1
fecha de 22 de diciembre del 2017 emitido por el Consejo Estatal Electoral del
Instituto Estatal Electoral del Estado de Morelos.
El amicus curiaes (amigo de la corte) es una institución jurídica de origen
romano, comprendida en el artículo 14 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, resulta aplicable la ratio essendi a razón del Reglamento
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su artículo 2, inciso 3,
define que la expresión amicus curiae significa la persona ajena al litigio y al
proceso que presenta a la corte razonamientos en torno a los derechos
contenidos en la demanda o formula consideraciones jurídicas sobre la
materia del proceso a través de un documento o un alegato en audiencia.
Asimismo, responde al compromiso y experiencia de quienes signamos el
presente escrito, con la finalidad de contribuir en la defensa de los derechos
políticos de las mujeres en México.
2
para conocer la verdad, puede el juzgador valerse de cualquier
persona, sea parte o tercero, y de cualquier cosa o documento, ya
sea que pertenezca a las partes o a un tercero, sin más limitaciones
que las de que las pruebas estén reconocidas por la ley y tengan
relación inmediata con los hechos controvertidos.
3
emitidos por el Consejo Estatal del Instituto Estatal Electoral del
Estado de Chihuahua,” que a la letra dice:
El acceso de las mujeres a los derechos políticos ha tenido un difícil
recorrido histórico a nivel mundial y especialmente en México. Hasta
el siglo XIX, se había asumido que las tareas de las mujeres estaban
circunscritas al ámbito privado y labores de cuidado; lo público ha
sido estereotipado como un espacio de y para hombres, reduciendo
la condición de ciudadanía plena para las mujeres. Debido a la
Declaración de Derechos Humanos (1948) y al impulso de los
movimientos sufragistas, se declara en la Convención sobre los
derechos políticos de la mujer (1952) que “las mujeres tendrán
derecho a votar en todas las elecciones en igualdad de condiciones
con los hombres, sin discriminación alguna”. Mientras que desde el
siglo XIX comenzó a permitirse el sufragio de las mujeres en varios
lugares del mundo, siendo a principios del siglo XX cuando la
mayoría de los países de Europa y América aprueban el sufragio de
las mujeres; en México no fue posible sino hasta 1953 y a pesar de
ser más del 50% de la población mexicana, el camino hacia la
participación política en cargos de elección popular ha estado muy
limitada.
Mientras que para el cargo de Diputadas hemos dado el paso del
0.62% de mujeres en la Cámara de Diputados (1955), oscilando
entre el 2.46-16.8% desde 1958-2003, en el año 2006 y 2009
ascendió a 23%, en 2012 las Diputadas Federales representaron el
37% y en la LXII Legislatura (2015) ocupan el cargo 42.6% de
Diputadas. Este último porcentaje es producto de la
constitucionalización del principio de paridad, reconocido a partir del
2014, pero aun así, el porcentaje de participación política de las
mujeres en los diversos ámbitos de toda de decisión está lejos del
50%.
De ahí la importancia de contar con acciones afirmativas, como las
que contemplan los lineamientos del INE en cuestión, para
trascender las condiciones históricas de discriminación que padecen
las mujeres. El porcentaje de participación de las mujeres en el
Senado es aún más bajo. Si bien la participación de las mujeres ha
pasado del 3.12% (1964-1970) al 20.31% (2006-2012), hasta
llegar al 32.81% en la LXII Legislatura, este porcentaje de
4
participación se encuentra aún más lejano de la meta de la igualdad
sustantiva y específicamente al logro de la paridad efectiva.
México no debe perpetuar esta desigualdad histórica entre mujeres y
hombres en el ejercicio de sus derechos político-electorales, razón
por la cual es perentorio que se respeten los lineamientos del INE,
tal como han sido planteados para la contienda del 2018. IV: La
paridad constitucional como derecho humano que garantiza el
principio de la igualdad formal y sustantiva (real). …”
“…En febrero del año 2014, en el artículo 41 que norma el ejercicio
de la soberanía del pueblo por medio de los poderes de la Unión los
Estados y la Ciudad de México, se estableció que los partidos
habrán de promover la participación del pueblo en la vida
democrática, contribuir a la integración de los órganos de
representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer
posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo
con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el
sufragio universal, libre, secreto y directo, así como las reglas para
garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas a
legisladores federales y locales. …”
5
El principio de igualdad es una noción presente a lo largo de la
historia de la humanidad. Es así que es menester entender -como lo
hace notar Francisco Rubio Llorente-:
“… la igualdad designa un concepto relacional, no una cualidad de
una persona, de un objeto (material o ideal), o de una situación,
cuya existencia puede ser afirmada o negada como descripción de
esa realidad aisladamente considerada; es siempre una relación que
se da al menos entre dos personas, objetos o situaciones. Es
siempre el resultado de un juicio que recae sobre una pluralidad de
elementos (en el caso límite al menos una dualidad), los “términos
de la comparación”, entre los cuales debe existir al mismo tiempo
alguna diversidad, aunque sólo sea espacial o temporal, pues de
otro modo, como es obvio, no cabría hablar de pluralidad. La
diferencia numérica entre los elementos comparados es condición
de posibilidad del juicio de igualdad.”
