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Generalidades
No se puede pasar por alto la importancia del siguiente proceso: si se tienen
fundadas sospechas, la perforación gástrica puede diagnosticarse con la
suficiente rapidez como para que la intervención quirúrgica le salve, casi
siempre, la vida.
Frecuencia
En 1963 se encontraron más de 100 casos descritos y en 1965 este número
había aumentado en más de 150. Muchos casos no se han publicado. Nosotros
hemos encontrado en Baltimore 5 casos en un solo año, por tanto, no puede
considerarse como un proceso raro.
Etiología
Muchas perforaciones son complicaciones de úlceras pépticas, otras se
atribuyen a traumatismos del parto y unas pocas se deben a la ulceración
causada por sondas permanentes. Se ha pensado que algunas perforaciones se
deben a la rápida distensión excesiva por gas durante la técnica de reanimación
con presión positiva y otras a la distensión excesiva por obstrucciones distales
del estómago
La mayoría de las que no están incluidas en los grupos anteriores se han
atribuido a la rotura de puntos débiles de la pared gástrica, en los que se ha
afirmado que la muscular está defectuosa de manera congénita. Esta teoría
propuesta en primer lugar por Herbut en 1943, ha sido ampliamente aceptada.
Shaw y cols., demostraron en 1965 que todos los estómagos tienen puntos
esencialmente débiles entre las cifras de la capa muscular externa y que,
después de una distensión excesiva con aire, hay roturas en uno o más puntos
débiles.
El borde fino de la perforación mostrará al microscopio sólo mucosa y
submucosa, mientras que la capa muscular se encontrará retraída de 2 a 10 cm
del borde de la mucosa. Parece que esto no es un defecto congénito, pero los
estómagos de todos los recién nacidos pueden romperse si la versión
intragástrica aumenta lo suficiente. White cree que en la posición supina, el aire
atrapado dentro del estómago queda eficazmente encerrado, y que la deglución
continua de más aire puede hacer que la presión intragástrica se eleve hasta
niveles peligrosos.
En los tres años transcurridos desde que los niños de las salas del recién
nacido del Johns Hopkins Hospital y el Baltimore City Hospital, han sido
mantenidos en la posición prona no se ha encontrado ningún caso de perforación
gástrica.
Síntomas
La perforación del intestino conduce a la filtración o escape de los contenidos
intestinales hacia la cavidad abdominal, ocasionando una seria infección
llamada peritonitis. Los síntomas pueden abarcar:
Diagnóstico
Los prematuros son más propensos que los nacidos a término a la perforación
gástrica (58 de 90 en la serie de Reams y 6 sobre 8 en la de Shaw). En general,
no suelen haberse presentado complicaciones ni en el embarazo, ni en
el trabajo, ni durante el parto, y los niños parecen encontrarse bien al principio.
La sintomatología suele iniciarse al tercer o cuarto día, aunque puede iniciarse
desde el segundo al octavo día, y consiste en negarse a comer, vómitos,
sufrimiento respiratorio y cianosis, siguiendo una distensión
abdominal rápidamente progresiva.
El examen físico descubre de moderada a extrema distensión abdominal.
Generalmente se encuentra timpanismo por percusión en los dos tercios
superiores del abdomen, el cual oculta la matidez normal del hígado, pero
matidez variable con el cambio de posición en el tercio inferior. A menudo el
meteorismo es tan grande que dificulta la respiración y produce cianosis. En
varios casos se ha observado edema con fóvea en la piel abdominal. El saco
escrotal puede estar lleno de aire.
La radiografía del abdomen sin contraste muestra la presencia de gran cantidad
de líquido y de aire en la cavidad peritoneal. Efectúese una radiografía en
posición ortostática. Se puede descubrir mucho aire libre, es decir, fuera de la
luz gastrointestinal.
En ocasiones se observa una gran ampolla de aire encima de la cúpula hepática,
pero debajo del diafragma, cuando el examen se efectúa con el niño en posición
ortostática. Cuando hay una obstrucción alta concomitante, puede encontrarse
dilatación gástrica o visualizarse la doble ampolla característica de obstrucción
duodenal.
Tratamiento
Inmediatamente se efectuará la intervención quirúrgica y la oclusión del
desgarro. En caso contrario se producirá una peritonitis bacteriana y se
combinaría una complicación grave con un estado por sí, bastante peligroso.
