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OBSERVACIONES SOBRE LOS SUELOS DE LA ZONA CENTRAL DE CHILE (1) Por A. CHARLES S. WRIGHT (2) INTRODUCCION Las similitudes geograficas que existen entre Chile y Nueva Ze- landa son conocidas por todos. Les cientificos que han trabajado en ambos paises en diferentes épocas, hacen notar la similitud existente entre los suelos y los problemas del uso de Ia tie El presente trabajo muestra algunas de las impresiones del pri- mer Edafélogo neozelandés que visita Chile, El autor es Edatélogo Jefe de la Oficina de Suelos del Departamento de Investigacion Cientifica e Industria! de Nueva Zelanda y su visita a Chile se efectué entre No- viembre de 1954 y Enero de 1 Este estudio ha sido posible gracias a la cooperacién de! Mi- nisterio de Agricultura de Chile y el trabajo de terreno fue realizado bajo la direceién de los sefiores Manuel Redriguez Zapata y Carlos Diaz Vial det Departamento de Conservacién de Recursos Agricolas. Durante Iz estadin de 8 teses se efectuavon visitas a cada una ée las brigadas de terreno que trabajan entre Santiago y Puerto Montt y se realizé una visita adicional a la Isla Grande de Chiloé, area en la que Charles Darwin encontré una semejanza notoria con la isla sur de Nueva Zelanda. PARTE I RSAL DE COSTA LOS ESTUDIADOS EN UN CORTE TR. 337 L, SY ad LS. CORDILLERA, ENTRE LAS LATITUDE! Este corte transversal se hizo en la vegién entre Velparaiso y San Antonio por Ia costa y se extendié tierra adentro hacia la frontera chileno-argentina. Santiago la capital de Chile, ocupa wma posicién més © menos central en este corte. Condiciones del ambiente. El clima se caracteriza por las temperaturas invernales (Mayo a Septiembre) decrecientes desde la costa hacia el interior; pero desde 66 Agr. Tée. Chile — Aiio XIX - XX - 1959-1960 Octubye a Marzo el Llano Centra! (en el cual esté Santiago) experimenta a menudo temperaturas de 3 a 45° C. ms altas que las localidades de Ja costa. La gradiente de la temperatura media anual, muestra una li- gere alza hacia el interior hasta los faldeos de la Cordillera. Consi- derando la variacién estacional, la costa es més calurosa que el Llano Central en invierno, y este witimo es mas caluroso que la regién de la costa en verano. La precipitacién media anual es superior en algunos lugares de la costa, comparada con el Llano, por tener inviernos mas luviosos. En gran parte de la costa la precipitacién anual excede entre 50 a 75 mm. a la de Santiago. Los cerros de la costa reciben alrededor de 750 mm. por afio y una cantidad similar eae sobre los cerros bajos al pie de los Andes, pera al aumentar la alfitud, la precipitacién aumenta lentamente a un max’ mo aproximado de 1.500 mm. Gran parte de esta cae en invierno en forma de nieve. El aire de la costa es sensiblemente mas htimedo que en el interior durante todo el aito. La vegién de la costa tiene una hu- medad media anual ce un 80%, con variacién estacional, probablemente, no superior al 10%.La humedad en la costa est& muy influenciada por un banco de nubes y neblinas, que a menudo se internan desde el mar al enfriarse la tierra durante la noche. Los cuadvos de humedad para Santiago muestran una humedad media anual inferior al 70%, con va- riaciones del 56 al 809. Los datos de humedad pueden ser, por lo gene~ ral un factor importante en la formacién de suelos en regiones conde la precipitacién es relativamente escasa. La vegetacién natural a lo largo de esta linea transversal ha sido modificada a lo menos por 8 siglos de actividad humana bastante intensa, Los incendios de las tribus némades destruyeron probablemente gran parte de la vegetacién natural, siglos antes del arribo de formas de cul- tivo més estables introducidas por los colonizadores inedsicos. Sin em- bargo, a pesar de estas grandes modifieaciones causadas en esos siglos por los incendios intermitentes, los botdnicos parecen concordar en que hay huellas de 5 zonas principales de ambiente, que son: 1) Una franja de bosques siempre verde, o casi siempre verdes, que se extiende hasta 9 Kms. desde Ja costa hacia el interior. evéfitos, y sectores de bosques abiertos, ‘itas, en las pendientes N. y E. de la Cor- diilera ce la Costa; hay ademas, un tipo de bosque bajo, més com- pacto, de especies xerdtitas mixtas, inchiyendo Arboles de hojas : de hojas cadueas, en la Indera S. y 0. de la Cor- dillera de la Costa. 2) ‘Tervenos con arbustos ricos en especies xe 8) Terrenos con praderas y sectores boscosos de Acacia cavenia que ocupan !a mayor parte del Llano Central. 4) Terrenos con matorrales xeréfitos, Censos, a lo largo de los cerros bajos al pie de los Andes, emergiendo de un matorral bajo y ve- Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 67 getacién herbacea en el cinturén sub-alpino sobre el cual comien- zan los suelos de praderas alpinas y sub-alpinas. 5) Besques en forma de galerfa, acompafian los cursos de los rfos a través del Llano Central, y también a través de la Cordillera de la Costa. Fuera de estos bosques y aquellos de la faja de ar- boles de hoja persistente a lo largo de la costa, es posible, que muy pocos bosaues “cervados” existieran en la regién cubierta por el corte transversal. El materia! generador de los suelos que se encuentran a lo largo de! corte transversal, varia desde granitico y otras rocas muy antiguas, tanto fgneas como sedimentarias, estas muy metamorfoseadas, hasta sedimentos marinos cuaternarios. Estos se encuentran solo junto a la costa. La mayoria de las tierras de poea elevacién estan cubiertas por detritos glaciales, no disturbados desde el ‘iltimo ciclo de glaciac en muchos lugares redistribuidos y redepositados junto con materiales aluviales y coluviales recientes; también se encuentran en esta regién terrazas y vestes de terrazas, de materiales volednicos pumiciticos. A lo largo del corte transversal, se observa una gran diversidad topografica. Las 4reas de tierras de poca elevacién son de relieve plano a ligeramente ondulado y estén a menudo flanqueadas por franjas co- rrespondientes a terrazas maduras, disectadas y de contornos redondea- dos, Cevros aislados se levantan en el Llano Central, pero los terrenos de topografia de cerros se encuentran confinados principalmente a la regién de !a Cordillera de la Costa y a los pies de la Cordillera de los Andes. Algunas de las cimas més altas de la regién ce la Cordillera de Je Costa, forman en algunes casos parte de un sistema bien definido de mesetas disectadas. Las pendientes abruptas se acenttan con el as- censo de la Cordillera de los Andes, y muchos de los pequefios pueblos al pie de la cordijiera estan ubicados en una topografia montafosa. Es evidente que el factor tiempo en la formacién de suelos, ha sido de efecto comparativamente reducido en la mayor parte del corte transversal. Es probable que ninguno de los suelos a! pie ce Ics Andes © los del Llano Central, sean més antiguos que el i'timo periodo glaciaY y ninguno de les suelos de las tierras bajas a lo largo de la costa pueden anteceder al solevantamiento de principios del cuaternario. Por lo tanto, Jos suelos mis antiguos probablemente se encuentren en loz restos de Jas mesetas de !a Cordillera de la Costa, Evidencia de seiiaes zonales en los perfiles del suelo. Un especialista en suelos que entra en un media ambiente desco- nocido, necesita ubicar aquellas evidencias por las cuales, pueda juzgar Ja fuerza y direccién de los actuales procesos en Ia formacién de suelos. Debe buscar en los suelos més antiguos, de paisajes mas estables, Ia expresin méxima de la influencia zonal, y comparar esos perfiles, con otros de menor estabilidad y més recientes, poniendo especial atencién 68 Agr. Tée. Chile — Afio XIX - XX - 1959-1960 a los aspectos del perfil usualmente asociados con los procesos de lixi- viacién e intemperizacién. La experiencia Je ha ensefiado a civeunseribir, si es posible, sus investigaciones a una variacién relativamente estrecha de materiales generadores, y donde sea posible, a consierar solamente a aquellos de naturaleza silicea (ej. excluyendo materiales muy ricos en minerales ferro-magnésicos). Debe también, cuidarse de exeluir de los iales a los perfiles policfclicos (perfiles en los cuales los cambios producides por los actuales procesos de formacién de suelos, estin total o parcialmente enmascarados por caracteristicas de ciclos ambientales anteriores). Con una lista de restricciones tan grande, fre- cuentemente se adapta s6lo una pequeha parte del paisaje para estudios de este tipo. Ocasionalmente, como en el caso de muchas islas pequefias del Pacifico, formadas de materiales volednicos bisicos, no se dispone de suelos realmente convenientes para una estimacién fcil de la fuerza y Civeccién de las impresiones zonales corrientes, pero atm en estos casos la experiencia y la interpretacién cuidadosa del suelo, por el ex men de campo, permitirén una estimacién razonable. Esta estimacion es de gran importaneia, debido a que contiene la mayoria de las rela- ciones dindmicas, eviticas, entre las plantas y los suelos, (desde produe- cién de cultivos, consiceraciones sobre el uso de suelo, ete). En el caso del corte transversal en discusién, la variacién de los materiales generadores ce los suelos es amplia, pero desafortunadamen- te, los materiales generadores de bajo contenido de fierve-magnesio ocu- rren sélo en una pequefia parte de la variacién de este medio ambiente. Més atin, cualeuier sitio comparativamenie estable, localizado al pie de la Cordillera, deberd tener suelos no mas antiguo que la iiltima glacia~ cién, mientras que esos sueles en sitios eanivalentes en la Cordillera ce la Costa, pueden haber sido desarrollados en un perfedo de tiempo infis largo. Asi es, como muchos de los suelos estables derivados de las roeas gvaniticas, muestran caracteristicas del perfil que sugieren un pa- leoc'ima, mas célido, y por lo tanto, pueden ser policiclicos en su origen. Existen, por le tanto, pocas posibilidades de hacer una evaluacién es- trecha de los pracesos de formacién de !o3 suelos actuales a lo largo ce este corte transversal, usando solamente jos sugios establ tive cs procurar una estimacién aproximada. basada en un estudio de Jos suelos algo menos estables, desarrollados en uno de los tipos de ma- teriales generadores mas frecuentes, de preferencia, que se exti través de teda las variaciones del medio ambiente del corte transversal. Por esto se traté de hacer una comparacién de suelos formados a partir de rocas sedimentarias metamorfoseadas que tienen cenizas vo! cénicas de contenido ferre-maguésico moderado (principalmente hipers- teno y augita). A fin de obtener una variacién amplia de suelos para este estudio, fue necesario incluir suelos cle relieve fuertemente ondulados y de cerres (pendientes entre 16 y 249). Este estudio permitié estimar que existen a lo menos 5 regiones pedogénicas a lo largo del corte trans- versal. Junto a la costa y extendiéndose unos 8 a 5 kilémetros al interior, Ja intemperizacién es de grado medio a moderado y la lixiviacién mo- Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 69 devada, y es probable que esté fuertemente influenciada por !a