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Anne Marie Hocquenghem Iconografia Mochica a ES ‘A=’ PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU ey FONDO EDITORIAL 1989 Este libro de Anne Marie Hocquenghem, es fruto de casi veinte afios de investjgaciones so- bre las mas representativas colec- ciones de la cultura mochica y sobre la tradicion andina. Presenta por primera vez una propuesta completa y coherente de aplicacion del método icono- logico en el caso particular del arte prehistorico peruano. Qui siéramos incitar, de este modo, una discusion sobre el rol y el alcance del estudio de las fuentes iconograficas para la reconstruc- cion del desarrollo de las socie- dades prehispanicas en los An- des. Consideramos que es un te- ma de suma importancia, puesto que el enfoque cuenta en la ac- tualidad con un numero cada vez mayor de seguidores, entre los arquedlogos, y los resultados obtenidos por este camino son bastante prometedores, ICONOGRAFIA MOCHICA Anne Marie Hocquenghem Iconografia Mochica TERCERA EDICION Bi: | A_=9: PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU G7 FONDO EDITORIAL 1989 Seccion de Arqueologia de la PUC Comité de Redacci6on: Luis Jaime Castillo Butters Krzysztof Makowski Hanula (jefe de redaccion) Carmela Zanelli Velasquez CONTENIDO Prefacio, Krzysztof Makowski Hanula Introduccién 2 Awe wy 11. 12, PRIMERA PARTE EL CALENDARIO CEREMONIAL ANDINO . La instauracion del orden. Equinoccio de la estacion seca . La expiacion. Pasaje del sol por el cenit . La invocacién a los difuntos: culminacion de las pléyades La iniciacion. Solsticio de verano La propiciacion del mundo doméstico EI sacrificio. Pasaje del ‘sol por el cenit. . La inversion del orden. Equinoccio de la estacién hiameda . Lareestructuracion. Pasaje del sol por el nadir . El legado de los antepasados. Desaparici6n de las pléyades 10, La reproduccion. Reaparicion de las pléyades y solsticio de invierno . La propiciacion de] mundo salvaje EI sacrificio, Pasaje del sol por el nadir 47 79 86 100 116 124 132 142 157 173 178 180 SEGUNDA PARTE PENSAMIENTO ANDINO 13. Metonimia sobre metafora 14, El aji 15. Los colmillos y las serpientes: la autoridad absoluta de los ancestros 16. La belleza del “‘ciervo-serpiente-jaguar” Lista de museos Lista de ilustraciones Bibliografia 187 196 201 209 215 215 221 PREF ACIO La monografia de Anne Marie Hocquenghem inaugura una nueva serie del Programa de Estudios Arqueologicos de la PUC, consagrada integramen- te a la iconografia andina y prehispanica. Con el propésito de promover los estudios iconologicos en arqueologia andina hemos escogido un trabajo, fruto de casi 20 afios de investigaciones sobre las mds representativas colec- ciones de la cultura mochica en el mundo, y sobre la tradicion andina. Pre- senta, a nuestro juicio, por primera vez una propuesta completa y coheren- te de aplicacién del métodd iconoldgico en el case particular del arte prehis- torico peruano. Quisiéramos incitar, de este modo, una discusion sobre el vol y el alcance del estudio de las fuentes iconogrdficas para la reconstruc- cién del desarrollo de las sociedades prehispdnicas en los Andes. Considera- mos que es un tema de suma importancia, puesto que el enfoque cuenta en la actualidad con un numero cada vez mayor de seguidores, entre los arqueo- logos, y los resultados obtenidos por este camino son bastante prometedo- res. Basta ver tan solo una gran coleccion y tener ciertos conocimientos de la tradicion andina, para intuir que las representaciones de hombres, de seres an- tropomorfos y zoomorfos en diferentes contextos ceremoniales son mucho mas que la mera ilustracion de la “‘vida cotidiana” o imagenes destinadas a la devocion en el sentido que nosotros damosa este término. No es dificil, tam- poco, presentir que en una sociedad agraria, como la andina no exista ningun aspecto cultural que no se relacione directa o indirectamente al ciclo de las faenas agricolas. En varios estudios antropologicos sobre las sociedades de este tipo se ha sugerido, que los ciclos climdtico, vegetativo, agricola, ins- critos en el calendario ceremonial, determinan las actividades de la comunidad y¥ forman una estructura conceptual alrededor del cual se organiza la mitologta y la cosmovision. Entre el orden de la naturaleza animada, el orden césmico y el orden social , tanto en el mundo de los vivos como en el de los muertos, existe un paralelismo perfecto. Las imdgenes mismas lo demuestran, asocidn- dose a diferentes facetas de la vida social y de las creencias a pesar de que provienen principalmente del contexto funerario. Adornan los objetos depo- 9 sitados en la tumba en el momento del entierramiento o a veces después, en el marco de las ceremonias dirigidas a los ancestros, Todas estas observaciones otorgan legitimidad a las expectativas del publico aficionado, puesto que la clave parece estar al alcance de la mano, Las crénicas, los documentos refe- rentes a la extirpacién de las idolatrias, la informacion oral recogida por los antropologos, e incluso las particularidades de las ceremonias religiosas cat6- licas en el Peni, forman una serie de testimonios que demuestran‘la continut- “dad y la fuerza de la tradicién prehispdnica, Permiten asitmismo observar las reglas constantes de asociacién de los mismos mitos con los ritos calenddri- cos desde el norte Argentino y Chileno, hasta el Ecuador, revalidando el con- cepto de la unidad cultural andina, Esta riqueza de datos ha sido exploiada por los fundadores de la arqueo- logia y etnohistoria nacional, Tello y Valcarcel, mientras que otros especia- listas como Larco Hoyle, Yacovleff, Carrion Cachot se dedicaban en el