competencia es objetiva, funcional, territorial y por conexión, que


precisa e identifica a los órganos jurisdiccionales que deben conocer un proceso
-conforme el artículo 19°, Inciso 1 y 2, del Código Procesal Penal-; y, la
contienda de competencia surgen en el proceso cuando durante su tramitación se
presentan problemas sobre la determinación de competencia -conforme el
artículo 42° y ss. del acotado Código-; siendo dos las situaciones: a) Positiva,
cuando dos o más jueces simultáneamente toman\conocimiento del mismo delito
y pretenden conocer de él; y, b) Negativa, cuando dos o más jueces
simultáneamente rehúsan tomar conocimiento del mismo delito. Así, se
determina que en el presente caso este Tribunal Supremo es competente para
dirimir la contienda de competencia, conforme el artículo 45°, inciso 3, del
Código Adjetivo, que indica: “La contienda de competencia entre Salas Penales
Superiores será resuelta por la Sala Penal Suprema”.

3.2. En la apelación de sentencias, durante la audiencia de apelación se


observarán, en cuanto sean aplicables, las normas relativas al juicio de primera
instancia, conforme el artículo 424°, inciso 1, del Código Adjetivo; además, rige
para la deliberación y expedición de la sentencia de segunda instancia lo
dispuesto, en lo pertinente, en el título 393° del citado Código e indica que el
plazo para dictar sentencia no podrá exceder de diez (10) días, conforme lo
prevé el artículo 425°, inciso 1, del Código Adjetivo.

3.3. En ese sentido, para la deliberación y emisión de la sentencia, el


ordenamiento procesal, remitiéndose a las normas relativas al juicio de primera
instancia, conlleva a considerar que una vez transcurrido el plazo sin que se
produzca el fallo, el juicio deberá repetirse ante otro órgano jurisdiccional,
conforme al precepto señalado en el artículo 392°, inciso 3, del Código Adjetivo.

3.4. En atención a ello, efectuando una interpretación sistemática del


ordenamiento procesal penal, este Tribunal Supremo considera que también
debe aplicarse el artículo 392°, inciso 3, del Código Procesal Penal, para casos
de apelación de sentencias, en el sentido que una vez transcurrido el plazo sin
que se produzca el fallo, la audiencia de Iqción deberá repetirse ante otro
Colegiado, a fin de emitirse la sentencia correspondiente, toda vez que durante
la audiencia de apelación se observan también las normas relativas al juicio de
primera instando, en armonía con el artículo 424°, inciso 1, del citado Código.

18. Casación 103-2017, Junín: El agraviado en el delito de conducción en


estado de ebriedad está representado por el Ministerio de Transportes y no
la fiscalía

Mediante la Casación 103-2017, Junín, publicada en el diario oficial El Peruano


el 20 de octubre de 2017, y declaró doctrina jurisprudencial los
fundamentos décimo noveno a vigésimo tercero.

Décimo noveno: A criterio de este Supremo Tribunal, en los delitos, en los


delitos contra la Seguridad Pública, previstos en el Título XII, del Libro
Segundo, del Código Penal, el sujeto pasivo o agraviado es la Sociedad, y debe
ser el Estado, el que la represente, porque en una sociedad políticamente
organizada, el Estado tiene el deber de defenderla, como indica el artículo 44 de
la Constitución Política del Perú, que señala: “Son deberes primordiales del
Estado: (…) proteger a la población de las amenazas contra su seguridad (…)”.
Población debe entenderse como sociedad humana y jurídicamente organizada,
a la que el Estado defenderá a través de sus Procuradores del sector
correspondiente. Un claro ejemplo de quién es el agraviado en estos delitos, lo
tenemos en el delito de Tráfico Ilícito de Drogas, que también es un delito de
peligro abstracto, que protege el bien jurídico Salud Pública, cuyo titular es la
Sociedad. En todos los procesos penales por dicho delito, se tiene como
agraviado al Estado y no a la Sociedad; igual sucede en el delito de Tenencia
Ilegal de Armas y otros. En realidad, en ningún proceso debe consignarse como
agraviada a la Sociedad, porque es un ente gaseoso y abstracto, que no tiene
personería jurídica; en ese sentido, el inciso 1 del artículo 94 del Código
Procesal Penal, no considera como agraviada a la Sociedad, solo hace
referencia al Estado. Por tanto, en los procesos en que se ha considerado como
agraviada a la Sociedad, entendida como asociación o grupo de personas, es
decir, un ente abstracto que está formado por la colectividad de personas
regidas por normas -Derecho- para su convivencia; corresponde su
representación al Estado, que es la organización social, política, coercitiva y
económica, conformada por un conjunto de instituciones [como los Fuerzas
Armadas, la Administración Pública, los Tribunales y la Policía, asumiendo el
Estado las funciones de defensa, gobernación, justicia, seguridad y otras, como
las relaciones exteriores] que tienen el poder de regular la vida en sociedad.

