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¿Cómo aconsejaría usted a alguien que practica la homosexualidad?

¿Tiene Jesucristo
alguna respuesta para él? – Bob George

Todos sabemos que la homosexualidad es algo incorrecto. El mundo la denomina


"enfermedad", "estilo de vida alternativa", "preferencia sexual". Pero nadie que acepte la
Biblia como Palabra de Dios puede llamarla otra cosa que pecado. Pero simplemente
aceptarla como pecado, probar que es mala, no resuelve nada. ¿Qué respuesta podríamos
darle al hombre que se halla en esta clase de esclavitud? Yo sólo sé de una: él necesita no
sólo un cambio de conducta, sino también una nueva identidad.

Lee se hundió en una silla en mi oficina mientras me relataba su historia.

- "He sido homosexual durante muchos años", dijo. Habló en voz baja. Estaba visiblemente
deprimido y cansado.

- "Entonces hace sólo unos meses unos amigos me hablaron de Cristo. Comencé a asistir a
la iglesia, y creí que ya todo había cambiado. Pero ahora hay un muchacho en la iglesia por
el cual me siento atraído, y no puedo sacármelo de la mente". Su voz se quebró con
emoción al hablar del dolor de su corazón, y de cómo a pesar de todos sus esfuerzos por
cambiar se encontraba regresando a los mismos viejos hábitos.

- "Recapacitemos por un momento", dije, "y déjame exponer lo que es la salvación". Le


expliqué qué es el evangelio: la muerte del Señor Jesucristo y cómo trató con el pecado, su
resurrección por medio de la cual ahora puede darnos de su vida. Le mostré que la salvación
no es nuestro esfuerzo para cambiar nuestra conducta; sino, más bien, que Dios nos hace
una nueva creación. Mi primera meta era descubrir si Lee realmente era cristiano. Basado
en sus respuestas, él había nacido de nuevo. En realidad había recibido a Cristo, de modo
que nuestro trabajo tenía que realizarse en otras áreas.

¿Qué hace usted si es cristiano y está luchando con tentaciones y deseos que obviamente
son pecaminosos? En el caso de Lee, como en la mayoría de las situaciones en la consejería,
había temas que necesitaban ser clarificados.

- "Lee", le dije, "cuando tú recibiste a Cristo, ¿qué parte tuya nació de nuevo?"

- "Yo creo que mi espíritu".

- "Exacto. Cuando somos salvos, nuestros cuerpos no nacen de nuevo. Yo poseo el mismo
de antes y, en efecto, está degenerándose más y más. Tampoco nuestras almas (mente,
emociones, y voluntad) nacen de nuevo. En otras palabras, es posible que aún tú y yo
pensemos las mismas ideas tontas, tengamos los mismos deseos carnales, y hagamos las
cosas pecaminosas que hacíamos antes de ser cristianos. Por eso la Biblia dice: 'No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento' (Romanos 12:2). Antes vivíamos en completa oscuridad, bajo las mentiras
de Satanás, pero ahora podemos ser liberados por medio de la verdad. El Espíritu de Dios
vive en ti y desea renovar tu mente. Además, Jesús prometió que la verdad nos haría libres.
Pero la renovación de nuestra mente es un proceso de toda la vida".

Hablé con Lee de otras verdades en muchas áreas, empezando por el asunto de la identidad.

¿Quién dijo ser Lee al principio de nuestra conversación? Un homosexual. ¿Pero es eso
verdad? ¿Es eso lo que Dios dice acerca de él? Por favor, leamos 1 Corintios 6:9-10:
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¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No
erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los
avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores,
heredarán el reino de Dios.

¡Caramba! ¡Qué difícil! ¿Por qué comenzar en este pasaje? Porque estamos comprometidos
con la verdad. Y de acuerdo con la Palabra de Dios, tengo que llamar la homosexualidad
como la Biblia la llama: pecado. Pero antes que cualquiera comience a asumir una actitud
farisaica, he de señalar que en esa misma lista hay cosas como "avaros", y "maldicientes".

¿Cuántos de nosotros podríamos decir que estamos libres de toda avaricia?


¿Cuántos podemos decir que nunca chismeamos?

Si no fuese por la gracia de Dios en Jesucristo, esos pecados -al igual que la
homosexualidad- serían suficientes para condenarnos.

A menudo, nos detenemos, al leer la Biblia, en el lugar equivocado. Lee en realidad no


necesitaba convencimiento –él conocía sus pecados—. Lo que el necesitaba eran las buenas
nuevas que le libertarían, las cuales aparecen en el próximo versículo: "Y esto erais
algunos" (l Corintios 6:11).

- "¿Ves esa verdad Lee?", le pregunté.

- "Tú llegaste acá y me dijiste que eres homosexual. Pero la Biblia dice que eso eras antes.
Esa ¡no es tu identidad ahora! Permíteme terminar de leer el versículo: 'mas ya habéis sido
lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor
Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios'" (l Corintios 6:11).

- Seguí explicando. "Cuando Dios te ve, El no te mira con una identidad de


'homosexual' .Tú eres hijo de Dios, Lee. Eso es lo que eres". Luego estudiamos muchos
otros pasajes que hablan de la identidad del creyente en Cristo. Después de mucho
tiempo de estudio y discusión, Lee respondió de esta manera:

- "Bob, si estas cosas describen lo que soy, entonces esa actividad pasada no tiene
sentido".