segun- do cuarto de nuestro siglo a sistematizar y publicar el material iconogréfico. En los dltimos 30 afios el interés por este tipo de estudios casi se extinguid siendo la tradicién mantenida por un grupo muy restringido de arquedlogos e historiadores ;Por qué?. Las informaciones etnohistéricas mds antiguas datan de la conquista y se refieren a la zona serrana, mientras que las fuentes icono- grdficas particularmente claras-y complejas provienen de la costa, del Periodo Intermedio Temprano y de las primeras fases del Horizonte Medio. A quel distanciamiento en el tiempo y el espacio, exige una mayor prudencia en la interpretacion, en resguardo de la variabilidad y de la originalidad de las cul- turas locales. El riesgo de simplificar el desarrollo cultural siempre existe, sin embargo quisiéramos destacar que dicha dificultad no es una particulari- dad de la arqueologia andina y no ha sido un obstaculo para desarrollar con todo rigor cienttfico los estudios iconolégicos en otras regiones. En una situa- cién similar a la del arquedlogo americanista se halla el arquedlogo clasico, egiptologo, sumerdlogo o semitista e incluso en cierto grado el medievalista, Las fuentes escritas son muy a menudo posteriores alos grupos de imagenes, que se prestan para la interpretacion por su coherencia y riqueza de detalles. El distanciamiento en el tiempo y en el espacio entre ambos grupos de datos es a peces mayor que en los Andes. La complejidad y variedad de creencias, de mitos y de costumbres de las sociedades urbanas clasistas, como la helenis- tica, laremana o la europea occidental de la baja edad media, complica incluso la situacion epistemologica puesto que nunca se puede predecir de antemano si la fuente escrita rescatada refleja efectivamente las ideas generalmente acep- tadas. No sabemos Si la circulacion de aqueilas no se limite aun grupo social muy restringido y a una epoca particular de corta duracién y si por lo tanto pueden ser tomadas en cuenta para interpretar las imagenes. Los especialistas de periodos historicos preindustriales se han dado cuenta de aquella dificul- tad, pero al mismo tiempo varios de ellos entendieron perfectamente que sin las fuentes iconogrdaficas combinadas con otros grupos de. datos nunca se lo- Srariz rescatar lo que se pretendia preservar en el estudio : la originalidad de las culturas y el dinamismo del proceso histérico. Por su abundancia y omni- presencia las imagenes constituyen, para varias ¢pocas y lugares, las unicas fuentes realmente representatives que posibilitan una generalizacion critica confrontandolas con los datos tradicionalmente manejados por disciplinas his- 10 toricas. Solo las artes figurativas permiten enirever algo ae te ae ee os ‘ “ dos oscuros’, o de estudiar ‘ sando en los llamados ‘perio. ; ‘ iar es ost : i ir los movimientos religi . res de las clases: medias y bajas, seguir 1 t oor entender las culturas de los pueblos sin escritura asen tados en las peri ferias. Como se desprende de lo antedicho, la reticencia fren teal ad ioe grafico perceptible en la arqueologia ain ot fica ob ioe or ms pti i es de la situacion factogr st plica entéramente a traves | 1 biotin Ying en un i ! i a actitud reservada s cancias. Tenemos la impresion que aque rigina oe ie i imente el método de an rto malentendido de lo que es actual - préfico En el transcurso de nuestro siglo se han elaborade ies oh ao al cos distil bjetivos variados, todos : tédicos distintos para hacer frente ao Os va) d , foaue i i fa: filologico o anticuario, enfoq mismo nombre de iconografta : enfoque fi! eae i i i gi Estos tres enfoques estan represen tipolbgico y enfoque iconoldgico. u ‘ s s on la srqucolog ta y antropologta contemporaneas. Sdlo en la historia del ar- te el enfoque iconoldgico ya ha reemplazado otros métodos. El enfoque mas antiguo, el filokdgico, se origina en la arqueolog ia elasice a fines del siglo X VIL Tuvo como objetivo encontrar los nexos en tre bye ea oe ! i é i los textos con los o i io y el legado material para poder ilustrar I ; ‘ ta cultura snaterial, y ast entender mejor los términos relacionados con la vida diaria y el culto. La hipétesis formulada a partir del estudio filolégico, era considerade como comprobada automaticamente si la descripcion en el tex to y la imag concordaban, incluso en el caso de un distanciamiento considerable en a i ‘ i mobas fuentes. Este método cumplio su rot é tiempo y en el espacio entre al ‘ ; ie ae ice inict i bre la antiguedad, a pesar de sus tim la etapa inicial de los estudios so t Ca ean vontes ini i la carencia de la critica de tas fu , Es el tinico enfoque posible cuando Co es ion ienci Ogi 1 mapa cultural borroso y la falta r las deficiencias cronolagicas, é al borre mteEra i ie i logia impiden progresar mas. ntre la historia, arqueologia y antropo or sorprende por lo tanto, que los elementos de este médodo estén presentes en varios trabajos de J.C. Tello, asi como en los estudios consagrados a id i idi. 1 antiguo Peri”’. “reconstruccion de la vida cotidiana ene ‘ . - ; Con el enfoque tipoldgico se aplicd en la iconografia un metodo arqieeo: Ogi i i i los motivos en larga. logico bien. conocido, tratando de organizar e ies a wravés de los sigios. Eso solo es posible si hacemos abstraccion de las partacio- nes de formas, estilo y composicion ordenando el material por temas’ vine dad felinica, divinidad femenina desnuda, madre, pesca, ore ies es i ; r i testar a las prince mencionado respondia a la necesidad de con 2 de la investigaci6n que empezaron @ dibujarse @ fines del siglo pasado en as arqueologias regionales del Viejo Mundo y unos 30 afios después en as prel is " torias del Nuevo