Está en la página 1de 17
Una concepcién humanista del hombre —_—_—,_ MIGUEL MARTINEZ* Muchos siglos antes de que comenzara la era actual, un salmista se habia preguntado: iqué es el hombre? ‘Atin hoy dia estamos tratando de buscar una respuesta adecuada a esta urgente interrogante. La filosofia griega creé una imagen del hombre centrada en la virtud y en la razén: el hombre alcanzaba la virtud a través del uso de la razon y siguiendo sus demandas. El pensamiento cristiano le afiadi6 los conceptos amor y pecado. El Renacimiento introdujo los aspectos de poder y volun- tad, plasmando la imagen politica del hombre. Los siglos XVIII y XIX racio- nalizaron el interés de los hombres por la propiedad, las cosas y el dinero. La imagen freudiana de la primera mitad del siglo xx enfatiz6 el aspecto impulsivo, irracional e inconsciente del ser humano, y la psicologia con- ductista puso el acento en la presin que ejercen los factores ambientales. E] estudio del hombre puede ser realizado desde muy diferentes angu- los y perspectivas complementarios entre sf. Su riqueza resulta siempre inagotable y desafiante. Nuestro enfoque es uno, psicoldgico. La psicologfa del siglo xx ha seguido, basicamente, tres orientaciones: la psicoanalitica, la conductista y, mAs recientemente, la humanista. Sefia- laremos la génesis de las dos primeras y trataremos de presentar una ca~ racterizacién ms detallada de la tercera, con el fin de esclarecer la natu- raleza del objeto que estudia la psicologia y sentar, con ello, la base para poder examinar, més adelante, el nivel de adecuacién de la metodologia, los procedimientos y las técnicas utilizadas para ello. CONCEPCION NEWTONIANA DEL HOMBRE ‘Al hablar de la concepcién newtoniana, como més adelante, de la darwiniana, es necesario aclarar que Newton y Darwin se convirtieron a + (1982), La psicologia humanista, Trillas, México, DR, Capitulo 4. 89 se PSICOLOGIA HUMANISTA 1 través de la historia, en simples epénimos; pues asi como Marx, al ofr ha- blar a los marxistas, dijo que é1 no era marxista, y muchos han dicho, con raz6n, que Cristo no era cristiano ni Gautama budista, igualmente resulta cierto que Newton no tenfa una concepcién “newtoniana” del hombre. En su concepcién del hombre, Newton era, muy probablemente, un escolastico. En sus escritos sobre teologia Newton acepta dos mundos, el natural y el sobrenatural; ¢l natural est4 regido por leyes fisicas y el so- brenatural, al cual pertenece el hombre, esté gobernado por un cuerpo di- ferente de leyes. Pero los discipulos de newton redujeron ambos mundos a uno. Quizé, el esfuerzo mds claro haya sido la admirable obra de La Mattrie, Lhomme machine (1748), que intenta reducir los fenémenos psi- quicos a los fenémenos concomitantes de las leyes fisicoquimicas que ri- gen en el organismo. Sin embargo, quien tendié el puente entre el mundo fisico newtonia- no y las ciencias humanas fue John Locke, que fue un gran admirador de Newton. Efectivamente Newton publicé su obra més famosa, Principia Mathemathica, en 1687. En ella reduce la naturaleza fisica a cinco catego- rias fundamentales: partfculas materiales, existentes en un espacio y tiem- po absolutos, puestas en movimiento por una fuerza determinada. En 1960, tres afios més tarde, Locke publica su Essay Concerning Human Un- derstanding, en el cual trata de hacer con la mente humana lo que Newton. habfa hecho con el mundo fisico: Locke concibe la mente humana como una realidad compuesta de particulas( las ideas) que existen en un espacio y tiempo determinados y que se funden, amalgaman o cambian por la ac- cion de fuerzas exteriores a ellas mismas. De acuerdo con las ideas de Locke, podemos tener una ciencia de la mente humana anéloga a la ciencia de la naturaleza fisica. Esto implica el presupuesto de que los elementos mentales son andlogos a las particulas fisicas y el presupuesto de que explicar toda realidad compleja consiste en descomponerla en sus elementos simples. La concepcién “newtoniana” de la mente fue elaborada en el siglo xvin por Condillac, quien ambicionaba ser “el Newton de la psicologia”, y en el siglo xIXx, por los asociacionistas ingleses James Mill y John S. Mill, Alexander Bain y otros, en Alemania por Wundt y Helmhotz, en Rusia por los pavlovianos y, més tarde, en Norteamérica por Watson y sus seguido- res. Aunque posteriormente se comenzé a hablar més de conducta que de mente, la concepcién bésica, positivista, del hombre y de la ciencia per- manecié inalterada. La ciencia explica reduciendo todo a elementos y a las leyes de la interaccién de éstos, y el hombre ha de explicarse por me- dio de la reduccion a sus elementos mentales 0 conductuales y a las leyes de la asociaci6n. El representante contempordneo mis conocido de la doc- trina “newtoniana” sobre el hombre y de las “formas lockianas de psicolo- gia”, como las llama Allport, es B. F Skinner, quien no habla de ideas sino UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Martinez 94 en sus conversaciones privadas, pero cuyo sistema teérico de base perte- nece decididamente al siglo pasado. Creemos de gran importancia hacer notar el hecho de que tanto tiem- po después de que las ciencias fisicas —aguijoneadas por Einstein, Planck y Heisenberg—, dejaron de lado la explicacién elementalista de la natura- leza fisica y rechazaron los “absolutos” newtonianos, haya psicélogos que insisten en que una explicacién psicolégica adecuada del hombre consiste en reducir lo complejo a lo simple; y que lo que ya no es valido