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NÚM. 12 BARCELONA, 2 5 DE JUNIO DE 1 9 1 3 1 0 CENTS.

ai apache —¿Me hace nsted el favor de decirme qné hora es?


El pequeño opocfte—Me parece que es la última hora.
Las fiestas educa-
t i v a s encaminadas á.
c a l t i v a r en los nifios
8 U 8 aficiones y amor
i cuanto trasciende &
cultura en sus varias
y diversas manifesta-
ciones, e n s a y a cada
dia n u e v o s procedi-
mientos para el m&s
feliz éxito en el plausible fin que per-
siguen.
A la fiesta del drbol y & la del pez h a y que
sumar la de los pájaros, esos pequeños auxi-
liares de la agricultura considerados como celo-
sos g u a r d i a n e s contra los insectos destructores.
La fiesta que anualmente se celebra en Bél-
gica no deja de resaltar una fiesta m u y poética
aparte de sn finalidad e m i n e n t e m e n t e pr&ctica.
Según Le Petit Journal, los agricultores ricos al llegar el otoño
compran & los vendedores de p&jaros centenares de pequeños v o l á t i l e s
qne durante el invierno se guardan en grandes j a u l a s y son tratados &
cuerpo de rey, es decir se les cuida y alimenta con tanto cuidado como
esmero.
Al llegar la primavera esas j a u l a s son llevadas al campo con gran
solemnidad, A s i s t e n todos los alumnos de las escuelas públicas con s u s
correspondientes maestros, comisiones del a y u n t a m i e n t o y centros
calturales, acompañando á la comitiva algunas bandas de música.
Llegado el momento solemne, las j a u l a s son abiertas dándose liber-
tad á los alados prisioneros y mientras l a s músicas tocan y cantan los
niños un himno exprofeso, el pueblo v i t o r e a e n t u s i a s m a d o porque
sabe qne aquellos pájaros son los mejores a g e n t e s para preservar á la
agricultura de dañinos insectos, y sin agricultura no h a y pan para l o s
pobres, no es posible el fomento de la riqueza del pais.
La fitita de Us pájaros es la qne mejor se identifica con los niños,
porque si los pájaros son la nota más bella y brillante de los campos,
l o s nifios son la más armoniosa que vibra en los hogares d é l o s c a a l e s
es la esperanza, la alegría, la verdadera felicidad.

PACHIN
EL "ESTORNINO"
Un cazador habia adiestrado y tenia en su cuarto un Estornino
que sabía articular algunas palabras, cuando se le decía por
ejemplo:
—Estornino, ¿dónde estás? «—Aquí estoy»,—replicaba el pájaro.
Garlitos, hijo de una casa vecina, se divertía mucho on verle y
oirle. l'n día que fué allá, sucedió cabalmente quo el cazador no
estaba en el cuarto. Carlos se apoderó con presteza del pájaro,
meiióselo en la faltriquera y quería zafarse con su hurto, pero en
este mismo instante I egó el cazador.
Encontrando én su cuarto á Carlos, creyó darle gusto llamando
al pájaro como de costumbre:
—Eíitormno, ¿diinde estás? "—¡Aaui estoy!»—gritó el pobre pri-
sionero en la faltriquera del muchacno.
¿Quién quedó humillado? ¥Á ladrón, al verse descubierto.
Hé ahí como una mala acción no permanece largó tiempo ocul-
ta, tarde ó temprano llega á saberse; además, Dios lo ve siempre y
la castiga el momento en que menos se piensa.
.luAN BAGÉS

PENSAMIENTOS

La v i r t u d es
preferible k las ri-
quezas, la amistad
al dinero, y la uti-
lidad a los place-
res.

Qnerer que a u
necio no sea pre-
sumido, es querer
qne nn necio, no
sea necio.