Mundo: la difusion cultural, las migraciones emieas 8 i i j lucién de modas y costum ; bios de funcion de los objetos, la evo d ‘ Ores enido icio i los panteones antiguos, el cardcter y posicién y los cambios de g os ; TO eee al i aba obtener la resp’ itual conocido sélo por los textos, se espera n omen rape de preguntas observando la variabilidad o la constancia de las Vy formas a través del tiempo en un drea geogrdafica. Del segundo grupo de pre- guntas, relacionado con la ideologia antigua, se esperaba obtener la respuesta, asociando los motivos de gran longevidad y poca variabilidad formal con los nombres y las nociones transmitidas por los textos y/o con las grandes cate- gorias de fenédmenos césmicos, climdticos, fisioldgicos y culturales (por ejem- plo: ciclo solar, lunar o astral, rito de primavera, ciclo de menstruacién oa fe- cundacion, rito de iniciacién). Los partidarios del enfoque tipoldgico destacan la importancia del factor cronoldgico y en general se cuidan de formular in- terpretaciones prematuras si una serie tipologica de temas no permite corre- lacionar el tiempo, del cual proviene el texto, o la informacion oral, con la época de la imagen interpretada, A diferencia de los representantes de la corriente filolégica, aquellos de la corriente tipoldgica se preocupan mucho menos por el factor espacial, por la variabilidad cultural y no tienen miedo de utilizar para sus fines los paralelos procedentes incluso de dreas saumamente distantes de la estudiada, siempre y cuando estos paraleios se sittén en el mismo lapso de tiempo absoluto, o presuntamente en la misma fase de la evolucion social. Lagicamente no pueden tomar en cuenta el contexto ar- queolégico de los objetos estudiados, El enfoque tipokbgico predomina en arqueologia hasta hoy. En las ar- queologias donde fue aplicado sistematicamente, como en la clasica, del E- gipto, Mesopotamia, cumplio- un rol bastante positivo haciendo posible la publicacion sistematica de las imagenes dispersas en las colecciones y museos a veces en forma de Corpus. Aplicando el método tipoldgico a de la icono- grafra de los motivos se demostr6é también a escala global un fendmeno curio- s0: los motivos sobreviven a veces milenios ala cultura que los cred, superan- do las barreras religiosas, lingiitsticas, etnicas y los colapsos culturales. Obvia- mente eso no concierne tan sdlo a los temas generales panhumanos como la “maternidad” oa la ‘‘caza del cuadripedo” sino también una multitud de te- mas particulares, bien definidos en su representacién formal como por ejem- plo el tema del “hombre musculoso y desnudo con mazo en compania de un leon” o simplemente del “‘cazador de leones’’ relacionado originalmente con un dios o héroe local mesopotdmico, Este tema representd consecutiva- mente un personaje anonimo del periodo Uruk del IV milenio A.C., Gilga- mesh y Tammuz de Mesopotamia, Melgart de Fenicia, el héroe tracio de Thasos, Heracles de Grecia, Hércules de Roma, y se incorporo ,después de mds de 4,000 afios de viaje a través del Asia y Europa, en el repertorio euro- peo de las artes plasticas modernas. En el ambito andino se llego a determinar las constantes iconogrdficas que caracterizan las dreas histdricas definidas con- tribuyendo a la creacién de la nocion de unidad cultural andina. Pero de otro lado se trat6é de explicar los aparentes viajes de los motivos (comparables con la difusion del tema ‘‘cazador de leones ’’ en el Viejo Mundo) a través de hi- potesis difusionistas muy audaces, El enfoque iconolégico se puede caracterizar brevemente por el impera- tivo de analizar la imagen en relacion constante con todos los contextos en los cuales ésta se hallaba en el pasada: objeto de produccion, objete funcional (contexto arqueologico), creacion simbdlica y medio de transmiston social de 12 ima i i el con- ideas (contexto formado por todas las ipiapeyiia con ocie od como on. i i icid La reflexion ic ‘ terario, de tradicion oral, etc.). La refi ers 1 vamenie a partir del enfoque tipologico por la decade oadiontes pstudio de las series tipologicas oro el tema oe ‘os or On astoria: 77 istintas fases del desarrollo format ce! t, ¢ } ° 1 el ee oderno y griego-romano el cardcter aia tiadaae ce diente de la forma frente al contenido, y al significado, mms as uede contener varios mensajes segun los tiempos, los lugar a oa ides. ia ociales y, motivos formalmente distintos expresan a veces Dn iO. r esta manera ge puso en evidencia el cardcter arbitrario de las interp ce ve oe asadas en el estudio tipoldgico tradicional negando en Parte Se vole enti fico La evolucién formal de un motive, a com na ae red : { ociables, se 2 i entre los motivos mutuamente asocia ina ple de- de Factores tecnoldégicos, ideolégicos y artisticos, cuyo pers es ine th en terminar de antemano sin entender la logica interne del des ro iseiplinaria i ac icdni cultura a través de una investigacion Mn. : ae onaldgic “nistork i tualmente lingutstica). Para cap i i i tropoldgica y eventua istic ap {iconoldgica, histérica, an ) dle i ae ensable de ica ii 1 repertorio de las imagenes, d tar aquella ldgica interna de od TE ee a elabordciOn 7 s i Imente distinto del tipolégico, 5 sarrollar un método diametra i ; SBC Oe ee cocaaria: ido inicit El método tipolégico imp a sido iniciada por E. Panofsky. métor c ! ; sont como paso previo en la investigacion, la eleccién arbitraria de unm . tivo, disecidndolo de sus contextos. Se suponia que siendo el lenguaje de las artes pldsticas universal, un or quedlogo O un historiador del arte podia sin problemas en tic ee aricas i i ntrar en la e una forma, un motivo, un signo y enco 5 . mente nado tomando en cuenta los