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El Enfoque de Resiliencia en los Proyectos Sociales..., Vol. XIII, Nº 1: Pág. 143-152.

2004

El enfoque de Resiliencia en los Proyectos Sociales:


Perspectivas y Desafíos

The Resilience Approach in Social Projects:


Perspectives and Challenge

Valeria Llobet*
Susana Wegsman* *

Resumen
Esta presentación se basa en el trabajo investigativo y en promoción del desarro-
llo que venimos realizando desde el año 1994. Los diversos obstáculos y desa-
fíos abordados a lo largo de estos diez años, tanto de índole teórica como prácti-
ca, nos han permitido producir reflexiones críticas sobre los enfoques de resiliencia
y de riesgo. Rescatamos la potencialidad innovadora de las prácticas, sin desco-
nocer los conflictos que acarrean. Por ello, pretendemos proponer a discusión
una posición relativamente novedosa, que avanza en la consideración de las con-
secuencias prácticas de tales enfoques teóricos.
Palabras clave: Resiliencia, Riesgo, Promoción del desarrollo humano

Abstract
This paper is based on the authors´ research and field work in the area of human
development over the past ten years. The diverse obstacles and challenges faced
during these years, in theoretical as well as practical stances, have allowed us to
develop critical thoughts on approaches to risk and resilience. We consider the
innovative potential of these practices, while not ignoring the conflicts implied
by these concepts. As such, we seek to bring for discussion a relatively new
perspective which advances in the consideration of the practical consequences
of such theoretical approaches.
Key Words: Resilience, Risk, Promoting human development.

* Licenciada en Psicología, Programa de Democratización de las Relaciones Sociales, UNSaM. email:


vllobet@psi.uba.ar
** Licenciada en Psicología, Consejo de los Derechos de niñas, niños y adolescentes. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

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Introducción va positiva, pueden evitar la patologización


y cronificación de problemas sociales, am-
Las presentes reflexiones surgen de tres pliando el repertorio de respuestas posibles
antecedentes: por un lado, de los resultados como resultado de cada situación.
alcanzados en la investigación “Promoción
de resiliencia: facilitadores y restrictores de El aporte de los estudios de género a esta
resiliencia en niños y adolescentes en situa- mirada, que profundiza en las relaciones de
ción de vulnerabilidad”, realizada mediante poder existentes en los vínculos (legitimados
una beca de Iniciación a la Investigación y política, jurídica y científicamente), hace del
una beca Doctoral de la Universidad de Bue- concepto de resiliencia una poderosa herra-
nos Aires, Ciencia y Técnica (UBACyT)1 ; por mienta de transformación, porque permite
otro, de los trabajos en promoción de salud maximizar la potencia de ambas perspecti-
y empoderamiento con mujeres de sectores vas en su aplicación combinada en los pro-
populares. Finalmente, de la experiencia en gramas de intervención social.
sendos cursos de formación de postgrado con
Pensamos que es necesario alentar mira-
docentes, trabajadores/as sociales y psicólo-
das renovadas a los problemas cada vez más
gas en la Ciudad de Buenos Aires.
complejos que configuran el nuevo mapa so-
A partir de las reflexiones posibilitadas en cial: si hasta hace un tiempo, la diferenciación
estos espacios, caracterizados por la priori- de programas de acuerdo a su pertenencia
zación del debate, la implicación y la cons- disciplinar–técnica resultaba eficaz (por ejem-
trucción colectivas, proponemos un aborda- plo, problemas sanitarios, sociales, educativos,
je complejo, que integre distintas perspecti- y todas sus subclases) actualmente es claro que
vas teóricas, en cada uno de los momentos y es necesario pensar otras articulaciones. El
dimensiones del problema abordado. enfoque de resiliencia es una alternativa ori-
ginal e interesante en este sentido.
Nuestro propósito es revisar algunos pro-
blemas del uso del concepto de Resiliencia,
Enfoque de Resiliencia. Algunas
derivados de una interpretación particular de
cuestiones teóricas
sus conceptos asociados, tales como vulne-
rabilidad y riesgo. A esta revisión le siguen La resiliencia surge como un constructo
algunas propuestas de aplicación general, teórico que intenta dar cuenta de las situacio-
tanto relativas a la evaluación de la situación nes de desarrollo saludable en presencia de
de las personas como referidas a las modali- factores de riesgo para patología o depriva-
dades organizativas del trabajo institucional. ción. Las primeras investigaciones al respec-
to se centran en familias con uno o ambos
El enfoque de resiliencia faculta la revi-
padres alcohólicos, cuyos hijos no habían de-
sión de los programas de atención primaria
sarrollado ninguno de los síntomas teórica-
de la salud, de educación y de promoción mente esperados. Extraído de la psicopatolo-
social, reorientando o diseñando los mismos gía, y llevado al campo más claramente
en la dirección de promover procesos supe- psicosocial, y de psicología del desarrollo, el
radores de las situaciones adversas iniciales, concepto permitiría, para Kotliarenco y
es decir, promover la resiliencia. Para ello es Fontecilla “caracterizar a aquellos sujetos que,
necesario partir de las posibilidades y capa- a pesar de nacer y vivir en condiciones de alto
cidades de las personas y los grupos. Estos riesgo, se desarrollan psíquicamente sanos y
abordajes, caracterizados por una perspecti-