En este orden de ideas, hay entonces que entender que la igualdad
es un concepto que se concreta de manera diferente histórica y
socialmente, y que la relación entre mujeres y hombres, está
inmersa en una relación de poder patriarcal, en donde las mujeres
han sido confinadas al mundo de lo privado y discriminadas en el
mundo de lo público, y con ello en el ejercicio de sus derechos
civiles y políticos.
Abundando, la significación concreta y abstracta del principio de
igualdad, depende de las estructuras políticas, jurídicas,
económicas y sociales que existen en la colectividad y de los
valores socialmente aceptados en cada época por ello es posible
afirmar que las normas jurídicas que establecen la desigualdad o,
por el contrario, suprimen una y proclaman una determinada
igualdad, son la expresión de una desigualdad social, que a su vez
es el resultado, en gran parte, de una transformación de las
estructuras sociales (Petzold).
El principio de no discriminación se hace cita de la explicación que
hace Miguel Carbonell que señala lo siguiente:
“ …Se trata de una variable del principio general de igualdad, por
medio de la cual se ordena a la autoridades y, con ciertas
modalidades a los particulares, dar un trato igual o paritario a las
personas; este tipo de normas constitucionales suele acompañarse
6
de una lista de criterios que se consideran como “especialmente
odiosos” o sospechosos de violar ese principio general si son
utilizados por algún mecanismo jurídico (ya sea, por algunos casos,
en una ley, una sentencia o un contrato)…”
Como podemos observar el objetivo de este mandato y principio
rector de los procesos electorales de no discriminación, es la orden
primordialmente a las autoridades de dar un trato igual y paritario a
los individuos, por lo que es una obligación Constitucional el no
discriminar, la autoridad en todos su niveles debe aplicar este
principio lo cual genera mayor certeza en cada uno de sus
actuaciones frente a los gobernados.
Paridad
Para entender un poco más el significado el Principio de Paridad
haremos cita de lo señalado por la Sala regional del Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación en la Cuarta
Circunscripción Electoral Plurinominal en su resolución del
expediente SDF-JRC-17/2015, SDF-JRC19/2015 ACUMULADOS,
del Juicio de Revisión Constitucional Electoral, en la que la página
marcada con el número 47, que señala lo siguiente:
7
para modelar a ésta y al poder y con ello lograr la igualdad real
entre las mujeres y los hombres.
La paridad vino a completar el sentido de la igualdad sustantiva, la
igualdad real, entre hombres y mujeres en el ejercicio de los
derechos civiles y políticos. Así mismo la paridad y la alternancia de
los sexos en las postulaciones de candidatos/as es una condición
para que la igualdad sea real y efectiva.
Finalmente la no discriminación es en sí misma un derecho
independiente que reconoce la igualdad de las personas ante la ley
y su derecho a beneficiarse de igual protección. Esta última
condición requiere que los tres poderes y órdenes de gobierno,
protejan a las personas de la discriminación y se abstengan de
realizar acciones discriminatorias.
8
proteger requiere que los Estados partes protejan a la mujer contra
la discriminación por parte de actores privados y adopten medidas
directamente orientadas a eliminar las prácticas consuetudinarias y
de cualquier otra índole que alimenten los prejuicios y perpetúen la
noción de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos y
los roles estereotipados de los hombres y las mujeres. […] Los
Estados partes deben tener en cuenta que han de cumplir con sus
obligaciones jurídicas con todas las mujeres mediante la
formulación de políticas, programas y marcos institucionales de
carácter público que tengan por objetivo satisfacer las necesidades
específicas de la mujer a fin de lograr el pleno desarrollo de su
potencial en pie de igualdad con el hombre.
