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*stfuizrn por reflejrrse en form¡ muy grtve .

tfoco, irremedi¡blemcnte, en lastre, en peso


en I¿ mi¡me posibilidad de conservar el pa- totelmente inútil, en obstáculo a tudo pro-
tri¡nonio del pasado. La hisrcria de la deca- ireso serio.
dencia científica hasta el siglo xr ofrece ---se- Toda construcción teórica o práctica será
tit¡ yt lo se¡ialamos al comienzo de este capi- verdaderamente onuestrat' ('humana") solo
tulo- una notable confirmeción de esta en la medida en que nosútros, hombres, seamos
verdad. capaces de obr¿r eficazmente con ella; de do-
Todo pcnsamiento cientifico eficiene ha minarla, no de ser dominados. El pensamiento
de s¿bcr cómo sopesar ambos impulsos, inte. científico no logrará sino perder su condición
grándolos mutuamente. Y ha de saber con tal de ciencia si pierde este carecterística de ins-
objeto cómo eliminzr delt conservación todo trumento humano. Para evitar que tal cosa
cericter de servidumbre al pasa{o y de la in- ocurra, debemos sobre todo preocuparnos de
novación, todo carácter de pura negetividad. que no se cristalice, que no se repita; debemos
Debe transformar la herencia científic¿ del derribar todas las barreras que lo estorban
pasado en instrumerrto de nuevos desarrollos. o limitan, debemos ponerlo en situación de
Todo aquello que no puede asumir una fun- renovarse constantemente y de profundizar
ción de inst¡umento positivo se convierte poco el sentido de tal renovación.

CAPfTULO VI

EL NACIMIENTO DE LA CIENCIA EXPERIMENTAL


(Galileo . Newton)

l. El rracimiento de la ciencia experimental caracterizando la nueva actitud de Desca¡


guarda relación con el descubrimiento tes-* (y podemos agregar: de Galileo y de los
-nada
simple, aunque hoy pueda parecernos obvio- demás creadores de la ciencia moderna) había
de que existen técnicas muy precisas para do- creído demasiado, confiaba en la palabra de
minar racionalmente el curso de la experiencia, Aristóteles, que Ia ciencia no debía ser sino
es decir, para provoc¿r ciertos fenómenos que una actividad del espiritu en si y por sí, por
pueden repetirse a voluntad y medirse con encima de fodas las demás, contemplación pu-
exactitud matemárica, en condiciones contro- ra, sin efecto práctico alguno.. La Edad
ladas por nuestro intelecto. Fue necesario un Media, en cambio, había creido sobre todo en
profundo c¿mbio filosófico para inducir a los el arte, en el gran artet arte secreto en el que
espíritus cultos e'estudi¿r ordenada y seria- no se temía la invocación de los podere5, so-
mente dichas técnicas, es decir, para superar brenaturales; el objeto ere actuar sobre la na-
el doble prejuicio de que tode ¿ctividtd púc- turaleza, transformar los cuerpos, acaso crear
tice resultase demasiado inferior para ser digna los. . . Pero se imaginaba que este objeto
de investigación racional, o demasiado recón- podia alcanzerse e tientas; se investigaba al
dite y misteriosa para ser accesible a las fuer- azat, sin método. Esto ocurria en todas las
zas humanas. artes particulares: cada una poseía sus propios
"La antigüedad -escribe Charles Adam procedimientos y sus ingredientes y, a veces!

