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‘A partir de 1984 comenz6 a tomnarse corriente, en la pren- ‘sa politica argentina, el nombre de Coordinarlora 0 Junta Goordinadora para designar a una tendencia que adqui- ia peso creciente en el gobierno y en las flag del partido Gobernante, la Unién Civica Radical (Uc). Ese aio, las lis- {as propiciadas por los circulos de dirigentes jovenes a ‘los que se identificaba con la tendencia habjin ganado, Jas elecciones internas del radicalismo en varlos distri- tos. ¥ en 1965, la llamada Coordinadora constituia ya tin ato relevante en los andlisis acerea de las orientaciones gue convivian dentro del partido oficial, disputaban por cargos partidarios y tenian exponentes en el Congreso na- clonal, en algunos: parlamentos provinciales y entre los fincionarios del gobierno central. Tivestigadorcunycccs ¥ En 1986, la revista Somos, através de un splemento epoca, ¥ des pa el iro ZQue es la Coordinadera?, preparaco por Frantseo Herrera | compuesto jor entrevisiasy un par de documentos de la tendency, larian una ininterumpida investgacén periodisten eabre quienes Ihiblan sido bautizados "nada inacentemeate— como le ‘montoneros ‘de Alfsts", Durante 1986, diaros (la Raain Clarey y rest U2 Pe dicta, Buoros Aes, Marcher) le dedicaron aeticils 4 ls Coordinate: {o enirwtas a algunos de sus exponentes. namente, Aledo Lease {Jost Antonio Diaz pubicaon, a comienzna de 1967, Los hess de ‘Aijorsin (Buenos Aires, Sodamerteana-Pasets), hasta hey la tage Gon pertodistiea ns tnformada, 205 El relieve piblico que tom6 la Coordinadora como agru- pamiento interno del radicalismo fue dejando atrés las primeras imagenes, todavia genéricas y poco diferen- cladoras, del Movimento de Renovacién y Cambio ~la corriente que tenia como lider a Rail Alfonsin— y del *alfonsinisme", término empleado para englobar los diversos contingentes, partidarios 0 no, que el nuevo pre- sidente habia atraido politica y eleotoralmente, Durante Jos meses que siguleron a la vietoria electoral de 1983 y a Ia asunci6n del gobiemo en diciembre de ese afio, en efec- ‘o, el primer plano de la atencion estaba ocupado por esa atraccién que habia hecho emerger una nueva distribu- in de fuerzas dentro del escenario politico nacional, cambiando el papel que hasta entonces y durante décadas, desempeniaba el radicalismo. Ya en el curso de la campa- fa presidencial habia sido ostensible que el liderazgo de Alfonsin tha acompafiado de innovaciones no sélo res- ppecto del mensaje, sino también de las formas con que la ‘eR solia practicar el proselitismo e interpelar a los vo- tantes, a través de los comités eontrolados por jefes polit ‘cos locales. Como rasgo novedoso en los habitos politicos del radicalismo aparecio entonces la imagen de un parti- do apto para la movilizacién militante y la organizacién de actos de masa, También era evidente que la voluntad de “ganar la calle”, asi como el reclustamiento en gran es- ala de nuevos aflliados, obtenido por métodos ajenos a Jas nitinas de la tradicién partidaria, habian sido impor- tantes para la hegemonia que Renovacion y Cambio y su [prinespal dirigente lograron dentro de la UcR antes de las élecciones nacionales, “Todos estos elementos atipicos —que eran notorios— aparecieron en un primer momento sélo como rasgos de Ja Inflexion renovadora y progresista que Alfonsin ha- bia tntroductdo en el perfil de la ucR, dertvaciones, po- dria decitse, de su Uderazgo. El paso del tiempo, sin em- bango, y con él las vielsitudes y las contingenclas del ejer cicio del gobierno, harian emerger una configuracién ‘mas compleja de litieas y grupos diferentes en el seno de Renovacién y Cambio, Bajo la sombrilla de Alfonsin —cu- 206 @ autoridad Gltima no se cuestionaba, al menos pablica- "=, e808 sectores competian en toro a ortentacio- 8 politicas y recursos de poder, tanto dentro del partido fleial cuanto en el interior del goblemo. Pues bien, fue ‘ese contexto de mayor difereneinelén donde Ia gravita- (olny la fama dea Coordinadora comenzarian a crecer. En lo que sigue,* haremos un esbozo del desarrollo de a Coordtinadora, desde su emergencia como agrupamien- 40 juventl radical — hasicamente universitario~, a fines dela década del sesenta, hasta su insereién actual en las Blas del radicalismo, A través de ese recorride buscare- “hos responder a algunas cuestiones: zcules fueron las foondiciones de su formacién y qué elementos — politicos (© ideologicos~ le confirieron clerta unidad al grupo origi- Thal? ZEn qué cirounstancias logrd expandir sug bases y ‘Sus posiciones en el partido y qué innovactones introdsi- “eampo de los “coordinadores", una vez implicados en las jsludes del goblero y como integrantes del partido reseciewn este rabejoy dacuto wo prmeraredacetin pe abtenido parte dele dato que sien en erevistag que man fines con Jests Rodrigues, Marcelo Stubrin, Federico Sloranly Ris I Milano. Coinciden con los que proporcionan Allredo Leen y Joes po Dien La hereon de lfc it. 207 ta Fe, y tomaron parte en el encuent algunos de los que quince anos después cobrarian notoriedad como lideres "coordinadores” (Luis Caceres. Marcelo Stubrin). El régi- ‘men autoriterto. presidido por el general Ongania ~ que habia suspendido las instituciones de la demecracta re- presentativa y-proscripto a los partidos—, el alineamien- {o politico-sindical opositor representado’ por Ia cor de Jos Argentinos y el extendido fermento de disidencia est- iantil frente al orden surgide del golpe de Estado de 1966, le proporcionaban a la deltberacion su marco gene- ral de referencia. Pero para estos jovenes radicales, reunt- dos para acordar una linea de oposicion al regimen, que tuviera clerta articulacion nacional, habia. también un contexto y un tema mas especificos: la situacién del parti- do ¥ su porvenir como fuerza politica, Dos afos antes el goblemo de Arturo Ilia habia sido derrocado sin desper- tar mayor resistencia, fuera de algunas declaraciones re- robatorias del golpe militar (entre ellas, la de la Univer sidad de Buenos Aires, cuyo conato de desobediencia fue rapidamente sofocado). 