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Unidad 1 Simmel. G : Sobre la individualidad y las foumas scciales. Caps : 1 pto 2: {Cémo es posible 1a sociedad? Georg Simmel 1 pto 3 ; El problema de la sociedad 3 pto 10 ; El extranjero 3 pto 11 ; El pobre Sobre la individualidad UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES ‘ y las formas sociales Rector Julio M. Villar Vicerector de Gestién y Planeamiento julian Echave Introduccién y edicién por Vicerrector de Asuntos Académie Donald N. Levine Lis Wall Vicerrector de Investigaciones Mariano Narodowski Vicerrector de Posgrado Daniel Gomes Vicerrector de Relaciones Instituctonales Mario Greco Problemas Sociolégicos Hl Simmel. Parte 1 punto 2 “éCémo es posible la sociedad? 2, {Como es posible la sociedad?* 1908 al Si Kant pudo formular is pregunta fundamental de su flosofia: jodmo es posi- ble lz naturalez?, y responder ella, fue porque, para él, la naturalezs no era otra cosa que la representacién de la naturaleza, Y esto, no solamente en el sentido de que “el mundo es mi representacion’, y de que sélo podemos hablar de la naturaleza en cuanto es un contenido de nuestra conciencia, sino en el sentido de que aguello-a que nosotros damos el nombre de naturaleza es una ‘manera particular que tiene nuestro intelecto de reunis, ordenar y dar forma a las sensaciones. Estas sensaciones "dadas" (colores, sonidos y temperaturas, resistencias y olores) que atraviesan nuestra conciencia en la sucesién casual el acontecer subjetivo, no son todavia “naturaleza”, sino que se hacen tal, mediante le actividad del espfritu, que las combina, convittiéndolas en obje- tos y series de objetos, en sustancias y propiedades, en relaciones causes. Tal como s¢ nos dan inmediatamente los elementos del mundo, no existe entre ellos, segin Kant, aquel vineulo merced al cual se produce fa unidad racional y normads de la naturaleza, 0, mejor dicho, el vinculo es justamente lo que tienen de naturaleza aquellos fragments, por sf mismos incoherentes,y que se ® Tomadode Georg Simmel, "Exkurs ber das Problem: Wie ist Gesellschaft miglich?" «en Sotiloge: Uncersuchungen ier die Formen der Vergeselschafung, Munich y Leipeg, Duncker & Humblot, 1908 ltraducci6n castellana: "Digresin sobre el problema: como es posible la sociedad’, en Socologa. Estudio sobre ls formas de sociliacién, Buenos Alice, Espasa-Calpe Argentina, 1939, pp. 33-50) 16 HA presentan sin sujeci6n a teglas. EL mundo kantiano surge de este singular con. traste: nuestras impresiones sensoriales son, segin Kant, puramence subject vas, pues dependen de nuestra organizaci6n fisico-psiquica, que podria ser dis- tinta en otros seres, y del acaso de las excitaciones que las producen. Pero se convierten en “objetos” al ser recogidas por las formas de nuestro entendi- ‘miento, y, gracias a ellas, transformadas en regularidades firmes de donde re- sulta una imagen coherente de Ia nacuraleza. Mas, por otra parte, aquellas sensaciones son lo dado realmente, el contenido invariable del mundo, tal como se nos presenta, y la garancfa de la existencta de un ser independiente de rnosottos. Por lo cual, justamente, aquellas formaciones intelectuales de obye- tos, conexiones, eyes, nos parecen subjetivas, nos parecen ser lo puesto por nosotros frente a Lo que recibimos de la realidad, las funciones del intelecto mismo que, siendo invariables, hubieran formado, con otro material sensible, una naturaleza dstinta. Para Kant, la naturaleza es una manera determinada de conocimiento, una imagen del mundo producida por nuestras categorias cognoscitivas y en éstas nacidas. Por consiguiente, la pregunta: jc6mo es post- ble la naturalesa?, esto es, ;qué condiciones son menester para que exista una naturalezal, se resuelve, segin él, mediante la mnvestigacién de la formas que constituyen la esencia de nuestro intelecto, y producen, por tanto, [a natura lea como tal Parecerfa conveniente teatar de modo andlogo la cuestién de lag condicio- ‘nes a priori en virtud de las cuales es posible la sociedad. También en este caso nos son dados elementos individuales, que en cierto sentido subsisten diferen- Giados, como las sensaciones, y sélo legan a la sintesis dela sociedad merced 4 un proceso de conciencia que pone en relacidn el ser individual de coda elemento con el del otro, en formas determinadas y siguiendo determinadas ‘églas. Pero la diferencia esencial entre la unidad de una sociedad y la de ls nnaturaleza es que esta fltima ~en el supuesto kentiano aqu{ aceptado- s6lo se produce en el sujeto que contempla, sélo se engendra por obra de este sujeto {que la produce com los elementos sensoriales inconexos; al paso que la unidad social, que esté compuestade elementos conscientes que practican una activi- dad sintética, reali sin més ni mds y no necesita de nidgin contemplador, ‘quella afirmacién de Kant segein la cual la relacién no puede resid eit las cosas, es producida por el sujeto, no tiene aplicacién a las relaciones sociales, 1 que se realizan inmediatamente, de hecho, en las “cosas”, que son, en este caso, las almas individuates. Claro esta que esta relacién, como sintests que cs, sigue siendo algo espiritual, sin paralelismo alguno con las figuras espacisles y sus influencias reciprocas. Pero la unificacién no necesita aqui de ningsin fa tor que esté fuera de sus elementos, pues cada uno de éstos ejerce las funciones «que la energia espiritual del contemplador realiza frente al exterior. Lacon crencia de constituir una unidad con fos demés es aqut, de hecho, la unidad misma cuya explicacién se busca. Esto, por una parte, no supone, naturalmen- te, la conciencia abstracta dei concepto de unidad, sino las incontables cela ciones individuales, el sentir y saber que uno determina a otros yes, a su ve, dererminado