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lograbe rcúiz* obras meestret' pero con mc- dt va más extensos, hacia las ncÍ¡s tierr¡s
üos cmpíricos; erl necese/io pare ello el genio recientemente descubiertas.
de un aitista o, por lo menos, la habilidad dc 2. P*z darnos una ideá erecte de los obs-
un ertesano. No se pensaba que la ciencia pu- táculos que debían superarse bastará refle-
diera prescribir reglas al trabajo humano, quo xionar sea brevemente- rcbre la
pudiera hecerlo al mismo tiempo más simple -aunque
complicada historie del ingreso del anteojo cn
y nrás fecundo, que 1o colocase, con un poco el mundo de le i¡vestigacién astronómica.
de estudio, al alcance de todos" (Oeuures de Las más minuciosas búsquedas actuales no
Descarteq ed. Adam-Tennery, vol. XII, Pa. permitieron establecer quién fue el primer in-
ris, Cerf. 1910). El ideal de Galileo, Descar-- ventor de les lentes; muy probablemente fuc
tes, etcéteri, 'será el de unir íntima y defini- algún oscuro meestro vidriero que las cons-
tivamente la concepción de le ciencia de le truyó por arz^r y también Eor advirtió
^zdr
su utilidad pare corregir los defectos más co-
antigüedad con la del arte de la Edad Media",
oEl nombre lentes <scrtbe
es decir, edifrcer un saber fundedo sobre nue- munes de la vista.
vas técnicas, racionales, válidas ya no sélo en Vasco Ronchi en su obra ya citaida (ver cap,
el campo de las ideas abstractas, sino en el fV), nombre que significa, justamente, la le-
campo mucho más ricq de las experiencix con- gumbre lenteja- es muy vulgar, y basta por
cretas. si solo para colocar fuera del ámbito culto el
No es difícil comprender el supuesto social origen del objeto indicadc con tal nombre.
que posibilitó este cambio filosóficó: se trate Para ser más precisos hay que observar que,
de la consolidación victoriosa, deci{lda, de en verdad, se trataba de la lente de uidrio o cle
nueves riquezas directamente vinculadas con la lente cristalina, pues si alguien hubiese ha-
el trabajo y tanto- del surgimiento blado de lentes, omitiendo la calidad del mace-
<le
-por
grupos cada vez más numerosos de cientí- rial empleado, todos habrían creído que se
ficos profundamente sensibles a los intereses trataba de lentejas. Pero la mejor demostra-
de la producción y capaces de darse buen¡ ción de que las lentes nacieron fuera del ámbi-
cuenta de la unidad indisoluble entre la prác- to culto la proporcior:a, justamente, el rnodo
tica y la teoria. Y la propia organización con que dicho ámbito las trató una vez intro-
nueva del mundo político-económico fue la ducido su uso: las juzgó indignas de ser toma-
que impuso originales problemas a la investiga- das en consideración, y no se habló más de
ción científica, apartándola de las discusiones ellas en ninguna parte por más de tres siglos.
generales, de orden metafísico, para vincularla Ninguna otra conjuración de silencio fue tan
a cuestiones concretas. 'Las obras de paz y de unánime ni duradera."'
guerra A. Banfi en su hermoso vo- Todevie a comienzos del siglo xvrr la igno-
-escribe
lumen sobre Galileo Galilei (Milán, 1949\-, rancia de¡los 'científicos" sobre las lentes era
la canalización de los ríos, la construcción de casi completa, y no debe asombrarnos ---<on
puentes, la excavación de puertos, la erección mayor rtz6n- su desconfianza respecto de
de fo*alezes, el tiro de la artillería, ofrecen a los. primeros anteojos construidos por simples
los técnicos una serie de problemas que no artesanos. 'El anteojo ---escribían- hace ver
pueden resolverse empíricamente y que exigen figuras rnás grandes o más cercanas de los
necesariamente un planteo teórico. Y los nue- objetos vcrdaderos, las hace ver coloreadas y
vos estudiosos no egresan de las aulas acadé- deformádas; por tanto, engaña y no hace co-
micas sino de los ambientes del humanismo nocer le verdad. No puede, entonces, ser uti-
libre, de las profesionep civiles." Una impor- l:¿,,edo como instrumento de observación."
tancia especial adquirieion los problemas prác- Fue necesario el genio y la energia de Ga-
ticos planteados por la navegación, que en lileo para sacudir este seüdorraciocinio. "Es
aquella época debía afrontar nuevos viaies, ca- cierto que el anteojo da figuras distintas de

