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Axuano ne LA Ustvansipan Inreeacional. St, N® 6/2000, po. 77-87 Seccién: Ciencias del Patrimonio Cultural LA GUERRA ENTRE CHILE Y LA CONFEDERACION PERUANO- BOLIVIANA: UNA MIRADA DESDE LA HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES Panto Anpais Toxo Basco Universidad Alberto Hurtado RESUMEN El interés central del artéculo es el de relacionar algunos conceptos propios de ta disciplina de ta historia de tas relaciones internacionales con ef conflicto entre Chile, Peri y Bolivia conocido como la Guerra contra ta Confederactén (1837- 1838). Junto con esto, se hace alusién a algunas obras historiogrdficas relativas a dicho conflicia y se las analiza de modo general a ta tuz de algunos de los conceptos indicados. ABSTRACT ‘The main purpose of this article is 10 relate some concepts of history of International relations with the conflict among Chile, Pers and Bolivia known as War against Confederation. Along with this some historical works based on that conflict re mentioned and analysed according to some of the concepts mentioned. “La posicién de Chile frente a la Confederacién Peni-Bolivians es ingestenible..) No podemos rirar sin inguited y la mayor alrma ta exstencia de dos pueblos confederados y quey a a larga, por Ia comunidad de origen, lengua, Rabios, religion, ideas, costumbres, formarén, como es natural, un solo nicleo. Unidos estos dos Estados, aun cuando no mds sea que momenténeamente, serin siempre més que Chile en todo orden de euestiones y circunstancias. (aka Confederacién debe desaparecer para siempre jams del escenario de Amética, Por su extensién geogréfica; por su mayor poblacién blanca; por las riquezas conjuntas del Per y Bolivia, apenas explo das ahora; por cl dominio que la nueva organizacin trataria de cjereer en el Pacifico, errebaténdonoslo, por el mayor nimero también do gente ilustrada de la raza blanca, muy vineulada a las familias de isyjo de Espafa que se eneventran en Lima; por la mayor intligencia de sus hombres piblicos, si bien de menor cardcter que los chilenos; por todas estas razones, la Confedcracién acabarfa a Chile amtes de muy poco...” Carta de Diego Portales a Manuel Blanco Eneslada, 10 de septiembre de 1836! Introduccion tidad nacional de cada uno de estos pafses se dofini6, en buena medida, en su oposici6n y riva- Desde los primeros afios de vida indepen- _lidad frente a sus vecinos. Ya en el terreno de la diente, el conflicto jugé un rol importante en la _ segunda mitad del siglo XIX, fue la propia confi construccién de las relaciones internacionales _guraci6n territorial de estos pafses, de modo muy centre Chile, Peri y Bolivia, La afirmaciéndelaen- _importante, un producto de la guerra entre ellos, * De La Guu ¥ Ras Cru (1936-1937), vl, p24, 7 Panto A. Toxo Basco Por lo tanto, resulta de interés, bajo nuestro pun- to de vista, intentar una comprensién desde la mirada de las relaciones internacionales al fend- meno histérico de la Guerra contra la Confedera- cin Peruano-Boliviana que libré el Estado chile- no (1837-1839), analizando diversos éngulos interpretativos sobre el tema y vinculdndolos con la historiograffa que se ha originado a partir de dicho conflicto armado. En una primera parte de este articulo, se desarrolla una descripcién breve y general del contexte hist6tico en que se originé la Confedera- cién, inserténdolo en el conjunto de los enfrentamientos propios del proceso de configu- racin de los estados nacionales independicntes de Américadel Sur. Posteriormente, se entrega una reconstitucién sintética de los principales aspec- tos del conflicto militar entre Chile y la Confedera- cién Peri-Boliviana, Nuestro principal interés se expresa en la ter- cera parte del trabajo, en que sc busca relacionar algunos conceplos propios de la disciplina de Ia historia de las relaciones internacionales con el, conflicto entre Chile, Pent y Bolivia. Junto con esto, se hace alusién a algunas obras historiogréficas