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Corpus Barga o el reino del exilio Marcel Velézquez Castro, , el mejor cronista de Europa dol siglo XX. Carlos Parra Morzin Pasién y muerte y Apocalipsis de Corpus Barga Oscar Coello CREACION Poemas de Rubén Millones Mayer: RESENAS Fernindez Cozman, Camilo, La soledad de la pagina en blanco Guillermo Amorés Uribe Falla Barreda, Ricardo. Interludios Guisabla Gonzales Fernandez Datos de los autores 143 1st 161 173 185 Escritura y Pensamiento Aso IX, N° 19, 2006, 9. 7-22 st ANGEL Huaman Vi.avicencio ESCRITURA UTOPICA Y CRITICA ESTETICO-POLITICA: DE CHURATA A COLCHADO Resumen Elarticulo parte de considerar la literatura como una prictica de escritura La cultura moderna la alienta porque contribuye a su legitimidad, Sin em= bbargo, las reacciones que genera son diferentes para el sujeto que pertene ce a la cultura hegeménica y para el que vive la dominacién que ella trae consigo. A partir de estos crterios el ensayo revisa el proceso de la narra- ‘iva peruana, en el que descubre la crisis de la escritura y su racionalidad Pero, simultincamente, el surgimiento de una eseritura utbpica de resisten- cia cultural a las imposiciones de la posmodemidad. Palabras clave EBseritura; literatura; narrativa; ftica; cultura; posmodernidad, Abstract ‘This paper considers literature as literacy. Modem culture supports littera- ture because it contributes to its own legitimation. The reactions to this Phenomenon are different. They depend on the identity of each subject: the ‘one who belongs to the hegemonic culture and the other, who suftes the domination. Both perspectives ate the beginning of an analisys that re- views the process of peruvian narrative, discovers the writting crisis and its rationality, bt, a the same time, reveals the rasing of an utopic waitting ‘of cultural resistance to the impositions of postmodernity. Key words Lteracy; Narrative; Criticism; Posmodernity Micra, Ancet. HuaAN VILAvICENCIO Cuando hablamos de literatura, generalmente obviamos el hecho de que se trata de una actividad, de una préctica de escritura. Por el contratio, el acto de escribir constituye el soporte material del fend- ‘meno estético-literario e independientemente de cualquier considera- in en tomo a su origen, naturaleza o funcién, aparece como una praxis definida por la conciencia en relacién a su objetivo. Evidentemente, la literatura como praxis enunciativa se mani- fiesta como una conducta motivada e intencional; es decir, escribimos creamos estructuras verbales con alguna finalidad, y dicha labor se concreta en un medio social, dentro de una cultura, que es permisiva y alienta dicha actividad. En otros términos, la literatura puede verse como una prictica social de escritura socio-culturalmente condicionada, Sin embargo, esta perspectiva que enfatiza la accién estético-literaria se encuentra subordinada por el énfasis puesto en el producto o en el resultado de dicha labor, cuya valoracién y prioridad oculta la importancia de la ‘escritura para a ereaci6n verbal en la sociedad occidental, moderna Y capitatista Miiltples estudios han resaltado la importancia de la escritura ‘ata la conformacién de la episteme occidental. Desde la emergen- cia del concepto de método, con Grosseteste en el siglo XIII, hasta el surgimiento de las mateméticas como ciencia, en el siglo XVI, la cescritura ha sido determinante en el nacimiento de la filosofia mocer- na y su radical nueva concepcién del mundo. La revolucién cientifi- ca que lleva aparejado lo modemo nace cuando los métodos cuanti- tativos escritos y aprendidos en silencio como alternativa a la logica, teolégica reemplazan a los métodos cualitativos, hablados y retéricos de la disputatio escolistica, ‘Simultineamente, Juan Gutenberg descubre, en el siglo XU, el sistema de impresién de tipos o caracteres moviles que daré origen ala imprenta. A partir de ese instante, la difusién de la escritura sera incontenible y serviré de soporte a la naciente cultura modema en Europa. La escritura, al dejar de ser sagrada, dara la mano a los ci clos de acumulacién y reestructuracién financiera del