1 Investigación: Promoción de resiliencia: Facilitadores y Restrictores de Resiliencia en niños y adolescentes en


situación de vulnerabilidad. Informe Final aprobado en 03/03.

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socialmente exitosos” (1997.:8). Se asume que salmente eficaces tanto en sentido negativo el
el hecho de nacer y crecer en contextos po- primero como el segundo en sentido positi-
bres presupone un riesgo para la salud. vo) y una aproximación mediada por las ca-
racterísticas de las personas. En el mismo sen-
Derivado de una matriz funcionalista, y tido, Rutter (op.cit.) propone que una misma
asociado a la teoría del estrés, aparece como variable puede actuar, bajo distintas circuns-
el constructo necesario para dar cuenta de tancias, en cualquiera de los dos sentidos
las situaciones saludables en medios insanos. mencionados, y que el propio proceso de vul-
Se plantean estructuras de determinación nerabilidad – protección sólo tiene efecto en
ecológicas multinivel, en donde la interacción combinación con situaciones o factores de ries-
con el ambiente –y los factores de riesgo– por go, y por lo tanto, actúa indirectamente.
parte del “niño resiliente” estará mediada por
vínculos y aspectos personales del mismo. En desarrollos recientes, Francisca Infan-
te (2002) enfatiza en la caracterización de la
En una línea diferente, Michael Rutter resiliencia como un proceso que puede ser
(1993) define como resiliencia al conjunto de promovido, cuyos resultados no serán homo-
procesos sociales e intrapsíquicos que posibi- géneos ni estables en todos los ámbitos del
litan el enfrentamiento exitoso a la adversi- desarrollo.
dad. No se trata de factores congénitos ni ad-
quiridos, sino que es un proceso que caracte- La traducción directa entre situación de
riza a un complejo sistema social en un mo- pobreza y factores de riesgo actuantes al ni-
mento determinado, y que implica exitosas vel individual es otro peligro presente en el
combinaciones entre el niño y su medio. trabajo con este constructo.
Aparecen dos grandes matrices teóricas Es sencillo suponer que, o bien es posible
para definir el concepto (no se ha logrado una predicar de alguien que “es” resiliente por
definición consensuada, lo que hablaría de sus peculiares características personales (in-
algunos de los problemas enfrentados): una teligencia, astucia, etc) lo que sería una
de ellas, de raigambre cognitivo– conductual; aproximación psicologista y objetivizante, o
la otra, combina perspectivas de sistemas, que en realidad el ascenso social depende de
interaccionismo, y otras vertientes teóricas. las mismas capacidades por las cuales al-
En ambas aproximaciones teóricas, parece guien puede lograr que la adversidad no se
asumirse que, acumulados en los sectores po- transforme en destino...
pulares, los “factores de riesgo” tienen una
actuación homogénea y estable en todas las
Conceptos Asociados: Vulnerabilidad,
personas, lo que equivale a tratarlos como
causales en cualquier circunstancia y para Riesgo, Deprivación.
cualquier sujeto. Esto último supone una se- ¿Por qué un grupo poblacional se consti-
rie de contradicciones con la existencia mis- tuye desde la mirada de los trabajadores de
ma del concepto, en particular, el riesgo de la salud, la educación, el campo social, como
una falacia atomística. ‘grupo de riesgo’? ¿Cuál es el criterio de in-
Radke – Yarrow y Sherman (1992) no elu- clusión que empleamos cuando identifica-
den las dificultades que plantea el constructo, mos a un sujeto como perteneciendo a un
relativas a lo mencionado más arriba respec- determinado “grupo vulnerable”? ¿es la vul-
to a los conceptos de riesgo y factores protec- nerabilidad un atributo personal o un emer-
tores. Plantean (en una salida psicologista) que gente situacional? Cuando hablamos de gru-
existe una tensión entre una idea de univer- po vulnerable ¿es posible recuperar las
salidad de los factores (considerar a X factor diferencias individuales sin perdernos en una
de riesgo, o a Y factor protector como univer- singularización absoluta de la clínica?

