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Termin de leer El juego de los abalorios (1943) de Hermann Hesse luego de ms de 9 aos

desde la fecha en que lo comenc a leer hasta cerca de la mitad. Yo haba sentido una
incompatibilidad entre la vida de estudioso que se apologiza en esta novela y mi situacin en
ese momento como estudiante de Filosofa de primer ao que, de manera muy semejante, se
topaba con las mismas inquietudes de libertad de cultivo en la lectura, en los temas de inters
propios, en una descansada formacin que permita aprender algo en una carrera tan terica y
de largo plazo como consideraba que era y todava lo confirmo la filosofa. Pero, gracias a
la suerte, las condiciones para estudiar Filosofa en una universidad como la que fue mi alma
mater, obligaban a ser escptico frente a un rgimen de estudio como el de Castalia, el lugar
donde se formaban y desenvolvan de por vida los jugadores y repetidores del juego de los
abalorios, un lugar aislado de los conflictos y de las pasiones del mundo, donde era posible a
sus habitantes una tranquilidad serena y segura para llevar a cabo sin inconvenientes sus
tareas y ocios espirituales. Para resumirlo en pocas palabras, un lugar donde no haba mujer
alguna. Como se deja entrever en la novela, los vecinos de Castalia podan sufrir sin ningn
ofusco de esta privacin de la presencia femenina, como de otras tantas. Y fue porque no
empatizaba con esta idea en esos momentos por lo que dej de leer el libro. Simplemente me
vi a mi mismo como alguien ridculo leyendo una novela que tena como una de sus temticas
centrales esa posibilidad de una vida espiritual exitosamente aislada, cuando en esos
momentos, aun si fuera cierto que yo poda drmelas de vivir tambin as, estaba rodeado de
tantas bellezas que era imposible continuar con la lectura no solo de esta novela de Hesse sino
de novelas en general. Pas un ao y ms hasta que por voluntad propia agarr otra novela
para leer, y despus en los siguientes aos solo me acerqu a las novelas tmidamente,
cogiendo una por ah, y luego de muchos meses y hasta aos, otra por all.

Seguramente que Hesse no ignoraba la verdad de mi sentir de hace 9 aos. La segunda parte
de la novela y sus apndices son justamente la asimilacin progresiva de que un aislamiento
para el desarrollo espiritual humano de la naturaleza de Waldzell no poda ser soportado hasta
lo ltimo por alguien sensible al mundo, a su devenir y sus alegras y sufrimientos. iek

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