Al or el grito del director: Coooorteeen, Elena y Ral se desplomaron exnimes.
Haba acabado el rodaje de sus vidas, y como buenos actores que eran, actores de mtodo, actores de la experiencia, dejaron sus pieles y sus almas colgadas en el camerino y salieron a la otra vida. A disgusto comprobaron que la rutina prosegua fiel al guin establecido. La monotona de los rodajes, los escenarios y el da a da se extendan en sus nefastas y grises existencias. Amigos de reparto y otros extras hacan que cada toma fuese ms ambigua que la anterior. Improvisaban reuniones y grababan cenas piloto en el piso de Elena. A veces hacan el amor de forma mecnica y distante e intuan el ojo de la cmara acechando desde un posible segundo plano. Luego llegaba la noche y su inefable fundido en negro. Elena realizaba cameos en la verdulera, o en la peluquera donde cada sbado se proyectaban cortometrajes de tedio y sardnicas confesiones entre los figurantes. A la vuelta a casa un primer plano al salir de la peluquera, luego un discreto travelling hasta su portera y otra vez la rutina con sus inevitables intermedios publicitarios. Ral la esperaba bajo los focos o frente a un contraluz que le confera un realismo pattico. Se miraban a los ojos, decan sus frases y continuaban la farsa. Elena, por supuesto no se llamaba Elena. Ral igualmente era el nombre de su personaje. Pero justo cuando todo empezaba a aclararse. Justo cuando intuyeron que su vida era un plat y el pblico hastiado comenzaba a abandonar sus butacas, empezaron a deslizarse los crditos de forma vertical y la palabra FIN los emplaz a una incierta pero posible mal avenida secuela. THE END