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la realidad, por cuento las hace ver más grán- camente para producir objetos de uso y fun-
des o más pequeñas, más próximas o más dis- ción prácticos."
tent€s, coloreadas y e veces confusas, pero eso 3. ¿Podemos percatarnos de la transfor-
no quiere decir que engañe siempre, pues pue- mación que fue menester introducir en los
de ocurrir que, a través de las figuras vistas trabajos dc artesania para transformarlos en
en el anteojo se logre conocer la realidad mejor trabajo científico?
que a simple vista." Ya explicamos en el $ I que el primer im-
*Galileo
fue el primero en el mundo de la pulso para acometer seriamente los trabajos,
cultura y de la filosofia Ronchi- que habían sido hasta entonces prerrogativa
que llegó a la conclusión de-^grega
que se debia cree¡ de la artesania, los creadores de la éiencia ex-
en lo que se veía en el anteojo. Con est¿ pre- perimental moderna lo recibieron del interés
misa de orden filosófico dirige su anteojo al cade vez m^yor que la sociedad de la época
cielo y hace descubrimientos admirables, que manifestaba por la producción y, por ende, de
siembran la confusión en la astronomia, la fi- las exigencias siempre mayores de nuevas y
sica y la medicina de la época. Cuando los hizo más eficientes obras de paz y de guerra. Se
públicos. . . todo el ambiente académico, con ha demostrado, por ejemplo, que Leonardo da
unanimidad impresionante, enfrentó a Gali- Vinci, en virtud de las dificultades intrínse-
leo acusándolo de atribuir importancias a cier- cas de las tareas que se confiaban a su arte de
tas observaciones y de difundirlas como ver- ingeniero, se vio obligado a investigar de ma-
daderas a pesar de que, por haber sido hechas nera nueva y original los principios de la me-
solamente con el anteojo, instrumento f.aliz y cánica, de la dinámica y de la estática: los
misterioso, no podian ser sino ilusiones y qui- modelos muy ingeniosos que dibujó (y en
mer¿s. Pretender revolucionar la cienci¿ con parte construyó) de toda clase de máquinas
semejantes observaciones estaba completamen- ofrecen aún hoy un sorprendente testimonio
te fuera de lugar." del interés práctico que le guiaba en sus pri-
¡Sin embargo fue precisamente aquel acto meras investigaciones científicas. También en
de confianza de Galileo en los productos de la las investigaciones de.óptica y de anatomía se
industria de la artesania el que inició una de vio guiado, como es sabido, por las necesidades
Ias revoluciones cientificas más profundas! específicas de su propio oficio (en esre caso,
Aunque su origen obede- el oficio de pintor). Lo mismo podría repe-
-probablemente-
ció más a-una decisióri instintiva y valiente tirse de muchos otros: desde León Bautista
que a una mediuda conciencia critica, sin Alberti y \Tilliam Gilbert, Galileo, etcétera.
duda tomó aquella actitud como símbolo Frente á estas tareas prácticas, limitadas, de
de todo un'movimiento amplio y profundo nrda servían las concepciones generales de la
que transformó sustancialmente el vieio con- entigua filo¡ofía de la naturaleza. *La opinión
cepto de ciencia. ol-as lentes y la brújub, y de Aristótéles Dampier- servía
una cantidad {e instrum€ntos y de procedi- -escribe
muy poco para corregir la mala perspectiva de
mientos de las actividades prácticas. un cuadro, encauzar las aguas de riego o
-escribe
J. Dewey-, fueron utilizadas y adaptadas pa- construir una ciudad fortificada. Para estos
ra las exigencias de la investigacién cientifica. problemas el comportamiento de las cosas rea-
Aquellos procesos ordinarios que durante mu- les era mucho más importante que las opinio-
cho tiempo habían encontrado aplicación en nes del enciclopédico griego." Pero pi las cosag
la artesania e intensificer, combi- eran así y no resultaba posible utilizar la más
-debilitar
nar y separar, disolver y evaporar, calentar y antigua y respetada cultura en el estudio de
enfriar, s¡s{¡s¡¿- ya no fueron desdeñados. nuevos problemas, ¿a qué método podía acu-
Fueron adoptados para sustraer algún secreto dirse para diferenciar el trabajo cientifico del
a la natureleza, en lugar de empleárselos úni: trabajo ordinario de millares de artesanos?