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Definimos a la vulnerabilidad como la Hay un fuerte componente subjetivo en


condición que modula la probabilidad de la significación del riesgo, por lo cual, adquie-
sufrir fracasos, enfermedades, accidentes, re sentido en la vida cotidiana de las perso-
lesiones. La misma se da en virtud de: Con- nas (Fabi:2000). Una de las dimensiones del
diciones estructurales o macrosociales; Con- modo de vida es el Estilo de Vida, es decir, el
diciones particulares o grupales; y Condicio- conjunto de conductas, valores, símbolos, cons-
nes individuales. truidos en y por los grupos sociales que pro-
veen matrices de conductas esperables y líci-
A nivel estructural, es posible decir que tas. Así, los patrones de vulnerabilidad y las
existe una distribución desigual e histórica situaciones de riesgo vivenciadas como tales
de la patología, la vulnerabilidad y la salud se relacionarán con tal construcción social.
entre grupos y personas. Eduardo Menéndez
(1994) entiende el proceso salud –enferme- Finalmente y a nivel singular, la subjetivi-
dad– atención como un proceso universal dad aparece como una dimensión de la repro-
que opera estructuralmente y constituye un ducción y producción social. Por ejemplo, ex-
hecho social, que en los desarrollos históri- presada en el hábitus, como un “sistema de
cos encuentra la estructura de determinación disposiciones durables y transferibles –estruc-
específica de los eventos, las modalidades de turas estructuradas predispuestas a funcionar
atención de los mismos y sus sistemas ideo- como estructuras estructurantes– que integran
lógicos. Se trata así de un proceso que abar- todas las experiencias pasadas y funciona en
ca la construcción social de saberes y prácti- cada momento como matriz estructurante de
cas acerca de la salud–enfermedad. La salud las percepciones, las apreciaciones y las accio-
es un satisfactor de necesidades que implica nes de los agentes de cara a una coyuntura o
el desarrollo de las potencialidades singula- acontecimiento y que él contribuye a produ-
res y sociales, y será una situación de riesgo cir” (Bourdieu, P., 1990). También, expresada
aquella que limite o dificulte tal despliegue en las identidades de género, o, como plantea
del potencial humano. Así, la pertenencia Cornelius Castoriadis (1997), en las posibilida-
geográfica, histórica, social, de las personas des de acción del sujeto, derivada de la capaci-
acarrea posibilidades intrínsecas de vivir, dad de inspección de una multitud de posibles
enfermar y morir. y su consecuente posibilidad de elección. Su
posibilidad transformativa y creativa radica en
En un segundo nivel de la estructuración el proceso identitario y en la movilización de
de la vulnerabilidad, el nivel particular, el recursos que involucre los otros niveles. El ries-
Modo de Vida aparece como una dimensión go, la vulnerabilidad y la protección se tradu-
central. Es el espacio/tiempo en el que se cen, en este nivel, como eventos histórica y afec-
despliega el proceso de reproducción social tivamente significados en la vida de las perso-
y se producen las situaciones concretas de nas, en donde la causalidad psíquica determi-
vulnerabilidad y protección (Almeida F., nará la eficacia última y el alcance de los even-
1992.). Si bien todo problema de salud tiene tos traumatizantes o protectores, integrando la
su origen en necesidades, no toda necesidad vida social a la economía psíquica.
se convierte en problema percibido como tal
por los diferentes actores sociales capaces de Sin embargo, el riesgo, como concepto
movilizarse para producir una respuesta a originado en la teoría de la probabilidad, es
ellas. Hay una dimensión social y simbólica una propiedad de las poblaciones y su refe-
en la definición de los problemas que conlle- rencia es colectiva.
va a diferentes jerarquizaciones y a veces a la
exclusión de algunos, contribuyendo a au- Tanto el concepto de riesgo como el de fac-
mentar la vulnerabilidad y a hacer permanen- tores de riesgo, implican un objeto poblacio-
tes algunas situaciones de riesgo. nal: refieren a poblaciones y no a individuos