pasajes de texte me oe los ¢ ob j e i temente similares, 6. Fa etos, los seres 0 las acciones aparen ; os. no que este optimismo es completamente infundade Pieoe oll in ana 1 camino tipoldgico a 1 de los casos podemos llegar por e i ; Soe ambien. i i i i 3 tipo de objeto, sero fen cado primario, es decir determinar qué ¢ fendmeno oranda. ; i de la representacion -el significado tal, estd representado, El porque de ; ser scab eetdcolo. ‘ i e la cultura, es decir io- permanece oculto y con él la ideosincracia ; a ideolo- gia par ticular de la etnia, clase y grupo social, pos estan ae a de i i en la situacién u del pasado estén de cierta manera uacic ; Me a entre i i i Ipei i escrita sin conservar los esp ! descifrar una antigua inscripcion griega, €. z ‘ ? CoS On. eno diccionario griego contemp . palabras, con ayuda de un peq rie ie venta algunas pale ista i i letras, con mds dificultad en ple vista identifica algunas , Con eee por haber i 1 sentido general se le escapa, bras y logra traducirlas, pero é * "rae ate itu x incorrecta uniendo las srlabas en restiturdo las palabras de manera incorrecid ; bras distintas como por el cambio de significado de estas en el transcurso de los siglos. Para poder decodificar la imagen, es indispensable aprender @ leer i con las imagenes que pertenec ; estructura interna, comparandola ; ; s " PO is facil, mientras mds amplio Sed é mo contexto, La tarea serd mas facil, m ” sea el material comparativo, Una vez adquirida la capacidad de aislas los motivos — las pala bras’’— dentro de la representacion, se puede pasar a la etapa sigui y 13 tar de entender el principio de la composicion, —la ‘‘sintaxis’’— de las image- nes, Se establecerd por ejemplo si la representacidn tiene un cardcter narrati- vo o si la composicion descansa sobre una simbologia escondida tras una apa- riencia realista, Relacionando los motivos con las escenas y las escenas entre st, se logrard establecer los ciclos, que reflejan probablemente los mitos y con- ceptos bdsicos. Estos dos pasos previos, llamados iconogrdficos, llevan recién al tercero — el andlisis iconol6gico— o sea la confrontacion del andlisis formal con los datos histéricos proporcionados por diferentes disciplinas. Se compro- bard si los textos utilizables, anteriores, posteriores o contempordneos a la época de la imagen pueden ser utiles para su interpretacion, Los descubrimientos de la iconologia, particularmente los estudios de Panofsky de amplia difusion en los ultimos 20 afios, privaron a la arqueo- logia de una de sus mds importantes herramientas, el paralelo iconogrdfice, facil y automdticamente aplicable. Gracias a estos descubrimientos, los ar- quedlogos han entendido mejor la relevancia de las fuentes escritas, de los contex tos arqueolégicos y de los repertorios metédicamente estudiados, pa- ra la interpretacion correcta de las imdgenes, Privados de la posibilidad de uti- lizar los paralelos la mayoria de los arquedlogos prehistoriadores se cuidd de aventurar interpretaciones. Ast paradojicamente, el desarrollo de la iconologia provocé la atrofia de los estudios iconograficos. Sélo algunos investigadores realizaron una Serie de analisis iconogrdficos previos, de escenas sueltas y gru- pos de motivos, de acuerdo con los dos primeros pasos propuestos por Pa- nofsky. Otros especialistas rechazaron, en la practica, el método iconologico, ar- guyendo explicito o implicitamente que aquél método tiene aplicacién tan sélo en la historia del arte cldsico, medieval y moderno. La situacion epis- temologica de la arqueologta prehistorica es muy diferente, y la larga tradi- cién exitosa del enfoque tipolédgico demuestra su validez en este campo. La opinién mencionada es compartida tambien en parte, por varios antropdélo- gos y los argumentos citados son de peso. El objeto de investigacion de la historia del arte parece en efecto distin- to en varios aspectas del objeto de estudio de la arqueologia prehistorica. Las sociedades esclavistas y feudales, cuyos productos interesan a la primera de estas disciplinas, se caracterizan por la transformacion dindmica de sus es- tructuras. El arte se acomoda a este ritmo, ampliando o reemplazando los significados que se relacionaban antafio con los simbolos o escenas tradicio- nales. El repertorio de motivos, es decir el repertorio de modos de representar una idea crece rdpidamente gracias al desarrollo tecnologico. La comunica- cién intensa y sin precedentes en el tiempo y en el espacio incrementa los mecanismos de difusién de motives e ideas, De ahi el juego constante y la independencia creciente entre.la forma y el contenido. Todos estos factores hacen entender por qué la contemporaneidad necesaria de la imagen y del texto se convirtid en la regla mimero uno de la metodologta de Panofsky y sus seguidores, 14 El cardeter tardio de las fuentes escritas no debern or iitando la de la arqueologia andina im bargo, una barrera en el campo eee haze glo. i ie ima No deberta tampoco provoc o interpretacion de las imagenes. ‘ > re ee nplia Pe. é ‘i i cual ha sido concebido de ma bal del método iconoldgico, el ; Fanon ymo los a i los casos complejos del Renacimi 7 ra poder estudiar, tanto J é a Vases de la epoca i iedades agrarias de las primeras p sos mds simples de las socieda r ; se ie los vies. ; de la sociedad andina. La may de los metales; que es el caso de. 0 2 a oe via del arte i hacer del icondlogo interesado en ta ! l oor sane ene i ial prehistorico. En primera a 1 estudio del material prent . ; europeo esta qusente en e lal p Oe enor i i i i ¢ y protohistoricas sé c ¢ nstancia las sociedades agrarias pr 1 r as estructuras sociales estables en base al sistema