relativas al tema de la guerra contra la Confedera- ign y se las analiza de modo general a la luz de algunos de los conceptos indicados. Finalmente, en ef cuarto apartado se indi- can algunas conclusiones y se culminacon el plan- teamiento de algunos puntos de posible investi- gacién futura, La Confederacién Peruano-Boliviana en et contexto de la construccién de los estados nacionales americanos Las décadas inmediatamente posteriores a las guerras de independencia en América fueron escenario de la tortuosa gestacién de un conjunto de estados nacionales moldeados en la poderosa tensidn de fuerzas opuestas: significativos prece- dentes de centralismo, que operaban especialmen- teenel plano ideal de la norma antes queen el de la realidad y que venfan dados por la existenciade un ordonamiento territorial heredado dela experiencia colonial, entraban en conflicto con regionalismos de escala diversa*, trabajados por la confluencia y divergencia simulténeas de intereses comunes, es- pacios étnicos, circuitos econémicos, pesos cultu- rales. Un panorama incierto, en definitiva, para la conformacién de un sistema de relaciones interna- cionales' y que dificulta su categorizacin como tal, en cuanto no presentaba grados suficientes de estabilidad y jerarquizacién, La gestacién militar de la independencia politica americana habfa significado, en el caso de ‘América de! Sur, una estrecha interrelacién entre los insurgentes de las diversas comarcas de la regién. Tales intercambios de hombres, armas ¢ ideas habfan ayudado a difundir, hacia la década de 1820, una suerte de doctrina que, afirméndose en el comin rechazo al dominio hispano, promo- vi6 posteriormente 1a colaboracisn entre los na- cientes estados recién independizados: el americanismo. Este podia ser definido como “...c1 espiritu regulador de las relaciones internaciona- Jes en los primeros afios de vida independiente entre las nuevas reptiblicas hispanoamericanas, incluidas las relaciones chileno-bolivianas™ que, sin embargo, pronto se verfa erosionado por las necesidades concretas de afirmacién nacional de los pafses nacientes. Asi, por ejemplo, 1a propia dindmica interna de la politica de los paises recién independizados condicionaba de modo importan- te la configuracién de un sistema americano 0 re- gional estable inspirado en ideales de colabora- cién permanente y de posible federacién, Tales tensiones se manifestaron en el caso del proyecto federativo de la Gran Colombia 0 en el caso de las Provincias Unidas en Argentina significando, ala larga, el fracaso de los planes asociativos o su agGnica supervivencia. En muchos pafses, la apa- icin y consolidacién de caudillos regionales conspiré en muchas ocasiones contra la posibili- dad de un ordenamiento temprano. Los alegatos en aras de este espfritu americanista quedaron, pues, reducidos a un plano inferior ante Jas ur- gencias propias de la organizacién nacional. * Ata deseipeiin de exis etapa esté dedicado el volomen 6 de la Historia de América Latina editads por Bune. Perd y Bolivia, Sntomiticamene, son tats en un mismo captlo, esrto por Hiuicu0 Bostza (1990), En fl sentido, cuando se habe en lo sucesvo de sistema ineracional,se debs entender que no se tla el termina en su sigifesion propia. do “ieoria de sistemas’, sino come mero conjunte de estos interclacionados. + pooiga (1999), p. 15. 78 La determinacién de las nuevas unidades polfticas nacidas del proceso de la independencia enfrentaba grandes desafios, dada la artificialidad ‘con que se podfa percibir la consolidacién de al- gunos pafses americanos, diffcilmente distinguibles entre si por criterios de lenguaje, tra- diciones histéricas u otros elementos culturales*. Zonas dotadas de altas cuotas de homogeneidad en variados aspectos, por otra parte, lograban establecer un ordenamiento interno temprano. Asf, por ejemplo, las condiciones geogréficas del Chi- Je recién nacido a la vida independiente le daban ventajas en términos de cohesiGn geogréfica y