por ellos; y, por otra parte, tampoco excluye que un tercero, en posicin de observador, realice ademds entre las personas una sintesis que s6lo en él esté fundada, como la que realizarfa entre elementos expaciales. {Qué provincias dela realidad externa e inuible han de reunitse en unidad? Ello no depende del contenido inmediato y objetivo, sino que se determina segin las. ccategortas del sujeto y sus necesidades de conocimiento. La sociedad, empero, 3 a unidad objetiva, no necesitada de contemplador alguno, distinto de ella. Poruna parte, én ls haturaleza las cosas estin mucho més separadas que las ‘almas. Esa unidad de un hombre con otro, esa unién que se verifica en el amor, en la comprensin o en la obra comiin, no tiene analogtas en el mundo espa cial, donde cada ser ocupa un punto del espacio, que no puede compartir con ‘ningtin otro. Pero, por otra parte, en la conciencia del contemplador los ele- ‘mentos de la realidad espacial se funden en una unidad a que no llega la uni dad de los individuos, Pues en este caso los objetos de la sintesis son seres independientes, centros espirituales, unidades personales, y se resisten a la fasién absoluta en el alma de otro sujeto, fusién a que en cambio tienen que someterse las cosas inanimadas, por su carencia de personalidad. Por esta ra- 2én, un grupo de hombres constituye una unidad que realiter es mucho mas alta, pero idealter més baja que la que forma el mobiliario de una habitacién (mesa, sillas, sof, alfombra y espejo), oun paisa (rfo, prado, érb31es, casa), 0 tun cuadro sobre el lienzo, Si digo que ia sociedad es "mi representacién”, es decir, que dimana de Is actividad de mi conciencia, he de tomar el dicho en muy otro sentido que cuando digo que el mundo exterior es mi representa- ci6n. El alms ajena tiene para mi la misma realidad que yo mismo; una reali- 78 dad ques diferencia macho de ade una cosa mate Por mucho que = asegure que Ia existencta de los objetos exteriores tiene exactamente la mism seguridad que Ta mia propia, ello slo es cierto al referirmos a los contnidos portculares de en vida subjetiva, Pues fundamento de la represencacién en genera, el sentirmento del Yo goza de una incondicionalidad e ineonmovilidad ‘aque no llega ninguna representacién particular de algo material exterior. ‘Pero justaments esa seguridad, susceptible o no de fundamentacion, lacie ne para nosotros el hecho del Ti; y como causa, os se quiere, efecto de ea seguridad, sentimos el Ti como al@6 independiente de la representacién que de &1 nos formamos, como algo que existe tan por s{,mismo como nuestra propia existencia, El hecho de que este “set por s(” del otro no nos impida convertirlo en nuestra representacién; el hecho de que algo que nose resuelve por entero en nuestra representacién pueda, no obstante, convertirse en con- tenido, estoes, en producto de ella, constituye el més hondo problema psico- légieoy lio del socializacién. Dentro de fa propia concenciadistingur mos perfeetamente entre nuestro Yo fundamencal ~supuesto de todas las representaciones, base primaria que no participa en el problematismo, nunca completamente anulable, de sus contenidos~ y estos contenidos mismes, fos cuales, endo y vintendo, siendo accesible ala duda y ala correccién, se nos fparecen como meros productos de aquella absolutay sltima fuerza y existen_ tia de nuestro ser espintual. En cambio, al alma ajena, aunque en iltimo tée sino sea también por nosotros representada, hemos de trasladarle esas mismas Condiciones 0, mejor dicho, incondicionalidades del propio Yo. Elaimaajens | tiene para nosotros aquel sumo grado de realidad que posee nuestra Yo frente _ asus contenidos. , Femiendo en cuenta todo esto, la cuestién zo8mo es posible la sociedad adgutee un sentido metéico ditto que ace jebmo es posible a aturale- ta! Pues 2 la cltima responden las formas de conocimiento, por medio de las Cuales el sujeto realiza la sintesis de los elementos dados, convirtiéndolos en “ntualer;nenrs que «La. piers responden Is condiciones, esas ‘en los elementos mismos, gracias a lad ciales se unen étos realmente er gaat ade ocieda” En tera sentido, todo est libro, rl como fe deserivuelve sobre el principio ya establecido, constieuye la base para res- ponder aquella pregunta. Pues pretence descubrir los procesos que, realizén- p dose en definitiva en los individuos, condictonan fa “socialidad”, no como « Gauss antecedentes en el tiempo sino como procesos inberentes ala sinesis resumiendo, llamamos sociedad. : ero la cuestiGn ha de entenderse en un sentido més fundamental atin. He dicho que la fanci6n de realizar la unidad sintética, cuando se refiere a ta naturaleza, descansa en el sujeto contemplador, y cuando se refiere a la socie- dad, ¢ eraslada a los elementos de ésta, Cierto que el individuo no tiene pre- sente, en abstracto, la conciencia de formar sociedad pero, en todo caso, cada uno sabe que el otto esté ligado a él, aun cuando este saber que el otro esté socializado, este conocimiento de que todo el complejo es sociedad, suele rea- lisarse con referencia 2 contenides individuales, concretos. Quieés ocurra con esto lo que con la “unidad del conocimiento”; y es que en los procesos cons- cientes procedemos con arreglo a ella, coordenando wn contenido concreto a otro, sin que tengamos de ella una conciencia aparce, salvo en raras y poste- riores abstracciones, La cuesti6n se nos presenta ahora de este modo: {Qué ‘elementos generales y a priori han de servir de fundamento, qué supuestos hart dde actuar para que los procesos singulares, concretos, de la conciencia del individuo sean verdaderos procesos de socializaci6n? {Qué condiciones con- ) tenidas en ellos hacen posible que su resultado sea, dicho en términos abstrac tos, la produccién de una unidad social con