capitalismo. Escerrura urdeica ¥ critica esrénico-Potinica: of CHURATA ws Asi, se extenderd por el planeta y construiré un mundo secular regi- do por la razén, la ética del trabajo, la confianza en las palabras y el individuo como unidad del cuerpo social La expansién de la sociedad capitalista y la cultura moderna <5 un proceso continuo desde el siglo XVI. Tiene en la escritura una tecnologia de la comunicacién que sirve de engarce entre capitalis- mo y modernidad, ambos presentes a lo largo de la evolucién del sis- tema como componentes que encuentran en la universalizacion de la palabra escrita el correlato de su voluntad hegeménica. Ella anticipa y prepara la conquista de territorios inexplorados, fundamenta la dominacién y expoliacién de las culturas diferentes, sustenta la ex- plotacién y el control social. Escribir es poder, y la escritura, como practica, legitima la razén del predominio del capitalismo modemo. ‘Sin embargo, la actitud y respuesta que suscita la escritura no ¢s igual para todos los seres humanos. Cuando los invasores espatio- les legaron al mundo andino, se produjo una escena que pone en evidencia la distinta manera de asumir la escritura. El Inka, al tener entre sus manos la palabra del dios cristiano, se la pone en la oreja para poder oftla, y al no obtener respuesta, opta por desecharla. Sin duda, como ha sefialado Antonio Comejo, si le hubieran exigido su- perar dicha prueba a Pizarro y muchos de los soldados hispanos, tampoco habrian sabido cémo descifrar Ia lengua impresa porque eran analfabetos. No obstante, eso sirvié como excusa para legitimar no silo el asesinato de un soberano, sino uno de los genocidios més abominables de la historia de Occidente: la masiva muerte de la po- blacién del Tahuantinsuyu que —segtin datos aproximados— pas6 de quince a un millén y medio de habitantes en pocas décadas. A partir de ese instante, se hace evidente que las reacciones que la escritura desencadena son diferentes para el sujeto que per- tenece a la cultura hegeménica y para el que vive la dominacién que ella trae consigo. También emerge, como respuesta inevitable, la conciencia de su valor como instrumento de dominacién y el deseo de apropiacién del mismo. Este aspecto instaura una fisura en la unidad que habia sellado la palabra impresa entre modernidad ‘Miourt. Ange: HuawAn Vinbavicencio, cultural y expansién capitalista. La manera como se asume la es- critura pondré en evidencia la dualidad de la razén que impulsa a Ta emergente sociedad. Por un lado, existe la razén histérica que promueve Tos ideales de la modemidad (libertad, igualdad, fraternidad) y que implica un conocimiento emancipatorio frente a la sociedad antigua o @ la pro- pia dominacién colonial. Por el otto, esté la razén instrumental que mpulsa la expansin del capitalismo (acumnulacién, explotacién, repe~ ticidn) y que supone un conocimiento regulatorio frente a la natura~ leza oa la propia vida social. Para las capas criollas vencedoras de las guertas independen- tistas de comienzos del siglo XIX, la escritura se convierte en un {nstrumento para la consiruccién de las nacientes Repiblicas de ‘América Latina, Recién en el inicio del siglo XX, cuando se transita dde una conciencia amena del atraso a una del subdesarrollo, en la escritura occidental hegeménica se instaurard la tensién entre mo- demidad y capitalismo, En ese momento, para la conciencia critica, los ideales igualitarios de la modemidad han conducido a la coloni lidad, y el afan regulador del capital a una marginacién y explotacién “win mayores, Este es el punto en el que la razén occidental se es- cinde en Latinoamérica y abre la posibilidad de la irrupeién de una esoritura que habia permanecido subordinada, marginada y acallada cen el proceso cultural y literario previo. En el desarrollo de la tradicién literaria latinoamericana y an- dina, la aparicién del indigenismo implica el surgimicnto de una escri- {ua ética que pretende tomar partido con el polo o sector explotado yy dominado de Ia formacin social. Es portadora de la razén histrica ¥y cuostiona la legitimidad de 1a dominacién del Estado-Nacién al ‘exigir