2Por qué la indiferencia general hhabia rodeado la caida del goblerno radical y el propio partido aparecié como una organizacién sin rellejos ante el desenlace y la campafta desestabilizadora que lo prece- 416? gCudl seria el papel de los radicales en el alinea- miento antidictatorial y qué formas de accion politica de- ‘bfan asumir st se pretendia ir mas alla de los eautelosos reclamos constitucionalistas que promovian los dirigen- tes mas conspicuos del partido (en primer lugar, Ricardo Balbin)? ¢Como interpelar y atraer a la juventud, cuando para la mayoria de ella el radicalismo representaba un organismo agotado? La respuesta a estos interrogantes es- tarden la base de la constituctén del agruparniento,? 5 doble registro, pues, hay que situar la apariion estecerd nator Wacanl (aiishanare eee fal adoptado en la reunion de Setibal, donde se ere6 jo la denominacion de “comisién coordinadora na de jovenes radieales"~ una instancia de acuerdos (ivan para un sector del partido cua existencla this virtual que real la juventud), Por um lado, como del proceso, a la vez cultural y politico, de moviliza. slveil universitaria que entré en su apogeo en 1969 fe uno de los componentes de la “oposicion social” que Teactivacién de esos impulsos hacta posiciones de Herda que la historia del radicalismo ya habia co- ido, si bien —tras la gran division que habia levado iras de Frondizt a la mayoria de la juventud radical— yrecfan ser en las filas de la UcR? poco mas que un dato jual, sin gravitacion polilica, Esa doble inscripeian abra de regir no s6lo el nacimiento, sino también, du- fe varios afios, la trayectoria idcolégica y politica de Coordinadora y ta de los jovenes militantes que ha- Tan deella su centro de referencia, La politica universitaria —agitada, a fines de la década {el sesenta y los primeros aos de la siguiente, por las de- tostraciones de oposicion al régumen militar y las cone froversias de espiritu maximalista que dividian a las fagrupaciones estudiantiles— fuze el primer escenario para Jos reducidos niicleos que la Coordinadora logré anexar fn sus comlenzos. La disputa por un espacio propio en el ‘campo del movimiento estudiantil y sus organismos (los ‘centros y las federaciones locales que se agrupaban en la Federacién Universitaria Argentina) involucraria a los ‘ilitantes radicales en los debates promovidos por las 37 “espe de ka aia de tla nos preguniabanis por qué eve goblerne que habla tendo virtues como el respeto a las ibertadea pableay ve Fabia mpulsado el erelsento de In economia y habia tirade roel das antimperialstas coms al no envio de tropa a Santo Domingo, Ia ley de mediernentono In anilacin de low onteston petoleroo, sin em argo habia caida. Ms davis: por qué habia rida on motions yorde las indifrencias populares" IF. Stara, I Parodista, N* 10), Tieos Ares, 16/21 de agosto de 1096) Legumos a Setball “on lt ibn de transformar le estracturn burvcraticy elstoalata del td Gals en un movimiento apto para eniertarae la lciadura. Set Ibs de demostrar que el dicaian podia formar parte de Ta hucha urn, sein éecaracionesreprodvcdas or Cratnn Noble, Lapa lla de Afonsin’, en Bueno Ae, NI, Dene Aiea abpatode 1960) 208 2001 ond 1a estabilidad del régimen autoritario, Por otro, | polar, que no se habia agotade en la administracton tli” (Marcelo | \ agrupaciones de la tquierda mardsta, que en aquellos aflos habian adquirido un peso relevante en el medio Mdeolbgico universitario. El arco de cuestiones en tomo a Jas cuales estas agrupaciones disputaban, formulando es- trateglas para cl movimiento estudiantil —cuestiones que eran enunciadas dentro discursos globales acerea del tipo de sociedad que era Ia argentina, el grado de inminen- cla de la revolucion y sus etapas, la naturaleza del régk- ‘men autoritario vigente y el papel de las universicades en. Ja actividad de oposicion, etc.—, significaba un desallo pa- ra la identidad de los niicleos radicales que se proponian actuar segiin una orfentacién comin, El esfuerzo por unificar y homogenelvar las propias flas thabria de acompafar, entonces, la actividad des- tinada a impulsar tendencias estudiantiles bajo la di eceidn de los “coordinadores’. Sobre todo cuando esas tendencias comenzaron a ganar gravitacion y el nacleo de dirigentes de la Coordinadora se recompuso ~ tras el alelamiento de un grupo que apostaria a las virtualida- des revolucionarias del peronismo— con nuevos integran- tes. En la basqueda de una identidad que fuera més alla de Ja genérica adscripcion al radicalismo, los “coordina- ores” incorporarian précticas habituales en sus rivales de izquierda: los seminarios de discusion ideologieo: po Iitica, los documentos elaborados para la circulacion interna con el objeto de proporcionar una linea comin a tos adherentes, la lectura promovida de determinados tex- tos. Buena parte de los temas de discusién, asi como de Jos textos de lectura, no eran diferentes de los que exroula- ban entre las agrupaciones de izquierda (ineluyendo las agrupaciones universitarias foperonistas). Pero, rein- terpretados para tornarlos compatibles con la tradicién radical ~ reinterpretada, a su vez, en clave antimperialis- tay popular, segun el influyente modelo de romsA—, se los sustiaia de los eriterios de ortodoxia doctrinaria ‘de Ins discusiones marxistas. Asi, operando mediante adapta- clones, apresiados y sustracciones, los lideres “eoordina- dores® trian componiendo un bagaje compartide de for- mulas y enunciados ideolbgicos alines, antes que con la 300 julerda en general, con la variante nacional-popular esa taquerda# Mas adelante, al comentar algunos de los documentos sicos' de la Coordinadora, senalaremos el parentesco ‘sus enumnciados con los plantecs tipteos de lo que la amos quierda naclonal-popular. Digamos, por aho- que el bagaje meneionade no era original ~Sus compo- principales estaban tomades del teido Weol6gico je las controversias universitarias~ ml constituia. una lologia sistemética. Pero su adopelin le conferiria cies- it unldad y elementos identificatorios alo que era tun po- Jo de agregacion de militantes estudiantiles, antes que wn {grupo doctrinario. Como dijimes poco antes, el estuerzo por define «jes {Weolégicos compartidos no hizo mas que acampafar la ‘actividad en el