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EDUARDO GARCIA DE ENTERRIA LA LENGUA DE LOS DERECHOS. LA FORMACION DEL DERECHO PUBLICO EUROPEO TRAS LA REVOLUCION FRANCESA ‘Segunds edicion (primera en Civitat), 2001 CIVITAS Tstracién de cubierta: 'M. Bail, primer presidente de la Asamblea Constituyente ¥ primer slealde de Paris. [No esté permitida la reproduccion total o parcial de este libro, ni su tratamiento informatieo, ni ta transmision de cinguna forma o por cualquier medio, ya sea cleetténico, mecénico, por fotopia, por registra u otros métodor, ni su pres: tamo,alguler 0 cvalguer otra forma de cesion de uto del ejemplay, in el per= miso previo y por eserto de ls stuares del Copyright. Copyright © 2001, by Eduardo Garia de Enter Civitas Ediciones, . L. Ignacio Ellacuria, 3.28017 Madd (Espetia) ISBN: 84.470-1705-2, Depésito legal: M. 46231-2001 Compuesto en Closas-Orcayen, 8. L. Printed in Spain. Impreso en Expats por Graficas Régar, S.A. Navalcarrero (Madrid) CAPITULO 1 LA REVOLUCION FRANCESA Y LA APARICION DE UNA NUEVA LENGUA DE LOS DERECHOS I. La Revolucién y su signo mesidnico La Revolucién Francesa fue un hecho totalmente dis- tinto de lo que hasta entonces (con la excepcién, quiza, de las invasiones de unos pueblos por otros) habfan sido los cambios politicos, un desplazamiento de los anteriores imperantes por un nuevo grupo dominante. Por el contrario, la Revoluci6n, término que se impuso precisamente con esa significacién ', fue un tajo decisivo entre lo que a partir de * Vid, especialmente, el magistral estudio Inventing the French Revolution de Keit Michel Baxen, en el libro del mismo etulo (que reine otros Estays fn french political culture in the Eighteenth centwy), Cambridge University ‘Press, 1996, pgs. 203 y ss, La idea expresa ya la pasiim de erear una nueva sociedad, mucho mas que lo que los filésofos ilustrados habfen imaginado, El término revolucién procede de la astronomia (el libro de Copérniva se llama De revolutionibus orbium celestim, 1543; Su propia dra lalamard Kant dos siglos mas tarde arevolucién» 0 wgico copericanom, por cierto); su des- lizamiento semntico hacia el munda politico comienza en el siglo X\t, 3 desarrollaré tras la Revolution inglesa de 1688, pero como «ex post faco cate- ‘porfa de comprensién histSrica», y asi se explica que las formas activas («re volucionar», «revolucionarion) no aparezcan hasta 1789, Serd el abate Mably en 1765-1788, quien cambie el sentido inicial de catéstrofe, desorden, dis continuidad, Con que la historiograffa absoluista francesa habia valorado el acaecimiento inglés, hacia el sentido de logro de un orden politica nuevo a través de una voluntad politica resuelta; el desorden estaria més bien en la propia histori francesa, Son Voltaire, Condoreet, Linguet, Raynal —éste yen 1783, pero refiriéndose a la «Revolution de lAmerique»—, quienes adoptan el nuevo término, que se impondré en los mismos tiempos revo- lucionarios, através del periodico «Révolutions de Paris, que comienza a publicarse en julio de 1789 y euyo director fue Prudhomme; aqui se emplea (pasendo del plural al singular) por vez primers la expresion sesta revolucion Para siempre memorable en los anales de la historia. Los constituyentes ¥ toda Ia literatura menor de la época se aprapian enseguida del concepto, {que va a autoalimentar por si solo toda una metafisica deb poder y de la 20 _REVOLLICION FRANCESA Y APARICION DE UNA NUEVA LENGUA entonces se llamarfa, muy justamente, e] Antiguo Régimen y el nuevo orden politico y social que pretendié crearse sobre fundamentos enteramente nuevos. Se abrié asi una época en la historia humana, que atin, puede decirse con el mayor rigor, contintia en su fase expansiva, tanto geo- grdfica como respecto a la profundizacién de sus postulados basicos. Fueron éstos, desde su origen, la libertad y la igual- dad, expresados ambos, en sus mismos momentos iniciales, en dos documentos capitales: la eliminacién total de los «privilegios» y la proclamacién formal de «la igualdad de todos los franceses», llevadas a cabo en la famosa y mitica «noche del 4 de agosto de 1789» (que se plasmaria en los Decretos de 4-11 siguientes) ?, y la Declaracion de los Dere- chos del Hombre y del Ciudadano, de 26 de agosto de 1789, que pasard a ser el documento fundacional de la Revolucion y su signo emblematico, hasta hoy mismo, Esos dos documentos constituyen la primera y certera expresién de la nueva concepcién politica que la Revolucion porta en su seno. Ella misma habia quedado instituida en el momento mismo, igualmente espectacular y significativo, en que el tercer Estado, uno de los tres estamentos que constituian los Estados gererales del reino, convocados en enero de 