¿ Q u e r é i s des-
viar de vosotros a n
molesto cuya com-
pafiia os incomode?
A D V E R T E N C I A A L COCINKBO
Pedidle nn f a v o r
—iTenita u s t e d c u i d a d o , q u e h a y u n p a r r o q u i a n o q u e d i c e
qne pueda haceros. qne s u s tripas e s t i n quemadas.. I
PELÍCULAS PINTORESCAS

PICATANTROF
11

Cansado del mar dedicóse Picatantrof á la caza que solo temía


por lo que agravaba su reuma, sus constantes cacerías aumenta­
ban su dolencia iniciándosele una jaqueca que no le dejaba un
momento de tranquili­
dad.
Por consejo de su
médico, un sabio espe­
cialista en afecciones
reumáticas, Atila aban­
donó la caza al aire li­
bre, pero no pudiendo
resistir á s u afición,
decidió continuar s u s
e j e r c i c i o s cinegéticos
dentro de su propia casa. Como su portero se llamaba Codorniz
divertíase tomándole por blanco.
—Tranquilizase usted,—le decía Picatantrof,—no es arma .-e
alcance, es una escopeta de aire comprimido.
Luego dejando en paz al portero atacaba al gato.
—Después de todo,—se decía,—el gato es un tigre en miniatura.
Y para que la ilusión fuese
completa, montaba sobre un ele­
fante de madera que á propósito
adquirió.
Renunciando á esta caza sin
emociones ni peligros, llamó un
día á su cocinera Andrómina y
la dijo:
—Desde hoy le daré veinte '
pesetas más cada mes para la compra á condición de que
imites una ardilla de bosque.
Aceptó la maritornes sin saber lo que su amo quería decir, pero
cuando al llegar la noche vio á Atila armado de una escopeta que
iba en su seguimiento, la pobre mujer echó á correr no parando
hasta la calle.
Ante su cobardía rióse despreciativamente el cazador, el cual
llamando á su criado le dijo:
—Si quieres hacer el rinoceronte aumento tu salario en quince
pesetas sin contar con las propinas. Aceptó entusiasmado el criado,
empezando al punto á ejercer su nuevo cargo. Pero esta vez le
salieron á Atila las cuentas un poquito desiguales.
El rinoceronte consciente de su papel, acometió á su amo, con
tal furor, le embistió con tanta obstinación, que no se resignó á
hacer el muerto hasta que su amo le
ofreció un billete de cien pesetas.
Solo entonces pudo verse libre de
la feroz acometida y sonar ei cuerno
con aire triunfal.
—La caza me r e s u l t a b a menos
cara antes,—dijo,—pero á lo menos
me veo libre de la jaqueca que tanto
me hacía sufrir.

CHASCARRILLOS
En el estanco. En una librería.—Dame usted
—Señora, esta carta pesa mu- un plano de Europa.
cho y e s p r e c i s o añadirle un —¿De qué tamaño?
sello. —¡Natural, hombre, natural!
—Pero... ¿no le parece á usted
que pesará más todavía?
En la acera s e tropiezan un
—Doctor, p a d e z c o un dolor marqués y un basurero y el pri-
muy agudo. mero indignado dice:
—Esté tranquilo que si es agu- —Yo no me aparto para que
do no es grave. pase un cochino.
—Pues yo sí,—dijo el basurero
apartándose
En la pastelería.
Gedeón—¿Cuánto valen estas
pastas? —Niño, ¿cómo te has comido
—Pues á peseta la libra; t o - siete peras?
mando dos se rebajan diez cén- —No es verdad, primero por-
timos, tomando tres un real y que no me las he comido y des-
tomando cinco dos reales. pués porque no eran siete.
Gedeón —¿Y cuántas hay que
tomar para que salgan de balde? A . M E N É N D E Z ALEXANDRE.
EL PROCESO DE "FAN-FAN
PERSONAJES;

Remigio.—Q,a\ix(¡e años, jnez del tribnnal.


Pepi<o—Catorce años, abogado defensor.
León —Diez y seis años, fiscal.
Ursino —Catorce años, ugier.
Acusado.—El g a t o Fan Fan.