elementos individuales? Los fun lamentosa pron sociolsgicos tend la misma doble significacién que aquellos {que “hacen posible” la naturaleza. Por una parte deserminarén, mis o menos perfecta o deficientemente, los procesos reales de soctalizacién, como funcio- zhes oenergias del acontecer espiritual. Mas por otra parte serdn los supuestos ‘deals ldgicos de la sociedad perfecra, aunque quizé nunca realizada con esta perfeccién -andlogamente a como la ley de la causalidad por un lado vive y aetia en los procesos efectivos del conocimiento, y por otro constituye 1 forma de la verdad, como sistema ideal de conocimientos perfectos, indepen- dientemence de que esa forma sea realizada 0 no por el dinamismo, relativa- mente accidental, del espiritu, e independientemente de la mayor 0 menor aproxirnacidn que revele la verdad realmente conseguida a la verdad ideal- mente pensada— La investigaciGn de estas condiciones del proceso de socializacién debe Ilamarse epistemologia? Es éta una mera cuestiGn de nombre, pues los pro- cto reultantes de ete condiciones ydeverumadcs po ellst 09 so" See asec ire ina procesos prfecos 7 realidades, No obstanes, 10 8° cients Anemos de esti como concepto general de a sciaieac 1! igo analgo al conocimiento esa conciencia de covaliane ocsar socal’ a terete no ae encuentra agul fence aun abet del que va asa TN graduolmente ana tdea tebiea, sino que [a concie de accion aa emmente a que sastenta x encierc sisedoacano, PEST (gf n de ec etrce. ue para induc anes el hecho -no0 oie e |. grormente por rungin otro, cuyo centro 1 vance de ser abstractamente expresado~ de 26 cer clevamnehie, pero si capas de set abstractaments cP vada, lesson ls formas fundarmencale © qué cateEDHs SPAS Faas debe poteer el hombre para que sua esta concienci8 FH congue ac yon as formas que debe tener esta.concienci uns wer format se conmituida como hecho sabido! Todo exto puede constinte one snologia del sociedad. Bn lo que sigue mtentar esborss SO ejemplo de tal snvesrigaci6n, algunas de estas condiciones 0 formas 66 socializacién, que a vreaprion, aunque no puedan ser designadas, como Is cattE01SS antianas, ceon una sola palabra. mediante contacto personal est [La dea que una persona se forma de ofr 1 a ae tories odifacones eno sondenellos oss 5p condiconale tae fala de aguera en a vn or precede Pa rei nc i radcalee encore el chorea ESSE oA are nam en doses. Veros a os demas generaliadon 602278 cacons amg no note alo repreenesnosleramente oa reid ree de a nue. Todh imagen que wn sas onme Ss 28 se euantitativamente al valor-fmite cero. No existe en ellas més que una vida finica, que puede ser contemplads 0 vivida, por decilo asi, desde dos puntos de vista: en el aspecto interior, terminus a quo del sueto, y también, pero sin smodificacién alguna, en ladireccién de a persona amada, bajo lacategoria de su terminus ad quem, que la persona amada asume totalmente, En otro sentido distinto, oftece el sacerdote catblico un fendmeno de forma igual, por cuanto su funcién eelesidstica cubre y agota por completo su realidad individual. En cl primero de estos casos extremes, si desaparece el elemento “ajeno” a la ‘actividad sociolégiea, es porque su contenido se he agotado totalmente en ta direccidn del otro término; en el caso segundo, es porque los contenidos de actividad no social han desaparecido en principio. El polo contrario pueden oftecerio, por ejempio, las manifestaciones de la civilizacion moderna, deter sminadas por la economta monetaria,en la cual el hombre, considerado como productor, como comprador o vendedor, como trabajador, en cualquier senti- do, se aproxima al deal de la objetividad absoluta, Prescindiendo de las posi- ciones elevadas, directivas la vida mdividual, el tono de ta personalidad des- aparece de la obra: los hombres no son sino suetos de compensaciones entre prestacién y contraprestaciOn, regidas por normas objetivas, y todo To que no pertenezca a esta pura objetividad desaparece de elas. El elemento “no social” recoge por completo la personalidad, con su color especial, con su irractorali- dad y su vida interior; s6lo quedan para aquellas actividades sociales las ener- pias expectfieas necesarias 6 85 Las individualidades sociales se mueven entre estos extremos, de tal ma- nero gues nega determinaciones qu converge haciael eento foto tlenen importancia y sentido para las actividades y sentimientos dedicados a lsdenés Pues en elexo line ncontnca de ue a atdad orate muento sociales algo distinto del resto no social, algo que no admite en la relacién socioldgica nimgin elemento “no social”, ejerce un inflyjo positive sobre ia actitud que el sujeto adopta frente a los demas y los dems frente a él Ela prior de la vida social empirica afirma que la vida no es completamente social. No sto constituimos nuestrasrelaciones mutuas con la reserva negati- va de que una parte de muestra personalidad no entra en ellas; ia parte no social de nuestra persona no actia sélo por conexiones psicologicas generales sobre los procesos sociales en el alma, sino que justamente el hecho formal de estar esa pare fuera de lo social determina la aaturaleza de su influencia. Asimismo, el hecho de que ls sociedades estn constituidas por seres que al mismo tiempo se hallan dentro y fuera de ella forma la base para uno de los ms importantes fenémenos soctolégicos, 2 saber: que entre una sociedad y los individuos que la forman puede existi una relacién como la que existe entre dos partidos, e incluso que esta relaciGn, declarada o latente, existe siempre. ‘Con esto la sociedad crea acaso la figura més consciente y, desde luego, la més general de una forma fundamental de la vida: que el alma individual no puede «star en un nexo, sin estar al mismo tiempo fuera de él; ni puede estar incluida ‘en