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SEES SHDSSIRVIVIREEULEE THF TIVHHHVTYY Ean vos 106 Introduce a pscolgi soci identidad puede configurarse por medio de una dinamica mental con. a y con estrategias de defensa psicoldgica (negacién, sublimacién, racions desarrolladas para combatir la ansiedad que los confl 's comportan. Por ejemplo, Adorno en su obra La personalidad autori- ‘algunos prejuicios racistas como promovidos por algiin tipo de me- canismo de defensa, que actuaba para negar experiencias que se habian tenido infancia en relaci6n con la familia. jo lo que hemos dicho hasta ahora, se desprenden diversas implicacio- nes de la teotia psicoanalitica para la nocion de identidad: tes, a lo que nuestra conciencia responde haciendo raci icaciones engafiosas. 3) La identidad de una persona no corresponde necesariamente a una uni- dad coherente en si misma, Aunque el yo integre los diferentes aspectos de la personalidad, éstos pueden llevarnos a actuar y sentir de manera conflictiva y, por lo tanto, producir un grado importante de anstedad. Poddemés considerar que esta perspectiva es més o menos adecuada que las otras para el estudio de la Identidad? Evidentemente, la valoraci6n que hacemos de ella ‘Ro puede ser global. Como cualquiera de las perspectivas, pone en juego diferentes formas de significar el funcionamiento del yo que pueden ser contraargumentadas. Sin embargo, esta teoria ha aportado algunos aspectos que se han mostrado bastante tiles para las aproximaciones actuales al concepto de identidad, Por una parte, se ha tuna concepcién deter sidera encorsetada por una serie de p desde la psicologia social). Pero por la otra, es sabido que a partir de los plant Imientos elésicos de Freud se ha elaborado todo un conjunto de aproxim: innovadoras que recogen la orlentacién iinadas lecturas marxistas del psicoan: sentido que reelab bia puesto un fuerte én y también la reconceptual remanente colectivo que plena concien- Jnfluye en el comportamiento individual, pero del que no |. De esta forma, el inconsciente se convierte en algo social y compartido, y por Jo tanto susceptible de elaborarse en la conciencia a partir del conocimiento de las laciones sociales y de dominacion que, a lo largo del tlempo, se van i en el cuerpo y en la ps de las personas particulares. Y para acabar esta br icada vision de la perspectiva psicoanalitica, s6lo hay que decir que esta perspect sencia de la biologicista, ha sido la més marginada y desconsiderada injustamente de c0 por el hecho de que ha utilizado un método propl mn y la introspeccién, y no se ha conformado a la naturales, que ha sido la (nica reconocida cientificamente dur ‘iempo. Por lo tanto, ha sido una teoria utilizada minoritariamente, y sobre todo considerada en su vertiente clinica y terapéutica y no. teoria de jad y del hecho social, ro del mundo académico el de la inter- xlologia de las ‘mus 2. La experiencia de la identidad: ,quién soy yo? 2.1, La dimension fenomenolégica de Ia identidad ‘Sin embargo, la experiencia de la identidad no existe desde siempre, std estrechamente ligada a aquello que llaman conciencia, a la ‘tenemos del mundo que nos rodea y de nosotros como parte de él. Mas concreta- Imentarnos como yo necesitamos pensar cbmo nos sentimos, qué cosas nos pasan, cémo nos las explicamos, etc, En este sentido, hasta que no formulemos por medio del lenguaje a otra persona o uestro interior como nos sentimos en un momento determinado y por qué, no tenemos una experien- cia directa de la identidad, La conciencia ( de lo innato y det inconscien- te) es una condicién necesarla para conoc somos. mente, para ex] ida UOC. 108 i pteolgi tuando pensamos que estamos enfadados porque comprar y no hemos traido todo lo que nos hacia falta, o bien si ros sentimos deprimidos porque pensamos que en el trabajo las cosas: no nos salen como las planificamos, et Asi, la perspectiva fenomenolégica hace referencia a la experiencia subjetiva {que tenemos del yo mediante la conciencia, pero durante mucho tiempo la psico- logfa se centré en el estudio exclusivo de los comportamientos, y dejé de lado Jos pensamientos que acompafiaban a estos comportamientos porque los con- sideraba demasiados com de observar. Por lo tanto, esta pers- pectiva fue durante mucho tiempo proscrita y es desde hace dos décadas cuando se ha recuperado. 