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TERCERA PARTE LA REFORMA POLITICA DE 1912 vu DEL ORDEN OLIGARQUICO ‘A LA DEMOGRATIZACION El control institucional, que se desenvolvid durante tes décadas, cubrié una superficie bajo Ia cual yacian relaciones de poder més profundas. Control_institu Gional, hemos visto, desdoblado en miiltiples sistemas que califican modalidades especificas, jerarquizadas en Su significado de acuerdo con la importancia atribuida a tada aspecto del régimen: control de la sucesi6n a pro- pésito del poder presidencial; control del scnado por los fobemadores que se insertaban en el ambito de las de- Esiones nacionales; control del poder central sobre las provincias mediante la intervencién federal y el predo- fninio de Buenos Aires en el gabinete de ministros; con- trol electoral, por fin, sobre cl ciudadano a través del fraude, la manipulacién del sufragio y la escala de los gobiernos electores. Estos sistemas de control mantu- Nieron una salud institucional que, en algunos casos, ha- bria de trascender los limites temporales de estas re flexiones. Tras ellos se agitaron realidades cambiantes: relaciones de mando y de obediencia que tocaron la constitucién de una clase gobemante; movimientos de impugnacin de caricter revolucionario y conflictos in- traoligarquicos; apertura a Ia postre, como lo veremos de inmediato, hacia un horizonte reformista que se des- plegard, pletérico de optimismo, ante los gobernantes del centenari ‘BL ORDEN CONSERVADOR a0 raya A. Edwards, “era nueva de 2uro vieja: fo que hizo fae restaurar material y moralmente la monsrquia, no en sa principio dinéstieo, que ello habria sido ridieulo 0 imposible, sino. en sus fundameatos espirituales como fuerza conservadora del orden y de las instituciones”. EI resultado que se buscaba era legitimar un poder fuerte, ho despatico ni arbitrario, “custedio de todos los gran~ des intereses de la sociedad que reposara en la sumision Yel respeto de esos mismos intereses que defendia”.? ‘Alberdi, Sarmiento y Gutiérres vivieran en Chile mu- ‘hos aos, hasta la derrota de Rosas en Monte Caseros. Ally descubrieron un ciclo de estabilidad politica que arancé con la presidencia de Joaquin Prieto en 1881 y gulmind con la terminacién de ‘a de Manuel Monit cn 1861, Portales habia muerto asesinado con motivo del motin de Quillota en 1837. Hecho dramatico, que hace Coincidir el aio que calificard le generacin de los ext Tiados argentinos con la sibita cesaparicion de un hom- bre cuyo prestigio perduré a través de la regular reelec- Gin y sueesion de tres presidentes bajo cl amparo de 1a Constitueién de 1833. En suma: treinta afios de orden institucional, una cizcunstancia inédita para las balbu- ‘ceantes naciones de la América del Sur que, ante los testigos, hacia realidad la profeeia de Bolivar cuando tribaia a los chilenos las virtudes necesarias para fun- dar, en aquellas comarcas, una repiiblica conservadors. ‘Alberdi sievié en Chile a Ics presidentes Bulnes y Montt en miltiples oportunidadss. Con todo aquello, s aotividad profesional, sus testinonios como publicista, ‘Alberdi alimenté un’ campo de experiencias que Inego Serta punto de referencia y realidad vivida para prayec: tar una visién del orden y de la constitucién politica, No hay, como vulgarmente se afirma, un itinerario abs- tracto en el pensamiento de aquellos legistadores. Bxis te, més bien, conciencia critica (ya veremos por qué) de 20 NATAUIO R, norANA uum experiencia en parte exitosa, ademds su ¥ proxima en ol tiempo y en la geogeatin mena cin fepiblica portaliana era conservadora en Gi gante_ Parlor medior polices que’ propaga (ermal al ati, ae Inpronta ten Hera de ingidas por el estado de sitio), chan Pot el prograina que sustentab la clase gobs agee ne "3 bes testigos argentinos el muevo