1789 por el rey Luis XVI para intentar salir de luna grave crisis politica (Srgano que no se reunia desde 1614 historia. Con muchos datos, aunque menos elaborados, A. Rev, «Révolutions Histoire d'un mot, Paris, 1989. También J. D’Hoxor, «La genése de Tidee moderne de révolution», en la obre coleciva, preparaca con ocasiGn del IX. Centenario de la Universidad de Bolonia, Bologea Nationes. At della natio Francorum, Bolonia, 1993, 1, pigs. 247 y ss. 2 La doble fecha (4-11 de agosto) describe que la versién final de los Decretos se fue volando hasta el da 11, aunque como expresi6n téenica del acuerdo bésico del ia 4. Puede vers a vivida exposicion de esa noche mégica en Patrick Kesset, La nuit du 4 aodt 1789, Patis, 1969, En pags. 319 y lun cuadro con los acuerdos de 4 de agosto, votados por aclamacién entre |a iluminacién y el entusiasmo, aun por los propios nobles y ecleséaticos contra quienes esencialmente se dtigan, asi como de su sucesiva expresion en los Decretos siguientes Us REVOLUCION Yu SioNO MESIANICO a ‘ cuyas funciones eran sumamente inciertas), se habia auto- sroclamado «Asamblea nacional» como tinico representan- e de la nacién el 17 de junio de 1789. El dia 20, habiéndole srohibido el Rey reunirse de nuevo en la sala en que venian 1aciéndolo, los diputados del tercer Estado 0 Estado ilano icieron en un frontén o «uego de la pelota», donde, ininimes, juraron «no separarse jamds y reunirse en cual- quier lugar que las circunstancias exijan hasta que ia Cons- ituci6n del reino sea establecida y asegurada sobre bases Glidas». Atin el 23 de junio el Rey intima a la obediencia \ Jos diputados, sin lo ‘cual él, el Rey, dijo, «haria s6lo el »ien de mis pueblos». Tras la marcha del Rey y ante una aueva intimaci6n de sus servidores a retirarse, los diputados lel tercer Estado contestan con las expresiones, pronto amosas: «una nacién en Asamblea no puede recibir 6rde- es», «estamos aqui por la voluntad del pueblo y no sal- Jremos més que por la fuerza de las bayonetas» Una agitacién generalizada en Paris, y paulatinamente :n todo el reino, respalda la actitud resuelta de la Asamblea, inte la cual el Rey concluye por ceder el dia 27 de junio weptando la reunién conjunta de los tres Estados, su auto- rroclamaci6n como Asamblea, ¢ incluso la nueva escarapela ricolor que ha simbolizado todo el movimiento. La susti- ucién de la soberanfa personal del rey, piedra angular de odo el sistema politico hasta ese momento existente, por a soberania de la naci6n, quedaba consumada. A partir del ' de julio la Asamblea Nacional, instalada ya en su nuevo »apel, pasaré a llamarse Asamblea Nacional Constituyente, itular de lo que Sieyés habfa llamado el «poder constitu: tnte», el més alto poder imaginable, no afectado por limi- es, capaz de configurar desde si mismo toda una estructura volitica y social radicalmente nueva. Por primera vez en la historia de las revoluciones huma- 1as no se trataba, simplemente, de sustituir a un imperante » al séquito o los intermediarios que le secundaban en el 22 REVOLUCION FRANCESA ¥ APARICION DE UNA NUEVA LENGUA poder, o de cambiar un régimen politico o una simple orien- tacién o direccién determinadas en su actuaci6n. Se pre- tendia, nada més y nada menos, rectificar la historia entera de la humanidad, fundar un orden politico y social com- pletamente nuevo, capaz de establecer una nueva etapa de la tragica evolucién humana y de asegurar para el futuro una felicidad segura e inmarchitable. E] orden antiguo, que habia saltado como una costra seca tan facilmente, oftecia la imagen de un sistema petrificado'e inmévil, de tiempo suspendido. Con su ruptura se habfan liberado energias humanas intactas y fresces, con las cuales el futuro se pre- sent6 pronto como una posibilidad libremente moldeable por el hombre. Una embriaguez de omnipotencia, de la infi- nitud de posibilidades que la libertad abria, de esperanza sin imites, se extendi6 por doquier. Se pretende, pues, crear, y no faltan declaraciones expli- citas, un verdadero , en el vol, IIL del ‘mismo Dictionnaire des usages, pgs. 47 y 8; P. Retar, «Citoven-Sujet, Civ ‘me», en el vol. 9 del Handbuch politisch-sozialer Grundbegrfe in Frankreich (1620-1820), Minich, 1988, pags. 75 ys, 30 REVOLUCION FRANCESA Y APARICION DE UNA MUEVA LENOWA mente vivida la batalla léxica ". El argumento principal de este escrito, como el de otros muchos andlogos que con- tinuardn los afios sucesivos, es hacer presente que «el abuso de la palabras es uno de los principales medios que se ha empleado para someter a servidumbre a los pueblos... Cui- demos, pues, ciudadanos, de no dejarnos engafar por las palabras, cuando el poder ejecutivo ha legado ya al colmo de imponernos el sentido