lo realizacién de los ideales igualitarios para la poblacién indi- gon mayoritaria Independiente del hecho de reivindicar, a través de la repre- senincidn imaginaria de los campesinos andinos, dichos beneficios ‘1 4u fivor, ls capas medias radicalizan su confianza en una eseris (una diferente a la instrumental. Esta entra en crisis interna con Ia Escerruna ur6rica ¥ eRimica Esréntco-rouinica: DE Crunara vanguardia estético-literaria, que representa un estado de autocon- cieneia critica de la practica de la escritura La tensién entre cosmopolitismo y regionalismo en la tradicién literaria de la primera mitad del siglo XX expresa la escisiGn de las dos razones que habian sustentado la escritura. Por un lado, la razin histérica y su conocimiento emancipador sustentan la escritura ética, que con el indigenismo funda la tradicién narrativa como una esfera sociocultural independiente y critica. Por el otto, la razén instrumen- tal y su conocimiento regulativo sostienen la escritura cientifica, que con el positivismo inicia la ciencia como una esfera sociocultural auténoma y neutra. Gracias a la fusién entre vanguardia y regionalismo, el espa- cio literario abierto por el modemnismo y abandonado por los sectores aristocriticos, seré asumido por las capas medias intelectuales y Ta nocién de literatura como creacién verbal auténoma se instala en el proceso nacional, La escritura ética del indigenismo oftecera personajes para- ddigmaticos de ese afin igualitario que impulsa la razén hist6rica. En | produccién narrativa de Enrique Lopez Albiijar, Ciro Alegria, José Maria Arguedas y una pléyade impresionante de otros autores, que contintian hasia la actualidad, aparecen Rosendo Maqui, Rendén Willka, Benito Castro, etc., héroes con perfiles colectives que expre- un Ia voluntad de emancipacién de una escritura que toma partido or el polo explotado por la sociedad moderna capitalista, Bila cita es ilustrativa al respecto: "Caplin! ;Senor capitan! —dijo en quechua Rendén Willka— Aqui ahora, en estos pueblos y haciendas, los grandes drboles no ‘mis Horan. Los fusiles no van a apagar also, ni secar los rios, ni ‘menos quitar la vida a todos tas indios. Sigafusilando. Nosotros N9 fenemos armas de fabrica, que no valen. Nuestro corazén esti He flego. (Aqui, en todas partes! Hemos conocido la patriada fin, Vilsled no va a matar a la patria, setor Ahi estas parece muerta INuLEtpivonay tora: derramaré sus flores por la eternidad de ta Hernidid,erectendo, Ahora, de pena, maiana de alegria. El fusit Mover. ANaeL HuaMan Vitavicencto de fibrica es sordo, ex como palo: no entiende. Somos hombres «que ya hemos de vivir eternamente. Si quieres, sit provoca, dame Ta muertecita, la pequetia muerte, capitin. Eloficial lo hizo matar. Pero se quedé solo, ¥ él, como los otros suardias, escuchs un sonido de grandes torrente que sacudian el subsuelo, como que si las montafias empezaran a caminar." (Ar sguedas, J. M2001: 603) ‘A mediados del siglo XX, se inicia una etapa de moderniza- cién en América Latina que conduce a la tensién entre modernidad y capitalismo, Se abre una nueva fase de crisis manifestada en la ‘contradiccién entre la escritura instructiva y descriptiva de las cien~ cias sociales, que intenta un conocimiento regulativo del proceso de Jas sociedades latinoamericanas, y la escritura literaria, que transita hacia un registro esteticista. Evidentemente, la vocacién ancilar de la escritura presente como demanda esencial en nuestra tradicién lite~ raria faclita la subordinacién de Ta eseritura ética a la voluntad de regulacién y ordenacién de la escritura instrumental. ‘Asi se entiende que los autores mas representativos de este ppriodo intenten una novela total a través de una escritura formal Fee permita una imagen integral de la sociedad, La produccién na- rrativa de este periodo expresard, en los personajes de las novelas de Mario Vargas Llosa, Julio Ramén Ribeyro, Alfredo Bryce Eche- nique, etc., una racionalidad instrumental afincada en los conflictos entre el individuo y su entorno cotidiano. En la conciencia de estos personajes que se interrogan, como Zavalita —el personaje