eampo de la politica universitaria, tarea fen que os Jovenes radicales' se mostrarian particular mente eficaées. Sobre la base de algunos nficleos, que Tirraigaron sobre todo en universidades del Interior (La lala, Cordoba, Rosario), se le dio impulso a una corsien- ¢ estudiantil que habria de experimentar un fuerte erect ito desde comienzos de ta década del setenta. En. 1971. las agrupaciones que respondian a la direceién de Junta Coordinadora adoptaron el nombre comin de: Franja Morada, vieja denominacién del reformismo unk- rsitario bajo Ja cual habian sobrevvide, en algunos }oc0s bastiones y en minoria dentro de! movimiento est anti, radicales junto con sociallstas y anarqustas. Ya ajo el control de los “coordinadores", las agrupaciones, ‘de Franja Morada, que reclutaban activistas y adheren- 9 sin filacién radical, ganarian la mayoria'dentro de 9 organismos estudiantiies que reconocian a ta Federa- on Universitaria Argentina (rua) como central. sind. al. En 1972, la tendencia unpulsada por la Coordinado- ‘conguist6, allada con el me — brazo suruversitario del ituro Partido Socialist Popular—, los primeros cargos Fe scvordo cone testimonto de Ricardo Mian, era Rando Late rir lcamepetaba mr espnl ap popeie lage so directivos de la FuA, y otro de los nombres que mas tarde ‘se volverian conspicuos, el de Federico Storani, aparects ‘enlawicepresidencia de la central estudiantil. ‘Una clave de ese rapido crecimiento probablemente ra- dique en Ia articulacién que los “coordinadores" —en so- ‘cledad con el nmin— lograron darle a un espacio vacante dentro del abigarrado mapa tdeologico-politico del movi- mlento estudiantil de esos aos: el del reformismo unt versitario, Espacio vacante, en efecto, tras la erosion que sufi inmediatamente después del golpe de Estado de 1966. Ni para el maximalismo ideolégico que se habia apoderado de 1a tzquierda marcista ni para las tenden- las de la izquierda peronista — por entonees, el otra foco de atraceién—, el vago Iegado de la Reforma Universita. ia representaba siquiera un punto de referencia simb6lt- co. Sin ortodoxia doctrinaria que defender y prestos para IWberar a} radicalismo de la imagen de fuerza “gorila”, en consonancla con la orientacién naclonal-popular con que se habian identificado, as agrupaciones inspiradas por Ja Coordinadora ofrecian un canal de militancia y ‘expresin mas flexible que el de sus competidores por la tradicién reformista, los micleos universitarios comunis- fas, Asumiiendo los simbolos de la Reforma Universita- tia y en virtud de esa flexibilidad que los hacia aparecer —respecto de sus diferentes rivales— mas moderados que ‘unos y menos catequisticos que otros, los militantes uni- versitarios del radicalismo onganizaron asi un espacio de representacién para tn nuimeroso sector del movi- mientoestudiants. En los mismos aos de la expansién de Franja Mora- dda, la reaparicién de una escena politico-electoral fue mo- ificando el contexto general dentro del cusal habla nack do la Coordinadora. La primera senal de esta reaparicion fue el acuerdo interpartidarto conocido como "La hora del pueblo”, que tena como socios mayores al peronismo y al radicalismo, (1 nombre que tomé el acuerdo deriva- tba de la deciaractén que sus miembros suseribleron en, 1970, pocos meses después de la destitucién del general ‘Ongania, y en la que reclamaban, junto a algunas deman- 02 s de orden econémico-social, el retomno a las institucio- hes democraticas,) ¥ cuando en 1971 el general Lanusse ‘= quien para entonces ya era el “hombre fuerte" del rég- |= asumié la presidencia, se reunieron los elementos para crigir una nueva escena y un nuevo Juego politico, ue tenia como clave la salida electoral negociada entre 5 Jefes militares y los partidos. ‘En medio de zozobras y valvenes, ese juego avanz6, aun- “que alejandose del disefo originalmente buscado por la fraccion militar encabezada por el general Lanusse (y que Suponia, entre otros acuerdos, el fin de la proseripelén {el peronismo y su integracion al sistema de partidos a teambio de alguna forma de renuncia por parte de su lider, Juan Domingo Perén). Cuanto mais dificil se hacia, para. “Jos jeles militares, renunciar a la solucion electoral, me~ nor era la voluntad de los dirigentes politicas por apa- “ecer en arreglos con un régimen jaqueado por una opo- Sicion generalizada y explosiva. La apertura habia reacti- do a los partidos, y varios de ellos se alinearian en la “critica al experiment autoritario iniciado en 1966, bus- “cando atraer y representar ~en el terreno de las opciones “dlectorales~ a Ia disidencia que hasta entonces se habia expresado en movilizaciones callejeras, estallides po- [pulares, huelgas y la aparicion de partidos armados de Pues bien, fue en este contexto ~cada vez menos propi- 4o, aun en’el campo de la politica estudiantil, para los 1poS maximalistas que proponian ignorar o rechazar “Ja alternativa electoral que los javenes “coordinado- " eonsolidaron los vinculos que mantenfan con la Mracoion del Partido Radical agrupada en torno a Radi Al- for Paralelamente a la militancia primordialmente unt ersitaria, el nticleo propulsor de la Coordinadara habia iltivado el trato politico regular con aquellos dirigentes, artidarios més afines, no s6lo con la demanda juvenil le que el radicalismno ejerciera una oposiein més activa partido. De esos dirlgentes, varios de los cuales hablan formado parte del gobierno de Arturo Illa, Alfonsin era quien contaba con mayor base en las filas partidarias. Por la gravitacion que habia aleanzado en el radicalisrno de la provincia de Buenos Alres, su figura comenzaria a ¢jercer atracetén sobre los que ~en disidencia con la men- talidad y el estilo cautos que Ricardo Balbin transmitia al partide— buseaban un nuevo perfil para el radicalis- mo. Enire ellos los "coordinadores". (Digamos al pasar ‘que varios de los integrantes de la Coordinadora prove- nian de familias radicales —Becerra, Nosiglia, Storant, Stubrin, ete.