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| Panta 3 ; i Crist6bal Colén | Diario ' Relaciones de viajes } | DIARIO DEL PRIMER VIAJE Este es el primer viaje y las derrotas y camino que hizo el Almirante don Cristéval Colon cuando descubrié las In- dias, puesto sumariamente, sin el prélogo que hizo a los Re- vyes que va a la letra y comienca d’esta manera: In Nomine Domini Nostri Jesu Christi. Porque, cristianissimos y muy altos y muy excelentes y muy poderosos Principes, Rey e Reina de las Espafias y de las islas de la mar, Nuestros Sefores, este presente afio de 1492, después de Vuestras Altezas aver dado fin a la guerra de los moros, que reinavan en Europa, y aver acabado la gue- rra en la muy grande ciudad de Granada, adonde este pre- sente afto, a dos dias del mes de Enero, por fuerca de armas vide poner las vanderas reales de Vuestras Altezas en las to- rres de la Alfambra, que es la fortaleza de la dicha ciudad, y vide salir al rey moro a las puertas de la ciudad, y besar las reales manos de Vuestras Altezas y del Principe mi Se- jior, y luego en aquel presente mes, por la informagién que yo avia dado a Vuestras Altezas de las tierras de India y de un Principe que es llamado Gran Can (que quiere dezir en nuestro romance Rey de los Reyes), como muchas vezes él y sus antecessores avian enbiado a Roma a peur doctores en nuestra sancta fe porque le ensefiasen en ella, y que nun- ca el Sancto Padre le avia proveido y se perdian tantos pue- ” Crisrdbal Colén blos, cayendo en idolatrias e rescibiendo en si sectas de per- digién; y Vuestras Altezas, como cathdlicos cristianos y prin- sipes amadores de la sancta fe cristiana y acregentadores d’clla y enemigos de la secta de Mahoma y de todas idolatrias y heregias, peusaron de enbiarme a mi, Cristoval Coldn, a las dichas partidas de India para ver los dichos pringipes y los pueblos y las tierras y la disposigion d’ellas y de todo, y la manera que se pudiera tener para ia conversion d’ellas a nues- tra sancta fe, y ordenaron que yo no fuese por tierra al Orien- te, por donde se costumbra de andar, salvo por el camino de Occidente, por donde hasta oy no sabemos por cierta fe que aya passado nadie; asi que, después de aver echado fue- 1a todos los judios de todos vuestros reinos y sefiorios, en el mismo mes de Enero, mandaron Vuestras Aitezas a mi que con armada suffigiente me fuese a las dichas partidas de In- dia, y para ello me hizieron grandes mercedes y me anoble- sieron, que dende en adelante yo me llamase Don y fuesse Almirante Mayor de la mar Occéana y Visorey e Governa- dor perpetuo de todas las islas y tierra firme que yo descu- briese y ganasse, y de aqui adelante se descubriesen y gana- sen en la mar Occéano, y asi sucediese mi hijo mayor, y él asi de grado en grado para siempre jamas. Y parti yo de la ciudad de Granada, a doze dias del mes de Mayo del mesmo afio de 1492, en sabado, y vine a la villa de Palos, que es puer- to de mar, ‘adonde yo armé tres navios muy aptos para se- mejante fecho. Y parti del dicho puerto muy abastecido de muy muchos mantenimientos y de mucha gente de la mar a tres dias del mes de Agosto de dicho afo, en un viernes, an- tes de la salida del sol con media ora, y llevé el camino de las islas de Canaria de Vuestras Altezas, que son en la dicha mar Occéana, para de alli tomar mi derrota y navegar tanto, que yo llegase a las Indias, y dar la embaxuda de Vuestras Altezas a aquellos principes y complir lo que asi me avian mandado, y para esto pensé de escrevir todo este viaje muy Puntualmente, de dfa en dia todo lo que yo hiziese y viese Y passasse, como adelante se veird. También, Sefiores Prin- sipes, allende de escrevir cada noche lo qu’el dia passare y 2” Diario, Relaciones de viajes el dia lo que la noche navegare, tengo propésito de hazer carta nueva de navegar, en la cual situaré toda la mar e tierras del mar Oceano en sus proprios lugares, debaxo su viento, y més componer un libro y poner todo por el semejante por Pintura, por latitud del equinocial y longitud del Occidente, y sobre todo cumple mucho que yo olvide el suefio y tiente mucho el navegar, porque asi cumple; las cuales seran gran trabajo. Viernes, 3 de Agosto Partimos viernes 3 dias de Agosto de 1492 aiios de la ba- rra de Saltés, a las ocho oras. Anduvimos con fuerte virazon hasta el poner del sol hazia el Sur sesenta millas, que son 15 leguas; después al Sudueste y al Sur cuarta del Sudueste, que era el camino para las Cana Sdbado, 4 de Agosto Anduvieron al Sudueste cuarta del Sur. Domingo, 5 de Agosto Anduvieron su via entre dia y noche mas de cuarenta leguas. Lunes, 6 de Agosto Salté o desencasdse el governario a la caravela Pinta, don- de iva Martin Alonso Pingén, a lo que se crey6 0 sospeché por industria de un Gomez Rascon y Cristéval Quintero, cu- ya era la caravela, porque le pesava ir aquel viaje, y dize el Almirante que antes que partiesen avian hallado en ciertos reveses y grisquetas, como dizen, a los dichos. Vidose alli el Almirante en gran turbacién por no poder ayudar a la dicha caravela sin su peligro, y dize que alguna pena perdia con saber que Martin Alonso Ping6n era persona esforcada y de buen ingenio. En fin, anduvieron entre dia y noche veinte y nueve leguas. » Cristdbal Colén Martes, 7 de Agosto Torndse a saltar el governalle a la Pinta y adobaronlo y anduvieron en demanda de la isla de Lancarote, que es una de las islas de Canaria, y anduvieron entre dia y noche XXV leguas. Miércoles, 8 de Agosto Ovo entre los pilotos de las tres caravelas opiniones di- versas dénde