de Var- gas Llosa—, “en qué momento se jodié el Peri”, emerge un afin de conocimiento regulativo, una voluntad de instaurar orden en medio de la barbaric. ‘Veamos un breve ejemplo: “Piensa: gqué me pasa hoy? Tiene el mentén en el pecho y 108 ojas entrecerrados, va como espiéndose el vientre: caramba, Zavi= lita, e sientas y esa hinchazén en el saco. {Seria la primera ve que toms cerveza? Quince, veinte afos atrds? Cuatro semanas Escrrura urdetca v crinca esTETico-Pocinica: be CHURATA sin ver a la mamé, a la Teté. ¢Quién iba a decir que Popeye se re- cibiria de arquitecto, Zavalita, quién que acabarias eseribiendo editoriales contra los perros de Lima. Piensa: dentro de poco seré barrigén. Iria al baito turco, jugaria tenis en el Terrazas, en seis meses quemaria grasas y otra vez un vientre liso como a los quin- ce, Apurarse, romper la inercia, sacudlrse. Piensa: deporte, ra es Ja solucién. El parque de Miraflores ya, la quebrada, el malecén, cen la esquina de Benavides maestro. Baja, camina hacia Porta, Jas manos en los bolsils, cabizbajo, cqué me pasa hoy? El cielo sigue riblado, la atmésfera es atin mas gris y ha comenzado la sari: patitas de zancudos en ta piel, caricias de telaranas. Ni siquiera eso, una sensacién mds furtiva y desganada todavia Hasta ta Tuvia andaba jodida en esta pais.” (Vargas Llosa, M. 2001:12) De este modo la l6gica del capitalismo y el mercado impone a la escritura una adecuacién que significa su incorporacién al sistema de la reproduceién social y el canon, Se consolida Ia literatura como institucién social a través de la ensefianza y los medios de comunica- cin, que celebran la participacién de autores peruanos en el fendme- no de la nueva narrativa latinoamericana, que para muchos escrito- res esa opcin representa la claudicacién ante la ideologia consumis- tay enajenante del capitalismo. En las uiltimas décadas del siglo XX, en el marco de una ccuarta revolucién industrial sostenida en la informatica y la automa- tizacién, el capitalismo ingresa a su etapa de globalizacién. Ella con- duce a la subordinacién de la modernidad al capitalismo y a la absor- ci6n de la razén histérica en la instrumental. La escritura instrumen- lal se vuelve fiduiciaria transitando a un registro ret6rico que desmu- tia la transformacién de los ideales ilustrados en una farsa: la razén hist6rica se ha metamorfoseado en la razin cinica, nombrada asi por Poter Sloterdijk. El correlato de esta crisis es la disolucién de la eseritura esté- {io anterior en un registro persuasivo y consumista que disfraza su Yoluuntad creativa con el ropaje propio del discurso juridico, retérico 4 Miauer. AnozL Haman VILLAVICENCIO y cinico, del poder politico engarzado en la corrupcién. La narrativa de fines del siglo XX, calificada de posmoderna, expresa la disolu- ccién de cualquier conocimiento emancipatorio al sancionar una vo- luntad de entretenimiento y evasidn en su disfrute como el criterio rector, acorde con la hegemonfa del mercado y el consumo. Los personajes de la narrativa de Jaime Bayly, Mario Bellatin, Femando Ampuero, Alonso Cueto, ete., parecen asumir el tema de un conocido mensaje publicitario de una tarjeta de crédito: “la vida es ahora” y aparecen como un testimonio de las diversas opciones que oftece la sociedad postindutrial para reducir la conciencia a un circulo vicioso de sensaciones vertiginosas, diversién enajenante, indiferencia egofsta. Sin densidad psicoldgica y superficialidad estin- dar se exiravian en los médanos del consumismo y 1a violencia. Un fragmento escogido al azar nos grafica lo indicado: “Joaquin se metié un par de tiros. ~ ¢Todo el mundo se armé?