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PACHIN
EL "ESTORNINO"
Un cazador habia adiestrado y tenia en su cuarto un Estornino
que sabía articular algunas palabras, cuando se le decía por
ejemplo:
—Estornino, ¿dónde estás? «—Aquí estoy»,—replicaba el pájaro.
Garlitos, hijo de una casa vecina, se divertía mucho on verle y
oirle. l'n día que fué allá, sucedió cabalmente quo el cazador no
estaba en el cuarto. Carlos se apoderó con presteza del pájaro,
meiióselo en la faltriquera y quería zafarse con su hurto, pero en
este mismo instante I egó el cazador.
Encontrando én su cuarto á Carlos, creyó darle gusto llamando
al pájaro como de costumbre:
—Eíitormno, ¿diinde estás? "—¡Aaui estoy!»—gritó el pobre pri-
sionero en la faltriquera del muchacno.
¿Quién quedó humillado? ¥Á ladrón, al verse descubierto.
Hé ahí como una mala acción no permanece largó tiempo ocul-
ta, tarde ó temprano llega á saberse; además, Dios lo ve siempre y
la castiga el momento en que menos se piensa.
.luAN BAGÉS
PENSAMIENTOS
La v i r t u d es
preferible k las ri-
quezas, la amistad
al dinero, y la uti-
lidad a los place-
res.
Qnerer que a u
necio no sea pre-
sumido, es querer
qne nn necio, no
sea necio.
¿ Q u e r é i s des-
viar de vosotros a n
molesto cuya com-
pafiia os incomode?
A D V E R T E N C I A A L COCINKBO
Pedidle nn f a v o r
—iTenita u s t e d c u i d a d o , q u e h a y u n p a r r o q u i a n o q u e d i c e
qne pueda haceros. qne s u s tripas e s t i n quemadas.. I
PELÍCULAS PINTORESCAS
PICATANTROF
11
CHASCARRILLOS
En el estanco. En una librería.—Dame usted
—Señora, esta carta pesa mu- un plano de Europa.
cho y e s p r e c i s o añadirle un —¿De qué tamaño?
sello. —¡Natural, hombre, natural!
—Pero... ¿no le parece á usted
que pesará más todavía?
En la acera s e tropiezan un
—Doctor, p a d e z c o un dolor marqués y un basurero y el pri-
muy agudo. mero indignado dice:
—Esté tranquilo que si es agu- —Yo no me aparto para que
do no es grave. pase un cochino.
—Pues yo sí,—dijo el basurero
apartándose
En la pastelería.
Gedeón—¿Cuánto valen estas
pastas? —Niño, ¿cómo te has comido
—Pues á peseta la libra; t o - siete peras?
mando dos se rebajan diez cén- —No es verdad, primero por-
timos, tomando tres un real y que no me las he comido y des-
tomando cinco dos reales. pués porque no eran siete.
Gedeón —¿Y cuántas hay que
tomar para que salgan de balde? A . M E N É N D E Z ALEXANDRE.
EL PROCESO DE "FAN-FAN
PERSONAJES;
ESCENA ÚNICA
J, B. „
trabajos con u n a s a l v a
EL DEBUT de a p l a u s o s .
E n v i s t a de la o v a c i ó n
En a n a plaza pública
obtenida v o l v i ó & repetir
de V i l l a c a n a r i o ' h a b i a
B u s d r a g o el m i s m í s i m o
l l e g a d o precedido de ex
trabajo, con la diferencia
t r a o r d i n a r i a f a m a el fe
que e n cambio de metér-
KÓmeno M. B u s d r a g o , e l
selo á l a boca por l o s
o a a l a n a n o i a b a al sor-
pies, como hubiera h e c h o
prendido público l a des-
con u n bizcocho, empezó
a p a r i c i ó n de s a a m i g o
la terrible e n g u l l i c i ó n
Tiflno D e l g a d o .
por la cabeza; en el pú-
Delante de escogida
blico s e o l a u n c l a m o r e o
• o n c n r r e n c i a cogió & Ti-
a l a r m a n t e ; un a r a g o n é s ,
flno con s a s c a l l o s a s ma-
erizándosele l o s p e l o s ,
n o s , s e l o introdnjo en la
e x c l a m ó : c--¡Mecacbis, l o
booa y lo pasó al estó-
h a matado!» P e r o B u s -
mago; y en c n a n t o la
drago tranquilizóles c o n
m a l t i t a d iba & pedir
s o n r i s a despreciativa, y
la c a b e z a del d e l i n c n e n -
p e g á n d o s e un g o l p e c i t o
t e , peg&ndose a n g o l p e
e n el o m b l i g o dijo pausa-
en la barriga, p r e g u n t ó
damente:
c o n dulzura:
— ¿ E s t á s bien en t u — T i f i n o , hijo m í o ,
o a s a . Tifian? responde á e s t o s s e ñ o r e s
A l o q a e respondió s u que g o z a s de buena s a -
lud.
amigo:
— Perfectamente P e r o Tifino n o dijo l
b i e n , Sr. B u s d r a g o . u n a palabra, sólo s e oyó <
—¿Desea usted salir á j u n ronquido q u e j u m b r o -
t o m a r el aire? ] so. «—Este es el r o n q u i -
do de l a muerte»,—dijo
—¡Hombre, e l deseo i
el mismo a r a g o n é s en el
d e ''erte bien l o v a l e ! ^
paroxismo de l a emoción.
