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182, AguSTIN EScoLaNa BEw170 que en muchos aspectos ya ha comenzado, los individuos serén cada ver més aprendices mévilos provistos de soportes orté- files que ascgurardn wna comunicacién coustanive con las Tedes culturales. Este nuevo tipo de relacién del hombre con el co- nocimiento y la tecnologia exigird un tiempo policrSnico y fle- xible y 1a ruptura con los modos tradicionales de apropiacién, ‘Tal propnesta frente al inmovilismo y sedentarismo de la es. enela no es un alegato antiacadémico, como pudieron ser en al pasado los discursos iconoclasias de Goodman o de Illich, sino una alternativa en favor de modos de socializecion cultural mes libres y flexibles, que exigirén sin duida nuevos enfoques de la convivencialidad, es decir, nuevos espacios y tiempos para la comunicacidn y el didlogo entre los individuios y las culturas, 11 un nuevo teatro cognitivo que facilite la movilidad de los ac- ‘tores que intervienen en la realidad edneativa y en sus formas de representacién, S La arquitectura como programa 5.L. La ARQUITECTURA BSCOLAR COMO DiScURSO En epigrafes anteriores hemos mostrado eémo las catego ‘fas tiompo y espacio no son simples esquemas absiracios 0 es ‘iruciwas meutras» en las que se «vaciar la accion escolar. Bl espacio-esouela no es sélo un wcontenedor donde se abica la educacién institucional, esto es, un escenario diseiiado desde presupnestos exclusivamente formales en el que se «sitiian» los agentes que intervienea en el proceso de ensefianza-aprendizaje para ejecutar un determinado repertorio de acciones. La arqui ‘ectura escolar es también por s{ misma un programa, una es: peoie de discurso que instituye en su materialidad un sistema de valores, como los de orden, disciptina y racionalidad, unos marcos para el apredizajo sensorial y motérico y toda whit niiologia que cubze diferentes simbolos esiéticos, cull au ideologicos. Al mismo tiempo, el espacio ed flejado en su formateado las innovacion| (18a) 184 Aaustix Escouaso Binr70 on sus concepeiones gexetales como en los aspectos més t6o- nicos. Es evidente que las escutelas del bosque o los jardines de infancia, por zeferir sélo algunos ejemplos, expreszran en su institucioralizacién material las tecrfas que las legitimaron, como igualmente es notorio que las escxelas graduadas 0 les aulas de ensenianza mutua reflejaron las practicas educatives ‘que se cobjaron entre sus muros. Desde las anteriores perspectivas, el espacio escolar ha é¢ ser analizado, pues, come una coustruccién cultural que expresa y reileja, més alla de su materialidad, determinados disoursos, Ex el marco de las modemnas teorfas de la percepcidu, el espa cio-escuela es ademas un mediador cultural en relacién con la génesis y formacioa de los primeros esquemas comportamenta- les, es decir, tun elemento significativo del curriculum, tna fuente de experiencia y aprendizaje. Mas ain, la arquitectura es- colar, tal como la definio Georges Mesmin, puede ser conside- rata incluso como ina forma silenciosa de enseijanzay!. Los ospacios educativos, como Iugares que albergan la I turgia acaiémica, estén dotados de significaciones y transi: ten una importante cantidad de estimulos, contenidos y valora ciones del llamado curriculum oculto, al mismo tiempo que imponen sus leyes como orgenizaciones isciplinarias, Hace Ya afios que Michel Foucault describié, con magistral finura de anilisis, eémo el carte de las distribuciones en el espacio», apll- cado por igual a escuclas, fdbricas, cuarteles, hospitales y cét- celes, ha sido un procedimiento de la tecnopolitica disciplina- nia de las o:ganizaciones modemas, més racienalizades que las clésicas, pero mds ofectivas soguramente como dispositivos paca hacer sdéciles* a los cuerpos y a las concieneias*, En toda esta planificacion pandotica y taylotista del espacio escolar subs yace uma estrategia de politica social que controla los movi miontos y las costumbres. Paralelamente, la disciplina del tiempo educativo, inspirada también en los vetustos ritmos del coavento (a los que el sistema napoleénico superpuco los del tambon), reforz6 con la rogularidad de sus ritmes, la acciéa mic ‘ Mesmin, 6, La erqatectura escolar, forma sileaciosa de la ensefianras, Jamas, 10 (1967, 62°56, Foucault, M, Wgiary cartisar, Madtid, Siglo XX, 1982, pigs. 130 sige La ARQUITECTURA COMO PROGRAMA 185 orofisica de influencia de las estructuras arquitecténicas, dando origen a todo un ordenamiento de la vida académica que entré, de forma sinvisibles, aunque por lo demas bisn tototia, a ior mar parte del curriculum. Anthony Giddens ha mostrado en sus recientes trabajos de teoria social como «una escuela es un conteredor que genera poder disciplinarios. La sespecializacién» disciplinaria es wma cacacteristica que forma parte de la arquitectura escolar y so observa tanto en la separacién de las aullas (grados, sexos, ca racteristicas de los altimnos) como en la disposicién regular de los pupitres (con pasillos, anfiteatros o rinccnes], hechos que facilitan la rutinizacion didéctica de las tareas y una cierta eco nomia del tiempo académico. Esta «especializacion» organiza minuciosamente los movimientos y los gestos de los actores que representan la dindmica educativa y hace que la escuela sea un efectivo scontenedor del poder’. Los primeros modelos de escuela graduata, como los que Rufino Blanco insert6 en su obra de 1911, responden juste. inlente a estos criterios de planificacién pandptica del espacio. La rotonda central de estos diseiios sirve para «vigilar la mar- cha de todas las seceiones» (a través de separadores acristala- dos) y las demas aulas que salen radialinente de ella estan se- paradas (sectorizadas) entre si mediante patios‘. Tales dis- positivos son, por otra parte, coherentes con las teorlas arqut- tecténicas modernas que sostienen que las yersonas y los ob- jetos se relacfonan precisamente a través de su separacién en ¥y por el espacio. Las caracteristicas psicosociales y culturales (también las educativas) ce los individuos s2 expresan a me nudo espacialmente, mediante la separacion en grupos (inter valos, distancias, zonas):, La orientacidn posiivisla de las cien- cias humanas (psicometria, taylorismo, socicgraffa, programa- cin) ha conteibuido a tecaiticar atin nds, sobre fundementos 5 Giddens, A., The constitution af socety Cambridge, Polity Press, 1984, Baancoy Sanchez, K., Escuelas raduatas, Madrid, morenta de ia Revista dd Archivos, 1911, pags. 41-42, La Bnciciopedia Pspaso, en la vor escuela, i cliye otto modelo graduado panéptico (tomo XX, pig. 1940). 