3t
No cs pocible establecer linea precisa dg labontorio, ocult¡ndo r los drmás las tena-
demarcación entre esros dos tipos de trabejos. tives,realizadas, hs métodos que hayan per-
Seria ¡bsurdo, históricemente, pretender in- middo algún éxito. Se reeliza el esfuerzó de
troducir entre ellos una discontinuidad nete. describir con rnáxima precisión el procedi-
Sin embargo, algo nuevo aportaban enron- rniento empleado y, si birn con cautela, se lo.
ces aquellos que, e siglos de distancia, llama- comunica e otros investigadores pare que tam-
mos hoy cientificos; pero no es un método bién ellos lo experimeriten con la intención
perfecto, válido para roda investigacién, cons- común de conocer la verdadera realidad del
ciente de sí mismo. En cembio, es, sobre todo, fenómeno. Esa colaboración depara inmedia-
'un nuevo espiritu, r¡na nueva
manert de en- tamente todas sus .ventajas, y se abren nuevas
carar el trabajo. sendas con posibüdades cade vez más amplias.
Quizá podríamos intentar su determinacipn ¿Será posible el ejémplo helénico
con los dos caracteies siguientes: l) introduc- de la matemática--según
construir también ahora
ción de un¡ instancia racionel en el estudio un lenguaje técnico preciso pel^a lt formul¡-
2) conciencia de la.necesid¡d
de los probleriras; ción de las teorías del enunciado de las leyes,
f9 logr1, para tal estudio, le más amplie co- de la descripción de los problemas?
laboración. En algunos campos de fenómenos como, por
' En cuento al primer carácter, debe recor- ejemplo, en la mecánica, esta teree se vio muy
darse en seguida que ya la filgsofia de. lr facilitada por Ia posibilidad, vislumbrada ih-
naturaleza griega y medieval habia tratado dc mediatamente y pronto ensayada con gran
insertar los fenómenos de ést¡ en un esquema , éxito, de aplicar a la ciencia experimental el
de conceptos racionales. Pero estc esquem¡ mismo lenguaje usado en matemática (fór-
era demasiado general; pretendia ser una ex- mulas, figuras geométricas, etcétera). Los pri-
plicación completa .de todo el curgo de l¡ meros resultados admirables de Galileo, Ke-
neturaleza; en cambio, ahora se introducian pler, etcétera, fueron logrados, precisamente,
esquemas limitados, se intentaban modelos mediante este camino.
t¡óricos de un campo circunscrito de fenóme- En otros campos, en cambio, la situacién
nos (la caída de los graves, Ia trayectoria de se presentabe muy distinte y más ardua. Así,
los proyectiles, el funcionamiento de las len- por ejemplo, en el de los fenómenos quimicos,
tes, la etracción magnética, etcétera) deduci- 'resultaba
donde no sólo cisi imposible aplicar
dos de la observación de relaciones precisas. inmediatamente la matemática a la natura-
Y esto no bastaba: apenas forrnulade una hi- leza, sino que era ante todo necesario.penetrer
pótesis, se ensayaba su validez, verificando si con valentía en la secular tradición de los tra-
las consecuencias que se deducian de ella ha- bajos de los alquimistas, luego liberar paula-
llaban o no confirmación en los hechos. Los tinamerl¡e sus métodos y conceptos de un
resultados de estas comprobaciones se explota- sinnúmero de preiuicios de toda índole que
ban a su vez p^ri retocar la hipótesis, forman- los eqvolvían y estorbaban, limitar las tareas
do así un cícculo ininterrumpido entre le teo- de la investigación y proceder con gran caute-
ria y la práctica. la y constancia.
En la solución de un problema particular Para captar en toda su complejidad esta
comi€nza a sentirse un interés que excede los fase primitiva de la ciencia moderna me pa-
límites del problema en sí. Ya no se trata rece de sumo interés recordar que hombres de
solamente de ejecutar bien una determin¿da tanto valor como Newton --que indudable-
"obra de arte", sino de arrancer un secreto e mente habian alcanzado alto nivel cientifico
le náturaleza. Y por eso se'difunde en las investigaciones mecánicas y ópticas-
con extremada lentitud- la convicción -aunque de tropezaban con enormes dificultades para di-
que es ab,surdo trabajar en'el secreto del propio ferenciar sus propias investigaciones quíriicas