de ciertas expresiones... nos car- gara de cadenas hablandonos de libertad» "*, En otra revista de los partidarios de la Revolucién, L’Ami des patriotes, se dice expresamente: «Al introducir en un pueblo ideas nue- vas, nuevos habitos, es obligado introducir palabras nue- vas». Frente al «abuso de las palabras», hay que resta- blecer la «propiedad de las palabras». En el largo debate, casi cotidiano, interviene Robespierre en persona, en el momento mismo de la dictadura jacobina: «Contando con la facilidad con la cual se gobierna a los hombres por las palabras, (los enemigos dela Revolucién] han intentado ten- demos una trampa publicando, por la expresién nueva de ciudadano pasivo, la violacién més manifiesta de los dere- chos del hombre... No cesaré de reclamar contra esa locu- ci6n insidiosa y barbara, que ensuciaria a la vez nuestro cédi- g0y nuestra lengua» *, Todo intento de «abusar de las pala~ bras», dice en otra ocasién, es el de «apoderarse de todo el poder social» *. Pocas veces se habré expresado tan con- tundentemente y en medio de una dura y cruel batalla por ” Guuravmou, Dictionnaire des usages soclopoltiqus, I, pigs. 2 553, Brunon, Histoire de la Langue francaise, tomo 1X, vol. 2, Paris, reimpr, 1967, égs. 651 ys, % Cit, por Handbuch, cit, Heft 12, pg. 44, sobre un texto de la revista ‘Révolutions de Pais, noviembre de 1789. Otros folletosyrevistas mondequicos (Le crieur de bons sens, rehabilitci6n de Is figura convencional del padre Duchesne, ete.) en Gunnatwou, La langue politique et la Révolution francaise, cit, pags. 52 y ss, Guiuiaumov, La langue poltique, pag. 61, ® Gunaavmou, pag. 6. ® Ibidem, pig. 67. [LA REVOLUCION ¥ LA LENUA 3 el poder la significacién de la palabra como instrumento politico directo. El poderoso ostenta e] «poder de lenguas», el derecho de expresar las nuevas realidades politicas ”. Asi, las palabras juegan un papel decisivo a lo largo de todo el proceso revolucionario, prestandole un dinamismo peculiar. Se desarrollan por unos y por otros especiales estrategias del lenguaje. Como ha dicho un autor, hablar aa ser combatir, en el sentido de actuar, y los actos de Tenguaje van a participar, y no en wltimo término preci mente, de una agonistica general ®. Quien gan: de las palabras puede ganar normalmente la posicién poli Tica dominante, piiesto que su discurso pasa a ser el discurso “Gutorizado, 0 mas propiamente, el que t utorida¢ La lengua del poder va a intentar convertirse inmedia- tamente en la lengua del Derecho. Desde el primer momen- Constituyente se procl a del poder coasttuyente, que Te permite iets una nueva Constitueién, Yael poder lexislativo, que le habili _dictar la Ley, Jos instrumentos juridicos del mando y del orden por exce- Jencia, con su poder de reconfiguracién del conjunto de rela- nes sociales. Es, justamente, el poder que conviene al proyecto revolucionario de organizar de arriba abajo una sociedad y un sistema politico enteramente nuevos. La le1 gua del Derecho es ya una lengua preceptiva, que no se ‘conforma con refléjar especularmenie la situacién tal como existe, sino que aspira a conformarla en moldes prefigurados con dnimo de instalarla duraderamente a través de insti- tuciones nuevas, Esto supone pasar, normalmente, al tono performativo, segtin él tecnicismo propuesto por J. L. Austin Sobre este convepto, R. Bauisan, Linstiution du rangi, cit, pags. 39 ss, 97 88, y passim; GuILtauniou, La langue poliigue, pag 30, a €omo To aie lego exponemos de K. Bate 3M, Maiiuz sLangue de pouvoir: Langage poltgue et langage ju dique pendant la Révolution de 1769», en Bologna Natones, Aut della Natio Francgram, city, pég. 377 Manz, pig 381 32 _REVOLUCION FRANCESA Y APARICION DE UNA NUEVA LENGUA y que ha pasado como un instrumento de referencia al voca- bulario de los lingitistas ®. Como es sabido, el enunciado performativo, por dife1 9, HO inte ‘escribir ni una cx Cuando un filésofo argumenta sobre “I libertad humana, expresa la interpretaci6n de una idea © de un deseo. Pero cuando la Declaracién de Derechos del_Hombre y del Ciudadaa-prostamaeindeienianie en el argot lin- giiistico, no son enunciados denotativos, ni siquiera de6n- ticos, sino performativos en su intencién.y en su efecto *, Cuando la Deslaracién dice «los hombres son libres e igua Tes», quiere decir: «Convengamos que, a partir de ahora, [os hombres serén,,.», de modo, observa Malle ”, que desde el momento en que la frase se pronuncia ESM propio contenido, haciendo acceder a la rez Jibertad y la igualdad. Mirebeau, en el debate del que surgi ld Declaracién, ya observé que «la Declaracién de Derechos debe ser més bien la lengua que tendria el pueblo si tuviese % J... Ausmn, «Performative utterances» (1956), ahora en Philosophical papers, Oxford, 1961, pigs. 238) 5. 