—, cuyos miembros adultos pertenecian a la constelacion del progresismo mas 0 menos laico que esta- ba, también, a la busca de una expresion mis orgéntea dentro del partido.) El juego politico ablerto por la perspectiva electoral ‘acele’s la voluntad de entendimiento entre estos varios afluentes para crear, en comtin, una corente interna, ‘que desaflara la hegemonia del balbinismo en el partic, ‘La convergencia entre los militantes enrolados en la Coordinadora y la fraccién agrupada en tomo a Alfonsin ceristaliz6 en septiembre de 1972, cuando tuvo nacimien- fo el Movimiento de Renovacién y Cambio. En el acto politico en que se hizo piblica la fundacién de la nueva ‘corriente, levado a cabo en Rosario, se aprobé una decla- racién -"Manifiesto de Renevacién y Camiblo"— y se pro- lam6 la formula Rail Alfonsin-Conrado Storant para ” disputar por la titularidad de las candidaturas dentro del radicalismo, Tanto el nombre del agrupamiento como el contenido de Ja declaracién tenian un alre de familia con el Movi- miento de Intransigencia y Renovacién surgido en la dé- ~eada del cuarenta. Entre las propuestas para “el cambio de estructuras® figuraban la reforma agraria, la naclona- Wacion de la banca y el comercio exterior, el control esta- ‘tal do los sectores claves de 1a economia, ia afirmacion de Ja Reforma Universitaria, el sostén de la autodetermina- clén de los pueblos: es decir, un conjunto de enuneiados rogramaticos que ya habjan formado parte del bagaie, 04 % ‘sea ret6rico, det partido y que ahora integraban to ie Se definia como un ‘proyecto de Mberacién nacio- ‘Seglin un modelo que tampoco era inédito en la ex- “Periencla del partido, el texto tnseribia al nuevo movi- ento en la tradicién ("Somos la fuerza vital del Radica- lsmo de todos los tiempos”) y, al mismo tiempo —ya en ¢ + los definia como expresion del radicalismo “que Juche contra la dictadura y toda forma de opresion, y del | “gic estuvo en la Cérdoba del ‘69 y en cada moriliaton | ‘Popular de los iiitimos tiempos”.5 ot Jas elecciones internas. destinadas! a normalizar la gentzacion partidaria y designar sus autoridades, tuvie- foi kigar en noviembre de 1972 y el Movimiento de Reno clon y Cambio fue derrotado por la coallcion presidida Hor Ricardo Balbin, denominada Linea Nacional, La par Hioipacion en la nueva eorente signified para los ins- Piradores y miltantes de la Coordinadora la incorpo. el6n en Ia competeneia Interna radieal, un ambito que bia permanecido clausurado. durante los. primeros el régimen mittar como comsecuencla de la pros. etn que pesaba sobre los partidos. Colocado fuera de i medio ~la legaldad y los comicios-. la extstencia del dicalismo se circunseribia a los coneilabulos de nota- Dn intencion politica, declaraciones de dirigentes). De iodo que. en esos afios de clausura, el partido representa- Ba bara los “coordinadores una instancla mas que nada ica. Las elecciones internas de 1972, que dieron a Lcorriente que ellos habian contribuide a fundar la ar que el peso de la maquina partidaria y la red de eros" no se compensaba con la influenela alcan- fla entre militantes juveniles, sobre todo en el campo fMidiantil. Esta comprobacion dejaria gus lecciones a la mi deencararla disputa interna una década después, 0 de Renoraciin y Cambio" en Somas la vida oon de los testimorioe), Bueabs Aires Eatoral Respuesta, 1008, 805 Gbria slusién polémica a ln orentacton paridara of Bajo la conducoién de Balbin, la vor (nombre que recu- vperé para sila anterior UcK®) acentué la politica de recon ‘iliacion con el peronismo que habia iniciado pocos ‘aflos antes, al mismo tiempo que eltudia ~en el curso de la ‘campafia por los comicios nacionales de 1973— el papel de fuerza opositora al ya morfbundo régimen mulitar. Bs- te papel seria asumido por Perin y sus partidarios, artiou- Jando un vasto frente electoral que trunfé masivamente ‘sobre los radicales, cuyos votos estuvieron lejos de los ob- tenidos por el peronismo. No obstante el contraste electo- ral, la gravitacién de Balbin ~ convertido en interlocutor rivilegiado por Per6n— crecié tanto dentro como fuera del radicalismo. La Uc volvia a ocupar el Ingar de fuerza ‘moderada y moderadora, pero no ya el de polo de agrega- cl6n antiperonista. El Ilsmado “acuerdo Perdn-Balbin” ‘=que para este allimo perduraria mas alla de la muerte del primero, en tanto hacia de la preservacion del orden ‘institucional el valor primordial de ese acuerdo— le asig- ‘naria al radicalismo un papel mas bien complementario {que alternativo ala mayoria del peronismo.® ‘Ahora bien, esta linea, que la direcef6n balbinista man- tuvo con pocas variaciones durante el tumultuoso perio- do que fue de 1978 a 1976, no podia obtener el consenso de Jas miitantes enrolados en la Coordinadora. Para ellos, ‘esa linea confirmaba el abandono de la vocacién mayor’. tarla que e! Movimiento de Renovacién y Cambio busca- a recuperar para el partido, ¥ si bien la reconeiliacion, con el peronismo y el dialogo Pern-Balbin contributa a disipar la imagen *gordla” de la ucr (cuestién mas sensi- ble para los jovenes que para los mayores de Renovacion y Cambio}, no los acercaba a los sectores del peronismo con los que los “coordinadores” tenian mis afinidad por ‘sus posieiones de tequierda, En este marco bused preservar sus posiciones Ia Cootdi- nadora, que aunque fusionada dentro de Renovacion y ‘Cambio no se disolvi6 como agrupamiento, retentendo de © Verel anise de este Juego piles en Marcelo Cater, The argon 906 ho la representacton de la juventud radical en el plax @ nacional (de hecho, porque formalmente no existia a instancia organica). Colocada en ese papel. el desaflo i fuerte para el ascendiente que habia alearzado en el jento estudiantil a través de Franja Morada prove no de la Juventud Peronista Ur), convertida entre los aos 1973 y 1974 en verdadero polo magnético para vas~ ‘contingentes de la generacion que se incorporo al acti- ismo politico durante el ciclo de intensas movilizacio- ‘nes contra el régimen autoritario recién concluldo. En. efecto, la vP, que en pocos meses habia experimentado un precimlento vertiginoso, jugando un destacado papel pro- wandistico y organWzativo en la camparia electoral en. IGoordinadora de juventudes politicas”, de la que particl= también representactones juveniles de otras fuer- ero la alianza tendria corta vida. La inquietud por sservar las proplas fuerzas