5 Rapoport, A, Aspettos fumaros de a forma urbara, Barcelona, Cistarp Gili, 1978, pig. 24 186 Agusatx Escozano Bexrro «cientificos», estos paradigmas espaciales basados en la seeto riacién y iregmentacién de los colectivos que albergan. No sélo el espaviv-escuela, sino también sit ubicacion, la dispe- sicion de éste en la trama urbanistica de pueblos y cixdades, ha do ser examinada com tm elomento curricular. La produccitn del es- Pacio escolar en el tgjido de un espacio urbano determinado puede geterat, segtin los casos, una imagen de la escuela como centro de un urbanismo racionalmente planificado 0 como tna instituciéa marginal y exerecente, Edgar Faure postulé, hace ya varias déca cas, sw modelo de veiudad educativar desde la conocida definicion e Plutarco que afirmaba de la citidad —no de la escuela— ser ol smejar instructors“, Pero, lejos do este utopismo, la ciudad moder ro sélo ha ebandouado en su desarrollo real el mito clisico ¢ ilus- ‘ado de la pots educadora, sino que ha sumico a la escvela en su misma dindmica de ircacionalidad, desplazdndola a las periierias arginales, lejos de los miicleos de mayor poder e influenca, bajo el falaz e ingenuo pretexto de las recomendaciones del higienismo, 1k ecologia y el naturalismo neorroménico. Nuestras escuclas ya no son ciertamente los tristes lugares que describieron Giner, Romanones o Bello’, aunque ya por aquellos afios de la Bspaia de entresiglos, y antes incluso, ha: ian tomado carta de naturaleza los programas urbanisticos, in ducidos por el positivisae sociclégico, que instituyeron el mo: delo de la sectorizacion de la poblaciéa, adscribiendo a cada segmento —también a la infancia— a su propia area ospacial, En esta vtrampar discursiva cayeron incluso Giner y Cossio, al Postular a veces, como todos los higienistas y moralistas al uso en la epoca, que la poblacidn se esparciora entre la naturaleza y que la infancia se educara en un lugar ealudable, aunque es: tuviera alejado de la vida urbana, Ene dye oe at, 107g 202, ner oon Ht, Congarexlre, Tpopra ef Goro, 184, a5 1314 Testimonios de’Remnosee sobre le exeuoa don epocs faa ao Terie por. Gani Regier Ue alin shee ouinacle te Ber Ba 9191 Natio pe 8) las Bl Sool precai stacen das exci de rapes goss ooh escuelas de sparta. : meee Tag gine y muestra scl oui Boat canteen (1838-1936), Revista de Educacion, 298 (1992), 89-118. - ae - La ARQUITECTURA COMO PROGRAMA 187 Hoy, como he criticado Antonio Fernsindez Alba, le teeno: logia autoritaria y la violencia administrativa han dado al traste con la racionalidad, construyendo ambitos que caresen de toda funcionalidad podagégica, asi como formas que se es- dozan sin sentido sovial y cultural para usos en todo caso vir- tuales y futuribles, Pero sobre todo han puesto de maniliesto que la configuraoién de la escuela en la ciudad modema, una vex més, sigue al conflicto, en vez de responder a criterios de humanizacioa, La re.aoién del nifto con el espacio urbano no es, @ este respecto, rn episodio aislado, sino un corolario afia- dido a un modo de hacer ciudad en nuestras sociedades ia. dustriates’. En las ciudades utdpicas. las ideas de perfecoiin y equilibrio tienden a producir efectos pedagégicos. La Cité del Sole de Cam. panella, representacién de la idea de Plutarco antes comentada, comporta iin programa educador. En ella, la utopia consiste, ‘como agndamente observa Ruyer, en trater los problemas sccia- les como problemas é> arquitectura urbanistica, asi como en neu tralizar, mediante catces bien calculades, los instintos y las pa- siones ‘el pathos), y en regular estos impulsos a través de la oducacién, segiin aiiade Paolo Sical9. La ciudad modema es, en la mayor parte de los casos, un constructo gestado entre intere ses y confictos, no abstante lo cual el entramado de racionali- dades e imacionalidades en que se materializa constituye uma parts importante, éecisiva, del curriculum no cursado, una fuente silenciosa de ensefiaizas. Incluso en su trazado, a menudo labe- rintico, la ciudad ofrece surcos, con frecuencia en régimen alter- nativo, para itinerarios do oxperiencia y formaciéa que los indi- vviduos construyen al caminar como practicas de encuentro 0 de libertad. En uno y otto caso, el éiscurso urbano interacciona de forma constructiva con los ciudadanos, y contextualiza al tiempo Ja arquitectura de las escuclas y su fucién educativa, © Femiéndex Alba, A, «Prologos a Bf ity y la chudud, de A, Bisquert, Max dnd, por a derecia COAL, 1982, pag 23, Sica, By Le imagen de a dudad De Bsparta a as Vegas, Barcelona, Gus tavo Gil, 1977, pags. 77-79, La arquitectara woderna también apost por ia unk ad entre cultura y sociedad Gropits y la Baufauscreyeron que el ate pod éar lurided cultural a todas las manifestacioaes de la vida cotidiana, Habermas, J. Arqileotura modema y gosmodernay, Revista de Occidewre 42 (1984), 105. Acustin Bscorano Baxiro 5.2. ARQUITECTURA, HIGIENE ¥ FEDAGOGIA El lugar que ha de ccupar la escuela en la sociedad y en la ciudad fue un punto de especial preocupaciéa para los refor- madores de finales del xrx y principios del xx. Francisco Giner disculpaba la afirmacién roussoniana segrin 1a cual las ciuda: des eran sabismos de la especie humana» y formulada como ideal de toda habitacién 1a de saproximerse hasta el altima grado posible a la vida al aice libres. La escuela también habia de configurarse conforme a este criterio pedagégico, frente alo que él llamaba la sdictadura del arquitecto», y ponerse mas en consonancia con la tutela del médico e higienista. Bn lugar de Jos stugurios inmundos», diseminados a razén de «uno por cada dos o tres