orden podia represee, {ar a imagen de'un sistema en equilloi, con tas oo lacion pequeia que se implanta una ested scogalia. Chic recbis contingents sreieconan wen ho alteraban de modo substancal su compurion Gere Brifcs. Ese orden instivcionl, que controluba tn sopee ie geurade sobre todo en el yale conta poco coe lec con ta realidad de an régimen popula: st goin a tne use pa Propésito no consti en alentar el cambis ach ing Sr Dpwoldas, mediante el imperios de la le, los tere SS glablecdon. V aunque ti educacion pubtca fugue eal memento en papel de capital important a an la instruccién no cobraba el ri acclerdo que, después, habria de’ imponerve aan Roente ye tor paises, Habla més: la Bache de facciones, metiatizada por un severo sistema de contie Scorn se extends sobre los cae regan GEMM ico, previo a a constitucion de una un dad poitica~ sino que traducia ya otta etapa del Geos illo, donde las diferencias ideoldgicas tree cone vadores liberales imponian un conficto difereme {elon servi. De la repibica portaliana adopt los me Bs al apc at un espacio inmenso, vaio e incominia ee ee [EL ORDEN CONSERVADOR 221, de poder auténomos y desequilibrados con respecto a fos ‘recursos disponibles. Qué hacer con el espacio? 2Cémo circunscribir, las relaciones de poder dentro de las fronteras establecidas y hacer de Ia autoridad pablica un sistema imperative de validez universal? Viejo ar igimento “hobbesiano", lay marchas y contramarchas de fas gueras civiles habjan ahuyentado la virtud de la pax y haeian presentir el fantasma de la anarquia. Por €30, fl catdeter federativo del régimen desempefiaba el papel de un principio unificador, més que el clisico rol de descentralizacion que le asignaba la teoria. Bra, valga la paradoja, un ordenamiento unitario posible, adecuado tin espacio disgregado donde las provincias eustodiaban tuna celosa tradicion de gobierno propio. Este pacto fundante, lo sabemos, no agotaba los con- tenidos de la formula. Bl principio de legitimidad era mis ambicioso pues no s6lo se contentaba con dar res: puesta al porqué del mando y de la obediencia. La f5r- Inula avanzaba sobre angumentos- complementarios y afirmaba, también, la necesidad de alcanzar un proyecto de sociedad. Al marco le yuxtapuso cl programa, acosa- {da por la restriccién casi insalvable de la extensién, por fal peso inerte del espacio vacfo; por el desierto y la auseneia de comunicaciones. Entonces se puso en mar- cha la respuesta: al desierto resolvicron inyectarle poblar ibn; al espacio incomunicado, transportes. Y todo ello vendria desde fuera, con capitales ¢ inmigracién, tras- plantando una cultura y cambiando de raiz una socie- ad. Por un lado una reptiblica conservadora, celosa del tango y del poder de las clases nativas superiores; por el Ouro, el yertiginoso proceso de la poblacién nueva, de una ecoomia que permitiera la acumulacion del capital en fl Ambito de la sociedad civil. Orden y disciplina en el Estado; promesa de igualdad, de enriquecimiento y de NATAUOR. BoTANA i fn Ia sociedad ivi, €n un tertitorio come ‘a, implantay de procesos acunsul plantadas, am, all mismo cuanto canto por iy ie gue inthe at cage 8, Por una sociedad abs, se enriquecia o fracas Prestaba suficiente at ongenizaciones medindoee ¥, no obstante, compre’ ‘aban como institucienes adiccin que de manera exp alberdian: a tradicion foe 5 el progreto y ln de ue debian sabe es de regimen BL ORDEN CONSBRVADOR 223 tuna amenaza de desborde. Al principio, los fundadores tuvieron que lidiar con un espacio disgregado; después, cemando el espacio adoptaba una Fsonomia més unificae Ga, vieron crecer valores antagnicos —los de la sociedad ¥ los de la politica sin puentes de comunicacién que pudieran vincularlos. “Como no extraharse; entonces, que la definieién del régimen como oligarquia