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Para hacer una reflexin sinttica sobre el atesmo como negacin terica y/o prctica
de la existencia de Dios, nos referiremos como hilo conductor a un texto autorizado: el
breve anlisis de Gaudium et spes, nn. 19-21.
de la historia. Y precisamente por esto adormece las conciencias, las aliena o, peor an,
justifica ideolgicamente el status quo de injusticia: la religin es opio del pueblo y
esclava del sistema injusto.
c. Un atesmo humanista y postulatorio.- En sntesis, en la raz del atesmo moderno
est la aspiracin a la libertad-liberacin del hombre emancipado y adulto. Por
consiguiente, se trata de un atesmo humanstico, es decir, de afirmacin y de liberacin
del hombre, y tambin de un atesmo postulatorio, a saber, que nace de un postulado:
para que el hombre goce de autonoma y realice su liberacin, hay que postular la no-
existencia de Dios, ya que -si existiera- Dios no solo aplastara al hombre con su
omnipotencia infinita (y por tanto no permitira al hombre ser libre), sino que lo apartara
adems del compromiso de proyectar una historia de liberacin de la humanidad.
d. De una lgica de conflicto a una lgica del amor. El hombre siente la tentacin
permanente de interpretar sus relaciones con Dios segn una lgica dual-conflictiva del
aut-aut: o Dios o el hombre, o yo o el otro. Una lgica de la que no es extraa la
experiencia del pecado, sino todo lo contrario. No consiste precisamente en esto la
esencia de la rebelin contra Dios, que se nos describe en el Gnesis: querer ser como
Dios, sin l e incluso contra l? Esto supone una imagen alienante de Dios mismo,
acuada sobre un modelo antropolgico viciado: lo mismo que el hombre se auto-afirma,
as tambin Dios es auto-afirmacin absoluta de s mismo, en contra del hombre. A veces,
una presentacin no plenamente evanglica del rostro de Dios ha sido la causa de esta
reaccin de rechazo. Solamente un Dios que derribe esta lgica del amor -ya que solo el
amor hace posible la afirmacin simultnea del yo y del otro-, mostrando un nuevo rostro
de s mismo y del hombre, podr responder al reto del atesmo moderno. Y por otra parte,
solo un hombre que, acogiendo este rostro de Dios, proyecte su mismo existir en esta luz,
podr realmente ser hombre.