comunicacién interna, potenciada por una socie- dad sin grandes complejidades en comparacién con sus vecinos*. En contraste, el espacio andino central se hallaba cruzado por profundos conflic- tos que pueden servir de explicacién para la debi- lidad de la que adolecieron los estados naciona~ les allf surgidos y que se manifestaron, durante el perfodo de existencia de la Confederacién Pert- Boliviana, en la constitucién de ésta como una inestable unién de sus paises integrantes, pafses con complejos problemas de integracién de sus sociedades, cruzados por profundas divisiones regionales y azotados por un ciclo econémico depresivo de mediana duracién, asociado a la de- casencia de los centros mineros coloniales’ E! surgimiento de la Confederacién Perd- Boliviana se entiende, pues, en el contexto de lo recién seffalado. EI tardfo y conflictivo proceso de independencia del Peri, no concretado en sus aspectos militares sino hasta mediados de la dé- cada de 1820 con la batalla de Ayacucho, fue se- guido por un periodo marcado por las oscilacio- nes entre los imperativos de la realidad y de la necesidad de gobernabilidad y, por otra parte, los. ideales del americanismo bolivariano. Todavfa te- nfa una posibilidad de manifestarse éste a través de ias acciones pro confederativas del propio Bolivar, quien intervino de modo decisivo en los primeros aifos de la vida peruana independiente, de modo a veces contradictorio, buscando conci- 7.296 ys. dde Charces en un pats independieme (Bolivia), 1 GUERRA TRE CHEE YLA CONFEDERACION FERDANO-DOLSVANA, liar principios como el respeto al uti possidetis co- Jonial con la pretensidn de una gran confederacién andina, a la que tenfa en vista cuando, simbélica- ‘mente, clavé en las laderas del Cerro de Ja Plata de Potosi, en octubre de 1825, las banderas de Colom- bia, Chile, Perd y las provincias Unidas del Platat Elespacio andino central ofrecfa unaamplia gama de dificultades a los intentos de gobernabilidad. En el Alto Pera se consolidaban fuerzas autonomistas, potenciadas por la oscila- cién que dicha zona habia tenido entre Lima y Buenos Aires, producto de las reformas adminis- trativas del siglo XVIII, juego pendular que habia desarrollado en los grapos mercantiles e intelec- tuales altoperuanos una distancia respecto a su anterior dependencia del Pert y, por otro lado, ‘una incompleta vinculacién, teftida de conflictos, con el Virreinato de La Plata. Por otra parte, las condiciones geograficas pivotales del Alto Peri pareefan confirmar los anhelos independentistas de Chareas, aunque més significativos eneste afén autonomista puedan haber sido otros factores, ya que, como sefiala un autor boliviano, existen pue- bios cuya unidad no se encuentra justifieada por aspectos raciales, econémicos 0 geogratficos, sino por la mera voluntad de sus grupos dominantes, caso del que serfa representativa la oligarquia de los “doctores chuquisaquefios”, el grupo domi- ante de los primeros affos de vida independiente de la futura Bolivie?, dado que la cohesién hist6- rica y geogréfica del nuevo pais era bastante feble. La Guerra contra la Confederacién: el proceso” Hacia inicios de 1835 1a situacién politicaen el érea andina central era turbulenta, Mientras Andrés de Santa Cruz habia logrado imponer su hegemon(a en Boliviadesde 1829, en Peni existfa tuna profunda anarqufa como producto de los con- flictos entre los tres principales caudillos milita- res: Felipe Santiago Salaverry, Luis José de Orbegoso y Agustin Gamarra. Este tltimo se en- ‘Aces punt se refieren Busia, ¥ Macavaa (1990) areal tema del ragmentacién pox inéspendenen de Amica Lana p. 20. Busiowis. ¥ Macau, (3990), . 117; Couse (1999), pp. 238-263 la descripein que sc hace de la Conlederci, en comparaci con Chile, en Busts y Macacray (1990), p12 ‘Ua nrracin de ls principales camps dea indapendencia peruana y aoperiana se encacnia enol texto de Dé Ras x, At (1993), sna considracign que platen necesarahacer Avia Vans (1986), volumen I p28 para entender la teansfrmacin da Audensia ‘Una completa visién de todos ls amecedents y desarrollo del proyecto de Santa Cruz s encucnraen el texto de Paassos (1984). 