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Las crónicas europeas sobre el imperio incaico

Los primeros vestigios escritos sobre el imperio incaico lo constituyen las


crónicas registradas por varios autores europeos (posteriormente existieron
cronistas mestizose indígenas que también recopilaron la historia de los incas);
estos autores recopilaron la «historia incaica» basándose en relatos recogidos
por todo el imperio.[3] Los primeros cronistas tuvieron que enfrentar varias
dificultades para poder traducir la historia incaica ya que, además de existir una
barrera idiomática, se enfrentaron al problema de interpretar una manera de ver
el mundo totalmente distinta a la que estaban acostumbrados.[3] Esto conllevó
a que existan varias contradicciones entre los textos coloniales y un ejemplo de
ello lo representan las cronologías sobre los gobernantes incas; así, en muchas
crónicas se atribuyen las mismas hazañas, hechos y episodios a distintos
gobernantes.[3]
Sobre las crónicas del imperio incaico, es importante acotar que sus diversos
autores tuvieron ciertos intereses al escribirlas. En el caso de los cronistas
españoles, su interés fue «legitimar la conquista a través de la historia», para
esto en muchas crónicas se señala que los incas conquistaron usando
enteramente la violencia y por lo tanto no tenían derechos sobre los territorios
conquistados. En otro caso los cronistas ligados a la Iglesia católica buscaron
legitimar la evangelización describiendo a la religión incaica como obra del
demonio, a los incas como hijos de Noé y tratando de identificar a las deidades
incaicas con las creencias bíblicas o el folclor europeo.[3] Igualmente existieron
otros cronistas mestizos e indígenas que también tuvieron un interés de
ensalzar el imperio o alguna de las panacas con las cuales se emparentaban,
como el caso del Inca Garcilaso, quien mostraba un imperio incaico idealizado
donde no existía la pobreza, se repartía la riqueza y los recursos se explotaban
racionalmente.[

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