presencia de sales de un proceso ciclico. Por ejemplo, en gran parte de la Cordi- Hera ce la Costa, la intensidad de la intemperizacién es levemente mis baja que en la costa, pero la intensidad de la lixiviacién es algo mas alta. Esta tltima parece disminuir violentamente en la vertiente occidental de Ja Cordillera (antes de Hegar al Llano Central). En gran parte del Llano Ceutral, la intemperizacién es débil a muy ligera y Ja lixiviacién es la mas débil de todo e! corte transversal, excluyendo los suelos re- gados. Condiciones similares existen a lo largo del borde del Llano y Junto al pie de los cerres; pero con e} aumento de la altitud, la intem- perizacién aumenta ligeramente, para decrecer en los terrenos mis al- tos, Por el contrario, la lixiviacién es leve en los cerros bajos al pie de la Cordillera, pero se hace més y més pronunciada en los cerros més altes ce! pie de la Cordillera (e}. scbre 825 m.). La variacién que inciuye la totalidad de los perfiles en la secven- cia entre Ics menos lixiviados y los més lixiviados, y entve les menos intemperizadcs, y les mas intemperizacos, es peauefa y solamente se- paran, a los miembros de la secuencia, diferencias pedoligicas velati- vamente peauefias, Con el aumento ce Ia altitud, los suelos de los cerros al pie de los Andes muestran un aumento de los agregadcs finos y @ maycres altuvas, el suelo se hace sue'to y polvillento en la superficie y desarrolla colores pardos fuertes a pardo amarillente en el subsuelo. La fuerte diferenciacién de colores entye la superficie y el subsnelo se encuentra sélo en las elevaciones mas altas de la cordiliera, En partes mAs bajas, tanto la superficie como el subsue‘o, son pardos a pardo os eure, Debe tenerse presente que estos estudios de campo fueron hechos prineipalmente en stielcs desarrollades en terrenes con pencientes mo- deradas, donde no hay estabilidad suficiente para vevificar la huella de Jos procesos de formacién de suelo. E! examen de perfi'es mas estables, sugiere que los suelos de esta secuencia pueden ser correlacicnados de um modo muy aproxinado con las “areillas granulares pardas” de Nueva Zelanda que presentan una intemperizacién que varia entre débil y semi- moderada, estes suelos se encuentran en la mitad oriental de Ia isla Sur de Nueva Zelanda y estin desarrollades sobre rocas andesiticas. Otros sue’cs que presentan algunas semejanzas con los ye. indicados se en- cuentran al nereste de la Columbia Britanica, donde predominan las rocas intermedias a basicas, y se clasifican como Suelos Pardo Fores: tales en Canada; en cambio, en California, suelos similares han sido ineluicos en el Grupo de los Pardo No Calcicos. Presentacién exterior de los suelos en el paisuje de los suclos. E] anélisis de la intensidad de los factores zonales en la forma- cién de suelos es un objetivo y otro, el obtener un cuadro exacto de la presentacién exterior de los suelos. En el corte transversal en referencia, el dvea de los suelos considerados aptos para el anilisis pedogénico es probablemente menor del 19% del area total. En !a mayorfa de los casos, 70 Agr. Tée. Chile — Afio XIX - XX - 1959-1960 los perfiles estudiados representan suelos que ocupan Areas demasiado pequefias para ser delineadas como unidades en los mapas de suelos. El analisis pedogénico tiene corrientemente muchas dificultades, pero el pro blema de la sintesis pedolégica, es atin, un desafio mayor al conocimiento del que reconoce suelos debido a que es necesario juntar muchas unida- Ges cle suelos detectables en el paisaje, de manera que e! mapa definitivo presente un resumen cuidadoso de las condiciones del suelo en cualquier fea. En muchos paisajes de Chile, hay una variedad tan grande de to- pografia y de materiales generadores, como también, una disparidad tan enorme entre la edad de los suelos, que cualquier signo regional producido por el clima, y su aliada la vegetacion, resulta casi totalmente opacado en e! mapa final de suelos, salvo que la leyenda empleada sea cuidadosa- mente confeccionada para mostrar las relaciones regionales encubiertas, que muy a menudo son de un gran significado para la agricultura pr tica. c- Si consideramos, por ejemplo, la presentacién exterior de los sue~ los ubicados en la parte mas elevada del corte transversal, en la pre-cor- dillera, los suelos cominantes son litosoles y suelos de tierras esearpadas inestables, Esto persiste sobre un amplio sector de los cerros més bajos ubieados al pie de la Cordillera de los Andes; tanto en la regién alta como en la baja, la caracteristica mas significativa que modifica la apariencia del perfil del suelo, es la presencia o ausencia del carbonato de calcio en la roca de origen. Esto es particularmente importante en la parte baja ce la pre-cordillera, donde los suelcs de tierras escarpadas y de cervos, ocupan proporcionalmente mas superficie del paisaje que los litosoles, ademas presentan una gran cantidad de abanicos aluviales y materiales coluviales que dan origen a suelos en el fondo de los valles y en la base de sus pendiente Muchos de los suelos formados por cepositaciones sucesivas con- tienen gran cantidad de caleio libre, como resultado de la lixiviaciin desde las estratas superiores. La regién, como un todo, puede caracte- rizarse como de intemperizacién y lixiviacién débil a ligera (como la que esti normalmente asociada al desarrollo de !os suelos Pardo No Cal- cicos), pero debido a la ocurrencia esporddica de rocas caledreas en el paisaje y debido a la concentracién de los productos de la intemperiza~ cién por accidentes de topografia, la presentacién de los suclos actual- mente muestra un area muy extensa ceupada por suelos ¢e alto conte- nido calcaveo. La presentacién exterior de los suelos en la parte menos elevada de Ja precordiltera andina, en el corte transversal, muestra una asocia~ cién compleja de litosoles caleéreos y no caleéreos; suelos muy escar- pados; suelos de cerros, con abanicos aluviales; aluviones y antiguas terrazas aluviales, muchas de las cuales son de naturaleza parcial o to- talmente caledrea. En e! Llano Central, son comunes tanto los suelos ealedreos como los alcalinos. Hay manchones de suelos més lixiviados donde hay terra- zas pumiciticas, 0 con graves, pero los suelos ondulados que los rodean Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile ae y los terrenos de cerro son a menudo altamente caledreos. Hay con fre- cuencia, una catena de suelos topograficamente bien mareada, integra- da por suelos pardos oscuros en Ja parte més alta de Ja pendiente, pa- sando en forma gradual a un pardo gris, luego gris oscuro y al negro en la base ce sus pendientes. Es probable que el calcio liberado por solu- cién de la piedra caliza, que se encuentra presente en el material aca- rreado por los glaciales o por la intemperizacién de los minerales basi cos, se mueva pendiente abajo con el agua de drenaje para reaparecer como carbonato de calcio, en los miembros mas bajos de la eatena cuando el suelo se seca en verano, En regiones con intemperizacién débil y con lixiviacin débil, esas ocurrencias Ceben anticiparse. Pueden encontrarse suelos Pardo No Célcicos, pero sélo como un pequeito integrante de un cuadro general de suelos. Parte del Llano Central préximo a los rios, estt ocupado por suelos aluviales recientes, constituidos comunmente por arenas con gra- va de color gris claro, o gris parduzco, que deseansan sobre gravas ve- donéeadas depesitadas por los rios; estos suelos son similares a los encontrados en los lanos de Canterbury en Nueva Zelanda y donde son muy productivos bajo riego. Asociados en forma compleja a los suelos aluviales de buen dvenaje existen otros de drenaje més lento que mues- tran un moteado ligero a prominente. También existen suelos gleizados con texturas més pesadas que ocupan parte de las depresiones del te- rreno, siendo la mayoria de estos muy alealinos, (Ej. Batueo). Entre los suelos mas interesantes de esta parte del Llano Central estin aquellos formados en las tervazas de pumicita. El origen de la pumicita no esté bien dilucidado, pero como los materiales han sido asociades con los valles del Mapoco y Maipo, este material parece haberse originado de ua fisura volednica cercana al nacimiento de los rios de estos valles. Cerea de Melipilla, el subsuelo pumicitico esti cementado, formando una tosca o “pan” duro en seco, que aparece siguiendo las ondulaciones menores de la superficie de la terraza y es presumible- mente un aspecto pedolégico, el cual no estaba presente cuando los ma- teriales pumiciticos fueron distribuidos, aunque otros aspectos, (por falta de correlacién entre el espesor del suelo y el espesor del “pan”) sugieven un proceso geolégico. La naturaleza del material cementante no es bien conocida, aunque parece incluir a la silice como agente aghuti- nante, complementada por la acumulacién de hierro y manganeso (de- rivados de la lixiviacién del suelo) como una delgada capa inmediata- mente encima de la tosca. Gran parte de la Cordillera de la Costa esté formada por gra- nodiorita. Los timeles hechos en la roca confirman que los primeros estados de su destruccién han penetrado 2 profundidades mayores de 83 m, Las capas mas externas de esta zona cle intemperizacién estén fuer temente descompuestas y dan lugar a la formacién de suelos euyo sub- suelo de color pardo rojizo es muy visible. Estos perfiles de colores rojos pilidos, considerades, en conjunto, con la profundidad de penetracién de la intemperizacion de la roca, sugieren que, si la Cordillera de la Costa 72 Agr. Téc. Chile — Aiio XIX - XX - 1959-1960 escapé a jos iiltimos perfodos de glaciacién, los suelos se han formado por procesos pedogenéticos asociados a perfodos en que el clima fue més caliente y més hiimedo que el actual. De todos modos, debe recordarse, que el granito es en la mayoria de los casos una roca muy antigua, y que por su estructura cristalina aspera se podria esperar que se desint grara prcfundamente con el transcurso del tiempo, haciendo abstraccién de las condiciones climéticas. Ademds, que la aparicién de colores rojos en los suclos podria deberse a la adicién de pequeiias cantidades de polvo yolednico sico en la superficie del suelo. Los sueles superficiales son corrientemente franco arenosos o franco areillo avenosos de color gris a gris pAlido, que contrasta con los subsue'os arcillo arenosos de color pai do rojizo 0 pardo amariliento, que son compactos y que con frecuencia tienen estructuras prismiticas y colummares. Estas caractevisticas super- ficiales de muchos de los sucios graniticos de Chile, se parecen a los rojos amavilics mediterraneos del Estado de Rics de Janeiro en Brasil. En la regién de la costa, se encuentran algunos sueles muy inte resantes en las antiguas terrazas marinas. Los sedimentos marinos que forman estas terrazas parecen ser una mezela de detrites de origen granitico y voleanices basicos. Los suelos cesarrollades en estas, mues- tran una clara diferenciacién enire la superficie del suelo que es franco, sin estructura, de eclor pardo griséceo apagado y el subsuelo que es de arcilla densa y de color pardo, Es probable que investigaciones poste- yiores