2.2. Ln agencia La experiencia subjetiva del yo, por otra parte, esté estrechamente asociada a la cconciencia de agencla -de pensar que como persona particular tengo el poder de producir efectos en mf y en los otros, como por ejemplo, cuando me propongo con- ‘vencerme de dejar de fumar o cuando hago el proyecto de enamorar a alguien, Asociado con la nocién de agencia, esté el sentimiento de que somos seres bres que podemos escoger, y que es porque queremos por lo que hacemos lo que hacemos. De las leyes asumen, en general, que somos Jos tinicos responsables y los agentes de nuestras acclones, y eo probablemente coincide con lo que bastantes personas plensan d fe, aparte de las necesidades primai taclones del dinero, el resto de cosas es porque queremos. La conciencia de sf mismo, junto con el sentimiento de agencta o la capacidad de escoger entre dif -nativas, son caractersticas conslderadas intrinsecas alacondicion de persona, y pueden hacernos suponer que efectivamente podemos crear nuestro sey tener un papel importante tidad. fsta es una capacidad que se nos atribuye muy a menudo, que proviene de Ja deologia liberal y que se justifica a partir dela observacion de la toma de decisio- nes en la vida cotidiana so la eleceién de amigos y de pa- lugar donde vivivim si6n que miramos, los darios ue leemos, la ropa que I is mismas y de los otros. mer, dormir y beber) y la de pensar que las hacemos sélo as decisiones que tomamos van conformando el tipo de persona que sor “Los grados en los: snos cuenta de las inluencla que ipo de vida que llevamnos. Sin embargo, J. Glover (1988). I: The Philosopy and Psychology of Personal Identity (p. 131). Har ‘mondswort: Penguin, lades de escoger est do conciencia de estas limitaciones no podemos trascenderlas. Esté claro, pues, que todas estas pseudodecisiones van influyendo y transformando el tipo de persona en el que nos hemos convertido. Seve HTD HOHE VEVDIVHVBEHYHBYLSE El abanico de elecciones que hacemos y decisiones que tomamos y la manera como nos comportamnos van configurando nuestro estilo individual, el cual pue- de interpretarse como c ural Esta Gltima interpretacion puede implicar una carga emocional importante, que nos puede llevar a valorar cualquier critica que se nos haga como un ataque al tipo de persona que somos y, por lo tanto, crear el efecto de cerrarse en banda y desaprovechar las posibilidades dle cambio con las que la agencla nos dota. 2.3. Narrativa de si mismo Pero la conciencla que tengo de mi depende directamente del lenguaje, el cual tiene un papel muy importante en la experiencia subjetiva de la identidad. Fs por medio de las palabras que conocemos y que hemos aprendido como po- demos representarnos, interpretaros y hacetnos una imagen de nosotros mis- mos y de los otros. Con el lenguaje, que es de naturaleza simbélica (tiene la capacidad de ir més allé de las cosas en si mismas), podemos referlnos conti- rnuamente a diferentes aspectos de nuestra experiencia, tanto a objetos percep- tibles ~como la longitud de nuestra nariz o el color de nuestro gato~ como a licidad que sentimos, ccuestiones mas abstractas -1o justos que somos 0 la amos en la narrativa Sin embargo, las palabras y los conceptos que uti del yo tienen asociailas intrinsecamente connotaciones y valoraciones socia- les que son fruto de la ideologia dominante, que pueden ser positivas o ne- gativas pero que dificilmente son neutras: palabras como joven, introvertido, ‘ama de casa, extrovertido, seropositive, nacionalista, basurero, politico, et. valores sociales implicitos. Estos valores llevan a favorecer unas identidades, como joven, por ejemplo, en detrimento de otros que implican la valoraci6n contrarla, como la categoria de viejo. Bs por medio de estos valores, de los que muchas veces no somos consclentes porque forman parte de aprendiza- Jes que hemos hecho acriticamente, como las ideologias, las normas sociales y la cultura intervienen y estructuran la manera como nos percibimos a no- sotros mismos y la imagen que nos hacemos de