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A POCAS HORAS DE TERMINAR NUESTRA CARRERA

Viernes 04 de Junio de 2010

Necesitamos tener cuidado en no caer en la religión que la humanidad ha conducido para enmarcar a Dios, y
para que todos tengan reglas y normas conforme a cómo se debe buscar a Dios, según el concepto humano,
según la ideología mundana; porque el cristianismo no es una religión, sino, comunión con Dios, buscar
intimidad con Dios todos los días de nuestra vida para que podamos encontrarnos con El; el día de Su
segunda venida, en lo secreto; para salir de la tierra cuando El venga por nosotros. De tal manera que si
alguien busca a Dios, por curiosidad en la Iglesia cristiana; debe poner los pies sobre la tierra, porque quizá
sean los últimos días de oportunidad para que acepte a Cristo en su corazón como su Señor y Salvador;
porque ningún hombre sabe si será hoy la última oportunidad para salvar su vida. De tal manera que se
cumple el versículo bíblico que dice:

'He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con
él y él conmigo. 'Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y
me senté con mi Padre en su trono. (Apocalipsis 3:20-21 LBLA)

Pero si hubiera alguien que sabe que no ha estado caminando rectamente delante de Dios; también es tiempo
de reconciliación con El; solamente debemos reconocer que le hemos fallado, pedirle perdón, apartarnos de
aquello que nos ha hecho tropezar, levantarnos y continuar buscando a Dios con todo nuestro corazón y de
esa manera el Espíritu Santo llenará nuestra vida, para ocuparlo todo en nuestro ser integral; debemos dejar
que sea el Espíritu Santo en nosotros y no que sigamos tratando de hacer nuestra voluntad, debemos pedirle
a Dios que nos ayude para caminar agradando Su corazón todos los días de nuestra vida y que podamos
convertir de rhema lo escrito por el profeta Joel:

Y sucederá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras
hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. Y aun sobre
los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en esos días. Y haré prodigios en el cielo y en la tierra:
sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que
venga el día del SEÑOR, grande y terrible. Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del
SEÑOR será salvo; porque en el monte Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el SEÑOR,
y entre los sobrevivientes estarán los que el SEÑOR llame. (Joel 2:28-32 LBLA)

El tiempo ha llegado donde veremos, milagros, maravillas, señales, prodigios, sanidades, liberaciones; los
espíritus inmundos huirán de aquellos que busquen la sombra del Dios Altísimo y como consecuencia su
corazón será lleno del amor de Dios, de un vino nuevo sobre odres nuevos, figura de nuestras vidas, porque
Dios nos ha llamado a que caminemos en novedad de vida por medio de la guianza de Su Santo Espíritu.

Las bendiciones de Dios son tan grandes que nosotros no podemos comprender muchas veces Sus planes, y
aunque los días se tornen negros; la bendición de Dios llegará; por eso fue que Dios nos muestra Su eterno
amor, enviando a Su Hijo, y aunque se quedó solo, no se arrepintió en ningún momento, porque la razón era,
darnos una muestra de Su infinito amor por nosotros; eso fue una declaración de amor que Dios nos hizo y de
la única forma como le podemos corresponder es con fidelidad.

Siempre hay un paso con el que debe continuar el pueblo avanzando; vemos que a Josué le dicen que ya era
viejo, y que aún le quedaba mucha tierra por conquistar; porque debemos saber que no es por espada ni con
ejército, sino, con Su Santo Espíritu que logramos conquistar. Aunque seamos viejos, si es voluntad de Dios,
conquistaremos mucha tierra en Su nombre.

Los jóvenes pueden esforzarse con alguna actividad, y después otra y otra, y después se le ve el vigor que les
queda; pero los viejos, con facilidad nos podemos quedar sin fuerzas y se puede considerar como una hazaña
si lo hacemos con nuestras fuerzas, no así, cuando se hace por el Espíritu Santo. Vemos en la Biblia que le
dicen al Apóstol Pedro que cuando fuera viejo, levantaría las manos y otro lo vestiría, no como a él le hubiera
gustado, sino, de acuerdo al deseo de Dios.
El tiempo es final y dentro de cuerpo de Cristo, hay límites de tiempo, por ejemplo: el Apóstol Pablo había
terminado su carrera, y después se quedaría esperando la corona de justicia que Dios le entregaría, pero no
solo a él, sino a todos los que amamos su venida. Pero entonces, él había empezado la carrera y había
terminado antes que muchos lo hicieran. Dios nos deja un número determinado de días y una tarea que
debemos cumplir. Los días de la Iglesia sobre la tierra, están por finalizar y muchos no se preocupan por eso,
siguen viviendo como si estuvieran empezando su carrera; pero otros, si lo han comprendido y están
esforzándose en su búsqueda de Dios y también han comprendido que están viejos como para estar
perdiendo su tiempo en los afanes de este mundo; y aunque seamos viejos, todavía no se termina nuestra
vida ni nuestra carrera, aun nos falta mucha tierra por conquistar y lo podremos hacer por el poder del Espíritu
Santo.