puedan demostrar que los materiales del suelo superficial y cel subsuelo, no son siempre de origen idéntico, En algunos casos el sub- suelo est4 fuertemente moteado. Ademés, la influencia de las sales arras- tradas por el viento, desde e] mar, han tenido una fuerte influencia en la evolucién ce los sueles. PARTE IT SUELOS ENTRE TALCA (25° 30' L. S.) Y LOS ANGELES (27° 39° L. S.) Cuando se visité el dren existin un mapa general de veconoci- miento de suelos, exceptuando las vecindades de Linares que se encon- traban en procesos de elaboracién, EI detalle de estcs mapas de suelos y el standard requerido para Ics recenccimientos generalizadcs es bastante similar al usado en Nueva Zelanda. Los mapas de reconocimiento de Chile pueden ser facilmente comprendidos por un edafélogo Neo-zelandés, En ambos paises, !os limi- tes de suelos en el mapa de reconocimiento, abarean unidades que son en muchcs casos, mas grandes que los tipos de suelos y a menudo ma- yores que las Series de suelos. Las unidades cartograficas estan a veces compuestas de suelos genéticamente relacionados, pero muy a menudo, ellos representan un conjunto de suelos relacionades solamente a través de su distribucién geografica en un tipo de paisaje particular. Al igual que en Nueva Zelanda, la eseala de publicaciones es de 1:250.000, lo azz supone una considerable condensacién de los conocimientos de sueles. En Nueva Zelanda las unidades cartograticas publicadas han sido designadas como “set de suelos” por estimar que son agrupaciones de conveniencia. En Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 73 los mapas de reconocimiento generalizados, es practieamente imposible representar los suelos exactamente como son debido a que los suelos se presentan en forma demasiado compieja y las variaciones topogrdfi- cas en cualquier area dada de suelos son muy grandes. En esas regio- nes, el uso de agrupaciones tales como los “set de suelos” es casi obli- gatoria en mapas de escala generalizada. La Columbia briténica en Ca~ nada, est4 enfrentando el mismo problema. Ambos, Nueva Zelanda y Chile, al constituirse los sets de suelos han mantenido e! criterio siem- pre que es posible, de establecer una correlacién en las afinidades ge- néticas. Dos signos convencionales, usados generalmente en Nueva Ze- landa, podrfan utilizarse en Chile para hacer los mapas de suelos de mayor efectividad grétiea y ellos son: (1) el uso de punteado basico para indicar suelos de cerros en pendientes que son demasiado escar- padas para ser aradas, y (2) la separacién de litosoles de los suelos ubicados en terrenos escarpades con pendientes muy fuertes, como gru- pos de suelos totalmente diferentes. En los mapas anteriores a 1954 los limites de las “Series de Cordillera” realmente representaban los limites en los cuales la delimitacién de suelos terminaba, atin cuando en las “Series de Cordillera” hay un area considerable de fondos de valles, laderas de cerros, mesetas altas, suelos, sub alpinos y alpinos, todos elementos que deberian delimitarse y muchos de los cuales estén actualmente en cultivo. Si los suelos de cerres de la precordillera fue~ van punteados para mostrar su velacién con los suelos normales desa- rrollados en tierras adyacentes de relieve mas suave, y los suelos ver- daderamente escarpados de !a cordillera fueran separados (quizés como set litosdlico de cordillera), se cbtendria un cuadro més completo. Tam- bién es importante mostrar la vresencia o ausencia de cenizas volcd- nicas en la superficie de los set litosdlices. El mismo problema debié yesolverse cuando se delimité la cordillera de Ia Isla Norte de Nueva Zelanda y la técnica de la detineacién que se adopté, se aprecia en la lamina 4 del mapa provisional ée suelos de esa isla. Los suelos de cenizas volednicas de ta regién. Para un neo-zelandés lo més interesante de la regién es la pre- sencia de cenizas volednicas como un material generador de suelos muy difundido. Las cenizas dan origen a un grupo de suelos conocidos en Chile con e! nombre de suelos de “Trumao”. Son indudablemenie simi- laves al grupo de suelos “Franco. Pardo Amarillento” de la clasifiea- cidn de suelos ce Nueva Zelanda, Los neo-zelandeses debieran tener un nombre més adecuado para este grupo y la palabra “trumao” seria muy aceptable. “Trumao” es una palabra araueana que indica acumu- lacién de cenizas Los suelos de trumao reconocidos en Chile estén formados por acumulaciones de cenizas volednicas muy recientes, livianas y pulve- vulentas. Sin embargo, no sou los tinicos suelos de cenizas volednieas 4 Agr. Tée. Chile — Aito XIX + XX - 1959-1960 en Chile, Se ha hecho referencia (en ia parte I) a la presencia de pumicita riolitica en el érea de Santiago; hay también otros de mate- riales voleénicos mas antiguos, de textura més pesada que los trumaos en su estado actual de intemperizacién y de matiz mas rojo. Suelos de estos depésitos pertenecen a un conjunto amplio (suite) conocida como “Colipulli”, Los suelos Collipulli se han descrito como derivados de loess, de depésitos fluvio-glaciales y aluviales que contienen mucha ceniza. De todas maneras, muchas caracteristicas asociadas a los suelos Collipuili, estan relacionadas con el origen comin del polvo volednico, cuyo principal periodo de acumulacién parece haber sido contemporé- neo con el término de! tiltimo perfodo de glaciacién: Es evidente que este polvo se acumuld en la época en que muchas de las laceras de la cordillera estaban libres de hielo, pero cuando muchos de los valles estaban atin con hielo, En algunos lugares los materiaies glaciales y los grandes bloques estén sepultados por cenizas tipicas, mientras en otros (Bj. en las laderas bajas de algunos valies) hay sedimentos glaciales y bloques, pero no hay cenizas. Ocasionalmente, uno puede encontrar una lengua de sedimentes glaciales entre estratas ce cenizas Collipulli ti- picas. Muchas de las cenizas tipo Collipulli, parece que fueron lavadas de las laderas de la cordillera y por lo tanto contribuyeron a los depd- sitos coluviales en los lanos y se mezclaron con otros materiales alu- viaies, 0 bien, con depésitos aluviales y atin, con depésitos lncustres. Todas tienen un color pardo rojizo brillante, muy earacteristico y estan relacionadas con los sueles delimitados bajo el nombre de Co'lipulli, Mi- rador, Fresia, ete, A veces la delimitacién de los suelos Collipulli y los que estén relacionados con ellos, ha sido algo dificil. La presencia de las cenizas Collipulli en las laderas més altas de la cordiliera cerea de Bulileo (Paral) justificaria la ereacién de una categoria de suelo de cerro, dentro del conjunto (suite) Collipulli. Iguaimente Ja presen cia de una capa de cenizas Collipulli de igual profundidae siguiendo fielmente el relieve de las laderas fuertemente onduladas cerca de Los Angeles, justificaria una sub-categoria “loma”. El origen de las cenizas Collipulli no es bien conocido. Podrian representar antiguas acumulaciones de poivo de muchos volcanes en accion, mas o menos simulténeas, a lo largo de la cordillera; cada cual habria contribuido con su euota de ceniza. El volein Chillin, parece haber contribuido fuertemente. pero algo del material puede haber sido originado por una o més de las siguientes 5 a 6 fisuras volcdnicas que se encuentran inmediatamenie ai Sur como ser: Antuco, Copahué, Tol- huzea, Loncuimay y Liaima, En lz actualidad debido al avanzado es- tado de intemperizacién hay pocas evidencias en el campo, que indiquen si hubo alguna diferencia significativa entre las cenizas de los diferen- tes voleanes, si es que alguna ver existié esa diferencia Volviendo a los suelos de ceniza menos intemperizados, conocidos como trumacs, pavece que hay pequefias diferencias en la naturaleza de las cenizas de las diferentes troneras. Lo que se necesita es una in- Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 7 a vestigacién petrografica de las fracciones arena. Sin embargo, las dife- rencias pueden resultar tan pequefias que seria posible observar que muchos trumaos pertenecen a una “suite” comin; o por otro lado que se necesitarfa reconocer muchas “suites”, Se observan interesantes presentaciones exteriores de los suelos cerea del limite Oeste de los suelos de trumao, particularmente donde las capas de cenizas de Collipulli, se extienden hacia el poniente mas all del limite de ellos. Los mapas de suelos chilenos, corrientemente, muestran a los trumaos terminando en el punto donde !a ceniza es to- éavia de un espesor uniforme de 30 a 50 em. Hay una buena razén para esto; pues, una capa més deleada de cenizas de trumao no es facil de diferenciar de la parte superficial de un suelo Collipulli, Mas atin, en pendientes de 50, el polvo liviano parece haberse lavado tan rapi- damente como cayé; asi, hacia el Este de Parral los suelos ce trumao no existen en las !aderas de la cordillera que estan cubiertas con ceni zas Collipulli hasta con un metro de espesor, aiin cuando los trumacs pueden encontrarse en tievras de relieve suave en Ja misma area. En Nueva Zelanda es costumbre tratar de localizar los limites ce 7,5 em. y los de 15 em. de cada luvia de ceniza, pero en Chile estos limites se hacen altamente dudesos sin los servicios de un experto en mineralogia Es, sin embargo, necesario encontrar alguna forma de marear en el mapa de suelos el limite o la zona de transicién de los suelos de trn- mao, particularmente donde estos limitan con una regién de sue!os Collipulli, En la forma mas simple, este puede hacerse en los mapas de suelos, usando simbolos dobles, 0 mimeros, pero es a menudo més satistactorio indicar le transicién anotandc cambics en la textura de los suelcs superficiales, yor ej. las arcillas Collipulli en la zona de tran sieién, varian a Collipulli arcillo limosa o franco areillo limosa. Algu- nas veces en la zona de transicién, se suele encontrar una presentacion exterior del sue’o de Collipulli arcilloso, con islas de trumacs franeo arcillo arencse fina, y esto puede justificar la creacién de una zona Cenominada complejo Collipuili: arcillosa y franco areillo arenese. fina. Cualesquiera de estas tres téenieas puede ser la mejor segiin las condi- ciones locales, es conveniente, sin embargo. seflalar de un modo u otro Jas zonas de transicién en !os mapas generalizados de reconocimiento de suelos, Los conjuntos de suelos importantes son reconocidos. ustial- mente como tales, por las comunidades agricolas, Para la verificacién de la profundidad veal de las cenizas de trumao, antes que la evosién las remueva, es conveniente buscar las partes mas planas de las cimas de les cervos aislados que ocasionalmente estin presentes en el Llano. En alguncs lugares pueden encontrarse indicics de cenizas de trumao en les paisajes de mesetas redondeadas de la Cordillera de la Costa, parece ser cierto que la mayor parte de Ia Cordillera de la Costa, en esta regién de Chile, se encuentra fuera de la zona principal de acu mulacién de trumao. Es interesante la diferenciacién en el perfil de los suelos de ce- nizas. La variacién de clima y vegetacién no es muy grande en Ja re~ 16 Agr. Tée, Chile — Aiio XIX - XX - 1959-1960 gin entre Talea y Los Angeles (la