79 Pano A, Toro Buaxco contraba bajo la proteccidn de Santa Cruz y habfa establecido un pacto con éste para crear una re- publica peruano-boliviana a base de tres estados. federados, lo que implicaba dividir al territorio peruano en dos secciones. Santa Cruz, baséndo- se en un hdbil juego de influencias y promesas a Jos diversos bandos en pugna, extremé el conflic- to interno peruano y finalmente se alines con Orbegoso e ingress al conflicto armado entre los caudillos mencionados con un ejército de 5.000 hombres bien apertrechados, con el cual pudo ejer- cer un rol decisivo en la politica peruana y elimi- nar toda resistencia organizada a su influencia, que se vefa potenciada por el prestigio que habia logrado establecer gracias a 1a reorganizacién ad- ministrativa y la recuperacién econémica que Bo- livia haba experimentado desde que él habfa asu- mido su presidencia!*. Conformada a partir de octubre de 1836 la divisin de Peri en dos estados y 1a asociacién de éstos con Bolivia mediante la Confederacién, ciertas acciones del Protector Santa Cruz fueron recibidas con recelo y sospecha por parte de los paises vecinos. La posibilidad de que se produje- ra.una alteracion en el balance de poder en la re- ‘8i6n preocup6 a los gobiernos de Chile y Argen- tina, asi como el creciente prestigio que, por su activa diplomacia, Santa Cruz estaba ganando entre las potencias europeas, alas que, contraria- mente a la percepeién de Portales y de Juan Ma- nucl de Rosas, les parecfa favorable el surgimien- to de Ia Confederacién como un factor de equili- brio regional en Sudamérica’®. En el caso especifi- co de Chile, se percibié con preocupacién el es- fuerzo sostenido y coherente de Santa Cruz por intentar contrarrestar el predominio de Valparaiso como principal puerto comercial del Pacifico Sur", manteniendo la virtual “guerra aduanera” que exis- tia entre El Callao y el puerto chileno y buscando generar alternativas a esta competencia mediante 1 fortalecimiento de los puertos de Arica y Cobija. Lacreacién de la Confederacién no era apo- yada, sin embargo, de modo mayoritario por los 8 Cannasco (1990), p. 36. ©) Bess. ¥ Macwutar (1980), p. 122. diversos grupos politicos peruanos, que Ia enten- fan como una sujecién del Perd a los designios de Boliviaa través de Santa Cruz. Especial distan- cia respecto de este ente federativo tenfan los habitantes del estado norperuano, que percibfan que la hegemonfa limefia llegarfa a su fin en la medida que Santa Cruz lograra consolidarlaCon- federacién. Las malquerencias propias de una épo- ca de guerra civil influyeron en que se buscara apoyo en el gobierno chileno para emancipar a Pert de la tutela del Protector. Como situacién puesta, grupos opositores al régimen autoritario instaurado por los conservadores en Chile bajo la égida portaliana, albergaban esperanzas de obte- ner apoyo de las autoridades confederadas para derribar al gobierno chileno. Se produjo, pues, una transposicién de los conflictos desde el plano in- temacional a los respectivos planos domésticos, a través de diversos intentos conspirativos. En lo que respecta a Chile, fue el apoyo manifiesto de las autoridades peruanas, segin nuestros bisto- riadores del siglo XIX, el que facilité un intento de ataquue y toma de Chiloé por parte de exiliados chilenos liderados por Ramén Freire". Pese aque diversas fuentes indican que Santa Cruz no esta- ba directamente involucrado en el apoyo a esta acciGn desestabilizadora contra el gobierno chile- no, éste le adjudicé responsabilidades’®. Precisa- mente en virtud de esta situacién, sumada a deu- das insolutas que Peri tenfa con Chile, es que el gobierno chileno encontr6 la posibitidad de ini- ciar las hostilidades diplomaticas y posteriormen- te militares contra la Confederacién a través de las misiones de Mariano Egafia, inicialmente, la