2 Clr, Mantz, Langue du posit, pég. 363. No todos los términos ju dicos son, sin embargo, enunciados performativos. Sin necesidad de entrar e lleno en Ia euestion, vid. C. Grzzcorcvk, «Le réle du performatif dans le langage du Droit», en Archives de Philosophie du Dro, XIX, 1974, pigs, 229 YS. y del mismo autor, «Limpact de la théorie des actes Ge langage dans le monde juridique: essaie de bilan», asf como de P. Awsevex, «Philosophie du Droit et théorie des actes de langage», los dos ltimos en le obra colectva, dlirigida por P. Awseuex, Théorie des actes du langage, Ethique et Droit Paris, 1986, pags. 165 y ss, y 109 y $8, respectivamente. La existencia de un con tenido performativo en toda expresion humana, en Kat! Otto Are. Die Loge. sauszeichnung der menschlichen Sprache, 1985 (trad. fry Combs, 1994, Le lgos propre au langage human) Maan, ibidem, loc. dt. cit, LA REVOLUCION ¥ La LENGUA el habito de expresar sus ideas, més que una ciencia que se proponga ensefiarlen, Convendré notar que esta nueva lengua surge del debate asambleario y del vastisimo eco de periddicos, folletos, clubs, logias, salones, celebraciones, discusiones, que le pro- * longa interminablemenje por todo el pais. Los lingiistas, que han analizado~ese énorme material, han subrayado la «precision juridica, profundidad filoséfica, emoci6n artisti- ca» de que hicieron gala los diputados, para los cuales, asi como para sus electores, se confunde la soberania politica y la lingiifstica *, Michelet, en su libro clasico sobre la Revo- lucién®, contiene una definicién ante litteram del lenguaje performativo: «Que no se diga que la palabra sea poca cosa en esos momentos. Palabras y acto es la misma cosa. La afirmacién poderosa y enérgica que tranquiliza los corazo- hes es una creacién de actos; lo que la palabra dice, a la vez lo produce.» En un tiempo increfblemente corto, entre mayo y sep- tiembre de 1789, aparece as{a idea de una lengua nueva, no sélo por la aparicién y expansién de nuevas palabras, sino también porque el cambio se ha producido «en el inte- rior de estas mismas» ®. Se hablard enseguida de «lengua del Derecho» *, que no alude ya al viejo depésito del Dere- cho Civil, que era el Derecho por excelencia segiin la tra- dicién romana multisecular, prolongada en las Universida- des hasta entonces, ni menos atin, como bien se comprende, al Derecho Pablico de la monarqufa. Alude a una nueva realidad, la que ofrece el «Derecho natural», en nombre del cual toda esa espectacular basculacién del anterior sis- Batsoan, institution du francais, cit, pg. 117, Vid. también B. Divi, Ecrive la Revolution (1789-1799), Pars, 1999, que contiene un ands literario de la lengua de los diputados. ® Micueier, Histoire dela Révolutionfrangaise, 1, & Bauiwan, L institution du francais, pig. 189, * Guunaumoy, La langue politique, pag. 197 St REVOLUCION FRANCESA'Y APARICION DE UNA NUEVA LENOUA tema ha tenido Iugar, el Derecho natural derivado de la naturaleza humana tal como lo entendié la Ilustracién, y especialmente Locke y Rousseau. Es este concreto «Dere- cho natural» el que ha legitimado a oposicién a la vieja titularidad regia de la soberania, el que ha forjado la doc- trina del pacto social en virtud de la cual la Asamblea se hha declarado representante de la nacion y titular del poder constituyente, la que ha nutrido de todo su contenido la formidable Declaracién de Derechos del Hombre y del Ciu- dadano y la consagracién de la igualdad con Ja eliminaci6n del sistema esencial de privilegios en que el Antiguo Régi ‘men consistfa. La expresion «la lengua del Derecho» desi nard, por tanto, la lengua del Derecho natural no abstracto, no evanescente, sino del Derecho natural declarado, reve- ado, casi podriamos decir, en la obra refulgente de la Asam- blea. En el corto y preciso texto de la Declaracién aparecen ya las palabras clave del nuevo sistema politico: «derechos», «derecho», «eyn, «libertad», «poder», etc. Como se ha dicho certeramente ®, «al definir el sujeto como ciudadano y al declarar con ello una finalidad, la conquista de la liber- tad, los diputados instauran la expresividad revolucionaria de los derechos». Otras expres hombres libres» F Gunaumou, La lange politique, cit, pig. 45. Sobre a dengua el derechom, ps 198 SGununaunow, pag. 74 Cita un testo de ls revista de Domergve (vik nota siguiente) de 4 de joni de 1791 que habla de ola augusta fanquezs Que caracteriza el fenguaje de os hombres libres» St Eapresdn de Domergve,eflebre gramatico, que apart de 1 de enero de 1791 cmienza publica el peniddice Le Journal dela Langue Frangise, Senet tema ses necerarioclevar nuestra lengua aa altura de muestra