de la politica de la up, cada ‘més subordinada @ la orlentacion y las téctioas de 1os oneros, Hevaria a los “coordinadores” a abandonar s flas de la coallciGn, Este paso les permiti6 recuperar Hposiciones en la universidad cuando los militantes de la Juventud Peronista entraron de leno en las vicisitudes Me la violenta lucha interna del peronismo, mientras se. Toplegaban los que habian sido sus adherentes ms oca- jonales. (No es difiefl pensar que el periplo de la uP fue mien otra leccién de esos afios para los dirigentes y ac- enrolados en la Coordinadora, cuya toma de dis- a Tespecto de aquélla puso a la mayoria de los JO- fenes radicales al resguardo de la violencia que habia snenzado a degradar la lucha politica hasta eonchutr en. Fates: song subcultures, weak systam Buenos Aes, CEDES, lie, el golpe de sentatie: de 1976, con sus salvajes proyecciones 3) ‘Cuando lns fuerzas armadas derrocaron al goblemo de Isabel Perén, la Coordinadora seguia siendo antes que na- fda un agrupamiento con peso en el movimiento estdlan- Ul, st bien algunos de eus dirgentes, como Luls Caceres, hhabian conguistado ya tun espacio en las fas partida ras. ¥ ese poder aoumulado en eleampo dea politica wni- Verstaria tenia debit proyeccién en la relaoion de Tuer- | zas internas de radicalismo, donde el Movimiento de Re- | hovacion y Cambio estaba cn minoria frente al balbinis- ‘mo, Tal situacion solo habria de camblar cuando, ms de Seis aos despues, la crisis de la dictadura implantada en 3076 reabrieraeljuegopoliicoyla vida partidari. No quisiéramos concluir este paragrafo sin formular Ia hipstesis de que la experiencia colectiva en cl miltan- timo universtario del periodo everado confiré. una ‘marca comin a los dirigenes y miliiantes “eoordinado- Tes"; marea ala vez culturaly generacional, De esa socia- lesen en el mundo de ia polten umivertaria extra rian no solo buena parte de los temas de un bagaje ideo- | Togico compartide (al mencs hasta los comtenzos. de la | gestion de’ Alfonsin), sino también habitos que afc [nente podian adquirirse en el radicalismo: clerto estilo “| de miilancia permanente, el emplea de ia movilzaciin |e los adherentes como recurso politico, la aiseipina pa- 7 Viase la veralon retrospect dele rupture con la JP". Jen junio de 1975, luego de hacer pablic un documento en conjnto an Juventud Radial) convons con otras organtzeiones a formar las Juve Uden Poles Argentinas, ln que 2c canstityé con as juvertades de {dos los partidos populares. Comencidos dela necasbded de atanges & nivel juve en la fonerecion de onganteaciones que rabajen por bint ‘dal nacional y a defonsa del regimen constituconal Pero al comenar lnshuventad Peronisa UP) s usar teroriem corea métode de accion. ‘veal organiancién ae rein de laa Juventden Poliens Argentinns sto suede ameddos de 1074 madiante unadeclaraciin pubilea~ y 2 [artirds ese momento pasa a ser un sll usado por fos Mentoneras cn Finclon des poten” (Juventud Redieal y Derechos Hurmanos" deca rctin del 23 de septembre de 1985, inclutda en Francis Herrera, ut (Sala Coordinator? lt) 808 jales tests politicas en un texto que leva e) itule que en- ibeza este paragrafo. La version original fue sucesiva- inte revisada y actualizada, en general con el objeto de purgarla de sus tnflexiones mas tzquierdistas. A pesar Jas variaciones, el esquema basico se mantuvo aun en s-en el comenitario que sigue.® El hecho de que fuera ado todavia en 1985 revela que ~por Io menos hasta mtonces y aun cuando la Coordinadora ya no mantenia ‘existenicia como agrupamilento— no sélo se relvindica- a la vigencla de ese texto, sino también la voluntad de to yde Renovaciény Cambio, ‘Como todo escrito ideoldgico que pretende: funcionar marco de referencia para la practiea politica, La tradiccién fundamental construye una representa- de Ta sooiedad argentina, de su orgenizacion, de sus pales de esa construccién, permitasenos aclarar la lusién que hictmos de ella en la familia que Ua- amos izquierda nacional-popular. Nombramos ast el “taso del Partido Intransigente) © no (como en los casos 1 Varo « seguir la versa tncluida en Seros ta ea, of. De Povienen as cas quchacemosen auesto tela, del peronismo y el radicalismo), y en que se amalgaman nnociones y valores nacionalisias con temas de inspira- ‘cl6n socialista, Esta amaliama tiene como presupuesto {ue las desjguaidades de la estructura social que crista- wan un orden injusto en la distribucion de la riqueza_y el poder, cuyas victimas son las clases populares for- ‘man un cuerpo tinico, por decirlo asi, con la dependencia, fen que se halla el pais respecto de centros imperialistas, Salir de esa situacton, es decir, romper Tos vinculos de de~ pendencia, requiere la morilizacién de todo el pueblo-na- ion; la liberacion nacional, a su vez, debe abrir paso a tun often social mas justo. Transformar la sociedad para climinar o reducir las desigualdades tiene, entonces, ¢o- ‘mo requistio ~o se integra en un mismo movimlento con el cambio de posicidn de la nacién en el plano inter- nacional, A diferencia de las formulactones “frentistas” eldsicas de los partidos comunistas, que tambien se proponen fu- slonar “cuestién nacional" y “euestion social” en los pat sts dependientes, el vehiculo politico de esa empresa no suele ser la alianza o el frente de partidos (tradueetén de un frente de clases), sino el movimiento nacional o nacio- nal-popular. El movimiento nacional puede tener varias tapas o encarnaciones, cada una de las cuales actualiza 1g voluntad del pueblo-nacion a través de vasios agrega- dos iterclasistas con amplia base popular. Pues bien, a esta familia de ideas esquematicamente expuestas, y que da lugar a variadas enunciaeiones con- reas, pertenece el documento La contradieciin funda ‘mental. En €l, y siguiendo un esquema de obvia filacion | maoista, se define lo que seri el antagonismno bisico de Ia sociedad argentina: “el pueblo argentino por un lado y el ‘eompleo antinacional oligarquico-monopdlice-tmperia- lista por el otro". Se trata de un antagonismo irrecone!