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concretos. Según Rose (1984), los factores que La diferencia entre las poblaciones y los
determinan la incidencia en una población, individuos no se reduce a un problema cuan-
de una determinada enfermedad, no son ne- titativo, en el que las formas de tratar la in-
cesariamente los mismos que las causas de formación necesaria para caracterizar una
cada caso. En este sentido, distingue dos pre- población implica medidas de resumen, ta-
guntas etiológicas: aquella que busca expli- les como el promedio, la mediana, la moda,
car el caso (¿por qué alguna persona padece etc. Cada uno de los individuos que compo-
determinado problema?) y aquella que bus- nen la población presentarán una distancia
ca entender la distribución entre poblaciones respecto de tales valores promedio, es decir,
(¿por qué en la población A es más frecuente el “individuo tipo” de una población rara-
la patología X, en tanto en la población B es mente existe como individuo concreto. Ello,
rara?) Esta pregunta no hace referencia a una y el hecho que todo factor de riesgo supone
determinación causal sino estadística. un componente valorativo por parte de las
personas, y se integra en la economía simbó-
Sin embargo, la noción de riesgo parece
lica de la comunidad de maneras particula-
integrarse al discurso de la clínica como una
res, agrega complejidad y mediaciones a los
solución técnica para la cuestión fundamen-
tal de este campo: la incertidumbre en el pro- “perfiles de riesgo”, transformándolos, en
ceso de toma de decisiones (Almeida, F., 2000). algunos casos, en descripciones objetivizan-
tes pero sin correlato real y con una marcada
La incorporación del concepto riesgo ineficacia explicativa.
como probabilidad de ocurrencia de un he-
cho, pretendería reducir y controlar la acción Según Almeida (1992), “factores de riesgo
de los elementos subjetivos o intuitivos del en sí, como tales, no existen”. Importa enton-
profesional en el ‘raciocinio clínico’, produ- ces preguntar por el sentido y el significado del
ciendo una extrapolación de un constructo riesgo en el contexto de la vida de las personas
que se origina a partir de la descripción de la concretas y de los colectivos poblacionales. Esta
salud/enfermedad, éxito/fracaso escolar, afirmación revierte en la forma en que se com-
adaptación/desadaptación social de la po- ponen los “grupos de riesgo” abstractos, reuni-
blación y no de los sujetos particulares. dos por un valor de variable.