ESCENA ÚNICA

(Sala del tribunal donde v a k celebrarse


a n a v i s t a ; B e m i g i o y León ocupan sendos sillo-
nes en la mesa presidencial. Al l e v a n t a r s e el
telón, u r s i n o abre la paerta del foro y dice):
Ursino.—Va ¿ empezar la vista.
Remigio (dirigiéndose k León).—¿Qné v i s t a
e s t á señalada para boy?
León (desplicente).—Poca cosa; m u y poca
cosa, nn robo sin interés,
Remigio (hojeando unos documentos que están e n c i m a de la mesa).
—Proceso de Fa.n-Fan; robo doméstico; concluso para sentencia, (á
Ursino). Que eutre el acusado. (Vase U r s i n o que entra de nuevo llevan-
do á Fan Fan, que le s i g u e P e p i t o y pasa á ocupar el sitio que como
defensor le corresponde.)
Ursino (dejando el gato encima de nna silla).—Hé aqui al acusado,
Jítmi^zo—Acusado, es preciso que contestéis á los cargos que se os
imputan. H a c e unos dias, el atestado no precisa el número, que e n c o n -
trándoos solo en el comedor os encaramasteis en el buffet y no con-
tento con romper una lajosa ponchera, os apoderasteis de una tajada
de m e r l u z a que se reservaba
para la cena de un niño que
sólo come pescado. Atraído
por el ruido entró un criado
en el comedor, sorprendién
doos en flagrante delito. E l
código c a s t i g a tales desma
nes, pnes tienen el agravan-
te de perjudicar á Un terce
ro ¿Es cierto lo qne se os
imputa? (El gato hace n n
mohín con la cabeza y sue-
n a n los cascabeles de plata
qne lleva suspendidos de nna
cinta roja). —Mny bien, el
Jurado tendrá presente el ar-
gentino sonido de e s t o s cascabeles, que puede apreciarse como una
afirmación. Tiene la palabra el fiscal.
León (se levanta, tose, y se afianza l a s gafas).—De excepcionvl
importancia señores jurados es el a s a n t e que h o y se ventila. No e s solo
nn robo; es On robo agravado por acusadoras circunstancias. U n a taja-
da de merluza, ciertamente que no es cosa del otro jueves, pero pre?-
cindamos de la merluza y fijémonos en los agravantes: abuso de con-
fianza, de asaltar el buffet, perjuicios positivos, rompiendo una hermosa
ponchera, y sobre todo dejar sin cena á, nn pobre niño que jugaba con
él y ¡o acariciaba, y partía con el ingrato sus golosinas en cnanto
comprendía que era del agrado del glotón. Tened presente qne si hurtó
solo ana tajada fué porque no encontró la merluza entera (dirÍKÍénd«se
al gato). ¿No es asi acusado? (fíj&ndose en qne el gato está dormidr)
¡Dormidol.,, ¡dormido!.,. qné cinismo; sn m i s grave acusación está en
su incalificable actitud, (Se sienta.)
Semigio.—lia, defensa tiene la palabra.
Pepito.—Tiene tan escasa importancia señores jurados la acusación
que pesa sobre mi defendido, qne muy poco tendré qne esforzarme para
haceros participantes de mi convencimiento. ¿De qué se trata? ¿De qué
se le acusa?... ¿De haber robado una tajada de merluza? No era tal, era
una espina descarnada, olvidada por un criado encima del buffet, y si
las e^ninas se dan 4 los gatos ¿¿ qné viene la formación de este proce-
so? r.'^o era lo m&s lógico que en viendo una espina, Fan Fan se apo

derase de ella?,.. Fijaos como duerme, ¡El fiscal calificaba de cinismo


lo que es latente maestra de su inocencial El cnlpado duerme, porque
no siente el peso de ningún remordimiento. Además, tened presente su
juventud, s a inexperiencia y sa falta de malicia, y si asi lo hacéis,
obrando en justicia absolvereis ¿ mi patrocinado,
Bemigio (a\ gato).—Acusado, ¿tenéis algo que alegar en vnestra
defensa? (el gato sigue durmiendo). El jurado v a i, deliberar. (Pasado
unos m i n u t O B dice:)
ürtino —Va i, darse lectora del veredicto.
Remigio.—OlÍM las razones aducidas por la defensa y el ministerio
fiscal, el jnrado falla, qne
Atendido que los hechos expuestos por el fiscal prueban la culpabi-
lidad del acosado y
Atendido por otra parte i las razones de la defensa, condena 4
Fan Fan al pago de costas que se de8contar4n del importe Ue tres dias
de cordilla y le absuelve de todo arresto permitiéndole qne continúe
saboreando cuantas espinas encuentre olvidadas como medida de higie-
ne doméstica y prevención.
Ursino —Despejen, la vista ha terminado.