para expli- car los cuerpos estdticos e inermes de la fisica, lo sea para dar razon. plena de la vida y conciencia de los seres humanos . También es muy sugerente el hecho de que Wertheimer y Kohler, fundadores de la escuela de la Ges- talt, diametralmente opuesta a esta concepcién, hayan sido, el primero, gran amigo de Einstein y el segundo, discfpulo de Max Planck. CONCEPCION DARWINIANA DEL HOMBRE La concepcién newtoniana del hombre es esencialmente estética y, en su forma extrema, es una doctrina ambientalista. Concibe al hombre en esencia como nada, inicialmente como una tabula rasa in quanihil scrip- tum est, plasmada, posteriormente, por fuerzas externas a si misma. Los darwinianos, en cambio, “descubrieron” que la conducta humana podria estar movida desde adentro. También en este caso debemos afirmar que Darwin no fue “darwinia- no”; en cambio si fue plenamente “newtoniano”, pues dedicé su fuerza de por vida a introducir la biologia, y eventualmente la psicologia, en el reino de la ley natural. La obra basica de Darwin, Origin of Species (1859), esta presentada en términos estrictamente newtonianos; no hay alli lugar algu- no para la teleologia ni para eventos no causados. Fueron los “darwinia- nos” —y quizé en contra de la voluntad del mismo Darwin— quienes rein- trodujeron cierta teleologia. Darwin argumentaba, en lenguaje aristotélico, que las causas finales, es decir, la aparente direccionalidad de los procesos vitales, pueden ser explicados plenamente en términos de las simples causas material y efi- ciente. Darwin propuso la variacién del azar y la seleccion natural como ele- mentos explicativos suficientes. Logicamente, ésta es una doctrina estric- tamente newtoniana, no teleol6gica. Sugeria que el mundo de la vida, como el de la materia, podia seguir adelante sin asistencia de divinidad alguna. Sin embargo, la misma terminologia usada por Darwin facilité la en- trada de la teleologfa. Efectivamente, é1 hablaba de seleccién natural; pero era dificil pensar en una naturaleza que selecciona sin revivir la concep- ee. PSICOLOGIA HUMANISTA 1 cién de la Naturaleza (con N maytiscula) dol siglo xvitt, que era una ospe- cie de sustituto de Dios. Asf pues, la concepcién darwiniana del hombre, aunque esencialmen- te mecanicista, contenfa una velada teleologia. El hombre darwiniano no es una masa inerte, manipulado por fuerzas externas a 6] mismo; es un organismo autopropulsado, con sus propias motas, implicita 0 explicite- mente establecidas, que se ajusta a un ambiente que también ha seleccio- nado de alguna manera él mismo. (cfr. Mac Leod, 1970) La psicologia instintivista de McDougall sigue particularmente esta linea de pensamiento y habla de instintos humanos derivados de sus an- tepasados animales. Pero quien ha llegado a ser el més exitoso de los darwinianos de este siglo es, sin duda alguna, Meud con su doctrina psi- coanalitica basada en los instintos primitivos como fuentes primarias de la motivacién humana. Sin embargo, hay freudianos més 0 menos orto- doxos que han propuesto diferentes sustitutos para los instintos: reflejos prepotentes, impulsos, necesidades bésicas, deseos, propensiones, etc., y que nos piden que miremos hacia atras, si no a la historia racial, al menos a la primera historia individual, para poder encontrar una explicacién de la conducta del hombre. También aqui hay un reduccionismo, aunque més mitigado que el de los newtonianos. Mientras que éstos reducen los altos niveles de la vida humana al comportamiento de las particulas elementales, los darwinianos lo reducen a los origenes individuales raciales. Con todo esto no se quiere afirmar que todos los seguidores, conscien- tes o no, de la concepcién “newtoniana”, por un lado, o de la “darwinia- na”, por el otro, deban confundirse autométicamente con la orientacién filoséfica que subyace en cada una. Sin embargo, es necesario sefalar muy claramente que existen ciertos linderos o puntos diacriticos, cuya aceptaci6n o rechazo ubican a un pen- sador en una corriente psicolégica determinante. Asf, por ejemplo, All- port, al comentar la posicion sostenida por los psicélogos “neofreudianos” del yo, que reconocen claramente una “autonomia del yo", sefala que “esto equivale a volver del revés la psicologia freudiana tradicional” (1966, pag. 261). Evidentemente, reconocer que existen, como dicen ellos, “fun- ciones del yo libres del conflicto” es aceptar que vivimos nuestra vida, por lo menos en parte, de acuerdo con nuestros intereses, valores, planes 0 intenciones conscientes, y que nuestras motivaciones son auténomas (por lo menos relativamente) respecto de las presiones impulsos, instintos y situaciones ambientales. Igualmente, Koch —quien ha sido considerado el organizador del es- tudio més comprehensivo de la psicologia del siglo xx (1959, 1963)—, al describir las tres fases por las que ha pasado el conductismo (conductismo clésico, neoconductismo, neoneoconductismo), habla de pste tiltimo como E E L UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Martinez 93 de quien ha perdido su carécter distintivo. Efectivamente, cita a Guthrie que dice: “nosotros nos descubrimos y sorprendemos a nosotros mismos describiendo inevitablemente [los estimulos] en términos preceptéales”, es més, “es... necesario que tengan significado para el organismo respon- diente” (1974, pag. 17). Por lo tanto, Guthrie reconoce que estimulos muy diferentes pueden dar origen a las mismas percepciones y, viceversa, el mismo estimulo pue- de producir