Está en la página 1de 1

El Hombre, como especie, es sutilmente arraigado al entorno que le rodea; no es en s parte de la

naturaleza y la naturaleza ajena a este, sino que es naturaleza al igual que todo lo dems. Su
raciocinio, su forma de verse y de ver todo lo dems es solamente algo que qued tras
evolucionar; cada especie es territorial y se trata de mantener viva entre todas las dems.
Predominante, asimismo como lo son las hormigas, los leones en manada y todos los dems
animales que existen; tan solo basta con imaginar un mundo en el que una especie como lo es la
hormiga tuviese el tamao de una persona.

Es un poco inocente y a la vez ignorante condenar a una especie como lo es el Hombre que
simplemente acta como las dems. Lo que s se ha salido de las manos es la forma en que se
destruye el resto de la naturaleza, y es que, para especies tan dominantes como esta, no hay un
claro depredador que le mantenga en equilibrio, sino que es la misma humanidad la que se
encarga de mantenerse en equilibrio; las guerras, las matanzas y dems acciones frvolas y
despiadadas son lo que queda despus de ser condenados a vivir por encima de todas las especies
en la cadena alimenticia. Lo que llamamos civilizacin es daina no tanto por su forma de ser, sino
por su forma de no ser. El sentirse fuera de una naturaleza que reclama constantemente ese papel
da forma a una reaccin un poco suicida. Nos sentimos en la forma en que no somos y actuamos
como si lo fusemos.

El equilibrio entre todos los seres vivos est en sobrevivir, pero el Hombre tan solo debe cazar; la
supervivencia humana est ms estrecha cuando nos cazamos entre nosotros mismos, y es a lo
que la naturaleza llama equilibrio natural, aunque pueda sonar un poco malvado e inmoral, es
de hecho la realidad que queremos tapar con la moral.

Jhon Fredy Ros Medina

También podría gustarte