estavan, y el Almirante salié més verdadero, y quisiera ir a Gran Canaria por dexar la caravela Pinta, por. que iva mal acondiionada de governario y hazia agua, y qui siera tomar alli otra si la hallara; no pudieron tomarla aquel dia, Jueves, 9 de Agosto Hasta el domingo en la noche no pudo el Almirante to- mar la Gomera, y Martin Alonso quedése en aquella costa de Gran Canaria por mandado del Almirante, porque no po- dia navegar. Después torné el Almirante a Canaria y adoba- ron muy bien la Pinta con mucho trabajo y diligengia del Al- mirante, de Martin Alonso y de los demds, y al cabo vinie- ron a la Gomera. Vieron salir gran huego de Ia sierra de la isla de Tenerife, qu’es muy alta en gran manera. Hizieron la Pinta redonda, porque era latina; torné a la Gomera do- mingo a dos de Setiembre con la Pinta adobada. Dize el Al- mirante que juravan muchos hombres honrados espafioles que en la Gomera estavan con dofta Ines Peraca, madre de Gui- llén Peraca que después fue el primer conde de la Gomera, que eran vezinos de la isla del Hierro, que cada afio vian tie. rra al Vueste de las Canarias, que es al Poniente, y otros de la Gomera afirmavan otro tanto.con juramento. Dize aqui el Almirante que se acuerda qu’estando en Portogal el afio de 1484 vino uno de la isla de la Madera al Rey a le pedir una caravela para ir a esta tierra que via, el cual jurava que cada aio la via y siempre de una manera. Y también dize que se acuerda que lo mismo dezian en las islas de los Aco- 0 Diario. Relaciones de viajes res y todos estos en una derrota y en una manera de sefial y en una grandeza. Tomada, pues, agua y lefla y carnes y lo demas que tenian los hombres que dexé en la Gomera el Almirante cuando fue a la isla de Canaria a adobar la cara- yela Pinta, finalmente se hizo a la vela de la dicha isla de la Gomera con sus tres caravelas, jueves a seis dias de Setiem- bre. Jueves, 6 de Setiembre Partié aquel dia por la mafiana del puerto de la Gomera y tomé la buelta para ir su viaje. Y supo el Almirante de una caravela que venia de la isla del Hierro que andavan por alli tres caravelas de Portugal para lo tomar; devia de ser de en- bidia qu’el Rey tenia por averse ido a Castilla. Y anduvo to- do aquel dia y noche en calma, y a la mafana se hallé entre la Gomera y Tenerife. Viernes, 7 de Setiembre Todo el viernes y el sabado, hasta tres oras de noche, es- tuvo en calmas. Stbado, 8 de Setiembre Tres oras de noche sabado comen¢é a ventar Nordeste, y toms su via y camino al Giteste. Tuvo mucha mar por proa que le estorbava el camino. Y andaria aquel dia nueve leguas con su noche. Domingo, 9 de Setiembre Anduvo aquel dia 15 leguas, y acordé contar menos de las que andava, porque si el viaje fuese luengo no se espan- tase y desmayase la gente. En la noche anduvo ciento y vein- te millas, a diez millas por ora, que son 30 leguas. Los mari- neros governavan mal, decayendo sobre la cuarta del Norueste y aun a la media partida, sobre lo cual les rifié el Almirante muchas vezes. 3 Cristdbat Cotén Lunes, 10 de Setiembre En aquel dia con su noche anduvo sesenta leguas, a diez millas por ora, que son dos leguas y media, pero no contava sino cuarenta y ocho leguas, porque no se asombrase la gen- te si el viaje fuese largo. Martes, 11 de Setiembre Aguel dia navegaron a su via, que era el Giieste, y andu- vieron 20 leguas y més, y vieron un gran trogo de méstel de nao de ¢iento y veinte toneles, y no lo pudieron tomar. La noche anduvieron cerca de veinte leguas, y contd no mas de diez y seis por la causa dicha. Miércoles, 12 de Setiembre Aquel dia yendo su via anduvieron en noche y dia 33 le- guas, contando menos por la dicha causa. Jueves, 13 de Setiembre Aquel dia con su noche, yendo a su via, que era el Gies- te, anduvieron XXXII leguas, y contava tres 0 cuatro me- nos. Las corrientes le eran contrarias. En este dia, al comiengo de la noche, las agujas noruesteavan y a la mafana nordes- teavan algun tanto. Viernes, 14 de Setiembre Navegaron aquel dia su camino al Giieste con su noche, y anduvieron XX leguas. Contd alguna menos. Aqui dixe- ron los de la caravela Nifia que avian visto un garxao y un rabo de junco, y estas aves nunca se apartan de tierra cuan- do mas XXV leguas. Sdbado, 15 de Setiembre Naveg6 aquel dia con su noche XXIII leguas su camino al Giieste y algunas mas. Y en esta noche al principio d’ella vieron caer del ciclo un maravilloso ramo de huego en la mar, lexos d’ellos cuatro 0 cinco leguas. 32 Diario, Relaciones de viajes Domingo, 16 de Setiembre Naveg6 aquel dia y la noche a su camino el Giieste. An- darian XXXVIII leguas, pero no conté sino 36. Tuvo aquel dia algunos ftublados; llovizn6. Dize aqui el Almirante que «oy y siempre de alli adelante hallaron aires temperantissi- mos, que era plazer grande el gusto de las mafianas, que no faltava sino ofr ruisefiores», dize él. Y era el tiempo como por Abril en el Andaluzia. Aqui comencaron a ver muchas manadas de yerba muy verde que poco avia (segtin le pare- ia) que se avia desapegado de tierra, por la cual todos juz- gavan que estavan cerca de alguna isla, pero no de tierra fir- me, segiin el Almirante, que dize: «porque la tierra firme hago més adelante». Lunes, 17 de Setiembre Navegé a su camino al Gileste, y andarian en dia y noche cincuenta leguas y més; no asenté sino 47, Ayudavales la co- rriente. Vieron muchafs] yerva y muy a menudo y era yerva de pefias y venian las yerva(s) de hazia Poniente. Juzgavan estar cerca de tierra. Tomaron los pilotos el Norte, marcdn- dolo, y hallaron que las agujas noruesteavan una