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ELENA PONIATOWSKA [México, 1933] Elena Poniatowska, ganadora del Premio Nacional de Periodismo en 1978, ha cultivado la crénica, el reportaje, la entrevista y el ensayo petiodistico sobre tex mas mexicanos. En Palabras eruzadas(1961) se concentré en artistas y escris tores. Desarroll6 un punto de vista feminista en “El aborto en México” (Pla ral, septiembre de 1972), un reportaje que rompié el silencio en este pais sobre el problema Con gran éxito Poniatowska ha empleado varios géneros literarios. Su drama. satitico, Melésy Teleo (1956), pinta la vida intelectual y artistica de México. Tams bién ha publicado cuentos de interés social: Lilus Kikus(1954) y De noche vies nes(1979). Su simpatia por las clases humildes en México se evidencia en los cua: dros de costumbres, Todo empezé en domingo (1963), y en la novela Hasta no | verte Jesis mio (1969). En ésta la protagonista es una mujer proletaria, testiga de la Revolucién mexicana, Haste no verte Jestis mio, una de las obras capitales de Ja autora, tiene un gran valor documental por el lenguaje popular y las actitu des sociales que se presentan. En la obra de ficcién Querido Diego, te abraza Quieln (1978) Poniatowska inventa unas cartas de amor que una amante de” Diego Rivera, Angelina Beloff, exiliada rusa y pintora incipiente, pudo haberle enviado al pintor mexicano después de la separaci6n definitiva entre ellos. Entre las obras més destacadas de Elena Poniatowska tenemos que incluir dos libros de fuerte compromiso politico. La noche de Tistelolo, Testimomias le historia oral (1971) recoge miiltiples perspectivas sobre el movimiento estu- diantil de 1968 y su represién sangrienta que culmin6 en la masacre de la Pla- za de Tlatelolco en la ciudad de México. Fuerte es el silencio (1980) consiste en tun ensayo literario, que representa a los tipos sociales humildes del Distrito Federal (“Angeles de la ciudad”) y en cuatro crénicas politicas: “El movimien to estudiantil de 1968”; “Diario de una huelga de hambre”, que narra las acti vidades de Rosario Ibarra de Piedra en favor de la amnistia general para los presos, desaparecidos y exiliados politicos; “Los desaparecidos”, que plantea la 564 ELENA PONIATOWSKA 565 Fpisma cuesti6n en el contexto internacional; y “La colonia Rubén Jaramillo”, I eres en rece omic hs Bgrorin dn sarin nga del estado de Morelos. WSKA F lena Poniatowska entrevista a los candidatos presidenciales en las eleccio 4 fps mexicanas de 1982 en Domingo sete (1982). En jAy vida, no me mereces! . fi985) retrata a Carlos Fuentes, a Rosario Castellanos, a Juan Rulfo, y la lite- ura de la Onda; en Tado México (1990), a Luis Barragin, a Luis Buauel, a Hive Lois Borges, a Matla Félix, Gabriel Garca Mérquicz, a Lola Beltrin y el ensayo periodiatcaial Botros personajes. Todo México II (1993) produce un género hibrido de ‘se concentré en artistas parraciones/entrevistas sobre Dolores del Ro, Lola Alvarez. Bravo, Irma en “El aborto en México’ Gerrano, Roberto Montenegro, Marlene Dietrich, Barry Goldwater, Maria rompié el silencio en és Hequierdo, Cantinflas y Le6n Felipe. El tema indigena atrae a Poniatowska Bpis de una vez en Mazahua (1993) y México indio (1994), libros acompafia- 5s de Fotos. Laz y luna, las lunitas (1994) recoge ensayos diversos como “El fimo guajolote” (1982), la evocacién nostilgica de las cosas y la gente en las filles de la ciudad de México, y la explicacién de la relacion de la autora con ssa Palancares, protagonista de Hasta no verte Jess mio. Tinisima (1992) B ls novela biogrifica de Tina Modoti, la for6grafa italiana cuyo comunismo fc expres6 en México y en Espafa entre las dos guerras mundiales, testimonio Be una época Hlena de pasién. La novela de 1996, Pasco de la Reforma, trata Gon humor ¢ ironia los esfterzos del anglomexicano rico, Ashby, por encon: 3c con los pobres y crticar ala aristocracia, sin ser él capaz de romper con t propia clase alta; contiene una historia de amor. Todo México III—La mirada que limpia (1996) es una entrevista colectiva, Ei una charla, con el prestigioso camarégrafo Gabriel Figueroa y con los miembros de su familia, Todo México IV (1990) reitne, entre muchas, una de ‘entrevistas més Asperas de Poniatowska, con Frangois Mauriac, el novelista ancés derechista cat6lico; una de sus entrevistas mas entusiastas, con André blraux, el escitor francés que trocé la lucha revolucionaria por la consagra- in del arte y del poder bajo De Gaulle; y una de las entrevistas més irreve tes de Elena, con Fidel Velézquee, el octogenario y sempiterno lider obrero Bricano. Guerrero vigio (1997) es un ensayo sobre la ciudad colonial 2 la ori Th de! Rio Bravo en Texas, inundada por la construccién de una presa y con- Brida a desaparecer. Reina la nostalgia en el texto, historicamente informati Yen las fotos excelentes de Richard Payne 566 ELENA PONIATOWSKA Octavio Pas: las palabras del érbol (1998) arma en un imbricado mosaico colorido los recuerdos personales de Poniatowska, sus entrevistas y articulos relacionados con Paz, trozos de poesia, cartas, numerosas fotos, datos biblio. biogréficos —todo esto narrado con el tuteo constante de la autora a st men: tor—. ;Qué buen libro tanto para los pacistas ordenados en el cendculo lite- rario y académico como para los legos devotos! La familiaridad templa la admiraciOn profunda de Elena por “el escritor endiosado”, creando un todo hechizado, Los que hemos escuchado la conferencia ilustrada de Poniatowsla sobre al- gunas mujeres mandonas y algunos hombres homosexuales #ravestis de Juchi tin, México, sabemos de sus simpatias por la mujer fuerte y por el hombre que quisiera ser como mujer. Por ende, no es sorprendente su habilidad de narrar la vida de un homosexual, el pintor mexicano destacado, Juan Soriano (1920); ella sabe escucharlo con sensibilidad y captar un lenguaje confesional anténti- co, usando la voz narrativa en primera persona para Juan Soriano, niiio de mil avios (1998). En esta biografia testimonial Poniatowska retrata algunos de los principales circulos culturales de México, D. F,, desde 1935 a los noventa, a la vvez. que suelta intimidades sorpresivas. Las fotos, los dibujos y las reproduccio- nes artisticas de Soriano abundan y enriquecen el texto fluido, sencillo y natu- ral, Asi como Poniatowska con Soriano, Esteban Ascencio ha dialogado exten- samente con la autora para retratarla en Me lo dijo Elena Poniatowska, Su vida, obra y pasiones, contnda por ella misma (1997), LA COLONIA RUBEN JARAMILLO* [fragmentos] [A Manaanrra Garcia FLORES LA INVASION SE HIZO A LAS SIETE de la noche. Para la madrugada del 31 de marzo de 1973 habjan tomado la tierra. En la libreta del Giero Medrano aparecfan setecientas familias —é1 mismo las apunté—, pero a la hora de la + lens Ponistowska, La colonia Rubén Jaramillo” (Fagmentos), en Fuerte esl sien 3* el Mésico, Ediciones Era, 1981, pp. 181-278. ssesiucty sei ‘ faa cn un imbricado mosaico fa, sus entrevistas y articulos Poniatowska sobre al- suales travestis de Juchi y por el hombre que gwhabilidad de narrar ta algunos de los los noventa, a la ENA PONIATOWSKA 567 cita sélo se presentaron seis mudanzas. A las nueve, dos horas més tarde, llegaron algunas gentes con sus triques a cuestas, Se acercaron timidamen- te, caminaban artastrando los pies. El Gtlero Medrano grité irvitado: {Qué pas6 con los demés? Aquileo Mederos Vasquez, alias el Full, su segundo, aventur6: —Parece que les dio miedo. ;Tanta patrulla que anda por aqui! —Peto si habjan quedado. —Pues si, pero luego la gente es rete rajona —filosofé el Sin Fronteras. Al darse cuenta que los hombres no le respondfan como lo pensaba, el Giiero Medrano tomé una motocicleta y esa misma noche se dio a la tarca de recorrer todos los tugurios de la ciudad de Cuernavaca. En cada cuarto de vecindad pegaba el grito: “;Recuerden el compromiso que tienen conmi go, ahora vamos a cumplit!” Las familias se miraban entre s{ asustadas (des- pués de todo, la invasién de tierras es una accién ilicita, delictiva) y eran las mismas que seis dfas antes lo habfan vitoreado en la asamblea de fa ANOCE (Asociacién Nacional Obrero Campesina Estudiantil) en la que decidieron invadir el sébado 31 de marzo. Fue la diltima reunién y todos se compro- metieron formalmente a estar en Villa de las Flores a las siete de la noche con sus pertenencias. Durante esa semana el Giiero Medrano hizo reunio- nes de tres, cuatro hombres y mujeres, insténdolos a la accién: “Si nos tar- damos, vamos a perder la tierra”. Haacia dias que el Gilero habfa repartido volantes en los cinturones de miseria de Cuernavaca anunciando la inva- sién de Villa de las Flores y que a los que llegaran primero se les darian los mejores lotes. El domingo hasta el amanecer siguieron llegando més colonos; se que- daban de pie sobre la tierra, entumidos por el miedo, ni siquiera deposita- ban sus cachivaches como para no aquerenciarse, para no decir este pedazo es mfo, permanecfan parados abrazando su gallina, asiendo la bolsa del mandado: “Vamos semblantedndolo todo, no vaya a ser que la de malas”, hasta que regres6 el Gtiero sobre el ruido ensordecedor de su motocicleta: No hay que perder un momento gqué estén esperando? —Es que nomis vinimos a echar una ojeada, —Qué ojeada ni qué ojeada, si vienen de mirones, lérguense, si quieren tierra, agarrenla. —Pero Giiero. 568 ELENA PONIATOWSKA, —No sean ojetes, El Giiero Medrano gritaba por encima del fragor de su maquina —Piquenle, pénganse a fincar, ahorita regreso. Y asf, sacudiéndolos, les repartié a las treinta primeras familias cuatro- cientos metros a cada una, con la finica condici6n de que fincaran més que de prisa, en 72 horas, las mismas que son de plazo precautorio en la cércel Con todo y sus gritos, sus “apirenle” y su poder de conviccién, los para- caidistas no lograban perder el miedo. Ningiin aprendizaje mas duro que el de la libertad. Se habjan traido lo més indispensable, sus cazuelas, tliches, tuna que otca macetita, sus perros y sus gatos. —Aguirdame tantito, Giiero, que tengo pendientes en Cuernavaca, {Qué, no puedes apartarme mi lotecito? —La casa se tiene que fincar, Bartolomé, y yo no puedo hacerlo, no ten: go tiempo. Si no levantas casa, no voy a darte la tierra. —Y ano puedes arrendarla unos diftas, Giiero, como cuates? eB —Eso no se vale, Bartolomé, aunque seas mi compadre. Sino la tomas, déjasela a otro. oe —Pero Gtiero. No habia peros con el Giiero, ningtin pero que valiera, En el primer ér- bol —en la colonia hay muchos huamiichiles que en Guerrero llaman pin- zones— la gente amarr6 su pléstico a manera de techo, arrimé piedras y palos, huizaches o lo que encontrara, y levant6 su tecorral, delimit6 su pro- piedad. A la hora del café, Buenaventura, que se habia sentado en una pie- dra, dijo pausadamente: —Estd bonito aqui Y Micaela también, soltando por fin a su cachorro: —Aqui si vaa poder correr el Amarillo, —& mis hojas de toronjil? —Estése sosiega, abuela, hace rato vi sti maceta, por alld debe andar: A el dinero que tenfa yo en la maceta del pasillo, lo sacaste? —(Cuil, abuela? EI dinero de la maceta, alli tenfa yo lo del gasto. Me traje abrazada la maceta de yerbabuena y ahora no la veo, tampoco veo mis ladrillitos. —Maiiana regreso a Cuernavaca y le traigo la maceta de sus centavos, abuela, ELENA PONIATOWSKA Asi en Ia madrugada del 31 de marzo, tomaron la tierra, Treinta familias de su maquina © errorizadas por su propia accién se instalaron en una colonia llamade Villa de las Flores, casi frente al balneario de Temixco, en la earreters que primeras familias cuatro- sale de Cuernavaca rumbo a Taxco, 569 fe que fincaran mas que Bcantorio en la cércel - BavicciSn, los para. a 2QUE ES UN PUNADO DE HOMBRES FRENTE A LOS PATRULLEROS? Las mafianas en Morelos son claras, muy to empieza a calentarse el dia bajo un sol bién la naturaleza es solidaria; recato, cubren cualquier borde con todos se meten, muros, es Pronto el cielo es azul, muy pron- macizo, fuerte, paternal. Alli tam- las flores se entregan en masa, sin el menor rojo, de lila y de morado, a todos abrazan, quinas, cruceros, Arboles, arbustos, alli vie nen con sus brazos abiertos y voraces, sus labios de colotes y sus cabelleras tees destrenzadas; flores locas, inconscientes de lo que son y de lo que hacen. Los arrozales también cubren la tierra mojada y la cana despunta erecta y se yergue redonda y segura, un campo de berenjei tes, cuyas rosas envueltas en papel periéclico mojado se ve vaca y aun en ef Distrito Federal, Ya en lo alto de Se terse on Café y la tierra negra y lubricada se vuelve tepetatosa y seca y sélo le sive a las tolvancras que la hacen girar y esparcirse sobre los toldoy, Ge cart6n. Toda la hietba que allé abajo invade los surcos y hay que arean, Gr Bor avorazada, en la loma se va haciendo opaca y polvosa para hiego auedarse en los puros rabitos y venir a morir exhausta a los pies de lee miserables. Entonces resulta que no es ran bonito como lo dice Buenaventura senta- do en su piecra, aunque la vista allé abajo siga siendo floride —Mira, allé est un tabachin, —Eso dices ta nas, otro de rosa- nden en Cuerna- la colonia, el verde se —Allé, allé mero juntito a la carretera, hhdo, all detrasito, -No lo veo 7, te digo, en el crucero donde empieza el camino de terracerta Nes aquella como claridad? Volteap'allé... pues aquel clarto es del verde del tabachin, , allé tras lomita, allé voltea pa’ ese s70 ELENA PONIATOWSKA il tabachin? Uy qué la cancién! Pues