percepciones muy diferentes: con la misma imagen en la reti- na, un sujeto ve un conejo y otro ve un pato. Ahora bien, dos grupos cu- yos miembros tienen percepciones sisteméticamente distintas al recibir el mismo estimulo, viven en cierto sentido, en mundos diferentes. Y, de una manera mucho mis abierta, recientemente, Bandura (1974-1978) habla de “discernimiento”, “conciencia’, “pensamiento”, “eleccién", “autodirec- cién”, “libertad”, “responsabilidad” y otros conceptos que de ningin modo pueden entenderse dentro del marco de referencia en que se ubica el para- digma conductista Creemos que en ambos casos los nombres neofreudianos y neo- neoconductista sefialan un punto de partida, m4s que una designacién de la posicion actual que tales corrientes sostienen, pues el punto diacritico determinante que diferencia el freudianismo y el conductismo de la posi- cién que mantiene la psicologia humanista es la aceptaci6n del determi- nismo y el rechazo de la libertad humana. Pero en los dos casos sefialados —psicélogos del yo y neo— neoconductistas —hay una aceptacién impl{- cita y, a veces, explicita de un nivel més 0 menos amplio de la autodeter- minacién en la conducta humana. Por lo tanto, en la medida en que acepten la libertad humana (con las inherentes e inseparables escuelas que ella trae) deberdn ser considerados como psicélogos de orientacién humanista mas que debajo de cualquier otra denominaci6n. CARACTERIZACION DELA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE Berelson y Steiner publicaron en 1964 un estudio sobre 1,045 investi- gaciones cientfficas relacionadas con la conducta humana, y concluyeron Gue la imagen del hombre que emerge de ellas es “incompleia” de aqui sus palabras: A medida que uno vive la vida o la observa a su alrededor (0 dentro de si mis- mo} o la encuentra en una obra de arte, ve una riqueza que de alguna manera cay6 a través del presente tamiz de las ciencias de la conducta. Este libro, por tiene muy poco que decir sobre los siguientes aspectos humanos ejemplo, coraje moral, tormentos éticos, delicada relacién de padre centrales: nobleza, 8: PSICOLOGIA HUMANISTA 1 ¢ hijo o del estado matrimonial, estilo de vida que corrompe la inocencia, rec- titud o no rectitud de los actos, malignidad humana, alegria, amor y odio, muerte y el mismo sexo. (Misiak, 1973, pag. 110). La psicologfa humanista es una reaccién contra este estado de cosas y la orientacién psicolégica responsable de las mismas; es un movimiento contra la psicologia que ha dominado la primera mitad de este siglo, y que se ha caracterizado por mecanicista, elementalista y reduccionista. Ciertamente, todos los aspectos arriba sefialados son, como dicen los autores, aspectos centrales de la vida humana y, como tales, exigen una metodologia de estudio que no les deje escapar por su tamiz. El objetivo basico de este capitulo, al sefialar la gran riqueza de la na- turaleza del hombre, es enfatizar claramente que el estudio de la misma exige métodos més sensibles y adecuados que los comiinmente utilizados, los cuales, hasta ahora, han sido extrapolados de las ciencias naturales. Aunque en el ambiente de la psicologia americana la orientacién hu- manista es muy reciente, en Europa tuvo sus origenes con Leibniz, y sus raices se remontan hasta las doctrinas del intelecto activo de Aristételes y Santo Tomas, Leibniz, contempordneo de Locke, se enfrenté a la teorfa de la tabula rasa de éste. La tesis basica de Locke sostenia que nihil est in in- tellectu nisi prius fuerit in sensu (nada puede haber en el intelecto que no haya estado antes en los sentidos). A esto Leibniz agrega un complemento desafiante: excipe, nisi ipse intellectus (salvo el mismo intelecto). Para Lei- bniz el intelecto esta perpetuamente activo por derecho propio y es au- toimpulsado. Franz Brentano, la Escuela de Wurzburg, Ehrenfels, el movi- miento de la Gestalt, Dilthey, la filosofia fenomenolégica y existencial y la “segunda generaci6n” de tedricos psicoanalistas enriquecieron amplia- mente las ideas de Leibniz. Los aspectos caracteristicos de la concepcién humanista del hombre, que se sefialan a continuaci6n, son algunos de los puntos que més resal- tan, de acuerdo con una vision y experiencia personal. Ciertamente, hay otros y, quiz4, de mayor importancia para otras personas. Estas caracterfsticas son aquellas que hemos encontrado y vivido mas frecuentemente y en forma mas,intensa, a lo largo de muchos ajfios de acti- vidad pedagégica, asesoramiento psicorreligioso y relacién psicoterapéuti- ca. Muchas de ellas han sido descritas y enfatizadas de diferentes maneras por autores representativos de la orientacién humanista: Allport, Rogers, Maslow, Buber, Kelly, Bithler, Jourard, Moustakas, Cantril , Lecky, Combs, y otros. E] hecho de que estas caracteristicas se presenten separadamente se debe s6lo a que es imposible hablar de todas al mismo tiempo; pero, por su-naturaleza, se sobreponen, se entrelazan y poseen una fuerte interac- cién, de tal manera que al pensar en una hay que tener siempre presente Ja realidad de las demas. UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Martinez 38 EL HOMBRE VIVE SUBJETIVAMENTE mental de la psicologia fenomenoldgica. Quiérase © no, consciente o inconscientemente, emociones y percepciones de toda matices que los hacen muy personal palabras, sentiré que nunca le pued El hombre comienza su labor cognoscitiva tomando conciencia de su mundo interno experiencial, de sus vivencias, de su Erlebnis. También Percibe el