gran cuar- ta, y temian los marineros y estavan penados y no dezian de qué. Cognoscidlo el Almirante, mandé que tarnasen a mar- car el Norte en amaneciendo, y hallaron qu’estavan buenas las agujas. La causa fue porque la estrella que parece haze movimiento y no las agujas. En amanesiendo aquel lunes vie- ron muchas mas yervas y que paregian yervas de rfos, en las cuales hallaron un cangrejo bibo, el cual guardé el Almiran- te. ¥ dize que aquellas fueron sefiales ciertas de tierra, por- que no se hallan ochenta leguas de tierra. El agua de la mar hallavan menos salada desde que salieron de las Canarias, los aires siempre mas suaves. Ivan muy alegres todos, y los navios, quien mas podia andar andava por ver primero tie- ra, Vieron muchas toninas y los de la Nifla mataron una. Dize aqui el Almirante que aquellas sefiales eran del Ponien- te «donde espero en aquel Alto Dios, en cuyas manos estén todas las victorias, que muy presto nos dara tierra». En aque- B (Cristébal Colén lla mafiana dize que vido una ave blanca que se [lama rabo de junco que no suele dormir en la mar. Martes, 18 de Setiembre Navegé aquel dia con su noche y andarian més de cin cuenta y ginco leguas, pero no asenté sino 48. Llevava en to- dos estos dias mar muy bonango, como en el rio de Sevilla. Este dia Martin Alonso con la Pinta, que era gran velera, no esperd, porque dixo al Almirante desde su caravela que avia visto gran multitud de aves ir hazia el Poniente, y que aquella noche esperava ver tierra y por eso andava tanto. Apa- recid a la parte del Norte una gran cerraz6n, qu’ estar sobre la tierra. ies rane seal de Miércoles, 19 de Setiembre Navegé su camino y entre dia y noche andaria XXV le- guas, porque tuvieron calma. Escrivié XXII. Este dia, a las diez oras, vino a la nao un alcatraz y a la tarde vieron otro que no suelen apartarse XX leguas de tierra. Vinieron unos llovizneros sin viento, lo que es sefial cierta de tierra, No quiso detenerse barloventeando el Almirante para averiguar si avia tierra, més de que tuvo por cierto que a la banda del Norte y del Sur avia algunas islas, como en la verdad Io estavan y él iba por medio d’ellas. «Porque su voluntad era de seguir adelante hasta las Indias, y el tiempo es bueno; porque pla- ziendo a Dios a la buelta todo se verian. Estas son sus pala. bras. Aqui descubrieron sus puntos los pilotos: el de la Nifia se hallaba de las Canaria(s) 440 leguas, el de la Pinta 420, el de la donde iva el Almirante 400 justas. . Jueves, 20 de Setiembre Navegé este dia al Giieste cuarta del Norueste y a la me- dia partida, porque se mudaron muchos vientos con Ia cal- ma que avia. Andarian hasta siete o ocho leguas. Vinieron ala nao dos alcatraces y después otro, que fue sefial d’estar serca de tierra; y vieron mucha yerva, aunqu’el dia passado no avian visto d’ella, Tomaron un paxaro con la mano que Diario. Relaciones de vigjes era como un garjao; era paxaro de rfo y no de mar, los pies tenia como gaviota. Vinieron al navio, en amanegiendo, dos © tres paxaritos de tierra cantando y después, antes del sol salido, desaparecieron. Después vino un aleatraz; venia del Giiesnorueste (y) iva al Sueste, que era sefial que dexava la tierra al Giiesnorueste, porque estas aves duermen en tierra y por la mafiana van a la mar a buscar su vida y no se alexan XX leguas. Viernes, 21 de Setiembre Aquel dia fue todo lo mas calma y después algin viento. Andarian entre dia y noche, d’ello a la via d’ello no, hasta 13 leguas. En amaneciendo hallaron tanta yerva que parecia ser la mar cuajada della, y venia del Giieste. Vieron un al- catraz. La mar muy Ilana como un rio y los aires los mejores del mundo. Vieron una vallena, qu’es sefial que estavan cer- ca de tierra, porque siempre andan cerca. Sabado, 22 de Setiembre ‘Naveg6 al Giiesnorueste mas 0 menos, acostandose a una y otra parte; andarian XXX leguas. No vian cuasi yerba. Vie- ron unas pardelas y otra ave. Dize aqui el Almirante: «mu- cho me fue negessario este viento contrario, porque mi gente andavan muy estimulados, que pensavan que no ventavan en estos mares vientos para bolver a Espafia». Por un peda- g0 de dia no ovo yerba, después muy espessa. Domingo, 23 de Setiembre Navego al Norueste y a las vezes a la cuarta del Norte y alas vezes a su camino, que era el Giieste; y andaria hasta XXII leguas. Vieron una tortola y un alcatraz y otro paxari- to de rio y otras aves blancas. Las yervas eran muchas, y ha- lavan cangrejos en ellas. Como la mar estuviese mansa y lla- na, murmurava la gente diziendo que, pues por alli no avia mar grande, que nunca ventaria para bolver a Espaiia. Pero después algdse mucho la mar y sin viento, que los asombra- va, por lo cual dize aqui el Almirante: «Asi que muy neges- as Cristdbal Cotén sario me fue la mar alta, que no paregié salvo el tiempo de los judios cuando salieron de Egipto contra Moisén, que los sacava del captiverion. Lunes, 24 de Setiembre Navegé a su camino, al Giieste, dia y noche, y andarian quatorze leguas y media; conté doze. Vino al navio un alca- traz y vieron muchas pardelas. Martes, 25 de Setiembre Este dia ovo mucha calma y después venté, y fueron su camino al Giieste hasta la noche. Iva hablando el Almirante con Martin Alonso Pingén, capitan de la otra caravela Pin- ta, sobre una carta que le avia enviado tres dias avia a la ca- ravela, donde, segund parece, tenia pintadas el Almirante cier- tas islas por aquella mar, y dezfa el Martin Alonso que esta- van en aquella comarca, y respondia el Almirante que asi le Paregia a él; pero puesto que no oviesen dado