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Tiene, por consiguiente, una naturaleza potestativa, pues el particular puede esperar a
que la administración se pronuncie o decidir impugnar la inactividad administrativa ante
el superior, o ante el Poder Judicial (proceso contencioso–administrativo). En definitiva,
busca proteger los derechos a la tutela judicial efectiva y de acceso a la justicia.
El silencio negativo es una ficción que, por un lado, habilita al administrado a acudir a la
instancia siguiente o a la vía judicial, según sea el caso y, por otro, garantiza que no se
dé inicio al cómputo de plazos para impugnar la denegatoria ficta.
Este efecto, previsto en el artículo 188º.5 de la LPAG, ha sido desarrollado por el Tribunal
Constitucional al evaluar el SAN y el plazo de prescripción para interponer una demanda
de amparo. En ese marco, el máximo Tribunal de la jurisdicción constitucional ha
señalado:
En tal sentido, el acceso a la vía jurisdiccional una vez cumplidos los plazos queda abierto
indefinidamente en tanto la administración no dicte resolución expresa.101 Sería un
contrasentido establecer un plazo límite para acogerse al SAN, pues la incumplidora de
su deber de resolver terminaría beneficiándose de su propio incumplimiento.
Considerando que la regla general es el SAP, según la Primera DTCF de la Ley del Silencio
Administrativo, excepcionalmente, el SAN se aplica a:
ü Casos que afecten significativamente al interés público, incidiendo en: salud, medio
ambiente, recursos naturales, seguridad ciudadana, sistemas financieros / seguros,
mercado de valores, defensa nacional y patrimonio histórico cultural de la nación.
“el silencio administrativo no constituye una franquicia del administrado para optar por
uno u otro sentido (positivo o negativo)” (SSTC Nros. 0496-2003-AA/TC, 09902-2006-
PA/TC, 09904-2006-PA/ TC, 2106-2006-AA/TC y 06905-2006-AA/TC, del 25 de marzo del
2003, del 11 de enero del 2006 y del 16 de enero, 29 de marzo y 10 de abril del 2007).
RESPONSABILIDAD DEL FUNCIONARIO Y SERVIDOR PÚBLICO
Según la Ley del Silencio Administrativo, los funcionarios y servidores públicos incurren
en falta administrativa sancionable conforme al artículo 239º de la LPAG, sin perjuicio
de las responsabilidades civiles y penales cuando:
Al respecto se debe tener presente que, como principio general, ninguna autoridad debe
negarse a recibir una declaración jurada, aún en el caso de la no utilización del formato
aprobado por la PCM mediante Decreto Supremo Nº 079-2007-PCM. Así, una negativa
sólo será justificada en caso de que la declaración jurada se presente antes de vencer el
plazo.
De esa misma manera, el artículo 158º.1 de la LPAG señala que, en cualquier momento,
los administrados pueden formular queja contra los defectos de tramitación y, en
especial, los que supongan paralización, infracción de los plazos establecidos
legalmente, incumplimiento de los deberes funcionales u omisión de trámites que
deben ser subsanados antes de la resolución definitiva del asunto en la instancia
respectiva.
De este modo, lo dispuesto por la Ley del Silencio Administrativo se debe entender como
una queja administrativa que busca proteger a las personas frente a la conducta del
funcionario público que no cumple con la aplicación del silencio administrativo y
resolver con celeridad las cuestiones que han sido sometidas a su consideración por
defectos de trámite y no como un acto de impugnación, que se dirige contra un acto
administrativo concreto.
La queja deberá ser presentada ante el superior jerárquico de la autoridad que tramita
el procedimiento administrativo, debiendo indicarse necesariamente el deber
infringido y la norma que lo exige. La autoridad superior deberá resolver la queja dentro
de los tres (3) días siguientes, previo traslado al quejado, a fin de que pueda presentar
sus descargos. En caso que se declare fundada, la autoridad administrativa superior
dictará las medidas correctivas pertinentes respecto del trámite que sigue el
procedimiento. Asimismo, dispondrá el inicio de las actuaciones necesarias con la
finalidad de sancionar al responsable. Cabe indicar que la utilización de la queja frente
a los defectos de tramitación también se ha regulado en el ámbito disciplinario. Así, por
ejemplo, el nuevo Reglamento de Organización y Funciones de la Oficina de Control de
la Magistratura (OCMA), aprobado mediante Resolución Administrativa Nº 129-2009-
CEJ, en el artículo 106º establece: “Queja por defecto de tramitación.– Ante defecto de
tramitación será de aplicación lo previsto en la Ley del Procedimiento Administrativo
General”.