precipitacién anual varia de 750 mm, 2 1,250 mm. y la cubierta vegetal nativa antiguamente variaba de matorral de espincs (Acacia cavenia) a bosque de hoja ancha poco denso). Extendiendo la investigacién a los cerros precordilleranos, los factores ambientales pueden ser ampliados para incluir regiones con una precipitacién total anual de mas de 2.500 mm. con un bosque denso en el cual predominan las especies Nothofagus y Laurelia. En sitios bien drenados, los suelos Collipulli muestran dos tipos de perfiles prin cipales; ciferencidndose principalmente en el grado de eluviacién de las arcillas, In estructura del subsuelo, la movilidad que manifiesta el hierro y también en su fertilidad aparente, Los perfiles menos desarro- Hados se encuentran en las regiones bajas cerea de Linares, los que se gin los standard neo-zelandeses, por el estado de desarrollo, deberfan considerarse como “inmaduros tardios” (Late inmature). Perfiles mas desarrollados se encuentran en Ja cordillera, al Este de Parral, donee el estado de desarrolio podria estimarse como “semi-maduro, mediano a tardio” (from semi mature to late semi mature). Los stielos ce trumao en sitios bien drenados, también presen- tan des tipos distintos de perfiles. Uno es eonocida como el tipo Santa Barbara y es un representante tipico del “Franco Pardo Amariliento Inmaduro” de la clasificacién neo-zelandesa. El otro es un perfil semi- maduro que se encuentra a mayoves altitudes en ia cordillera. Este suelo parece Ser un pariente préximo del sue!o Puerto Octay, celimitado mé: extensamente en la Provincia de Lianguihue. No se encontraron en los suelos de trumao de esta resién, perfiles con gleizados mas intensos, y en ios lugares donde aumentaba la humedad, por depresiones del te: rreno, la principal cavacteristica era la formacién de suelos profundos y ce color pardo oscuro en la superficie, Suelos devivados de rocas graniticas y rocas metamérficas. La Cordillera de !a Costa en estas latitudes estd formada prin- cipalmente de roeas graniticas. La precipitacién anual oscila entre 1.000 y 1.750 mm., y sélo algunos de los cerros més altes reciben alrededor de 2.500 mm. Consideranco hasta la desembocadura del Bio-Bio, la ve- getacién original va desde matorral (Arbustos costinos) a bosaues de latifoliadas. Los perfiles de los sueles no muestran una gran diferencia bajo estcs factores extremos y les problemas de pedogénesis son poco clares, si se plantea la interrogante por qué razén estos suelos graniti cos son pardo rojizos o rojos en el subsuelo. Como se ha sugerido ante- riormente, el color rojo se debe a procesos que han operaco en estos suelo: durante un periodo edlidc y seco en épocas intergiaciales. El problema de esta teoria es que los suelos no son de ninguna manera exclusivamente rojizos, muchos de ellos son de color pardo amari!lento palido, y si esta presente la coloracién rojiza, esta varia bastante en profundidad extenéiéndose algunas veces muy adentro de la roca intem- perizada, Las zonas intemperizadas ms profundas de la roca no son Observaciones sobre los Suclos de la Zona Central de Chile 7 rojizas. Existe alguna posibilidad de que en muchos suelos graniticos, los colores rojizos del sub-suelo, sean provocados por la ineorporacién Ge cenizas voleénicas en !a superficie. Esto no puede ser considerado como regla general para explicar la variacién de color en suelos como el Cauquenes. La observacién de campo es en parte insatisfactoria. Por ejemplo se presentan libres de cenizas muchos lugares de las mesetas altas, donde ellas deberian seguramente haberse depositado cuando el polvo volednico cay en esas vegiones, aun cuando en las latitudes prdxi mas a Chilldn se suele encontrar una acumulacién superficial de cenizas en algunas de las laderas suaves al oriente de lz Cordillera de la Costa. Lo més caracteristico de las rocas graniticas, como material ge- nerador de suelos, es la intemperizacién que parece producirse en aque- Na parte del mineral agregado que se intemperiza generalmente hasta una gran profundidad, dejando rocas desintegradas y blandas. Este es- tado de intemperizacién no produce ninguna coloracién rojilla acentuada; el granito desintegrado es s6lo ligeramente manchaco de pardo o ama- riliento, Muchas de las rocas graniticas (quizés la mayoria de las que se encuentran en Chile), parecen ir a un estado més lejano de intem- periaacién durante la formacién de suelos en el curso de lo cual, se produce la cotoracién roja, Durante Ia génes's del suelo, esto puede estar, en cierto modo, asociado con el desarrollo del ciclo crganico. La formacién de humus y el incrmeento en la cantidad y en la variedad de los cides orgénicos que cirevlan por los horizontes superiores del suelo, pueden producir la descompesicién de los minerales relacionados con el hierro que son comparativamente resistentes a la descomposicién por el acido carbénico, hidrolisis y agentes inorgénicos asociados. Es bien sebido que los fosfatos de hierro y alimina pueden ser disueltos por cierto grupo de Acidos organicos comunmente asociados con el ciclo organico del suelo, y puede ser que en este hecho, radique parte de la explicacién de la produccién de subsuelos de color rojo en algunos suelos graniticos. El caso de suelos graniticos que no muestran subsuelos de coler rojo, podria tener relacién con variaciones pedolégicas de los materiales generadores; por ejemplo, la presencia o ausencia de un grupo determinado de minerales. Ademés, pueden tener cierta influen- cia las diferencias en la cubierta vegetal asociadas con la exposicién, La presencia ocasional de colores rojos en las zonas mas profundas de las rocas en descomposicién pueden asociarse con el paso producido por le percolacién del agua de Iuvia, arrastrando campuestes orgénieos, Los colores rojos en profundidad no son tan comunes y parecen estar aso- ciados con zonas de rocas cesintegradas conde e! agua del suelo se puede mover relativamente fibre. Es también notable, que concentraciones lo- caies de materia orgdnica vegetal, tales como ocurre cuando las raices de los Arbo'es se abren paso a través del granito descompuesto van accrapafiacas a menudo con el desarrollo de colores vojizos. Es un pro- blema importante que necesita mayores estudios. La importancia de la materia orgdnica en la libevacién de nu- trientes para las plantas a partir de los minerales de las rocas, esta 78 Agr. Tée. Chile — Aito XIX - XX - 1959-1960 bien demostrada en Jas planicies de inundacién del rio Laja. Donde el rio desemboca de la Cordillera hay un plano amplio compuesto de grava fina y arena andesitica y basdltica. Mas abajo en el valle, hay dunas de arenas grises flanqueando el rio, y el mismo tipo de arenas (algo mez- clado con el cuarzo del granito) forma las acumulaciones de dunas re- cientes en la costa. Todos estos materiales generadores dan suelos po- tencialmente valiosos, pues contienen una reserva de nutrientes re! canzara un ciclo orgdnico eficiente. Las plantaciones experimentales de Pinus insignis en los suelos de grava del Laja resultaran probablemente ventajosas, porque sus subproductos organics atacan la fraccién mi- neval mis fina en el suelo, y por lo tanto, liberan nutrientes en pro- porciones crecientes, Atestigua esto, el paso ce material fuertemente intemperizado a través de los canalieulos de las raices de las plantas. Del mismo modo, las dunas mas antiguas de la parte baja del valle, pueden liegar a ser excelentes suelos agricolas, una vez quo se haya adoptado un sistema eficiente de manejo de suelos en base a la forma- cién de humus. Los suelos graniticos al Oeste Ce Los Angeles muestran gradual- mente menor coloracién roja en sus pertiles; y cerca del limite Sur de los suelos graniticos, la gran mayoria de los perfiles son amarillos parduzeo palido, moderados a fuertemente lixiviados y de perfiles mo- deradamento intemperizados. De esta manera hay un cambio gradual desde los suelos graniticos rojizos en el Norte, hasta un suelo granitico amarillento cerea del limite Sur de estas rocas, Puede haber correla cién con la mezcla de minerales que se produjo durante la granitiza- cién de esta masa rocosa, 0 bien, podria ser el reflejo del cambio gra- dual en el clima y la vegetacién de Norte a Sur. Los suelos derivados ce mica esquistos, se encuentran al Oeste de Les Angeles. Estas roeas a menudo se intemperizan profundamente, como las rocas graniticas pero dejan arena muy fina en lugar de arena gruesa. Con este material muchos de los perfiles de suelos toman un color pardo rojizo claro a pardo rosado. La presencia de un conjunto de suelos paréo rojizo y rojo par- duzco provenientes de rocas graniticas y mica esquistos (algunas veces parcialmente cubiertos con un manto de cenizas Collipulli pardo roji zas) hacen que la demaveacién por inspeccién tigera sea una tarea de suerte, En observaciones mas detaliadas sera necesario estudiarlos en calicatas para resolver cual es la presentacién exterior de los suelcs en la zona donde los Collipulli estén asociaos con los suelos derivados de mica esquistos. Suelos formados en la seccién media del Llano Central (Talea — Los Angeles) La historia de la formacién de suelcs en la seccién media del Llano Central puede haber sido aproximadamente como sigue: Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 79 1) En la época de la ltima glaciacién este lano habia aleanzado més 0 menos, su forma actual; una cepresién longitudinal flanqueada al Oeste por la Cordillera de la Costa de estructura granitica, grano- dioritica y de mica esquistos; y al Este por la Cordillera de los Andes. Depésitos pedregosos (formados tal vez por las morrenas laterales de un ciclo de glaciacién muy antiguo o por playas pedregosas de antiguos lagos que se encontraban presente al pie ce las laderas de los Andes. Estos tltimos es probable que existieran también a lo largo de! lado oriental de la Cordillera de la Costa. El piso del Llano estaba ocupado prineipalmente por areiilas, arenas y gravas de origen fluvio-glacial y fluvio-lacustre, Algunas veces se presentan en estratas, alternando con otras de cenizas volednicas y con toseas cementadas. El piso antiguo del Llano era plano, de relieve suave, quebrado en partes por colinas redondeadas, restos de morrenas terminales de antiguos giaciales. De- ben haber existido varios lagos grandes en diferentes épocas. Il) El limite del hielo durante la titima glaciacién, parece no haber llegado lejos desde la Cordillera de lcs Andes. Las morrenas ter- minales de estos glaciales laterales y las depositaciones de piecras, fue~ ron quizés la contribucién més significativa de este tiltimo cielo de en- friamiento para la geomorfologia del Llano Central. III) Antes que el hielo se hubiera derretido completamente en los valles andinos, ocurrié un suceso de importancia. Se produjo una Iuvia lenta _y sostenida de polvo fino, volednico basico. Esto parece haber sucedico sobre toda la mitad oriental de Chile central, desde Parral en el Norte hasta Chiloé por el Sur. Varios voleanes deben haber contri buido a estas eyecciones de ceniza. Sin embargo, en toda esta larga extensién se aprecian diferencias claras en las caracteristieas