nosotros, y también la ma- nera como percibimos los fendmenos que tienen lugar y las personas que estan a nuestro alrededor. (dents {guia de la vealidad, pero de la realidad de naturaleza social, no individual.” de ensayos publicada por Edward Sapir (1949), 1, lenguaje y persona (selec Davia G. Madelbauny), Berkeley: University of Asi, el lenguaje y el pensamiento nos llevan a actuar y reaccionar respecto a las cosas, no tanto por lo que éstas son, sino por cémo las interpretamos nosotros por medio de las palabras que utilizamos. Y lo mismo le pasa a nues- tro yo, actuamos més por la imagen que narramos sobre el si mismo que no en virtud de lo que podriamos realmente hacer desde una perspectiva mas En este mismo sentido, el lenguaje y el pensamiento tienen la capacidad de poder trascender el tiempo y el espacio, con el lenguaje podemos trasladarnos afios, atrds, adelantarnos y sentir algo que nos gustarfa que nos pasara en el futuro, ima- ¢ginarnos personas y lugares concretos, que no estan presentes fisicamente, acom- pafiados de todas las sensaciones que nos provocan, etc. Bl lenguaje nos permite vivir una realidad diferente, que no esté atrapada en el tiempo y el espacio obje- tivos, y que quizés nunca lo estard, pero que es igual de importante y real par nuestra experiencia del si mismo, Ejemplo de relate de noveta ‘Suefios en el umbra, de Fatima Memissi (Barcelona: Muchnik Edt luna novela que explica las memorias de una nifia en un haxén: es, S.A, 1994), es “cuando te ves atrapada, desvalida tras los muros ~decia tia Habiba-, suefias con es: capar. ¥ la magia surge cuando entiendes ese sueno y haces que vanezcan. Los suefios pueden cambiar tu vida y, a la larga, el ‘ansformar esas imagenes en palabras. |Y las palabras no cues Es en este sentido en el que hay que tener presente el poder que puede tener Ja narraci6n que hagamos de nosotros mismos y de las cosas que nos rodean, ya que toda esta realidad construida narr amente tiene efectos concretos y mo- ‘bons VOC reducin aa soo sca lela lo que hacemos y lo que sentimos. Pensarnos como intellgentes tiene efec- tos diferentes en nuestra vida, puede levarnos a tener Exitos por la confianza que hemos puesto en nosotros, y puede pasar lo contrario si nos pensamos ‘como incapaces. Ademés, no podemos librarnos del lenguaje, no podemos per- Cibir el mundo y a los otros de manera directa, mas alla del lengua, sino que éste mediatiza cualquler parcela de realidad. La relaci6n entre el concepto de self y el de identidad es una relacién de in lusién, Asi, nos teferimos al se como al niicleo de la identidad, al centro del yo que se hace patente mediante las enunciaciones que hacemos sobre nosotros como, por ejemplo, cuando hacemos una exclamaci6n diciendo “estoy harto de que me tomen el pelo!”, Este sentido del seff identidad depende en gran medida de 1o desarrollada que tengamos la capacidad de pensar simb6licamente, la habilidad para dirigit y teflejar nuestras propias acciones y para pensar en el mundo que nos rodea. Podemos hablar de autoconciencia o conciencia de s{ mismo en el sentido en ‘que ésta esté centrada en el yo y la definimos como la conciencia que tenemos de ser una persona particular y diferente de las otras, y de reflejar en la propia experiencia de ser lo que esta persona es. Este planteamiento conducité al c cepto de reflexividad. 2.4, Identided singular e identidad miéitiple Hasta aqui hemos considerado la Identidad individual como una identidad di- ferenciada, como una identidad singular conformada por un conjunto de rasgos coherentes entre si, pero esta idea de la identidad no es compatible con el hecho de que en la vida moderna nos encontramos situaciones muy diferentes, que re- quieren caracteristicas diversas en una misma persona para que las pueda aftontar. En este sentido, algunos autores consideran que parte de nuestra Identi- dad depende de las situactones que hemos tenido que afrontar, ya que los diferentes contextos exigen de nosotros diferentes manifesta racteristicas que tiene que mostrar una mujer cuando sélo se ene: dar de su hijo no son las mismas que las requeridas cuando se trabaja en et campo, ademas de hacerse cargo de los hijos. No se te