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de las de los alquimistas; sin embargo, no de- preparación de estos instrumentos (clabora-
jaron de reconocer la impc'rtancia de estas in- ción del 'r'idrio, de los mer¡les, de los gcnera-
vestigaciones, muy alejadas,aún de la erlcti- dores de energía, etcétera).'
tud científica, y las continuaron tenazmente, 4. Flemos dicho antes que en rlqirnos clm-
de modo que sus largos y p:rcientes trabr.jos pos particularlnence simples de los fcnótlcnos
resultaron prcmisas indispensables pera l¡s es- n¡turllcs la frrctrrr¡ e ntrc cl tr,rbe j'r Ir:'ccicn-
pléndidos éxitos del siglo siguiente. Si los an- tifico y la ciencia pro¡ril'r, r'crtl¡.lcrr fue
tiguos his¡oriadores de la ciencia preferian señalada por cl uso sistem.ático dcl v de
'ilgcbr-l
pasar por alto esta actividad poco rigurose de la geometría. ¿Cómo justific.rr c.tr :rfit'r,r¡-
Newton, hoy semejante silencio sería inadmi- ción si acnbln.ros dc cx;'lic¡r- la
sible. En efecto: es muy cierto que dedicó., por -se¡;írnsc carectcriz:r por un lcn*uaie
ciencia natural
lo menos durante muchos años, más tiempo y propio, vincule<!c oper¡tivamcnte crrn ll expc-
energía a las investigaciones alquimísticrs q'.re riencia I, por t¡nto, irrcduciirle ¡l !cneuaje
d sus celebérrimas investigaciones matemáticas abstracto dc les disciplin¡s mltcnr.ític rs?
y mecánicas. Aludimos aqui a uno de hrs m.is gr,tndes
En conclusión: sería ridícula la pretensión problemas del pcnsamicnto cicntífico moder-
de establecer una fecha precisa para señalar el no: explicar cómo los conceptos y teoremas
pasaje del trabajo experimental precientifico matemáticos pueden utilizlrse con trrnto éxito
al propiamente digno de., entrar en la ciencia. en la teorización de los fenómenos n:ltur¡lcs'
Más que la fecha del nacimiento del pcnsa- Desde el punto de vista histórico, recorda-
miento cientifico moderno, podemos,estable- remos que lá confianza en el valor cognosci-
cer la época de su adolescencia,.es decir, el tivo de la matemática pudo sostencrse' en sus
momento en que, ya. afirmado ese pensamiento comienzos, sobre un postulado met¡f isico-
en algunos campos particulares, comenzó a religioso que, si hoy puede parcccrnos casi
desarrollarse con ritmo creciente, a adquirir pueril, poseyó seguramente máximr eficacia
cadavez mayor conf.ianza en sus propias füer- prácrici en tiempos de Galileo, Se tr:rtrr del
zas y a afrontar nuevos problemas cadl. vez postulado según el cual Dios mismo, en el rcto
más difíciles. creador, impuso al universo un sistcma dc le-
La técnica de la ciencia experimental mo- yes concebidas matemáticamente, es decir, que
derna no surgió de golpe; se formó poco a el gran libro de la naturaleza fue escrito por
poco y, a través de una larga serie de éxitos su creador en símbolos matemáticos, de rnodo
y de derrotas parciales, logró adquirir final- que para leerlo fuera necesario y suficiente
mente esa estructura sólida que constituye el conocer estos símbolos y trsarlos con rigurosa
nuevo tipo de racionalidad práctica caracte- precisión.
rística de nuestra era. Es una técnica aún hoy El resulqdo más importante de tal actitud
en continuo desarrollo, que se ramifica en un (desde el funto de vista general¡ es que el
número cada tez mayor de lenguajes particu- investigador ya no va en busct dc oscuras
lares (para la termología, la óptica, la elec- 'esencias" de los fenómenos, ni de remotas
tricided, la quíóica,'etcétera), todos vincu- causas metafísicas, ni de inverificebles causas
lados entre sí y relacionados con el lenguaje finales. El lenguaje matemácico no pucde crp-
matemáticó, pero manteniendo de tar sino relaciones entre los fenómcnos, pero
este último -respecto
característica bien deter- estas rclaciones son algo qüe puede medirsc, y,
-una
rninada: la caracteristica de que la precisión por lo tanto, algo que puede verificarse o falsi-
de los conceptos r¡tilizados aparece indisoluble- ficarse 1. Quien pretenda utilizarlo dcbe limi-
mente vinculada con la precisión de los ins-
trumentos experimentales y, por lo tanto, con I "Filsificar una proposición" significa el len-
el grado de perfección logrado en la compleja guaje rnetodológico nrodcrnc- dcmostrat' -cn
que es falsr.

