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El desarrollo y la antropologia de la modernidad* Arturo Escobar ENSU DISCURSO de posesién como presidente de Estados Uni- dos el 20 de enero de 1949, Harry Truman anunci6 al mundo en- tero su concepto de “trato justo”. Un componente esencial del concepto era su llamado a Estados Unidos yal mundo para resol- vet los problemas de las “Areas subdesarrolladas” del globo: Mas dela mitad dela poblacién del mundo vive en condiciones cer- canas a la miseria. Su alimentacién es inadecuada, es victima de la enfermedad. Su vida econémica €s primitiva y esta estancada. Su pobreza constituye un obstéculo y una amenaza tanto para ellos como para las areas mas prosperas, Por primera vez en la historia, la humanidad posee el conocimiento y la capacidad para aliviar el su- frimiento de estas gentes [...] Creo que deberiamos poner a disposi- cidn de los amantes de la paz los beneficios de nuestro acervo de conocimiento técnico para ayudarlos a lograr sus aspiraciones de una vida mejor [...] Lo que tenemos en mente es un programa de de- sarrollo basado en los Conceptos del trato justo y democratico [...] Producir mas es la clave para la paz y la prosperidad. Y la clave para producir més es una aplicacién mayor y mas vigorosa del conoci- miento técnico y cientifico moderno, (Truman, 1964) * “Introduccién/Capitulo 1” de La invencion del Tercer Mundo: cons- truccion y deconstruccion del desarrollo, Editorial Ni jorma, Bogota, 1999, pp. 19-49, 75 El desarrollo y la antropologfa de la modetnidad ee La doctrina Truman inicié una nueva era en la comprensién y el manejo de los asuntos mundiales, en particular de aquellos que se referian a los paises econémicamente menos avanzados. El propésito era bastante ambicioso: crear las condiciones necesa- rias para reproducir en todo el mundo los rasgos caracteristicos de las sociedades avanzadas de la época: altos niveles de indus- trializacién y urbanizacién, tecnificacién de la agricultura, rapi- do crecimiento de la produccién material y los niveles de vida, y adopcién generalizada de la educacién y los valores culturales modernos. En concepto de Truman, el capital, la ciencia y la tee- nologia eran los principales componentes que harian posible tal revolucién masiva. Sélo asi el suefio americano de paz y abundan- cia podria extenderse a todos los pueblos del planeta. Este suefio no era creacién exclusiva de Estados Unidos, sino el resultado de la coyuntura histérica especifica de finales de la Segunda Guerra Mundial. En pocos afios, recibié el respaldo universal de los poderosos. Sin embargo, no se consideraba un proceso facil; como era de esperarse, los obstaculos contribuye- ron a consolidar la misién. Uno de los documentos més influyen- tes de la época, preparado por un grupo de expertos congrega- dos por Naciones Unidas con el objeto de disefiar politicas y medidas concretas “para el desarrollo econdmico de los paises subdesarrollados” lo expresaba asi: Hay un sentido en el que el progreso econémico acelerado es impo- sible sin ajustes dolorosos. Las filosofias ancestrales deben ser erra- dicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberan ver frus- tradas sus expectativas de una vida comoda. Muy pocas comunida- des estan dispuestas a pagar el precio del progreso econdmico. (Unit- ed Nations, 1951: 15)! 1. Para un interesante anilisis contemporaneo de este documento, véa- se Frankel (1953), en especial pp. 82-110. 76 Arturo Escobar Lo que proponia el informe era nada menos que la reestruc- curacion total de las sociedades “subdesarrolladas”. La declara- ci6n podria parecernos hoy sorprendentemente etnocéntrica y a- srogante, ingenua en el mejor de los casos; sin embargo, lo que requiere explicacién es precisamente el hecho de que se emitiera » tuviera sentido. Demostraba la voluntad creciente de transfor- mar de manera drastica dos terceras partes del mundo en pos de -os objetivos de prosperidad material y progreso econémico. A mienzos de los afios cincuenta esta voluntad era ya hegemonica los circulos de poder. Este libro narra la historia de aquel suefio, y de cémo poco a poco se convirtié en pesadilla. Porque en vez del reino de abun- dancia prometido por teéricos y politicos de los afios cincuenta, el discurso y la estrategia del desarrollo produjeron lo contrario: miseria y subdesarrollo masivos, explotaci6n y opresion sin nom- bre. La crisis de deuda, la hambruna (saheliana), la creciente po- oreza, desnutricién y violencia son apenas los sintomas mas paté- ticos del fracaso de cincuenta afios de desarrollo. De esta manera, ellibro puede leerse como la historia de la pérdida de una ilusién gue muchos abrigaban sinceramente. Pero se trata, sobre