- able, que torna secundario todo otro conllito {ecanémi- 0, politico o cultural), pues en él esti en juego la suerte ‘misma de la nacién: “La Nacién necesita independencia para lograr su realizacion y la felicidad de sti pueblo” Como en el motdelo dieotémico en que se inspira, esa opo~ si0 sicln fundamental no sélo es el confleto mas importan- entre diferentes: conflictos, no solo resume la esencla ‘de la situacién nacional ~la dependencia—, sino que esta “presente en todos los planos de la existencia colectiva, en “¢ada uno de Ios cuales se expresa la contraposicién entre *puedlo" y “antipueblo” [intereambiables 0 superpont- ‘Dies a los de nacion y antinacién). Pero st bien se expresa “orepresenta en todos los campos, el fundamento 0 matriz ‘pllima del antagonismo es de orden eeonémico o econd- ‘nico-social {el documento “coordinador” comparte la tendencia, predominante en los andlisis y los diseursos: do izquierda, a reducir Io politico y lo social a una lave “econdmica. Aprehender la *contradiceton fundamental” resulta, en: tonces, decisive para orientar correctamente la aeci6n po- Titica. {Cuates son los integrantes de los dos campos irre~ ‘conelliables? Por un lado: la clase trabajadora urbana y ral, las clases medias —pequena y mediana Durguesia de la ciudad y el campo, los profesionales, 1a Intelectuall dad progresiva y el movimiento estudiantil—. Por el otto, “el artipueblo: “ios grupos econémices y empresarios vin tulados al imperialismo norteamericano, inglés, euro: "peo y multinacional, la oligarquia terrateniente, los onopolios exportadores tmportadores y de la interme acién, y la ollgarquia financiera”. Las dictaduras milt- bjona atribuyendo papeles subordinados @ economias na- mnales como la argentina, que operan a la manera de livulas de escape para las “superproducciones y excesos ales) En la Argentina, acttan aliados al sistema de nacién internacional en que se halla alojaclo el pais ant \ | diferentes clases y grupos econémices. Algunos de esos Sectores ~las fracciones “entreguistas” de la burguesia— Promueven politicas de desarrollo y modernizacion desti- adas a modificar el eje agrexportador del eapitalismo local, pero sin alterar el réghmen de tenencia de la tierra ni Ia condicion dependiente del pais (la dependencia ad- quiere nuevos lazos y formas). Otres seetores — como la oligarquia Jatifundista~_ son antidesarrollistas y anti eslatistas, formando un bloque de interés con las firmas ue monopolizan el comercio de exportacién ¢ importa- cién. Pero en cualgulera de sus variantes, los beneficia- dos por estas politicas de subordinacion nacional son ‘slempre capas privilegiadas que integran la cfispide del poder econémico y soctal de la Argentina, Correlativa- mente, los pexjudicades son: los diversos componentes _deleampo del pueblo. ‘Aun cuando sélo constituye una minoria reducida, és cspide ha sido eficaz en su estrategia politica: dividir | artilcialmente a "las mayorias nacionales” (tun ejemplo seria el enfrentamiento que por largos afios mantuvie- ron radicales y peronistas; contradiceiones secundarias os Mevaron a perder de vista que la contradiceson fun- damental los unia frente al enemigo comin). De ahi que, frente a la estrategia fundada en la maxima de “dividir para reinar", la respuesta haya de ser “la unuilcacion de las fuerzas que componen el campo popular, para rea- War la Liberacién Nacional". 6] documento lama a lunurse bajo este ema a “radicales, peronistas, soctalis- fas, conservadores, trabajadores, empresarios, clases me- dias, hombres de campo, artistas, intelectuales, docentes, ‘amas de casa’, acompaniadas de aquellos militares dis” Puestes a honrar la memoria de San Martin y Mosconi? Durante In campata electoral y despues, ya conto pesiente, en ag nos de os eins de tpo pebisltaoe s los que concen a pater Aho de gnblemo, Albnsin tolerpelar a ls itarmas identhades pai fas (adleles, peronisis, notalatan,conservaderes), exhortidolos & Incorporarse a una nueva sittesis use maevo movinienta, a que a Yes Tamara "tereer meviiento histiiea", de acuerdo cot la novienelat sia Programa a realizar comprende las medidas ya elas is de las corrientes radicales de lquierda, inchiso en el iantfiesto fundacional de Renovaclin y Cambio: refor- 2 agraria, nacionalizacion de la banca y él comercio ex: terior. etc. El logro de 1a liberacién nacional resolverd la ‘contradiceién fundamental de esta etapa del desarrollo Hiistorico argentino, cuya dindmiea abriria paso a otros “antagonismos basicos, Tales son las tesis principales de La contradiceién fun- “damental. En elias no es dilfell reconocer el eco de temas, Y, formulas que eran parte del medio ideolgico univer de los primeros ailos de Ia década del setenta, ‘cuando fue elaborada Ja version original del escrito. Diez ios después, sin embargo, los “coordinadores” irian po- Hiiendo en circulactén otros documentos de elaboracién, propia. Complementarios de La contradiecion findamen- fa ya que han funcionado tambien con valor de textos definieién y orientacion politieas, ellos. son tambien. ‘mas clocuentes en cuanto a la inflexién que la experien- e la dictadura militar implantada en 1976 habia in- juctdo en las ideas de la Coordinadora ‘Nos referimos a tres documentos: “Estructura de la Eoo- ia Argentina”, “Juventud Radical y Derechos Huma- is" y “Manifiesto de una generacion radical’ (todos los fueron reeditadas ajo el gobiemo de Alfonsin con sello de la Junta Coordinadora).'