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CAPÍTULO I
A) Normativa supranacional:
Toda persona puede concurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos.
Asímismo debe disponer de un procedimiento sencill y breve por el cual la
justicia lo amapre contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo,
algunos de los derechos fundamentales (Artículo XVIII de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre).
Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la amparen
contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención (art. 25 de la Convención
Americana de Derechos Humanos).
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales
nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley (Art. 8 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos)
B) Normativa nacional
Esta tesis es descartada porque llevaría a las normas supranacionales a verdadera letra
muerta. En el conflicto entre el derecho nacional y el supranacional ha de preferirse, al
segundo, en especial en lo que hace a la rapidez y efectividad de los mecanismos de defensa
del juicio.
Por lo tanto en nuestro país existen plenamente operativas dos acciones de amparo:
una interna y otra supranacional.
Consecuencias positivas
CAPÍTULO II
LA SUSTENTACIÓN NORMATIVA DEL AMPARO
Se podría sostener que toda reglamentación emanda del poder político, cuando
implementa cortapisas o restricciones debe ser objeto de escrutinio severo.
CAPÍTULO III
ELEMENTOS SUBJETIVOS
1. Competencia judicial
Tiene derecho de amparo “cualquier persona física o jurídica, pública o privada”. Para
VIERA y SEMINO, están legitimados no solo los titulares de un derecho subjetivo, sino
también los titulares de un interés legítimo.
Además corresponde afirmar que por función del art. 13 de la 16.011 la dilucidación del
caso en caso de oscuridad o insuficiencia se reenvía al CGP, cuyo artículo 11.2 legitima
genéricamente para pleitear a los titulares de un interés.
3. Legitimación pasiva
El sujeto pasivo es una persona pública o privada, física o jurídica. A texto expreso, la
ley libera al amparista de la carga de individualizar a la persona demandada. Pero la
imposibilidad de emplazar al demandado impide la prosecusión regular del proceso.
Es un punto discutido. RIVAS entiende que no es posible, y por ende debe entenderse al
término persona como relativa a todo particular.
CAPÍTULO 4
1. La cuestión abstracta
2. La cosa juzgada
BIDART CAMPOS escribió que una vez que queda firme la sentencia impide renovar la
misma cuestión contra el mismo acto lesivo y el mismo autor, cubriendo dicha aseveración
el caso de admisión y el de denegación de la pretensión amparista, excepto el caso en que
existe replimiento de la demanda por falta extrínsecos, en cuyo caso se trata de una cosa
juzgada formal y por ende revisable en otro juicio ulterior.
Teniendo en cuenta el sentido dado por nuestra doctrina a los conceptos de cosa
juzgada material y cosa juzgada formal, se puede concluir que:
a) Habrá cosa juzgada formal siempre en caso de acción de amparo contra actos
admininistrativos, en cuanto el juez del amparo no puede anular dichos actos y
solo puede otorgar una protección temporal.
b) Habrá igualmente cosa juzgada formal en caso de que se rehace la pretensión
amparista por carencia de presupuestos de acción.
c) En caso de sentencia admisoria de la pretensión, la cuestión es más compleja.
Podría sustentarse el carácter material en: 1) el 219 del CGP, y 2) en que resulta
de toda lógica que si en un juicio sumario de acredita y evidencia el carácter
ostensible de la ilegitimidad, se evite volver sobre el asunto en un proceso
ordinario.
Se podría sostener la calidad de formal, junto con ARLAS, al entender que todo
proceso sumario permite su revisión en un ordinario posterior. Una intepretación
del artículo 7 nos conduce a la conclusión de que, ulteriormente, en un ordinario,
pueda volver a discutirse la situación por en lo que atañe a la titlaridad del derecho
o libertad constitucional.
3. Caducidad
Cuando el ofensor sea un sujeto de derecho público, el comienzo o arranque del término
de caducidad para accionar dependerá del acto. En caso de que sea un acto, el plazo comienza
a partir del día siguiente de practicada su notificación personal o publicación en el D. Oficial.