mundo externo de acuerdo con su realidad personal y subjetiva (sus necesidades, deseos, aspiraciones, valores, sentimientos, etc.), es de- cir, con un enfoque “de-adentro-hacia-afuera”. Esta es una realidad de la que el hombre no puede escapar. Ya Descar- tes y San Agustin fueron conscientes de ello. El cogito, el sentio, el dubito, son una afirmacién de la tesis que sostiene que antes de poder alcanzar cualquier conocimiento seguro tenemos que escrutar nuestra experiencia del conocer, y que el mundo externo forma parte de esta experiencia inter- na. La psicologia humanista rechaza el punto de partida de la ciencia tra- dicional que comienza con el presupuesto de la existencia de un mundo objetivo externo, del cual el hombre es una parte. Esto podré ser un punto de legada, pero jamés de partida. los. sentimientos, persona estén llenos de elementos y les y, cuando trata de describirlos con le hacer plena justicia. LA PERSONA ESTA CONSTITUIDA POR UN NUCLEO CENTRAL ESTRUCTURADO Sin un ntcleo central estructurado —que puede ser el concepto de persona, el yo o el si mismo— resulta imposible explicar la interaccién de los procesos psicolégicos. “La memoria —dice Allpor\— influye en la percepcion y el deseo en la intencién, la intencién determina la accién, la accion forma la memoria y asi indefinidamente” (1966, pagina 642). El estudio de este nucleo central resulta muy esquivo a toda observa- cién, pues implica un acto reflejo en sentido total: el yo trata de conocer su propia naturaleza, aun en ese mismo acto de autoconocimiento. Este proceso da lugar a un fenémeno psiquico andlogo al efecto que se produce en una sala con espejos paralelos, donde las imagenes de las ima- genes se multiplican, te6ricamente, en niimero infinito y, précticamente, en un ndmero inalcanzable para nuestra observaci6n. William James decia que querer aprehender plenamente el yo en la conciencia es como intentar pisar la sombra del propio cuerpo. PSICOLOGIA HUMANISTA 1 Este nucleo central parece ser el origen, portador y regulador de los estados y procesos de la persona. Efectivamente, no puede haber adapta- cién sin algo que se adapte, ni orgenizacion sin organizador, ni percepcién sin perceptor, ni memoria sin continuidad de s{ mismo, ni aprendizaje sin cambio en la persona, ni evaluacién sin algo que posea el deseo y la capa- cidad de evaluar. Allport escogié el vocablo latino proprium para denominar este nucleo central y tratar de ilustrar con un ejemplo como coexisten y se fusionan en nuestra experiencia cotidiana los siete aspectos que, segiin 61, lo consti- tuyen: Suponga el lector que se halla sometido a un examen dificil y de gran impor- tancia para 6]. Se dard cuenta, indudablemente, de cuén répidamente le late el corazén y le pareceré que se le revuelve el estémago (sf mismo corporal); también se daré cuenta de la significacién del examen en relacién con el pa- sado y el futuro (identidad de s{ mismo), de cuénto afecta el amor propio (estima de si mismo), de lo que e] éxito o el fracaso pueden significar para la familia (extension de sf mismo), de sus esperanzas y aspiraciones (imagen de si mismo), de su papel en cuanto solucionador de problemas en el examen (agente racional) y de la relacién de la situacién global con los objetos a largo plazo (esfuerzo orientado). En la vida real, en la prdctica, es de regla la fusién de los estados del proprium. Y tras estos estados experimentados del si mis- mo tendré algunos atisbos indirectos del propio sujeto como conocedor. (1966, pag. 172). EL HOMBRE ESTA IMPULSADO POR UNA TENDENCIA, HACIA LA AUTORREALIZACION La tendencia hacia el pleno desarrollo fisico en el ser humano es su- mamente patente; es natural, constante y eficaz, mientras no se opongan obstdculos externos. Esa tendencia tiene una direccién clara y la persigue sistematicamente: llevar a cada uno de los érganos fisicos y al organismo en su totalidad hacia una plena madurez estructural y funcional. Este pro- ceso requiere de ciertas condiciones ambientales indispensables de nutri- cién, asf como de la ausencia de posibles obstculos para que sea arméni- co y llegue a feliz término. El enfoque humanista considera que la naturaleza humana no puede ser una maravilla en su desarrollo fisico y un caos en el desarrollo ps{qui- co. Por el contrario, sostiene y prueba la tesis de que hay pleno paralelis- mo entre ambos aspectos. EI hombre muestra capacidad, y también deseo, de desarrollar sus po- tencialidades. Pareceria que esto se debiera a una motivacién suprema; una necesidad o motivo fundamental que orienta, da energia e integra el organismo humano. Este impulso natural lo guia hacia su plena autorreali- UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Martinez eh zaci6n, lo lleva a organizar su experiencia y, si lo puede hacer en ausencia de factores perturbadores graves, esta organizacién se orientaré en el sen- tido de la madurez y del funcionamiento adecuado, es decir, en el sentido de la conducta racional y social subjetivamente satisfactoria y objetiva- mente eficaz. Quizé el area donde mis claramente se puede observar esta tendencia b4sica hacia la autorrealizaci6n es en una experiencia terapéutica. Cuando el terapeuta trata de ayudar y facilitar a una persona la remocién de obsté- culos negativos que estén deteniendo este proceso —ofreciéndole un cl ma vivencial plenamente auténtico y genuino, una comprensién empética profunda y una aceptacién y aprecio incondicionales, como se hace en la orientacién Rogeriana— inmediatamente