con ellas lo devia(n) de aver causado las corrientes, que siempre avian echado los navios al Nordeste y que no avian andado tanto como los pilotos dezian. Y estando en esto, dixole el Almi- Tante que le enbiase la carta dicha, y enbiada con alguna cuer- da, comengé el Almirante a cartear en ella con su piloto y marineros. Al sol puesto, subié el Martin Alonso en la popa de su navio, y con mucha alegria llamo al Almirante, pidién- dole albricias que via tierra. Y cuando se lo oyo dezir con afirmacién al Almirante dize que se eché a dar gracias a Nues- tro Sefior de rodillas, y el Martin Alonso dezia Gloria in ex- celsis Deo con su gente. Lo mismo hizo la gente del Almi- rante y los de la Nifia. Subiéronse todos sobre el mastel y en la xarcia y todos affirmaron que era tierra, yal Almiran- te asi paregié y que avria a ella 25 leguas. Estuvieron hasta la noche affirmando todos ser tierra. Mandé el Almirante dexar su camino, que era el Giieste, y que fuesen todos al Sudueste, adonde avia parecido la tierra. Avrian andado aquel dia al Giieste 4.° leguas y media, y en la noche al Sudueste 17 leguas, que son XI, puesto que dezia a la gente 13 le- 6 Diario, Relaciones de vialet guas, porque siempre fingia a la gente que hazia poco cami- , no, porque no les pareciese largo, por manera que escrivié pot dos caminos aquel viaje; el menor fue el fingido y el ma- yor el verdadero. Anduvo la mar muy Ilana, por lo cual se echaron a nadar muchos marineros. Vieron muchos dorados y otros peges. Miércoles, 26 de Setiembre . Navegé a su camino al Giieste, hasta después de medio- dia; de ahi fueron al Sudueste hasta cognosgcer que lo que dezian que avia sido tierra no lo era, sino cielo. Anduvieron dia y noche 31 leguas, y conté a la gente 24.° La mar era como un rio, los aires dulces y suavissimos. Jueves, 27 de Setiembre Naveg6 a su via al Giieste. Anduvo entre dia y noche 24 leguas. Conté a la gente 20 leguas. Vinieron muchos dora- dos; mataron uno. Vieron un rabo de junco. Viernes, 28 de Setiembre Navegé a su camino al Giieste. Anduvieron dia y noche con calmas 14 leguas. Conté treze. Hallaron poca yerva. To- maron dos peces dorados y en los otros navios mas, Sdbado, 29 de Setiembre Naveg6 a su camino al Glieste. Anduvieron 24 leguas. Conté a la gente XXI. Por calmas que tuvieron anduvieron entre dia y noche poco. Vieron un ave que se llama rabifor- ado, que haze gumitar a los alcatrages lo que comen para comerlo ella y no se mantiene de otra cosa, Es ave de la mar, pero no posa en la mar ni se aparta de tici1a 20 leguas. Ay d’estas muchas en las islas de Cabo Verde. Después vieron dos alcatraces. Los aires eran muy dulces y sabrosos, que diz que no faltava sino oir el ruisefior, y la mar Ilana como un rio. Parecieron después en tres vezes alcatraces y un forga- do. Vieron mucha yerva. 7 Critébal Colén Domingo, 30 de Setiembre Naveg6 su camino al Giieste. Anduvo entre dia y noche Por las calmas 14 leguas. Conté onze. Vinieron al navio cua, tro rabos de junco, qu’es gran sefial de tierra, porque tantas aves de una naturaleza juntas es sefial que no andan desman- dadas ni perdidas. Viéronse cuatro alcatrages en dos vezes yerva mucha. «Nota que las estrellas que se llaman las Guar. das, cuando anochege, estan junto al braco de la parte de Poniente, y cuado amanege estan en la linea debaxo del bra. go al Nordeste, que parege que en toda la noche no andan salvo tres lineas, que son’9 oras, y esto cada noche». Esto dize aqui el Almirante. También en anochegiendo las agujas Roruestean una cuarta y en amanesiendo estan con la sete. Ila justo, por lo cual parece que la estrella haze movit..iento faa las otras estrellas, y las agujas piden siempre la ver- lad. Lunes, 1 de Otubre Naveg6 a su camino al Giieste. Anduvieron 25 leguas. Conté a la gente 20 leguas. Tuvieron grande aguacero. El pi- loto del Almirante tenia oy, en amaneciendo, que avian an- dado desde la isla del Hierro hasta aqui $78 leguas al Giies- te. La cuenta menor que el Almirante mostrava a la gente eran 584, pero la verdadera que el Almirante juzgava yuar- dava eran 707. Magny Martes, 2 de Otubre __Navego su camino al Giieste noche y dia 39 leguas. Con- t6 a la gente obra de 30 leguas, La mar Ilana y buena. «Siem- Pre a Dios muchas gracias sean dadas», dixo aqui el Almi- tante. Yerva venia de Leste a Giieste, por el contrario de lo que solia. Parecieron muchos peges, matése uno. Vicron una ave blanca que parecia gaviota. Miércoles, 3 de Otubre Navego su via ordinaria. Anduvieron 47 leguas. Conté a la gente 40 leguas. Aparecieron pardelas, yerva mucha, al- 38 Diario, Relaciones de viajes guna muy vieja y otra muy fresca, y traia como fruta. No vieron aves algunas, y creia el Almirante que le quedavan atrés las islas que trafa pintadas en su carta. Dize aqui el Almiran- te que no se quiso detener barloventeando la semana passa- da y estos dias que via tantas sefiales de tierra, aunque tenia noticia de ciertas islas en aquella comarca, por no se dete- her, pues su fin era passar a las Indias, y si se detuviera, dize él, que no fuera buen seso. Jueves, 4 de Otubre Navegé a su camino al Giieste. Anduvieron entre dia y noche 63 leguas. Conté a la gente 46 leguas. Vinieron al na- vio mas de cuarenta pardelas + juntos y dos alcatraces y al uno dio una pedrada un mogo de la ca‘avela. Vino a la nao un rabiforgado y una blanca como gaviota. Viernes, 5 de Otubre Naveg6 a su camino, Andarfan onze millas por ora. Por noche y dia andaria $7 leguas, porque afloxé la noche algo el viento. Conté a su gente 45. La mar bonanca