cap- tura de parte de Ia fuerza maritima peruana en el puerto de Callao mediante la aventurada incur- sin de Victorino Garrido y posteriormente a tra- vés las expediciones comandadas por Manuel Blanco Encalada y Manuel Bulnes, que finaliza- ron con la destruccién del ejército confederado en Yungay, en enero de 1839 y con el desmantelamiento de la Confederacién. ‘Una desetpeién sinuca de esta tap pusds verse en el manual de Past (1995),p. 94 ys Las perpesis de esta racasada cxpodiign se encucrrannaradas en la mayori dels obras dea istoriograaclisicachilena respect al periede conservador y dela Guerra cones la Confederaién que se msncionan ea a arera pane de este abajo. 80 La Guerra contra la Confederacién: una mirada a ella y a su historiografia desde ta historia de Jas relaciones internacionales Nuestro principal interés, luego de los dos primeros apartados introductorios, es centraros en las siguientes péginas en una mirada a la Gue- rra contra la Confederacién que permita dar cuen- ta de algunos conceptos propios de la disciplina de la historia de las relaciones internacionales. ‘Complementariamente, interesa en esta sec- cidn considerar bajo esta misma Optica a la historiografia acerca de la Guerra contra la Confe- deracién, para lo cual es relevante sefialar que hemos tomado en cuenta textos chilenos, perua- nos y bolivianos, en los cuales hemos buscado mis alld de una narracién de los hechos caracie- risticos del fenémeno histérico indicado-, formulaciones causales y explicaciones que per- mitan entender a este conflicto tripartito como un hecho propio del campo de estudio de la historia de las relaciones internacionales. En vez. de cen- tamos en cada texto, hemos preferido hacerlo en toro a temas, los cuales son tratados en la mayo- fa de la historiograffa sobre la Confederaci6n, y ‘s6lo individualizamos a algiin autor cuando offe- ce algiin especial matiz. que lo destaque del con- junto de quienes abordan el asunto. El tema dela guerra contra la Confederaci6n Peni-Boliviana halla su sitio, principalmente, en fa historiografia chilena y se encuentra inmerso en las descripciones generales acerca de la evolu- ci6n histérica del primer decenio del periodo con- servador 0 ligado a la figura de Diego Portales. Estas descripciones han sido elaboradas por los que podrfamos denominar “cldsicos” de la historiografia decimonénica y son la base sobre a que reposan las historias generales de Chile mis cercanas a nuestros dias, Asf es como se re- fieren a la Guerra contra la Confederacién autores como Ramén Sotomayor Valdés'*, Gonzalo {LA GURRA ENTRE CLE Y LA COSTEDERACION ERUANO-HOLIVIANA, Bulnes”, Benjamfn Vicufia Mackenna'* y Diego Barros Arana. En la medida que se abandona el siglo XIX, la preocupacién por el tema parece di minuir, resurgiendo en historiadores como Fran- cisco Antonio Encinz”? y Jaime Eyzaguime”' en el siglo XX. No pretendemos afirmar que estos his toriadores nombrados constituyan el total y ni si- quiera la mayorfa de los interesados en el conilic- to de la Confederacién. Naturalmente, las histo- rias generales de Chile y otros estudios contem- poréineos aluden a tal conflicto, pero los hemos considerado como una seleccién suficiente para representar el tono general de nuestra historiograffa sobre este tema, dada su variedad docirinaria, sin perjuicio de que podamos hacer alusidn en los siguientes pérrafos a otros investi- gadores nacionales. Por otra parte, para dar una mirada a la historiografia peruana y boliviana en torno al tema de la Guerra de la Confederacién, ciertamente hemos descansado sobre una selec- cién més restringida de autores, considerando a historiadores emblematicos de las respectivas toriograffas nacionales generales como Jorge Basadre” y Heraclio Bonilla® en el caso peruano y Alcides Arguedas* en lo que respecta a Boli- Via, asf como a otros autores especializados, Una primera ¢ importante temética que se nos aparece al revisar la historiografia sobre la Guerra contra