Asimismo, podemos plantear que las ex-


El riesgo de las interpretaciones del riesgo periencias de las personas, su contexto y su
particular manera de definir necesidades y
¿Qué efectos produce en nuestra práctica
recursos, modificará umbrales de percepción
profesional este desplazamiento de concep-
tos de la disciplina epidemiológica a niveles para aquello que, aún presentando una obje-
singulares? Siguiendo el planteo deconstruc- tiva consecuencia negativa, es simbolizado
tivo de Almeida (op. cit.), uno de ellos es la y tratado como portador de consecuencias
ambigüedad que se produce en el uso tecno- positivas. Freud desarrolló el concepto de
lógico del concepto de riesgo: portar un dado “beneficio secundario del síntoma” para ex-
factor de riesgo o pertenecer a un grupo de plicar algunos de estos fenómenos.
riesgo se equipara a cualquier signo clínico. Este desarrollo es útil para relativizar la
De esta forma, por ejemplo la cuestión de la universalidad de los factores de riesgo tanto
prevención deja de ser una problemática co- como de los eventos consignados como
lectiva y pasa a ser una cuestión individual, traumáticos. Los efectos de ambos depende-
centrada en la prevención de los riesgos in-
rán de una serie de mediaciones y modaliza-
dividuales, tratados como variables del su-
dores que interactúan minimizando, maximi-
jeto y no como eventos sociales.
zando o neutralizando sus efectos potenciales.

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Es decir que revisar la determinación de Nuestra postura al respecto es que el desa-


las estructuras de vulnerabilidad y la distri- rrollo posible de las potencialidades de las per-
bución y significación de las situaciones y sonas en situaciones de adversidad es un obje-
factores de riesgo, nos conduce no sólo a una to de estudio y un propósito de intervención
discusión teórica, sino requiere una reflexión que es señalado por el enfoque de resiliencia.
sobre nuestras prácticas.
Sin reducir las situaciones de riesgo a los
En el campo psicopatológico el concepto contextos de pobreza, es posible pensar que
de riesgo se nutre de la noción de peligrosi- el concepto de resiliencia, como marcador de
dad. La peligrosidad representada en el loco una serie de procesos psicosociales, permite
o el desviado permite que estos grupos sean restituir importancia a las modalidades sin-
tratados como “grupos de riesgo” (Castel: gulares de interpretación y procesamiento de
1984). En el caso de niños y adolescentes, la las situaciones traumáticas y los eventos crí-
evaluación motivada por un hecho delictivo ticos de la vida, restando peso determinístico
se traduce en un diagnóstico del niño como a la concepción de riesgo. Es decir, posibili-
caso, transformándolo en “menor delincuen- taría una recuperación para las aproxima-
te” o “desviado” generando modalidades ciones teóricas, de la dialéctica entre perso-
asistenciales especiales. Es decir, la expectati- na –acontecimiento– contexto, superando las
va psicopatológica supone que el evento que dicotomías individuo–sociedad (en tanto
desencadena una intervención es pasible de cada término se encuentra presente en el otro,
generar una afirmación totalizante del agen- en cada acontecimiento), y determinación –
te. Los diagnósticos realizados en el difuso lí- azar (ya que las historias de vida singulares
mite de los problemas denominados “psico- y colectivas encontrarán ambos espacios de
sociales” traducen lo que podría dar lugar a producción, determinados y azarosos, de-
una hipótesis clínica (es decir, una guía para biendo restringirse el afán predictivo).
el trabajo) en un pronóstico (es decir, una afir-
mación sobre el sujeto y su futuro). La Resiliencia no es un rasgo de personali-
dad, sino que las personas son actores y fuen-
En el campo educativo el riesgo aparece tes de las adaptaciones resilientes, y las fami-
asociado a visiones deterministas del apren- lias, escuelas , comunidades, servicios de salud
dizaje, que acarrean ideas de destino inevi- y sociales, son el escenario de promoción de
table, de límite infranqueable –biológico o resiliencia, y pueden propiciar y proveer (o
ambiental–, abonando trayectorias escolares no) el despliegue de los factores protectores.
fallidas para niñas, niños y adolescentes en
situación de vulnerabilidad social. Aparecen Consideramos entonces que el enfoque de
discursos sociales naturalizados que operan resiliencia, como una modalidad de redefi-
en el quehacer docente, y que inciden en el nición de las prácticas, permitiría apreciar las
fracaso escolar, en el aumento del malestar posibilidades de los sujetos, centrando en
docente, y en la impotencia frente a las si- ellas las modalidades de ciudadanización. La
tuaciones de violencia. evaluación de intervenciones conducida por
K. Johnson, L. Young y G. Suresh (2000), así
como los resultados de nuestra investigación
Aproximaciones Finales
(Llobet, Piatelli, Gerardi, 2002 y Llobet, 2002)
Si el concepto de resiliencia, como tal, destacan las diferencias entre la autoevalua-
plantea problemas teóricos e ideológicos ción de resiliencia de niños en situación de
¿cuál sería su utilidad científica?, ¿qué pro- calle y las percepciones y prácticas de las ins-
blema explicaría?, ¿éste problema podría ser tituciones. Esta diferencia disminuye u obs-
explicado sin recurrir a este constructo? taculiza las posibilidades de intervención.