y Ilana. «A Dios», dize, «muchas gracias sean dadas». E] aire muy dul- cey temprado. Yerva ninguna, aves pardelas muchas; peces golondrinos volaron cn la nao muchos. Sdbado, 6 de Otubre Navegé su camino al Vueste 0 Giieste, qu’es lo mismo. Anduvieron 40 leguas entre dia y noche. Contd a la gente 33 leguas. Esta noche dixo Martin Alonso que seria bien na- vegar a la cuarta del Giieste a la parte de Sudueste, y al Al- mirante parecié que no. Dezia esto Martin Alonso por la is- la de Cipango, y el Almirante via qe si la erravan que no pu- dicran tan presto tomar tierra, y que era mejor una vez ir a la tierra firme y después a las islas. Domingo, 7 de Otubre Navegé a su camino al Giieste. Anduvieron 12 millas por ora dos oras, y después 8 millas por ora; y andaria hasta una 3” Cristdbal Colén ora de sol 23 leguas. Conté a la gente 18. En este dfa, al le- vantar del sol, la caravela Nifia, que iva delante por ser vele- ra, y andavan quien mas podia por ver primero tierra, por gozar de la merced que los Reyes a quien primero la viese avia(n) prometido, levanté una vandera en el topo del mas- tel y tiré una lombarda por sefial que vian tierra, porque asi lo avia ordenado el Almirante. Tenia también ordenado que al salir del sol y al ponerse se juntasen todos los navios con 41, porque estos dos tiempos son mas proprios para que los humores den mds lugar a ver mds lexos. Como en la tarde no viesen tierra, la que pensavan los de la caravela Nifia que avian visto, y porque passavan gran multitud de aves de la parte del Norte al Sudueste, por lo cual era de creer que se ivan a dormir a tierra, o huian quica del invierno, que en las tierras de donde venfan devia de querer venir, por esto el Al- mirante acordé dexar el camino del Giieste, y pone(t) "a proa hazia Giiesueste con determinacién de andar dos dfas por aquella via. Esto comencé antes una ora del sol puesto. An- daria en toda la noche obra de cinco leguas y XXIII del dia; fueron por todas veinte y ocho leguas noche y dia. Lunes, & de Otubre Navegé al Giiesudueste y andarfan entre dia y noche on- ze leguas y media doze, y a ratos parece que anduvieron en la noche quinze millas por ora, si no esta mentirosa la le- tra, Tuvieron la mar como el rio de Sevilla. «Gracias a Dios», dize el Almirante. Los aires muy dulces, como en Abril en Sevilla, qu’es plazer estar a ellos, tan olorosos son. Parecié la yerva muy fresca; muchos paxaritos de campo, y tomaron uno, que ivan huyendo al Sudueste, grajaos y dnades y un alcatraz. Martes, 9 de Otubre Naveg6 al Sudueste. Anduvo 5 leguas. Mudése el viento y corrié al Giieste cuarta del Norueste y anduvo 4 leguas; des- pués con todas XI leguas de dia y a la noche XX leguas y 0 Diario. Relaciones de viajes media. Conté a la gente 17 leguas. Toda la noche oyeron pas- sar paxaros. Miércoles, 10 de Otubre Navego al Gilesudueste. Anduviero(n) a diez millas por ora y a ratos 12 y algiin rato a7, y entre dia y noche 59 le- guas. Conté a la gente 44 leguas no mas. Aqui la gente ya no lo podia cufrir: quexavase del largo viaje, pero el Almi- rante los esfore6 lo mejor que pudo,dandoles buena espe- ranca de los provechos que podrian aver, y aftidia que por dems era quexarse, pues que él avia venido a las Indias, y que asi Jo avia de proseguir hasta hallarlas con el ayuda de Nuestro Sefior. Jueves, 11 de Otubre ‘Navegé al Giiesudueste. Tuvieron mucha mar, més que en todo el viaje avian tenido. Vieron pardelas y un junco verde junto a la nao. Vieron los de la caravela Pinta una cafia y un palo, y tomaron otro palillo labrado a lo que parecia con hierro, y un pedaco de cafia y otra yerva que nace en tierra yuna tablilla. Los de la caravela Nifia también vieron otras sefiales de tierra y un palillo cargado d’escaramojos. Con es- tas sefiales respiraron y alegraronse todos. Anduvicron en este dia, hasta puesto el sol, 27 leguas. Después del sol puesto, navegé a su primer camino al Gieste, Andarian doze millas cada ora, y hasta dos oras después de media noche andarfan 90 millas, que son 22 leguas y media. Y porque la caravela Pinta era mas velera ¢ iva delaute del Almirante, hallé tierra y hizo las sefias qu’el Almirante avia mandado. Esta tierra vido primero un marinero que se dezia Rodrigo de Triana, puesto que el Almirante, a las diez de la noche, estando en el castillu de popa, vido lumbre; aunque fue cosa tan gerra- da que no quiso affirmar que fuese tierra, pero llamé a Pero Gutiérrez repostero d’estrados del Rey e dixole que parecia lumbre, que mirasse él, y asf lo hizo, y vidola. Dixolo tam- bién a Rodrigo Sanchez de Segovia, qu’el Rey y la Reina en- biavan en el armada por veedor, el cual no vido nada por- 4 (Cristébal Cotén Que no estava en lugar do la pudiese ver. Después qu’el Al- irante lo dixo, se vido una vez o dos, y era como una can. delilla de cera que se alcaba y levantava, lo cual a pocos pa. resiera ser indigio de tierra; pero el Almirante tuvo por cier. to estar junto a la tierra. Por lo cual, cuando dixeron la Sal. ve, que ia acostumbran dezir e cantar a su manera todos los marineros y se hallan todos, rogé y amonestélos el Almiran. te que hiziesen buena guarda al castillo de proa, y mirasen bien por la tierra, y que al que le dixese primero que via tie. tra le daria luego un jubén de seda, sin las otras mercedes que los Reyes avian prometido, que eran diez mill maravedis de juro a quien primero la viese. A las dos oras después de media noche paregié la tierra, de la cual estarian dos leguas. Amainaron todas las velas, y quedaron con el trco quees la vela grande, sin