Revo- facidans Vad Gurtanowou, pig 72. Tambien usa esta denominacion eons tantemente el abate Gregove en su famosa «Memoria sobre la necesidad {ios mtios é& anigilar los pos y de univrslzar el uso dela lengua Francesa, que preset al Convencion en 1794 y que éia hace sya. Sobre ynes sinénimas aparecen: la «lengua de los Ja «lengua de la libertad» ¥, Ja «lengua SIONIFICACION DEL LENGUASE JURIDICO EN La REVOLUCION 35 del pueblo» *, la «lengua legitimay * la «lengua de la Cons- titucidn» ™, Ja «lengua de las leyes»*, la «lengua de los derechos» *; en fin, expresin que retomaremos mas ade- lante. IIL. La significacién del lenguaje juridico en la Revolucion En su autorizada Historia de la Lengua Francesa Fernand Brunot ha observado que la lengua de los juristas estaba descalificada en el Antiguo Régimen desde la perspectiva este hecho, M. ne Cexrau, D. Jui y J. REvEL, Une politique de la langue La Révolution Francaise et les patois: Venqutte de Grégotre, Pats, 1975 3% Gunavmou, pigs 80 y ss, 100, 106, 137, % Gunsaumou, pags. 100, 198, ® Gunsavmou, pig. 198. Consttucion es ella misma una palabra nueva, procedente, sin duda, del precedente americano, aunque se haya registrado Su uso ya desde 1740 (infra, Scumate, pig 48). Es Sieyés, no obstante, y 61 mas de una vez lo procama con orgullo, quien forja el concepto de «podet constituyente>, capaz de romper con todo el orden juridico eonstituido y de fundar uno enteramente nuevo ab orgine, nombre que la Asamblea sida e la convocatoria de los Estados Generales —primero autocalificada de Nacional— se atribuiré enseguida. El concepto —ligado a la palabra apa rece ya en los cahiers de doléances que preparan la reunién de los Estados Generales: vid. C. Courvosster, «L'idée de Constitution dans les cahiers de doléances», en la obra colectiva (Actes du colloque de Dijon, 1981), 1791 La premiére Constitution francaise, Paris, 1993, pigs. 67 y s6 Sobre la con- cepeién decisiva de Sieyts, P. Basno, Lidée de Constution, Paris, 2985, pigs. 135 y ss, Sobre la formacion del concepto en la lengua inglesa, vid G. Stourzi, «*Consttution": changing meanings of the term from the early Seventeenth to the late cighteenth century», en la obra colectivadirigida por T. Batty J. G. A. Pococe, Conceptual change and the Constitution, Kansan, 1988, pags. 35 y ss. Su evolucién en Francia, en W. Scuwace, «Constitution, Constitutionnels, en el Handbuch poltsch-sovialer Grundbeariffein Frankreich (1680-1820), cit, Heft 12, 1992, pags. 25 y ss. % La langue des lois de la République», se dice en la memoria Baréres, (ue precede a la de Grégoire en la Convencion y dela cual surge la ensefanca bligatoria de la lengua en las escuelas de las provincias no francéfonas. Cf. CCeerav etal, Une politique de la langue, pigs. 291 y ss. > Guiaaumou, pigs. 72, 80, 87,145 35 EVOLUCION FRANCESA ¥ APARICION DE UNA NUEVA LENGUA de la lengua noble y elegante. Mas bien, nos dice ®, el fun- dador de la Academia Francesa habia impuesto a ésta el deber de purgar la lengua de Jas impurezas de la chicane, del lenguaje embrollado y gérrulo de los leguleyos y de los pleitos. En 1789 la lengua juridica y administrativa estaba muy lejos de ser imagen de pureza 0 de cortesia; mas bien cstaba completamente descalificada respecto de la lengua literaria o mundana, y se le reprochaba su pesadez, su tor- eza, su oscuridad, su estilo enredado y penoso, en el que Se habfan enquistado arcaismos no slo juridicos (los que Ja Revolucién arras6 ‘al abrogar todo el complejo mundo de los «privilegios», justamente), sino también arcaismos tanto léxicos como sintécticos. Por ello, ha observado el mis- mo Brunot, los revolucionarios, no obstante el predominio que los hombres de leyes jugaron en sus Asambleas y Comi- t€s, expresaron abiertamente su repudio de este viejo len- guaje, que inclufa «formas pardsitas, extravagantes, legici- das» (preciosa expresi6n esta iiltima, que quiz podamos comprender més adelante), segiin una Instruccién de! Comi- t€ de Salud Piiblica jacobina a sus agentes “1, Mirabeau, més explicitamente, dijo que «era la ocasin de enterrar el estilo gOtico [de las viejas leyes} bajo los restos del feudalismo», y hay que reconocer que asi ocurrié con miles de palabras, expresivas de las viejas relaciones, que quedaron abolidas y Nirtualmente desaparecidas con la abolicién del propio régimen feudal, de lo que ei propio Brunot ha llamado «la gran masacre de instituciones del 4 de agosto» de 1789“, Frente a ese estilo «legicida», que mataba el sentido de las leyes nuevas imbuidas de libertad, el propio Mirabeau invitaba a que estas leyes nuevas se redactasen en forma © F Brunor, Histoire de la Las fomo X, La Langue classique dans fa 1968, pags. 864 