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tarse e estudiar las leyes de la experiencia y que la matemática comenzara a sugerir nuevoe
renunciar a interesarse por su pretendido sus- métodos (por ejemplo, el análisis infinitesi-
trato metafísico. "El método cientifico mal) y que estos métodos se ievelaran ex-
plica rnuy bien Banfi en su ya citada-ex- obra traordinariamente fecundos en la investigación
sobre Galileo- no es sino la extensión del mé- fisica, aun antes de encontrar una precisa jus-
todo matemático; y consiste en analizar un tificación lógica en el edificio de la matemática
fenómeno físico en sus varios momentos, de- clásica, sugirió la idea de interpretar el len-
terminando las relaciones tanto recíprocas guaje matemático no ya como el modelo per-
como constitutivas del propio fenómeno. Es fecto del saber científico, sino simple-
obvio que el f"'rómeno considerado no puede mente- como un auxiliar útil-más en el estudio
analizarse en su complejidad inmediata, en de la naturaleza.
todo el conjunto de las relaciones que lo cons- Rebajada al rango dc instrumento puro, la
tituyen, sino sólo paulatinamente según los matemática perdia gradualmente cl valor ab-
varios planos que se intersecan, de esas rela- soluto que le atribuyeron los griegos y termi-
ciones. El fenómeno sufre de tal manera un naba buscando su propia justificación sólo en
proceso de abstr¿cción; y sólo sucesivamente la amplitud de las aplicaciones logradas. Ya en
los distintos planos de abstracción, a los cuales Galileo (que para justificar su propio método
corresponde el sistema complejo de leyes, se habí¿ acudido al postulado de que Dios mismo
van sistematizando, unificando, y reciproca- había escrito en términos geométricos el gran
mente ordenando." libro de la natvraleza) la teoría matemática
¿Existirá un plano privilegiado de esas abs- de los infinitésimos, que apenas nacía enton-
tracciones en que sea más fácil la reducción ces, se considera no como un capítulo cabal
del fenómeno a las relaciones que lo determi- y propio de la ciencia, sino únicamente como
nan? La respuesta de los prirneros científicos un método útil para las ciencias físicas. Igual
modernos es positiva: el plano privilegiado es opinión sostendrá varios decenios después el
el de la mecánica, donde entran en juegos los gran Newton, que, rehusando publicar. sus
conceptos sugeridos más inmediatam€nte por grandes descubrimientos sobre el cálculo de
la técnica de las llamadas máquinas simples. las fluxiones 1 (inseguro sobre su valor teórico
Por lo demás, este plano tiene la ventaja de y deseoso de no dejarse arrastrar a discusiones
poderse determinar por relaciones expresa- largas y abstractas) los utilizará correctamen-
bles en forma matemática elemental, forma te en las investigaciones físicas, convencido de
que nos permite penetrar en las propie- que bastará el éxito de las comprobaciones ex-
dades más características del plano inclinado, perimentales pxra gúantizar el valor lógico
de las palancas, etc. El extraordinario éxito del procedimiento empleado.
logrado sobre este plano por la aplicación de
I E,l mútodo newtoniano de las fluxiones parte de la
las fórmulas matemáticas constituye
-según comprobación intuitiva de que las líne¡s "no se des-
el iuicio de los primeros investig¿dq¡ss- r¡¡¡ criben mediante la adición de sus prrtes, sino por el
confi.mación indiscutible del valor cognosci- movimiento continuo de puntos, las superficics por el
tivo del método adoptado, y les estimula para movimiento de lincas, etc." 'Llamendo, en gcnertl,
extender el modelo de la interpretación me- "flucntcs" a las c¿ntidadcs producidas por tales movi-
mientos continuos, Newton da el nombre de "fluxio-
cánica a todos los planos de las reláciones in-
nes" a las vclocid¿des de crecimiento de esas fluentes,
terfenoménicas. Se convierten así las leyes de pero. observa que no intcresan en si mismas, sino solo
la mecánica en los principios generales de toda en sus razon€s recíprocas. Las reglas a que obsdece el
teoria fisico-matemática del universo. cálculo de las fluxiones cuando se dan l¿s fluentes co-
rresponden a las rcglas del actual cilculo de derivadas;
f. Los desarrollos de la investigación ex- en cembio, aquéllas, prra el cálculo de las {lucntes,
perimental modificaron poco a poqo la visión curndo se dan las fluxiones, corresponden rl ¡ctuel
que acaba de mencionarse. El hecho mismo de cálculo integral.