pide lo mismo cuando estore OC Has neh haces de padre de familia que cuando estas con los amigos viendo un partido de fitbol o en el trabajo haciendo de banquero; la misma persona puede, por ejemplo, actuar en un momento determinado de una manera autoritaria como capataz en una empresa y en otto, de una manera solidaria como sin- dicalista convencido. ‘También los diferentes tipos de relaci6n que establecemos requieren que nos ‘mostremos disimilares. No manifestaremos las mismas actitudes y el mismo t ante si la persona con quien hablamos es nuestro jefe, padre, paciente, vecino 0 vecina o amigo o amiga {ntimos, ‘Asi pues, puede considerarse que parte de la identidad es dependiente del abanico de relaciones que ponemos en accién y de las diferentes situaciones en las que nos hemos encontrado. Si consideramos la experiencia de la identidad desde la perspectiva de su de- sarrollo y su transformacién, también podemos hacer referencia a una multipli- cidad de sentidos del yo. Es el caso, por ejemplo, de pensar en el pasado y darnos cuenta de lo cruetes que éramos cuando insultébamos a alguien por el simple hecho de ser gitano, sin que esta persona nos hublera hecho nada, Ast, creamos narrativas diferentes sobre nosotros a lo largo del tlempo, por el simple hecho de poder diferenciarlas, al situatlas en el pasado y en el presente, Siendo, pues, tan compleja la experiencia y el desarrollo de la identidad a lo largo del tiempo y de los diferentes contextos, los cuales requleren formas par. ticulares de relacién, no es en absoluto sorprendente que haya un clerto grado de fragmentaclén 0 multiplicidad del yo. Sin embargo, la problematizaci6n y la extrafeza que la identidad maltiple rovoca en nosotros s6lo puede entenderse como producto directo de una nor- ‘ma cultural, fuertemente arraigada en nuestra sociedad, que proviene del libe- ralismo y el individualismo, y que asocia el comportamiento externo y explicito de las personas a cualidades internas de éstas, que se consideran naturales y pre- existentes, y también coherentes internamente. La dominancia de esta norma nos lleva, a menudo, a no darnos cuenta de las resiones que el contexto y los otros y las otras eercen en nosotros a fin de que ac- tuemos de una manera determinada, Hay que decir, también, que esta identldad mi dictorla, ha sido explicada por la psicologia social desde otras perspectivas, iple, aparentemente contra- MORRO OREEGREOGREREEROCERCCEEOEL CLES, como es el caso de! interaccionismo simbélico y el socioconstruccionismo, pero ‘que las dejaremos para el dltimo punto del capitulo, 2.8. Diversidad cultural ‘A todo lo que hemos dicho, tenemos que afiadir el modelado que la cultura concreta hace de la Identidad. La cultura es entendida aqui como el conjunto de tradiciones, normas, simbolos y valores que conforman una sociedad y que se mantienen mediante el aprendizaje, la interiorizaci6n y la transmisi6n entre las personas que forman parte de el Asi, la dentidad individual de la que hemos hablado, como "entidad auténo- a, particular, privada y racional”, también es un modelo formado por medio de la cultura, en este caso relativo al occidental, y no arraigado universalmente naturaleza humana. in este sentido, y aunque todas las culturas tienen algan tipo de concepto de self, hay grandes diferencias entre ellas con respecto al significado y ala manera de entenderlo. Por ejemplo, mientras que en Occidente las rel: nes intimas estan fuertemente vinculadas a sentimientos privados, en China se considefa que la elecci6n de la pareja es algo vinculado al grupo familiar ¥ es 61 como colectivo el responsable de la elecci6n. Esta forma de entender la vida privada de las personas et |tura occidental o en la cultura astatica es fuertemente dependiente del hecho de pensar que somos autonomos 0 bien de considerar que la persona s6lo es una parte del conjunto del grupo, ¥ por lo tanto, no puede actuar independientemente. Sin embargo, las diferencias culturales han derivado, en la mayorfa de los casos, en desigualdades y prejuicios que han conducido a conflictos y discri minaciones sociales graves y han llegado, incluso, a la destruccién del otro ~ persona diferente, Este hecho pone