loguass, en los que «se asfixia de alma y cuerpo @ tun centenar de nifios bajo la guarda de ua desdichado braceras, hay que plantificar un buen mimero de locales decentes si. guiendo el axioma de que ol tinico aire puro es el aire com- pletaments libre... el aite del campo", ¥ estos locales escuela Sélo han de usarse para las lecoiones que deban darse en «salas Cerradas», cumpliendo en este sentido una funcida andloga a la que cumple el «gabineter para el astrénomo, el ingeniero, el ar- quedlogo, el historiador o el arquitecto —vninguno de los eua- les es allf donde acogia los mas de sus datos, recogidos, ora al aire libre, ora en el museo, ante el monunento, en la sociedad, en el archivo,.., en suma, en medio de la realidad abierta, varia @ inagotable—. En el mismo sentido, sla primera eseuela es la vida» y los Ieeales en que ella se instala estardn abiersos al aire y al sol, ea un medio naturel que impida el desarrollo de las «miasmas» (constructo del higienismo de la época que explicaba Ja propagacién de las enfermedades) 2. _ Altos después, Manuel B. Cossio volvia a incidir sobre los criterios de su maestro: «Se sueita con monumentos escolares (con lujose y esteticista overbuilting, denunciaba Giner); y yo creo, por el contrario, que el ideal ostd en acercarse cuanto sea Ge los Rios, R, ob. city pégs. 610. ier de los Rios, Bl ef de fa escuela, Maid, Tipogratia Bl Co eae a la, Macrid, Tiporatia BCs La AROUITECTURA como PROGRAMA 189 posible a lo que Roussean decia: la mejor escuela es la sombra de un Arbol.» Pero, vadmitamos, para no escandalizar dema- “siado, que la escuela es tma casa», Entonces, la escnelz bits- card vel aire y la luze, lejos de las ciudades y de Jas fabricas (eabismos dé la especie umanas), como mandan la higiene y la pedagogia (ésta ha de basarse, como los modelos de Schiller | y Froebel, en el jogo creador»), «Y ccémo sera la escuela? Como debe ser toda construccida racional... sincera y econd- mica.» Para lograr la sinceridad, En definitiva, el urbanismo y la arquitectura ofrecerfan asi una Completa cobertura al servicio de las finalidades de la educa: cién, pasando a formar paste por cousiguiente del mistio pro. grama pedagigica, Las cortientes arquitecténicas vinewladas al modemisto de Brineipios de siglo volvieron a reivindicar el lugar central que. Gebia ocupar la escuela en todo urbanismo racionalmente dise- ado, B1(1V) Congreso Intemacional de Azquitectura Moderna, Galebrado en 1933, recomend5 eniplazar las escuelas, al igual que todos los servicics urbanos de uso comin, en los espacios libres que formaban parte de las unidades de habitacién situa, das entre las grandes vias de comunicacién!*, Bn el misiio seit tido se promunciaba el arquitecto W. M. Moser al considerar que «la escuela deberia ser el elemento dominante del conjunto de Construcciones que la rodean, siando el simbolo quo reprosonte el esfuerzo en favor de la cultura», La soluci6n ideal serfa que la escuela estuviese, dentro de la manzana de viviendas corres: pondiente, en 1a zona de espacios verdes. De este modo se evi: tarfa el contacto nocivo y estresanto con las dzeas de tréfico y se efectuaria una distribucion arménica de los centros de et Sefienza. La idea modemnista, ademas de responder a eriteriog Clasicos, habia sido ya defendida por Enrique M. Repullés, antor de los proyectos arquitecténicos-escolares de hacia mas de medio siglo, para quiea los esiablecimientos debian instalarse cu el centro de las poblaciones, aunque aislados de las vias pi blicas y en un lugar adecuadamente aireado, agradable y bien comunicad con todos los sitios desde donde habian de conc. rir los alumnes"*. A partir de este emplazamiento nuclear, la escuela proyectaria su ejemplar y general influencia sobre toda |h sociedad, como un odificio estratégicamente situado y dotado Tht, aig 4 < " Gatepat, escuela en la ciudad fucional, Resta AC, I (1933), 18, 1 Moses, W.N., ola escuela on la cada, Revista AC I (1988) 28 8 Repllés, B. M., Dipesido, constuccon 9 mueblfe de ls estes pl cas, Madrid tmprenta Fortane, 1878, 2° ed. pig. 8 LA AROMITECTURA COMO PROGRAMA 11 de una invisible inteligencia que informaria culturalmente el medio humano-social que le rodeaba. 5.3. Funciow SIMBGLICA ¥ ESTETICA DE LA ESCUELA, Dentro de este conjunto de consideraciones, hay que con: vonir asi mismo que la arquitectara escolar es an elemento cul tural y pedagigico no sélo por los condicionamientos que sn: ducen sus estructuras, aspecto que ya hemos subrayado anteriotmente, sino por el papel de simbolizarién que desem- pofia en la vida social, El evificio-escuela ha sido a esios efec- tos, desde que se definié como materialidad especializada, una construccién diferenciada de los contenedores exclusivamente prdcticos. Al igual que otros edificios {templos. palacios, ayun- tamientos, cuarteles.., el escolar es un contenedor que com- porta siempre una determinada fuerza seméntica a través de los signos y simbolos que exhibe, como variaute que es de la llamada arquitectura institucional, El viajero que toma contacto por primera vez, con una po- blaciéa puede ohservar y ciferenciar en ella, ati sin conocerla, la singularidad de ciertas construcciones. $u emiplazamiento, el volumen, la traza geométrica, las sehales que muestra su di- seiio, los simbolos que incorpora... hacen incoafundible su co- metido y permiten su facil identificacién. Conviene advertir sin embargo que esto no era asi antes de configurarse la arquitec- tura escolar como un genero especifico de configurarién espa- cial. No lo era cuando la escuela no existia. gon ect ad. he Ja instruccién podria levarse @ cabo en dependencias tan di- tersas como los establs, scale ysalones de baile, los desva- nes y cuadras, los anexos a los cementetis y los atrios de igle- sias, las naves fubriles...? Ningiin signo podria identificar estos habicdculos, tan diferentes por lo demas, como representacion de 1m locus especializado en la impatticicn de la enseianza. Bn este sentido, puede asegurarse, pues, que el esfierzo llevado a cabo por los politicos y Lécnicos del regeneracionismo del ifltimo pe * eG eats ery cml: Bain sot Cael (810 bCa, foa 1080 le IM 192 Agustin EscoLaNo BeNr10 riodo de entresiglos por definir el modelo (0 modelos) de quitectura escolar cumplié no s6lo una funcién pedagdgica, tambiéa ua cometids cultural y mural de amplio alcance, crear uno de los simbolos que mejor aglutinan la conciencia ¢9 lectiva de los pueblos y su propia identidad, No debe sorpres demos a este respecto que Jueran precisamente los regener cionistas quienes propiciaran la creacion y difusion de esta simbolos que transmiten wn cierto ethos en favor de la mod nizacién nacional. Tampoco ha de extraiiarnos que los xetomg de la emigracién promovieran en sus lugares ce origen eset las de bella y digna fabtica”, algo prestmtuosas en ocasi ciertamente, pero que con su traza querian oxpresar simbol ciones ¢ idcalizaciones de una nueva voluntad cultural. Las Instmucciones sobre arquitectura escolar que la Dire ciéa General de Primera Enseiianza publica en 1912 expre ban, al considerar la decoraci6n de los edificios destinados a | educaci6a, la funcién estética y simbdlica que éstos podian empeniar en la educacién de la infancia y de toda la comunic Reprodueian ex relacién con lo anterior el texto de A. Sluys se interpolaba en ellas: Los pueblos civilizados han sabido vantar templos en que se da educacion religiosa, casas consis toriales, simbolo de la administracién popular, palacios de ticia, teatros, ete.; la mayor parte de estos edilicios, con cardcter artistico bien determinado, han impresionado agré blemente con su belleza; gacaso la escuela primaria no juegih tuna importancia de primer orden en las naciones cultas?; ¢s clla el laboratorio en que se labra el porvenir del puebloul adonde se fijan insensiblemente en el nifio, desde la ms tiem edad, en que todo impresiona vigorosamente, los sentimiont més puros y delicados?; zo es 1dgico, pues, que se dé a lag cuela wn cardcter artistico en armonia con su destino? Y no que se trate, a fuerza de dinero, de construir palacios sembri: dos de motives ornamentales con un Iujo no justificado por Ia 28 Véase, Pela, V,, Exodo, organizactén comunitaria e intervencién escolar Id Inprontaeducatioe dela enigrciéntransoceinica en Galicia A Cora, Kunte Galicia, 1991, vel. I, pags. 6D y sigs, Terra, A. y Mato, A., Un modelo lar integrador yrefomista, La Pindacién Escuelas Selges, Oviedo, KRK H nes, 1992, pgs. 113 7 sigs La ARQUITECTURA COMO PROGRAMA 193 naturaleza misma de la institucién, La verdadera belleza no exige que la escuela pueda asemejarse en eso a un templo o un palacio municipal, sino que, dentro de los limites de una pra- dente economia, pueda hacerse de la casa-escuela algo que no parezca ana prisién cocrecsional Respecto a la decoracion interior, »es utépico en nuestro pais —contintia sefialando el anterior docamento— hablar de frisos ricamente decorados, de licnzos morales con composi- ciones artisticas de las mejores firmas, de cevestimientos ce aydlicas y bajos relieves y eseulturas, y en fin, de tantas y tantas manifestasiones con que el arte mitestra y reproduce en Jas modernas escuelas del extranjero escenas de juegos infan- tiles 0 acciones historicas memorables o la naturaleza de sus bellos panoramas... Pero ann resignades para siempre a no ver en Ia escuela ninguna de estas manifestaciones costosisimas del arte humano..., dificilmente pods resignarse a no encontrar en el recinto escolar la més pequeiia muestra de esa belleza y alegria...; do osa belleza que remeda el arte hnmano en sus pro: ducciones de belleza y alegria, por ejemplo, ce las plantas, los pajaros y las flores», ‘La importancia del espacio-escuela y en general de todos los elementos materiales de la educacién fue también puesta de manifiesto por Luis Bello como leitmotiv de las descripciones in- sertas en su Vigje por das escuelas de Esparia. «Mi el local, ni el material, son In Escuela; y, a pesar de ello —escribe el cono- cido columnista de ZI Sel—, a mi me basta entrar en un local para saber si al pueblo le interesa la instruccién de sus hijs, si los quiere y si se respeta y estima al maestro.» Bello entra taubiéa a Ja polémica que Cossio suscité con sus criticas al fe- tiohismo de lo material, y que en ocasiones era utilizada con malicia para justificar la negligencia de los politicos en su obli- gacién de construir eseuclas, «Yo estoy seguro —replicaba Bello— que a Juan Jacobo le costaria mucho trabajo resistir una hora de tlase’a la sobra de un arbol en Navacerrada para el mies de enero 0 en Mdstoles en él mes de agosto.» La escuela * Direccién General de Peimera nseianza, Argulletura escola, instruc: ones; Madrid, Imprenta cel Colegio de Sondomudos y Ciegos, 1912, pdx. 27. "Thi, 194 Acustin Escorano Bextra habia de ser, ademés de un lugar vagradable, templado, Ii con aire y luz», vel rincén més alegre y hospitalario, yal fl tiempo, e! modelo de una existencia superior... £1 info primeros afios en la vida de tm nifio tiene fuerza bastante hacerle mds tarde renovar el puedlo»'’, Tomes Balbés, uno de los arquitectos del grupo que nara la Oficina Técnica para Construccién de Escuelas, al papel simbélieo y pedagdgico quo el edificio escolar empeliar como referente modernizador de la Espana ital su intervencién dentro cel ciclo de conferencias orgnizado | el Ministerio de Instruccicn Piblica y Bellas Artos en 1939 ¢ motivo de la Expasicién de Arquitectura Escolar, Torres il cribe odmo sla inmensa mayorta de miestros pueblos se fom Por un misero caserio agrupado alrededor de un edificio ml ‘mental, que destaca por su masa imponente sobre las vill das que le rodean (la iglesia)», Dicho monumento tiene tha dicion secular y a su embellecimiento han contribuido mud generaciones. En ese Ingar, las pobres gentes que viven en | gurios estrechos, medio ruinosos, sombrios, sin ninguna coll didads, buscan, por alguaes instantes, la evasion de su vida i grata y miserable, «La Escuela del mismo pueblo, en camb) es un local destartaiado y sucio, como una de tantas casas fl vivienda», Bl aldeano, sensible al boato, relasiona inevital ‘mente la importancia de la fimcién con la-del Tugar y con