se desencadena un proceso reor- ganizador y reestructurador que parecia oprimido, y la persona comienza a sentirse diferente: libre, gil, feliz y segura de si misma. Si este clima benéfico perdura, el proceso sefialado contintia y, des- pués de cierto tiempo, la persona dard todos los signos de una vida huma- na normal. EL HOMBRE ES MAS SABIO QUE SU INTELECTO Aunque esta es una expresion de Rogers, es compartida por todo psi- célogo humanista. Es frecuente definir al hombre como un “animal racio- nal”. Se considera su inteligencia, su raz6n y su légica, como la nota dis- tintiva. Cuando no sigue este cambio 0, mejor, cuando va en contra de él, se dice que el hombre procede en forma irracional. Pero el ser humano puede también seguir un tercer procedimiento, que no es racional ni irra- cional, sino simplemente arracional, y constituye otra dimensién de la vida humana. Se puede observar frecuentemente este proceder en el com- portamiento total con una fe, religién, filosoffa, vocaci6n, etc., y, en gene- ral, casi siempre que hay juicios de valor. Ahora bien, en la orientacion humanista se afirma que este camino puede ser més sabio que la misma via racional. Cuando un individuo esté libre de mecanismos defensivos, acttia esponténeamente, observa y aus- culta todas las reacciones de su propio organismo, dispone de un cimulo inmenso de datos que el organismo procesa, a veces, inconscientemente y genera conclusiones que se le presentan como intuiciones. Estos juicios pueden ser més sabios que el pensamiento consciente, tomado en s{ mis- mo, ya que el cardcter racional del hombre le lleva, a veces, a negarse a si mismo y a desconocer aquella parte que se presenta con una aparente in- coherencia. Parece que esta confianza en la reacci6n total del propio organismo, y no sélo en la propia mente, tiene mucha relacién con la creatividad. Eins- tein, por ejemplo, al tratar de explicar cémo se fue acercando hacia la for- 98 PSICOLOGIA HUMANISTA 1 mulacién de la teoria de la relatividad, sin ningin conocimiento claro de su meta, expresa que confiaba en la reaccién de su organismo total: -durante todos aquellos dias existfa un sentimiento de direccién, de ir dere- cho hacia algo correcto. Es muy dificil expresar aquel sentimiento con pala- bras; pero ése era decididamente el caso y debe distinguirse claramente de las consideraciones posteriores sobre la forma racional de la solucién (cfr. Rogers, 1965b, pag. 23). El enfoque de este tipo de funcionamiento racional, total intuitivo y organismico va muy de acuerdo con la filosoffa oriental: es un aspecto central del pensamiento Taoista, como también es parte de la orientacién Zen. Ellos sefialan que “la mente verdadera no es ninguna mente”, algo ciertamente desconcertante para la mentalidad occidental. EL HOMBRE POSEE CAPACIDAD DE CONCIENCIA Y SIMBOLIZACION Al contemplar la naturaleza, el paso de los seres inorgdnicos a los or- génicos, a las plantas, a los animales, al hombre, se observa una gradacién en la cual el ser primigenio se va inclinando, cada vez més, sobre si mis- mo con grados mis altos y dimensiones siempre nuevas, hasta compren- derse y poseerse integramente en e] hombre. En cada uno de esos pasos aparece una diferencia radical, esencial 0, como decian los autores clasi- cos, una diferencia que implica una “metdbasis eis dllo gényos” (transicién a otro género). Como ya senalamos al hablar del nucleo central del ser humano, el hombre posee la capacidad de autorrepresentarse. Esta posibilidad de con- templarse a si mismo desde afuera, de autoproyectarse, de autoaplicarse, de autorreproducirse, esta capacidad de tomar conciencia plena de si mis- mo es una caracterfstica distintiva del hombre y es la fuente de sus cuali- dades més elevadas. Esta capacidad le permite distinguirse a si mismo del mundo exterior, le posibilita vivir en un tiempo pasado o futuro, le permite hacer planes para el porvenir, utilizar simbolos y usar abstracciones, verse a si mismo como lo ven los demés y tener empatia con ellos, comenzar a amar a sus semejantes, tener sensibilidad ética, ver la verdad, crear la belleza, dedi- carse a un ideal, y, quizd, morir por él. Realizar estas posibilidades es ser persona. Como el proceso de toma de conciencia y su simbolizacién es tan im- portante en el hombre, la distorsién del mismo trae graves consecuencias: puede conducir a una neurosis o psicosis, a reacciones paranoicas de sos- pecha y odio, asf como a extremos de crueldad y aberraciones sexuales. Pero si el ambiente social en que se desenvuelve una persona es agrada- UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Martinez ble, no amenazante, pacifico y acogedor, se desarrollaré en la misma un movimiento que deja de usar iodo tipo de defensas perceptivas, no distor- sionaré la realidad y tendré una gran apertura hacia sus auténticas viven- cias. Esto le levard a ser més h4bil en escucharse a si mismo, a captar y simbolizar mejor sus sentimientos de miedo y pena, de ternura y valor y la amplia gama de vivencias profundas con sus infinitos matices. Esta con- ciencia no distorsionada de lo que vive y siente, esta apertura plena a las propias vivencias y su correcta simbolizacion, conduciré inevitablemente a una vida més sensible con un radio de accién més amplio, de mayor va- riedad y riqueza personal. CAPACIDAD DE LIBERTAD Y ELECCION El problema de la libertad siempre ha tenido un mayor enredo y con- fusion de conceptos y de términos, y es natural que sea asi debido a la autorreferencia