bonetas, y pusiéronse a la corda, tempori zando hasta el dia viernes que llegaron a una isleta de los lu. cayos, que se llamava en lengua de indios Guanahani. Lue. go vieron gente desnuda, y el Almirante salié a tierra en la barca armada y Martin Alonso Pingén y Viceinte Anes, su hermano, que era capitan de la Nifia. Sacd el Almirante la vandera real y los capitanes con dos vanderas de la Cruz Ver. de, que Ilevava el Almirante en todos los navios por sefia, con una F y una I, encima de cada letra su corona, una de un cabo de la + y otra de otro. Puestos en tierra vieron ar. boles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas mane. ras. El Almirante llamé a los dos capitanes y a los demas que saltaron en tierra, y a Rogrigo d’Escobedo escrivano de to. da el armada, y a Rodrigo Sanches de Segovia, y dixo que le diesen por fe y testimonio cémo él por ante todos tomava como de hecho tomé, possessién de la dicha isla por el Rey € por la Reina sus sefiores, haziendo las protestaciones que se requerian, como mAs largo se contiene en los testimonios Que alli se hizieron por escripto. Luego se ayunté alli mucha gente de la isla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante en su libro de su primera navegacin y descubri- miento d’estas Indias. «Yo», dize él, «porque nos tuviesen mucha amistad, porque cognosci que era gente que mejor se e Diario, Relaciones de viajex libraria y convertiria a nuestra sancta fe con amor que no por fuerga, les di a algunos d’ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidro que se ponian al pescueco, y otras ‘cosas muchas de poco valor, con que ovieron mucho plazer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales des- pués venfan a las barcas de los navios adonde pos “+ :avamos, nadando, y nos traian papagayos y hilo de algodén en ovi- llos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocavan por otras cosas que nos les davamos, como cuentezillas de vidro y-cascaveles. En fin, todo tomavan y daban de aquello que tenian de buen voluntad, mas me parecid que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los pari6, y también las mugeres, aunque no vide més de una farto moca, y todas las que yo vi eran todas mancebas, que ninguno vide de edad de mas de XXX afios, muy bien he- chos, de muy fermosos cuerpos y muy buenas caras, los ca- bellos gruessos cuasi como sedas de cola de cavallos e cor- tos. Los cabellos traen por encima de las gejas, salvo unos pocos detras que traen largos, que jams cortan. D’ellos se pintan de prieto, y (d’)ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos, y d’ellos se pintan de blanco y d’ellos de colorado y d’ellos de lo que fallan; y d’ellos se pintan las caras, y dellos todo el cuerpo, y d’ellos solas los ajos, ¥ d’elios solo el nariz. Ellos no traen. armas ni las cognogen, porque les amostré espadas y las tomavan por el filo y se cor- tavan con ignorangia. No tiene algtin fierro; sus azagayas son unas varas sin fierro y algunas d’ellas tienen al cabo un dien- te de pece, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien he- chos. Yo vide algunos que tenian sefiales de feridas en sus cuerpos, y les hize sefias qué era aquello, y ellos me amostra- ron cémo allli venian gente de otras islas que estavan acerca y les querian tomar y se defendian. Y yo crei e creo que aqui vienen de tierra firme a tomarlos por captivos. Ellos deven ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dizen todo lo que les dezia. Y creo que ligeramente se harian cristianos, que me parecié que ninguna secta tenian. “a Cristébl Cotén Yo plaziendo a Nuestro Sefor levaré de aqui al ti 0 plaziendo aqui al tiempo de mi partida seis a Vuestras Altezas para que deprendan fa. blar. Ninguna bestia de ninguna manera vide, salvo papaga- yos en esta isla». Todas son palabras del Almirante. Sdbado, 13 de Otubre uuego que amaneci6, vinieron a la playa muchos 4 hombres, todos mangebos, como dicho tengo, y todos de buc, na estatura, gente muy fermosa; los cabellos'no crespos, sal- vo corredios y gruessos como sedas de cavallo, y todos de la frente y cabega muy ancha més que otra generacion que fasta aqui aya visto; y los ojos muy fermosos y no peque. fios; y ellos ninguno prieto, salvo de la color de ios canarios ni se deve esperar otra cosa, pues esta Lestegiieste con la isla del Fierro cn Canaria, so una linea. Las Ppiernas muy dere- chas, todos a una mano, y no barriga, salvo muy bien he. cha. Ellos vinieron a la nao con almadias, que son hechas del pie de un érbol como un barco luengo y todo de un peda. 0 y labrado muy a maravilla seguin la tierra, y grandes, en que en algunas venian 40 y 45 hombres, y otras més peque flas, fasta aver d’ellas en que venia un solo hombre. Rema. van con una pala como de fornero, y anda a maravilla, y si se les trastorna, luego se echan todos a nadar y la enceresan y vazian con calabagas que traen ellos. Traian ovillos de al- godén filado y papagayos y azagayas y otras cositas que se. Hla tedio de escrevir, y todo davan por cualquiera cosa que se los diese. Y yo estava atento y trabajava de saber si avia or0, y vide que algunos d’ellos traian un pedaguelo colgado en un agujero que tienen a la nariz. Y por sefias pude enten. der que, yendo al Sur o bolviendo la isla por el Sur, que es. tava alli un Rey que tenia grandes vasos d’ello y tenia muy mucho. Trabajé que fuesen alld, y después vide que no en. tendian en la ida. Determiné de aguardar fasta mafiana en la tarde y después partir para el Sudeste —que segtin muchos @’ellos me ensetaron dezian que