macros- cépicas de las cenizas. IV) Parte de las cenizas fueron redistribuidas tan pronto como cayeron. El clima pudo haber sido tal, que el manto de hielo se derritié rapicamente, originando esteros y rios turbulentos que formaron conos aluviales escarpados con mucha grava, mezclados con cenizas que se depositaron sobre e! piso del Llano Central. En algunos lugares las cenizas fueron removidas por un lavado inteso para formar estrates profundas de cenizas coluviales que estén casi desprovistas de piedras. Mientras que nubes de polvo continuaban, tal vez, depositando las ce- nizas sobre diversos elementos del paisaje en espesores de unos 3 m.; en algunos lugares cnbrieron con un nuevo manto ée polvo volante a las cenizas depositadas con anierioridad y a los depésitos aluviales de éstas, Los fuertes vientos parece que movieron las cenizas, como loess, formando dunas bajas y rellenaron las depresiones topogvaficas poco profundas ‘V) Al final de este perfodo de depositacién de cenizas, parece haber existido un intervalo medianamente largo con poca actividad vel- cdnica. Durante este periods, los rics andinos extendieron sus conos 80 Agr. Tée. Chile — Afio XIX -« XX - 1959-1960 aluviales a través del Llano, cambiando sus cursos de un lado a otro, removienco muchos de los depésitos de “abanicos aluviales” primitivos, ¥ separaron otros sectores de manera que ahora aparecen como restos de antiguas terrazas. Una nueva serie de sedimentos pedregosos mas jovenes, llegaron al piso del Llano Central y en estos, la proporcién de cenizas volcdnicas antiguas, se encuentran menos concentrada. VI) En algtin momento de este periodo, comenzé la depositacién de ceniza. Estos polvos volednicos mas recientes son del tipo andesitico, y su forma ce depositacién indica que algunos de estos materiales pue- den estar relacionados, en algunos casos con troneras individuales 0 con gvupos de voleanes; por simple examen en el campo, se observa poca diferencia en a composicién de las cenizas, Hubo posiblemente a lo menos 4 centros principales de produccién de cenizas, pero la actividad voicdnica de todos fue probablemente contempordnea. La naturaleza de esta actividad involucré explosiones intermitentes, que produjeron lu- vias de depésitos gruesos en la vecindad de las troneras, y una lluvia de cenizas finas sobre las regiones circundantes. Gran parte del polvo parece haber caido sobre el territerio argentino. VI) Como resultado de este imo periodo de depositacién de cenizas, los rios se lienaron de elias y se salieron de sus cursos, deposi- tando agua con ceniza sobre una extensa drea del Llano Central. Inun- daciones posterioré strano estas cenizas mezcladas con otros ma- teriales aluviales misceléneos, dando lugar a nuevos “set” de suelos aluviales y trumaos mezclados. VILL) Al término de este tiltimo periodo de depositaciones de ce- nizas, los rios se establecieron en nuevos cursos y recomenzaron las de- positaciones aluviales normales. Las consideraciones anteriores se yefieren solamente a los pro- cesos que ayudaron a formar el paisaje. Ademas han oeurri@e varios fendémenos especificos locales que han tomado parte en la formacién dei suelo de algunos lugares. El desarrol'o de “panes” impermeables, Mamedos localmente “toscas” es un ejemplo de ello. Las capas de toscas encontradas en esta parte de Chile parecen ser de cuatro tipos a lo menos. 1) Cerea de Victoria, algunas ce las tierras del Llano Central estén cubiertas con trumao redistribuide, pero bajo las capas de cenizas hay un horizonte cementado de gravas gruesas, escoridceas, grises obs- curas. La grava es angular pero medianamente fina, Este horizonte cementado es corriente en la planicie y estd ausente de los cerros cereanos y, por lc, tanto, no puede derivar directamente de la luvia volednica, La grava es demasiado angular para suponer que es una depositacién aluvial, y la idea més factibie parece ser que representa un flujo de barro con grava de la brecha de algtn lago glacial cercano. Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 81 II) En la cordillera sobre parte del pie de los cerros, se encuen- tan importantes depésitos de escorias con gravas. Estos estén a menudo cementados, pero son de origen subaéreo (Cepositados por gravedad des- de el aire) y siguen la curva del paisaje actual. I1]) Ademés un tercer tipo de tosca es el que esta asociado con un torrente répido de escorias incandescentes. Uno de ellos parece ha- ber descendido por el valle del Laja desde un eréter cerea del Antuco. Al parecer una corriente répida de gravas incandescentes rellenS mu- chas de las depresiones del Llano entre Chillin y un punto un poco ai Sur del Salto del Laja. El borde del Salto del Laja esté compuesto del material perteneciente a esta capa de tosca, de unos 3 m. de expesor. Este tipo de tosca esta muy fuerfemente cementada y se asemeja a una “breccia”. IV) Otro tipo de tosca se produce por la cementacién de materia- les glaciales finos » gruesos, El agente cementante de esta clase ce tasea parece sev variable. El hierro y ef humus son responsables en la cementacién de algunas toseas, pero a menudc los agentes cementantes no se puecen identi- fiear en el campo. Se cree que en algunos casos el agente cementante sea la silice coloidal o hidvatada. La cementacién por depositacion del carbonato de caleio se observé en pocos casos. CORRELACION DE LOS SUELOS DE NUEVA NDA ¥ LOS SUELOS CHILENOS DE ESTA REGION ‘Muches de los suelos de Chile de esta regién se parecen bastante a los tipos de suelos de Nueva Zelanda, aun cuando las précticas de uso del suelo no se asemejan. Esto se debe principalmente a !a diferencia en la distribucién de las precipitaciones. La precipitacién total y las temperaturas medias tienen variaciones anvales semejantes en ambas regiones; pero en esta parte de Chile hay un periodo marcado de sequia de verano; muchos de los terrenos entre la costa y la precordillera tienen cuatro 0 cinco meses con menos de 5¢ a 100 mm. ¢e lluvia. Ninguna regién de Nueva Zelanda presenta un perfodo de verano seco, tan largo, exceptuando partes de Otago Central. En veranas ocasicna- les, el clima de los tlanos de la vegién de Canterbury en Nueva Ze- landa, se parecerian al existente en Chilln, Esto significa, por ejem- plo, que los suelos de cenizas volcdnicas de Chile, no pueden sostener los tipos de pastos de Nueva Zelanda, salvo que se le regara. y esto podria explicar en gran parte, por qué los trumaos de Chile, son ac- tualmente menos productivos que sus congéneres neo-zelandeses. Todos Ices factores ambienta'es como precipitacién anual y temperatura, po- drfan ser similares en ambos paises, pero las condiciones estacionales ne son tan faciles de comparar como pareceria a primera vista, Las prineipales diferencias visibles en el suelo parecen deberse a la intensidad de la intemperizacién, los suelos de trumao estén esen- 82 Agr. Tée. Chile — Aiio XIX - XX - 1959-1960 cialmente menos intemperizados y la intemperizacién es mas lenta que muchos de los “Franco, pardo amarillento” de Nueva Zelanda. Para los Edafélogos neo-zelandeses, Chile proporciona ejemplos de variacién de franeo pardo amarillento débil a ligeramente intemperizado, como los que podrian desarrollarse en la Isla Sur de Nueva Zelanda que tienen grvesas capas de cenizas volednieas. Es asi como muchos loess de las Hanuras de Southland y en la cordillera de Catlins de Ja regién sur de Nueva Zelanda. Esta semejanza aumenta si se compara con los tru- maos de la isla de Chiloé. Debido a la diferencia del estado e intensidad ee la intempe: zacién es dificil encontrar los equivalentes precisos de Nueva Zelanda para los trumaos de esta parte de Chile, Los suelos Egmont y Oto- rohanga se relacionan con los suelos de trumao Santa Barbara, pero no es una relacién muy cercana. Los Collipulli pardo rojizos, suelos de cenizas antiguas cescritos en Chile, se parecen en algunos aspectos a los suelos de basalto de North Auckland (en especial con aquellos de las asociaciones de doleritas) y muestran otros aspectos que los relacionan con los suelos Hamilton. Los sue!os aluviales del Llano Central se parecen mucho a los suelos recientes de los anos de Canterbury, por ejemplo, el aluvium més reciente de grava de! valle del Laja y la Serie “Arenales” son superficialmente parecidos a muchos suelos aluviales de la Isla Sur. Las diferencias se haran més notorias con el tiempo cuando el aluvium esté més intemperizado, ya que los materiales chilenos son preferente- mente andesiticos, mientras !os de Nueva Zelandia son casi siempre menos ricos en minerales ferromagnésicos, Las cenizas recientes como las que cubren las laderas del voledn Chillén son normalmente arenas grises oscuras, bastante semejantes a los suelos Ngaurahoe de las laderas del monte Ngaurahoe en Nueva Ze- landa PARTE It SUELOS EN LA ZONA ENTRE LOS ANGELES (LAT, 37° 30'S.) ¥ PUERTO MONTT (LAT. 419 30° S.) Distribucién de las cenizas volednicas. Un gran sector de esta zona esta cubierto de cenizas volednicas y parte de los snelos derivan de este tipo de material generador. Grue- sas capas de cenizas volednicas, que muestran bandas claras debido a las diferencias en ei tamaiio y naturaleza de las partienlas minerald- gicas que componen las sucesivas luvias de materiales, se extienden directamente hacia la costa en la Provincia de Valdivia. Las mesetas ubieadas en la Cordillera de la Costa estin a menudo cubiertas con ca~ pas de cenizas moderadamente gruesas, aunque se encuentran a menudo, sectores dle suelos formados en la rcca subyacente. En estas provincias del sur, las rocas graniticas que forman la mayor parte de la Cordi- Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 83 Here de la Costa, hasta Angol, son reemplazadas por mica-esquistos. Correlacionado con este cambio de la formacién geolégica subyacente, hay una mareada alteracién en la proporcién de litosoles y suelos de tierras escarpadas en el paisaje, Este mismo criterio se aplica también a los cerros del pie de la Cordillera ce los Andes, al Norte de Osorno; el 50 % de los suclos de los cordones cordilleranos y precordilleranos se clasificaran como suelos de cerros y menos del 5 % como litosoles. La cantidad de cenizas que cubren estas laderas varian mucho, y en algu- nos casos la presentacién exterior de los suelos es compleja, y tendré probablemente que delimitarse como complejos de suelos, con y sin ce- nizas. Hay por lo menos 18 conos volenicos importantes a lo largo de la cordillera entre la latitud de Los Angeles y Puerto Montt, y varios de estos han estado en erupeién durante el presente siglo. En cortes verticales muy profundos vistos a orillas de los caminos, muestran que en el pasado, hubo considerable diversidad de deyecciones desde centros diferentes, aunque los depésitos posteriores muestran algo de unifor- midad. Podria haber alguna posibilidad de identificar el material de las cenizas de los diferentes centros por medio de estudios mineralégicos, pero en el terreno se observa poca diferencia entve las cenizas del vol- can Antuco en el Norte y las del voledn Osorno, unos 4° de latitud més al Sur. La mayoria de los materiales voleénicos consisten