J, B. „
trabajos con u n a s a l v a
EL DEBUT de a p l a u s o s .
E n v i s t a de la o v a c i ó n
En a n a plaza pública
obtenida v o l v i ó & repetir
de V i l l a c a n a r i o ' h a b i a
B u s d r a g o el m i s m í s i m o
l l e g a d o precedido de ex
trabajo, con la diferencia
t r a o r d i n a r i a f a m a el fe
que e n cambio de metér-
KÓmeno M. B u s d r a g o , e l
selo á l a boca por l o s
o a a l a n a n o i a b a al sor-
pies, como hubiera h e c h o
prendido público l a des-
con u n bizcocho, empezó
a p a r i c i ó n de s a a m i g o
la terrible e n g u l l i c i ó n
Tiflno D e l g a d o .
por la cabeza; en el pú-
Delante de escogida
blico s e o l a u n c l a m o r e o
• o n c n r r e n c i a cogió & Ti-
a l a r m a n t e ; un a r a g o n é s ,
flno con s a s c a l l o s a s ma-
erizándosele l o s p e l o s ,
n o s , s e l o introdnjo en la
e x c l a m ó : c--¡Mecacbis, l o
booa y lo pasó al estó-
h a matado!» P e r o B u s -
mago; y en c n a n t o la
drago tranquilizóles c o n
m a l t i t a d iba & pedir
s o n r i s a despreciativa, y
la c a b e z a del d e l i n c n e n -
p e g á n d o s e un g o l p e c i t o
t e , peg&ndose a n g o l p e
e n el o m b l i g o dijo pausa-
en la barriga, p r e g u n t ó
damente:
c o n dulzura:
— ¿ E s t á s bien en t u — T i f i n o , hijo m í o ,
o a s a . Tifian? responde á e s t o s s e ñ o r e s
A l o q a e respondió s u que g o z a s de buena s a -
lud.
amigo:
— Perfectamente P e r o Tifino n o dijo l
b i e n , Sr. B u s d r a g o . u n a palabra, sólo s e oyó <
—¿Desea usted salir á j u n ronquido q u e j u m b r o -
t o m a r el aire? ] so. «—Este es el r o n q u i -
do de l a muerte»,—dijo
—¡Hombre, e l deseo i
el mismo a r a g o n é s en el
d e ''erte bien l o v a l e ! ^
paroxismo de l a emoción.
Y a n t e el frenético y í
T7n escalofrío glacial pro-
d i s g u s t a d o público vol- ]
d u j e s e en l a m u c h e d u m -
vio & sacarlo por la b o c a , '
bre.
lo c o g i ó en s u s brazos y
s a l u d a n d o amigablemen- —Mira que dicen de
t e , dijo c o n sorna: ti, Tifino, - repitió B u s -
—Y bien, s e ñ o r e s , drago:-que estás muerto.
a q n i t i e n e n á Tifino t a n E n U barriga de so-
simpático y lechuguino chantre sonó nna sonora
00mo a n t e s . c a r c a j a d a aeompafiada
E l público coronó s u s de e s t a s palabras de T i -
fino: —Diles qne t e n g o sneño y
qne no s a l g o de mi alcoba si no
me obsequian con una perra gorda
por cabeza.
Oyóse un murmullo en la m u l -
titud, l u e g o la consulta de coma>
dres y por fia accedióse & la p e t i -
ción de D e l g a d o , dando una perra
gorda por cabeza, descontando l a
de los crios y la de los perros qne
iban acompañados de sns daeños;
entonces Busdrago, volviéndose &
golpear la barriga, dijo melosa-
mente:
—¡Tiflno.hijo m ( o , s a l á luz qae
el público va á cumplir tu deseo!
De nn salto salió Delgado de
su caverna, y con su sonrisa ha-
bitnal recogió el pecunio de s a s
admiradores; la ovación llegó al
delirio, al paroxismo de lo e x t r a -
ordinario; y en brazos fueron lle-
—No s a b e u s t e d l o q u e m e R u s t a n l o s
niños cuaudo lloran. vados á su morada, tan i n s i g n e s
— iHombreí ¿ P o r qué?
— Porque se ios l l e v a n . campeones de lo inverosímil.

LA ISLA FLOTANTE
En tiempo que los sarracenos habían invadido el Gran Condado
pretendieron apoderarse de la villa de las Damas.
Para lograrlo se apoderaron de los víveres, saquearon las eos
chas en los campos é incendiaron los graneros.
Creían que los sitiados se rendirían por hambre, pero como
éstos se resistían animosamente, decidieron usar de una estrata-
gema.
Para obligarles á salir de la villa prendieron fuego á un caserío
próximo, después de haber saqueado todas las casas y asesinado á
cuantos se resistían.
Un niño de unos doce años, acompañado de un herm;<
niio, huérfanos ambos se escondieron detrás de unas ruinas
humeantes.
Pero como, los muros amenazaban derrumbarse y sepul-
tarlos, escaparon presurosos huyendo de una muerto segura y
horrible.
Aterrados los niños corrían desesperados ante la idea del peli-
gro y sin saber donde se dirigían descubrieron al enemigo.
Redoblaron sus alientos descubriendo un sendero que les c o n -
duciría al lago próximo al lugar y corrieron desolados, pero al
llegar ni un bote, ni una embarcación había y se consideraron
perdidos sin remedio, pues ha poco llegaron los soldados blandien-
do sus sables para matarles.
Los niños en un arranque de suprema desesperación so arroja-
ron a sus pies arrodillándose al borde mismo del lago.
Dd pronto separándose con violencia y llevando á los dos niños,