de manifiesto una profunda ideologia xe- n6foba, etnocéntrica y racista, segin la cual hay formas de ser que, de manera absoluta, son consideradas mejores que otras, lo cual lleva a legitimar la des- trucci6n de las identidades construidas como inferlores. El ejemplo paradig- mitico de lo que decimos ha sido el nazismo, pero podemos encontrar otras muchas muestras del mismo hecho en la vida cotidiana, con relaci6n a [os in- phat La dena lp migrantes del sur, por ejemplo, Expondremos el funcionamiento de este tipo de creencias y comportamientos en el punto de este capitulo que hace referen- cla a la relaci6n entre la identidad y las categorfas sociales. 3. Identidad y categorias sociales 3.1, Procesos de categorizacién, comparacién y diferenciactén social Hemos empezado este capitulo haciendo referencia a un doble sentimiento de Identidad, que va desde la identificacién con otras personas (que implica te- ner una Identidad social o compartida) hasta el hecho de consideramos tinicos (que comporta tener una identidad personal). Las teorias de laidentidad que he- ‘mos expuesto hasta ahora (al menos la biologicistay la psicoanalitica) estén, so- bre todo, centradas en la vertiente personal de la identidad, Pero, a partir de este ‘momento, introduciremos la vertiente més social, que concluiré, en el tiltimo punto del capitulo, con la interaccién de ambas vertlentes en una sola que lla- :maremos perspectiva psicosocial, a cual pretende evitar tanto el reduccionismo psicolbgico como el soctolégico. Ciertamente, ala pregunta “,qulén soy yo?" podemos responder usando ca- tegorias grupales, ademas o en lugar de utilizar los atributos individuales. Por ejemplo, podemos decir que soy una mujer, inmigrante, senegalesa, de clase ba- Ja, de pueblo y peluquera: cada una de estas categorias sefiala los grupos sociales de pertenencia y la posici6n o el estrato social que ocupa cada una de ellas en nues- tra sociedad. Pero tamnbién hace referencia a un sentimiento y una experiencia concretos y particulares del yo, en el sentido de que otra persona en las mismas clrcuns- tancias objetivas podria utilizar otro tipo de categorias grupales para definisse, como por ejemplo: soy madre, divorciada, joven, conservadora y ¢ Es derto, también, que esta categorias no son s6lo un nombre sin ningtin tipo de implicacién, sino que cada una comporta un conjunto especifico de roles, atri- butos, repre intes de la categori le, Aparte de esto, la representacion que depende de la ideologia que defendamos. qi inada categoria ia para hacer ‘omportamiento considerado fa dominante, se puede conside- + determinados trabajos por el hecho de rar que las mujeres no tienen que que su biologia ta, Desde la que las diferencias at un proceso de representacton y de aprendizaje sociales. dla pertenencia a los grupos es, pues, una cuestién subjetiva y no objetiva? {De qué depende que nos identifiquemos con un grupo y no con otto? z¥ por qué sucede, a veces, que los otros nos perciben por medio de unas categorias determi- le no se corresponden con aquéllas con las que nosotros nos sentimos dentificados? Puedo considerarme catalana, y comportarme como: mientras que mis vecinos no paran de tratarme como si fuera andaluza (charne; , por ejemplo, Como podemos explicar est ti 2 logia progresista, en cambio, se considera ino que son fruto de de percepciones “equivocadas” e iden Bjemaple de noticia yon que hace de sf misme jen de manera pura es una ‘que no se corresponde cor ‘iedad donde no haya diferentes partidos sociedad donde exista la poligamia, como en los harenes érabes. Con el fin de por medio de los cuales las personas se ident sociales determinadas y, también, a las consecuencias qu {tender estas situacior yremos referencia a los procesos lentificacion y deside engloba tres la comparacién, 1a categorizacin social y ta ‘cuales actéian conjuntamente y hacen referencia a la manera como a las otras pers a nosotros mismos, tomando como base de esta percepcion la pertenencla de las personas a los grupos. Por ejem cho de ser heterosexuales nos puede Hlevar a establecer una diferenciacién, en otros aspectos, que no tienen nada que ver con el comportamiento sexual con Ja