qué estés malo de la vista? Bl Giiero Medrano, ése s{ no podia andarse con contemplaciones; para él nada de paisajes, si acaso oteaba el horizonte era para ver a qué horas se apersonaria la tira, cmo hacerle frente, con qué gente, con qué armas, Claro, alli estaban el Full y el Sin Fronteras, el Taxco, el Chivas Rigal y los estudiantes del Comité de Lucha de la ANOCE, pero qué era un puiiado de hombres en contra de los patrulleros? Su mayor enemigo era el tiempo, su mayor aliado también el tiempo, la rapidez. con que los colonos levantaran su casa; y cuando pasaba frente a los que estaban fincando sentia una rabia sorda: “Piquenle”, les espetaba y le respondian, lentos: —Es que estamos muy desmafianados All andaban de pachorrudos deteniéndose a tomar café, ;haganme el fa vor!, amarrando sus toldos con toda calma, viendo a ver qué, pasindose el hhacha y las escasas herramientas de una mano a otra, extraviéndolas. iW la escoba? —Anda por a’i —Es que me la prestaron. —Voy, voy, carajo, por a’i la recarg6 el Chente en el palo aquél. Yo no puedo entretenerme en buscarla. Ando escombrando. Soplaba un aire caliente y desde abajo subia el hedor de las flores podri- das y enlamadas, las ya cortadas que no se embarcan a México. {QUIEN NECESITA MAS DE DOSCIENTOS METROS PARA VIVIR? “Companeros —dijo el Gtiero Medrano—, compaferos, atiendan bien lo que les voy a decit, EI Comité de Lucha (qué es eso2, pregunté Buenaven- ura en voz apagada como si hablara consigo mismo) los ha llamado a una asamblea con ¢l fin de organizarnos y dar a conocer el nombre que llevar la colonia, El nombre que tenfa el fraccionamiento Villa de las Flores es muy bonito, muy bonito, pero ése lo escogieron los ricos porque pensaban hacer grandes residencias. De hecho, casi todas las tierras de Morelos son para las casas de los ricos que vienen los fines de semana. Pero aqui nunca mas vendrin los ricos cabrones a construir sus casas placenteras, nunca més ELENA PONIATOWSKA sa se dividiré este fraccionamiento en tieras de mil metros, de dos mil metros que pata la alberca, la terraza y el cabron desayunador, Yo les Propongo, ciones; para él compafictos, que se le cambie de nombre a Villa de las Flores y se le ponga: | qué horas se Colonia Proletaria Rubén Jaramillo. n qué armas, Ante el silencio de la asamblea, el Giiero Medrano explicé: “Es proleta- ‘as Rigal y los 1a Pordue Va a ser una colonia de pobres,o sea de gente desposeida que | an pufiado de nunca ha tenido el dinero suficiente para comprar un terreno y hacer sa | él tiempo, su casa, Rubén Jaramillo fue un li ider agrarista, un campesino como nosotros, or mandato de Adolfo Lépez Mateos. Es un | a ha reconocido. Pero el pueblo lo respeta El fae capitén zapatista (entonces si hubo en- tos levantaran asesinado en el ato de 1962 p nefa una rabia héroe que el gobierno nune: como héroe revolucionario, tte los rostros cansados y las miradas torpes un relémpago de interés, algu- Aganme el fa: 999 nos alzaron la vista que habjan tenido baja, otros canjearon su expresion _pasindose el P tusente por una mirada més alerta, porque en los mitines los campesinos Peetu. ‘ siempre tienen cara de estar escuchando algiin rumbo lejano, como que la- dean la cabeza, cuando no de plano cierran los ojos, atentos sélo « un vien. ‘0 interno, a algo que no tiene que ver con los presentes), Rubén Jarami ll, compaieros, luché al lado de Emiliano Zapata y fue un hombre de confiar...” —Que viva mi general Zapata —grit6 un viejo. —Que viva Rubén Jaramillo —lo secundé el Giiero, —Orale Matildita —susurré Jeremias—, oye los gritos? —Si no estoy + fo se duerma, pues zqué no dormida, només estaba descansando de la vista “Ahora en lo que toca a la tierra —I les pregunto: gquién necesita més de d ‘no estén ocupando mé nadie, el resto précticam 'a vor del Gitero se hizo grave— yo loscientos metros para vivir? Ustedes de doscientos, nadie ha fincado los cuatrocientos, tente no lo usan. Comprendan que lo que importa S\aue més gente tenga dénde vivie y que nos tratemos como iguales, Pon. Bares ch él lugar de los recién legados. Entre més seamos mejor podremos defendernos de cualquier intento del exterior para sacatnos de aqui. Las vans ones van a venir, énganlo por seguro, y si no estamos unidos, nos van a chingar Casi todos estaban de pie, Matilde y otros vijos se habfan sentado en la Sinica banca. Los perros abri fan los ojos para volver a cerrarlos. Habian en- 572 ELENA PONIATOWSKA contrado en el piso los lugares mis frescos y de vez en cuando s¢ estiraban, cuan largos eran, 0 cambiaban de postura. Sélo el Amarillo hubiera queri do deambular entre las piernas de los colonos, sus orejas de cachorro sensi bles a todas las ondas en el aire, pero Micaela lo alz6 en brazos, no furan a llamarle la atencién, Casildo tomé la palabra: —Pues yo me vine porque me dijeron que el lote iba a ser bueno; a m{ me midieron mis cuatrocientos metros y no me parece que me quiten la mitad Caritino también se enojé: Ya ni la amuelas, Gitero, yo soy tu cuate. Cémo le haces eso a un cuate —2Prefieres que los otros se mueran de hambre, Caritino, que los otros ‘no tengan nada? —A mi qué me importan, yo ni los conozco. —Son gente, gente como ti y como yo, gente pobre. -A mi me vale. Nada de que a mi me vale. Aqu{ eso no se va a usar nunca. Hace dos meses formaban parte de la muchedumbre de los “sin techo”. Ahora todos se oponfan ala division de su love. —A mi esto no me costea. —A mi tampoco. —Ahora va a resultar que ti también nos engafiaste. Los paracaidistas més viejos sacudian la cabeza: —De haberlo sabido, no pago la mudanza. Finalmente el Giiero les dijo —Ustedes estén portindose como allé afuera. En la colonia Rubén Jara- illo tenemos que actuar distinto. ;Qué no se han dado cuenta como lle gan todos con sus estémagos engarrufiados por el hambre? El Giiero perdfa el control, muchas voces se alzaban por encima de la suya, hombres y mujeres enardecidos discutfan entre sf. A nadie le importa la miseria del otro, cl hambre del otro. El Giiero grité: ientras ustedes pelean, acecha un enemigo mucho més peligroso, mas definitivo que sus pinches chicanas, uno que en cualquier momento puede venir a sacarnos. Ahora sf todos se miraban desconcertados. —:Quién cs el enemigo, Gitero, pa’que sepamos de quién vamos a de- fendernos, contra quién vamos a pelear? «Qué trazas tiene pa’reconocerlo? agen cuando se estiraban, {Amarillo hubiera quer sorejas de cachorro sensi 126 en brazos, no fueran a fpibaa ser bueno; a mi me le que me quiten la mitad Wp le haces eso a un cuate, ritino, que los otros ELENA PONIATOWSKA 5 Nadie sabja realmente quién era el dueiio del fraccionamiento, qué era Jo que podia pasar. Una viejita alz6 su voz. temblorosa. Una vez, en la Cuautitlin-Izcalli, vinieron