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¿Estamos aún dentro de la tradición eucli- ceder ¿ priori un privilegio a uno respecto de
dea o nos hallamos más cerca de Herón que los demás no puede ser sino el fruto de un
de Euclides? No es fácil responder a esta pre- grave dogmatismo.
gunta, porque la concepción clásica de la geo- El criterio último, decisivo, para la adop-
metría como ciencia perfecca es aún admitida ción dc un tipo de funciones, de un grupó de
por varios contemporáneos de Newton y con- postulados, etc., será siempre, y solamente, la
tinuará su predominio en muchos espíritus experiencia. La más hermosa teoria matemá-
egregios. A su lado, sin embargo, nos hallamos tica, la más coherente, la más rica en desarro-
con algunas actitudes singulares que tienen ex- llos analíticos, carecerá de interés fisico si no
traordinario valor sintomático. Si bien falta logra vincularse de algún modo con los datos
todavía una conciencia metodológ{ca clara de empíricos.
la verdadera estructura de la matemática y 7. Lr aplictbilidad de los lenguajes mate-
de la fisica, Ia buena senda ya está individua- máticos (ya de uno, ya de otro de ellos) a la
lizada. Habrá que aprender r seguirla hasta teorización de los fenómenos es hoy un hecho
sus consecuencias extremas. indiscutible en ciertas ramas de l¡ ciencia na-
6. Hoy el físico sabe que nada garantiza tural. Para otros fenómenos, empero, la cues-
a priori la aplicabilidad, al tipo de fenómenos tión aún permanece sub iudice, y quizás aqué-
que estudia, de una determinada teoría ma- llos son justamente los más interesantes desde
temátice con preferencia a otra; por lo tanto el punto de vista metodológico.
siempre estará dispuesto --cada vez que ella En efecto: confirman lo que ya podemos
no logre la explicación buscada- a intentar descubrir mediante el estudio de la historia de
la aplicación de otra teoría. la ciencia, es decir que el uso de un lenguaje
Que cierto tipo de funciones o cierto gru- matemático constituye siempre, para cualquier
po de postulados geométricos o mecánicos teoria científica, un notable progreso en el
resulten útiles en el examen de este o de aquel rigor. O sea: emplear un lenguaje matemático
fenómeno no es para él sino una hipótesis de significa utilizar una técnica exposiriva parti-
trabajo, sugerida por el éxito ya comprobado cularmente controlada, donde cada término,
en fenómenos análogos. Ningún físico, para cada operación, cada regla, se define exacta-
aplicar determinado capítulo de análisis o mente; donde cad'a contradición surge eviden-
geometria o de cálculo de probabilidades, et- te, y cada tentativa de evadirse de ella ha de
cétera, necesita apelar al acto de fe según el revelar todos los instrumentos indispensables
cual Dios ha escrito justamente en ese lenguaje para tal objeto.
especial el libro de la naturaleza. Ensaya, y Sin embargo, todas las técnicas de las cien-
si un lenguaje no resulta útil, no se ofende ni cias de la n¡turaleza poseen algo irreducible
lo apostrofa (puede resultar útil en otras oca- a matemátita pura. Y este "algo" es la base
siones); se limita a buscar un nuevo lenguaje, fenoménica, es el llamado a'la experiencia, la
igualmente exacto pero estructurado en fbrma vinculación de las fórmulas con el dato ob-
distinta. ietivo.
Por otra parte, el desarrollo de la matemá- Esta vinculación surge a través de Ia pre-
tica más moderna ha demostrado, según ve- paración y ejecución del experimento, a tra-
remos en el capítulo IX, que no existe un solo vés de las mismas operaciones elementales im-
lenguaje matemático, como si debiera hacerse plícitamente envuelt¡s en lx determinación de
uso de él o renunciar a toda la matemática. los conceptos físicos, Extender sobre ella un
En verdad, los lenguajes rnatemáticos son mu- velo de silencio significaria desconocer la es-
chos, cada uno de ellos provisto de alguna tructura más íntima de tas ciencias de la natú-
característica peculiar gue pueda hacerlo ade- raleza. Reconocer su existencia, en cqmbio, no
cuado a un capítulo especial de la física. Con- significa aceptaúa tal cual eb, en su esponta-