la Confederacién es Ia discusién acerca de sus causas. Como se ha visto en la des- cripeién del proceso, la percepcién de la existen- cia de la Confederacién como una amenaza para la seguridad e independencia de Chile fue determi- nante, segtin la mayorfa de los autores que hemos sefialado, en la accién decidida de! gobierno chi- Jeno contra Santa Cruz, que los historiadores na- cionales tienden a focalizar en la figura de Diego Portales. El “interés nacional” de Chile debfa ser garantizado mediante la destruccién de la Confe~ deracién, entendiendo que tal interés nacional esté construido a partir de dar por supuesta la seguri- Sobre ts rela ene Sama Cruz, Orbegoso (gobemamt de estado norprvano) y la misién Freire, ver Pawasox (1984), p. 169 y ss. ‘Awe Vans (1986), p. 432 y ss. desmiete la pancipacin de Sania Crvzy enfaia el carcter de “preseto” que esa situacin v0 para que Porals empujra a Chile boca Ta guera contra la Confeeracin, © Soreninran Varnis (1900) Bsns (1878), 1 Views Macasssn (1966) Bauras Anasa(1913), cs (1938) y (1963), Evang: (1963), Basaons, (1898), Boxus (1980) y (1991). 2% Ascuapas (1980). 81 Panto A. Toro BLaxco dad internacional del pais, fin comin a la esenci de todo Estado. En la asuncién del costo de ga- rantizar tal seguridad a través de una guerra que se juzgaba como inoportuna o, al menos, no ur- gente, hubo un tiesgo asumido por Portales, en términos de “cdlculo estratégico”®, sobre el cual generalmente no se especula de modo profundo enlahistoriografia, ya que opera allel “peso de los hechos”, esto es, que Portales efectivamente logré. (alestilo de El Cid) el objetivo que habia planteado ‘como vital para la supervivencia de Chile: eliminar a 1a Confederacisn y que por lo tanto salié airoso de Ja “apuesta” que signifieé la guerra’, Los historiadores del siglo XIX, de acuerdo asu valoracién de la figura de Portales, abordan el, ‘tema de! involucramiento de Chile en la guerra re- lacionéndolo con las caracteristicas de la perso- nalidad del Ministro, acercéndose de este mado a una corriente dentro del estudio de las relaciones internacionales que considera las motivaciones y acciones de los diversos actores en ellas, de los cuales el estadista, el lider individual, es un prota- gonista relevante que, dada la naturaleza humana, con todos sus aspectos dificiles de establecer de modo certero, puede llegar a personificar de modo visible el poder politico de un Estado, del que for- ‘ma parte medular la posibilidad de conviccién so- bre los gobernados, ¢jercida mediante érdenes, amenazas, autoridad o carisma personal del esta- dist”. En este caso, Portales logra encarnar as- pectos de tal poder politico y manejar parcialmen- te el impacto de éste sobre ia poblacién en aras de un objetivo impopular, en una forma que parece ser inicialmente una simple accién de voluntad individual que compromete al pafsen un conflicto armado. Asi, Vicufia Mackenna, tensionado entre su adhesién programatica al liberalismo y su ad- ‘miraci6n culposa de la figura de Portales, a quien no deja de estimar pese a formular rotundos y va- tiados cargos en su contra en sus libros, cenira la causalidad de 1a guerra en la voluntad tnica y exclusiva de éste, relegando a segundo plano otros factores y otorgando, por lo tanto, un rol central a lapsicologfa de Portales. Al contrario, en historia- dores de cuffo conservador 0 nacionalisia como Sotomayor Valdés o Encina, la figura de Portales es simplemente la de un Iider que sabe identificar ¢ imterpretar las profundas necesidades naciona- les y conduce al pais a una guerra en aras de su seguridad ¢ independencia frente a una amenaza expansiva como era vista la Confederaci6n. Una consideracién importante de hacer es que la mayorfa de los historiadores nacionales sefialados insertan el conflicto en la indicada ta- ea de conservacién de la independencia frente a lwamenaza confederada, perono claboran reflexio- nes generales explicitas acerca de las relaciones de poder en el Ambito