forma brillante de ejecutarla: Yaractvorti Luis Bello que la $0) lidoz de Jes instituciones cra equivalente a la solide de sit muros. Por eso, la escuela rural, sin que tenga que rvalizar ef monumentalidad y prestaneia con la iglesia, habia do ser un ede ficio sélido y estético, dentro de les normas de austeridad im prescindibles, destacable desde Inezo de las viviendas de st enh tomo, Bsta dignificacion de la arquitectura escolar acrecentaria también la éstimacién del maestro y slevaria la estimacién que Jos alumnes tienen de la educaciéa, B! prestigio de la escuela Gependerd, pues, de como ésta esté instalada, asi como de amplitud, Limpieza y oriertacién. Y este modelo influird despu Bello, sy Male par las escuelas de Bspaia, Madtié, Mazisteio Es 1926, vol. I pigs. 10 12, io ae 105 La ARQUIFECTURA COMO PROGRAMA ‘la casa que el nifio buscaré en el futuro para mejorar las condiciones de vida de sus pacres™. La esouela cumpliria asi con -imafitici6n cultural y social modernizadora de la Espana rural, mejor, sin duda, qué las soluciones tedrieas del arbitrismo al uso en lz época. 1a arguitectura revierte de este modo sobre la sociedad, ta- voreciendo el desarrollo de tna cominidad mas confortable, hi- yignica y digna, Al trascender ol banal funcionalismo, que so lamente daria cobertura a las necesidates fisicas, da origen a nuevas formas de commicacién cultural, que son tambien pe- dagégicas on el sentido més amplio y generoso. La funcién pragmdtica de Ja arquitectura cobra asi una dimensién semi: lica, al constituirse en referente de todo un mode de vida y ct vilzacionr™ — Ei otro orden de cosas, uno de los modelos donde mejor pede observarse el simbolismo de la arquitectura escolar es sin duda el froebeliano’®. La vocacién arquitecténica de Froe— bel, sus conccimiontos do eristalografia y Ia influencia que en 1 efercieron las tradiciones simbélicas de la mentalidad mas6- nica determinaron Ja fuerte carga semédntica de sus disetios di- dactivos y espaciales. La esiera, el cilindro, el tridngulo y el cubo 1O'son elementos de una geonietifa neutea. La esfera ‘ratstiite la idea de continuidad y movimiento; 1a ctipula se- nniesiérica puede asociarse al firmamento o al iitero protector, como la caverna; la columna, eilindriea o piramidal, es simbolo de firmeza y virilidad; el tridngulo puede sugerir las ideas de energia y dinamtismo. Bl cfrcula de la glorieta del patio escolar y la simotria de los caminos y parcelas del jardin expresan asi tnismo determinadas formas de gestalt topoldgico perceptives, que se incorporan al programa educativo de Froebel. E gran arquitesto nerteamericano Frank Lloyd Wright reconoveria la impronta que habia dejado en él la geometria del Aindergarien. ‘Toda una semiologia podriamos descubrir seguramente si procediéramas a la deconstruceién y decodificacion de los ele res Balbés, L, »Los eifcis espolares vistos desde la Espaila rurale, (fica Teerce pare Constracon de Escuelas, Masri, Ministerio de Tnstruceion Pilon y Bellas Artes, 1983, pgs, 61-62, ‘Véase Lahea, B, »8l modelo freobeliano de espscia-escuela, Su intio- dducoin en Bspatiae, Historia ce fo Bawcacés, 10 (1991), 107-133. 186 Acusnty BscoLano Besiro mentos que configuran la arquitectura escolar en sus géneros més conccidos. Lineas que wien y dirigen; superticies planas que apun- tau fueta de su arigen, como si quisieran prolongarse; curvas ce- rradas que vuelven @ su punto de partida; formas esférices que expresan concentracién; cilindros que se extienceu; figuras com: plejas que dan lugar a determinadas gesialten mediante la ge0- metrizacion de formas elementales; simetria y regularidad de las, aberturas; figuras preguantes; marcos y contoraos enfatizados; je- rarquizacién de elementos primarios y secundaries...2° Todo un Jenguaje arquitectonico que expresa, ademas de un orden cons- ‘ructivo, nn sisteme de mtenciones, valores y discursos, un juego de simbolismos que so adscriben a una determinada traiicidn cul- ‘ural. La muralla, por ejemplo, que es un simbolo de la civitas, puede indicar como muro o cerco institucional la delimitacion de mma colectividad escolar ademas de desempefiar otros cometides técnicos y funcionales. La torre, elemento que suele formar parte de muchos centros educativos del xxx. sobre todo de los de ads- ripcidn religiosa, es ui signo de poder y de dominio (estd tam- bién presente en ayuntamientos, iglesias y casiillos). La simetria ¥ separacién arquitecténica de las atlas de nitios y de nifias re- Hieja las tradiciones de una sociologta y pedagogia sexista. Los sa- Jones de conferencias, los seminarios o las aulas convencionales ropresentan distintas formas retéricas de comunicacion, ademas e cubrir doterminadas funciones. Toda arquitectura es, en defi nitva, nevesaria, pero tambign arbitraria; funcional, pero también _rotbiiea, Sus signos indiciarios dejan, en Su visibn cotidiana, Inte- Tas que guian la conducta. La antropoiogia cel espacio no puiede evitar ser, pues, fisica ylitica a la vez" 5.4, Los MuRos como sopoRré _ La arquitectura escclar, més allé do esta posible lectura se- miclégica, puede ser coutemplada también como soporte de otros simboles ailadidos. El edificio-escuela, como es bien sa- bido, ha servido de estructura material para colocay, entro otras 4 vga nce xargs ora pags Fy sige zs ‘emdnte Cla, ee), pie pad, Cc doen wee dabros (Catalogo), Madrid, Ministerio de Cultura, 1990, pigs, 13-15. a a, Gustavo Gill La AROUITZCTURA COMO PROGRAMA 197 cosas, ol escndo patrio, 1a bandera nacional, las imagenes y pensamientos de hombres ilustres, los sfinbolos de la religion, algunas maxmas morales e higiénieas, la campana y el relo, Ello sugiere toda una acomodacién de Ja escuela como espacio a los ideales nacionales, religiosos y sociomorales de los gru- os humanos que Jo constnuyen y sostienen. Bs conocida la orden circular de la Direccién General de Ins- truccién Pitblica de 10 de noviembre de 1893 que dispone +se proceda a colocar en el plazo de seis meses en el frontispicio de todas las escuelas piiblicas el escndo patrioy (se daban nor: mas sobre su disefo: forma oval, inscripcion