y ss, ©" Bruno, op ct, pag. 865, IRUNOT, op. cit, tomo X, 1. part, pag, 280. SIONIFICACION DEL LENGUAJE JURIDICO EN La REVOLUCION 37 inteligible, para poner de acuerdo a Jos ciudadanos ilus- trados sobre sus derechos, vinculéndolos a todo lo que pue- de recordarles las sensaciones que han servido para hacer surgir la libertad» , Es manifiesto, pues, que frente a la oscuridad y torpeza de las antiguas leyes opresoras, una nue- va lengua de los derechos y de la libertad se presenta como una de las tareas revolucionarias més caracterizadas. El resultado final sera, en el epigrafe de un capitulo de Ja gran historia de Brunot, la «entrada de la lengua juridica en la lengua general» , que él ve como el resuliado de los grandes c6digos napolesnicos (Cédigo Civil de 1804, Cédigo de Procedimiento del mismo ano, Cédigo de Comer- cio de 1807, Cédigo de Instruccién Criminal de 1808, Cédigo Penal de 1810) y de su formidable efecto sobre el cuerpo social Pero seria un error quedarse en esa misma simple afir- maci6n del ennoblecimiento del lenguaje juridico, de su aco- modacién a la «lengua general» y de sus posibles aporta- ciones 1éxicas ** o sintécticas tras la Revolucion, La pers- pectiva estrictamente lingiistica a que se contrae la, por lo BRUNoT, op. cit, X, 2, pe. 866. * Brunor, X, 2, pags. 880 y ss. Brusor, no obstante, critica la obra lingitstica de los coditicadores y diserepa de la famosa frase de Stendhal, {que afirmé que lefa todos los dias alg artiulo del Codigo Civil para ganar frescuray naturalidad, pg, 884. Prmitaseme alinearme personalmente junto & Stendhal —igran compania!—, por encima de la autoridad téenica de los gramiticos, ‘Dos grandes estudios sistematioos estén en curso pare el estudio del {ico revolucionaro, llevados paralela, parece que separadamente, por un verstarios franceses y alemanes: uno, el del Institut National de la Langue francaise. Equipe «18eme et Révolutionn, Dictionnaire des usages socio-po. ligues (1770-1815), Kliensieck, Parts, 1985 y s53 publicados hasta ahors 6 volimenes. El segundo, herausg. von Rolf Reichardt y Eberhard Schmitt, Handbuch poltisch-sozialer Grandbegiffe in Frankreich, 1680-1820, Munich, 1985 y ss; publicados hasta ahora 13 volimenes. En el tomo 3 de la primera obra se resenia el increible nimero de Diccionarios que aparecen en la época revolucionaria (Dictionnaire, normes, usages, 1986), como también en el tomo I de la obra alemana (Allgemeine Bibliographic. Eineinung. Die Worterbaicher in der Franzésischen Revolution, pigs. 149 y ss_). S6lo en 1790, a calor de 38 REVOLUCION FRANCESA Y APARICION DE UNA Mt demis, excelente Histoire de Brunot, nos deja a los juristas con una sensacién de clara insuficiencia. La Revolucién Francesa ha aportado a la historia de la cultura occidental en el terreno del lenguaje juridico algo mucho més sustan- cial que un repertorio léxcco determinado, que haya que enumerar analiticamente; ha aportado un discurso entera- mente nuevo para explicar las relaciones entre los hombres y su organizaci6n social y politica como materia del Dere- cho, discurso que expresa un sistema conceptual original a cuyo servicio ha aparecido y se ha desarrollado a lo largo de dos siglos todo un «universo Iéxico» complejo y nutrido absolutamente novedoso, que ha cortado como un tajo la tradicién histérica. Como en todo discurso, es su sentido general lo importante, el cual no puede descomponerse 0 fragmentarse sin ruptura en un conjunto de palabras ais- ladas 0 de usos gramaticales. la estrenada libertad de imprenta se imprimen siete diccionarios de ese carc- ter, setenta hasta 1815. Sus ttulds son expresivos: «Sindnimos nuevos», «Vo- ‘abulario de los municipios y de los érganos administrativass, «Nuevo dic- cionario francés para uso de todos los munieipios, las milcias nacionales y de todos los patriotas», «Diccionasio nacional o aneedotico pare servir a 1a comprensi6n de las palabras de que nuestra lengua se ha enriquecida desde Ja Revoluci6n y a la nueva signifiacion que han recibido algunas palabras antiguas», «Diccionario lacénico, veridico e imparcil 0 regalo a los dema gogos sobre la Revolucin Frances» (Este ya de 1791, como los dos siguien- tes), «Diccionario de ls Constitucion y del Gobierno francés», «Diccionario razonado de Ia Constitucién», «Allabeto republican» (1794), «Vocabulario {de medidas republicanas» (1795, como el siguiente), «Nuevo diccionario fran és con las expresiones de nueva creacién del pueblo francés», ete. En 1798 la «Academie Francaise» restablesida reimprime su anterior Diccionario prerrevolucionario, al que se afade un «Suplemento con las palabras nuevas fen uso desde la Revoluciéns, que, por cierto, yo mismo he comentado bre vvemente, «618 