— pregunt las hembras no, pero casi todos los patas estéibamos mons- truos— dijo Juan Carlos. er YPiti Sabogal estaba tan armado que ta mandibula se le que- dé abierta— dijo Gusiavo—. No podia cerrar la boca. = Tuvieron que llevarlo de emergencia a la clinica Americana porque no podia cerrar la bocaza, qué cague de risa— dijo Juan Carlos. = Dicen que después lo operaron en Houston, que le lijaron ta mandibula— dijo Gustav. = Esos gringos son el deshueve— dijo Joaquin. Se quedaron callados. Se metieron més tros. + Youna vez me armé con mi viejo— dijo Juan Carlos, + No jodas— dijo Joaquin. = Nunca me habias contado eso, rosquete— dijo Gustavo. + Fue ta cagada— dijo Juan Carlos. = Cuenta— dijo Joaguin + Aguanta, primero un toque mas— dijo Jivan Carlos. Agarré una cafita, se agaché y aspiré més coca.” (Bayly, J 2001:261) ESCRITURA UTORICA ¥ CRITICA ESTETICO-FOLITICA: DE Ci Paradéjicamente en este periodo se instaura la literatura como actividad cognoscitiva o investigacién académica, Los incipientes estudio literarios de inicios del siglo XX, obtienen al final del mismo un estatuto te6rico y metodolégico auténomo como disciplina huma- nista, Consolidan en las dos tiltimas décadas un paradigma esencial- ‘mente inmanentista y estructuralista que al aislar el texto de su entor- no socio-cultural pretende alejar los criterios subjetivos e impresio- nistas para acercar su lectura al conocimiento regulativo de la cien- cia. La critica peruana de las dos tiltimas décadas al enfatizar su diferencia con los enfoques biogrificos y los juicios valorativos e ideolégicos, termina por atenuar la capacidad critica del fenémeno estético-literario y la subordina al modelo de una ciencia positiva. Con, ello, logra cierto reconocimiento pero se toma acritica consigo misma y-se convierte en cémplice involuntaria del orden del discurso, en un periodo particularmente trdgico y violento de la historia del pais. El Informe de la Comision de la Verdad y Reconeiliacién con su pasmosa cifra de aproximadamente 70,000 muertos entre 1980- 2000 parece interrogar a todos los peruanos, pero en especial a los humanistas y criticos que eran llamados a decir algo. ,Dénde esta- ban, qué escribieron, cual fue su actitud? Muchos, muy respetables maestros y amigos, se fueron a universidades del extranjero, algunos abandonaron la actividad para sobrevivir en otras labores, pocos nos quedamos y expresamos nuestro rechazo a la violencia de ambos lados de la barbarie Sin embargo, hay un doloroso dato en ese Informe que nos permite retomar las reflexiones en tomo a la escritura en el proceso literario peruano: cerca del 70 % de las victimas eran quechua-ha- blantes. Es decir, el Peri de fines del siglo XX estaba exactamente igual como cuando los espaitoles invasores y sus lacayos asesinaban alos indigenas que no podian expresarse ni defenderse porque su lengua nativa no servia ni se escribia. Desde el momento que se produjo esa imposicién de una lengua minoritaria —el espafiol— sobre la mayoritaria —el quechua—, de la escritura como tecnologia nueva sobre la tradicién oral, algunos se ew Aart, HUAMAN VILLAVICENCIO dicron cuenta que era indispensable apropiarse de ambos instrumentos para enfrentar la dominacién. La preocupacién por la escritura esta presente en la historia literaria del Perit desde sus inicios con el In Garcilaso y Huamén Poma de Ayala, contintia a lo largo de los siglos pero tiene en el siglo XX una particular etapa que nos permite hablar de un procesamiento diferente a la crisis y disolucién de la escritura en la tradicién hegeménica, No sélo las capas medias se apropiaron de la escritura a ini cios del siglo XX, sino también los sectores populares andinos. En la fase de la vanguardia se produjo una confluencia importante en tor- no al Boletin Titikaka, uno de cuyos impulsores logré plasmar un tex- to extraordinario. Gamaliel Churata escribié £1 per de oro (1957) y simultdneamente, otro gran escritor de raigambre popular andina, da un giro a su produccién y escribe dos conjuntos de textos de singu- lar importancia para lo que estamos analizando. José Marla Argue- das deja escrito El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971) y Katatay (1974), con lo que se completa la fundacién de un horizonte diferente para la escritura, Un breve fragmento nos permite apreciar la conciencia que eggs autores tienen del uso de la escritura: ‘De estas palabras nos servimos los hibridos a maravilla, pues con volverlas Cédigo, alld se va ensartada ta doliente trallla de ongos, y no menos fa inseminacién a destajo, y con el més caver nicola desparpajo(...) Palabras son que en