—Mozo: t r á i g a m e usted pollo asado.


—A e s t a h o r a e l ú n i c o p o l l o q u e h a y en el e s t a b l e c i m i e n t o s o y y o .

empezó aquel pedazo de tierra á flotar por el agua alejándose de la


orilla y salvando de esta suerte á los dos huérfanos.
Sus agresores se precipitaron en el agua pereciendo ahogados.
Tal es la leyenda de la isla flotante de Cervin que se ve desde
entonces cubierta de ñores y fragantes plantas.
.0 que lasa un sastre
Era Nioomedea Paredón el
sastre m&s listo de Villafósil;
se contaban de sus costnmbres, !
rarezas extraordinarias; y de
sn vida, anécdotas verdadera-
mente chispeantes; h a y qnien
asegura qne con el metro en la
mano le sentó las costaras &
Barrab&s; lo qae h a y de cierto
es qae era el sastre qae, con
mayor chic, caad: aba a n a p i e í a
larga.
F e l i c i a n o Cosquillas era nn
l e c h a g u i n o , parroquiano asi-
duo de P a r e d ó n , al c u a l le
encargó nn traje de l e v i t a para
asistir & nna soiré.
— P e r o ¿ y a sabe usted,—
dijo acentuando las palabras,
—que no ha de pasar del precio
convenido, ó sea del 767
A lo q u e contestó Nico-
medes:
— V a y a s e u s t e d tranquilo.
A la mafiana s i g a i e n t e al
entregarle su levita le presentó
el recibo de iO duros.
Cosquillas sintió de los pies
& la cabeza nn cosquilleo amar-
g u í s i m o , y mirándole & los
ojos, le dijo:
—Pero ¿es posible que me
pida usted 40 d u i o s , cuando le
dije que no l l e g a s e & 75 pesetas?
— ¡Perdone usted!—dijo Nicomedes.—Sólo m e dijo 75, sin decir si
eran pesetas ó billetes de 100 francos, y le advierto qne y o & e s t e pre-
cio, n o le pongo forro de piel de serpiente, el cual le dar& m u c h a
suerte.
Efectivamente, la noche m i s m a de l a soiré obtuvo la mano de l a
duquesa Fosfatina, hermosa millonaria.
DESDICHAS DE "CARAMBOLA"
II