en su parte supe rior del rétulo del organismo Direccién General de Instruccién Pé- btica y en el inferior cel grado y nimero de la escuela), También ordenaba que el spahellén nacionaly ondeara durante las horas dedicadas a las instiuccién en todas las escuclas piblicas y en Jas escuelas normales, venarboldidose al efecto al comenzat les clases y recogiéndolo al terminar». Cuando en el patio o jardin escolar se verificara algrin acto 0 desiile, los niios pasarfan de- lante de la bandera, saludéndola, La R.O. de 30 de mayo de 1894 fij6 el 1 de enero de 1895 como plazo improrrogable para cumplir el anterior precepto, Mas adelante, un RD. do 25 de entero de 1908 mandaba que en todos los edificios piiblicos (in: cluidas las esctelas) debia ondear la bandera espaiiola, desde la salida a la puesta del sol, los dias de fiesta nacional, Otra RO. do 13 do agosto do 1907 ostablocié que deberia fijarse en codas las escuelas el himno a la bandera premiado en concurso piiblico para el Ministerio de la Guerra (el Consejo de Instruc- cién Piiblica solicité cambiar el iltimo verso por tener una con- notacin bélica poco adecuada para la iniancia). Bstas disposi ciones se cumplian de ordinario, aunque en ocasiones resultaba vyergonzaso —dice Ascarza— qne la enseita de la patria ondea. za en locales-escucla roalmonto indocontos’s Los muros de las instituciones educativas han servido ast nismo para exhibir en ellos imagenes e inscripciones de per- sonalidades que se consideraban ejemplares para la infancia. Yael RD. de 23 de septiembre de 1847 establecia en su ar ° Romndnder Ascarza, V, Dicfonario de legislacin de primera ensefanza, Ma- ded, Megisterio Espa, 1923, vol. 1, pgs. 122-123. 198 Acusti Bscorano Bawiro tioulo 42 lo que sigue: «Fn el local de las escueles deberd os cribirse ¢l nombre ée los hombres ilustres que haya producido el pueblo, o de tus que hubleren hecho algu deneficlo, con un resumen diografico para instraccién o ejemplo de les nities? Esta norma, traducida a costambse, ha soguido practicandose hasta fechas préximas a nosotros. Del mismo modo, lcs sim: bolos religiosos y politicos y otras imagenes y textos se colga: ban de las paredes de las aulas y dependoncias eszolares. El roglamento de escuelas piiblicas de 1838 ordenaba en sw ar culo 4.° la colocaciéa de una imagen ce Jesucristo en la sala de clase y va la vista de los nifios». F mismo texto legal man Gaba colocar en las paredes dol aula earteles con los «grandes deberes de los uifios en la escuela, asf como wcartelones 0 ta bleros, cuya superficie presente leceiones impresas o manus. eritas, con el abecedario, tablas de multiplicacién, pesos y me: didas°, Las paredes cel edificio han servido asi mismo de soporte para fijar en ellas los retratos del Jefe del Estado (aun: ue en ocasiones no se actualizara y en ciertos centros pudiera segnir reinando Isabe! I en 1876), las oraciones de entrada y salida, algunas méximas motales y religiosas, el horario de dis tribucioa del tiempo y el trabajo, los encerados, tableros con- tadores (abscos) y cartoles, las Iiminas, mapas y tables, los cuadros del sistema métrico decimal..22 Finalmente, cuestiones que hoy calificariamos de ecologis: tas, aunque tuvieran implicaciones econémicas, como las rela. tivas la protecoién de los péjaros y los drboles, podian igual- mente figurar ex Jos muros de la escuela, Ast, 1a ley de 19 de septiembre de 1866)obligada a poner en el vestibulo de las es- cuelas el siguiente texto, »Nitics, no privéis de libertad a los paé- jaros; no los martiricéis y 20 les destruydis sus nidos, Dios ciuida a los nitios que protegen a los pdjaros y la ley prohibe que se les cace, se les destruyan sus nidos y se les quiten sus » Ferrer y Rivero, P, Drtad de Homando, 189%, pag. 17 ® sReglemento de las escuelas piblicas de Instrveign primtaria elemental 4c 26 de noviewbre de 1836, inciido en Hisorta de a Keueacion, Nadrie, MEC, 1979, vol I, pigs. 175-176, * abril, N de, cb, cit, pags, 218-219, slain de primera exsehanca, Medid, La ARQUITECTURA COMO PROGRAMA 9 crias.» El reglamento de caza de 3 de julio de 1903 encargaba a los gcbernadores civiles, inspectores y alcaldes de controlar el camplimienta del precepto y establecia multas de 20 a 50 pe setas para los infractores ¢ incentivos por la mitad de la san: cidn para los dennnciantes”. Las maximas en favor del érbo! fueron asi mismo inscritas con frecuencia en las escuelas, Res: pondian a las propuestas de exaltacién naturalista y romntica que hicieron Jos regeneracionistas, quienes ctefan en el poder civilizatorio de la tierra y el bosque e instituyeron la fiesta del Arbol para sensibilizar a la sociedad de los riesgos de la defo. restacién, inducida a menudo por los intereses de agricultores y ganaderos, Formaban parte de aquel ambicioso y mas amplio programa de spedagogta del paisaje» al que Ortega dedicara su atencién y dedivaiioH ye ld cresncia, que Julio Senador ex pres6, en'la capacidad que el arbol y el paisaje tenfan para mo: dular la personalidad y el cardcter de los pueblos y aun para afirmar la libertad y la democracia en la distribucién racional de la tierta, Bran estas propuestas una denuncia de la geogra: fia de »campo rasov, despoblada e inerte, en la gue hasta los nifios se habian convertido en persegnidores de pajaras, a cuya descripeién hiperrealista el referido regeneracionista castellano dedio6 varios trabajos" 5.5. UN LUGAR PARA EL RELOY Finalmente, el reloj. Nadie negarfa un lugar de privilegio a este artefacto entze los objetos que forman parte de la vida co ‘tidiana en les sociedades modernas. £1 es el que marca et pulsa de la accién, mide Jos rituales y ordena los ciclos de existen cia, La mecanizacién del tiempo ha suscitado una nueva per cepoidn de Ja temporalidad®, No séio ha facilitado el cémputo elas, Eneclopedia Espasa, vol. XX, pag. 1066. 