ia parentesco yee i évi-Straus les llamaba socie ee nan tan paulatinamente que ¢. L nab , ras. La ideologia, es decir la religion expresada en los ritos ¥ en oe pene tambien una estabilidad notable, un@ vez que su Ctr ire ficlal a faa i i vicultura de reg: . as necesidades de una sociedad con ag ; ; los actores del drama divino cambian a yeces de nombres y de rasgos ecu darios de su personalidad, los mitos se enriquecen en detalles ey en fe i ceptual bdsica de !a co. matices, sin embargo la estructura conce i gon isi i do la matriz del calendario la cosmovision permanece intacta, reflejan d é me i 4 i io al ciclo de los trabajos comun monial, homologa al ciclo de la creacion y aos rios. Las artes plasticas constituyen uno de los dos canales principales a la transmision de ideas asegurando la cohesion on fe segun 10 ean on a i icid ita asociadas). Por esta m rito y la tradicion sacra, oral o escri ’ i monsaie dirigiendose a todos los miem bros ae la sociedad con eee dere- i tendible. Los.medios tecn chos, tiene que ser generalmente en : ¢ todavia relativamente restringidos y el repertorio de motivos a traves de los cuales se transmite la informacion, es reducido, Las sociedades agrtco- las tempranas se desarrollan en un relativo aislamiento. Los contactos afec- tan la estructura ideolégica de manera limitada y se puede predecir de ante- mano el resultado del sincretismo. Los prestamos iconograficos de dreas fo- raneas son relativamente raros y no oscurecen la logica interna del reperto- rio. Todo eso hace mantener, durante mas de un milenio, una relacion fija entre el tema y la idea bdsica que tradicionalmente éste expresaba. Cam bia tan solo el estilo y los detalles formales a medida que evoluciona paulativa mente la técnica, el mito y el rito. Basta analizar, incluso super ficialmente, la historia del arte del Cercano Oriente, para percatarse que la relacion en- tre las principales figuras del mito, las ceremonias y sus representactones fe. gurativas ha sido prefijada ya en el Bronce Temprano en el tercer milenio A.C. y no varta en ciertos casos incluso hasta la epoca cristiana, hasta el si- glo IV de ne. . La situacion de la arqueologia andina aparece, en este contexto, inchs so privilegiada, en cuanto al uso de las fuentes escritas para la interne iconogréfica. Los historiadores del arte antiguo dél Mediterraneo rientd, carecen obviamente de la posibitidad de confrontar los textos con la tradi- cién etnohistérica viva; comparten, sin embargo, con los” prehistoriadores del drea andina, los problemas de la critica de fuentes, las dificultades de ais- lar en las tradiciones superpuestas heterogéneas, lo que es local, original y las dificultades de encontrar en medio de las interpretaciones tardtas la estruc- 15 tura conceptual primitiva. El caso andino es desde esta perspectiva, escepcio- nalmente prometedor, Conscientes de los peligros immanentes a la interpre- tacién espanola de lo andino, podemos decir que la informacion etnohisto- rica nos proporciona el acceso directo al mundo conceptual de las socieda- des agricolas tempranas, del modo de produccién asidtico, en el sentido que da a este término L. Krader y M. Godelier. La evolucién rapida propia al es- tado clasista y ta cultura urbana desarrollada no logré borrar esta imagen como ocurrié en otras dreas. La metodologia iconoldgica, gracias al rigor cientitfico de la critica de la imagen que impone, ofrece la posibilidad de confrontacion creativa de dos series de fuentes —escritas y figurativas— devolviendo a la visién historica de la sociedad la profundidad temporal debida, La permanencia probable de la tradicion y la relacion relativamen- te fija entre el motivo y el significado, permiten suponer que los errores de interpretacién sean menores y que la estructura conceptual bdsica,cuya exis- tencia presentta con tanta fuerza Tello, sea recuperable a través de la icono- grafia. C. Lévi-Strauss fue el primer americanista que vio con toda claridad las ventajas de la situacién epistemologica descrita. Demostro que es posible descu brir la matriz comun del pensamiento mitico de todos los pueblos de América y a partir de ella captar, en el relato oral, y escrito, ast como en la iconografia, las particularidades locales y temporales y seguir la evolucion de los conceptos, En la cultura popular contemporanea destaco la presencia de los ritos » mitos perceptibles en la imdgenes antiguas. Es realmente curio- so aunque no casual, que su obra inspiré directa o indirectamente a una nue- va generacion de americanistas y la impulsé a seguir un camino similar al de Panofsky. Prepard de este modo la apertura inusitada, en el medio de los pre- historiadores,a los métodos de historia del arte. Anne Marie Hocquenghem pertenece a aquella generacién de america- nistas y gracias a ello, maneja con el mismo rigor cientifico el material y los métodos propios de la iconologia,de la antropologia cultural y de la etnohis- toria, Siguiendo paso a paso el método de andlisis propuesto por Panofsky a partir de un corpus representativo de imdgenes mochicas llega a descubrir que cada escena compleja se explica perfectamente, incluso a nivel de deta- lles, a través de la descripcién de un rito del calendario ceremonial incaico, transmitido por los cronistas y a menudo practicado hasta nuestros dias . Quisiéramos destacar que su método no descansa sobre una simple compa- racion del texto y de la imagen. Ambos grupos de fuentes han sido estudia- dos de manera. independiente. A través del andlisis iconografico, Anne Maric Hocquenghem demuestra que todas las imagenes se insertan en un solo ci- clo claramente subdivido en secuencias y éstas en representaciones de ce- remonias y mitos que les corresponden. Pasando a la etapa iconolégica la autora observa que la secuencia objetiva de escenas, descrita previamente a nivel del significado primario, coincide perfectamente con el ciclo de ce- remonias incaicas. Logra, asimismo, explicar -ésta sorprendente correspon- dencia a través de un sistema comtin de orientacion en el tiempo y el espa- cio . Las necesidades comunes y la organizacion de la produccidn perecida, 16 d entre las formas ceremoniales mochicas e incaicas. Es- icarta la similitu eh s- aoe stracion le da derecho a la autora de explorar la tradicioén etnohis.