internacional para contextualizar y analizar dicho conflicto al estilo de la disciplina de la historia de las relaciones in- ternacionales. Tal situacién es comprensible en la ‘medida que nos referimos, principalmente, a auto- res que son anteriores al desarrollo de las reflexio- nes especificamente orientadas a considerar a aquéllas de manera sistemética. En tal sentido, vale Ja pena recordar que, si bien las teorfas acerca de las relaciones internacionales pueden rastrearse desde la més recdndita antigiedad, el apogeo en el interés por éstas se produce especialmente en el perfodo posterior ala Primera Guerra Mundial, etapa a partir de la cual se desarrollan las corrien- tes principales dentro su estudio®. Nos encontra- mos més bien con un conocimiento teérico gene- ral que, sin duda, podemos relacionar finalmente con los conceptos propios de la teoria de las rela- ciones internacionales, a veces de modo mas di- recto y en ocasiones més eliptico. Como ejemplo de esto sltimo podemos considerar el simil que plantea un prestigiado diplomitico chileno para explicar la coyuntura previa a la formacién de la Confederacién, sfmil que grafica el escenario en que tuvo que gestarse la politica portaliana hacia laalianza de Perd y Bolivia y que nos remite a una serie de conceptos desarroilados por la teor‘a de las relaciones internacionales, especialmente aqué- os que hacen alusién a ta idea de sistemas de equilibrio de poder entre pafses: % Atimerés nacional y sl eeuto estattgico ddica Donos pane del capitulo VI desu texto (1998), p 124 y ‘Apuesta qe, sconsideramos os datos entegados or Encina fectivarent se Palls cerca dle que ealifeabs como una “locus: Chile ‘esiaaproximadamene Ia cuara pare de lapoblaidn gus la Confederciénunarenta eas un tecio de laelayonetcito d 3.000 hombres coat 11.00 de Fer y Bolivia. Escxn (1963) p. 26. Mosca (1986) p. 43 y Una visién clara y simi acerca de les diversas concepclones ascas dela wacions internacionales que han orentad # Is Kitoria das se encuciza en Da. AniwAs (1984), Segunda Pare, eapitalo 2. 82 “Si para observar el punto neurdlgico del conflicto que surge entre los tres nuevos Estados fuese permitido imaginar una alegoria sencilla, tendriamos que decir que en ella aparecen tres personajes que habitan una misma mansién: el primero, de mucha tradicién y grandes ambicio- nes; el segundo, duefo de una vasta riqueza po- tencial, y el tercero, sin otro patrimonio que su trabajo. Mientras los tres actian independiente- mente, nada hay que temer: cada cual enfoca su porvenir dentro de sus medios; pero si los dos primeros se unen, sin considerar al tercero, éste sabe la suerte que el porvenir le depara: hacer una vida precaria y sin esperanzas en el fondo de la mansin”®. La garantfa de la seguridad nacional chilena pasaba, entonces, por la supresién de la Confede- raci6n, factor amenazante para un equilibrio re- gional. Este concepto ya habfa sido desarrollado de modo explicito en Chile antes del propio surgi- miento de la federacisn entre peruanos y bolivia- nos, Mariano Egafia, en octubre de 1825, sefiala- bala conveniencia para Chile de que el Alto Peni se convirtiera en un pats independiente, separado tanto del antiguo Virreinato del Peri como de las Provincias Unidas del Plata, que sirviera como un “centro equilibrado (...) sirviendo de contrapeso” a las pretensiones de uno u otro vecino de Chile. Tales conceptos son los antecedentes de la doc- trina de Portales que justifica la necesidad de com- batir y climinar ala Confederacién®. ‘La Confederacién era vista como un peligro por la posibilidad de alteracién del equilibrio de po- der y, ademés, porque desde la mirada dela época, se Ja entendfa como una entidad con lo que podriamos . por end, no Faiitadar de un ansiss adecundo do lat relaciones internacionales 9 ao al paces hitéico eonereto conocido con es= rombee (Formas de impeioscolonilescuropees en Aiea y Asi 85 Pano A. Toro BLAxco gilidad de los estados nacionales limita la