los bomberos a sacarnos a manguerazos. El Gero Medrano quiso tranquilizarlos, les dijo que esta tierra la habfan tomado muy a tiempo, sf, si, en muy buen tiempo, ni antes, ni después, que estaba clara su posicién y que seguramente al dia siguiente, por logica tendrfa que aparecer el duefio y desde ese momento confirmarian contra quién era la hucha, quién el patrén, quign el acaparador. —2A poco ahora que nos hemos avecindado nos pueden sacar? —pre- gunté Fulgencio, —Pues claro, qué te pasa. ¢Qué no has visto las patrullas estacionadas en ‘Temixco? ¥ yo ni un rifle tengo. —Yo tengo una chimia, una matahuilotas por ahi. —Yo si traigo mi escopeta, pero no est cargada, —Tamos jodidos. —2 los machetes? ;Ya se les olvidé su machete? ,O no saben pelear con él? Los DOMINGOS ROJOS DE LA JARAMILLO De 1968 a 1973 no se dieron en el campo invasiones y levantamientos; si los hubo no trascendieron o pudieron ser silenciados. La consigna del régi- men de Echeverria fe restafar el 68, y a continuacién, cerrar la herida del 10 de junio, aunque ftera con saliva. De pronto, en el estado de Morelos, unos llamados “marginados” invaden tierras, y no sélo eso, sino que desde su colonia plantean la revolucién. :¥ ahora? Todos los que vivieron el mito del tertitorio libre en la Universidad en el 68, se asombraron de encontrar otro territorio libre de América en Morelos. Bl visitante pedfa un pico y una pala y se ponfa a limpiar el terreno, Al rato andaba en mangas de cami- sayy horas més tarde, sin camisa, exaltado, cavando zanjas bajo los rayos del sol. Muchos sélo participaban en las jornadas por ver al Giiero en accién, presenciar al atardecer una asamblea en la que él se dirigiera a la gente. “JEs a todo dar, palabra, qué cuate més a todo dar!” Hablaba en forma en volvente, como que los tapaba con una manta calientita, sus palabras eran S74 ELENA PONIATOWSKA, sencillas, descaba una buena vida para todos, pero ellos deberfan ayudarse 1a justicia se la harfan ellos mismos, el orden, el abastecimiento de comes. tibles. Almacenarfan en la colonia los alimentos basicos: el maiz, el frijol, e| aziicar, “Lo que quiero hacer de la Jaramillo es la primera comuna populap de la Repiiblica Mexicana.” A eso qué es, Giierito? —pregunté Micaela. —Un pucblo que es capaz de cultivar su propio mafz, su propio arroz, sus verduras, y luego venderlos en tiendas populares en donde todo es még barato. Qué no has visto los puestos nuevos en el mercado, Micaela? Aqui les vamos a dar mucho trabajo a todos porque vamos a elaborar nuestros propios productos; vamos a consumir lo que nos da la tierra. —Pero jcon qué ojos, Giterito de mi vida, si no tenemos ni en qué caer ‘nos muertos, si no sabemos...? Vamos a traer técnicos que nos ensenen a trabajar. Desde la semana que entra, aquf va a funcionar un rastro, vamos a criar conejos, pues .qué no has visto las conejeras, Micaela? ¥ mojarras, y codornices. Nos han trat- do las crias y nos van a ayudar los chicanos de la Raza Unida, 4 —Quiénes son és0s? —Unos carnales. —Gringos? —Chicanos: hijos de mexicanos que se pasaron para el otro lado. —Dichosos ellos. ;Pero qué raro que les quedaran ganas de regresar si dicen que allé tienen reteharto de todo! A.los quince dias, los estudiantes se encontraron con que ya funcionaba el rastro y que no sélo estaba bien surtido sino que muchos “cristianos” de otros poblados subjan a comprar a la Jaramillo porque el precio era mas bajo que en los alrededores. Empezaron a construir también un hospital gue llevarfa el nombre de Norman Bethune, en memoria del médico co- munista que se fue a curar chinos; ya estaban amontonadas las camas en un anexo de la oficina. “Nosotros vamos a conseguir el equipo”, se entusias- maron los estudiantes, “material de curacién, medicinas que pueden obte- ner a través de los laboratorios, instrumentos”; los delegados querfan mo- derar sus impulsos, pero también los 57 delegados de las 57 manzanas se habfan apasionado por la causa. No recibfan paga; les era suficiente tenet por fin un pedazo de tierra y representar a otros, hacer ofr su voz. Los estu~ ELENA PONIATOWSKA 375 He cot eeeeo te daban credits cs amleacelet ae ban: “Si esto sigue asl, mano, yo no me voy a Guatemala”, Son muchos log Jovenss que tienen noticia de los ejérctos libertadores en Guatemala, en Bl Salvados, en Nicaragua, y estin dispuestos a vivir la experiencia de reve. lucién. O a morirla. Pero _ ma del Gilero— se presentaban nuevos grupos de muchaches que de la mejor buena fe querfan prestaralgin servicio pero no tenfan més relacion con los campesinos que la de su buena voluntad. Llegaban con sus sleeping ngs sus botas, sus gorras y sus piolets, a ver en qué ayudaban “muy alo cristiano”. Habfan canjeado el Popo por la Jaramillo, BL PRT, EFC, EL PMT, LAS PREPAS POPULARES, LA REVISTA “PUNTO Catti¢o” El Gitero acepté que entraran los estudiantes a pe: i de que el Chivas Rigal ~ fst desfiladero de muchachos empieza desde la madrugada. No se E fuede, Lencho, no se puede con ellos, luego luego quieren echar rollo cog _ su materialismo y su marxismo... La gente no les entiende —Son buenos muchachos, no les corten las alas —Quitan mucho tiempo. —&Qué dafio nos hacen? Vienen a ayudar. = _Liaen mucho vuelo, algunos son medio chapuceros, parecen comer Riantes. Dicen que van a organizar colectas, que van a imprimir volantes ue van a hacer propaganda, Bueno ay qué? ¢En qué nos perjudican? No son de los nuestros, Lencho. Quin es el que fue a China, quién es el que recibié el cur 50, Chivas? salts Lencho, ti, pero éstos parecen loquitos, sé lo que te digo, esos EriNos no nos convienen, que del rc, que del PRT, que dy une nuevo que Slama el varr, que de la revista Punto Critica, Bios catolicos. Los de la Prepa Liverpool estan ave les van a ensefiar a los de La Nopalera a hac #2 salir la revolucién. que de las prepas, que de n mas que acelerados, diz- er bombas porque de aqui 576 ELENA PONIATOWSKA, Los estudiantes de economia y de ciencias politicas de la UNAM oftecfan traer un mimeégrafo, picar esténciles, secuestrar camiones. Hablaban de apoyo ideol6gico, de Allende, de revisionismo, del populismo echeverrista al que habfa que sacarle raja; estaban verdaderamente euféricos, no podfan decir una sola palabra sin meter la palabra revolucién. El maestro Pedro Toms Garcia tuvo que pedirles que le bajaran un poco al volumen: —Dentro de la universidad se puede hablar de hacer la revolucién y de todas las revoluciones que se quieran, las sexuales, las feministas, las de cos- tumbres o de lo que ustedes quieran, pero en el campo no porque all sf va en serio. Los campesinos sacan sus armas, entra el efército, alli sf es de a de veras, y a quiénes reprime? A ellos. —A nosotros también. O zya se