5 Véase Escalano, A, sBdiecavidn y sociecad en el rogeneracienismo tar dio de julio Senaéor, Actas del If Conareso de Historia de Palencia, Palencia, Di putagién Provincial, 1990, pars, 544-545, ** Bemander Galiano, Lob. Gt. pig. 259. °5 [Jedo, B.. «Bl ro del tiempos, PY espado fo, cit, r8e. 268 200 Acustix Bscozano Benito ée las horas, sino que ha inducido una verdadera revelucién en 1a autorregulacicn de las actividades humanas y ea la misma ‘organizacion social. Todos los edificios embleméticos de la co- munidad (la iglesia, el ayuntamianto, la escuela...) incorpora- ron el reloj come un elemento bien visible en las torres, fron- tispicios 0 cualquier otra zona destacada de su alzavio exterior, y atin de otros ambitos interiozes. Desde alli, al igual que on ctro tiempo la campana, sus sonidos, irreversitles en su fuga- cidad y reversibles en su diaria repetician, han servido de paita para ritmar Ja vida de las sociedades laicas y acomodar la ero: nohiclogia, los biorritmos circadianos, a los cédigos culturales ue informan los calendacios y relojes*, La inveacion del reloj y st difusién social, que tiene su ori- gen a comienzos del pasado siglo, ha sido un hecko clave on la escisién del binomio espacio-tiempo que se opera con la mo- demidad y que supone una evidente raptura con la estreche vinou lacién que ambos érdenes tuvieron en las culturas premoder- nas, tal como ha mostrado Anthony Giddens. Las horas del dia casi siempre estuvieron asociadas a los espacios en que solian transournr las actividades hasta que la modernidad introdjo la uniformidad del tiempo mediante la medida del reloj mesa: nico y la regularidad en la orgenizacion social”, A estos efeo tos, el reloj incorporado al edificio-escuela es wn orgenizador de |g vida de la comunidad y también de la vida do la infancia. El marea las horas de ontrada y salida al centro, los tiempos de recreo y todos los momtentos de ia vida de la instituctéa. El orden temporal se une asi al del espacio para regular la orga. nizacién académtiea y para pautar las cocrdenadas bésicas de Js primeros aprencizajes El tiempo, al igual que el espacio(nd\es wn va priori» en el senfido kantiano, ni una propiedad naturals qilé-acompaia a los feriémenos y & los hombres, sino worden que ha de ser aprendido, una forma cultural-que debe ser experimentada, El nifto de las sociedades modemas necesita .aprender eltienipos, esto es, llogar a ventendor y leer» el complicado «sistema de re: % Pomian, K, Bl orden del tempo, Madrid, Hicar, pgs, 355-258, Giddens, A, The conseauences of Mederity, California, Staford Univer: sity Press, 1990, pag. 17. LA ARQUITECTURA COMO PROGRAMA 201 lojes y calendarioss3, Los relojes escolares —también los de interior y los de uso personal—, al regular la conducta diaria, shiven a esie aprendizaje, organizan las primeras porsepeiones cognitives de la temporalidad y garantizaa la internalizaci6u de Jos valoros de la exactitué, la aplicacién y regularidad. que son, al decir de Fousauult, las virtudes fiméamientales del tiempo di ciplinario®®. El reloj colocado en la escuela, que perpetiia ade Huse cronometra eprendida durante la infancia en la vida ce la comunidad, se erige as{ on un simbolo cultural y en um me- canismo de control social de la duracién. La arquitectura sirve, una vez més, de soporte de uno de los signos cilturales de mayor impacte-en'Ta organizacién de la vida colectiva. La im- portancia otorgada a la medida del tiempo llevé inclnso a hacer del estudio del reloj una materia de ensefianza, para lo que se publicaron manuales espcificos 0 se incluyé la cuestion como Inateria en otros textos escolaros. Conviene indicar, ademés, que e! reloj, segiin los estudios de iconologia, es un atributo que aparece ascciado a [a idea de paso del tiempo, a la de las virtudes 0 vicios que se relacionan con si adecuado o inade cuado uso (asiduidad, pradencia, negligencia, pereza..) y @ las edades por las que pasa la vida humana (infancia, adolescen- cia, vejez)®, La incorporacién del reloj a los espacios escolares tiene, pues, ademés de un significado cultural, una clara fun cidn pedagogioa, que se aflade a les inteuciones educadoras de Jes contenedores espacitles de las instituciones. 56, ESPACIO BDUCATIVO ¥ CULTURA DE LA ESCUELA Bn resumen, la arquitectura escolar puede ser contemplads como un programa editcador, € deci, como wn elemento deh cs. triculumfinvisible y silenciosa aunque ella sea por si misma bier Explicita 0 manifiesta. El emplazamiento ée las escuelas y sus felaciones con el often urbanistico de las poblaciones, la traza 8 Blas, Ne, Sobre l tlompo, México, FC, 1980, pige 154 © Foucault, M, ob. cil, ME. o © Morales y Marin, | L, Diccionario de iconologi y sinbologta, Madi ‘Tau, 1984, pig. 360. 202 Acusrin EscoLano Brxiro > arquitecténica del edificio, sus elementos simbélicos propios h incorporados y la decoracién exterior e interior responden a pa- trones eulhuralas y pedagggioos que cl aii intemalica y aprende, Le arquitectura crea asi mismo el escenario 0 taller en el que los ensefantes representan o gestionan eu oficio. Desde ambas perspectivas, el espacio educativo, su diseiio y ‘Sus Usos, es un sector eseucial de la cultura de la escuela, esto es, de los patrones que contextualizan la practica de la proie. ‘sion docente y la vida cotidiana reglada de los alumnos, De otro lado, no hay que olvidar que la escuela, como cual- quier otro tipo de habitacién, incluida Ja misma casa, es una cteacion cultural sujata a cambios histéricos. La casa, por ejem plo, incorporé en la época moderna, como ha estudiado Ribezynski, los valores de la intimidad y la domesticidad. El xix atribuy6 importancia a los elementos mecdnicos relacionados con la Inz, la calefaccién y la ventilacién (factores que guardan relacién con el higienismo y la industrializaciGn). Nuestro siglo ha subrayado las variables asociadas a la eficiencia y el con- fort, E1 modelo de casa actual conserva casi todos los signifi cados histéricos a modo de capas integradas, aunque el domi- nante sea el mds reciente", BI espacio-escuela es también una construccién cultural, y por lo tanto histérica. Bl «Interior de ana escuela», euacto de M.A. Houase, de comienzos del xvimy ofrece una imagen de lo gue pudo ser como focus la esciiela del Antiguo Régimen'2, En 1a compesicin puede observarse que el espacio (salon de una casa