todo, de la forma en que se creé el “Tercer Mundo” a través de los dis- cursos y las practicas del desarrollo desde sus inicios a comienzos de la segunda posguerra. Orientalismo, africanismo, desarrollismo Hasta finales de los afos setenta, el eje de las discusiones acer- ca de Asia, Africa y Latinoamérica era la naturaleza del desarro- Ilo. Como veremos, desde las teorias del desarrollo econémico de los afios cincuenta hasta el “enfoque de necesidades humanas basicas” de los aiios setenta, que ponfa énfasis no sdlo en el creci- miento econdémico per se como en décadas anteriores, sino tam- bién en la distribucién de sus beneficios, la mayor preocupacién de tedricos y politicos era la de los tipos de desarrollo a buscar 77 El desarrollo y Ia antropologia de la modemidad para resolver los problemas sociales y econémicos en esas regio- nes. Aun quienes se oponian a las estrategias capitalistas del mo- mento se veian obligados a expresar sus criticas en términos de la necesidad del desarrollo, a través de conceptos como “otro desa- rrollo”, “desarrollo participativo”, “desarrollo socialista”, y otros por el estilo. En resumen, podia criticarse un determinado enfo- que, y proponer modificaciones 0 mejoras en concordancia con él, pero el hecho mismo del desarrollo y su necesidad no podian ponerse en duda. El desarrollo se habia convertido en una certe- za en el imaginario social. De hecho, parecia imposible calificar la realidad social en otros términos. Por doquier se encontraba la realidad omnipre- sente y reiterativa del desarrollo: gobiernos que disefiaban y eje- cutaban ambiciosos planes de desarrollo, instituciones que lleva- ban a cabo por igual programas de desarrollo en ciudades y campos, expertos de todo tipo estudiando el “subdesarrollo” y produ- ciendo teorfas ad nauseam. El hecho de que las condiciones de la mayoria de la poblacién no mejoraran sino que més bien se dete- rioraran con el transcurso del tiempo no parecia molestar a mu- chos expertos. La realidad, en resumen, habia sido colonizada por el discurso del desarrollo, y quienes estaban insatisfechos con este estado de cosas tenfan que luchar dentro del mismo espacio discursivo por porciones de libertad, con la esperanza de que en el camino pudiera construirse una realidad diferente.” 2. En los afios sesenta y setenta existieron, claro esta, tendencias que presentaban una posici6n critica frente al desarrollo, aunque, como ve- remos pronto, fueron insuficientes para articular un rechazo del discur- so sobre el que se fundaban. Entre ellas es importante mencionar la “pe- dagogia del oprimido” de Paulo Freire (Freire, 1970); el nacimiento de la teologia de la liberaci6n durante la Conferencia Episcopal Latinoa- mericana celebrada en Medellin en 1968; y las criticas al “colonialismo intelectual” (Fals Borda, 1970) y la dependencia econémica (Cardoso y Faletto, 1979) de finales de los sesenta y comienzos de los setenta. La cri- 78 Arturo Escobar Mas recientemente, sin embargo, el desarrollo de nuevos ins- ssumentos analiticos, en gestacién desde finales de los afios sesen- ca pero cuyo empleo sélo se generalizé durante los ochenta, ha permitido el andlisis de este tipo de “colonizacién dela realidad” =n forma tal que pone de manifiesto este mismo hecho: cémo siertas representaciones se vuelven dominantes y dan forma in- . Acerca dela violencia de la representacién véase también De Lauretis 1987). 87 El desarrollo y la antropologia de la modernidad configuraciones del conocimiento y el poder que definen el perfo- do posterior a la segunda posguerra (Deleuze, 1988). Se trata tam- bién de cartografias de resistencia como aiiade Mohanty (199 1a). Al tiempo que buscan entender los mapas conceptuales usados para ubicar y describir la experiencia de las gentes del Tercer Mundo, revelan también —aunque a veces en forma indirecta—las ir, Este libro se propone brindar un mapa general que permita orientarse en el Ambito de los discursos y de las practicas que justifican las formas categorias con las cuales ellas se ven obligadas a resi dominantes de produccién econémica y socio-cultural del Tercer Mundo. Las metas de este libro son precisamente examinar el estable- cimiento y la consolidacién del discurso del desarrollo y su apa- rato desde los albores de la segunda posguerra hasta el presente (capitulo 2); analizar la construccién de una nocién de “subdesa- rrollo” en las teorfas del desarrollo econdmico de la segunda pos- guerra (capitulo 3); y demostrar como funciona el aparato a tra- vés de la produccién sistematica del conocimiento y el poder en campos especiticos, tales como desarrollo rural, el desarrollo sos- tenible, y la mujer y el desarrollo (capitulos 4 y 5). Por