- tarica mil afios posterior @ sus fuentes y ep Ot ok con ma aie on. icacio los datos iconograficos. efecto sultado, la explicacion de El efecto 8 i veramos i ercamos mucho mas de lo q dente como inesperado. Nos ac mas de re eres i " imiento de la trama principal de tos mitos, odido preveer al entendimien l * Tretalles de las ceremonias, del porqué de las costumbres y los comports- mientos, Por cierto, el estudio de Anne Marie Hocquenghem es tan sa el primer paso en un largo camino y despertard en el lector inquies ‘s y preguntas sin respuestas. Los mecanismos de la tra re” aI Nout tradicion ceremonial desde el Perfodo Intermedio Temprano hasta 5 Hore zonte Tardio, sus origenes eventuales en el Horizonte Temprano, nas , i fi eligion incaica, ~ i to y del ritual nortefio frente a la religi y gos originales del cul : reli aica, a Ie Ke ivinii el contexto de la historia rarquia de las divinidades mochicas en - ida de la religiosidad andina y varios otros problemas mds esperan u exer cacion metodica. Pero todos estos aspectos creemos, no pods a uende i 1 ueologia social con ta q - dos seriamente en el marco de una arqueotog c rerends. inami istori la diversidad cultural, si no se to! mos rescatar la dinamica historica y ” consideracion los estudios iconologicos sobre la estructura conceptual andi na, sobre el mito y el calendario ceremonial. KRZYSZTOF MAKOWSKI HANULA Lima, I de julio 1986 i7 INTRODUCCION Constituyen la iconografia mochica las imagenes moldeadas y pintadas sobre e] material funerario depositado en Jas tumbas o presentadas sobre las paredes de los templos, en la costa norte del Peri entre 200 a.C. y 700dC, Las imagenes no pueden explicarse por si mismas; ademas, este material iconografico no cuenta con informaciones orales 0 escritas que pueden acla- rar directamente su sentido. Si nos interrogamos sobre las significaciones y funciones de las representaciones, tenemos que responder a ellas esbozando una interpretacién..Muchos han sido los intentos de analizar escenas aisladas pero casi todos adolecen de un método aplicable a la totalidad de las represen- taciones iconogrdficas. . E] método de anélisis y de interpretacién que proponemos seguir no es nuevo, ha sido desarrollado y aplicado al estudio de conjuntos iconograficos histéricos (Panofsky 1955, p. 28). Consiste en las siguientes fases: A. Constituir un corpus representativo de la iconografia mochica y ha- cer su descripcion. Elaborar un catdlogo de los diferentes temas y motivos que aparecen y sus modalidades de ocurrencia, lo que Pa- nofsky llama “‘descripcion preiconografica”. 19 B. Identificar estos motivos y buscar el significado convencional que han tenido en la sociedad mochica, lo que Panofsky Hama “anali- sis iconografico”. La dificultad comienza a este nivel porque tene- mos que encontrar un conjunto de informaciones comparables e in- dependientes del conjunto iconografico, que permita interpretarlas. Buscar el sentido cultural que estos motivos han podido tener en el marco de la sociedad mochica, lo que Panofsky llama “interpreta- cién iconolégica”. A este nivel nos encontramos con la misma nece- sidad de interpretar con referencia a un conjunto de informaciones comparables, independientes de la cultura mochica (Cap. 13). A. DESCRIPCION PREICONOGRAFICA Se ha constituido y analizado un corpus fotografico que cuenta hoy con mas de 8,000 piezas conservadas en los museos europeos y peruanos, o publi- cadas en la literatura especializada (Hocquenghem 1973). El analisis de este material nos ha Ilevado a hacer algunas observaciones sobre 1a estructura de la iconograffa mochica (Hocquenghem 1977c, d, e, 1980b, 1981b, 1983e; Hoc- quenghem y Lyon 1980). 1: Las diferentes representaciones no son independientes las unas de las otras. Pueden repetirse con gran frecuencia con la ayuda de medios de ex- presion artistica variados y sobre objetos de formas o de naturaleza distinta (fig. 40-41, 29-30, Conklin 1979, Kubler 1948, Schaffer 1981). 2: Cada representacién puede integrar el contexto de una o de varias grandes escenas complejas. Las representaciones aisladas aparecen como deta- Mes de las grandes escenas (fig. 2a-11, 31-32, 201-100, 193-194-100, 134-133, 144-133). 3: Las grandes escenas complejas no son numerosas pero cada una de ellas puede ser reproducida con gran frecuencia en su totalidad, parcialmente o en detalle (fig. 99-102, 68-70, 51-57, 25-26). 4: Las acciones particulares de las escenas son sujetas a una doble re- presentaciOn, pueden desarrollarse en un mundo “fabuloso”’, poblado de seres antropomorfos, zoomorfos, fitomorfos, de objetos animados,de muertos y en un mundo “real” poblado de hombres, animales, plantas y objetos (fig. 51-54, 144-145, 73-74, 2b-2c). 20 5: Las grandes escenas representan una secuencia de erneenaie lacionadas entre si tanto en el tiempo como en el espacio y 108 ae 100.102 mismos personajes que aparecen en diversos contextos (fig. 35-99- : la, b, ¢-35-104-107-128-145-171-173). 