establecita naciera de los mo- Vimientos contradietorios que se habian puesto en mar cha? eCémo no reconocer que la ambicién progr fpatica de la fSemula arrastraba consigo los fermentos que habrian de democratizar el poder politica? * Nuevos confiictos en la clase gobernante Por cierto, las crisis de participacién ya habian acac- cido en la clase gobernante sin que modificaran Is regla vigente de la hegemonia gubernamental. Pese 2 ello, a medida que la sociedad crecfa en tamaho y compleji- dad, el orden politico permanecfa para los de fuera (ese gran nGimero de los que no intervenian en la cleccin de fos gobernantes), como un sistema cristalizado y poco flexible. Para muchos observadores, era este el resultado del fracaso de los revolucionarios del noventa que con- dujo a la clausura politica del novecientos. Quizé, para lof recién Hlegudos, esta somera descripelén podria valer come testimonio del deastico corte que separaba Is so- tiedad civil de la sociedad politics. ‘La quietud que en la clase godemante podian perci- bir los marginados no condecia, sin embargo, con el desarrollo de nuevos conflictos poco proclives al acuer- Go 0 a la concertacién de intereses entre las fracciones. La erdnica de los sucesos se rementa hasta principios de siglo. Relata Ia ruptura de una alianza entre dos nota 224 NATALIO R. ROTANA Salen crtn poco benevolent, ee cacion sin contrato ni regi: i ‘in programa de todos los gobemante, kgbocnee jee ¥ ders funcionaros icine 9 pee ee Le ae Partido Autonomista Nacional, Paree a fundante citar sus nombres: se lamal lio A. Roca sei Hanan Jo Rn 600 61898, Roc retomé el contet de a pre sien El defers pico de eae ea Pe Lborar diel Congress drat fe oe I preidench Tae Caan Peloeenk ta nee cin de Ja deude piblica, Pellegrin’ afront® una seston que despertaria reacciones inesperadas y ssumibeg fens en el Senado. Roca, para remediay una aabine @ 3s tetr6 el proyecto, Pellegrini qued® aisado y oes 51 papel por el de opositor que no abandons Raseec abit ocurtfa en 1901, Bn ls eleccioneslegislativas sis fueron lugar un ao despus,despunte eae tage Ula oposicibn antirtoqusta. La lista “Demécata’ oe ‘Gaheada or R. Sdenz Petia yE. Canton no aleansa or sierto, apoyo suficiente para enfrentar cen Mane a fascia oficlista. Pero ly resstenes Ineo bie Pussto en matcha y pretagiabe mucras divkganes Be cegistalzartan on Reonferench de Notables vocada para designar ls férmula que’ : de suseder al Gral. Roes ee Pee et est tt tag ‘SL ORDEN coNSERVADOR 225 La iniciativa para realizar la Convencién —de éuya composicién dimos cuenta en el capitulo anterior pro: vino del vicepresidente, N. Quirno Costa. Pellegrini y R. Séenz Peiia firmaron el Manifiesto de Convocatoria € integraron la Comision Ejecutiva de la Convencion. Pe egrini pugné por obtener el apoyo de los convencio: nales y ganar la presidencia. Vanos esfuerzos: en pocos dias su estrategia cayé derrotada por la accién combina- da de Roca y M. Ugarte que, 2 la postre, impusieron la candidatura de M. Quintana, un antiguo antirroquista en ‘se entonces alejado de la escena piiblica Fue una transaccién que, en aquella circunstancia, de- notaba cémo el peso del presidente, cuando defendia el control de-la sueesion, imponia su capacidad de veto an- te candidaturas no queridas. Pellegrini reacciond con una severa renuincia: “...la condicién fundamental de mi acep- tacién y concurso tenia que ser y fue la absoluta inde: pendencia de la convencion, libre de toda coaccion 0 presion oficial, y esta condicién me era garantida por las piblicas y solemnes declaraciones del senior presiden- te de la Repiblica, que estaba en el deber de aceptar, a pesar de todas las dudas, porque como hombre y argen- tino debia ese acatamiento a la palabra de honor de un soldado y del primer magistrado de mi pais. Desgracia- damente, hechos pitblicos recientes me han demostrado el error en que he incurrido, y ante ellos slo me resta, renunciar al cargo de miembro de la comisién ejecutiva y retirar mi adhesién a la convencién’.