palabras que cambiaron el mundo», en La poesta de Borges Y otros ensayos, Madrid, 1992, pégs. 138 y ss. (y Iuego en el bro De Fray Luis a Luis Rosales, Ensayos lterarios, Valencia, 1999, pigs. 98 y ss.) Vid también sobre esta serie de diceionarios ysu significado Ph, Roce, Le débat sur la langue révolutionnaire, cit, pigs. 157 y ss. Hubo, pes, una canecencia especialmente viva de la innovacién léxica capital que la Revolucion estabe pproduciendo desde el momento del desarrllo de los mismos acontecimientos en que iba teniendo lugar, SIONIFICACION DEL LENGUAIE JURIDICO EN LA REVOLUCION 2 La lengua de los derechos debe explicarse, pues, no como una simple aparicién de nuevos términos, en un plano estrictamente técnico de andlisis 1éxico o sintdctico, sino como la expresién de un nuevo discurso juridico que ofrece un nuevo modelo de relacién entre los hombres. Las pala- bras deben insertarse en el sistema que intentan expresar, ese «aura de sistema» que es consustancial al Derecho como un todo “, sin lo cual su simple comprensién seria imposible. Acaso convenga notar que toda una tendencia actual y singularmente vivaz de la historiografia contempordnea subraya el contenido precisamente de discurso, de expresion lingiiistica de las culturas politicas sucesivamente desplega- das en la historia, En el caso concreto de la Revolucion Francesa, puede resultar esclarecedor atender a lo que expresan dos de los més autorizados especialistas actuales, l francés Francois Furet y el ingles Keith M. Baker. Para el primero, «la Revolucién funda a la vez un lenguaje y una sociedad. O més bien, funda una sociedad a través de un Jenguaje: lo que se llama una nacién» “. Se ha producido «una especie de hipertrofia de la conciencia historica y de un sistema de representaciones en el que participan todos los sistemas sociales... como si tuviese por funcién la de rees- tructurar a través de lo imaginario el conjunto social tri- turado» “, «La sociedad se recompone asi al nivel de la ideologfa... con una capacidad incomparable de integra- ciém *. Hay, esencialmente, mas que una lucha de intereses en la fase acelerada que concluye en Thermidor, «una bata- la alrededor del monopolio simbélico de la voluntad del “ P, Gooonicn, Legal discourse. Studies in Linguistics, Rhetoric and Legal anabsis, Nueva York, 1987, pag. 129. Sobre el sentido linguistic del dscutso, en este mismo libro, pags. 32 y ss, y alll citados, También M. Bannenis, If dirtto come discorso e come camportamento, Turin, 1950. ‘© F. Furer, Penser la Révoluion francaise, Paris, 1978; en la edicién de “Polio-Histoire», pags. 51-52, Foner, pigs. 48-49 © Furer, pag. 50 40 REVOLUGIGN FRANCESA Y AFARICION BE UNA NUEVA LENOUA, pueblo» *. «Lo que caracteriza la Revolucién como acon- tecimiento es una modalidad de la accién hist6rica, es una dindmica que podré lamarse politica, ideolégica o cultural, para decir que su poder multiplicado de movilizacién de los hombres y de accién sobre las cosas pasa por un intento supremo de dominar el sentido» ‘', De este modo, «la Revo- lucién inaugura un mundo donde las representaciones del poder son el centro de la accion y donde el circulo semitico €s duefio absoluto de la politica» *. El poder esté en manos de quienes pretenden hablar en nombre del pueblo; «lo que quiere decir a la vez que el poder esta en la palabra, puesto que la palabra, publica por naturaleza, es el instrumento que desvela lo que querria permanecer oculto... y consiste en una pugna constante de palabras, tinicas cualificadas para apropiarselo, pero rivales en la conquista de ese lugar eva- nescente y primordial que es la voluntad del pueblo. La Revolucién sustituye a la lucha de intereses por el poder ®, una competicién de discursos por la apropiacién de la legi- timidad. Sus lideres no hacen otro oficio que el de la accién; son intérpretes de la acci6n... la palabra ocupa toda la esce- Romer pe. 76 2 Funan page 4-45, 2 Foner poe 8 © qu apunta Funeral punto central de sexta conta logue lama sta vugata mendsen 0 cl catecnao reoacionaion dominant So a ne ‘orografa ofc de ts Revolucion hasta entonots, la explieacion ds xt In ers socal como consceuencn de la emrgencia de la burger el ceptasmo, exis on el sisema Sl Agua Regen, ences cca Gea nse, oo subeanable on i etcacon del praetanndecopan €l esqueia puro marist leninita Mis eo parteular, en el misma Ite Git pags 133 sas como al iro del propio Func, Man ra Resuusee Fancae, Pars, 1866. Hay que dec que la efica de Foner foe conta a interpretacon mast dela sevokoion dominante desde Aulae Yea ata Ge Hora de le Revolucion Francesa read con Ons del pies con tenario de sta) y de lauren, espesiinents esd fa Revo Ross de 1817, no ha osado i siguies