6: Los temas de las escenas complejas son: __Lanzamiento de flores en el aire (Cap. 1A). _ -Unién de una mujer con un ser mitico antropomorfo (Cap. 1B). — Suplicio de hombres y mujeres en relaci6n con los muertos (Cap. 2A). . fap. 23) — Fabricacién de artesanfas (Cap. 28). — Cacerfas de venados y otros animales relacionadas con los muertos (Cap. 3A). — Baile de muertos relacionados con moscas (Cap. 3B). — Carrera (Cap. 4A y Cap. 10). —- Ofrenda y consumo de coca (Cap. 4B y Cap. 10). _ Combate y captura de prisioneros (Cap. SA y Cap. 11). _—. Baile de guerreros con una gran soga (Cap. 5B). — Sacrificio (Cap. 6 A y Cap. 12). — Transporte de los sacrificados en barcos a las islas guaneras (Cap. 6B). . — Preparacién de Jos cuerpos en las islas guaneras y cacerfa de focas Cap. TA). . - cna de los cuerpos en el mundo de los muertos en relacién con actos de sodomia y de masturbacién, con un baile de muertos y bailes de.ciervos (Cap. 7B). — Rebelion de objetos (Cap. 8A). — Juego (Cap. 8B). — Presentacion de plantas cultivadas, baile con mascaras(Cap. 9). — Pasaje de un puente de cuerdas (Cap. 10). — Festin (Cap. 1, 7). Es evidente que los términos de “ofrenda”, ‘“‘sacrificio”, “suplicio”, “juego”, que empleamos para designar acciones particulares que observamos directamente, deben ser claramente diferenciadas de las connotaciones actua- les de estas palabras, sélo sirven para identificar temas que reconocemos. Los temas.de las escenas no se relacionan con aspectos profanos de la vida sino con aspectos “sagrados” que se sepiten en las iconografias de tals 21 las culturas andinas, desde el perfodo formativo hasta la conquista espafiola y algunos se encuentran tanto en los objetos coloniales como actuales (Hoc- quenghem 1977 a,e, 1980b, 1983a y fig. 25-28 212-213). 7: Los elementos de cada escena son moldeados o pintados sobre los objetos del periodo mochica | al periodo mochica V; no parecen relacionarse con una forma o un material particular, pero pueden aparecer tanto en textiles, omamentos, ceramios o murales. Una misma escena o un mismo detalle pue- de Tepresentarse sobre ceramios de formas diferentes, y en formas similares distintas escenas © detalles pueden ser representados. No se puede hasta ahora observar una relacién entre Ja forma y el contenido iconografico del material (Hocquenghem 1977a, b, c, f, 1980 b). . 8: La organizacion interna de esta iconografia implica que una misma légica debe dar cuenta del conjunto de fas escenas, asi como de cada una de ellas por separado y de sus diferentes partes y detalles (Hocquenghem 1977 b 1978a). Estamos frente a un sistema de imagenes que, ademas de provocar emociones de orden estético corresponde a una unidad conceptual de base: si bien cada representacion tiene un significado particular, se integran todas en un mismo conjunto ideoldgico. ; Lo que importa analizar no es cada representacion en su singularidad sino, en primer lugar las relaciones reciprocas que las unen u oponen en el sis- DD. constituye Ja totalidad de la iconografia (Levi-Strauss 1955, 1976 B. ANALISIS ICONOGRAFICO Para pasar mas allé de lo que nos indican las imagenes por si mismas, pa- Ta investigar el significado convencional que tenijan para los mochicas, necesi- tamos recurtir a un conjunto de informaciones comparables pero indepen- dientes de 1a iconografia. En 1923 Seler y Tello habian propuesto utilizar las informnaciones etno- historicas y etnolégicas para interpretar las representaciones iconograficas pre- hispanicas. Fueron seguidos en 1938-39 por Larco Hoyle. : En 1947 Lévi-Strauss a propésito de las representaciones de una ser- Piente con el cuerpo Ileno de peces que figura en la iconografia Chimi escri- 10: 22 “7... como dudar que Ja clave de la interpretacién de tantos motivos todavia herméticos no se encuentre a nuestra disposi- cion e inmediatamente accesible en mitos y cuentos todavia vivos? Estarfamos ecrados si descartaramos estos métodos don- de el presente permite acceder al pasado. Sélo ellos son suscep- tibles de guiarnos en un laberinto de monstruos y de dioses cuando, a falta de escritura, el documento plastico es incapaz de ir mas all de sf mismo.” Hissink en 1951 y Kutscher en 1950, 1951, 1955 y 1958, indicaron la utilidad de los datos etnohistoricos y etnoldgicos para interpretar algunas es- cenas, “carrera”, “combate”, “juego”, que se podian comparar con ritos andi- nos. Pero no siguieron por este camino Jo cual,a nuestro parecer, S¢ debia a la falta de un andlisis de la estructura general de la iconografia mochica. Lo mis- mo ha sucedido con los trabajos de Cartién Cachot (1955, 1959). Como no se habfa percibido las relaciones entre el conjunto de las representaciones, s¢ ais- laron y clasificaron temas perdiéndose en la variedad, sin buscar las constan- tes y sin poder comprender las reglas explicativas. MITOS Y RITOS La doble representacion sistematica de las escenas, presentadas en un mundo “fabuloso” y en un mundo “real”, los temas relacionados con aspec- tos “sagrados” de la vida, conducen a establecer un paralelo entre la iconogra- fia y los mitos y ritos andinos. Las representaciones “fabulosas” ilustrarfan - fos mitos, es decir las acciones de los ancestros, y los muertos; las representa- ciones “reales” ilustrarian los ritos, es decir las acciones de los mochicas. Se puede entonces comparar la iconografia con e) conjunto de las informaciones sobre los mitos y los ritos de los Andes. El método comparativo, tal como lo resume Dumezil (1941) es valido en este caso ya que a pesar de la distancia en el espacio y en el tiempo, y no obstante la diferencia ecolégica, sabemos que las culturas andinas, costa, sierra y ceja de selva han estado en contacto desde més de cuatro. mil