Vigésimo: Asimismo, en los procesos penales, el Estado -como ente legitimado


para representar a la Sociedad- ejerce la defensa de sus intereses a través de los
Procuradores Públicos, en virtud del artículo 47 de la Constitución Política del
Perú, según el cual: “La defensa de los intereses del Estado está a cargo de los
Procuradores Públicos, conforme a ley (…)” (El Procurador Público es un
abogado inscrito en un Colegio de Abogados que ejerce la representación del
Estado en un proceso judicial en defensa de sus derechos e intereses); es por
esta razón que la representación de la Sociedad agraviada, en este caso, debe
ser ejercida por el Procurador Público respectivo. Si bien el Decreto Legislativo
N.° 1326 -que reestructura el Sistema Administrativo de Defensa Jurídica del
Estado y crea la Procuraduría General del Estado- no especifica una
determinada Procuraduría que asuma la defensa de la Sociedad, en este tipo de
delitos, recurrimos a normas que han sido vulneradas y que son aplicables a un
sector del Estado que guarda relación con el bien jurídico puesto en peligro -
Seguridad Pública del tráfico-; tratándose de vehículos motorizados y de la
seguridad del tráfico rodado, esta representación corresponde al Ministerio de
Transportes y Comunicaciones, en virtud del artículo 16 de la Ley N.° 27181,
Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre-, según el cual: “El Ministerio
de Transportes, Comunicaciones, Vivienda y Construcción es el órgano rector a
nivel nacional en materia de transporte y tránsito terrestre” concordado con el
artículo 3 de la citada Ley, que refiere: “La acción estatal en materia de
transporte y tránsito terrestre se orienta a la satisfacción de las necesidades de
los usuarios y al resguardo de sus condiciones de seguridad y salud, como la
protección del ambiente y la comunidad en su conjunto”. Por estas razones, la
Procuraduría Pública del Ministerio antes referido tiene la legitimidad para
intervenir en los procesos por delito de conducción en estado de ebriedad o
drogadicción, en representación de la sociedad agraviada.

Vigésimo primero: Comprender a la Sociedad como agraviada no resultará


adecuado para los fines del proceso, por cuanto nadie la defenderá respecto de
su pretensión civil y estará limitada en los derechos que asisten a todo
agraviado. En efecto, si se niega al Estado la representación de la Sociedad,
como sostuvo el Juez de Investigación Preparatoria; el Ministerio Público
asumiría su representación y tendría que constituirse en actor civil para ejercer
sus derechos como agraviado. El Ministerio Público no podría solicitar su
constitución en actor civil, por cuanto asumiría dos posiciones procesales; una
de persecutor y otra de actor civil; el persecutor no puede ser agraviado a la
vez, salvo el caso de la querella de particulares. Entonces, lo racional y práctico
es considerar al Estado como agraviado, en todos los delitos cuyos agraviados
no sean personas naturales o jurídicas.

Vigésimo segundo: El Ministerio Público no puede ser representante de la


Sociedad en los procesos penales donde ésta figure como agraviada. Es un error
histórico y de praxis judicial que no tiene racionalidad. Si bien, el Ministerio
Público es considerado como representante de la Sociedad en virtud del artículo
159 de la Constitución Política del Perú; lo que es acogido por la Ley Orgánica
del Ministerio Público [Decreto Legislativo N° 052]; sin embargo, esta
representación se circunscribe al ejercicio de la acción penal pública, en virtud
del ius puniendi Estatal, como ente persecutor del delito y defensor de la
legalidad; atribución que se define de mejor manera en el nuevo modelo
procesal penal instaurado por el Código Procesal Penal de 2004, que instituye
la división de roles de los sujetos procesales, siendo el ofendido por el delito,
quien está legitimado para el objeto cvil del proceso. Cada órgano asume una
competencia bien definida, corresponde al fiscal controlar a la policía y al juez
controlar al Fiscal.

Como es sabido, el juez interviene en todo supuesto que implique dictar medidas
limitativas de derechos. Se señalan como las tres funciones básicas del Fiscal: la
titularidad de la acción penal, el deber de la carga de la prueba y la conducción
o dirección de la investigación; las mismas que deben ser ejercidas con
objetividad. En puridad, el Ministerio Público representará a la Sociedad en
juicio, para defender a la familia, a los menores, incapaces y el interés social;
conforme lo señala el artículo 1, del Decreto Legislativo N.° 052 [LOMP], dicha
defensa se plasma, por ejemplo, en la emisión de dictámenes en los procesos en
materia civil [tutela, patria potestad, filiación, divorcio, interdicción, etc.].