avia tierra del Sur y al Sus deste y al Norueste; y qu’estas del Norueste les venian a com. batir muchas vezes—, y asi ir al Sudueste a buscar el oro y “ Diario, Relaciones de viajes piedras preciosas. Esta isla es bien grande y muy Ilana y de arboles muy verdes y muchas aguas y una laguna en medio muy grande, sin ninguna montafia, y toda ella verde, qu’es plazer de mirarla. Y esta gente farto mansa, y por la gana de aver de nuestras cosas, y temiendo que no se les a de dar sin que den algo y no lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a nadar; mas todo lo que tiene(n) lo dan por cual- quiera cosa que les den, que fasta los pedacos de las escudi- llas y de las tacas de vidro rotas rescatavan, fasta que vi dar 16 ovillos de algodén por tres ceotis de Portugal, je es una blanca de Castilla, y en ellos avria mas de un arrova de algo- dén filado. Esto defendiera y no dexara tomar a nadie salvo que yo lo mandara tomar todo para Vuestras Altezas, si oviera en cantidad. Aqui nace en esta isla, mas por el poco tiempo no pude dar asf del todo fe. Y también aqui nace el oro que traen colgado a la nariz, mas, por no perder tiempo, quiero ir a ver si puedo topar a la isla de Gipango. Agora como fue noche se fueron a tierra con sus almadias. Domingo, 14 de Otubre En amanegiendo mandé aderecai el batel de la nao y las, barcas de las caravelas, y fue al luengo de la isla en el cami- no del Nornordeste para ver la otra parte, que era de la par- te del Leste, qué avia, y también para ver las poblagioncs, y vide luego dos o tres, y la gente que venia todos a la playa llamandonos y dando gracias a Dios. Los unos nos trafan agua, otros otras cosas de comer; otros, cuando vefan que yo no curava de ir a tierra, se echavan a Ja mar nadando y venian y entendiamos que nos preguntavan si éramos veni- do(s) del cielo. Y vino uno viejo en el batel dentro, y otros a bozes grandes Ilamavan todos, hombres y mugeres: «Ve- nid a ver los hombres que vinieron del cielo, traedles de co- mer y de bever. Vinicron muchos y muchas mugeres, cada uno con algo, dando gracias a Dios echandose al suelo, y le- vantamos a tierra, mas yo tenia de ver una grande restinga de piedras, que cerca toda aquella isla alrededor, y entreme- dias queda hondo y puerto para cuantas naos ay en toda la “6 Cristébal Cotén cristiandad, y la entrada d’ello muy angosta. dentro desta cintha ay algunas baxas, mas la mar noe nue més que dentro en un pozo. ¥ para ver todo esto me movi na, Porque supiese dar de todo relaci Altezas, y también addnde pudieta hace: faci ‘7 vide un pedaco de tierra que se haze como isla, aunque no lo es en que avia seis casas, el cual se pudiera atajar en dos diag Por isla, aunque yo no veo ser necessario, porque esta gente es muy simplice en armas, como verdn Vuestras Altezas de siete que yo hize tomar para le levar y deprender nuestra fa, bla y bolvellos, salvo que Vuestras Altezas cuando manda. en puédenios todos llevar a Castilla o tenellos en la misma isla captivos, porque con cincuenta hombres los terné(n) to- dos sojuzgados, y les hard(n) hazer todo lo que quisiere(n), lespués, junto con la dicha Isleta, estan giiertas de drbo- les, las més hermosas que yo vi, e tan verdes y con sus hojas como las de Castlla(s) en el mes de Abril y de Mayo, y mar cha agua. Yo miré todo aquel puerto y después me bolvi a a nao y dia vela, y vide tantas islas que yo no sabia deter, minarme a cul iria primero. ¥ aquellos hombres que yo te. hia toman(n)do me dezian por sefias que eran tantas y ‘antes Que no avia nimero y anombraron por su nombre mas de siento. Porende yo miré por las mas grande, y (a)aquelle de, terminé andar, y as{ hago, y sera lexos d’esta de Sant Salva, dor cinco leguas; y las otras d’ellas mas, d’ellas menos, To. das son muy llanas, sin montafas y muy fértiles y todas po. bladas, y se hazen guerra la una a la otra, aunque esis ton muy simplices y muy lindos cuerpos de hombres, Es verdad que Lunes, 15 Otubre __ Avia temporejado esta noche con temor di ue emer nash on nord no Hee era limpia de baxas, y en amaneciendo cargar velas. Y como la Isla fuese mas lexos de cinco leguas, antes serd siete, y la marea me detuvo, seria mediodia cuando legué a la dicha isla, y fallé que aquella haz, que es de la parte de la isla de San Salvador, se corre Norte Sur y an en ella 5 leguas, y Ia “6 Diario, Relaciones de viajes otra, que yo segui, se corria Leste Giieste, y an en ella mas de diez leguas. Y como d’esta isla vide otra mayor al Giieste, cargué las velas por andar todo aquel dia fasta la noche, por- que atin no pudiera aver andado al cabo del Giieste, a la cual puse nombre de isla de Sancta Maria de la Congepci6n; y cuasi al poner del sol sorgi acerca del dicho cabo por saber si avia alli oro, porque estos que yo avia hecho tomar en la isla de San Salvador me dezian que ai traian manillas de oro muy grandes a las piernas y a los bragos. Yo bien crei que todo To que dezian era burla para se fugir. Con todo, mi voluntad era de no passar por ninguna isla de que no tomase posses- sién, puesto que, tomado de una, se puede dezir de todas. Y sorgi e estuve hasta oy martes que, en aman-;"endo, fue a tierra con las barcas armadas, y sali; y ellos, que eran mu- chos, as{ desnudos y de la misma condigion de la otra isla de San Salvador, nos dexaron ir por la isla y nos davan lo que les pedia, Y porque el viento cargava a la traviesa Sues- te, no me quise detener y parti para la nao. Y una almadia grande estava a bordo de la caravela Nifla, y uno de los hom- bres de la isla de San Salvador, que