© El primero, redac- en jullo de 1983, se propone dar un diagnéstico de Ta ituacion econémica argentina y formular tina “solucion lacional” para sus problemas, fundada en la expansion el mercado interno, el desarrollo de la industria pesada, bre la base del ahorro nacional, el desarrollo de una’ logia propia. la planifieacion econémica (incluida 1 del agro). eteétera. La estralegia sugerida pata sacar al is de la crisis econémica ~con la ruptura de la depen- scion: popular que hace del yrgojenismo el perenismo, el ime: lund, respectramsent, de cuss movimiehios, st Antonio Diaz, “Un aparats de cadens aus fas era en lo he es (La Ras, 28 de gosto de 1008), dencia como clave para construir una economia al ser- vicio de todos los “sectores que componen el campo po- pular"~ es una amplificacion de las tesis de La contradic. Cin... con un claro énfasis ex la condicién “nacional” de Jes actores que conflutrian en esa estrategia, El sequmdo de los documentos mencionados fue dado a ‘conocer en septiembre de aquel mismo afto, en el tramo final de 1a campafia electoral que le daria el triunfo al ra- dicallsmo: Destinado a sentar la posiciin de Jos javenes radieales ante la cuestion de los derechos humanos y las violaciones de que fueron objeto durante la diciadura mi- litar, la declaracion contiene una serie de argumentos de polémica inmediata con los swvales electorales de la Uc =el principal blanco de esos argumentos era el peronis- ‘mo—. Ahora bien, al fundamentar la posicién sobre el te- ‘ma que era objeto del documento, se eritica la subestimma- ‘clon de la “democracia formal" por parte de la tzquierda (Mas alld de que nuesteo objetivo sea la democracia so- lal, es imposible lograrla sin acceder previamente a la democracia formal"), y se traza un cuadro de la violencia, rogresiva que, activada por formaciones paraguberna- mentales y partidos armados de izquierda, contribuyé a erosionar el experimento institucional inielado en 1973, hasta culminar en el golpe de Estado y la salvaje repre. sién mata. La reivindicacton de ta democracia politica, de las Ie Dertades civiles y del pluralismo ~nociones que no inte- {graban el repertorio del discurso dominante en la laquier~ da nacional:popular, pero que en la década precedente tampoco eran familiares entre los “coordinadores— apa- Fece también, y como objetivo central, en el texto que nomibramos en tercer Iugar. El “Manifesto de una gene- racién radical” es anterior a los otros dos, aunque €3 el mds representative como mensaje de aulodefinicién de la Coordinadora en la transicién hacia el partido. En efecto, 1a declaracion fue suscripta en 1981, en ocasion del Congreso de 1a Juventud Radical (Jen), eando los “mayores" del agrupamiento se aprestan a “entrar de lle- no en la militancia partidaria’, En el texto, los “coor- au dinadores” evocan Ta formacion y la trayectoria del agru- pamiento —una reconstruccin depurada a la luz de los dramaticos afos 1973-1976 y la posterior experiencia del Autoritarismo militar~, exaltan el carcter “nacional y humanista” de Ja doctrina radical y proponen una ima- en de la sociedad a la que aspiran: “Queremos una socie- dad abierta, no autoritaria, sin autématas, con hombres de carne y hueso que estén en condiciones materiales y espirituales de transitar la libertad” Aparte de estos temas, el maniliesto —que reconoce en Raul Alfonsin al dirigente partidario que ha reivindica: do muchas de las ideas sostentdas por los jovenes— pro| qa una transformacién del radicalismo que lo arranque el encapsulamiento politico y social, convirtiéndolo en alternativa de gobierno. E] ensanchamiento de las bases Sociales del partido, para arraigarlo en el movimiento ‘obrero y las asociaciones empresarias, la asuncién del es lilo de'un partido de movilizacién militante (en primer ‘lérmino, contra el régimen militar vigente) y la conver- gion de los comités en centros de actividad permanente Son las formulas propuestas por los “coordinadores" a devolverle a la uck la posibilidad de la mayoria elec- oral. Solo poco mas de un aho después, la apertura poll: flea Jes creard Ja ocasion de poner en prictica esas for No podria decirse que sea la unidad de doctrina lo que unica entre si los textos que hemos comentado. Ame- Tudo no se ensamblan unos con otros y aun dentro de un. ismo documento los enuneiados remiten a paradigmas oclopoliticos divergentes. Pero ya senalamos la funcion ms bien pragmatica que desde el comienzo tuvo la elabo- sion ideologica para quienes integraban, antes que’ Dire cosa. un agrupamiento de milltantes. Como en la cada precedente, elagregado mis omenos laxo de nocio- Adeol6gico-politicas — dato nada extraio, por otra par- ven la subeuttura radical— seguia operando como articu | Tador de una sensibilidad de izquierda. Séio que ahora Guando la agonia de otra dietadura militar hacia emer. | fer nuevamente la perspectiva electoral—, la resolucién de *hacer politica” con vecacion de gobierno era menos ‘genérica que en los afios del activismo universitart, EL AVANCE DE UNA NUEVA GENERACION RADICAL El colapso que para el régimen militar significé ta derro- ta cn las Malvinas trajo la apertura politica y la reanima- clon de las actividades partidarias, destinada a organi- zar las fuerzas para una sallda electoral. ¥, como dijimos: poco antes, Ia aparictén de ese escenario en 1982 le cred Ja oportunidad a los mifitantes de la Coordinadora. Las elecciones internas del radicalismo, primero, y las elec- clones nacionales, después, serian las primeras etapas de luna carrera politica que en pocos afios se mostraria muy exitosa, ‘Antes de enfocar el proceso de esa rapida carrera, haga- ‘mos un paréntesis para senalar algunas de las ctreunstan- clas que favorecian las aspiraciones de Rail Alfonsin, sin cuyo ascense al liderazgo del partido el avance de Tos "coordinadores" habria tenido grandes obstaculos, Enu- ‘meremos, simplemente, esas circunstancias: 1) la muerte de Ricardo Balbin, ocurrida a comlenzos de 1982, el tinico rival difict! de superar para el ider de Renovacién y Cam- ‘bio; 2) la guerra de las Malvinas, que arrastr6 a Jos diri- gentes mas conspicues del balbinismo al compromiso con los vaivenes del aventurerismo militar, desde el trlunfalismo del comienzo al desconclerto posterior; 3) 1a erosion que habla sufrido la imagen colectiva del pero~ nnismo que, tras el final calico de su tltimo gobierno, ya no estaba rodeado del aura que lo acompano diez afios atris, En poco tempo se veria la habilidad de Alfonsin para aprovechar estas clrounstancias que Io colocaban en. si- tuaciGn favorable ante sus rivales internos y externos. Proyectandose como un lider demécrata y reformador, cu- ‘ya convocatoria se dirigia mas alla de las Milas del radica- lismo y su electorado permanente, fue el primer politico ae ‘en tomar la inlciativa y no la abandoné durante toda la ‘campaita quel llevé ala presidencia, Un factor prinetpal en el dinamismo de esa campana fue la Coordinadora. Los “mayores” del agrupamiento, ca- st recién incorporados a las filas partidarias, actuarian ‘como miembros de Renovaciin y Cambio en diferentes istritos del pais, pero la Juventud Radical y Franja Mo- Fada —que emergio con la reactivacion del movimiento estudiantil impulsada por la guerra de las Malvinas— Seguian bajo la orientacion de los dirigentes “coordinado- Pues bien, estas instancias juveniles estructuradas serian activadas para imprimirle los rasgos de moviliza- ion militante que adquirié la campana de Alfonsin, ya ‘visfbles en: los dos actos con que ella se inielé en 1952. Se jfeners asi lo que podrfamos llamar un proceso de interac- ion: la proyecciin nacional del lider de Renovacion y Cambio ~ quien ocup6 el centro de la escena politico-eleo= foral ain antes de obtener la candidatura de Ja ucr— le abrié espacio a un militantismo organizado, de matriz universitaria, que amplificaba y le daba artioulacién or- _gAnica, sobre todo entre los jévenes, a esa proyercisn, “Al influjo del arrollador triunfo de Alforisin en. as in- “lernas partidarias del ‘83 —escribe José Antonio Diaz~, Ja Coordinadora, por primera vee, deja de ser un aparato de cuadros y militantes principalmente asentades en los wustros universitarios, habitualmente excluidos de la rmalidad organica partidaria, para implantarse en los istritos, parroqulas y secciones electorales del radicalis- 11 Pero, antes de que el desenlace de los comicios E Vicente Palma, al anaiear e) proceso de rorganivaién parte de electionestnternas en que infresaren el pervs el radial ‘desde mediation de 1082, y dentro del smbite de i Capital Peder, faa el mar de ee proceso en Ia UCHe “ls mvieaion, fa apertae el partido y su orsaten ls Jovenes, junto ean sniaaie que meer ‘igus ortentacones, como la vslorvacfon de In ete, eh ina pectin revitalada y atractiva, al vincuaria, por ejemplo, con le cn por low derechos hutanos" (Derccracs interna eh loe patio, ‘Aires, IDES, 1086, p. 70) Ahors bien, le militants debe Coord fueron elementos actvos de exe elim, ei ue Ine imigencs de ay internos Jes diera esa Implantacién en las las partiday Tas, los “coordinadores” y Tos eontingentes que ellos mo- vilizaban fueron operadores activos de una campafia de Teclutamiento que ~ bajo la consigna de *Aflese al radi- eealismo para gue Alfonsin gane"— no sélo produjo un fuerte ineremento de los adherentes a la UcR, sino que con- ‘tribuyé a neutralizar el control de punteros y jefes cliente- listleos en distritos oficiales 2 ‘Tras las elecciones internas que Je dieron la suprema- cia al Movimiento de Renovacion y Cambio dentro del partido, Alfonsin impulso la recomposicién con las It heas que habian quedado en minoria, unificando al radi- calismo tras su liderazgo y su candidatura en la campania ‘que desembocé en el triunfo de la UcR, Durante todo este perioda ~en verdad, desde la reanimacién de la actividad politica, en la segunda mitad de 1982— y hasta buena par- fe del primer afio de la administraciéa radical, los cua- dros miitantes surgidos de la Coordinadora no tienen otro perfl visible que ¢] del ala Juvenil de Renovacin y ‘Cambio, Bien alojados en la estructura partidaria, varios de ellos integran las lstas de caindidatos de la vce para Jos eomicios cle 1983 y resultan elegidos, Otros son incor- orados a la administracién, Ese es el periado en que Alfonsin, como candidato y después como presidente, convoca con frecuencia en Sus discursos a Ia formacion de un movimiento nacional ~el “tercer movimiento his- torico", a Ja vex transformador e integrative de varios aluentes de la tradici6n politica argentina—, una idea ca- ra a los “coordinadores”, Es tambien el periodo en que ‘aun desde el gobierno se propicia cl método de las movill- zaciones y las concentraciones publicas para apoyar inl- ‘lativas oficiales —como en el caso de la ley de reordena- ‘paride de massa’ y “ercer movimiento histories apuntaban, cowed eee mam Palermo, a "superar Ine de paris eleworate cerrado ¥ on elite canta, de punterosy eas y cull drigentes rei fas eer '2'Un nao tplco fic el de tm Capital Federal. Sobre tas elescones setemds dal sedicalimne porteho en 1083 ver ef tra de Palero antes old, pags 02°94, a1 jlento sindical y la consulta popular por la sol conflicio del Beagle~ 0 para dar respaldo al orde! fratico, Al igual que la concepcién movimientist hace juego con el proyecto de unidad de las “mayoriay ‘lonailes” 0 pueblo-nacion—, el estilo movilizador y_ plebiscitario como elemento clave de una gestion dei ‘ratica halla en los dirigentes de origen coordinacor, en Jas instanclas juveniles que tutelan, @ sus impulsores mas entusiastas. Ello no significa que no aparecieran descontentos et Jas filas del sector respecto de politicas del gobiemo 0. acerca del papel del partido frente a éste. Pero ellas se ex presarian con sordina. Después del triunio electoral que Jo consagré presidente del pais, la autoridad personal de Alfonsin dentro del radicalismo no hizo sino crecer, reforzada por la evidencia de que su figura atraia un con: Senso que superaba de lejos la influencia del partido. En 1984, la convenci6n partidaria resolvi6 suspender tempo- ‘Tariamente la norma estatutaria que exigia, de quienes ‘ocupabian puestos en el Poder Bjecutivo, la renuneia.a stis ‘cargos en el partido, La resolucién, que le permitio a Al- fonsin retener la jefatura de la uck, fue la consagracién forganica de la posicin privilegiada que se Te reconocia, Fl liderazgo indiscutido del presidente (al menos de ma- hnera pablica) seria entonces ¢) dato “duro” para el juego politico de tendencias y orientaciones rivales, tanto en él stido como en el gobierno, dato al que se atendrian tam én los “coordinadores" La disputa por cargos y posiciones dentro de la uck, que aneci6 relallvamente congelada durante el primer sho del gobierno radical, se reanimé a partir de 1985, Entonces se veria el ineremento de adherentes y la acumue clon de posiciones que habian logrado dentro de la e3- IE porque entondemos gue la moviizactn populares el prinepl niamento que Uene el yoblemo democrities para lewit tll ‘cambios coyunturaes pero que hacen sin dude a ins grass yrnacioncsculluales y revlusonarias de un pas” (Carl F sn Franciecollerera,

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