ordinaria), el amueblamiento (mesas, bauicos, sillas irre- gularmente dispuestas), la decoracida (pinturas) y la distribu. cién de ambientes («rincones) no se corresponden con las re- bresentaciones de la escuela de los dos iiltimos siglos, Parece como si este modelo espacial alin conservara la estructura proindivisa y la polivalencia de la clase indiferenciada, aldgra ‘que el salén de la casa doméstica antes de que aparecieran las estancias especializadas por funciones. La moderaidad y la so- " Riboansi, W, La casa Historia de ine te. Nad, Nee, wie tea, Madi, eres, 1965, atric e na exceln de M.A, Hones, ara I yf stain Madrid, Ministerio de Cultura, 1988, vel. II, pag. 643. a ne dgitats LA ARQUITECTURA COMO PROGRAMA 203 ciedad contemporénea han conocido la diferenciacién interna de la-casPen paralelo con las transformaciones operadas ent Ja vi vienda familar y en a sexualidad®, Del isi wea, el espa ciOéecuela también ha ido regionalizdndose, emancipandose pritnero'de la casa y de otras estancias én Tas que so ubies, constituyéndose después coio habitacién ad hoe especializade en las funciones de instruccién, con anexos incluso comple mentarios (eccusados higiénicos, patios, porches, roperos, bi Dliotecas y otras dependencies), y diferencidndose finalmente en aulas Separadas por grados-ticlos y sexos. i n En la segunda mitad del xr’ el espacio-escuela se incorpor6, al igual que la vivienda, a las prescripciones del higienismo, y ms adelante a los requerimientos del confor: y la tecnologia. Esta evolucidn no vino sélo determinada por las imnovaciones calturales asociadas al industrialismo, el positivismo cientifico, el movimiento higienista y el taylorismo. La eculturalidad» de estos cambios refuierza asi mismo el sentido educador de la ar- quitectura, es decir, su valor como programa. Del mismo modo que el Panopticon de J, Bentham es el -edilicio paradigmatico de la moderniéad emergentes, con sti rojo inspector» en el centro, ss espacios fragmentados y el cardcter sreformista y represivor de su trazado, expresion de algunas caracteristicas de la cultura tardoilustrada en que se gesid el modelo, la escuela, en sus diversas concreciones, es un producto de cada tiempo, y sus for- mas constrictivas son, ademés de los soportes de la memoria colectiva cultural, la expresién simbolica de los valores domi: nantes en las distiatas épocas, Puede incluso que, del mismo mode que la easa, conserve acuimilativamente todos los signifi cados y estructaras, bajo la dominante cultural mas reciente. No en vano, nuestra escuela, la escuela actual. presenta sin duda rasgos «domésticasy, clichés pandpticos, patrones higienistas, signos roménticos y elementos teenologices, expresivos cada tito de los influjos culfurales quo lia ido incorporando el pro sama arquitectonico en sit ya secular evolucién. Nadvid, Tax © aries, Ph, BU aio y fa vida falar exe! Antiguo Régis oayeshi ris, 1987, pags, 519 y sigs. El teste es tatado también por W, tiversos puntos de le obra ctada en la nota 41 Fernande-Galiano, L, Ki fuego y le memovia, Mact mig. 227 Allanca, 1991, 208 Acustin Esconano Bawiro Mas el espacio educative no sélo refleja las determixacie- nes de la cultura y la sociedad. Bi es también una construcciéa civilzaiotla, Por eso lal vez, Reiner Lehberger, aiPECtOr del Museo Escolar de Hamburgo, recogié como intréduccién a su ‘trabajo sobre la renovacida de Ja arquitectura escolar a co- aienzos de siglo en aguella ciudad hansedtica, de tan impor tante tradicicn pedagogica, la exhortacién con que Nohl y Pa- at concluian su trabajo’ sobre arquitectura escolar en~ch ‘prestigioso Handbuch der Pédagogik. «Desedis para vuestros JO venes los mejores maestros y educadores, mas, ei tal caso, con fiad la constriiccion det edifiete escolar sélo a Tos mejores“ar quiteotos, Solo ontonces, las ricas fuctzas edueaderas qile se ciicierran en el edificio escolar dejaran sentir sus benéticos efectos en favor de todoss, Aguel vespiritu arquitect6nicos, & menudo oculto en sus aparatos materiales, seria sin. duda todo un prograiia educador” Justamente por lo anterior, el andlisis de los espacios esto larés tiene que trascender, como sugieren Angel Mato y Aida ‘Terrén, los enfoques fisicalistas, topogréticos 0 ecolégics, ir en busca de interpretaciones con base antropoldgica que cuenta de las significaciones sociales y culturales del aml j.cio no es neutro. Siempre educar, seilala Antonio \'mentando a Georges Mesmin, y tal vez por ello stodo edi | si quiere serlo, ha de ser arquitectos!’, o acercarse a las | de este oficio, como hizo Froebel, el exponente quizé mi | claro de este género de pedagogia’®, # Lohherger R., «Constyamos la eecuels, BI movimiento de la Nueva y Ia argtestura en el caso de Hamburgo, Historis de a 12-13 (1903-1904), 201. 16 Mato, A. y Torrén, 4. Un gio de “La Tnacalada” do Gin, Historia deta Bducactin, W213 (100 2462 © Viaiio, A., «Del espacio esonlary Je escuela como hija cuestionese, Mistore de tt Edcacten, 12-13 (1993-1994), 25 Lalit, P, sEL model froeneliano de espacio escvell. spain, Historia de fs ducacion, 10 (1995), 18, 6 Espacio-escuela y curriculum 6.1, LA EXPERIENCIA DEL ESPACIO ESCOLAR La arquitectura escolar, ademAs de ser an programa en parte invisible y silencioso que cumple determinadas funciones calturales y pedagogicas, Puede ser instromentada también en | plano didactico, toda vez que define y acota el espacio en que so lleva a cabo la educacién formal y constitayo un referente Jpragmético que es utilizado por los maestros y por los antores tls manuales escolares como sealidad 9 como simmbolo en diver ios aspectes del desarrollo curricular. Ea algunas metodolo- {gias, como la montessoriana, el disefio del ambieate y del es: Jucio es, incluso, sparte constitutiva e irrenmelable de un nieve modo de considerar al nifior, de tal suerte que en ellas lop objetos materiales y el proyecto educativo guardan entre si lina fatima relacién’. Bsto mismo sucedia, comp ya observamos ' Saeeto, Bt objeto tyormadir: Los wbyetas deb escule, Barcel, nina, 1980, pag, 85: lost

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