que implica. La conciencia es el alfa y omega de la libertad: el conocimiento y reco- nocimiento de la necesidad constituye un verdadero proceso de liberacion que el ser humano puede llevar a cabo respecto a la “naturaleza”. Cuanto més se estudia detenidamente el problema de la libertad en el hombre, més facilmente es posible percatarse de la paradoja y contradic- cién epistemol6gica que implica la refutacién de la misma. La tesis basica del determinismo afirma que todo lo que el hombre piensa, cree o hace est determinado por fuerzas que estan més alld de su control. Si piensa algo es porque tiene que pensarlo; si cree algo es porque tiene que creerlo, y si hace algo es porque tiene que hacerlo. Si esto fuera cierto, se seguiria que ningén conocimiento o comprensién de la realidad objetiva seria po- sible para el hombre. Efectivamente, las acciones y el contenido de la mente estarfan determinados por factores que no tendrian nada que ver con la raz6n ni con Ia légica y, por lo tanto, nunca conoceria si sus conclu- siones son verdaderas 0 falsas. Esta afirmacion negaria la posibilidad de que el hombre puede conocer, lo cual es una autocontradiccién. Si todos los pasos que da un cientifico estan plenamente determina- dos por factores que no puede controlar, cémo podria llevar a cabo un experimento significative? En efecto, necesita conocer, no solamente las medidas que tiene que tomar, sino ser libre de hacer las observaciones pertinentes y realizarlo todo de acuerdo con el plan establecido, sin inter- ferencias externas. Hebb, por ejemplo, un conductista contemporéneo, dice sin ambages, que “la Gnica esperanza de que la psicologia siga siendo cientifica es suponer que el hombre es bésicamente un mecanismo” (1966. pags. 7-8). Habria que ofr a este autor explicando cémo un mecanismo, uD robot o un aut6mata estudia “cientificamente” y “comprende” a otro similar. 100 PSICOLOGIA HUMANISTA 1 El determinismo es una teoria cuyo clamor por la verdad es incompa- tible con su mismo contenido. Lejos de ser necesario para la existencia de Ia ciencia, més bien, la haria imposible. El argumento ad hominem es més que suficiente para apoyar la refutaci6n del determinismo absoluto. Por otro lado, el determinismo haria totalmente inexplicable toda una serie de realidades humanas como la responsabilidad, la imputaci6n, la culpa, el arrepentimiento y, en general, toda la ética, el derecho y la juris- prudencia. Ante el atropellamiento de un peatén, por ejemplo, por parte de un conductor descuidado, la autoridad policial debiera detener tanto a ste como a su automévil: ambos serfan igualmente “responsables”. Tam- poco tendrian ningun sentido la educacién, la terapia u otras actividades culturales 0 sociales, ya que los acontecimientos seguirfan siempre y nece- sariamente el propio curso. Algunos autores, ante este fatalismo légico e inevitable que se sigue rigurosamente de la negacién de la libertad, hablan de un “determinismo parcial”, entendiendo con este concepto los “actos no enteramente deter- minados por eventos anteriores” (cfr. Berlin, 1968, p4g.680). Evidentemen- te, esto es un contrasentido: si hay actos que no estan totalmente determi- nados por los eventos anteriores, no estén determinados en absoluto. No hay un término medio. Cémo es que el hombre es libre en un mundo fisico sometido, en gran parte, a leyes deterministas, es ciertamente un misterio metafisico, pero no més misterioso de lo que podria ser su ilusién de libertad si su conduc- ta fuera plenamente determinada. Sin embargo, la libertad de que goza el hombre no es absoluta; hay grados de libertad. Si sdlo poseo dos opciones o conozco dos soluciones, unicamente tendré un grado de libertad. Pero si tengo muchos conoci- mientos relacionados con la situacién en que me encuentro, si poseo una amplia educacién y cultura y una extensa experiencia, tendré més grados de libertad y mi accién posible ser més libre. Cuando una persona llega a la terapia, generalmente presenta un cua- dro de falta de libertad y se describe a si misma como “manejada”, “con- ducida”, incapaz de conocer o elegir lo que quiere, y experimenta diferen- tes grados de insatisfaccién, tristeza, conflicto o desesperacién. Pero, a medida que la terapia avanza, se advierte un proceso que va del condicio- namiento, control, rigidez y estaticidad hacia la fluidez y flexibilidad, ha- cia la espontaneidad y Ja libertad. El nivel y los grados de libertad aumentan a medida que la persona se abre y acepta sus vivencias; a medida que la persona es ella misma y da entrada y hace accesibles a su conciencia todos los datos disponibles y relacionados con la situacién: las demandas sociales, sus complejas nece- sidades y conflictos posibles, sus memorias de situaciones similares, su percepcién de la singularidad de la situacién presente, etc. UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Maninez 10% EL HOMBRE ES CAPAZ DE UNA RELACION PROFUNDA Spinoza afirmé: “el hombre es un animal social”. Los pensadores exis- tencialistas han puesto énfasis particular en los dilemas que vive el hom- bre contemporéneo en una sociedad de masas y estandarizada, en la cual, se siente enjaulado, alienado y deshumanizado. En esa situacion, aunque rodeado de gente por todas partes, el indi duo se siente solo, en su propia existencia, que le obliga a encarar sus du- das, miedos y ansiedades, y busca la compafifa de los demas solamente como un medio para superar su soledad. As‘, esta tendencia, natural en el hombre, se