Como el P. Judicial carece de competencia anulatoria, el contenido de la sentencia será
ordenar, cautelarmente, la suspensión de la ejecución del acto, hasta tanto el TCA resuelva
el incidente de suspensión, cuya promoción se impondrá como carga al amparista ganancia
no pena de descaecimiento automático de la protección acordada por sentencia.
Cuando se trate de una omisión, el asunto es más complejo. En la mayoría de las demoras,
el determinar su ilegitimidad dependerá de si el magistrado estime que la dilación no es
razonable. Y entonces, la determinación del inicio del plazo de caducidad es imposible de
determinar.
CAPÍTULO 5
ELEMENTOS OBJETIVOS
La ley permite inteproner acción de amparo antes de que el hecho o acto ostensiblemente
ilegítimo. Es una cuestión compleja precisar cuándo se configura una amenaza pasible de
neutralización por la vía del amparo judicial.
Habrá de exigirse al amparista una reseña de datos y hechos tangibles a partir de los
cuales pueda, razonablemente, visulmbrarse la inminencia de la amenaza que será la
expedición de un acto o el cometimiento de un hecho; y segundo, el juez habrá de coincidir,
en la manifiesta ilegitimidad del acto o hecho. Por ende, si se descartase la futura
ocurrencia del acto o del hecho, se clausurará el pleito por carencia de objeto.
Cuando se trate de reparticiones estatales que ejercer función administrativa, ello quiere
decir que acto es toda decisión expresa. Pero ¿qué sucede con los actos fictos? A favor de
su recepción podría argumentarse que ambas categorías (expreso y ficto) estás recogidas
por la Constitución. Pero cabe recordar que el silencio administrativo no es más que una
garantía al administrado.
La entrada en vigencia 15.869 provocó un serio problema puesto que distingue el acto
tácito del acto ficto. Entonces, el hecho administrativo se trata de mera actividad material
emprendida por agentes públicos sin capacidad para expedir determinaciones imputables
Estado.
En los pleitos de amparo hay que estar a la situación existente al momento de dictada la
sentencia, por lo que si la omisión se disuelve con un hacer o un actuar de la
Administración, el proceso debe ser clausurado.
3. Actos administrativos cuya impugnabilidad por vía de amparo merece
atención.
1) Cabe el amparo jurisdiccional contra las medidas prontas de seguridad
(Constitución, artículo 168 ordinal 17), ya que no existe texto expreso que lo
excluya. El control del Parlamento no es excluyente, por lo que además, el TCA
puede anular dichas medidas.
2) Cabe el amparo jurisdiccional contra los actos administrativos de “gobierno”. El
artículo 26 del 15.524 no impide al Poder Judicial acordar protección por vía de
amparo. Lo que sucede es que el amparista ganancioso, tendrá la carga de impugnar
el acto ante el TCA.
3) Cabe el amparo contra reglamentos, en la medida que los actos excluidos son las
leyes y los decretos de los gob departamentales con fuerza de ley. En la medida que
los reglamentos no están incluidos en los literales A, B, y C del artículo 1, no
pueden existir dudas razonables en punto a su justiciabilidad.
Los tribunales han rechazado constantemente acciones de amparo por entender que existía
al alcance del amparista otros medios administrativos o judiciales idóneos en orden a la
tuición de los derechos y libertades presuntamente alterados e inválidos.
Tercero, si se entiende que los recursos son un medio de garantía idóneo, no tiene
sentido la previsión constitucional del amparo.
CAPÍTULO 6
Según VIERA, el daño irreparable es un requisito objetivo del amparo. Pero la 16.011 no
contiene ninguna mención o alusión a dicho requisito.
Tampoco es de recibo la jurisprudencia que afirma que cuando los perjuicios recaen
en el orden o esfera puramente patrimonial no cabe el amparo. La fórmula amplia de la
acción de amparo no abona dicha tesis.