gente- tanto por lo que las personas sor (0 por como las percibimos ¢ nes de los otros estén fuerter to de pertenencla de los individuos en determinados grupos. La categoria grupal, pues, proporciona un idad o posici6n social y, al mismo tiempo, funciona como ‘prisma de lectura y perce social que nos rodea, En esta percepcién del ot i6n sock lecido a par comparaci6n: ast pues, si nos miramos a alguien po ‘mos a una determinada percepci6n y valoracl oliticas, llegaremos a otra. Es obvio decir, sin embargo, que en términos de re- evancia social y de ética, la calidad de ambas valoraciones no tiene nada que 10s. Estas percepciones y represent dela » 5 s a y » a » 5 > 9 3 ’ ’ » a » 9 4 a » ver. El tipo de comparacién que haremos, en un primer momento, dependera en gran parte del proceso de soclalizacién, pero con el tiempo podemos inter- venir en él y sustituir unos aprendizajes por otros Ademés, la comparacién social es fuertemente dependiente del proceso de ca- ‘tegorizacién social, el cual hace referencia “al conjunto de procesos psicol6gicos que Hlevan a ordenar el entomo en términos de categorias -grupos de pertenen «ia, de objetos y de acontecimientos-, en tanto que son considerados equivalen- tes para la acci6n, las intenciones o las actitudes de un in Este proceso de la categorizacién social comporta unos efectos espectficos que son la acentuacin ilusoria de semejanza entre las personas que formnan parte cde una misma categoria -por ejemplo, la creacion de semejanzas entre los diversos catalanes-, y tamblén la creacién exagerada de diferencias entre personas pertene- clentes a categorfas diferentes ~es decir, entre un hombre y una mujer cualquiera, entre un europeo y un chino también cualquiera.! Se puede considerar que la categorizaci6n tiene un valor instrumental en el sentido que organiza, estructura y simplifica la informacién que tenemos del ‘medio social, pero también tlene un valor ideoldgico, de control social, en el sen tido que estructura grupalmente la sociedad segiin los intereses y valores de los srupos dominantes. Puede entenderse también como un sistema de orientacién ‘que consinyye y define el lugar particular de cada persona en la sociedad, ya que no solamente Jas otras personas y los otros objetos son adscritos a una determi ‘nada categorfa social, sino que uno mismo también es inscrito en ella. Todo esto concepto de identidad social planteado por ‘Tajfel entendido como “aquella parte del autoconcepto que proviene del cono- cimiento de ta pertenen 5, Junto con los signi- ficados valorativos y emocionales asociadas a estas pertenencias’” Asi, la percepcin/valoracién que hagamos de nosotros mismos ha de depender del punto de comparacién que establezcamos. Es decir, st la identidad social surge del tipo de comparacion intergrupal que hacemos en el contexto especifico y no existe previamente, es facil pensar que estableceremos esta comparacién social de ‘manera que salgamos ganando con ello: escogetemos comparamos con aquellas ‘ategorfas que nos permitan salir favorecidos de la comparacién, y diferen 4, Hens Toff (1981). Grapos mumanos» categorie socales,Barcelone: Herder John C. Tu Radescubir el grupo socal. Madrid: Movata, esta estrechamente relacionado con a determinados grupos soci en términos de Identidad social, buscando lo que Tafel llama una distntividad so- cial positva. Esta bésqueda es una de nuestras motivaciones principales. Con este proceso de comparacién social establecemos diferenciaciones del tipo “nosotros frente a ellos, el endogrupo frente a el exogrupo, que la mayoria de veces €s fruto de una competencia social y de un conflicto real de intereses pero otras veces es fruto de la biisqueda de una dlstintvidad positiva, puramente sim- Diélica, La consecuencia de esta divisin entre nosotros/ellos es el etnocentrismo, ¢s deci, e! favortismo hacia el propio grupo y el desprecio, la dscriminacian y, eventualmente, la agresion hacia el grupo contratio. Ast pues, la funcién de las categorfas sociales, sobre todo de aquellas que son consideradas como naturales y no son construidas socialmente (contingentes ¢ historias), es la de legitimar la

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