ve aumentada en los tiltimos tiempos. Esa tendencia se presen- ta como positiva y constructiva en sf; pero también puede llegar a ser ne- gativa y destructiva cuando es una consecuencia reactiva de la frustraci6n de las necesidades basicas. Donde mejor puede observarse la verdadera naturaleza de esta caracteristica es en el proceso de crecimiento humano (educacién) o en el proceso de reconstruccién humana (psicoterapia). En este contexto es facil observar que el ser humano esta sediento de relaciones auténticas y profundas, de relaciones humanas donde pueda ser 61 mismo en todas sus dimensiones y aceptado plenamente como es, sin que se le utilice para cualquier tipo de diagnéstico, evaluaci6n o anéli- sis y sin que se le pongan barreras cognoscitivas o emocionales. ‘Martin Buber describe esta relacién profunda, de persona a persona, como una relaci6n “yo-ta”, es decir, una mutua experiencia de hablar sin- ceramente uno a otro como personas, como somos, como sentimos, sin ficcién, sin hacer un papel o desempenar un rol, sino con plena sencillez, espontaneidad y autenticidad. Este autor considera que ésta es una expe- riencia que hace al hombre verdaderamente humano, que no puede man- tenerse en forma continua, pero que si no se da de vez en cuando, el indi- viduo queda afectado seria y negativamente en su desarrollo, Este tipo de relacién es la que constituye la mejor forma educativa y, cuando ésta ha fallado, la mejor practica terapéutica. En su més feliz reali- zacion, esto da la sensacién a sus participantes de haber vivido un mo- mento fuera del tiempo y del espacio, algo similar a un sentimiento de trance del cual se vale como de un tunel y se regresa a una vida cotidiana completamente distinta. EL HOMBRE ES CAPAZ DE CREAR Si es cierto que en algunos animales se pueden observar procesos inti- mos de pensamiento o rudimentos del fenémeno de la conciencia, de nin- guna manera se les puede atribuir la caracterfstica tipicamente humana de Ja creatividad. En efecto, el pensamiento y la conciencia se hallan, en con- diciones normales, en todo representante de la especie humana; en cam- 102 PSICOLOGIA HUMANISTA 1 bio, la creatividad es una dotacién que aparece especificamente en sus miembros més selectos y destacados en una u otra 4rea de la actualidad: artes, ciencias, filosofia, etc. Torrance puntualiza que el pensamiento creativo consiste en el proce- so de percibir elementos que no encajan o que faltan, de formular ideas 0 hipotesis sobre esto, de probar éstas hipétesis, y de comunicar los resulta- dos, tal vez modificando y volviendo a probar la hipétesis. De esta mane- ra, la realizacién creativa tendria un cardcter novedoso y original, podria ser més o menos extraordinaria y, de alguna manera, enriqueceria con su aporte a la sociedad y a la cultura. También hay formas menores de creatividad, quizé cualitativamente diferentes de las realizaciones extraordinarias, algo que se da en cada per- sona humana en diferentes formas; un escaparatista, un técnico en publi- cidad, un disefiador de automoviles, un creador de modas o un estudiante normal pueden ser frecuentemente creativos en ese nivel. Siempre que el producto logrado sea algo nuevo y desconocido para quien lo realiza (ya sea una actividad de imaginaci6n, una sintesis mental, la formacion de un sistema nuevo o una combinacién de informaciones o realidades ya cono- cidas), podria considerarse como fruto de un proceso creador. La gran difi- cultad que ha existido siempre en dar una explicacién satisfactoria del proceso creador, da raz6n de las interpretaciones de tipo mistico y para- metafisico a que se acudié frecuentemente: inspiracién, iluminacién, esta- do de trance, ruego a las musas, etc. Parece ser que, en gran parte, los procesos creativos se dan al margen de la direccién del yo y que, incluso, requieren de una renuncia inicial al orden. Cuando las personas creadoras tratan de describir cémo lograron determinada realizacién, frecuentemente dicen que la idea se les ocurrié “de golpe”, “sin hacer nada”, “como una gran intuicién”, “como un rayo de claridad deslumbrante”, etc. Sin embargo, a veces el proceso creativo se presenta apremiante yla persona se siente literalmente acosada por sus ideas y tiene que atender- las. El poeta “tiene que escribir", el pintor “tiene que pintar” y el misico “tiene que” proyectar sus ideas en notas. Si lo que esté en juego es la solu- cién de un problema entonces puede ir acompafiado de un sentimiento de tensin y desasosiego. En todo caso, una vez obtenido el resultado, se produce un estado y sentimiento de alivio y, con frecuencia, profundas vivencias emocionales de felicidad. EL HOMBRE BUSCA UN SISTEMA DE VALORES Y CREENCIAS Al analizar unas doscientas biograffas, Charlotte Buhler observé que cada vida estaba ordenada y orientada hacia uno o varios objetivos. Cada [ee UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Martinez 103 individuo tiene algo especial por lo que vive y trabaja, un propésito prin- cipal que puede variar mucho de un individuo a otro. En cada persona existe un proceso evaluador interno que va estructurando un sistema de valores, el cual a su vez, se convierte en el ndcleo integrador de la perso- nalidad y forma una filosofia unificadora de la vida. Para Allport, “el va- lor es una creencia con la que el hombre trabaja de preferencia. Es una disposicién cognitiva, motora y, sobre todo, profunda del proprium” (1966, pag. 530). La estructura de los valores que se buscan, la filosofia unificadora