¢ R. Sienz Peha, F, Pinedo, I, Gomez, L. Ayarragaray, M. Cané y J. M. Ramos Mexia, compartieron, fieles al liderazgo del ex presidente, Ia misma actitud de renuncia y censura mo- nl? Las querellas entre los notables arreciaron cuando, el mismo dia en que Quintana era proclamado por la Con- vencidn, Pellegrini denunciaba ante sus amigos el siste- Rogue ‘Skene ena ideas, fue mas ley Autonomista: Sermon efendiendo la autores leslmente mune am yeron a superar, dias. despues von a lespués, lo eed Polaris lograton cepitalicar ln Ica de Maen nee #mSepctones en dsp 1 conflicto. intraoliga i ©. intraotig a iquico, regula han pester ea cl meresdo cee, PO, cap ase eenitives. Mientras tanto, saps a {Searamuzas de timo mone = Roca, Ugarte y toa Alcorta co BL ORDEN coNseRVADOR 227 los Estados Unidos, Pellegrini mantuvo firmes sus diatti- bas antimmoquistas, © interprets con argumentos harto diferentes de los que esgrimiera en le década del no- venta los motivos que condujeron a los radicales a in tentar un nuevo y fallido movimiento revolucionario en 1905.12 Pellegrini regresé 2 Buenos Aires cuando promediaba cl afio 1905; en los momentos previos a su Hlegada reci- bis en Montevideo a una comitiva de bicnvenida que presidia Roque Sienz Peia y entrevisté a los radicales exiliados en la otra banda. Todo presagiaba uz vigoroso lima preelectoral. Los hechos posteriores confirmaron estas intenciones. Pellegrini present batalla en las elec- ciones legislativas de 1906. Los votos opositores cn la Capital estaban dispersos entre republicanos (mitristas) y autonomistas. Pellegrini pacts un acuerdo con Emilio Mitre, se puso al frente de una lista conjunta integrada ‘con los republicanos *-la Coalicién Popular, hizo pili a su impugnacion al régimen imperante, recorrié la ciu- dad, Ievanté Ia tribuna en més de veinte oportunidades y retomé el control de la maquinaria politica para la ‘compra de votos.'! La participacién electoral trepo has- ta su pico més alto, Cuando se conocié el escrutinio, cl triunfo correspondié a la Coalicién, Pellegrini retornaba al Congreso; por cruel coincidencia (la muerte rondaba ‘ los notables en aquel ao de 1906), el presidente Quintana moria et mismo dia de la victoria opositora, De inmediato sobrevino un brusco cambio de orienta. cin. Los pellegrinistas volvieron a la presidencie y prestaron concurso al ministerio de Figueroa Alcorta."? Pellegrini se incorporé a su banca“... con menos ilu: siones, con menos entusiasme, con’ mds experiencia J.-J con la misma fe ciega en el porvenit de mi pais” Confiaba en que se podis completar una obra: “Tene: mos una nacién independiente, libre, orginica y vivimos 228 NATALIO R, BOTANA fn pa; nos falta algo esencial: ignoramos las lox Ibiton de cn pueblo re, musta ia escritas son sélo una promesa ou 3 0 a ina esperanza”.!3 Me- ses despues defendid y voto la ley de amnistia pata Ioo Fevolucionarios del cinco. Peculiar convergencia de esti- los peliticos en una persona: habilidad para derrotar a los adversarios con el tradicional método que imponta la venalidad electoral; doctrina de reparacién ética en el parlamento; apertara y olvido para los opositores —civi- 3 militares~ que partciparon en los acontecimientos, revolucionarios. Pellegrini no alcanz5 a conducir este sibitorealineaniento de fucras, Murié ch tse vies de 1806, con menos aos que Bartolomé Mitre y Ber nardo de Irigoyen, quienes, sin remedio, abandonaban tambign la escena.’ ferent Segim el nuevo presidente, habia caido cl mas f 1 » habia cafdo el més fuerte. Pero el vacfo que dejaba Pellegrini pronto seria ocupado or una coalicién cambiante que haria uso del control institucional para desmantelar las posiciones roquista Figuerca Alcorta no titubed en ejercer el dominio pres dencial sobre el parlamento, al mismo tiempo que impu- so la intervencién federal sobre las provincias dfscolas. Los mismos métodos con diferentes propésitos. Lo que ccurria no era nuevo, pero los principios que justificaban los actos habrian de’ cambiar, primero et la retéica de las palabras, después por medio de la prictica que en- camarfa la sucesién que se gestaba. Figueroa Alcorta gobem6 agobiado por recurrentes crisis ministeriales, claras ‘sefales de la fragilidad qu aquejabs la coalicidn de 1906, El presidente rompié con los republicanos con motivo de una intervencién a Comienses en 1907. Esa circunstancia dejé en manos de algunos sectores pellegrinistas la conduccién del poder ejecutive. La oposicién se afirmd en el. Congreso: el inevitable distanciamiento entre ambos poderes hizo EL ORDEN CONSERVADOR 229 eclosion a fines de ese mismo afio. Bl presidente convo- 8 a sesiones extraordinarias para aprobar el presu- puesto del proximo ejercicio. Roca habia retomado al pais luego de una prolongada estadia en Europa. El Conflicto institucional estaba planteado. Tres meses des- puts, el 26 de enero de 1008, Figueroa Aleorta respon 4418 con una decision inédita, de cuya audacia y rapidez parecia depender el destino de la fuerza politica que procuraba reemplazar al roquismo. Por decreto se clau; furaron las sesiones extraordinarias, se declaro en vigen- a el presupuesto de 1907 y se procedi6 a ocupar el Congreso por efectivos comandados por la Policia Fe- deral ‘Al dia siguiente de tamaiio acontecimiento, Estanis- lao Zeballos le manifestaba a Roque Séenz Pea su en- tusiasmo por el nuevo cariz que tomaban las cosas. “Por ei telégrafo ha sabido Ud. que hemos dado lo que aqui se llama ‘un golpe de estado’, es decir que hemos clau- surado et Congreso, dando asf a Roca y a Ugarte unidos tun golpe de catapulta, que los ha desconcertado, pues no se nos crefa capaces de producirlo y tenfan seguro el {tiunfo de sus pretensiones ilegitimas, por medio"de la imposicién al Presidente y de la renuncia de éste. He- mos salvado Ia situacién, y puedo asegurarie que tene- mos toda la encrgia necesaria para consetvar nuestro triunfo y sacar de él el mejor partido posible. .. No hay cl menor temor de complicaciones, porque tenemos el gjircito bien cuidado y bien mandado. Béstele a usted saber que el comandante en jefe de su principal cuerpo, aque es el de la Capital, es Ortega, hombre de una pieza, un modelo de fidelidad y de energia, y que su segundo jefe sel coronel Zeballos, mi hermano, hombre de acade- mias y de campamentos que no se dejaré dominar ni dirigir en manera alguna”."* Producido “el golpe de estado”, le restaba a Figueroa 230 Alcorta afrontar Ia seca melee ones lesisativas de 1908, py Ta composicién de la lis |e Capital, adicta a Fi, lun ‘triunfo canénico en ezaron Eliseo Cantdn y gue habfan sido cand, {2 de diputados nacion, > nacionales por guetoa Alcorta, que conqui APU de 1908. Ta sta la ene Mnuel Carlés, dos pellegrinisese SuIRé otro conjunto, sin ante es parlamentarios » sin antecedent 1 SOmpuesto por C. Meyer Pellegsni a Saavedra Lam: a Lamas, EL ORDEN CONSHERVADOR 231 José M. de Iriondo y Joaquin de Anchoteita. Todos ellos Jugarén un papel preponderanic, tres. atios después, cuando se discuta en el Congreso la ley de reforma electoral. Figueroa Aleorta controlaba ln sede del poder presi: dencial. Antes, ya habia hecho valer st influencia sobre tas provincias, interviniendo a San Juan, San Luis y Co: rientes, pero le faltaba llevar a cabo Ia operacién defi nitiva: Cordoba, su provineia que mantuvo incdlume la filiacion roquista; alli donde el presidente cjercié ta go- beracién