Vigésimo tercero: En consecuencia, estando a los argumentos antes esgrimidos,


este Supremo Tribunal considera que debe establecerse como doctrina
jurisprudencial: 1) En todos los procesos penales donde figura como agraviada
la Sociedad, sin perjuicio de modificarse el auto de apertura de instrucción, o,
en su caso la Disposición Fiscal de Formalización de Investigación
Preparatoria, precisando al Estado como agraviado; el representante legal será
el Estado, que se apersonará al proceso a través de sus Procuradores
correspondientes, teniendo todos los derechos del agraviado y actor civil, según
sea el caso. 2) En todos los delitos en que el agraviado no sea una persona
natural o jurídica; tendrá tal condición, el Estado, como Sociedad políticamente
organizada.

19. Casación 736-2016, Áncash: Juez reemplazado que presenció gran parte
del contradictorio puede volver e intervenir hasta la sentencia

La Casación 736-2016, Áncash fue publicada el 10 de noviembre de 2017, del


diario oficial El Peruano, estableció como desarrollo de doctrina
jurisprudencial los fundamentos 2.4.3 y 2.5.8.2 de la ejecutoria suprema.

2.4.3. De esta manera, el inciso segundo del artículo 359° del Código Adjetivo,
en relación a la concurrencia del Juzgador, establece lo siguiente: “Cuando el
juzgado es colegiado y deje de concurrir alguno de sus miembros siendo de
prever que su ausencia será prolongada o que le ha surgido un impedimento,
será reemplazado por una sola vez por el juez llamado por ley, sin suspenderse
el juicio, a condición de que el reemplazado continúe interviniendo con los otros
dos miembros. La licencia. Jubilación o goce de vacaciones de los jueces no les
impide participar en la deliberación y votación de la sentencia” -[El resaltado
es nuestro]–. Así, la ley es taxativa al señalar lo siguiente: i) Es viable el
reemplazo de un magistrado cuando esté en etapa de juzgamiento; ii) El nuevo
magistrado será el llamado por ley; iii) El reemplazo será por una sola vez;
y, iv) Se exige que el nuevo magistrado continúe interviniendo con los otros dos
miembros hasta la culminación de la causa en la instancia pertinente [quien es
el sujeto quo reemplazó al magistrado; que para una mejor aclaración
gramatical debió indicar “el reemplazante”]; y. v) La licencia, jubilación o goce
de vacaciones de los jueces no les impide participar en la deliberación y
votación de la sentencia.

2.5.8.2. Examen de necesidad. Sobre el particular, dos aspectos son claves de


analizarse bajo este sub principio: i) S¡ existen medios alternativos igualmente
idóneos para cumplir con el objetivo de Juez Natural; y, ii) Si tales medios no
afectan el principio de inmediación, o de hacerlo, la afectación es de menor
intensidad.

2.5.8.2.1. En el presente caso, se tiene que en la sesión del veinticinco de febrero


de dos mil dieciséis intervino la magistrada Norma Sáenz García, donde se
examinó al perito Alan Roy Chávez Apestegui (médico legisla que emitió el
certificado médico legal N° 004003-ClS practicado a la agraviada), quien se
ratificó de la elaboración del referido certificado médico; sin embargo, dicha
magistrado (quien reemplazó una sola vez al magistrado Edison Percy García
Valverde) no continuó como miembro integrante del Juzgado Colegiado en dicha
causa, debido a que el magistrado que fue reemplazado se reincorporó (el tres
de marzo de dos mil dieciséis) y participó en las siguientes audiencias e incluso
suscribió la sentencia de primera instancia del siete de marzo de dos mil
dieciséis -fojas noventa y seis-. Al respecto, cabe señalar que éste último
magistrado no estuvo de licencia, ni jubilación o goce vacacional para que
puede participar en la deliberación y votación de la sentencia (conforme lo
señala el segundo párrafo, del artículo 359 del código Adjetivo), toda vez que
continúo, luego de ser reemplazado, como miembro integrante del referido
Juzgado hasta la emisión de la sentencia: advirtiéndose que si bien la norma
establece que el magistrado reemplazante debe estar hasta la culminación de
juicio y, por tanto, deliberar y votar en la decisión de la causa; sin embargo, hay
que establecer límites en cuanto a su participación. Así, cuando el magistrado
reemplazado estuvo presente en el desarrollo del contradictorio (actuación de
prueba personal y oralización de prueba documental), y es reemplazado
posteriormente, por una sola vez puede el magistrado reemplazado intervenir,
deliberar y votar hasta la emisión de la sentencia; en caso contrario, se
vulneraría el principio de inmediación. De otro lado, si el magistrado
reemplazado por otro no estuvo en el desarrollo del contradictorio ni en los
alegatos de las partes, en este caso es necesaria la intervención del magistrado
reemplazante a efectos de la deliberación y votación hasta la emisión de la
sentencia; en caso contrario, se vulneraría el principio de inmediación y el
derecho al juez natural.

2.5.8.2.2. En consecuencia, al no existir otras medidas alternativas era necesario


que el magistrado reemplazado se reincorpore a fin de no infringir el principio
de inmediación ni del juez natural, conforme las razones esbozadas líneas
arriba.

También podría gustarte