en ella era, se eché a la mar, y se fue en ella; y la noche de antes, t a me dio echado el otro, y fue atras la almadia; la cual fugié que jamas fue barca que le pudiese alcancar: puesto que le tenfamos gran- de avante, con todo, dio en tierra y dexaron la almadia; y alguno de los de mi compafiia salieron en tierra tras ellos, y todos fugeron como gallinas, y la almadia que avian dexa- do la Hevamos a bordo de la caravela Nifia, adonde ya, de otro cabo, venia otra almadia pequefia con un hombre que venia a rescatar un ovillo de algodén; y se echaron algunos marineros a la mar, porque él no queria entrar en la carave- la, y le tomaron. Y yo qu’estaba a la popa de la nao, que vide todo, enbié por él y le di un bonete colorado y unas cuen- tas de vidro verdes, pequefias, que le puse al braco, y dos cascaveles, que le puse a las orejas, y le mandé bolver a su almadia que también tenfa en la barca, y le enbié a tierra. Y di luego la vela para ir a la otra isla grande que yo via al Giieste, y mandé largar también la otra almadia que trafa la a rstoba! Coton caravela Nifia por popa. Y vide después en tierra, al tiempo de la legada del otro a quien yo avia dado las cosas susodi- chas y no le avia querido tomar el ovillo de algodén, puesto qu’él me lo queria dar, y todos los otros se llegaron a él, y tenfa a gran maravilla, e bien le parecié que éramos buena gente, y que el otro que se avia fugido nos avia hecho algin dafio, y que por esto lo llevabamos. Y a esta razn usé esto con él, de le mandar alargar, y le di las dichas cosas, porque nos tuviese en esta estima, porque otra vez cuando Vuestras Altezas aqui tornen a enbiar no hagan mala compaiifa; y to- do Jo que yo le di no valia cuatro maravedies, Y as{ parti, que serfan las diez oras, con el viento Sueste, y tocava de Sur, Para passar a estotra isla, la cual es grandissima, y adonde todo estos hombres que yo traigo de la de San Salvador ha- zen sefias que ay muy mucho oro, y que lo traen en los bra- gos en manillas y a las piernas y a las orejas y al nariz y al Pescueco. Y avia d’esta isla de Sancta Maria a esta otra nue- ve leguas Leste Giieste, y se corre toda esta parte de la isla Norueste Sueste. Y se parece que bien avria en esta costa mas de veinte ocho leguas en esta faz. Y es muy lana, sin monta- fia ninguna, as{ como aquella de Sant Salvador y de Sancta Maria, y todas playas sin roquedos, salvo que a todas ay al- gunas pefias acerca de tierra debaxo del agua, por donde es menester abrir el ojo cuando se quiere surgir e no surgir mu- cho acerca de tierra, aunque las aguas son siempre muy cla- tas y se vee el fondo. Y desviado de tierra dos tiros de lom- barda, ay en todas estas islas tanto fondo que no se puede llegar a él. Son estas islas muy verdes y fértiles y de aires muy dulces, y puede aver muchas cosas que yo no sé, porque no me quiero detener por calar y andar muchas islas para ‘allar oro. ¥ pues estas dan asi estas sefias, que lo traen a los bra- sos y a las piernas, y es oro, porque les amostré algunos pe- dagos del que yo tengo, no puedo errar con la ayuda de Nues- tro Sefior que yo no le falle adonde nace. Y estando a medio golpho d’esta dos islas, es de saber, de aquella Sancta Maria y d’esta grande, a la cual pongo nombre la Fernandina, fallé un hombre solo en una lamadia que se passava de la isla de “ Diario, Relaciones de viajes Sancta Maria a la Fernandina, y traia un poco de su pan, que seria tanto como el pufio y una calabaga de agua, y un pedaco de tierra bermeja hecha en polvo y después amassa- da, y unas hojas secas, que debe ser cosa muy apresiada entr’ellos, porque ya me truxeron en San Salvador d’ellas en presente; y trafa un cestillo a su guisa en que tenfa un rama- Iejo de cuentezillas de vidrio y dos blancas, por las cuales cog- nosci qu’él venia de la isla de Sant Salvador, y avi(a) passa- do a aquella de Sancta Maria y se passava a la Fernandina, El cual se llegé a la nao; yo le hize entrar, que asf lo deman- dava él, y le hize poner su almadfa en la nao y guardar todo lo que él trafa, y le mandé dar de comer pan y miel y de be- ber. Y asi le passaré a la Fernandina y le daré todo lo suyo, porque dé buenas nuevas de nos, por a Nuestro Sefior apla: ziendo, cuando Vuestras Altezas enbien aca, que aquellos que vinieren resciban honra y nos den de todo lo o"1> oviere. Martes y Miércoles, 16 de Otubre ; Parti de las.islas de Sancta Marfa de Concepeién, que se- ria ya cerca de mediodia, para la isla Fernandina, la cual amuestra ser grandissima al Giieste, y navegué todo aquel dia con calmeria. No pude llegar a tiempo de poder ver el fondo para surgir en limpio, porque es en esto mucho de aver gran diligengia por no perder las anclas; y as{ temporizé to! * da esta noche hasta el dia, que vine a una poblacién, adonde yo surgi e adonde avia venido aquel hombre que yo hallé ayer en aquella almadia a medio golfo; el cual avia dado tantas buenas nuevas de nos, que toda esta noche no falté alma- dias a bordo de la nao, que nos traian agua y de lo que te- nian. Yo a cada uno le mandava dar algo, es a saber, algu- nas contezillas, diez o doze d’ellas de vidro en un filo, y al- gunas sonajas de lat6n d’estas que valen en Castilla un ma- raved{ cada una, y algunas agujctas, de que todo tenjan en grandissima excelencia, y también les mandava dar para que comiesen cuando venian en la nao, y miel y acucar. Y des- pués, a oras de tercia, embié el batel de la nao en tierra por agua; y ellos de muy buena gana le ensefiavan a mi gente

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