Hasta ayer aborrecida, la globalizacin devenida hoy en nostlgica aoranza. Qu captulo nos
perdimos?
Un nio persigue una gallina fugitiva por las calles de un suburbio de Nueva Delhi, en la
India. Los harapos que viste el pequeo y su terca obstinacin por alcanzar el ave denotan que no
la quiere particularmente como mascota. Un turista canadiense inmortaliza el momento con su
cmara Canon. Hunger, pens que sera un buen ttulo para esa escena. Pero luego lo pens
mejor: Globalization.
La valoracin que por entonces se haca de este fenmeno era claramente negativa. La
globalizacin no solo implicaba perder lo local y autctono, sino que adems era responsable de
que los ndices de pobreza y desigualdad crecieran a niveles nunca antes vistos.
Con las cartas sobre la mesa, ahora hacemos 2+2. Con lo denostada que est la
globalizacin, este personaje de jopo prominente debe ser no menos que dolo. El mundo debe
estar a sus pies proclamndolo su salvador. Pero aqu yace, sin ms, la esquizofrenia global:
Donald Trump, lejos de ser un mesas, es un Lucifer con cuenta de Twitter. Ahora que vemos el
precio de lo local, la globalizacin no nos parece tan mal.
En Trump se condensa entonces una gran corriente poltica que se opone a las migraciones
indiscriminadas y la mundializacin en exceso de las sociedades y la economa. Corriente que
encontr expresin tambin en el Brexit britnico, en la arremetida catalana en Espaa, y en las
grandes performances de las ultra derecha en las ltimas elecciones en Holanda, Francia y
Alemania. Como ven, paradjicamente estamos hablando de manifestaciones que se ubican
mayormente en la derecha del espectro poltico. La misma derecha globalizadora de los
tiempos de nuestro nio indio corriendo la gallina? Vaya lo. Esquizofrenia.