le olvidé a usted el 68, maestro? —¥a para todo sacan el 68. ;Ya es hora de desmitificar el 68! Ahorita estan ustedes tratando con campesinos, con gente humilde, recuérdenlo, EL FRACCIONAMIENTO VILLA DE LAS FLORES TENIA DIECIOCHO ANOS DE ABANDONO Y NO ERA DEL TODO UN PARAISO Segtin los planos de 1941, Villa de las Flores pertenecia al ejido de Acatli- pa. Durante muchos afios las tierras fueron objeto de varios fiaudes, tierras comunales a las que después se les dio la forma de terreno cettil o ejidal donde la gente iba a traer su leita 0 Hlevaba a pastar su ganado, Un comisa rio ejidal de Temixco vendié el terreno abandonado dieciocho aftos a un italiano que fraccioné la mitad en lotes que oftecia a noventa y a doscientos pesos y el resto lo convirtié en pasteirizadora, pero no pagé sus impuestos y el gobernador embargo el terreno € hizo quebrar al lechero italiano. Debido a los adeudos fiscales, los terrenos fueron puestos a remate confor- me a la ley; al no haber postotes, el gobierno del estado se los adjudicé UN FRACCIONAMIENTO PARA M’HUITO Cuando tomé el poder como gobernador Felipe Rivera Crespo, el fraccio- namiento de 64 hectareas pasé a manos de su hijo Luis Felipe Rivera, Ila 1s de la UNAM offecian imiones. Hablaban de jopulismo echeverrista Eeuforicos, no podan . El maestro Pedro goal volumen: Ia revolucién y de nistas, las de cos- sho porque alli siva tO, alli si es de ade ELENA PONIATOWSKA 377 mado el Chacho, arquitecto de profesin, quien empezé a hacer unas cuantas obras que pronto abandoné. Quedaron como botén de muestra postes en Ia entrada del fraccionamiento, guarniciones, unas cuantas ban- quetitas, algunos tubos de drenaje para aguas negras, el inicio del campo de golf y una alberca. La maqueta que se proyectaba enseiar a los futuros compradores se arrumbé en una caseta bajo el letrero de “Ventas, informes aqui”. Comprendia un lago artificial y un tiro al pichén. La torre de la pas- teurizadora permanecié como vigia y cuando la gente humilde empezé a llegar en busca de un cachito de tierra, el lugar de reparto fue la torre. ‘Un dia, al pasar por Temixco, Luis Felipe Rivera, ¢! Chacho, vio su loma cuadriculada, oy6 ladridos de perro, una que otra radio prendida a todo volumen y se dio cuenta que allé arriba habla movimiento. Al entrar a Las buenas amistades, Urbano el cantinero le confirmé que las tierras habfan sido tomadas por tna bola de muertos de hambre: —Mire usted nada mds, parece una costra. EI Chacho dio drdenes a sus peones de trasladarse a Villa de las Flores a hacer banquetas, poner postes, fraccionar para que esos miscrables vieran quién era el due. Los cincuenta peones metieron la maquinaria y empezaron a cavar. A la hora del almuerzo los llamaron los colonos: —Vénganse a echar aunque sea un taco. Sorprendidos, comicron con los paracaidistas. Al segundo dfa lo mismo, al tercero también y al cuarto, Genaro, el chaparrito del Comité de Lucha, se puso a platicar mientras volteaba las tortillas —Cuanto les paga el gobierno por aplanar estas calles? ;Siquiera el sala rio minimo? A ver gpor qué en vez de estarle trabajando al gobierno no levantan su propia casa —Nos paga la constructora —¥ la constructora gno es del gobernador o del hijo del gobernador o del compadre del gobernador, jejé? —Pues quién sabe. ‘También el Giiero con ese tono persuasive que dejaba las cosas lisitas, lisitas, les hizo platica: —Somos hermanos de clase, todos igualmente explotados por el gobier- Fo. La cosa est cabrona, los ricos, los enemigos, son todavia muy podero 378 ELENA PONIATOWSKA 4 sos. La tinica manera de impedir que nos quiten la comida es que estemoy bien unidos. Les asegur6 que si dejaban de cavar para el Chacho les darian su lote. Después de hablar entre ellos fueron a decile al Gitero: a —Comprendemos que lo que nos dices es verdad. 2 Pusieron maquinatia, picos y palas al servicio de la Jaramillo. De suerte que cuando se asomé el Chacho, ya todos sus peones estaban construyen- do pero su propia casa. El Chacho, entonces, mandé sacar méquinas y todo lo que tenia de construccién, pero los colonos ya no le permitieron las carretillas, las palas y los picos. Guando el Chacho le dio la noticia a su padre, éste le reproché el no ha berse ocupado del fraccionamiento: “Si hubieras construido, otro gallo nos cantara”. Pero mas se preocupé cuando supo que el lider era el Gtiero Me- drano, el que tantos problemas le habia dado cuando fie presidente muni- cipal. Cémo no recordarlo si de piedrita en el zapato se le convirtié en un continuo dolor de cabeza? Ese chaparro retobén y alegador se apersonaba en la presidencia a exigir jcon un carajo! que a los artesanos se les prestara la explanada del centro comercial de Cuernavaca para levantar sus puestos y exhibir alli sus artesanfas, Habfa entrado a su despacho reténdolo y toda- via después de que le concedié la explanada pidié material para hacer los locales: “Como usted es el duefio de la Madereria Moctezuma, podria ser el aval de la madera”. ¥ cuando Rivera Crespo se neg6, respondiendo a su impertinencia que la Presidencia Municipal no podia satisfacer a limosne- ros, el Gitero le espeté: “Las oficinas de la Presidencia Municipal no son de usted sino del pueblo y usted es un servidor pitblico”. Ahora ese mismo chaparro, vaya hueso duro de roer!, le estaba creando un problema a esca sos doce kilémetros de Cuernavaca, ‘Todavia estaban en bola y muy dispuestos al vacile cuando el Gtiero or- dené que les reparticran aguas frescas, refiescos embotellados y que fueran a descansar un rato porque en esa misma noche rendirfa su informe. Se vefa muy contento. En la asamblea hablé de la segunda gran victotia de la Jara- millo —la primera era la posesién del documento con la firma del goberna: dor— y los colonos se sintieron bien por el triunfo. Le habfan demostrado al gobernador quiénes eran, Rivera Crespo y su gabinete tenfan miedo, este primer round cra de ellos, de los jodidos que les habjan arrebatado la «comida es que estemos es tacho les darian su lote. fiero: id Ela Jaramillo. De suerte fies estaban construyen- | servir en los grandes hoteles, Las Maftanitas, Las Quintas, La Casa de Pie- ELENA PONIATOWSKA 579 tierra a los pinches ricos. En medio de la exaltaci6n general, Micaela hizo una mocién de orden: —Pido la palabra, todo eso esta muy bien, a mi también me da hartisimo gusto, pero gcémo vamos a hacerle para climinar las cucarachas? Unos empezaron a chiflar —pinche vieja loca—, pero el Gtiero los callé: —No es justa esa rechifla, compafieros, Micaela tiene razén. Y les voy a dar una receta para hacerle la guerra a las cucarachas. Si les di la receta para luchar contra los ricos cabrones, bien puedo enseiarles a matar cucarachas. @o conocen el bérax? El