hse presente en In ample conmemercion auc ha mareado el segundo centenaro de a Revolucion con un emcee Conjunto de publicaciones Es una nicrpretcin que no encvenes ya se SIONIFICACION DEL LENGUAIE JURIDICO BN LA REVOLUGION 4a na de la acci6n... aspira al poder, al mismo tiempo que denuncia su inevitable corrupciém» *, Por su parte, Baker ha reunido en 1990 un excelente conjunto de ensayos con el titulo Inventing the French Revo- lution *, que ha hecho preceder de una luminosa introduc cién donde expone sus concepciones basicas del fenémeno revolucionario. Muy sumariamente las resumiremos aqui por su pertinencia para nuestro objeto. La Revolucion tuvo su I6gica y su dindmica propias, no derivadas de la necesidad de las condiciones sociales o del cardcter ineluctable de los procesos sociales. Esta afirma- ci6n antimarxista se acompafta por Baker de un intento de explicaci6n de esa dinémica. Tras la (pequefia) revolucion de mayo de 1968, ha aparecido sibitamente un interés por la dinamica intrinseca de la politica, por la retérica politica en particular, en cuanto actia sobre la imaginacidn politica, a menudo de forma impredecible. Tras esa experiencia, dice Baker, comenz6 a ser més facil comprender el poder de lo imaginario politico, haciendo més comprensible la dia- léctica del utopismo revolucionario entre espontaneidad y orden. «Si los revolucionarios legaron a un sentido pro- 2% Finer, pi 8. 9 KOM, Baten, menting che French Revolton. Essoys on french political culture in the Eighcenth Century. Cambridge, 1990, La introduci6n, que Temiten todas las referencias del texto que sigien a continuati, y donde se formula su concepein historiografics, ocupa las pags. I-11: un modelo de penetrante concision. Baxex proclama su deuda con la Escuela de Camm. bridge de historia del discurso politico, pags. 307-208, as como con el fidsofo francés Michel Fovcautr (Sobre todo, en sv obra Les mst les choses, Pars, 1966), aungue a éste objeta su exceso retdrica dela muerte del hombre>, ig. 6 del libro a que aludimos:«Afiemar que la identidad humans yla aceon stan linguistieamente constituidss es Una azercion que se reiee alas con- Giciones de la aceién humana, no Una nepacion de la posibiided deta accién Estin constantemente trabajando con y sobre eblenguaj, jugando con sus rirgenes, explotando sus posbiidades y entendiendo el juego de ss sg. riflcados potencsles, persiguiendo asi sus fines y propésitos. Aunque este juego de posblidades discursivas no puede ser infinsto, ext siempre aber, en cualquier context inguistica dado, alos actors inividualesycolectivos» 42° REVOLUCION FRANCESA Y APARICION DE UNA NUEVA LENGUA fundo del cardcter de sus actos y sus declaraciones, como Constitutivas de una ruptura radical, esta aspiraci6n fue tam- bien historicamente constituida (y ret6ricamente desplega- da) dentro de un campo linguistico o simbdlico existente. E] problema para el historiador es determinar cdmo fue inven- tado el argumento revolucicnarion (las cursivas, como todas Jas que siguen, son mias). «La cultura politica es mds lin- giistica que social psicoldgica... la politica es una actividad a través de la cual los individuos y los grupos de una socie- dad articulan, negocian, ¢jecutan y se imponen sobre si y los demés y sobre el conjunto. La cultura politica es, en este sentido, el conjunto de discursos o de practicas simbélicas a través de las cuales esas aspiraciones se presentan... De este modo, la autoridad politica es, en esta perspectiva, una cues- tin de autoridad lingtistica: primero, en el sentido de que las funciones politicas son definidas y situadas dentro de Ja estructura de un discurso politico, y en segundo lugar, en el sentido de que su ejercicio toma la forma de defi. niciones de los términos dentro del discurso sostenidas por medio de autoridad.» Este modo de producirse los sucesos «nunca ha sido mas manifiesto que en la Revolucién Fran- cesa, cuando los actores sucesivos de la competicién revo- lucionaria para fijar los significados publicos fueron cons- tantemente barridos por el poder de un lenguaje que probs cada vez que no se podia controlar. De este modo, «el lenguaje mismo sirvié como instrumento del cambio politico social». Esta idea de la Revolucién y de sus mecanismos de actuacién y de la sucesiva decantacién de soluciones resulta especialmente oportuna para nuestro propésito, Intentaremos seguir el fascinante proceso de cémo esa «lengua de los derechos» que vimos aparecer en el momento mismo de la eclosién revolucionaria va a culminar en un tiempo muy répido en la institucién de todo un sistema jurf- dico completamente nuevo para regular las relaciones entre

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