afios. Ademés es facil comprobar la permanencia apenas al- terada de los mismos motivos y simbolos en las iconograffas de los Andes Centrales asf como la de los mismos nombres de algunos antepasados en los relatos centroandinos (Burela 1983, Fernandez 1984 ,Lausent 1983, 1984, Ortiz Rescaniere 1973, 1977, Varese 1968). El conjunto de mitos y ritos andinos tal como aparece en las fuentes del siglo 16 y 177(cronistas y extirpadores de idolatrias que hacen referencia a 23 la region del Cuzco, Ayacucho, Hudnuco, Cajamarca, Huamachuco, Recuay y Huarochirf), del siglo 18 y 19 (observaciones de los viajeros europeos) y del siglo 20 (informes de etndlogos) nos parece constituir el sistema inde- pendiente, pero comparable al de las imagenes mochicas que debe permitir in- terpretarlas y reconstruir su significado convencional, Si es posible comparar la iconograffa mochica con los ritos y mitos de los Andes, para entender los significados convencionales de cada escena compleja, basta buscar y encon- trar el mito y el rito que le corresponde en la mitologia y ritologia andina y analizar sus sentidos (Cap. 1 al 12). En la historiograffa andina, y en Ios in- formes etnograéficos son mas numerosas y més detalladas las descripciones de ritos que las de mitos; en un primer tiempo es entonces mas facil establecer paralelos entre las representaciones de las acciones mochicas con los rituales andinos pero es claro que a cada ritual corresponde un mito que se debe bus- car (Cap. 1B). Para una misma accion representada en la iconografia, es posible propo- ner varias interpretaciones que corresponden a diferentes niveles de analisis de los datos iconograficos. La. version ““fabulosa” de la accién puede ser con- siderada como el mito,el modelo, que debe ser perpetuado. La versién “‘real” de la misma accién puede ser-considerada como la reactualizacion de! acto mitico, el rito, que tiene como fin marcar el pasaje de una etapa a otra de la vida, asegurar la fertilidad animal y vegetal, perpetuar el orden natural y so- cial. A través de la representacion iconografica se puede obtener informacién sobre los comportamientos “sagrados”, pero como éstos estan intimamente ligados a los comportamientos “profanos”, se presentan igualmente informa- ciones sobre los usos y las costumbres y sus evoluciones historicas (Cap. 6B). Hay que notar que la iconografia trata de aquello que procura asegurar el bien de la colectividad y de cada uno de los individuos que la componen; pero co- mo los mismos gestos sagrados pueden asegurar el mal para los enemigos (una misma persona considerada como curandero para los suyos, puede ser percibi- da como brujo para los otros), cada accion representada tiene su doble efica- cia, si bien un solo lado, el positivo, era evocado por los mochicas. CICLOS ANDINOS Los mitos y ritos andinos establecen paralelos entre el ciclo de los as- tros, de las estaciones, del crecimiento de las plantas cultivadas y el de la vida de los hombres. Se transmiten y celebran en forma colectiva en momentos de- terminados del ciclo anual, segin el calendario ceremonial, y en forma priva- da, segun Jas circunstancias de la vida de cada individuo. 24 Trabajos de Rowe (1946, 1948), Zuidema (1982a, b),Zuidema y Urton (1976) y Urton (1978, 1981), indican que son las pléyades las que marcan el ciclo anual. Estas estrellas reaparecen a principios de junio anunciando el sols- ticio de invierno, el comienzo de la estacién seca y del afio. Culminan en no- viembre anunciando el solsticio de verano, el comienzo de la estacién hame- da. Desaparecen en mayo anunciando el fin del afio (esquema 1). Se observaba los movimientos del sol durante el afio, festejando los sols- ticios y los equinoccios, teniendo también en cuenta los pasajes del sol en el cenit. El calendario andino era luni-solar, los 12 meses solian variar. En el caso de un afio ideal, una luna nueva se producia en el momento de solsticio de ju- nio. En los Andes Centrales (Ecuador, Pert, Bolivia, norte de Argentina y de Chile), que se sitdan entre el Ecuador y el Tropico de Capricornio, en una re- gién templada por la altitud y la corriente de Humboldt, alternan cuatro esta- ciones. Del mes del equinoccio de setiembre al mes de noviembre una esta- cién calida y seca.-Del mes del solsticio de diciembre al mes de febrero una es- tacién calida y himeda. Del mes del equinoccio de marzo al mes de mayo una estacion fria y hameda. Del mes del solsticio de junio al mes de agosto una es- tacion fria y seca. De hecho, flueve en Ja sierra a partir del mes del solsticio de diciembre hasta febrero y Se acaba la lluvia en el mes del equinoccio de marzo. La tierra’ queda himeda hasta mayo. En la costa, donde no Ilueve, son los rios que se llenan con las Huvias serranas y traen agua en abundancia, permitiendo irtigar y constituir reservas de agua (esquema 2, Netherly 1984, Rischar 1984). El ciclo agricola ejemplificado con el ciclo del mafz puede empezar en la sierra como en la costa fertilizando las tierras, con agua acumulada en las represas, a partir del mes del equinoccio de setiembre y seguir més tarde se- gun las altitudes y las siembras, que pueden ser mas de una. La altima cosecha se almacena antes del solsticio de junio y las tieffas pueden descansar tres me- ses (esquema 3). : El ciclo de la vida del hombre también tiene cuatro etapas, una de gesta- cién, una de adolescencia, una de adultez y una de vejez (esquema 4). La unién y la concepcién se festejan con rites similares a los del equi- noccio del mes de setiembre, con !a germinaci6n de Jas plantas y Ja instaura- cién del orden (Cap. 1, AB). 25

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