para marchar después hacia el Senado, fue intervenida en agosto de 1909. No quedaban en pie otras fuerzas capaces de resistir ks logica de un sistema Pronto a responder, con singular eficacia, a los estimulos de un notable que hizo suyos los resortes institucionales de la dominacién presidencial. Pera Carlos R. Melo, “el triunfo del presidente tiene una explicacién clara, Sus adversarios, Roca y Ugarte, carecian de apoyo popular, y_su poder politico residia en los gobiernos de las pro. Vincias, carentes también de arraigo piiblico, de manera que basté que el presidente subordinara a’éstos, para que el poder de aquéllos se derumbara. En medio d tan espectacular cafda, los circulos gobernantes provi ciales s6lo atendicron a asegurarse la benevolencia pre- sidencial, en Ia certidumbre de que, sin ella, sus dias estaban contados, y para lograrlo realizaron evoluciones politicas sorprendentes"!* El conflicto tocaba a su fin y se aproximaba Ia suce- sién_presidencial. Mientras tante, equé hacer con la oposicién revolucionaria? El partido radical, derrotado en 1905, permanecia en la abstercién y en ta semiclan. destinidad. Alli, también, habian terminado las luchas por el liderazgo: Hipélito Yrigoyen aglutinaba las ener- sias de un movimiento cuya popularidad presentida no habia disputado, ain, ninguna coaticnda electoral. Per 232 NATALIO R. BOTANA 1 bloqueo politico: reformas electorales fallidas, come las de 1902, habian sido reemplazadas por el sis- tema tradicional de la lista completa. No obstante, el proceso reformista mantenia su rumbo. Sin éxito —q 24 porque el mismo presidente no le otorgara valor prio. Hitario el Poder Ejecutivo habia euviado al Congreso un proyecto de modificacién del registro electoral, so- bre ls base de padrén militar obligatori Tres dl catacter piblico de los proyectos oficiales, otros sucesos rompfan Ia distancia entre el gobierno y la oposicién: por ver, primera, el presidente entablaba con: versaciones privadas con Hipélito Yrigoyen. Las cosas no habian madurado cn 1908 para que los diflogos se- ‘eretos culminaran incorporando el radicalismo a la lega: lidad. Asi y todo, la brecha abierta por cl pellegri- nismo se habfa transformado en camino de victoria para Ja faccién que enfrenté a Roca en el conflicto del no- vecientos, La década se cerraba y el pais franqueaba su centenatio de vida independiente. Mil novecientos diez ‘era el allo de la sucesién presidencial. El contenario: optimismo y amenazas La interpretacién habitual sostiene que el centenario constiiuyé un momento ‘nico para manifestar ante el mundo el éxito aleanzado por una nacion confiada y satisfecha, Hay, en esto, mucho de cierto. Una sensa- cién de plenitud aliments Ia retérica de aquellos dias y Buenos Aires festejé el siglo entre cxposiciones, monu- mentos, desfiles y nobles visitantes. Sin embargo, mis all del aluvién de palabras que cantaban alabanzas a una Argentina feliz, segura de su progreso ilimitado, la clase gobernante hacfa balance de lo acontecido y pro- curaba entender el pasado inmediato. Justificacién y i i 233 critica: ta ilustracion del centenario se lanzaba a la bits queda de nuevas respuestas en el ensayo histérico 0 Iiterario, la erftica filoséfica, Ia especulacion moral y las reflexiones que proponian la economia o la sociolo- gia? De algin modo, el centenariy represent cl ascenso de una creencia politica que venta erosionando las vicjas convicciones y que, a la postre, terminaria encarnada en tuna nueva formula de cardcter reformista. La vieja f6r- mula habia puesto en movimiento a la sociedad civil, en tanto el orden politico permanecia condicionado por los vicios de una oligarquizacién cada vez menos con- sentida, No es de extrafar, como advierte Romero, que el espiritu del centenario’ resulte “del enfrentamiento entre quienes consideraban legitima y quienes conside- raban ilegitima la situacién de predominio de la vieja oligarquia”.!