ningiin caso implican abatimiento, intencién reflexiva, 0 comezdn de conciencia, Afir- ‘man como un puntapié; desnucan como un combazo. Qué Jiipiter el que vozarrea en esas palabras Un carajo a tiempo evita una guerral Tal la superiégica de metafisicos y politicos en el mestizo wniverso (Gamalie! Churata: El pez de or0) En estos autores se procesa la crisis de la escritura ética en un ‘tiinsito hacia una postura ut6pica en la que se postula para la priitica estético-literaria la racionalidad cognitiva andina como horizonte EEscrrrura wrdca ¥ eninca esténico-rocinica: pe CHURATA 7 simbélico integrador. No voy a extenderme en analizar la obra de es- tos autores para no repetir argumentos vertidos en anteriores traba- {jos publicados. Intentaré en esta ocasién desarrollar con mayor am- plitud lo que entiendo por escritura utépica, su importancia e impli- cancias, para terminar comentando brevemente, a titulo de ejemplo, dos obras que considero continian esta vertiente dentro del proceso de la literatura peruana y andina. La escritura utdpica como préctica estético-literaria es porta- dora de un potencial critico incalculable frente a la crisis del sistema de Ja modemnidad capitalista. La colonizacién de la escritura por la absorcién de la razén histbrica en la razén instrumental ha subordi- nado el conocimiento emancipatorio al regulativo. En ese sentido la prictica de creacién verbal de la escritura ut6pica en la narrativa andina emerge como un horizonte ritico al negar con su existencia la vigencia y validez del discurso de la ciencia tradicional, con su. culto 2 la tecnologia y Ia reduccién de lo humano a lo regular. Su lica mayor. novela fue considerada en una encuesta de una recon cida revista como la mejor de la década del 90. Por qué Escerrua v se presenta exactamente al contrario de lo que ocurria en la vida social del pais? Esta estaba marcada por el conflicto, la violencia, el barullo y cl griterfo con que se pretendia imponer un punto de vista autoritario. La escritura ut6pica de Edgardo Rivera hizo vislumbrar el horizonte simbélico de una integracién sin concesién, en la cual la confrontacién cedia ante la solidaridad, y a los valores efimeros y superficiales de la sociedad de consumo opuso la honda validez hu- mana de los valores andinos. “;Pllikt;Pillik! —pas6 un pillik volando a velocidad sobre nues- tas cabs, despues de lang rato de cain + {S0009! ;Sooog! —a su tras un chuseg pass como siguiéndolo. ‘Sin duda, algo anunciaban esas aves nocturnas malagiieras. = jMira! —me dijo Wayra, alarmado—. Vienen una jarjacha, acaso ‘a misma que intenté desbarrancarte. Quédate tranquila, no te vw a pasar nada, Entonces miré hacia donde me indicaba y vi que del alto de la ‘montana bajaba wna Hama de dos cabezas bailando al compas de la misica que tocaba en su violin un hombre que venia de- Inés ataviado con poncho, sombrero y langues. + Exe esplritu—me dijo Wayra refiriéndose al hombre— no es de ‘nuerto, Es el alma de alguna persona viva que esti por morirse. No temas, no nos hard nada, menos ain el monstruo que esté dominado por la misica. ‘css a Jarjacha pasé por nuestro lado sin dejar de bailar. Vi su cuerpo Hlagoso, sarniento, entre anas sucias que colgaban como estropajos Al hombre al tegar junto a nosotros se detwo haciendo wna Yana sn parar la mii Aljindose, abst To amen + Dispérate no més. Detrds de mt viene el alcalde, con él n podras ae © Que venga —te respondis et espiritu del hombre vivo~, a él Hunbien fo haré bailar IGiando por fin se perdis de nuestra vista el animal, el hombre se dido de camino —dijo—, pero ya sé que yéndome Hod Heard al Waruy Mayu, y de alli al mundo de los vivos, Miouet. Ancet HuaMAN VILLAVICENCIO donde me espera mi cuerpo para despedirme. Pronto estaré de uelta por estos lugares, solo que quizd sin mi instrumento. ¥ mir6 su violin, su hermoso violin = De dénde eres, buen hombre?— le pregunto Wayra. = De Araybamba —dijo—, una hacienda de Ayacucho. = Conozco esa hacienda —dije—, Sé que hace tiempo los compa- jieros la incendiaron y dinamitaron varias méquinas.” (Colcha- do Lucio, 0. 