bérax es el mejor exterminador de cucarachas por la repulsién que estos asquerosos animales le tienen, hasta el punto de no volver jamés al sitio donde han sido recibidos con él. —Pero squé es? —grité Susana —Es una sal blanca compuesta de dcido, sosa y agua y se mezcla de la siguiente manera: 8 partes de bérax con 5 partes de almidén; harina de maiz, 240 gramos; azéicar en polvo, 480 gramos; cal viva en polvo, 120 ‘gramos; bérax en polvo, 120 gramos, Se mezclan estos polvos y se conser, va la mezcla en una caja bien tapada. Se espolvorea en los sitios frecuenta- dos por las cucarachas. JORNALEROS AGRICOLAS DE TIERRAS DE TEMPORAL El setenta por ciento de los hombres y de las mujeres de la Jaramillo viven de trabajos agricolas, pero como su caracteristica es la temporalidad, en época de secas emigran como péjaros a la ciudad de Cuernavaca y alli an- dan de vendedores ambulantes al igual que los golondrinos y las matias que llegan al Distrito Federal. ‘Como en Cuernavaca siempre se construyen casas, el mayor porcentaje de subempleados y desempleados encuentra trabajo en la construccién, son peones o cuando mejor les va, albafiles. Muy pocos pueden entrar a las fibricas de Morelos, la 1AcsA, la Nissan, los Cementos Portland Moctezu- tma, la Pond’s de México, la Hulera El Centenario, la Upjohn, los laborato- Hos Lepetit, porque no tienen certificados de primaria. Tampoco pueden Ara, las Suites El Paraiso y algunos de menor categoria pero que requieren 580 ELENA PONIATOWSKA, de mucha gente como el Casino de la Selva con sus 238 habitaciones, por. que los hoteleros desconfian: “La gente de Morelos, la de Guerrero es muy dificil, muy bronca”. Desde la invasi6n de la Jaramillo, se les exige acta de nacimiento, certificado médico y sobre todo en el hotel mismo se les levan. ta una ficha policiaca. Un agente los interroga acerca de su religién, cos. tumbres, ingresos, trabajo anterior, recomendacién y credenciales, y muy pocos llenan el requisito. El salario minimo general en 1977 era de 89 pe- sos, 100 en 1978 y 115 en 1979, y aunque la crvac (Ciudad Industrial de] Valle de Cuernavaca) podria emplear a una gran cantidad de trabajadores, prefieren a los que vienen de fuera y el porcentaje de morelenses en la in- dusttia es bajo. La gente, por lo tanto, se considera a si misma campesina pero no siem- pre puede trabajar la tierra. Como no posee una parcela, participa en tanto que trabajador eventual en el corte de la cata, el levantamiento del arroz, el corte de las flores, el recogimiento de los higos (Morelos es el primer productor de higos del pafs), pero s6lo durante unos meses al aio. El resto del tiempo va de una ocupacién a otra, a la buena de Dios, sin saber si ma- ana tendré qué comer. ‘MORELOS, EL ESTADO MAS DENSAMENTE POBLADO DEL PAIS A [a Jaramillo llegaron muchos guerrerenses, el Glero y sus hermanos, el Chivas Rigal, el Sin Fronteras, Camilo y el Cacarizo, campesinos pobres en busca de las buenas tierras porque Morelos, a pesar de ser un estado muy pequeftito (4 941 kilémetros cuadrados; s6lo supera al Distrito Federal y a Tlaxcala), sus tierras estn consideradas entre las mejores de la Repiiblica. Sila gente de Morelos es pobre, la de Guerrero es pobrisima, el hambre se le ve en los ojos, se los agacha. Es tan bajo su nivel de vida que mucha de la gente que llegé a la colonia sintié que habja dado un paso adelante, por- ‘que en su tierra ganaba menos de lo que se saca en Morelos por una jornada de trabajo: 115 pesos, salario minimo. Por ese aluvién de gente, Morelos ¢s cl estado més densamente poblado de la Repiiblica, y esto ha producido tuna excesiva fragmentacién de la tierra, es decir no hay grandes éreas de tierra en las que pueda cultivarse con maquinaria porque estén interrumpi 5 238 habitaciones, por- s, la de Guerrero es muy rillo, se les exige acta de rotel mismo se les levan- cerca de su religién, c om y eredenciales, y muy Wen 1977 era de 89 pe- ¢ (Ciudad Industrial del antidad de trabajadores, de morelenses en la in- ampesina pero no sicm= trcela, participa en tanto evantamiento del arroz, s (Morelos es el primer 0s meses al alto. El resto, de Dios, sin saber si ma- ELENA PONIATOWSKA sa al pichén, albereas privadas, extensos y maravllosos jardines en Ine cuales Fe establecen ls zonas tesidenciales habitadas en su mayoria solo dos diss a 4a semana. Eduardo Bolio Villanueva afirma en un estudio que la superficie de labor pasé de 142742 hectdreas en 1965 a 123231 en 1970, una re- duccién de 19509 hectéreas Ta gente de Guetrero, la de Morelos, se ha criado en un ambiente mu: cho més rudo, menos sometido al esquema del amor a la vide {que en otros estados. Asi como los zapatistas morfan sin asentarse en la tiers por la que habfan peleado, as los jaramilistas, genarovasquistas, cabahiistas, medranis- fon, ubuen gritando “(Tierra y libertad!” No tienen ni la una mi la otra, Y ésta es una raz6n muy poderosa para tom ejemplo, los soldados tratan a los campesin fen emboscadas, estin al para combatilos, levaros al retén, desaparecer los. Con el pretexto de la persecucién de lo que ellos llaman la goma”, la amapola, la mariguana, atraviesan valles y collados, fusil al hombro, y los Sampesinos le temen més a sus batidas que a los fendmenos de la natary za. De los 471 desaparecidos politicos, 255 provienen de Guerrero, princi- Balmente de la Sierra de Atoyac, acusados de haber colaborado con Lucio Cabatias, jefe de la guerilla rural, muerto por el ejército en 1978, Pon eso Eva Patifo advierte con sus ojos profiandamente desolado “Lacie Caba- fas s6lo nos pasé a fregar”. nar las armas. En Guerrero, por nos como “al enemigo”, les tien- ale- 1978, cuando Lucio Cabaias secuested a Rubén Figueroa, a quien habia indo en la sierra. A partir de exe momento se suscit6 una aterradora per- pauciGn de campesinos. Pero Eva Patifio sabe 50, lo sabe mejor que nadie Fondue 10 ha padecido; lo que no tiene es una vision de conjunto, lo que Ho sospecha es que en otros estados se puede vivir mejor. En Guerrero, la pat el hambre, la cortupcién, la falta de incentivos y la explotacion con Palpables y han sido denunciadas en innumerables ocasiones Guerrero tie- 582 ELENA PONIATOWSKA, ne 377 kilémetros de litoral sobre el Océano Pacifico y una extensidn de 63794 kilémetros cuadrados. En la Sierta Madre del Sur hay yacimientog de plata, oro, plomo, antimonio, mercutio, zine, cobre, fiero y piedras ex liza, pero el estado s6lo contribuye en un 2% a la produccién minera del Pals. Faltan granos, falta maquinaria, faltan servicios piiblicos, y sobre todo falta agua Lo que mds hay son hombres armados, pistoleros a sueldo, aunque al gobernador Rubén Figueroa se le haya ocurrido rebatirlo con frases como ésta: “Para pistoleros mis huevos” y, en