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La característica de flexibilidad del enfo- resiliencia como objeto del campo científico.
que de resiliencia refiere a que en cualquier Como casi cualquier objeto, va a poder ser
situación es posible promover procesos resi- estudiado con distintas metodologías. Sin
lientes, siendo necesario identificar qué carac- embargo, las afirmaciones anteriores tienen,
terísticas positivas están presentes. Este gra- como correlato metodológico, una con–
do de abstracción permite que los contenidos necesariedad: los abordajes que intentan ex-
concretos de los procesos resilientes y las si- traer a los procesos resilientes de su amalga-
tuaciones de adversidad sean definidos ma histórica, simbólica, situacional, encon-
situacionalmente, y no respecto de un ideal trarán seguramente sólo partes insignifican-
normalizado. La óptica de las carencias se re- tes (para jugar con el doble sentido).
laciona con un modelo de completud, ya que
se carece de aquello que ha sido considerado El “diagnóstico de resiliencia”, es decir, el
necesario. En cambio el enfoque en las poten- abordaje psicopatológico, bordea (cuando no
cialidades, permite incluir el contexto y la si- se hunde) la falacia atomística (como mencio-
tuación, en una apreciación centrada en los nábamos más arriba). Suponer que un “no–
procesos desarrollados por personas y grupos. caso” tiene una determinación que se deduce
de la determinación del caso es: homologar la
Sin embargo, como mencionábamos antes, causa de la distribución con la causa de los
el enfoque de resiliencia tiene un costado con- casos; tratar al nivel singular como un mero
servador, cuando se priorizan las posibilida- valor de variable; y confundir probabilidad
des individuales sin considerar las determi- con causa. Al salir del marco de los factores
naciones estructurales. Sumado a las dificul- de riesgo para trabajar en contextos de adver-
tades metodológicas (Kotliarenco, 2000) y al sidad se intenta sortear este conflicto.
tratamiento de vulnerabilidad – protección, es
necesario advertir el riesgo de cosificar pro- Es decir, el objeto resiliencia es un objeto
cesos y, en ese mismo movimiento, invalidar del campo científico, pero dudamos que lo sea
toda aproximación que recupere su dimensión de pleno derecho del campo psicopatológico.
histórica. La descomposición en variables per- A su vez, si se enfoca en el componente
sonales de un proceso complejo muy proba- adaptativo, se reintroduce la idea de norma-
blemente impida conocerlo. Si bien segura- lidad, que limita el respeto por la diversidad.
mente encontraremos procesos biológicos
(Kotliarenco, 2000) asociados a las conductas El objetivo de la promoción de resiliencia
resilientes, seguramente también es improba- no debiera ser lograr personas resilientes (es
ble que encontremos en ese nivel una com- decir, personas que se adapten positivamente
prensión no reduccionista del fenómeno. a situaciones adversas que pueden modificar-
se), sino personas y comunidades que, a partir
El campo de la resiliencia (por utilizar la de experimentar de otra manera sus recursos
metáfora teórica más descriptiva) es comple- y potencialidades, puedan ganar en autonomía
jo: involucra dimensiones sub–individuales y en integración, así como en sus posibilidades
pero también a la persona como totalidad (in- de agenciamiento crítico y transformativo res-
cluyendo su historia, sus conflictos, los ava- pecto de las adversidades con las que lidian.
tares de su estructuración subjetiva), a la si-
tuación concreta, al contexto, y a la disponi- La reflexividad de nuestras actividades
bilidad circunstancial de recursos, valores implica que esas actividades y aquello sobre
alternativos, apoyo social, etc. Algunos as- lo que tratan no tienen sentido (no pueden ser
pectos integran estructuras de determina- lo que son) sin el observador. El observador
ción, otros podemos considerarlos azarosos es una “característica indéxica”, aunque de
o cuando menos indeterminados. Esta afir- manera diferente al resto de los elementos, de
mación supone discutir el estatuto de la la actividad de describir una cosa. La inter-