ningéin orden sin hallase al propio tiempo colocada frente a él. Esto puede aplicarse lo mismo a las conexiones trascendentes y més generales que a las simgularesy easuales. El hombre religioso se siente plenamente envuelto en el serdivino, como st no fuera ms que una pulsacién de a vida diving; su propia sustancia se ha sumido del todo, con indistineién mistica, en la sustancia ab solute. No obstante, para que esta fusiGn tenga sentido, he de conservar el hombre en alguna manera un set propio, una contraposicién personal, un Yo separlo, para quien la disolucién en el todo divino sea un infinito probiems, tin proceso que metafisicamente serfa imposible de realizar y religiosamente ‘mpossble de sentir st no arrancase de un sujeto con realidad propia. Elser uno can Dios no tiene sentido si no se es otro que Dios Si prescindimos de esta cumbre trascendente, ia relacién que ha manteni- do el espiritu humano, 2 lo largo de su historia, con la naturaleza como un 86 todo, ofrece ia misma forma. Nos sitiemes por una parte mcorporads ea la naturaleza, como uno de sus produetos, que, con los demds, es un igual entre sguales; nos percatamos de no ser mis que un punto por el que crusan las rmaterias y enerpfs naturales, comb cruzan por las aguas correntesy as plan- tas en flor. Y no obstante, el alma tiene el sentimiento de una existencia pro- pia, independierite de sods esos nexos y relaciones, independencia que se , eee crore nee La asistencia a los pobre{ como institucién pablicdyfrece, pues, un caric- oe mene eb one ee re re face oa cosa qu alae neces iniveuaes-En ats se ieencin de Jas demas instituctones que persiguen el bienestar y !a proteccién piblicos. Estas mstituctones quieren favorecer a todos los ciudadanas; el ejército y la ee creer cia, la escuela y las comunicaciones, la admunistracion de jstciay fa ig 5a, {a representacisn popular y-eLcultivo de la ciencia, son cosas que no se dlingen en prineipio a las personas consi 30 individuos diferenci iStalidad de To® individuos; la unidad de muchos o de todos Ia asistencia alos po- constituye el objeto de estas mstiruciones. En cam irese dng: cn oscil concrete, al mdvidooy du stutcidn.Y usa. tence exe nldones, paral forma absazta podem dea eRtcenca ‘acci6h final, pero no en modo alguno su fin timo, que slo consiste en ia proveccié iquiera come medio para éta In proteccién y fomento de ta comunidad. V ni sig shiede-considerarse al pobre “To que mejorarta su posicién—, pues la accién social no se sirve de 61 mismo, sino snicamente de ciertos medios objetivos materiales y administrativos, destinados a suprimir los dafios y peligros que el am bre significa para el bien comin, Esta situacién formel no sélo se presenta nla vida total coTectva, ino también, evidencemente, en cireulos mas estte. hos; incluso en el seno de a familia se dan muchos socorres no porelsocorri. ‘do mismo, sino para que la familia no tenga que avergonsarsey perda su repu tcién por la pobreza de uno de sus miembros. El socorro qui los sindicaros cobreros ingleses conceaien a sus miembros desocupados, no se propone tanto aliviar la situaci6n personal del socorrido como impedir que, ampelido por la necesidad, trabaje més barato y haga bajar el nivel del salaro en todo el ofc, Teniendo en cuenta este sencio de la asistencia a los pobres, resulta clare gue el hecho de quitar alos ricos para dara los pobres no se propone ia igus. Tacién de sus situaciones respectivas, y ni siquiera en su tendencia se orients hacia la supresién de la diferencia social entre los ricos y los pobres. Por el ‘ontrano, la asistencia se basa en la estructura actuai de la sociedad nes en abjerte contradiceién con todas lasaspuraciones eee quieren suprimit esa estructura actual de Ie sociedad. Lo que ia asistencic Drofon es jstomentealtucemie eae ene 'S6tTA, de modo que aquella estru esta diferenct weda seme descansando sobre sta ‘Si la asistencia se apoyase en el interés hacia el pobre indivie dual o habits en principio limite alguno tmpursto al enspano de Savery favor de los pobres, traspaso que gata In equiparacién de dos Pero sae se hace en interts def oalidad social de los ergules pliicos fmtines wos determinadossociolépiesmente-, no tiene rungin motive par coceney al ayeto msde lo que exage el mamtenimiento del tatu quo sect J Cuusto domina esta clelogia puramente Social, centalsc, a asistenein fs pobres ofc acas la mayor tensinsocioldgica posible ents el in we fnediaoy el medica de una aceién,Elalivode lanecesidad subjetn espe [elseneimienco un fin can categenco, que prvarlo de esta stuacion de titers Jinstanca y converts en mera temica para los fines ranaubyetivosde una unidad social constitaye un sefalado crnfo de esta ultumay se tatablece ]ene la unided social yel individu una distancia tal que, a pes de so poe japariencia extema ¢s, por su frialdad y su cardcter abstracto, mds fundamental 1 and adial que los saerificis del individuo en beneico de la totaidad, on loxualesel medio ye fin suelen encontrarse en una mins serie senimencel, ® a 23 plicacion de deberes y derechos que hallsmos en la modema asistencia del Estado los pobres. Con frecuencia nos encontramos con el prinipio segin el cual et Estado tienc el deber de socorrer al pobre, pero a este deber no corres ponde en el pobre ningiin derecho al socorro. El pobre no tiene ~como se ha declarado expresamente, verbigracia, en Inglaterra—ninguna acci6n por soco- ro indebidamente negado, ni puede solicirar indemnuzaciGn. Toda le elation, rire deberes y derechos pasa, por decirlo as, por encima del pobre. El dere- cho que corresponde a aquel deber del Estado no es el suyo, no es e! derecho del pobre, sino el derecho que tiene todo ciudadano'a que lacontribucién que ‘paga para los pobres se eleve en tal cuantia y se aplique de tal modo