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Tal como los residuos sólidos, diferentes calidades de agua ya utilizada o en estado de
contaminación pueden ser usadas de manera segura para generar actividades agrícolas en la
ciudad, con tratamientos relativamente simples a bajos costos. Como señala Mougeot (2006), la
agricultura urbana puede aprovechar distintas fuentes de aprovisionamiento de agua para la
irrigación de los cultivos, provenientes de depósitos de precipitaciones, canales y arroyos que
surcan la ciudad, aguas de uso domiciliario (aguas grises), e incluso aguas utilizadas en procesos
industriales, las que requieren mayor cuidado en su tratamiento para disminuir los niveles de
contaminantes.
Una experiencia innovadora es la desarrollada en Harnes, Francia, a partir del 20057 . El proyecto
Lagunage de Harnes propone un sistema de purificación de aguas residuales urbanas mediante
lagunas de fitorremediación. La iniciativa se enmarca en una estrategia de gestión ambiental y
reconversión de antiguos predios industriales, comenzando por la recuperación ecológica de
suelos y aguas contaminadas. El desafío del proyecto consideraba entre otros aspectos, maximizar
la purificación de las aguas para devolverlas al canal existente generando balnearios públicos,
integrar los procesos ecológicos utilizados como parte del paisaje local, el uso recreativo y
educativo del lugar por parte de los residentes, la estética del proyecto dada su amplia visibilidad y
la conexión de éste con otras áreas naturales a través del valle donde tiene lugar la intervención.
Planteado en dos grandes etapas, la primera de ellas está dedicada a realizar leves movimientos
topográficos para generar las lagunas, sus bordes y los canales de escurrimiento; la segunda,
consiste en la plantación de las lagunas para iniciar el metabolismo vegetal, habilitar mecanismos
de oxigenación y generar luego espacios de vegetación y esparcimiento en torno al agua.
El aumento de los costos y la limitada eficacia de los tratamientos fisicoquímicos han estimulado el
desarrollo de nuevas tecnologías. Por lo que, la fitorremediación representa una alternativa
sustentable y de bajo costo para la rehabilitación de ambientes afectados por contaminantes
naturales y antropogénicos (Singh y Jain, 2003; Reichenauer y Germida, 2008).
La fitorremediación utiliza las plantas para remover, reducir, transformar, mineralizar, degradar,
volatilizar o estabilizar contaminantes (Kelley et al, 2000; Miretzky et al., 2004; Cherian y Oliveira,
2005; Eapen et al., 2007; Cho et al., 2008). Se han identificado una amplia diversidad de especies
que se emplean para este fin. Algunas de ellas, debido a su gran capacidad para acumular metales
pesados, reciben el nombre de hiperacumuladoras. Por definición, estas plantas deben acumular al
menos 100 μg/g (0.01 % peso seco) de Cd y As; 1000 μg/g (0.1 % peso seco) de Co, Cu, Cr, Ni y Pb; y
10 000 μg/g (1.0 % peso seco) de Mn (Watanabe, 1997; Reeves et al, 1999; McGrath et al, 2001;
Kamal et al, 2004; Yang et al, 2004; Reeves, 2006; Padmavathiamma y Li, 2007).
Esta tecnología se hace más efectiva a través de la manipulación genética, lo que mejora la
capacidad de remediación de las plantas (Cherian y Oliveira; 2005). Se han diseñado especies
vegetales con una mayor capacidad de degradación de contaminantes orgánicos o de acumulación
de metales pesados.
Un humedal natural es un tipo muy específico de ecosistema caracterizado por su gran biodiversidad,
la que involucra a diversos tipos de plantas acuáticas, terrestres y palustres, así como a varios niveles
de insectos, algunos mamíferos, anfibios, reptiles y principalmente variedad de aves. Su gran humedad
los provee de abundante vegetación en todos los planos, siendo este ambiente una combinación acuática
-terrestre con mucha área transitiva en que la misma vegetación hace creer que la zona pantanosa es
tierra firme. Este tipo de ecosistema además se ser considerados mundialmente refugio de biodiversidad
y patrimonio para la conservación, ya son reconocidos como filtros biogeoquímicos que intervienen en
la estabilidad del clima, la regulación del ciclo hidrológico, y en la recarga de acuíferos.
Por todo esto los humedales artificiales en el lugar de los sistemas convencionales de
depuración, presentan un gran potencial para el tratamiento de aguas servidas. Reproduciendo la
perfecta combinación entre macrófitos, algas, vegetales palustres y otros microorganismos de los
humedales naturales, se dan tratamiento a aguas residuales urbanas y para aguas servidas (como por
ejemplo en casos de drenajes ácidos de minas) Siendo este tipo de sistema de fitorremediación el más
indicado para reducir elevadas concentraciones de metales pesados de manera ecológica, las
resultantes de las extracciones y del procesamiento del mineral, entre otras.
Los filtros verdes o bandas de vegetación son una especie de sistema de biodepuración que
podríamos llamar transitivo, ya que con ellos se intenta recuperar y conservar al agua y al suelo
al mismo tiempo. Estos filtros son diseñados para eliminar sedimentos, residuos
orgánicos, residuos agroquímicos y aguas residuales. Básicamente actúan entre las posibles
fuentes contaminantes y los cursos de agua a salvaguardar disminuyendo el avance de la
contaminación al contactarse los agentes contaminantes con las bandas vegetales, sumado a
que ayuda a la decantación de solidos suspendidos, al mismo tiempo que favorece la
infiltración del agua en el suelo. En definitiva son ideales para proteger de manera sustentable
y con un mínimo consumo energético, a los causes de agua de los contaminantes residuales
de las actividades agrícolas, y a las aguas de los contaminantes residuales domésticos.