en eapas de cenizas finas y las estratas formadas por liuvia de materiales bien deli- mitados estén notoriamente ausentes, a lo menos en !o que se refiere a los terrenos de poca elevacién del Llano Central y la Cordillera ce la Costa, Estratas de materiales voledniecs de una fase explosiva re- pentina, son algo més comunes a lo largo de la precordillera, una ca- racteristica que est relacionada a la proximidad creciente a ‘as actuales fisuras volednicas. Hay muy pocas estratas de cenizas importantes co- mo las descritas por Atier. (“Les capas volednicas como base de la cronologia post glacial de Fuego Patagénica”, Revista de Investigacio- nes Agricolas, Vol, III, N° I, Buenos Aires). Ailey se refiere a capas importantes de pumicita cerea de! lago de Todos los Santos y Puerto Montt, y ha sugerido que el punto de origen podria haber sido el voleén Osorno, Hay un horizonte pumict- tico profundo parecido al descrito por Atier, en las capas de cenizas cerea de Villarrica, y bien podria ser que e! voledn Villarrica sea la fuente de este material y no el Osorno. Aiter considera que estas Ilu- vias de materiaies no tienen menos de 10.000 afios, La pumicita del Villarviea parece encontrarse en el centro de las capas de cenizas areno- sas cuyo color pardo oscuro esté manchado con un mineral intempe- rizadc blanco. Estas capas de cenizas envolventes no son muy diferentes, a las capas de cenizas arenosas pardo oscuras de Ja isla de Chiloé, que encierran un horizonte eruptive de lodo avenoso, E! suelo conceida como Puerto Octay parece derivarse de esta misma capa de cenizas arenosas, pardo oscuras, No se estudié durante el breve tiempo de que se dispuso, 84 Agr. Téc. Chile — Aiilo XIX - XX - 1959-1960 la relacién estratigraficas entre estas importantes capas de cenizas par- do oscura y las cenizas subyacentes més intemperizadas que dan lugar a las arcillas pardo rojizas, suelos Fresia y Mulptin (que no son muy diferentes en algunos aspectos a los suelos Co'lipulli). Este mismo ma- terial de cenizas, coloreado de rojo, arcilloso, fuertemente intemper zado, también se encontr6 en profundidad en la isla de Chiloé, pero no formé suelos en la isla. Las capas de coniza més recientes (las més altas en el perfil), muestran gran variacién en espesor atin en paisajes de relieve suave. Por ejemplo, cerea ce Valdivia (un punto regularmente apartado de cuaiquier centro de actividad volednica) la ceniza parece tener varios pies de espesor; en cnotraste con lo que se observa cerca de Osorno, donde en paisajes de relieve similares, las capas de cenizas recientes son comparativamente més delgadas, atin cuando estén situadas geo- grificamente mas cerea de los centros de erupeién. Este tipo de irre- gularidad en el espesor de las capas de ceniza es comin en esta parte de Chile, y cuando la presentacién exterior de los suelos sea estudiada con mas detalle se podrin comprobar las actuales sospechas de que existen algunos factores locales que han determinado que las cenizas se acumwarén, 0 se volarén en el momento de la depositacién. Aiter, en sus estudics en el Sur de Argentina, confirma que los climas post glaciales en esta regién mostraron el ritmo normal de “Boreal a Atlin- tico” hacia el “sub Boreal a sub Atlantico”, y que los cambios de ve~ getacién se produjeron en armonia con la oscilacién del clima. Es posi: ble, que la vegetaciin de esta regién de Chile central, mostrara una presencia exterior comp'eja de bosques y praderas, en la épeca en que la depositacién de cenizas fue mas activa. Las cenizas finas que se acumularon en los campos con bosques fueron menos susceptibles a la eros'Sn edliea que las cenizas caidas en las praderas, o cerca de las tierras estériles. Si esto fue asi, puede concebirse que las capas de ce- nizas leguen a ser mas gruesas en las regions de mayores precipita~ ciones como sucede en la regién Oeste de la Provincia de Valdivia. Un prob‘ema similar surge en relacién con el espesor de las ce- nizas que cubren los substratum de gravas y arenas ocupados por los suelos ce “Radis", Estos son derivados de cenizas volcdnicas desarrolla~ dos en condiciones de nivel de agua freatica alta. En ninguna parte del lane, los depdsitos de cenizas son mas delgados y es la presencia de horizontes fuertemente cementaccs er las gravas subyacentes, las que producen este nivel de agua fredtica alta, que tiene tanta influencia en el desarrollo cel suelo, Si los sueles de fladis se desarrollaran solamente en capas de cenizas resuitantes de las distintas erupeiones posteriores, seria facil deduciy que el relleno por gravas en las tierras bajas se produjo en un tiempo relativamente posterior en la cronologia de los acontecimientes; pero desafortunadamente Jas cenizas que cubren las gravas muestvan la misma estratificacién vertical existente en las tie- rras adyacentes cuyos relieves son ondulados. La tnica diferencia es que cada estrata en los terrenos planes es s6lo una fraccién del espesor Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 85 del mismo material en los terrenos ondulados. Pareceria, por esto, que el material de cenizas que fue capaz de mantenerse en los campos ondu- lados, no pudo permanecer en los terrenos planos bajos. Los materiales cementantes de la grava parecen ser principalmente ferruginosos y podrfan perfectamente hacer las veces de un pan pedolégico formaco tiempo atras, y que quiz4s fue responsable de la transformacién de mu- chas de las tierras bajas en un lago estacional que se secaba en Verano, Bajo tales condiciones, ninguna cubierta vegetal seria capaz de desarro- larse y cualquier ceniza caida sobre estas planicies pudo ser suscepti ble a la erosién eélica durante el verano. Con més detencién podria ce- mostrarse que las capas mas gruesas de ceniza de las tierras onduladas y terrazas adyacentes a las planicies, son en parte de origen eélico (Ejemplo: loes). Proceso de formacién de los trumaos, Algunas de las acumulaciones de grava que emergen del Mano estan libres de cenizas y en estos sue'os se produce una podzolizacién, o bien, una lixiviacién muy fuerte. En muchos casos cl subsuelo muestra un pan de fierro cementado, y algunas veces los horizontes inferiores estén gleizados. En Nueva, Zelanda, estos iiltimos se llaman podzoles gleizados, y en cualauier parte se les reconocera como podzoles de agua freatica 0 hiimicos. Son andlogos a los suelos Pakahi ce la costa Oeste de la Isla Sur de Nueva Zelanda y se les reocnoce como suelos muy di- ficiles de cultivar, Esta es wna indicacién de que la intensidad de la lixiviacién en esta regién de Chile es muy fuerte. Sin embargo, muchos perfiles de suelos de trumao no muestran un grado de lixiviacién tan intenso. Por una parte ellos son mas jéve- nes que los depésitos de gravas. Un factor mas significative atin podria ser la naturaleza relativamente basica de las cenizas voleénicas. Parte del materia! de las cenizas son minerales ferromagnésices finamente dividides que son més suseeptibles de intemperizarse que las gravas. Adin cuando la intensidad Ge lixiviacién puede ser elevada, el grado de in- temperizacién en las capas de ceniza podria ser adecuado para mante- ner los suelos en un estado joven. Unos pocos suelos bien drenados de trumacs, podrian ser estimades en un estado ¢e desarrollo mas que un “semimaduro”, para los standard de Nueva Zelanda, y algunos estan todavia en un estado “inmaduro tardfo”. También debe recordarse que, en general, muchos trumaos en Chile se estan desarrollando bajo un régimen de intemperizacién més débil que los “Franco, pardo amar’ Mentos” de Nueva Zelanda. Les suelos de trumao en las zonas de mayor precipitaciéu del centro sur de Chile (ej. Valdivia), muestran variaciones interesantes en el desarrollo del perfil. Los perfiles desarrollades bajo una precipita~ cién mayor ce 2.500 mm, no muestran podzolizacién, sino que los hor’ zontes del subsuelo se hacen sueltos, sin cohesién, tiene una estructura pobremente desarrollada, son de color pardo anaranjado brillante y a 86 Agr. Tée. Chile — Aiio XIX - XX - 1959-1960 veces muestran desarrollo de conereciones ferruginosas blandas. Estos suelos son, sin lugar a dudas, fuertemente lixiviados pero como en mu- chos suelos derivados de materiales originales basicos, la forma del fierro en el suelo parece impedir un facil movimiento por lixiviacién. Otro miembro en esta secuencia de desarrollo se encuentra cer- ca de Villarvica, donde la lixiviacién es medianamente fuerte, y los per files son intermedios entre los suelos ce Valdivia y Santa Barbara. Colores més brillantes en los suelos de Villarrica y la tendencia a for mar agregados grandes y ligeramente firmes en el subsuelo, son las principales caracteristicas de este estado particular de desarrollo. Este perfil se encuentra frecuentemente entre Rucumanqui por el Norte y el lago Ranco por el Sur, y probablemente deberian diferenciarse de los suelos Santa Barbara que los rodean. Sé!o unos pocos suelos de cenizas volednicas de Nueva Zelanda se desarrollan en situaciones de nivel de agua fredtica alta, y el perfil de los stelos de fiadi no tiene gran extensién geografica en Nueva Ze- landa, a pesar de que no son muy diferentes de algunos suelos cerea de la ciudad de invereargill, en el Ilano de Southland. El movimiento des- cenclente dei fierro movilizado durante !a estacién en que los fladis estan saturados, y el consiguiente movimiento y oxidacién de este fierro en las graves subyacentes deben contribuir seguramente a un empeora- miento gradual de las condiciones ce drenaje en estos suelos. Pequefes sectores podzolizados se presentan asceiados con ar= doles de confferas de crecimiento lento, los que no son tan comunes en esta parte de Chile como en la cercana isla de Chilog, Sin embargo, parece haber considerable variacién en el efecto que producen las di ferentes especies forestales, Esto también es bien conocido en Nueva Zelanca y puede constituir un tema interesante para investigar, el com- parar e! relativo “poder de podzolizacién” de las especies Nothofagus de Chile y Nueva Zelanda; y también comparar el efecto de los Podo- carpus, Dacrydium y Libocedrus y otros géneros que son comunes en ambos paises, En esta regién de Chile, pareceria que los Nothofagus Dombeyi, Nothofagus antrtiea y N. pumilio, son factores mas importantes en el desarrollo del suelo que otros miembros del género Nothofagus. Los Dacrydium y Libocedrus parecen tener una influencia semejante en la formacién de suelo en ambos paises, pero las pocas especies de Podo- carpus encontradas en Chile son casi equivlaentes a los P. spicatus (pino negro neo-zelandés) y no tan importante como factor de formacién de suelo como otzos Podocarpus neozelandeses, El Alerce, grande y longeva conifera chilena, (Fitzroya), pareceria tener tanta influencia en el fe- némeno de la lixiviacién como el kauri (Agathis australis) en Nueva Zelanda. Pero la Avaucaria que es otra Conifera importante en Chile, parece tener menos influencia en el desarrollo del suelo. Est4 claro que ambos paises tienen un campo comin muy interesante de relaciones planta-suelo. Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 87 Atin quedan suficientes bosques naturales en esta parte de Chile para hacer estudios ecolégicos de este tipo tan titil, Sin embargo, los bosques naturales de Chile estén desapareciendo muy répidamente, y muchos de ellos no son de facil acceso. Parte de! tiempo se utilizé en la visita 2 los bosques de araucaria en la parte alta de la precordillera, al interior de Cunco. Este bosque crece en suelos recientes de deyec- ciones volcdnicas del voleén Llaima. Algunas de estas escorias voleé- nieas son muy recientes, y se pueden encontrar en las uniones entre las yamas y troncos de algunos arboles mas viejos. Suelos recientes de cenizas volednicas, Las capas de cenizas mas jévenes, lejos del centro de la erup- cién, no estén estratificadas, pero al aproximarse a! centro de la erup- cién a lo largo de cualquier radio, la estratificacién pronto se hace visible y la textura, mas gruesa. Las texturas a cierta distancia pueden ser franco avenosas finas, y hay corrientemente una progresién de fran- co arenosa hasta arena gruesa, con aumento de mezclas de escoria fina y gruesa, En las ladevas actuales de los voleanes, el material es a me- nudo escoria estratificada fina y gruesa, y la textura més comin del suelo es arena con gravas. De igual manera, e! color de! suelo cambia desde parco y amarillo-parduzco hasta gris oscuro. Los suelos voled~ nicos recientes son corrientemente gris oscuros 0 pardo grisiceos cerca de la fisura volednica actual, y sus minerales estan poco intemperizados. En las pendientes y planos de la vecindad inmediata a los crateres, los suelos son profundos, de color gris oscuro y muy escorigcecs, y muestran pocos signos de desarrollo en e! perfil, Estos suelos volednicos recientes, estén estrechamente relaciona- os a los aluviones del mismo material depositados por los rios en las tierras bajas a muchas millas de distancia. Los suelos voledniocs recien- tes deberian mostrarse en los mapas, pues representan suelos que con tienen una gran reserva de nutvientes y son corrientemente muy buenos suelos para proyectos de forestaciones, a pesar de estar sujetos a la destruccién por veactivamiento volednico, En estos suelos e! crecimien- to de los Arboles puede ser extremadamente rapido: tanto la Arancaria como el Libocedro muestran incrementos anuales muy buenos, tanto en cireunferencia como en altura, 88 Agr. Téc. Chile — Afio XIX - XX - 1959-1960 PARTE IV SUELOS DE LA ISLA DE CHILOE EN LA LATITUD 42° 30° S. Los suelos de la isla de Chiloé son de interés para un neozelnadés porque se han formado bajo un tipo de bosque tipicamente neo-zelandés, compuesto de mezelas de latifoliadas, especies de Podocarpus y otras relacionadas con Nothofagus. La visita a la isla de Chiloé se hizo en parte para averiguar si e! microrelieve del suelo mostraba una corre- lacion con el mosaico de vegetacién, donde distintas especies de arbo- Jes pueden asociarse con diferentes estados de desarrollo del perfil del suelo. Los materiales de origen disponibles para el estudio dentro ce un radio de 80 kilémetros de la ciudad de Castro, son los siguiente: 1) Depésitos fluvio glaciales (grave fina y arena gruesa de ori- gen ancesitico en forma ocasional con pumicita). Il) Capas lacustres, marinas y glaciales, principalmente arena y gvava fina. IE) Capas de cenizas volednicas, de depositaciones bien defini- das, correspondientes, por lo menos, a cuatro periodos. TV) Mica-esquistos, la roca basa! de Ja regién. Uno u otro de estos materiales pueden estar ausentes en algu- nos sitios debido a la erosién local. Por ejemplo: ias antiguas capas de cenizas mas bajas, estin a menudo ausentes al Norte ce Castro. La capa media y més gruesa de ceniza (II del grafico), muestra corrien- temente una estrata delgada pero visible de lodo voleanico (III del gra- fico), mas o menos a! centro ce la capa. Esto representa probablemente un breve periodo cuando hubo una erupeién violenta de un créter la~ custre, que arvojé sedimentos de lodo del fondo del lago. Este intervaio explosivo, sucedié durante un perfodo en que la acumulacién de cenizas fue més bien una Iluvia sostenida de polvo voiesnico. Un suelo enterrado por estas cenizas puede verse en algunos sitios, lo que sugieve que hubo un largo pericdo de reposo entre e! tér- mino de este perfodo de acumulacién y el comienzo del siguiente. En este tiltimo estado las cenizas més recientes (I del grafico), son algo similar a los materiales andesitieos que cieron lugar a los suelos Santa Barbara de ms al Norte. En la isla de Chiloé, este material tiene rava vez mas de 50 em. de espeor, mientras que en e! continentes es gene- ralmente més profundo, Por ejemplo, en muchos lugares de Chiloé, este tipo de ceniza, puede dar lugar a algo més que un delgado horizonte superficial de textura franco limosa al acto, en donde el subsuelo se ha Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 89 desarrollado en las estratas subyacentes de cenizas mas antiguas y de color pardo oscuro. La secuencia vertical tipica en un corte profundo puede repre- sentarse como sigue: Suelo superficial ae Suelo derivado de cenizas volcanicas mas recientes ,espesor max.S5Ocms, suelo enterrado Suelo de Trumao mas anfiguo, enterrado por depositaciones mas re. cientes,espesor maximo Capa de odo volcanico intercalado | 10 ems espesor max. 12,5cms 22 Franco arcillo arenosa fina, pardo rojiza :cenizas __ intemperizadas antguas,ecpeser max. cirsdedor de 30.cms 3 Arenas estraiificadas ,espesor max alrededor de 16,5 mts. Gravas y arenas estratificadas, bs 228e2ceeutet| espesor max. 24,4 mts vl ae5.2 Mica- Esquistos vil 90 Agr. Téc. Chile — Afio XIX - XX - 1959-1960 De las diferentes capas anotadas: (I) esté comunmente en todos los suelos, menos en los de pendientes mas escarpadas; (II) es el mate- rial generador de algunos suelos en las pendientes al nivel de las te- vrazas marinas que forman la mayorfa de los suelos de la mitad oriental de Ja Isla de Chiloé; (III) es el material generador para algunos de los suelos en Jas pendientes més escarpadas; (IV) no se encontré formando suelo, atin cuando indudablemente contribuye a los perfiles de los suelos de cerros al Oeste de Castro; (V) forma los suelos en Jas pendientes mas escarpadas de las terrazas marinas al Norte y al Oeste de Castro (donde el eultivo repetido ce papas en surcos en direccién de la pen- diente ha provocado una erosién muy acelerada) ; mientras (VI) y (VII) constituyen el material generador slo en la formacién de suelos en las pendientes de la Cordillera de la Costa. Al delimitar la presentacién exterior de los suelos en Ia isla de Chiloé, ser necesario hacer un estudio cuidadoso de los diferentes ma- teriales generadores, antes que prestar mucha atencién al desarrollo del perfil del suelo, de manera que las caracterfsticas pedogénicas puedan ser separadas de las diferencias causadas por variaciones en la natura leza de los materiales generadores estratificados. El manto de trumaos més reciente cubre casi todas las vegiones mas estables en el paisaje cerea de Castro. Los suelos de trumao de Chiloé central pueden considerarse de dos clases para los fines de su veconocimiento. En la parte oriental, los prefiles estan apenas ligera- mente desarrollados; mientras que mas hacia el Oeste, los perfiles muestran claros signos de lixiviacién. Compardndoles con suelos deseri- tos en Nueva Zelanda, los suelos cerca de Castro se reconocerfan como de un desarrollo “‘semi maduro precoz” y los suelos al Oeste de Castro representardn un estado “semi-maduro taréio a debilmente podzolizado”. La comparacién no puede ser exacta debido a que los suelos chilenos se estan desarrollando en un ambiente de intemperizacién més débil que la mayoria de los suelos “franco, pardo amarillentos” de Nueva Zelanda. Los equivalentes neo-zelandeses mas cereanos se pueden encon- trar en Ja isla Chatham, una pequefia isla lejos de la costa de la Isla Sur. Es también interesante encontrar muchas caracteristicas en los suelos de Chiloé, que corresponde muy aproximadamente a los suelos de Ja regién Southland de Nueva Zelanda, ain cuando estos no derivan de cenizas volednicas sino que ce loess. El clima de Southland se pa- rece bastante al de Chiloé, pero no hay duda que las cenizas de Chiloé son realmente estratas de conizas y no loess; las diferentes capas si- guen la topografia muy ondulada en forma muy estricta, para ser de origen loesico, y 1a composicién de las sucesivas capas varia mucho. El suelo cerea de Castro tiene generalmente el siguiente perfil 0 — 18 em.—Pardo oscuro, franco limosa; estructura de miga muy suelta, se desmenuza rapidamente. Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 91 18 — 25 cm.— Pardo oscuro, franco limosa, con débil moteado pardo amarillento. 25 — 38 cm.— Pardo amarillento, franco limosa, agregados firmes, con una costra amarillo rojiza débil, rodeando los agregados, moderadamente compacto. 38 — 50 cm.— Pardo amarillento a amarillo parduzco, franco limosa, ligeramente compacto. Este perfil parece haberse desarrollado bajo un clima tibio a frfo, con una precipitacién de alrededor de 2.000 mm. al afic (sin me- ses secos) y bajo un tipo de bosque mixto de Nothofagus y de especies latifoliadas. Cerea de Castro quedan pocos bosques naturales, pero fue examinado con algiin detalle un lugar en que crece un grupo de Notho- fagus Dombeyi, Aqu{ el perfil mostvaba una capa de hojarasca (hori zonte Ao) de 5 cm. de espesor, compuesto principalmente de capas com- primidas de hojas de Nothofagus y pequefias ramas, El horizonte Av esti mejor humificado y mejor estructurado que los suclos cereanos, que han estado sujetos a cultives durante 80 a 100 afios. La parte mis baja cel horizonte A, presenta agregados mas sueltos que la parte su- perior. El horizonte B no est claramente diferenciado del C, y el tinico signo de movilizacién del fierro, es la presencia de particulas de color rojo oxidado revistiendo los canales de antiguas raices. En un corte del camino cereano, el horizonte B mostraba una estructura columnar muy débil. En contraste con los sueles de Castro, al oeste de esta ciudad, se tiene generalmente el siguiente perfil: 10— 0 cm.—Capas de hojas totalmente descompuestas (turba, fran- ca, pardo oscura). 0 — 10 em— Gris parduzeo muy oscuro, turboso, franco limosa, con estructura de miga débil. 10 — 20 em.— Pardo griséceo, franco limosa, casi sin estructura. 20 — 28 cm.— Pardo ascurc, moteado fino de amarillo rojizo, franco limosa, pesada, 23 — 28 cm.— Pardo brillante (rojizo); franco limosa; con agregados rojo amarillentos, débiles, esparcidos a través de este horizonte y conereciones duras ocasionales. 28 — 50 cm.