que los fines pablicos de la asistencia 2 los pobres sean realmente conseguidos. Por consiguiente, en easo de insufictente asistencia, no serfa el pobre el que ten- Sos poral descuid. En clea {aden no haba eaizado tal oexal robo sie le hubiese dado cl socoro legal por él solicitado, sera en principio el robado el que podeta reclamar una in demnizacién de la administracién. Elsocorro alos pobres tiene, en la teleologta suridica, una situacién andloga a la protecciOn de Tos afimales. A nadie se castiga en Alemania por atormentat aun aninal, Salvo Que To haga “psblica- ‘mente 0 de modo que produzca escandalo’. No es, pues, la consideracién al animal maltratado, sino a ls testgos la que determina el castigo. sta exclusién del pobre, que consiste en negarle la posicién de fin Glumo ena cadena teleol6gtce, no permitiéndole ni siquiera, como se ha visto gu rar en ella como medio, se manifesta rombién en el hecho de que dentto del Estado moderno, relarivamente democratico, la beneficencia es quits la tnica rama de ia administracién en que las perconas esencialmente interesadas no iienen partcipacisn alguna. En la concepcién a que nos refers, fasten ciaa los pobres es, en efecto, una aplicacién de medios piblicos a fines pabli- cosiy como de toda su teleologfa se encuentra excluido el pobre mismo ~cosa que no ocurre con ios inceresados en las dems rams de i administraciGn-, es* logico que no se aplique @ los pobres ya su asistencia el principio dela admi- nistracin auténoma, queen las demas materias es reconocido con miso mens ‘extensi6n. Cuando el Estado se ve obligado, por una ley a canalizar una co- rmiente para procurar.cgadio a ciertas comatcas, la corricnte s¢ halla aproxie 24 @ smadamente en la situacién dei pobre protegido por el Estados es el obyeto de! deber, pero no el ticular del derecho correspondiente, el cual mas bien corres- ponde a los propietarics adyacentes. ¥ toda vez que domina exclusivamente este interés centralista, la relacién entre el derecho y el deber puede ser alte- sada en vitud de puntos de vista utilitarcs. El proyecto de ley de pobres de 1642, en Prusia, afirma que el Estado tiene que organizer la asistencia a los ppobres en interés de la prosperidad piblica. Con exte objeto crea érganos pii- blicos jurdicos que estin obligados, frente ai Estado, a socorrer a los sndivi- duos necesitados; pero no lo esté frente a estos iltimos, pues étos no poseen accién ninguna en derecho. bal m La imagen del rfo canalizado que antes hemos empleado era, sin embargo, inexacta.Poraue el pobre no sélo.es pobre, sino también cnidadano, Como tal, participa de los derechos que la iey concede a la toralidad de los ctudadanos, en correlacién con el deber del Estado de socorrer alos pobres; para continunt mpleando aquella magen, digamos gue el pobre es al mismo tiempo el arro- yo vel propieterio adyacente, en el mismo eentido en que puede serlo el ciu- dadano més rico. Sin duda, las funcrones del Estado, que formalmente se ha- tan frente a todos os ctudadanos la misma distanciaaden, tienen, en cuanto al contenido, muy diversas sgnificacones, segin las diversas posiciones de los ‘ctudadanos: y si el pobre participa en la asistencia, no como sujeto con fines Propias, sino s6lo camo miembro de la organizacién celeoldgica del Estado, {trent deo papel ena fncin del Estados in emarg, di to que el del ciudadano acomodadd: : Lo que importa sociolégicamente es darse cuenta de que la posicidn parti- cular en que se halla el pobre socorride en vircd de fa cual su situaciGn andivicual lo convierteen eérmino extremo de la accién de socoro, y, por otra part, lo coloca frente al Estado en Ta posicida GE un objeto sm derecho, de una materia inerte-, no impide su coordinacién en el Estado como miembro dels insdsd'toal politics. A pear o, mejor dicho, en vircad de ees dos carac- 25 23 co teristicas que parecen colocar al pobre més alls del. Estado, ¢l pobre se ordena ongnicamente dentro Se 5H, pertenece Com pobre reaad hones de lasociedad, que viveen élo sobre El yconstituye un elemento socialigico. formai, como el funcionario o el ‘contribuyente, ¢] maestro o el intermediario de cusiquier trfico, Se encuentra, aproximadamente,en ta sieuacién del indi, vidwo erat l gp y ques hla materalnenre sorcsrclooe sooo rapa En ae Vive; pero justamente entonces se produce un ciate oul superior que Comprende ls Fares aurdctonas del grupo y las entatta vis peel ore eres eros el pup un an panei al amplio,y caracterzan el eticulo real histrico. Asfel pobre eth en oer, ‘modo, fr del grpo; peo esta situncidn noes més que una naners pean de accén recproc, que lo pone en unidad con el todo, enw sos senate. ‘Unicamente entendiéndolo asi se resuelve la antinomia sociolégica del pobre, en la que se seflean las dificuleades ético-coctales de la asistencia. La tendencia solipsista de la limosna medieval dejaba, por decirlo asf, intacto interiormente al pobre, a quien socorrfa extertormente; constitufa el comple- to olvido del principio segiin el cual io debe atarse al hombre nunca como. imedioexclusivamente sino sempre como fin-En principio el aoe sect lirosna da tombign alge: del parte una acedn sob el devaee years cn justamente, lo que convierte la donacién en una: Teciprocidad, en un proceso. socsltgico, Pero si como en cl caso ances ctado ele tele le een ‘queda por completo eliminade del proceso teleoi6gico del donante, si el /po- bre mo deempeta oto papel que el de un cpio en man se cat timeeong ara miss, case Ia acctnreiproa,yla dangcion de deter on heck soot pare gocaricen ut tho purante ndiedeels eee Ars ben como uel aaa Ean moderna dl corto a los pobres considera al pobre como un fin en sf ‘mismo; pero, no obs« tante, resulta en ella que el pobre, aunque encontrindose on woe cone tcleol6gica superior él, es