Y a n t e el frenético y í
T7n escalofrío glacial pro-
d i s g u s t a d o público vol- ]
d u j e s e en l a m u c h e d u m -
vio & sacarlo por la b o c a , '
bre.
lo c o g i ó en s u s brazos y
s a l u d a n d o amigablemen- —Mira que dicen de
t e , dijo c o n sorna: ti, Tifino, - repitió B u s -
—Y bien, s e ñ o r e s , drago:-que estás muerto.
a q n i t i e n e n á Tifino t a n E n U barriga de so-
simpático y lechuguino chantre sonó nna sonora
00mo a n t e s . c a r c a j a d a aeompafiada
E l público coronó s u s de e s t a s palabras de T i -
fino: —Diles qne t e n g o sneño y
qne no s a l g o de mi alcoba si no
me obsequian con una perra gorda
por cabeza.
Oyóse un murmullo en la m u l -
titud, l u e g o la consulta de coma>
dres y por fia accedióse & la p e t i -
ción de D e l g a d o , dando una perra
gorda por cabeza, descontando l a
de los crios y la de los perros qne
iban acompañados de sns daeños;
entonces Busdrago, volviéndose &
golpear la barriga, dijo melosa-
mente:
—¡Tiflno.hijo m ( o , s a l á luz qae
el público va á cumplir tu deseo!
De nn salto salió Delgado de
su caverna, y con su sonrisa ha-
bitnal recogió el pecunio de s a s
admiradores; la ovación llegó al
delirio, al paroxismo de lo e x t r a -
ordinario; y en brazos fueron lle-
—No s a b e u s t e d l o q u e m e R u s t a n l o s
niños cuaudo lloran. vados á su morada, tan i n s i g n e s
— iHombreí ¿ P o r qué?
— Porque se ios l l e v a n . campeones de lo inverosímil.
LA ISLA FLOTANTE
En tiempo que los sarracenos habían invadido el Gran Condado
pretendieron apoderarse de la villa de las Damas.
Para lograrlo se apoderaron de los víveres, saquearon las eos
chas en los campos é incendiaron los graneros.
Creían que los sitiados se rendirían por hambre, pero como
éstos se resistían animosamente, decidieron usar de una estrata-
gema.
Para obligarles á salir de la villa prendieron fuego á un caserío
próximo, después de haber saqueado todas las casas y asesinado á
cuantos se resistían.
Un niño de unos doce años, acompañado de un herm;<
niio, huérfanos ambos se escondieron detrás de unas ruinas
humeantes.
Pero como, los muros amenazaban derrumbarse y sepul-
tarlos, escaparon presurosos huyendo de una muerto segura y
horrible.
Aterrados los niños corrían desesperados ante la idea del peli-
gro y sin saber donde se dirigían descubrieron al enemigo.
Redoblaron sus alientos descubriendo un sendero que les c o n -
duciría al lago próximo al lugar y corrieron desolados, pero al
llegar ni un bote, ni una embarcación había y se consideraron
perdidos sin remedio, pues ha poco llegaron los soldados blandien-
do sus sables para matarles.
Los niños en un arranque de suprema desesperación so arroja-
ron a sus pies arrodillándose al borde mismo del lago.
Dd pronto separándose con violencia y llevando á los dos niños,
CHARADA
Fuga de vocales.—
EL CASÓN KRÜPP C A C O S
A c B A
ai
tico. Viéndose la cabrita que una puerta esta- á Caralampio que se lamentaba lasilmo-
a c o s a d a p o r su perse- b a Bb<eit8 s e c o l ó d e s a m e n t e de sn d e s a s t r o s a c o m p r a Cual
g n l d u r , al l l e g a r a U s rondón, dejando no seria su sorpresa al llegar a l a pla-
primeras c a s a s de u n a compl etamenle j a - z a , v i e n d o á su c a b r i t a e j e c u t a n d o t o d a
aldea, y apercibiéndose deaate y despistado suerte de exentricbíades en nna azo-
ir
t e a . c —I A h , p o r fln t e pi-
llé dijo el tratante, y
precipitóse furioso c o n el
nes y pronto se encontró
frente a frente c o n el Indó-
cil animal que d e m o s t r ó su
2^¿
fuerza que Caralampio asus-
tado de tan inesperada a c o -
m e t i d a se precipitó dentro la
bastón enarbolado, subió á d e s a g r a d o al v e r & s u n u e v o chimenea y fué á parar so-
cnatro brincos l o s escalo- amo, y arremetióle con tal b r e un e s p l é n d i d o f u e g o .