Josué está meditando en estas cosas y lo podemos entrelazar viendo lo escrito en los Salmos: le dicen a Dios
que le enseñe a administrar sus días, como diciéndole que le enseñe a calcular los días de su vida; porque
independientemente del hogar donde hayamos nacido, tenemos las mismas 24 horas del día y el punto aquí
es que unos saben administrar su tiempo y otros, solamente ven pasar el tiempo sin ninguna razón de vivir,
aun siendo cristianos, no se esfuerzan por servirle a Dios.

Haciendo una formula matemáticas, diríamos que de nuestro tiempo, al llegar a 30 años de vida, dormimos 10
años, o sea, 33%, y de los 20 años restantes, ¿cuántos han sido productivos en la obra de Dios? Por
supuesto que Dios puede alargar nuestros días sobre la tierra: honrando a Padre y Madre; este es un
mandamiento con promesa; otra forma es diezmando, porque cuando diezmamos, tuvimos que invertir tiempo
para obtener un producto; y como todo lo que el hombre siembra, eso mismo cosechará; diezmamos de
nuestro tiempo convertido en lo que conocemos como dinero; pero al final obtenemos más vida por lo que
hemos llevado al alfolí con todo nuestro corazón. Pero el punto es que Dios dejó establecido un número de
días para cada uno de nosotros y en el libro de las obras está escrito lo que debemos hacer, con el número de
días que nos dejaron; el problema es que muchos terminarán con sus días y no completarán con las obras
que debieron cumplir; pero otros terminarán sus obras y le sobrarán días, como le sucedió al Apóstol Pablo; el
problema es que a la Iglesia se le están terminando sus horas en la tierra y aun nos queda mucha tierra por
conquistar.

Aunque no estamos fechando la venida de nuestro Señor Jesucristo, podemos hacer cálculos respecto a lo
que vemos incluso en la Biblia:

Jesús le dijo: Tú mismo lo has dicho; sin embargo, os digo que desde ahora veréis AL HIJO DEL
HOMBRE SENTADO A LA DIESTRA DEL PODER, y VINIENDO SOBRE LAS NUBES DEL CIELO. (Mateo
26:64 LBLA)

Lo que dijo nuestro Señor Jesucristo, nos deja un indicativo: a partir del año 33, cuando lo crucificaron, debió
empezar la cuenta y no desde el nacimiento de Jesús en la tierra. Entonces partiendo de eso, podemos hacer
el siguiente planteamiento:

Año final 2033


(-) 7 Años de la Tribulación -7
(-) 4 Años de error en el calendario gregoriano -4
Sub-total 2022
(-) Año actual 2010
Años que nos quedan sobre la tierra 12

Ese es el cálculo que podríamos hacer en determinado momento, pero cuando vemos los acontecimientos
últimos alrededor de la tierra, podríamos decir que son menos los años que estaremos en la tierra; no solo por
los movimientos tectónicos, sino, por los problemas políticos que nos está marcando la nación de Israel, la
cual la hemos reconocido como el reloj de Dios. Los israelitas han dejado a todo el mundo ante la inminente
tercera guerra mundial.

Para hacer un poco de historia reciente: en la Franja de Gaza, están los palestinos que están siendo
gobernados desde el año 2007, por el grupo de terroristas llamados: Hamas; han estado atacando a Israel en
cada oportunidad que se les presenta, porque donde están ellos ubicados es una parte alta y les queda en un
valle a Israel, para bombardearlos fácilmente. La guerra la han tenido porque Israel, los tiene sitiados para que
nadie les provea de armas de ninguna clase; es por eso que los barcos que recientemente les llevaban ayuda
humanitaria a los palestinos, los detuvo Israel y cuando les revisaron la ayuda; no les pareció bien a los que
tripulaban los barcos y empezaron a dispararle a los israelitas, estos, respondieron al fuego y mataron a un
grupo de los que tripulaban los barcos.

El problema es que todo el mundo se volteó en contra de Israel y en muchos lugares, han hecho
manifestaciones en contra de Israel. Pero el punto es que todo esto nos marca que el tiempo se está
terminando, y aún no hemos terminado las obras que nos corresponde; estamos a pocas horas de terminar
nuestra estadía en la tierra, y aún falta mucho por hacer. Es por eso que debemos detenernos para analizar si
estamos haciendo, lo que nos corresponde hacer dentro de la obra de Dios.

Necesitamos hacer un recuento de las cosas que hemos hecho y de las que nos falta por hacer, para que
logremos terminar la buena carrera, la buena batalla, porque los días de la Iglesia sobre la faz de la tierra,
están por terminar; no los días de la tierra, pero sí de la Iglesia en la tierra y quizá también los días de algunas
sociedades que han buscado tener el control completo del mundo.

Pero tenemos la certeza que si todo se terminara en este momento, nuestra vida está asegurada en Cristo por
la fe y por la gracia que El nos derrama. Es por eso que debemos caminar seguros, y confiados en que
estamos escondidos en la mano de nuestro Señor Jesucristo, para que el enemigo no alcance nuestra vida, y
saber que todo lo que sucede en la vida de los hijos de Dios, Él ya lo ha considerado a bien porque escrito
está: todo ayuda a bien a los que aman a Jehová.

Sergio G. Enríquez O.
Apóstol

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