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ARCADIO

Quin, viendo la hermosura


de esta tendida vega
y el brillo y resplandores del roco,
los brincos, la soltura
con que el ganado juega, 70
y el soto lejos, plcido y sombro,
el noble seoro
con que el claro sol nace,
las nieblas recogerse,
en ondas mil la hierba estremecerse, 75
y los hilos de luz que el aire hace,
tierno latirle el seno
no siente, y de placer su nimo lleno?
Doquiera es primavera,
que abril vertiendo viene 80
nuevas galas y espritu oloroso;
la novilla doquiera
sobrado el pasto tiene
en tierna hierba de pacer sabroso.
El pastor en reposo, 85
ya libre sus tonadas
puede cantar tendido,
viendo su hato querido
lento buscar las sombras regaladas,
y pueden las pastoras 90
bailar alegres las ociosas horas.
No a mi gusto sea dado
riquezas enojosas,
ni el oro que cuidados da sin cuento;
no el ir embarazado 95
entre galas pomposas,
ni corriendo vencer al raudo viento;
mas s cantar contento
sentado a par mi Elisa,
viendo desde esta altura 100
del valle la verdura
y de mi dulce bien la dulce risa,
y mis vacas pastando
y el manso ro entre rboles vagando.
Pero aquel que all veo 105
que por el prado viene,
no es Batilo el zagal? Tan de maana,
cun bien a mi deseo
la suerte lo previene!
Guarde el cielo, pastor, tu edad lozana. 110

BATILO

La gracia sobrehumana
de tu cantar divino
guarde del lobo odioso;
y sigue en tan sabroso
tono, hechizo del valle y de amor digno, 115
que el ganado alboroza,
y el choto juguetn por l retoza.

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