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Los residuos sólidos, constituyen aquellos materiales desechados tras ser utilizados, y
que por lo general por sí solos carecen de valor económico.
Se componen principalmente de desechos procedentes de materiales utilizados en la
fabricación, transformación o utilización de bienes de consumo. Todos estos residuos
sólidos, en su mayoría son susceptibles de reaprovecharse o transformarse con un correcto
reciclado. Los principales "productores" de residuos sólidos somos los ciudadanos de las
grandes ciudades, con un porcentaje muy elevado, en especial por la poca conciencia del
reciclaje que existe en la actualidad. Afortunadamente esto está cambiando poco a poco, y
problemas como el cambio climático, son ahora una amenaza real y a corto plazo.
Se estima que los envases de los productos representan el 40% de la basura doméstica,
siendo nocivos para el medio ambiente y además encarecen el producto. Una vez puesta
la tapa en el cesto de basura, se olvida el problema; a partir de ahí es asunto de los
municipios. Estos tienen varias posibilidades: arrojar la basura en vertederos (solución
económica pero peligrosa); incinerarla (costosa pero también contaminante); o separarla
en plantas de tratamiento para reciclar una parte y convertir en abono los residuos
orgánicos. Esta sería una solución mucho más ecológica, pero también más costosa.
En los últimos años las naciones del mundo industrializado han cuadriplicado
su producción de desechos domésticos, incrementándose esta cifra en un dos o en un tres
por ciento por año. El volumen de producción de desechos es inversamente proporcional al
nivel de desarrollo del país que se trate.
Dentro de los residuos sólidos tendríamos que establecer que existen dos grandes grupos:
los peligrosos y los no peligrosos. Los primeros son los que, como su propio nombre indica,
pueden suponer un cierto peligro para la ciudadanía o el medio ambiente por sus
propiedades. De acuerdo a criterios internacionales (por ejemplo, los de la Agencia de
Protección Ambiental, EPA, en los EE.UU.), para una fácil identificación de residuos
peligrosos, éstos deben exhibir por lo menos una de las cuatro características que se
describen a continuación.
Inflamabilidad: Los residuos inflamables pueden crear incendios bajo ciertas
condiciones. Ejemplos: líquidos, tales como solventes que pueden inflamarse, y
sustancias sensibles a la fricción.
Inertes: En determinados tipos de cartón y papel se hallan, por su parte, los restos
que dan forma a este tipo de residuos sólidos. Entre sus principales señas de
identidad está el que no se descomponen fácilmente, es más, tardan mucho tiempo
en hacerlo.
Reciclables: Como su propio nombre indica, son aquellos que se pueden volver a
utilizar, después de someterse a determinados procesos. Este sería el caso de telas,
vidrios, determinados plásticos y papeles.
Efectos de la inadecuada gestión de residuos sólidos.
Riesgos para la salud.
Para comprender con mayor claridad sus efectos en la salud de las personas, es
necesario distinguir entre los riesgos directos y los riesgos indirectos que provocan.
Riesgos indirectos
Efectos en el ambiente
El efecto ambiental más obvio del manejo inadecuado de los residuos sólidos
municipales lo constituye el deterioro estético de las ciudades, así como del paisaje
natural, tanto urbano como rural. La degradación del paisaje natural, ocasionada
por la basura arrojada sin ningún control, va en aumento; es cada vez más común
observar botaderos a cielo abierto o basura amontonada en cualquier lugar.