tiltimo, la conclusion aborda la pregunta de como imaginar un régimen de representacién “posdesarrollo”, y de como investigar y llevar a cabo practicas “alternativas” en el contexto de los actuales movi- mientos sociales del Tercer Mundo. Lo anterior, podria decirse, constituye un estudio del “desa- rrollismo” como Ambito discursivo. A diferencia del estudio de Said acerca del orientalismo, la presente obra presta mas aten- cidn al despliegue del discurso a través de sus practicas. Me inte- resa mostrar que tal discurso deviene en practicas concretas de pensamiento y de accién mediante las cuales se llega a crear real- mente al Tercer Mundo. Para un examen mas detallado he esco- gido como ejemplo la ejecucién de programas de desarrollo ru- ral, salud y nutricién en Latinoamérica durante la década de los setenta y comienzos de los ochenta. Otra diferencia con Orienta- 88 Arturo Escobar lisino se origina en la advertencia de Homi Bhabha de que “siem- pre existe, en Said, la sugerencia de que el poder colonial es de posesion total del colonizador, dadas su intencionalidad y unidi- reccionalidad” (1990: 77). Intento evadir este riesgo consideran- do también las formas de resistencia de las gentes del Tercer Mundo contra las intervenciones del desarrollo, y cémo luchan para crear alternativas de ser y de hacer. Como en el estudio de Mudimbe sobre el africanismo, me propongo poner de presente los fundamentos de un orden de conocimiento y un discurso acerca del Tercer Mundo como sub- desarrollado. Quiero cartografiar, por asi decitlo, la invencién del desarrollo. Sin embargo, en vez de enfocarme en la antropo- Logia y la filosofia, contextualizo la era del desarrollo dentro del espacio global de la modernidad, y més particularmente desde las practicas econdmicas modernas. Desde esta perspectiva, el desa- rrollo puede verse como un capitulo de lo que puede llamarse “antropologia de la modernidad”, es decir, una investigacion ge- neral acerca de la modernidad occidental como fenémeno cultu- ral e hist6rico especifico. Si realmente existe una “estructura antropolégica” (Foucault, 1975; 198) que sostiene al orden mo- derno y sus ciencias humanas, debe investigarse hasta qué punto Jicha estructura también ha dado origen al régimen del desarro- ‘Jo, tal vez como mutacién especifica de la modernidad, en el sen- tido de tratar como “exéticos” los productos culturales de Occi- dente para poderlos ver como lo que son: Necesitamos antropologizar a Occidente: mostrar lo exético de su construccidn de la realidad; poner énfasis en aquellos ambitos to- mados mas comtinmente como universales (esto incluye ala episte- mologia y la economia); hacerlos ver tan peculiares histricamente como sea posible; mostrar cémo sus pretensiones de verdad estan ligadas a practicas sociales y por tanto se han convertido en fuerzas efectivas dentro del mundo social. (Rabinow, 1986: 241) 89 El desarrollo y la antropologia de la modernidad La antropologia de la modernidad se apoyarfa en aproxima- ciones etnograficas, que ven las formas sociales como el resulta- do de practicas historicas, que combinan conocimiento y poder. Buscaria estudiar cémo los reclamos de verdades estén relacio- nados con practicas y simbolos que producen y regulan la vida en sociedad. Como veremos, la construccién del Tercer Mundo por medio de la articulacién entre conocimiento y poder es esencial para el discurso del desarrollo. Vistas desde muchos espacios del Tercer Mundo, hasta las practicas sociales y culturales mas razonables de Occidente pue- den parecer bastante peculiares, incluso extrafias. Ello no obsta para que todavia hoy en dia la mayorfa de la gente de Occidente (y de muchos lugares del Tercer Mundo) tenga grandes dificulta- des para pensar en la gente y las situaciones del Tercer Mundo en términos diferentes a los que proporciona el discurso del desa- rrollo. Términos como la sobrepoblaci6n, la amenaza permanen- te de hambruna, la pobreza, el analfabetismo y similares operan como significantes mas comunes, ya de por si estereotipados y cargados con significados del desarrollo. Las imagenes del Ter- cer Mundo que aparecen en los medios masivos constituyen el ejemplo mas claro de las representaciones desarrollistas. Estas imagenes se niegan a desaparecer. Por ello es necesario examinar el desarrollo en relacin con las experiencias modernas de cono- cer, ver, cuantificar, economizar y otras por el estilo. La deconstruccién del desarrollo El anilisis discursivo del desarrollo comenzé a finales de los afios ochenta y es muy probable que contintie en los noventa, acompafiado de intentos por articular regimenes alternativos de representaci6n y practica. Sin embargo, pocos trabajos han enca- rado la reconstruccién del discurso del desarrollo.’ 