sin embargo, un elemente auc penteace orgénicamente al todo, y se halla ~sobre la base dada ‘entretejido en las fina- lidades de la colectividad. Ciertamente, ni ahora ni en la forma medieval, su | reaceisn als donacidn retida seat en nian persona diva peal \ ‘ehabilitar de nuevo su actividad econémica, al salvar del aniguilamiento su 226 Hes ‘@ enetgia corporal, al umpedir que sus mpulsos lo leven al uso de medias vio- lentos para enriquecerse, la colectividad social recibe del pobre una eaccién La relaci6n puramente individual sOlo es suficiente desde el PURO Vise ico, y perfecta desde el socioldgico, cuando cada individuo ex el fro, aunque, naturalmente, no s6lo fin. Pero esto no puede aplicarse a las acciones de una unidad colectiva transpersonal. La teleologia de la ealéctivi- dad puede pasar tranquilamente por encima del individuo y volver asi misma, fuo. Desde el momento en que el individu pertensed «este todo, encudntrase también en el punto final de laaccidn, y 16 como en el otro caso, fuera de la acetdn. Aunque se le niegue como indivi- uo el carder de fin propio, participa como miembrodel odo, en eleardcter del fin propio que el todo sempre tiene, “Mucho tempo antes de que reinase la claridad de esta concepcin centea- lista sobre la esencia del socorto a ios pobres, eveldse en Smbalos stances. {es su papel orginico en la vida dla colectvidad, En la Inglaterra antigua la ssstencia alos pobres era jercida por los Conventos y las corporaciones ecie- sidsticas, y la raxén de ello es, como se hace notar expresamente, que s6lo el Patrimonio de las manos muertas posee Ia duraci6n indispensable para encar- {arse de a asistencia alos pobres. Las numerosas donaciones profanas, proce- dentes de botnes y penitencias, no bastaban para satfacer este fin, porque no tenfan atin organizaciGn bastante en el sistema de la administracién del Estado, y se consumian sin éxtio continuado. La asistencia a los pobres fue, ues, @ spoyarse sobre el Gnico punto firme y propiamente sustancial en me. so de la confusion social; y esta conexion se revela nepacivamente en la in dignacién reinante contra el cleo enviado de Roma a Inglaterra, porque des. curdaba la beneficeneia. El clérig extranyero no se sienteintimamenceligado a fa vida de fa comunidad; y el hecho de que no cuide a los pobres aparece ‘como el signo mds claro de esa ingonexién. sa misma unién de la beneficencia con el sustrito més firme de la exis- ‘encia social aparece clara en la vinculacidn establecida ms tarde en Inglate- 7a del impuesto para los pobres a la propiedad territorial; y esto fue tanto cauta como efecto de que el pobre se contase como elemento orgénico de la tiers, perteneciente a la tierra. La misma tendencia se manifiesta en 1861, cuando una parte de las cargas de beneficencia fue traspasada de ia parroquia o™~ ay Gy 2 4 la asociacidn de beneficencta. Los gastos de la asistencia a los pobres no fueron ya satisfechos aisladamente por las parroquias, sino por wn fondo capital, al que ies partoquias contribuian en elacién con el valor de su propie- dad terntoriai. La proposiei6n de que para hacer la distribucién se tuviese también en cuenta el niimero de habitantes fue recharade repetidas veces; lo ‘cual significa rechazar por completo ei elemento individualist, y el deber de socorrer al pobre aparece recayendo no sobre la suma de las persons, sino sobre la unidad transpersonal, que encuentra su sustrato en la objetividad de Ie propiedad rerio 1 tela asiseei constituye all @Fcentzo et grupo social, que en la administracién local han ido adbiriéadose a ella, considerada como base, primero la instruccién pablicay fos caminos, y des- ‘pués la sanidad y los repistros. También en otros sities ef pobre se ha converti- doen sujeto base de la unidad politica (puesto que esl resultado della). La Confederacién Alemana del Norte determin6 que en todo e! reritono de la Conederacién no debia quedar sin socorro ningin necesitado, y que ningtie pobre de la Confederacidn recibirfa en una part trato distinto que en otra. Si en Inglaterra contribuyeron razones‘exteriores y técnicas a establecer aquel vinculo entre la asistencia alos pobres y la propiedad teritoral, esta conexion, no pierde su sentido soctologico profundo por el hecho de que, de otra parte, ta agregacién de otras ramas de la admmmnistraciGn a la asstencia piblica haya provocado grandes dificultades técnicas, motivadas por la distinta delimita- Ci6n de las asoctaciones benéficas y los condados. Precisamente esta contra- én de las condiciones técnicas destaca la unidad de sentido socioléteo. or consiguiente, es completamente parcial [a eoncepeién que define Ia asistencia a los pobres como “una organizacién de las clases propietatias para realizar el sentimiento del deber moral, que va unido ala propiedad”, La as rencia es més bien una parte de la organizaciGn del todo, al que el pobre pert inece To sin6 Gue las clases propietarias. Es cierto que las caracteristicastée- ineas y materiales de su posicida social hacen de él un mero objeto o punto de twnsito de una vida colectiva superior. Pero, en dltimo término, és es, en general, el papel que desempefa todo miembro individual concreto de la s0- cxedad; del cuai, conforme al punto de vista momenténeamente aceptado aq puede decirse lo que Spinosa dice de Dios y del individuo: que podemos amar 4 Dios, pero que seria contradierono que El, unidad que nos contiene, nos 28 amase a nosotros, y que el amor que nosotros le consagramos es una parte del amor infinita con que Dios se ama a sh mismo. La singular exelusin de que es abjeto el pobre por parte dela comunidad que To socorte es To caracteristico dalj jesempenia dentro de li Ta vociedad, come un ering ala ch ‘stunciGn paricular. Si eéenicaimenite eb un mero objeto, en cambio, en