de la vida, la claridad de las metas y de los objetivos que se desean, van cre- ciendo paralelamente con el nivel de madurez de cada persona y puede, como los demas aspectos de la personalidad, sufrir determinados retrasos. Los j6venes frecuentemente “no saben lo que quieren”, pero la persona adulta y madura debe saberlo. Lo que en un joven puede ser normal, no lo serfa en personas mayores. La busqueda de valores en una persona no consiste en un examen de conceptos vagos e irrelevantes para su vivir cotidiano, sino en un esfuerzo continuo por encontrar significados profundos que validen su autoidenti- dad y que establezcan y apoyen los compromisos y las responsabilidades que toma. En medio del ciimulo de incertidumbres, dudas y probabilidades que rodean al ser humano, es légico que éste busque algunos puntos de ancla- je, algunas certezas, alguna fe que le sirvan como guia que ilumina su ca- mino o como bélsamo benéfico que mitigue las inevitables frustraciones y ansiedades que la vida engendra. L6gicamente, en la medida en que determinada creencia brinda resul- tados y efectos satisfactorios se va afianzando en un individuo y, por el contrario, sera separada del nticleo de valores 0 escépticamente rechaza- da, cuando del hecho de seguirla se derivan consecuencias desastrosas 0, simplemente, sin valor ni significacién para él mismo. CADA PERSONA ES UN SISTEMA DE UNICIDAD CONFIGURADA Escritores contemporéneos como Canning (1970), Fromm (1968), May (1967), Moustakas (1967) y Royce (1964) han descrito con gran detalle el dilema que encara el hombre moderno en su lucha por autonomia e indi- vidualidad, en medio del asolamiento de deshumanizacién, conformismo y encapsulamiento que produce la sociedad tecnol6gic El hecho de la individualidad, singularidad y unicidad de cada perso- na es algo sobradamente firme. Cada hombre es una creacién tinica de las fuerzas de la naturaleza. Nunca hubo una persona igual a él ni volver a 104 PSICOLOGIA HUMANISTA 1 haberla. Lo que sucede en las huellas digitales es extensible a muchos otros aspectos del ser humano y, sobre todo, a la unicidad de la persona que resulta de su conjunto configurado. Ya Arist6teles distinguié clara- mente entre los principios generales (koinaf drchaf), que rigen la naturale- za de todos los seres, y los principios especiales propios (idiaf drchai) de cada ser en particular, en los cuales se debe basar, y a los cuales vuelve, toda demostracién relacionada con él. El proceso seguido por la naturaleza en la formacién de un nuevo ser humano, da una base bioldgica segura a su singularidad: cada uno de los 46 cromosomas lleva unos 30000 genes, que son los portadores de los ca- racteres hereditarios. Ahora bien, el total de combinaciones que estos ge- nes pueden formar (con sus posibles mutaciones), segin calcula Do- bzhansky, “excede ampliamente el nimero total de dtomos del universo entero. Es evidente que tinicamente una minima parte de todas las combi- naciones posibles de genes ha sido realizada o seré realizada en el mun- do... Cada ser humano es portador de un genotipo tnico” (Allport, 1966, pag. 21). ; Es légico que esta inconmensurable variabilidad genética, —aumenta- da todavia por la variabilidad estructural y bioquimica— determine una amplisima gama de diferencias en el temperamento, la motivaci6n, la inte- ligencia, las emociones, la imaginaci6n, la memoria y todas las funciones psicol6gicas. Las implicaciones que esto trae para el ejercicio de la medici- na, la educacién y la terapia son enormes, pues nadie es normal, es decir, nadie se halla en término medio, mas que en un reducido ntimero de cua- se aparta de millares en millares de aspectos del hombre medio hipotético. Pero su individualidad no es la suma total de desviaciones de los promedios” (1966, pag. 24). Cada indivi- duo es un sistema de unicidad configurada. Por consiguiente, la ciencia y, en este caso, Ja psicologfa no puede contentarse con el estudio de las di- mensiones comunes, como si la persona fuera un mero “punto de intersec- cién de cierto numero de variables cuantitativas" —como piensa Eys- enck—, sin estructura interna ni coherencia ni sentido; Ja psicologia debe enfrentar Ja verdadera naturaleza de Ja estructura personal, la mutua in- terdependencia e interaccién de Jos sistemas parciales dentro del sistema entero de Ja personalidad. Esta peculiar naturaleza del hombre como sistema de individualidad configurada, al lado de las dems caracteristicas senaladas anteriormente, hacen ver que para una plena comprensién del hombre se requiere mas de lo que cualquier ciencia empirica puede ofrecer. Y la inadecuacién de esta ciencis implica, a su vez, que también son inapropiados los métodos y técnicas cominmente utilizados, trasladada de las ciencias naturales y fun- dados en sus mismos presupuestos: una concepcién newtoniana o darwi- UNA CONCEPCION HUMANISTA DEL HOMBRE + Martinez 105 niana del hombre. Todo esto seré objeto de un andlisis riguroso y sistemé- tico en los capttulos siguientes. Leyendo a Shakespeare, Dostoievsky o San Agustin, frecuentemente se tiene la impresién de que estos hombres tuvieron una comprensi6n més profunda del ser humano que la que se encuentra en nuestros mejo- res libros de psicologia. Quizé esto se deba posiblemente a que estos escri- tores no atomizaron al hombre ni lo desintegraron en elementos para estu- diarlo, sino que lo describieron vivo, en accién, en su totalidad y en los contextos concretos de lugar y tiempo.

También podría gustarte