* Mientras esta confrontacién perfilaba los conflictos intraoligirquicos, las nuevas creencias ensamblaban valo- tes disimiles que instalaban a los dirigentes en un opti- mismo, por momentos avasallante, y al mismo tiempo Jos situaba ante una realidad alterada por presagios de amenaza. Por una parte, la propensién compartida por la dlite conductora a ver 0 a esperar lo mejor de las cosas; por Ia otra, la percepcién de signos inquictantes que anunciaban un dafio a las posiciones de poder ad- quiridas, cuyos efectos posibles les hacia ser o estar peor. La plataforma optimista se habia construido sobre los resultados de la accién politica. Logros tangibles en la sociedad, que a los notables del centenario les hacia prever el futuro como In prolongacién de un pasado proximo, prédigo en realizaciones y conquistas matcria- les. No es frecuente que el ciclo vital de un gobernante EL ORDEN CONSERVADOR i A imei 234 NATALIOR, nOTANA coincida con un ciclo histénica bios de notable magnitud, ? *8 M¥® aestado can. Cuando despuntaba el rg mascan® eseent ‘gimen del ochenta, el pats a tlumo de los viejos tiempos, Treas veinte aios: e 5.956.060 habitantes en 18954 7868 965 2518 hi, repreentaba un pao ce, 2380, es J2t9 Ae tereeniabn un le 62.964.486 pe, Terocatr oe 3488-282 petos ore, Baio}, Tocurril se extendta desde Bums ee ye al Hove tsadabe 42.916.656 toned ae cr 1090 €l as Wh fo de 988.478 ham que, juice We 8 aNes 1358 8g ghieRS Inmuebles signiticabe nai maduina- Lob 58 7 ei PESOS O70 con gananeias que wep ee de formats t20 PESOS OF0 A tog dig ruben hasta cecn able esfucreo para educa e une pee umaee cual ubosamente, mediante ie imide 0 © como consecuencia que Ie be. Felee 100 abitantes def siege Canale EL ORDEN CoNSERVADOR 236 Jos actores no dudaban, En el terreno abonado por las realizaciones de un programa, la dase gobernante apenas disentfa; mas bien asentfa, casi con la arrogancia que de- paraba la fiel reproduccidn de los modus de un mundo ‘exterior digno de imitarse y aun de superarse.*? ¥ todo esto, con un fervor compartido por portefios y provine sanos, se cristalizaba en Buenos Aires, la ciudad que Proyectaba el pais hacia fuera, sede del poder, puerto de inmigrantes, mosaico de formas de vida, que erecta y se extendia como si su desmesurada dimension hiciera de testigo para robustecer la verdad de un éxito colec- tivo, No obstante el optimismo, las amenazas cundfan has- ta alcanzar una peligrosidad inédita 0, por lo menos, distinta de la habitual, Entre el novecientos y el cente- nario la clase gobernante disputé un tipico conflicto politico; la sociedad, por su parte, descubria otro cone Hicto de caracteres bien diferentes. Durante el periodo Nque se prolongé desde principic de siglo hasta el ato 10 —recuerda Repetto—, estallaron mas de cien huelgas parciales, scis huelgas generales, se decreté cinco veces el estado de sitio, se sancioné la ley de residencia, se lleva ton a cabo cinco matanzas obrems, se perpetr® el ase- sinato del jefe de policia Faleén y de su secretario Larti- sau”? Movimientos tributarios de una conciencia de cla- se en germen, que buscaba expresarse a través de las orga- nizaciones sindicales y las sociedaces de resistencia, cuya irrupcién obedecia a los cambios que modificaban la estructura de la poblacién activa, o bien corria paralela con Ia recepcion de idcologias revolucionarias y con el répido ascenso del viejo -anarquismo lbertario (por lo menos a corto plazo ya que, més tarde, ese ascenso decrecerd en medida significativa).»* Ante Ia sucesién de huelgas y hechos de violencia el gobierno nacional reaccioné con decisiones tradicionales

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