un senuido seiol6gico més ampli, es un Sujet Que, por una parte, consticuye Zon odes os social, por otra pare, como todos fos demas, se encuenara més ali de a undad abstractay transgeronal df sociedad Ww Por eso también es la estructura general del circulo la que decide sobre la cuestin: ja qué cfculo pertenece el pobre? Si cjerce todavia alguna actividad econémuca, pertenece al sector de la economia general, en que aquélla esté comprendida inmediatamence. Si es miembro de una Iglesia, pertenece al dis- mito de ésta, Si es miemibro de una farilia, pertenece al circulo devermmimado petsonalmente en el espacio por sus parientes, Pero sino es més que pobre, ia sé cfrculo pestenece? Una sociedd-mantenida, organizada por la conciencin de casta,gnclaye al pobre en el cireulo de su cata. Otfa sociedad cuyas conensones éticas Se realicen eseneialmente por intermedio de la Iglesia, remicicé al pobre 2 la Iglesia © a las asociaciones pradosas, que son ls lugnres en que se verifica {a eaccign social frente la exstencia del pobre Lor motivos de in ley lemaia de 1871 sobre aT socorre domieiliario contestan a esca pregunta de la siguien- te manera: cl pobre pertenece a aquella comunidad ~es decir, estd obligado a socorrerlo aquella comunidad~ que ha utilizado su fuerza econdmica antes de si empobrecimiento- Dentro del atimo prineipio se seals Ip eseructura 50 Tat; pues antes del triunfo completo de ta idea del Estado modero, el muni cipto es el lugor que ha disfrutado del eabajo econémico del empobieeido. ~ PeraTaTibertad del tréfico modemno, elcambio interlocal de coda Ts Wer, ‘ha suprimido esta limutacién; de modo que el Estado entero debe considerar- se como el terminus a quo y ad quem de todas las prascaciones. Si ls teyes permiten actualmente a cada cvalfijar su domcilio en el municipio que de- 28 Co) Pa s26; 31 el munseipio, por consy ence, no pose yn el derecho (earrelatwvo de su tdentifieactén con sus habitantes) de oponesse al establecimiento de ele- mmentos indeseables, ya no puede exigisele el vinculo solidario, en tomar y dar, con el individvo. Slo por ratones prcticas, y considerados como érga- 1 del Etado (asf dicen los motivos menctonad), encsrganse los munies- pios del cuidado de los pobres, Ene es, pues el estadio extremo que ha aicansado la poscién formal del pobre, estadio en el que se revela su dependencia respect del prado general 4 Bevolucisn social. El pobre pertenece al freulo méximo, No ina parte de Is totalidad, sino Ta toralidad misma, en cuanto vnidad, es el lugar 0 potencia a que el pobre pertenece como pobre. Sélo para este circulo (que por ser el mayor no encuentra otto fuera de si en quien poder descargar Ia obligacién) deja de existr esa dificuead que fos précricos de la beneficencis sefialan para las pequefia corporaciones: que ésas eluden con frecuencia el, socorea de un pobre, por remor de que una ver que se hayan ocupado de él lo tendrin siempre sobre sus hombros. Aquf se pone de manifiesto una carac- teritica may importante para la soctaliacién humana, un rasgo que podria Tiamarse la induceién moral: cuando se ha realimco algin acto de benefi- ‘cencia, de cualquier clase que sea, aunque sea espontinco y singular y aun ‘que no estéordenado por ningin precepzo, cxéase el deber de concirvatlo, deber que alienta de hecho, no sélo como pretensién del que recibe el bene. ficio, sino también como sentimiento del donante. Es sabido, por experien- 1a comin, que los mendiges a quienes se da limosna con regularidadlconsic deran ésta muy pronto como su derecho y como et deber del donante, y st ste falta @ Ta supuesta obligaeién, lo mterpreran como un atentado a su propiedad y stenten una iritacién que no sentirian contra el que siempre les hha negado la limosna. E incluso quien en proporciones ms elevadas prozege durante alg tiempo a un necesitado, habiendo determinado antes exacte- ‘mente fa duracién del socorro, sentir al suspender aus donativos, un senti= rmiento penoso, como si cometiese alguna culpa. Con piena conciencta reconsesse este hecho en una ley talmiiica del Cédigo ritual Jore Deah: el {que haya socorrda tres veces a un pobre con la misma cantidad, aunque no haya tenido en manera alguna la mtencin de proseguir el socorto, adquiece Litamente la obligacion de continuarla; su acto toma el cardcter de un 230 ‘oto, se! que slo pueden dispensarratones considerables, como, por ee pio, ef propio empobrecimiento. Este caso es mucho mas complicado que el de amar aia persona a quien se ha beneficiado, En este tltimo, que tiene cierto parentesco con el ante- ror, puede verse el pendant al odisse quem laeseris. Se comprende perfecta- ‘mente que la satisfacci6n sentida por la buena aceién propia sea proyectada sobre el que ha dado ocasién para ella; en el amor a aquel por quien hemos hecho sacrificios, nos amamos esencialmente 2 nosotros mismos, como en el odio a aquel contra quien hemos cometido injusticias, nos odiamos a noso- tros mms. Pers ese sentimiento de obligacién que el beneficio hecho deja en el alma del benefactor, esa forma singular de] nobleza obliga, no puede cexplicarse con una psicologia tan sencilla. Creo que, en efecto, actia aqui uuna condicién a priori la de que toda accién de este género, a pesar de su aparente libertad, a pesar de su cardcter de opus supererogations, brota de un deber; que en tal conducta se sobreentiende un deber profundo que en ci to modo se manifiesta y hace sensible gracias @ In accién benéfica. Ocurre aqui lo que en la induccién cientifiea, que, si admite la igualdad entre un proceso pasado ¥ otro futuro, noes simplemente porque el primero tenga tal ‘cual estructure, sino porque del primero se extrae una ley, que lo deterrni- naba fo mismo que determina a cualquier otro futuro. Tiene que haber, pus, en el fondo, un