Cuando se ha reparado el desgarro más evidente, se buscarán inmediatamente
otros posibles, porque no con frecuencia hay perforaciones múltiples. Después
debe buscar el cirujano la presencia del vicio fundamental y, si lo encuentra,
efectuará simultáneamente la presencia del mismo. La omisión de este
procedimiento tiene como consecuencia la muerte del paciente. A veces se
ocluyó una perforación, pero en la nueva operación efectuada dos días después
se descubrieron dos perforaciones más y la atresia duodenal causante de las
tres, la cual se había pasado por alto. Por desgracia, entonces es demasiado
tarde para obtener la curación del paciente.
De nuestros 5 últimos enfermos, 4 sobrevivieron. El pronóstico en la serie de
Reams y cols., fue del 50% de supervivencia en los enfermos operados antes de
que transcurran 12 horas desde el comienzo y 25% en los ope
rados más tarde.
Perforación gastrointestinal 2
La perforación es un orificio que se desarrolla a través de la pared de un órgano del cuerpo.
Este problema puede presentarse en el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino
grueso, el recto o la vesícula biliar.
Causas
La perforación de un órgano puede ser causada por una diversidad de factores. Estos incluyen:
Apendicitis
Cáncer
Enfermedad de Crohn
Diverticulitis
Enfermedad de la vesícula biliar
Colitis ulcerativa
Bloqueo intestinal
Agentes de quimioterapia
Síntomas
La perforación del intestino o de otros órganos causa que los contenidos
intestinales se filtren al abdomen. Esto puede provocar una seria infección
llamada peritonitis.
Los síntomas pueden incluir:
Escalofríos
Fiebre
Náuseas
Vómitos
Pruebas y exámenes
Una radiografía del tórax o del abdomen puede mostrar la presencia de aire en la
cavidad abdominal. Esto se llama aire libre y es signo de una ruptura.
Algunas veces, se debe extirpar una pequeña parte del intestino. Una parte del intestino se
saca a través de abertura (estoma) hecha en la pared abdominal. Esto se
llama colostomía o ileostomía.
También se puede necesitar un drenaje del abdomen u otro órgano
En muy pocos casos, las personas se pueden tratar con antibióticos solamente si la
perforación se ha cerrado. Esto se puede confirmar por medio de un examen físico,
exámenes de sangre, tomografía computarizada y radiografías.
Expectativas (pronóstico)
La cirugía generalmente es eficaz. Sin embargo, el desenlace clínico dependerá de
la gravedad de la perforación y por cuánto tiempo estuvo presente antes del
tratamiento. La presencia de otras enfermedades también puede afectar cómo va a
estar una persona después del tratamiento.
Posibles complicaciones
Incluso con cirugía, la complicación más común del problema es la infección. Las
infecciones pueden ser dentro del abdomen (absceso abdominal o peritonitis) o en
todo el cuerpo. La infección en todo el cuerpo se llama sepsis. La sepsis puede ser
muy grave y conducir a la muerte.
Fiebre
Náuseas
Vómitos
Prevención
A menudo, las personas sienten dolor durante algunos días antes de que ocurra la
perforación intestinal. Si usted tiene dolor en el abdomen, vea a su proveedor de
inmediato. El tratamiento es mucho más sencillo y más seguro cuando se inicia
antes de que se presente la perforación.
PERFORACION GASTRICA 3
La perforación gastrointestinal (PG) ocurre cuando se forma un
orificio que atraviesa todo el estómago, el intestino grueso o el
intestino delgado. Puede ser provocada por diversas
enfermedades, entre ellas apendicitis, diverticulitis o por un
traumatismo causado por una cuchillada. También podría
formarse una perforación en la vesícula biliar. Los contenidos de
estos órganos podrían derramarse en la cavidad abdominal.