— Pardo amarillento, franco limosa. Este perfil parece estar asociado a un clima con precipitaciones ligeramente superiores (2.500 a 2.750 mm.), mayor nubosidad, y con- diciones mas frescas y més htimedas que las que se registran en las zonas adyacentes que generan los suelos présimos a Castro. Los bos- ques contienen una proporcién regularmente alta de Podocarpus sp. ¥ 92 Agr. Tée. Chile — Aiio XIX - XX - 1959-1960 Dacrydium sp. y una regular cantidad ce Nothofagus sp., como tam- bién muchas especies latifoliadas (principalmente Laurelia). Es interesante anotar que los Podocarpus aisladamente tienen una apreciable influencia en los suelos en los cuales crecen. La velocidad de lixiviacién, bajo muchos ée los Arboles mas grandes es suficiente- mente ripida como para desarrollar perfiles con caracteristicas de pod- zoles, pero delgados. Como en Nueva Zelanda el factor principal parece ser la formacién gradual de un cono de hojarasca semi-descompuesta a través del cual pasa una cozriente acrecentada de agua de Huvia (aumen- tada por la retencién que hacen las ramas y troncos de los arboles que concentran la Huvia alrededor del pie de éstos). La efectividad de la Uxiviacién parece aumentay bastante por la potencia de ciertos com- puestos orginiccs producidos por la lenta cescomposicién de la hoja- rasca. Les perfiles miis desarrollados observados en la is'a de Chilog muestran clara podzolizacién: 20— 0 em— Parde rojizo cscuro, humus, franco (Loamy peat); algo fibroso. 0 — 5 cm—Pardo grisdceo oscuro, humffero; franco limosa. 5 — 8 em— Gris parduzco pélido, franco limosa. 8 —18 em— Pardo; franco limosa, ligeramente humiticaca. 13 — 19 em.— Pardo fuerte, franco limosa, débilmente moteado. més de 19 em— Pardo amarillento, franco limosa. Perfiies similares al deserito se encontraron solamente bajo gran- des Podocarpus. En Nueva Zelanda, um perfil asi se reconceerfa como un estado “sub-maduro” en la secuencia del desarrollo del suelo. Hay por lo tanto, evidencia de un mosaico suelo-vegetacién en !a presenta- cin exterior de los suelos, en esta parte de la isla de Chiloé. Es posible que los perfiles que corresponden a esta deseripeién se hagan mas comunes en el lado occidental de Ja isla ce Chiloé. El reconocimiento aéreo muestra que la proporeién de Podocarpus y Libo- cedrus en les bosques aumenta hacia el Oeste, Al mismo tiempo que se observé que muchos de las mesetas altas de la Cordillera de la Costa estaban cubiertos con una vegetacién de arbustos achaparrados con bol- sones de pastos altos. En agunos lugares estas praderas parecen estar en proceso de ser invadidas répidamente por bosques nuevos de Dacry- dium. Existe la posibilidad que la delgada capa de ceniza voledniea no estuviera totalmente adaptada para mantenerse en estas serranias poco protegidas, y por eso los suelos aqui pueden haberse desarrollado di- yectamente sobre la roca basal, Si estoa materiales generadores son ricos en silice podrian podzolizarse més facilmente que las cenizas vol- canicas y los cambios en la vegetacién pueden estar relacionados con la degradacién progresiva cel suelo, como sucede en Nueva Zelanda, Una Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 93 hipétesis parecida, indicaria, que la presentacién exterior de vegetacién actual se ha producido por incendios repetidos. En la terminologia neo-zelandesa, les suelos de la isla de Chiloé, pueden caracterizarse como “Franco, amarillentos debilmente intempe- rizados”, variando de moderadamente lixiviados a debilmente podzoliza- dos, y !ocalmente podzolizados con intensidac. ‘Una correlacién exacta es mas dificil con los tipos de suelos av- tuales de Nueva Zelanda. Morfolgicamente, los suelos de Chiloé, tienen congéneres casi exactos en la regién de Catlin del Distrito y Southland de Nueva Zelanca. Las practicas de manejo bajo cultivo y forestacién también parecen seguir de cerea los padrones del Area de Catlin, En Chiloé son comunes las lecherias y las praderas para ovejas, y las papas y cereales son los cultivos principales. La calidad del pasto no es buena y el manejo es a menudo muy deficiente, con una alta proporcién del fea que se invade nuevamente por matorral bajo (como fue el caso cel Area de Catlin en Nueva Zelanda alrededor de 1938). Ser muy féeil transformar Chiloé en un area productora de mas leche y carne, semejante al distrito de Southland, que es una de las mejores Ave: cultivables de Nueva Zelanda. En Chiloé la falta de caminos, de trans- porte y capital para el desarrollo de la tierra son obstéeules no muy faciles de solucionar. Sin embargo, una vez que el proceso comience, 1 hay cuda que el establecimiento de praderas y téenicas de manejo de empastadas se puedan basar en la experiencia obtenida en los suelos similares de Nueva Zelanda, PARTE V DISCUSION Desde su creacién en 1942, el Servicio de Suelos de Chile, ha estudiado con diversos grados de Cetalle, muchos de los suelos de im- portaneia agricola. Les reconccimientos de suelos més detallados y los mapas interpretativos que de ellos se cbtienen (indican Zactores simples como son: textura, profundidad, caracteristiceas de dvenaje, necesidades de abones, ete.), tienen mucha aceptacién entre los agricultores y sil- vicultores, quienes estén aumentando constantemente la demanda por este tipo de informacién, A! mismo tiempo, les funcionarios del Servi- cio de Suelos, tienen la conviccién de que es necesario extender el reco- nocimiento generalizado de suelos a todo el pais, a fin de demarear los suelos potencialmente adecuados para el desarrollo de la agricultura y de la silvicultura y asi obtener un cuadro completo de los recursos de suelos de que se dispone. De este ultimo, saldra el esquema final para Ja clasificacién de los suelos ée Chile. La presente investigacién ha mos- trado que en muchos suelos de Chile las relaciones genéticas pueden dis- tinguirse claramente, y es muy probable que este tipo de clasificacién seré muy (itil para relacionar los recursos de suelos de que dispone Chile, y por titimo, sera un valicso instrumento para una ulterior in- ot Agr. Tée, Chile — Aito XIX - XX - 1959-1960 vestigacién agricola o forestal, como se hace en Nueva Zelanda y otros paises donde los factores generadores del suelo son igualmente dindmi- cos y operan en periodos de tiempo comparables. Puede ser conveniente, el intentar la preparacién de un mapa generalizado que muestre las relaciones genéticas de los suelos de Chile, particularmente de los trumaos y los suelos de cenizas voleAnicas y mencionados (Collipulli, Nadi, etc.), donde pueden observarse diferen- cias importantes en fertilidad, a igualdad de texutra, profundidad, es- tructura, color, o drenaje, ete. Los suelos de cenizas volednicas de Chile, pudieran ser el tema de un estudio de gran amplitud, para determinar relaciones genéticas. El informe precedente ha mencionado algunos de los problemas més importantes que esperan un estudio posterior. Estos incluyen: 1.— En qué extensién la actividad volednica regional, agregé ele- mentos ferromagnésicos y otros minerales basicos, a los suelos que se han desarrollado sobre paisajes muy antiguos de la Cordillera de la Costa y en los terrenos de poca altura de la costa hasta hasta Valpa- raiso inclusive. 2.— {Cudl es el origen geografico y pedogenético de los suelos pumicitices en la vecindad de Santiago? 8.— ,En qué extensién pueden estar relacionados las diversas fa- ses de depositaciones de materiales volcdnicos sub-aéreos, con los fe- némenos glaciales contemporéneos? Por ejemplo, Collipulli y los ma- teriales volednicos basicos relacionados con él, puecen encontrarse bajo, junto, y sobre los materiales transportados por la tiltima glaciacién. 4. ;Tienen !as cenizas del tipo Collipulli, una composicién mi- neralégica similar, a través de toda su amplia extensién? Si ello es efectivo, ;dénde estuvo la fuente de origen de este material? 5.— En qué grado pueden los suelos de trumaos estar relacio- nados con fuentes de origen especificas? Si existen diferencias minera- logicas, es la forma de depositacién similar en cada caso? 6.— Como pueden ser delimitados los trumaos cerea de la pe- risferia del 4rea que ocupan? En algunos casos parece existir un com- plejo de 2 0 més tipos de cenizas, mientras que en otros, mas bien existe una intergradacién textural. T.— Si pueden establecerse conjuntos (suite) més grandes o mas pequelios para los trumaos, por ejemplo, considerando las diversas ca- racteristicas heredadas del suelo, ;cudles son las caracteristicas adqui- ridas en el curso de la evolucién del suelo, por efecto de la intemperi- zacién y de la lixiviacién en diferentes periodos de tiempo? 8— (Es una caracteristica significativa de la presentacién ex- terna de los suelos en las areas de desierto del Norte de Chile, la pre- sencia de una cantidad variable de cenizas volednicas? Observaciones sobre los Suelos de la Zona Central de Chile 95 9.— 4 Cual es el origen y desarrollo de las estratas ce “tosca” en las cenizas volednicas? {Cudles son las caracteristicas heredadas y cu les son las adquiridas durante el desarrollo del suelo? 10.— ; Cua es el origen y desarrollo de los suelos de Nadis? ;Por qué, paisajes que estan profunéamente cubiertos con cenizas, tienen por el contrario, suelos relativamente delgados? 11.— ;Cual es el significado de las fluctuaciones en grosor, de los depésitos sub-aéreos de cenizas volednicas? ¢Cudnto polvo volednico permanece “in situ” y en qué extensién se produce una redistribucién? GAfecta esto, la variacién de la cubierta vegetal? 12.— Es relativamente simple, fijar la intensidad de la lixivia- cién en los suelos de cenizas volednicas, en los distritos con grandes caidas pluviométricas en los que el polvo original era moderadamente silfceo, pero {cuales son las caracteristicas significativas del perfil del suelo en regiones de menor precipitacién o donde las estratas de cenizas son de naturaleza basica? 18.— ;Cudles son las diferencias mas grandes entre los procesos de suelos de cenizas volednicas de Chile y aquellos de Nueva Zelanda? iHasta qué punto los suelos de cenizas de Chile tienen reservas impor- tantes de nutrientes para vegetales (representados por los minerales intemperizados de] suelo) ?, y gen qué regiones la rapidez de pérdida de ellos por lixiviacién natural en el suelo, aleanza a la velocidad con que se produce la liberacién de los nutrientes en el suelo por efecto de ia intemperizacién? ;Proporcionaria esto una base para comparar las praecticas agricolas en los dos paises? 14— Nueva Zelanda puede proporcionar muchos ejemplos de aplicacién con éxito de practicas modernas de manejo de suelos de ce- nizas volednicas, pero hasta qué punto pueden ellas aplicarse sobre sue- los aproximadamente similares en las condiciones ambientales chilenas? Algunos de los problemas que se indicaron anteriormente pueden resolverse por medio de estudios ce campo adicionales, y otros, requeri- ran investigaciones de laboratorio. Con respeeto a estos tiltimos, es re- confortante saber que el Servicio de Suelos de Chile, estar equipado pa~ ya emprender estudios mineralégicos y exémenes microscépicos de sec- ciones de suelos y con personal adiestrado para estas actividades. Una estrecha colaboracién entre el personal de campo y de laboratorio, de- beré conducir finalmente a la clasificacién de los suelos de cenizas vi canicas de Chile, lo que sera de inestimable valor para los agricultores y silvicultores, y permitira una correlacién més precisa con los suelos de cenizas voleiinicas de Nueva Zelanda, del Noveste de Asia y Noroeste de América. Es este un problema Pan-Pacifico al cual Chile puede hacer valiosas contribuciones,

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