instinco moral que nosdice que el primer favor cortespondia, ‘aun deber y que el segundo corresponde a ese mismo deber, como el prime- +0. Esto se relactona elaramente con los motives de que ha partido este estu- dio, Si, en general, codo altrussmo, todo benefieio, toda bondad, en stim ‘extremo no es sino un deber y obligacién, este principio puede, en el caso particular, manifestarse en forma de que tedo acto de beneficencia es, en su sentido profundo ~si se quiere desde el punto de vista de la mecafsica de fa rmoral-, el mero cumplimiento de"un deber, que, naturalmente, no se agota con la primera accién, sino que continGa existiendé mientras exista la oca- sién determinante. Segin esto, el socorro prestado a alguen serta la rao comnoscendi, el signo que nos hace ver que una de las ineas ideates del deber ‘encre hombre y hombre pasa por aqui y revela su carscter de ecernidad en los ulteniores efectos del vinculo establecido, aon ) Bi v J Provocados por accidents o por provocacionessexuales, no hay nada come la serie que aesie con tanta impersonalidad, con tanta indifereneia, respect Hemes visto hasta agui dos formas en la relacin entre el derecho y el deber: de las demas cualidades de su objeto, y, al mismo tempo, eon un itperio en ¢l pobre rene un derecho al socoro, yenste un deer de socorerlo, deber gue inmediato yefactivo. Esto ha dado en todo tiempo al deber de sovotres i los ‘nose orienta hacia el pobre como titular del derecho, sino hacia fa sociedad a so localista, Centraltarlo en unchesto ain a pobres un eardeterespectfco localsta, Centralzarlo en un efrevlo tan amplio, ibuye. Pero junto a estas dos formas aste I tercera, ue. actualce movido por el cantepco general dels bras eves ey impulsado por ia umpresién incl 7 a. conservaci6n c¢ SEEELAIEGOMIT9, por termine medio, en la conciencia moral colony 1S uno Ue Tes camber Ry ABE ye duds personas scomodadss uenen el deber de soeorer al pale, rose han tendo que recorrer ls formas socio para aT Ta TOT TRB deber halla su fin suficienfe ee alivio de la seuacin del pobre: esto corres. pe inmediata a la formaabe onde tn derecho del pobre, como el término correlative de la relacién pura al eat OES casa asistencia 2 los pobres como un ‘mente moral entre el nevesitadoy el acomodado. Si no me engatio, desde el ddeber abstract del Eitado ~en Inglacerra desde 1834, en Alemania desde me- siglo xvin ha cambiado el acento dentro de esta relaciGn: el ideal de la huma- diados del siglo xx, modificise su naruraleza con ateglo a esta forma centrali- ‘dad y de los derechos de! hombre habia vencido, principalmente en Inglate- : zada: lo esencial es que el Estado mantiene al municipio en ia obligacién de tra, al espfricu centralista que animabs la ley de pobresde Isabel, segin In cual Participara la asistencia, pero consideréndolo como delegado suyo; I organia g habla que procurar trabajo al pobre en beneficio de Ia comunidad. El ideal de Cdn iocal se ha convertdo en una mera técnica pare conseguir el mayor resul {a humanidad sustituys este principio pot este otro: a todo pobre, tanto si ‘ado posible; e! municipio no es ya el punto de pareida, sino un punto de trdnsito ‘quiere 0 puede trabajar como si no puede nt quiere, le corresponde un mint- cen el proceso de la asistencia; por esta razsin las atociaciones de beneficencia se ‘mum de existencia. En cambio, en Ia correlacién entre el deber moral (del constituyen en todas partes sein principios de uilidad (por ejemplo, en Inglae donante) yet derecho moral (del que recibe), la beneficencia moderna acen- terra se organizan de tl manera que cada una de ellas pueda sostener una ‘a, con preferencia el primero, Evidentemente esta forma es realiznds, sobre Workhouse), y tienen ia endeneia deliberaa a evita la porcalidad ile nen ‘odo, por los particulares, a diferencia de la beneficencia publica. Se trata fluencias locales. En el mismo sentido acts el creciente empleo de funcionarios ahora de determina av sifcaci soli en este sent dela benefceneia con sueld. Estos funcionaries a encuentran fence al pobre En primer lugar, conviene comprobar aqui la tendencia ‘ye wndicada a con- mucho més claramente en la situaci6n de representantes de la colectvidad (de siderar I asstencia a los pobres como asunto propio de! circulo més ampli Quien reciben su selda) que los fncionaeie praturos, los evales obra, por {det Estado), mientras antes en codas pares, recafa en el municipio. Esta decirlo as, mas bien como hombres, y se atienen, no tanto ai punto de vista aaseripeign de fa beneficencia al cireulo més reducido era, ante todo, conse- ‘meramente abjettvo como al humano, de hombre « hombre. Finalmente, ‘cuencia del azo corporativo que envolvia al municipio. Hasta que el organis- prodiicese una divisién de las funciones muy importante sociolégicamente. La smo supraindividual que cl individuo vefa en tomo y por encima de él no hubo asistencia a ls pabres est delegad en Jo exencal alos municipios, eon ra:6m, pasado del municipio al Estado, y la libertad de trénsto'no abo terminado porque cada caso ha desertatadoindividualmente, yest s6lo es posible dele feste proceso abjetiva y psicoldgicamente, era lo mas natural, ‘que los vecsnos ‘cerca y sobre la bafe de th cabal conocimiento del medio; y st el municipio es el socorriesen al necesitado. A esto se agrega una circunstancia extremadamen- # que otorga el sockero, debe ser también el que arbitre los recursos, pues de lo ‘te umportante para la sociologia del pobre: que de todas las pretensiones socta- cantrario administra con soba genersidd el dinero del Eades Peropor les de cardeter no individualist, sino fundadas en una cualidad general, es la ‘orrapare, hay enosde nop, en los cualesno exteese pig de comverar ene

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