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Causas
La PG puede ser provocada por enfermedades tales como:
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Síntomas
Los síntomas de la PG pueden incluir los siguientes:
agotamiento
pasar menos orina y/o heces o gas
falta de aire
taquicardia
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Diagnóstico
Para diagnosticar la PG, el profesional de la salud probablemente
hará lo siguiente:
null
En la mayoría de los casos, es necesario hacer una intervención
quirúrgica para cerrar el agujero y tratar la afección. De acuerdo
con Medscape (MS), los objetivos de la cirugía son los siguientes:
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Pronóstico
El éxito de la cirugía depende del tamaño de la perforación u
orificio y del tiempo transcurrido antes del tratamiento. Las
probabilidades de recuperación mejoran con un diagnóstico y
tratamiento precoces. Los factores que pueden dificultar el
tratamiento incluyen los siguientes:
edad avanzada
presencia de una enfermedad intestinal
complicaciones hemorrágicas
desnutrición
la índole de la causa original de la afección
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Complicaciones
Las complicaciones asociadas con la PG incluyen las siguientes:
hemorragia
septicemia (infección bacteriana que pone en peligro la vida)
abscesos en el vientre
infección de la herida
En algunos casos podría fracasar la sanación de la herida (la
herida es perturbada y se impide la sanación). Los factores que
aumentan este riesgo incluyen los siguientes:
Prevención
Hay muchas causas para tener una PG. Podría ser útil entender
toda enfermedad gastrointestinal subyacente que se pudiera tener
y que pudiera incrementar el riesgo de tener una perforación.
Todo cambio significativo en su estado básico, especialmente si
tiene dolor abdominal y fiebre, debe resolverse con prontitud
Es conocida la asociación entre Helicobacter pilory y las úlceras gastroduodenales, con cifras de
prevalencia del 90 al 100% en la enfermedad ulcerosa no complicada. Sin embargo, la
prevalencia de infección por H. pylori en pacientes que presentan una úlcera gastroduodenal
perforada se encuentra únicamente entre el 42 y el 73% de los casos 1.
Así pues, se puede sospechar que en la patogénesis de la perforación intervienen más factores
y más gérmenes, como apuntan diferentes estudios. La colonización fúngica en las perforaciones
gastroduodenales puede estar presente entre un 37,1 y un 54,2% de los casos 2,3.
A pesar de que la infección por Candida se observa en pacientes con diversos antecedentes
patológicos, también puede observarse en pacientes sanos y asociarse a perforaciones en el
tracto gastrointestinal4.
Casos clínicos
El segundo caso es un paciente varón de 60 años, sin antecedentes patológicos de interés y sin
ingesta de fármacos o enol. El paciente acudió a Urgencias por un cuadro de dolor abdominal en
el epigastrio de 12 h de evolución. La TC puso de manifiesto un neumoperitoneo secundario a
un ulcus en la cara anterior de la zona prepilórica menor a 2cm de diámetro. Se decidió
intervención quirúrgica realizando sutura simple y obtención de biopsia de la úlcera y muestras
de líquido peritoneal y hemocultivo.
Discusión
C. albicans suele causar con mayor frecuencia la infección y, con menor frecuencia, Candida
tropicalis, C. glabrata y Candida krusei; en un 13,5% pueden verse implicadas varias cepas
fúngicas2,3.
Así pues, ante un paciente afectado de una perforación gástrica, se debe tener en cuenta la
posible participación fúngica y obtener una muestra del líquido ascítico y del tejido de la propia
úlcera con el fin de realizar un diagnóstico precoz e iniciar un tratamiento farmacológico si fuese
necesario.
Se debe tener en cuenta que en toda perforación hay un paso de contenido gastroduodenal a la
cavidad peritoneal y también un paso de flora saprofita. La presencia de Candida en el líquido
ascítico puede ser un mero hallazgo clínico y no estar asociada a la etiología de la úlcera gástrica
perforada. De la misma forma, es más que conocida la infección por Candida de úlceras
neoplásicas de gran tamaño. Es decir, la presencia de Candida, en algunas ocasiones, es un
factor asociado más que un factor etiológico.
Cuando se han descartado los principales factores etiológicos (H. pilory, consumo de
antiinflamatorios no esteroideos, neoplasias o estados de hipersecreción ácida) en los pacientes
postoperados de perforaciones gástricas con presencia de Candida en los hemocultivos, en los
cultivos de líquido ascítico o en el estudio anatomopatológico de la úlcera gástrica, el tratamiento
antifúngico se recomienda con el fin de evitar la diseminación hematógena y el shock séptico y
disminuir, de esta forma, la morbimortalidad que puede llegar a ser del 50% 2,9. El tratamiento
antifúngico se recomienda sobre todo en pacientes con factores de riesgo (inmunodepresión,
enolismo, enfermedades oncológicas o sistémicas) o pacientes que cursen con una mala
evolución posquirúrgica (presencia de fiebre, colecciones o shock séptico).