t9
neidad intuitiva, sino corregirla, precisarla, quinas, de los materiales prácticos, de los apa-
pcrfcccionarlr. ratos de los artesanos. Estos ap¡ratos puditr.rn
La prrtida de nrcimiento de l¿ moderna ingresar en las técnicas cientificrs y somctcr'se
ciencir de la naturaleza aparece ligade al re- con ellas a un control continuo, a continuos
conocimicnto de qr.re la vinculación de que análisis 1' rccomposicicnes. Constitur-cron el
estamos h¡blando no constituve de por sí una punto de partida de nuevas invcsti.gacioncs y,
derrota de ta razón humana como, en cambio, a su \iez, fueron ¡rr¡strados por cl desarrollo
lo crci¡ Platón. Es dccir, aparece lig:rda al re- de estas investigacioncs.
con(jcimicnto de que lt razón humrna no La nucr'¡ scnda al¡iertl de cste rnancr¡ a la
renicga de sí misma, sino que se refucrza y se actividad humana logró t,rlcs úxicos quc ha
completa cuando intcnr¡ la consrrucción de demostrado a todos que acudir l clle signifrcr
teorias no ya dcsvinculadas cn¡re ¡bstraccio- una valorización dc l¡ raz.ón hum:rne, no un
nes puras, sino vinculedls por lr ri¡;urosl co- envilccimisnto. Los cscasos advers¡rios que htty
rrespondencir entre los pr<.,pios c()nceptos se atreven a estorbarla yx n() lo haccn en
(con sus reglas de aplicación) y los claros de nombre de la rrzón, sino en contrr dc ell,r: son
la rcalidad (con sus relacioncs empíricas). los denigredores del poder humano, son rque-
llos quc intentan sustraernos a l,r luch¡ activa
Galileo descubrió que el haccr descender los que tencmos la obligación dc emprendcr en
conceptos y los debetes cientificos dcl cielo de este mundo.
las abstracciones a la tierra concreta no equi- No obstantc todas las argumcntirciones ar-
vale a disminuir su r¿cionalidad viva. Sobre tificiales, anticientíficas, el hombre dc hoy
todo. dcscubrió que este dcscenso, cst¡ vincu- advicrte que ya no podrá renunciar a la sen-
Iación con la tierra, podía dominarse por obra de de !a ciencia experimentrl. Es la senda más
del hombrer / no constituía necesariemente idónea para la actuación dcl rci-no ccncrcto de
un hecho casual, como (,curríe con los expe- la humanided. Una renovación crític¡ dc esta
rimentos de los artesanos. cienci¡ sien'rpre podrá scr útil: srt abandono
Así fucron caycndo, uno por uno, los an- significaría una traición a lo quc constituye
tiguos prcjuicios contra el cstudio de las má- el fundrmento de nticstra civilización.

CAPÍTULO VII
t
LA CONFIANZA EN LA RAZÓN HUMANA
(Descartcs - Los iluministas)

l. En cuanto la cicncia dcmostró que podía ralczt part dominarla, trasformarla -,l' some-
inscrtarsc con éxito cn cl tipo dc investigrcio- terla al género humano.
nes quc durrnte milcnios habían qucdado rc- Pero cste programa cxigia, antc todo, que
servadas a las artcs secrctas y mistcriosas de la la propia ciencia se concibiera como una cons-
alquimia, astrología, etcétcra, t¡mbién hcredó trucción csencialmente humana, cs dccir, como
las ambicioncs dc esas artes y, cn primer tér- un instrumento creado Por nosotros Pare
mino, la de actuar sobre la marcha de la natu- nuestro uso y provecho; ya no como un ob.

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