una ocasi6n en que unos eampe. sinos fueron a pedirle agua, hizo el aclemén de abrirse la bragueta y resol verles: “Ahorita me orino”. Procaz en sus ademanes, Rubén Figueroa es también sucio en las soluciones que oftece a los demés. A unas madres y esposas de desaparecidos les dijo: “Sus hombres ya se latgaron con otta, no se hagan pendejas, pues zqué no se han visto cémo estén de panzonas y de feas?” Este macho tan reveladoramente preocupado por sus genitales ee acaparador de varias lineas eamioneras: la Flecha Roja y todos los transpor tes de carga del Sur. Inmensamente rico, es el prototipo del mexicano dés. ota, prepotente, astuto, pintoresco y hablador: el mexicano de otros tiem: Pos, el que hace reir con sus puntadas, algunas buenas, el que ya no debiera subir al poder (digo, para guardar las tecnocréticas formas). En su estado Podria desarrollarse la ganaderfa; el ganado esta flaco y malogrado, por descuido y por la escasez de pasturas. A pesar de que el 33% de su territorio. esta cubierto de bosques, Guerrero no ha sobresalido en la produccién de madera. Pero lo més grave no es su retraso sino su situacion politica. En él Parece concentrarse toda la miseria moral de nuestro pais; ls clases popula- res desconocen los mis simples derechos humanos y constitucionales. Los que adquieren conciencia de ellos y muestran su rebeldfa estén sujetos a la accién continua de la polica, del ejército y de los grupos paramilitares que roceden con una impunidad que deberia ponernos sobre aviso. Solo para citar un caso esté el del profesor Jacob Najera, desaparecido en 1974 a los 32 atios. Dos corrientes sindicales se oponian en el magistetio y Jacob pertenecia al MaMt (Movimiento Revolucionario del Magisterio), sin dicato independiente. A raiz de una denuncia del NTE, Jacob recibié un Oficio de la Secretaria de Educacién Paiblica acusandolo de agitadot. Pidié ala misma sep, que investigara su caso, diciendo, eso sf, que estaba incon- oy una extension de ‘Sur hay yacimientos ¥ *, fierro y piedras ca- jeduccién minera del liblicos, y sobre todo | aungue al lirlo\con frases como. B que unos campe- fa bragueta y resol: Figueroa es Baron con otras, le panzonas y enitales es transpor- ros tiem: ELENA PONIATOWSKA, 53 forme con su sueldo y los pagos siempre retrasados. A los tres meses fire secuestrado y su esposa Celia Piedra de Néjera y sus cuatro hijos (el dltimo de dos meses cuando desapareci6) no han vuelto a saber de él, A Celia le respondié Rubén Figueroa que su marido estaba muerto, que él mismo, si ella lo deseaba, la llevarfa al Campo Militar Niimero Uno para que le ense- jiaran el cadéver. Asi como Jacob Najera, en el poblado de Rio Chiquito en 1974 fueron detenidos treintaicinco hombres y dos mujeres; del poblado de Camarén desaparecieron doce hombres, de San Andrés de la Cruz, nue- ve, de Cafia de Agua desde el comisario ejidal Francisco Hernéndez hasta Le6n Bello Ramos. Después, entre Atoyac de Alvarez, Chilpancingo, Aca- pulco, Los Piloncillos, Parafso, Cacalutla y San Luis Acatlin, se retinen veintiséis detenidos y cincuentaiséis desaparecidos. Una guapa mujer de Atoyac, Angelina Reyes de Loza, cont6 que su esposo Florentino Lépez Patifio, de 33 aftos, técnico del Instituto Mexicano del Café y padre de un nifio de diez aftos, desaparecié el 14 de julio de 1977 porque un coman- dante de la Judicial de Acapulco, Wilftido Castro Contreras, lo acusaba en el estado de Guerrero de ser gente de Lucio Cabaias y en Putla, Oaxaca, de contrabandista de mariguana, hasta que lleg6 el dia en que lo desapare- cieron y Angelina, su hijo de la mano, lo busca desde entonces. Asi, por sospechas o calumnias, desaparecen en una espantosa mezcolan- za presuntos guerrilleros y traficantes de drogas. Poco a poco las mujeres se enteran de que su esposo, hijo o hermano esta en el Campo Militar Né- mero Uno, porque un preso logra salir 0, como en el caso de Margarita Cabaiias, porque el mismo preso les escribe. Margarita Cabaitas tiene cinco cartas de su marido, enviadas desde el Campo Militar Néimero Uno. Se las enseié a Echeverria cuando visit Chilpancingo y Ojeda Paullada, enton. ces procurador, después de echarles un vistazo la consol6: “Bueno, pero su exposo escribe aquf que esté contento :n0?” ‘LA REACCION DE LOS PODEROSOS: FACTOR DECISIVO Uno de los factores decisivos en cualquier lucha revolucionaria es la reac- iGn de los ricos. A partir de la manifestacién en contra de los comercian- tes, empezaron a rondar al Gilero los pistoleros de los duefios de las nume- ste ELENA PONIATOWSKA rosas cantinas a lo largo de la carretera de Cuernavaca a Taxco, quienes ha ban jurado darle muerte. El presidente municipal de Temixco se unié a los cantineros ¢ incluso organiz6 otra marcha de apoyo en contra de los des. manes de la Jaramillo, En los alrededores, los ricos y los terratenientes em- pezaron a temer las paradas obrero-campesinas organizadas por el Giiero, Antes, todos estaban dispersos, no habia relacién entre los obreros y log campesinos, pero con el Gitero, en cada huelga se presentaba un contin- gente, y cuando el patron preguntaba: “Y ésos gquignes son?”, inevitable- mente le respondfan: “Son de la Jaramillo, han venido a dar su apoyo” “Oiga, pues la Jaramillo es una verdadera amenaza.” ¥ se seguia: “Por eso estamos como estamos”. “A los mexicanos no les gusta cumplit, peto bien que andan de revoltosos.” “Pordioseros y con garrotes.” “Qué, toda esa gente no tiene quehacer?” “Los obreros flojos, los campesinos flojos, 4a donde vamos a dar?” “Ustedes no entienden”, “impiden el progreso del Pais”, “listima de pats tan noble”, “no aprecian nada”, “cl nuestro es tn pais de incivilizados”. Por eso, si antes las movilizaciones més grandes, las de la Intersindical, por ejemplo, no Hlegaban a cinco mil, con el impulso de la Ja- ramillo se multiplicaron pero no sélo en cuanto a fiterzas sino en cuanto a capacidad de rebeldfa. “Nos han abierto los ojos; ya no andamos a ciegas, venimos a exigir lo nuestro”, repetfa Buenaventura. “Lo suyo? aLo suyo? ¢Cuill suyo? Sostuvo una vez mis el direc LA GENTE No CREE YSU MUERTE El petiodista pidié ver ala Giter sa, la Chapeada como le dicen, Llevaba objetos personales del 't, Leonor Medrano, y su hermana Toma. y Epifanio le enseas ron: “1 Peada—, andaba siempre con sus botas” Cont6 cémo el contingente del Gliero habi do cn | 390 ELENA PONIATOWSKA ae se le iba el aire, Entonces improvisaron una camilla y lo levaron en. tre dos. —A ver, pirense y mirenme, porque creo que ya me chingaron todito, Pego un ay de dolor que casi se desmaya, porque la bala no sélo le hab deshecho el brazo sino el abdomen, Uno quiso lavarlo pero no se dejs, “No hay tiempo”. Al contrario, es dio instrucciones para la hora de sy