9
garantiza la vigencia y eficacia de la paridad de género en la
contienda electoral como presupuesto necesario para la celebración
de elecciones libres y auténticas, siendo un principio rector dentro
del proceso electoral, el cual marca la pauta de actuación de los
actores políticos desde el arranque del Proceso Electoral hasta su
conclusión.
En este sentido, garantizar la paridad de género de las contiendas
es una de las mayores responsabilidades de las autoridades
electorales. Ahora en este orden de ideas, se ha establecido los
ejes rectores para el principio de paridad, estos son la paridad
horizontal y vertical, que como consecuencia inmediata general la
paridad efectiva real.
Continuando con esta aportación es dable señalar que nuestro
Código de Instituciones y Procedimientos Electorales para el Estado
de Morelos contempla que los principios rectores de los procesos
electorales que lo norman son los siguientes: constitucionalidad,
certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, equidad,
objetividad, definitividad, profesionalismo, máxima publicidad y
paridad de género, por lo que la resolución IMPEPAC/CEE/123/207
EMITIDO POR EL CONSEJO ESTATAL ELECTORAL DE MORELOS,
POR EL CUAL SE APRUEBA EL “ACUERDO EN EL QUE SE
APRUEBAN LOS LINEAMIENTOS PARA EL REGISTRO DE
CANDIDATAS Y CANDIDATOS A CARGO DE ELECCIÓN POPULAR
POSTULADO PARA EL PROCESO ELECTORAL LOCAL ORDINARIO
2017-2018” Y EN CONSECUENCIA SE EMITEN LOS “LINEAMIENTOS
PARA EL REGISTRO DE CANDIDATAS Y CANDIDATOS A CARGO
DE ELECCIÓN POPULAR POSTULADOS PARA EL PROCESO DE
ELECCIÓN ELECTORAL LOCAL ORDINARIO 2017-2018.” Se
encuentra amplia y debidamente fundado y motivado, toda vez que
la obligación de garantizar tiene como objetivo mantener el disfrute
del derecho humano y de mejorarlo, en tanto que la obligación de
proteger, consiste en la toma de medidas que hagan posible el
ejercicio efectivo de los derechos humanos.
El principio de paridad de género se encuentra elevado en el orden
Constitucional en su artículo 23 de la Constitución Política del
Estado Libre y Soberano de Morelos, por lo que dicho principio es
fundamental en los procesos electorales por lo que su aplicación del
10
principio de paridad de género en el acuerdo en mención es
progresivo en favor de los derechos humanos ya que con dicho acto
se está realizando de manera progresiva como lo señala nuestro
artículo 1 de la Constitución Política de los Estado Unidos
Mexicanos, la participación de la mujer que ha sido el género que
históricamente se ha ubicado como en situación de desventaja, por
lo que el acuerdo dictado por el consejo electoral garantiza una
verdadera, real y efectiva paridad de género en la ocupación de los
cargos, situación que aun y elevado a principio Constitucional no se
ha logrado formalizar y no se encuentra garantizado, por lo cual el
no aplicarlo estaría siendo inoperante tal principio de equidad de
género.
11
garantizar esta efectividad, soslayando totalmente esta circunstancia
de menosprecio que les otorgan a las mujeres los partidos políticos,
sopesando este derecho humano, fundamental y no solo para las
mujeres sino para el estado, como de menor valía ante el derecho a
la reelección, pasando por alto lo contemplado por todos los
organismos internacionales, que arriba se habían mencionado, de la
sumatoria de los mismos tenemos precisamente la preponderancia
que se debe realizar a la integración efectiva de las mujeres a la
vida pública y política del estado, el respeto a los derechos político
electorales de las mujeres y a la implementación de medidas
provisionales que facultan a cualquier autoridad para lograr la
garantía efectiva de este principio de paridad.
12
sea real y efectiva. Así pues tenemos que estas acciones afirmativas
que emite el Consejo Estatal Electoral del Estado de Morelos no solo
se encuentran encaminadas a prevenir un trato desigual y
potencialmente discriminatorio, sino que su mayor aportación es
contribuir a erradicar la perturbación de violaciones a derechos
humanos en los grupos en desventaja como en el caso son las
mujeres. Así, todas las autoridades se encuentran obligadas a
promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, lo
que se logra advertir de los referidos lineamientos.
13
estructurales, sociales y culturales necesarios para corregir las
formas y consecuencias pasadas y presentes de discriminación
contra aquéllas;
Petitorios.
14
ATENTAMENTE.
15