7. Escobar (1984, 1988), Mueller (1987b), Dubois (1990), Parajuli (1991), 90 Arturo Escobar E] reciente libro de James Ferguson sobre el desarrollo en Lesotho (1990) es un ejemplo sofisticado del enfoque decons- truccionista. En él, Ferguson ofrece un andlisis profundo de los programas de desarrollo rural implementados en ese pais bajo el patrocinio del Banco Mundial. El fortalecimiento del estado, la restructuracion de las relaciones sociales rurales, la profundiza- cién de las influencias modernizadoras occidentales y la despoli- tizacion de los problemas son algunos de los efectos mas impor- tantes de la organizacién del desarrollo rural en Lesotho, a pesar del aparente fracaso de los programas en términos de sus objeti- vos establecidos. Es en dichos efectos, concluye Ferguson, que debe evaluarse la productividad del aparato del desarrollo. Otro enfoque deconstructivista (Sachs, ed., 1992) analiza los conceptos centrales (o “palabras claves”) del discurso del desa- rrollo, tales como mercado, planeacién, poblacién, medio am- biente, produccién, igualdad, participacién, necesidades y po- breza. Luego de seguirle la pista brevemente al origen de cada uno de estos conceptos en la civilizacién europea, capa capitulo examina los usos y la transformacién del concepto en el discurso del desarrollo desde la década del cincuenta hasta el presente. La intencién del libro es poner de manifiesto el caracter arbitrario de los conceptos, su especificidad cultural e hist6rica, y los peli- gros que su uso representa en el contexto del Tercer Mundo.® Un proyecto colectivo andlogo se ha concebido con un enfo- que de “sistemas de conocimiento”. Este grupo opina que las cul- turas no se caracterizan sélo por sus normas y valores, sino también presentan articulos extensos sobre el anélisis del discurso del desatro- lo. 8. El grupo responsable de este “diccionario de palabras téxicas” en el discurso del desarrollo incluye a Ivan Illich, Wolfgang Sachs, Barbara Duden, Ashis Nandy, Vandana Shiva, Majad Rahnema, Gustavo Esteva y aeste autor, entre otros. 91 El desarrollo y Ja antropologia de la modernidad por sus maneras de conocer. El desarrollo se ha basado exclusi- vamente en un sistema de conocimiento, es decir, el correspondien- te al Occidente moderno. La predominancia de este sistema de conocimiento ha dictaminado el marginamiento y descalifica- cién de los sistemas de conocimiento no occidentales. En estos tltimos, concluyen los autores, los investigadores y activistas para orientar la accién social con criterio diferente a formas de pensamiento economicistas y reduccionistas.” En los afios setenta, se descubrid que las mujeres habian sido ignoradas por las intervenciones del desarrollo. Tal “descubri- miento” trajo como resultado, desde finales de los afios setenta, la aparicién de un novedoso enfoque, “mujer en el desarrollo” (MYD), el cual ha sido estudiado como régimen de representa- cién por varias investigaciones feministas, entre las cuales se des- tacan Adele Mueller (1986, 1987a, 1991) y Chandra Mohanty. En el centro de estos trabajos se halla un andlisis profundo de las practicas de las instituciones dominantes del desarrollo en la creacién y administracin de sus poblaciones-cliente. Para com- prender el funcionamiento del desarrollo como discurso se re- quiere contribuciones analiticas similares en campos especificos del desarrollo y seguramente continuaran apareciendo."” Un grupo de antropélogos suecos trabaja sobre cémo los conceptos de “desarrollo” y “modernidad” se usan, interpretan, cuestionan 0 reproducen en diversos contextos sociales de dis- 9. El grupo, congregado bajo el patrocinio del United Nations World Institute for Development Economics Resarch (Wider), y encabezado por Stephen Marglin y Frédérique Apffel Marglin, se ha reunido duran- te varios afios, ¢ incluye algunas de las personas mencionadas en la nota anterior. Ya se publicaron dos voltimenes como resultado del proyecto (Marglin y Apffel Marglin, 1990 y 1994). 10. Esta en proceso de compilacién una seleccién de discursos sobre el desarrollo a cargo de Jonathan Crush (Queens University, Canada). In- cluye andlisis de “lenguajes del desarrollo” (Crush, ed., 1994). 92 Arturo Escobar tintos lugares del mundo. Esta investigacién muestra una conste- -acién completa de usos, modos de operacién y efectos locales asociados a los conceptos. Tratese de una aldea de Paptia-Nueva Guinea o de pequefios poblados de Kenya 0 Etiopia, las versio- nes locales del desarrollo y la modernidad se formulan siguiendo procesos complejos que incluyen practicas culturales tradiciona- -

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