muerte; que lo escondieran entre los drboles y lo cubrieran bien con el fo. tiie para que no lo encontraran los federales y siguieran adelante, pero todo répido zeh? porque ya les venfan pisando los talones. Toda la noche caminaron con él en la camilla y empezé a caer una lluvia delgadita que lo alivi6, a cada rato se pasaba la lengua por los labios buscando las gotas de agua, pero después ya ni eso, perdié toda su sangre y como a las nueve de la maftana muri6, Enonces juntaron ramas como él lo habfa ordenado, Primero el follaje, las hojas més suaves cerca de su cuerpo y después lag ramazories. En menos de veinticuatro horas el ejército encontr6 el cadaver Parece que alguien de la familia fue a reconocerlo, Pero esto jamés lo ha contado la Giiera Leonor Medrano, ni Tomasa la Chapeada, slo son ru mores, nadie sabe si era 0 no era. Quién quite y a lo mejor todavia viva Porque dicen luego que los Iuchadores no mueren, pero pues viyase a sa. ber. De andar vivo seguiré dindole guerra al gobierno. En la Jaramillo ya no hay nale a quién preguntarle porque la gente de él esté presa y la que no, se fite de hia. De Cutzamala de Pinz6n vino la noticia de que la partida militar habla agarrado a dos mujeres: Celia y Tania, que ensefaban en una escuela a ni- Atos y a adultos, pero que en realidad eran gucrrilleras. Una hablaba mucho y ala otra le pusieron “la Mudita” porque s6lo abrié la boca para comentar ue los zapatos de uno de los judiciales eran ganchudos. De Cutzamala de Pinz6n las Hevaron a Ciudad Altamirano, pero dijeron que esas vieja le focaban a Cuernavaca y all las meticron al Polvorin, Tania declaré que era una digna revolucionaria porque habia escuchado el dictado de su concien- cia. Cuando, al tomarle su declaracién, el jefe de la Judicial le hizo notar que se habia colocado al margen de la ley, Tania le respondié en un arrebato: —Colocarse al margen de la ley es la tinica ubicacién honesta cuando la ley no es pareja, cuando la ley esté para defender los intereses de una mino- tia en perjuicio de la gran mayorfa, cuando la ley esté en contra del progre camilla y lo evaron en- ya me chingaron todito, ue la bala no sélo le haba lavarlo pero no se dejo; siones para la hora de su cubrieran bien con el fo. siguieran adelante, pero rs talones. Toda la noche na lluvia delgadita que lo ‘0s buscando las goras de gre y como a las nueve tno él lo habia ordenado, su cuerpo y después las feito encontré el cadaver. (©. Pero esto jams lo ha | Chapeada, s6lo son ru- falo mejor todavia viva 5, pero pues vayase a sa- emo. En la Jaramillo ya ie él estd presa y la que la partida militar habja inen una escuela a ni- Una hablaba mucho $a boca para comentar idos. De Cutzamala de Heron que esas viejas le “Tania declaré que era Hictado de su concien- Udicial 1c hizo notar que did cn un arrebato: honesta cuando la ELENA PONIATOWSKA, so soy del desarrollo del pais, cuando incluso quienes la han creado se colo- can al margen de ella cada vez que les conviene. Si Tania se lanz6, a la otra nunca se le oyé la voz. Tenfa la vista fija en el suelo, s6lo levanté los ojos cuando el jefe de los judiciales mencioné al Giiero, pero esto fue también la ocasién para un nuevo flujo de palabras de ‘Tania quien preguntaba por él y por los muchos Giieros Medranos que habrfan de surgir en el futuro. “La otra pobre mujer era un costal de hue- sos —aseguré un guardia—, y por lo visto le dolia el estémago pues se mantuvo siempre doblada en dos.” EL EJERCITO SALE DE LA JARAMILLO En 1980, casi sin que se dieran cuenta los colonos, salvo algunas mujeres que tenfan a sus juanes, el ejército salié de la Jaramillo. Ya ni desfilaron el 16 de septiembre. En cambio, por la calle polvosa y llena de baches, avan- 26 una reina con una gran capa de armifo y terciopelo rojo, y frente a ella sus bastoneras de corpifio cruzado con botones dorados, gorra policiaca, boras blancas y falda plisada. Las muchachas movian sus bastones acomo: dados bajo el brazo doblado, a la derecha y a la izquierda, al son de los tambores y de las trompetas, enseftando sus rodillas picudas. Siguicron ca- minando bajo el sol, en medio de la miseria de las casuchas. A la rcina se le aflojaron los chinos por el sudor. Vistos desde cl cielo seguramente parc- cian una joya sangrienta en medio del desierto. “Estos trajes les han de ha. ber costado mucho y jamés volverdn a ponérselos”, dijo la remplazante del maestro Pedro Tomas Garcfa, Tras la reina venia su séquito, niftos vestidos de blanco que desfilaban con los zapatos de su papa, chanclitas de hule 0 descalzos, otros con buenos zapatos. “Aqui, qué les duran los zapatos con estos hoyancos y estas piedras”, coment6 de nuevo la maestra. Los nifios trataban de guardar el paso, tropezaban con los baches, el lodo endurecido de la época de Iluvias, los hoyancos, la piedra suelta y los montones de tie~ ra excavada que se apilaban en el lugar del drenaje, zanjas estrechas y pro- fundas cercadas por esa improvisada loma. “Esté bonita la musiquita”, dijo en vor alta una mujer. Los nifios seguian desfilando los ojos fijos, como en una pelicula de Fellini, ajenos al efecto que podian producir; el oro de las 592 ELENA PONIATOWSKA, trompetas hiriendo la retina en la luz del sol, la estrafalaria opulencia del terciopelo arrastrindose en el polvo. Tanta magnificencia, la solemnidad en las caritas que tragaban polvo, hicieron que no atendiera a lo que cantaban, al menos las palabras, pero de pronto entre el armino y el cuero blanco, log botones refullgentes y cl ritmico movimiento de las bastoneras, capté el nombre de Florencio Medrano. Le estaban cantando al Giiero; ahora si of claramente: Y aqui en Morelos, Florencio Medrano intrépido vencera. Pregunté para estar segura: “A quién le cantan?” “A uno creo que fundé la colonia”, respondié la maestra. “Ah gy cémo saben de él?” “Les platican sus papas, creo. Yo de eso casi no sé porque no platican, al menos conmi- go. Creo que los han reprimido mucho, El tiltimo maestro tuvo que salir corriendo porque lo andaban buscando por comunista, Ahora ya se les qui- 16 esa enfermedad.” “Enfermedad?” “Si, la del comunismo.” De lejos, sobre su loma, la Jaramillo parece una costra como bien lo dijo el cantinero Urbano. Bajo las costras hay una herida, una enfermedad que a la larga cicatriza 0 revienta. Todos guardan silencio cuando alguien de afuera pregunta por el Giiero o por Lucio Cabafias. Se ponen a rascar el suelo con una varita de huizache, haciéndose los desentendidos. Sin em bargo, cuando termina Ia junta de colonos y se van a su casa no falta una mujer que diga: “Usted es la que anda preguntando por el Gtiero? Vénga- se conmigo, yo lo conocf y si quiere, le cuento”. [1980]

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