posibi- lidad, como se decfa al inicio de estas paginas, de considerar que haya existide un sistema interna- cional “en forma” en la regién y emparenta estos. conflictos con las luchas caudillescas propias de laépoca en América. Como puntos pendientes luego de estas paginas, se nos aparecen una serie de preguntas. Hemos logrado discernir algunos temas que se encuentran en la historiografia sobre el fenémeno hist6rico de la guerra contra la Confederacién, pero nos parece que pueden abrirse variadas ve- tas para enfocar el asunto, Salvo las menciones generales a la recepci6n del conflicto en la “opi- ni6n ptiblica” que recogen los historiadores de la €poca, no disponemos de estudios que nos sefia- lon temas especificos como, por ejemplo, la per- cepcién del enemigo como “extranjero”; no cono- ‘cemos estudios comparativos que, a partir del tema de la guerra, nos indiquen el impacto de éstaen el, desarrollo del nacionalismo popular de cada pats. Las relaciones internacionales se nutren no s6lo de enfoques centrados en la competencia entre estados, sino también de la interacciGn entre so- ciedades. Este enfoque “culturalista”, si se quic- re, nos parece que serfa interesante de ser desa- Trollado como veta de trabajo. Otra inquietud que nos queda pendiente es aquétla relacionada con la permanencia 0 la volatilidad de los imaginarios territoriales. Nos referimos al hecho de que la Confederacién se plan- teaba, de uno u otro modo, como un intento de reestructuracién de un espacio que tuvo alguna vez coherencia geopolitica: el Incario, ,C6mo se manifest efectivamente esta apelacién al pasado en el proceso de configuracién de la Confedera- ci6n?, ;Cémo se articulaba con el talante propio del contexto ilustrado en que estaba inmerso el proceso de configuracién de los estados nacio- nales americanos luego de la independencia; ta- lante del cual era un simbolo el propio Santa Cruz, que reivindicaba su supuesto linaje inca y se plan- teaba a la vez como un acérrimo admirador de Napoledn Bonaparte?, ;Tuvo tal apelacién al pa- sado algdn impacto efectivo en las comunidades reales y no en las “comunidades imaginadas”? Por dtimo, a partir de la consideracién de! peso de la I6gica del poder nacional en todo el proceso que se ha estudiado, a la que ya hemos hecho repetida alusiGn, y considerando la plausi- bilidad que puede tener para enriquecer el andlisis hist6rico en general y el de las relaciones interna- cionales en particular la formulacién de contrafactuales, cabe preguntarse: era efectiva- mente un riesgo vital para la seguridad nacional chilena la existencia de 1a Confederacién Perua- no-Boliviana? ;Hubiera significado para Chile un reto critico la permanencia de Santa Cruz en el poder y el fortalecimiento de la Confederacién? {Qué hubiera pasado si Portales no se hubiera empefiado del modo que lo hizo en conducir a Chile al enfrentamiento con peruanos y bolivia- nos? Estas dudas no las planteamos por un mero affn especulativo. Son opciones que el historia- dor debe sopesar y que le permiten una conside- racién més amplia de lo que efectivamente suce- di6 sin, por hacer el ejercicio imaginativo, perder de vista In naturaleza del objeto de estudio y su insercién en el pasado”. Quedan, pues, miltiples caminos abiertos ante el tema de la Guerra contra la Confederacién, al insertarla en la historia de las relaciones inter- nacionales, mas avin en 1a medida que esta disci- plina puede dar una mirada novedosa al pasado, que sea integradora de diversas perspectivas y supere los enfoques simplemente diplométicos, los éngulos estrictamente militares y, sobre todo, los estrechos derroteros de una historia patriotizante, Bibliografta Asnigue2, G.; 1995: Las relaciones chileno-boli- vianas en el contexto americano 1825-1840. Del americanismo a las reclamaciones te- rritoriales. Tesis para optar al grado de Li- cenciado en Historia, Pontificia Universidad Catslica de Chile. Santiago, Chile. 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