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pretación de la cosa no puede tener lugar sin En este sentido, cada encuentro es el único
él. La indexicalidad incluye, desde este punto a realizarse, y en él debiéramos poder aportar
de vista, tanto las características indicativas a quien nos interpela, alguna herramienta de
de las cosas como sus propios productores. abordaje de los problemas que lo limitan. La
posibilidad de proponer un andamiaje, una
Sintetizando, el abordaje teórico y políti- desnaturalización –por añadidura– de relacio-
co que proponemos para complejizar las con- nes violentas, una mirada no estigmatizadora,
ceptualizaciones actuales permitiría: proporciona también una alternativa, el sopor-
• El abandono del determinismo fatalista, te psíquico y afectivo necesario para tramitar
de la consideración de reproducción el conflicto, el trauma, la adversidad.
transgeneracional automática, y la pues- Es sin embargo un aspecto central en la
ta en cuestión de las evidencias promoción de procesos resilientes la evalua-
• La recuperación de una visión de la ción de las situaciones de riesgo y/o adver-
micropolítica como espacio de resisten- sidad en que se encontrarían las personas con
cia a la reproducción y a la hegemonía las que trabajamos. En consonancia con los
desarrollos de la Epidemiología Crítica lati-
• La apertura de una pregunta cuestiona- noamericana, en particular de N. de Almeida
dora de la “tipicidad del caso”. La fun- y Juan Samaja, proponemos analizar la eva-
ción de lo típico, para Zizek (2001), supo- luación de tales situaciones de riesgo en los
ne la posibilidad de que un concepto uni- siguientes niveles y operaciones:
versal vacío se relacione con nuestra ex-
periencia real. Un contenido particular es 1. Un Nivel Inicial, que supone la actualiza-
divulgado como típico de una noción ción teórico–investigativa y de resultados
universal, constituyendo el elemento de de las intervenciones o retroalimentación.
fantasía o fondo fantasmático de la no- 2. Un Nivel Situacional, en el que se rele-
ción ideológica universal. van los conflictos, recursos (materiales y
simbólicos) y vivencias cotidianas de las
Propuestas personas y/o grupos.
Proponemos, entonces, una aproximación 3. Un Nivel Contextual, donde revisamos
a la evaluación de las intervenciones basadas los valores, las normas, y el modo de vida
en el enfoque de resiliencia, que incluya clara- del colectivo
mente las dimensiones representacionales, sim-
bólicas y afectivas, tratando de reflexionar tam- 4. Finalmente, un Nivel Ético, definido por
bién en términos de las personas involucradas la situación de las personas y los grupos
y de la intervención como encuentro. en términos de justicia, equidad y dere-
chos humanos.
Esto permite enfocar en quien, oculto tras
el tratamiento de la resiliencia como conduc- Las operaciones que situarían los índices
tas, actitudes y habilidades personales (indi- de riesgo serían, por su parte:
viduales): aquél o aquella que, por diversas
• Una Ponderación de las situaciones halla-
circunstancias se ofreció, a quien se encon-
das en los distintos niveles y sus posibles
traba en una situación particularmente difí-
efectos de limitación o entorpecimiento y
cil –traumática, adversa– como vínculo
de facilitación del potencial humano.
identificante, reconocimiento (en el sentido
de Dessors, 1994) y acogimiento que permi- • Una Reflexión sobre el dinamismo, ines-
tió la reconstrucción y la tramitación de una tabilidad y heterogeneidad de los hallaz-
vivencia o situación (Wegsman, S., 2002). gos para cada nivel.