Del circo Bidet ¿qnién no ha oído s a relato? P o s e í a el renombrado


domador gran número de leones, elefantes, rinocerontes y gran canti
dad de panteras qae serla prolijo e n u m H r a r , Contaba asi mismo con
gran número de acróbatas, equilibristas y
c l o w n s , qne hacían l a s delicias de la g e n t e
menuda qne solia asistir al circo.
Desconociendo l a s bellas condiciones de Ca-
rambAa Mr. B'.del en v e z de exhibirlo en el
circo, dedicóle á los quehaceres domésticos. E n
el circo hubiera sido la alegría de grandes y
pequeños; sns exhibiciones se hubieran contado
por é x i t o s , pero en el retiro del hogar quedaban
ocultan é ignoradas sus envidiables condiciones
de m o n o listo é inteli-
g e n t e como el que m á s .
Pndlendo ser el m á s
feliz de los monos, era
Carambola el más infeliz
de todos ellos.
En cuanto amanecía tenia que dar betún á
las botas de sn a m o , botas altas qne nunca
acababa de frotar y á las qne era preciso dejar
brillantes como e! charol.
Sí n o hubiese sido por e l miedo qne le inspi
raba el l á t i g o de Mr, Bidel, ¡cuántas veces
hubiera tirado por la v e n t a n a las botas, el pote
de betún y los cepillos! ¡Cuántas se sintió ten-
tado de pegar nna dentellada al domador y
dejarle impresa en su mano el sello de su vivo y profundo odio.
A pasar de sns intenciones. Carambola contenía sns ímpetns, pnes
no desconocía el premio doloroso qne recibiría después de haberlos
puesto en práctica.
Acabado de limpiar l a s botas, debía arreglar el correaje de los
caballos, sacudir l a s alfom-
bras, cepillar las ropas de
los clowns que pagaban s n s
servicios largándole algún
expresivo puntapié, endul-
zado á veces con a l g ú n
terrón de a z ú c a r que le
daba a l g u n a compasiva y
sensible amazona.
Terminadas estas coti-
dianas tareas, y después de
haber dejado b r i l l a n t e s
oomo el oro los botones de
metal del frac qne usaba su tirano y señor, entraba á la cocina á pre-
pararle el almuerzo.
¡Ah, qne tormento por Carambola encender el fuego, para calentar
la leche, y sobre todo hacer el café!... ¡Oh! £ 1 café era s u t o r t o r a , s a
verdadera a g o n í a ; a p e n a s lo colocaba en e l molinillo para molerlo,
s a fnerte olor le t r a s t o r n a b a h a s t a causarle verdadero mareo. Con sólo
ver l o s g r a n o s s e s e n t í a morir, y s i n e m b a r g o , n o t e n i a otro remedio
q a e molerlo.
Acabado de preparar el d e s a y u n o t e n i a q u e l a v a r la vajilla, lo q u e
r e s u l t a b a m u y duro y desagradable para el infeliz, pues k cada plato
desportillado ó i, cada copa quebrada, el l á t i g o del domador le hablaba
de manera t a n cruel como p e r s u a s i v a .
T e r m i n a d a s e s a s faenas e n t r a b a la m á s dura, la del barrido; el sudor
bañaba s u semblante, flaqaeaban s u s fuerzas pero alli estaba Mr, Bidel
j u g u e t e a n d o c o n el l a t i g a i l l o p a r a infundirle v i g o r .
H u b i é r a l e resultado á Carambola m á s llevadera su picara e x i s t e n c i a
si s e le hubiese permitido disfrutar de las f u n c i o n e s del circo, pero n o
era a s í . A l a hora de ir al circo, dejaban al mono encerrado en n n
pequeño cuarto q u e l e t e n í a n destinado y alli e n t r e g a d o á s u s p r o f u n -
das t r i s t e z a s , suspiraba por s u perdida libertad. £ 1 se hubiera c o n t e n -
tado conque s e lo hubiesen llevado u n a noche á lo m e n o s , pero ni
eso; h a b í a l e c o n t a d o un perro a m a e s t r a d o l o m u c h o q u e en el circo s e
d i v e r t í a , pero á él le estaba vedado disfrutar de lo que el perro le pon-
deraba, lo que a u m e n t a -
ba s n s tristezas; recorda-
ba entonces l o s hermosos
bosques de p a r a g u a y o s
que j a m á s v o l v e r í a á v e r ,
recordaba aquellos días
de dulce libertad y ale-
gría, aquellas p a l m e r a s
que le brindaron s u s sa-
brosos y dorados frutos
y aquellos cocoteros que
le prestaba dulce y rega-
lado licor. N o ; n o volve-
ría á verlos; n o v o l v e r í a
á disfrutar del f u e r t e
perfume de aquella v e g e -
tación e x u b e r a n t e y es-
pléndida, de aquel cielo
siempre s e r e n o y de pu-
rísimo y diáfano azul, n i
de la compañía de s u s
a m i g o s l o s e l e f a n t e s , gi-
rafas y cocodrilos.
A tales recuerdos
o p r i m í a s e l e el corazón,
hacia e s f u e r a o s p a r a
d e s e c h a r s u s pesares,
pero i n ú t i l , e l p o b r e
m o n o acababa llorando
como u n nifio.
ARGUMENTO IRREFUTABLE
L a educación es al es-
La portera —Aqui n o s e a l q u i l a el p i s o m á s q u e á
p e r s o n a s de b u e n a c o n d u c t a p í r i t u , l o que la l i m p i e z a
—Pues y o s o y u n a n t i g u o p o r t e r o . es para el cuerpo.
^ PASATIEMPOS ^
REGALOS pero aún n o han obtenido resal-
tado y reclaman el a a x i l i o de
DEL "CORREO DE LOS NIÑOS" naestros lectores, por si a l g a n o
quiere ayudarles en e s t a original
7. ° Un precioso reloj de oro. empresa. E l refrán se compone de
2." Un retrato con marco do- las 35 l e t r a s que arroja e s t e c a -
rado. ñón, ni u n a m á s ni a n a menos.
A. MENÉNDBZ ALBXANORB
3." Un magnifico juguete, á
eligir. Lat solucionet en el próximo número.
Más de 500 premios en
SOLUCIÓNd loipatatiempoi del
cuentos y nouelitas infantiles.
número anterior