2005: 21-22) En 1997, Oscar Colchado publica Rosa Cuchillo y desde esa fecha ha sido reimpresa muchas veces, al punto de que se la consi- dera la obra de mayor difuusi6n del autor y un éxito editorial en su tercera edicién, aparecida en ef 2005. El titulo de la novela puede llevar a equivocos. Uno tiende a pensar que la obra girara en torno ala violencia que asol6 el Peri en esas dos décadas de fines del si- glo XX. Sin embargo, una lectura mas atenta hace ver esa perspec- tiva como errénea. ‘Cuando se la intenta ubicar en Ia tradicién narrativa peruana nos pereatamos que no encaja adecuadamente en la tendencia indi- genista, Rosa Cuchillo implica mucho més que una simple eseritura dedenuncia 0 una postura comprometida con la situacién del indio campesino. Su registro pertenece a la escritura de la utopia que in- augurara Churata y Arguedas. Se trata de un texto que presenta en tuna sucesién de bloques narrativos sin indicacién alguna un conjunto de voces y sucesos en los que desfilan espiritus, almas, muertos, aparecidos, hombres, mujeres y animales; sus historias se alternan y ‘mezelan, entre la violencia y la Iucha real que azoté la sierra peruana, y enellas se funde la visi6n mitica que nutre la cosmovisién de sus comunidades. No se trata de la historia de la lucha armada o el terrorismo, sino de la cosmovisién andina actuante y viva que aparece como espacio donde se intersectan los diferentes mundos: las almas de las personas vivas que estén por morirse ingresan como espiritus a los ‘otros mundos y asi participan de una serie de sucesos donde la bon= dad y la maldad, lo divino y lo humano, el dolor y la alegra, la triste [EScerTura uidrica ¥ Calica ESTENCO-nOLINICA: DE CHURATA y la felicidad, lo hamano y o inhumano, lo monstruoso y lo bello, se integran constituyendo un espacio comunitario, = En Rosa Cuchitlo, la violencia politica y su razén instrumental se diluyen en el marco simbélico de la cultura andina. En ella dela mano de los demas o por nosotros mismos, tenemos otras oportni- ddades porque finalmente todos somos capaces de lo més sublime y to més abominable. Como los personajes principales de Ia obra s0- ‘mos runas y dioses, hombres y deidades, y estamos comprometidos con la solidaridad de la vida. En ese horizonte simbolico el afin de dominacién e imposicién se desarma porque la solidariad de la co- munidad nos hace ver que incluso el més terrible asesino o tortura. ddor es un ser humano y todos cuando hacemos algo por los otros somos como dioses. Es deci, en palabras de Peter Sloterdijk: a co- existencia precede a la existenia y, por ende, el individualism de a ‘movleridad capitalista aparece como una teduccién interesade, Esta reflexién en tomo a la escrturay la prctica esttico-li- (oraria en el mundo andino peruano sélo ha pretendido invtar a com- Dut Ia experiencia de lectura de muchas obras que, a pesar de no ‘ontar con una difusisn comercial considerable, son singularmente Yaliosas para imaginarposiblesalteratives al mundo que vivimos, i Ini intervencién logra motivar su conocimiento y posterior dilogo fobre su sentido, estoy mas que saisfecho, Mravet. ANGEL HUAMAN VILLAVICENCIO Bibliografia ANDERSUN, P. Lov origenes de la posmodermidad, Barcelona, Anagrams, 2000. ARGUEDAS, J. M. Todas las sangres. Lima, Peise, 2001. [ARRIGUI, G. El lango siglo XX. Dinero y poder en los origenes de nuestra época, Madeid, Akal, 1999. BADIOU, A. Ei sery el acontecimiento, Bs. As, Manantial, 2003. 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Junto a esto, Hos ncercamos a una ontologia hermenéutica del destino px Palabras clave Liberulismo; violencia; autocracia. act Aitiele seeks to be a depiction of Riva Agilero’s political thought. we soope, shelter of liberal ideas, Riva Agtiero is ranked as a non- lis, historicist, “contingential” and liberal philosopher. The article Ils standing in relation to the bases of political organizations, its ‘ing nota ibera social contract but an aet of ontological violen- {ial Goraction. Riva Aguero sems to have elaborated his own ‘Mill which puts us close to a hermeneutical ontology of ny, Vialenoe; Autocracy,

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