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• Por último, la Implicación en la evalua- 5. Aumentar la reflexividad y la reflexión


ción como actores que influyen en la si- institucionales: para posibilitar a los ac-
tuación tanto positiva como negativa- tores la expresión de sus propias formas
mente, y que acarrean en la situación, de significar los problemas, elaborando
conflictos derivados de las diferencias de colectivamente las posiciones, así como
clase, étnicas, de género, e ideológicas. produciendo síntesis de la práctica coti-
diana, mediante producción de informa-
Por otro lado, es necesario señalar algu- ción y teoría.
nas indicaciones operativas para las organi-
zaciones, siguiendo nuestra conceptualiza- 6. Propiciar el aumento de la confianza y
ción de Resiliencia Institucional (LLobet, estabilidad institucional: que implica
2003). Las formas de organizar las tareas co- relativizar la dependencia de las institu-
tidianas dan el límite de las prácticas ciones respecto de objetivos políticos aje-
transformadoras de la realidad. nos a su actividad, aumentando la rela-
ción con los propios resultados de la in-
1. La participación o involucramiento de tervención y las modalidades de formu-
actores comunitarios tendría que ser am- lación de los problemas.
plia/irrestricta y abarcar la mayor diver-
sidad de responsables por el desarrollo
Referencias
infantil posible (familias en sentido am-
plio, maestras/os, trabajadores de la sa- ALMEIDA F, NAOMAR (1992) Epidemiología sin
lud y sociales, vecinos/as, etc), y debiera Números. Una introducción crítica a la cien-
promoverse activamente en las distintas cia epidemiológica. Washington, Serie
etapas y aspectos de la intervención Paltex n° 28, OPS.
2. Los registros institucionales multidimensio- ALMEIDA F, NAOMAR (2000): La Ciencia Tímida.
nales deberían incluir consideraciones res- Ensayo de deconstrucción de la epidemiología,
pecto a las distintas áreas de desarrollo y Buenos Aires, Lugar Editorial.
de recursos, esforzándose por encontrar
aspectos positivos tanto como negativos. La BOURDIEU, PIERRE (1990): Sociología y Cultura,
operación del registro y recabado de infor- Buenos Aires, Grijalbo.
mación se complejiza y sistematiza, mejo-
CASTEL, ROBERT (1984): La gestión de los ries-
rando la consistencia de la información.
gos. De la anti–psiquiatría al post–análisis,
3. Formular expectativas realistas de éxito Barcelona, Ed. Anagrama.
permitiría desarrollar las mejores prácti-
CASTORIADIS, CORNELIUS (1997): El avance de la
cas posibles para enfrentar el problema,
insignificancia, Buenos Aires. Eudeba.
de acuerdo con los recursos y debilida-
des y fortalezas institucionales DESSORS, D. (1994): La psicodinamia del traba-
jo. Seminario dictado en el PIETTE del
4. Propiciar la democratización institucio-
CONICET (mimeo) Buenos Aires.
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Fecha Recepción Artículo: 19 de Marzo 2004


Fecha Evaluación Final: 05 de Mayo 2004

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