CHARADA
Fuga de vocales.—

Mi primera ea el B i l t i c o . U n a mora me enamora


segunda y tercia en farmaciae, y no es mora de nación;
y el todo es nn escritor que es mora, porque ella mora
de muy renombrada fama. dentro de mi corazón,
MANUKL LORA TAMAYO Línea central.—

EL CASÓN KRÜPP C A C O S
A c B A

U n cañón E r n p p acaba de dejar


tnrnlatoB & los soldados, pnes al
CAÑÓN C u A S CAÑÓN
A D B O
dispararlo b a n o b s e r v a d o qne V E N T A
arrojaba l e t r a s , y como sospechan
qne con e l l a s s e pnede formar n n
refrán m n y conocido, han deci- Para la corraspondencia al director de
dido recogerlas y combinarlas. Correo de los Niüos, ipariado, 88

ai

En el presente número va adjunto el suplemento n." 3


R e d a c c i ó n y . ^ d m i n i s i r a c l ó n : Calle d e laa C o r t e s , 6 9 5 . — B a r c e l o n a .
I . .V C A B R A I X D Ó C I L

Brazo de Hierro, viéndose a b a o - en g a n a d o s , y la adquirió dos los artistas de talen-


i o D a d o por su» c o m p a ñ e r o s de su creyendo h a c e r un b u e n to. E l a n i m a l n o t u v o
circo a m b u l a n t e , á e x c - p e l ó n de negocio Una vez concer- ptro deseo en c n a n t o v i o
una c a b r a que fué por mucho tado el trato se marcha- los verdea c a m p o s qne
tiempo su mejor artista, con pesar ba Oaralampio m u y tran- s a b o r e a r su fresca hier-
resolvióse a venderla y dedicarse quilamente á su c a s a , s i n ba, y apelando & la fuga
á negocios mas lucrativos; y en contar que la c a b r i i a e n obligó á t'aralamplo &
e f e c t o , e n c o n t r ó en C a r a l a m o i o s u c u e s t i ó n era s u m a m e n t e correr unos cuantos ki-
hombre. Era éste antiguo tratante Indisciplinada c o m o lo- lómetros á paso gimnás-

tico. Viéndose la cabrita que una puerta esta- á Caralampio que se lamentaba lasilmo-
a c o s a d a p o r su perse- b a Bb<eit8 s e c o l ó d e s a m e n t e de sn d e s a s t r o s a c o m p r a Cual
g n l d u r , al l l e g a r a U s rondón, dejando no seria su sorpresa al llegar a l a pla-
primeras c a s a s de u n a compl etamenle j a - z a , v i e n d o á su c a b r i t a e j e c u t a n d o t o d a
aldea, y apercibiéndose deaate y despistado suerte de exentricbíades en nna azo-

ir
t e a . c —I A h , p o r fln t e pi-
llé dijo el tratante, y
precipitóse furioso c o n el
nes y pronto se encontró
frente a frente c o n el Indó-
cil animal que d e m o s t r ó su
2^¿
fuerza que Caralampio asus-
tado de tan inesperada a c o -
m e t i d a se precipitó dentro la
bastón enarbolado, subió á d e s a g r a d o al v e r & s u n u e v o chimenea y fué á parar so-
cnatro brincos l o s escalo- amo, y arremetióle con tal b r e un e s p l é n d i d o f u e g o .

p r o p o r c i o n a n d o al d u e ñ o d e a q u e - ras p e n a s , pudo c o n v e n c e r l e de te en expanalo-


lla morada nna grata sorpresa... q u e era u n a l d e a n o p a c i f l c o y oes g i m n á s t i -
qne le indemnizó con otra, no m e desventnrado, que no supo Jamás caá.
noa a g r a d a b l e , apuntándole un el paradero de la d i c h o s a ca-
reelo reyolver. Caralampio. á dn- bra, tan insólita como inteligen-

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