Ese es precisamente el punto. Si la identidad de una persona es "homosexual", lo más


lógico y natural que puede esperarse de ella es actividad homosexual. Pero si su
identidad es "hijo de Dios" -santo, amado, justo ante los ojos de Dios-, entonces esa
conducta no tiene sentido, porque es totalmente inconsecuente con lo que es.

Lee entendió esa verdad, y eso fue el comienzo del cambio en su vida.

Por supuesto había más. En el resto de 1 Corintios 6 se expone la conducta razonable y


lógica que debe resultar de la verdad de quién uno es según el versículo 11:

¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?


¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de
una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une
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con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos
serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es
con él. Huid la fornicación. Cualquier otro pecado que el
hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra
su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo
del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de
Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios (l Corintios 6:15-20).

La repetición de la frase "no sabéis" martilla la verdad de que si usted sabe quién es
ahora en Cristo, entonces no tiene sentido hacer otra cosa que ofrecerse a Dios para que
El le use. Comenzando con este fundamento, procedimos a trabajar duro para
identificar otros principios de verdad y error que pudieran ayudar a Lee a escapar de la
tentación.

"El primer pecado de Adán y Eva fue su decisión de negar a Dios como la única fuente
de verdad, y determinar por sí mismos lo que era bueno o malo. De modo que acusaron
a Dios de mentiroso y tomaron su propio camino. Cada uno de nosotros que nace en
este mundo desde entonces tiene la misma tendencia. Cada tentación nos llega envuelta
en una mentira, como 'Esto es algo natural', o 'Te hará feliz', o 'Bien te lo mereces'. Dios
dice: 'No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que
no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar' (l Corintios 10:13). Para
rechazar la tentación, por lo tanto, nosotros tenemos que identificar la verdad en esa
área y escoger la verdad mediante la dependencia de Cristo.

- "Por ejemplo", seguí diciendo, "Dios te hizo hombre. El también creó a las mujeres y
nos diseñó para ser atraídos por el sexo opuesto. Cada pecado es una perversión de la
verdad, y eso incluye la tentación específica que estás experimentando. Pero todos
nosotros podemos ser tentados en cualquier cosa que sea contraria al testimonio claro de
Dios. El hombre funciona de esa manera toda su vida. Tú te desvías de una manera;
otros se desvían en otras direcciones. Cuando escogemos la mentira, todos estamos
diciendo lo mismo que Adán: 'Dios tú no sabes de qué estás hablando. Esta otra cosa es
más divertida que la que tú dices'. Usualmente descubrimos después cuán trágicas
pueden ser nuestras decisiones. Hay placer por un rato, pero a la vez hay algo en
nuestras almas que comienza a corroer. Entonces empezamos a pagar un alto precio en
culpa, temor, depresión y odio a nosotros mismos.

"Pero ahora, habiendo recibido la nueva vida en Cristo, podemos adherirnos a Él para
experimentar sentido y propósito genuinos. Podemos andar diariamente en su amor y su
aceptación incondicionales. Podemos aprender la satisfacción de servir a otras personas
Y de ver a Cristo usarnos en provecho de sus vidas. .

- "Si tomas una determinación por fe en Cristo, Lee, y sometes tus experiencias diarias a
Él para que evalúe la verdad y el error-y te atienes a ello-, descubrirás que esos deseos
comienzan a morir.

Ahora bien, hay que darse cuenta de que siempre habrá la posibilidad de la tentación.
Mientras vivas en este cuerpo, siempre tendrás batallas como los deseos de la carne, de
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modo que tendrás que hacer decisiones sabias para evitar tentaciones innecesarias. Con
el paso del tiempo Dios irá renovando tu mente con su verdad, lo cual traerá emociones
y deseos más consecuentes con quien eres en realidad -una nueva criatura en Cristo-. Tu
decisión diaria, entonces, será el aplicar Gálatas 5: 16: Digo, pues: Andad en el Espíritu,
y no satisfagáis los deseos de la carne.

Yo he visto a Lee y muchos otros como el ser liberados de terribles esclavitudes mediante este
mensaje. La única solución es un intercambio total. Primero, Lee tuvo que intercambiar una
identidad basada en su conducta, por una identidad basada en la verdad de Dios. Lee tuvo que
reconocer que al nacer de nuevo le había dado todo lo que él era a Jesús, y a cambio había
recibido todo lo que Jesucristo es. Como dice 1 Pedro 2:24: "Quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados". Lee necesitaba no sólo aprender a
decir "no" al pecado sino también decir "sí" al Señor Jesucristo, que había en él' no sólo
considerarse "muerto al pecado, sino también "vivo para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro"
(Romanos 6:11).

Para cualquier cosa con la cual usted o yo estemos batallando, la respuesta es la misma. Es
solamente mediante un intercambio total que veremos el principio de los cambios que
deseamos.

George, Bob. Cristianismo clásico. Unilit: Miami, 1994 (1989 ed. ing.) p.111-116

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