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  • 17-10-2017 La Política No Fracasan, Fracasan La Políticos

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    Gilberto Gutiérrez Sánchez
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    La política no fracasa, fracasan los políticos 2017-10-17 GILBERTO GUTIÉRREZ Con seguridad muchos de nosotros nos hemos topado una vez al menos frente a alguien que sabe hacer bien las cosas en su trabajo, en su quehacer, en su oficio. Un buen carpintero, un buen médico, un buen contador y si somos objetivos hasta un buen abogado. Todas estas actividades tienen la características de ser oficios, es decir, actividades que requieren conocimiento, experiencia y sobre todo una vocación, un especie de convicción de quien provee estos servicios. Es un impulso que los llevó a dedicarse a lo que hacen. Cuando ese impulso inicial es el correcto, se da eso de lo que hablamos, un natural desempeño con convencimiento. Cuando no se tiene el impulso inicial fundado en las razones correctas, es más difícil que se de un buen prestador de esos servicios, aunque no es imposible. La política, como actividad, también es un oficio. Se llega a ella con el afán común de transformar la realidad, de cambiar las cosas para adaptarla al tiempo o proyectar la convivencia social con mejores resultados en el futuro. El que se dedica a la política, en principio, o en teoría, se dedica a transformar la realidad, a mantener la paz, a mejorar la economía y la vida social. Cómo lo haga, bajo que prioridades principios o ideas económicas o sociales ya es asunto de la ideología. Quienes se dedican a la política, como en ningún otro oficio, se dedican entonces a los demás. A que las condiciones económicas y sociales mejoren, a que se aplique la ley, a que se hagan obras públicas de interés general. Se dedican al difícil arte del equilibrio que impulsa a la vez que estabiliza. Si quienes andan o andamos en los asuntos públicos no somos políticos eso es otra cosa. No por haber malas prácticas médicas, vamos a culpar a la medicina, Hay malos médicos no mala medicina. No mala o buena carpintería, hay malos o buenos carpinteros. Si no salen las cuentas, no culpemos a la contabilidad, revisemos el trabajo del contador. Lo mismo sucede con el oficio de la política. Ésta triunfa cuando la realidad cambia, cuando mejoramos. La política, como la medicina, la carpintería, la abogacía o la contabilidad no fracasan. Los que las practican mal sí.

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    La política no fracasa, fracasan los políticos 2017-10-17 GILBERTO GUTIÉRREZ Con seguridad muchos de nosotros nos hemos topado una vez al menos frente a alguien que sabe hacer bien las cosas en su trabajo, en su quehacer, en su oficio. Un buen carpintero, un buen médico, un buen contador y si somos objetivos hasta un buen abogado. Todas estas actividades tienen la características de ser oficios, es decir, actividades que requieren conocimiento, experiencia y sobre todo una vocación, un especie de convicción de quien provee estos servicios. Es un impulso que los llevó a dedicarse a lo que hacen. Cuando ese impulso inicial es el correcto, se da eso de lo que hablamos, un natural desempeño con convencimiento. Cuando no se tiene el impulso inicial fundado en las razones correctas, es más difícil que se de un buen prestador de esos servicios, aunque no es imposible. La política, como actividad, también es un oficio. Se llega a ella con el afán común de transformar la realidad, de cambiar las cosas para adaptarla al tiempo o proyectar la convivencia social con mejores resultados en el futuro. El que se dedica a la política, en principio, o en teoría, se dedica a transformar la realidad, a mantener la paz, a mejorar la economía y la vida social. Cómo lo haga, bajo que prioridades principios o ideas económicas o sociales ya es asunto de la ideología. Quienes se dedican a la política, como en ningún otro oficio, se dedican entonces a los demás. A que las condiciones económicas y sociales mejoren, a que se aplique la ley, a que se hagan obras públicas de interés general. Se dedican al difícil arte del equilibrio que impulsa a la vez que estabiliza. Si quienes andan o andamos en los asuntos públicos no somos políticos eso es otra cosa. No por haber malas prácticas médicas, vamos a culpar a la medicina, Hay malos médicos no mala medicina. No mala o buena carpintería, hay malos o buenos carpinteros. Si no salen las cuentas, no culpemos a la contabilidad, revisemos el trabajo del contador. Lo mismo sucede con el oficio de la política. Ésta triunfa cuando la realidad cambia, cuando mejoramos. La política, como la medicina, la carpintería, la abogacía o la contabilidad no fracasan. Los que las practican mal sí.

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    La política no fracasa, fracasan los políticos 2017-10-17 GILBERTO GUTIÉRREZ Con seguridad muchos de nosotros nos hemos topado una vez al menos frente a alguien que sabe hacer bien las cosas en su trabajo, en su quehacer, en su oficio. Un buen carpintero, un buen médico, un buen contador y si somos objetivos hasta un buen abogado. Todas estas actividades tienen la características de ser oficios, es decir, actividades que requieren conocimiento, experiencia y sobre todo una vocación, un especie de convicción de quien provee estos servicios. Es un impulso que los llevó a dedicarse a lo que hacen. Cuando ese impulso inicial es el correcto, se da eso de lo que hablamos, un natural desempeño con convencimiento. Cuando no se tiene el impulso inicial fundado en las razones correctas, es más difícil que se de un buen prestador de esos servicios, aunque no es imposible. La política, como actividad, también es un oficio. Se llega a ella con el afán común de transformar la realidad, de cambiar las cosas para adaptarla al tiempo o proyectar la convivencia social con mejores resultados en el futuro. El que se dedica a la política, en principio, o en teoría, se dedica a transformar la realidad, a mantener la paz, a mejorar la economía y la vida social. Cómo lo haga, bajo que prioridades principios o ideas económicas o sociales ya es asunto de la ideología. Quienes se dedican a la política, como en ningún otro oficio, se dedican entonces a los demás. A que las condiciones económicas y sociales mejoren, a que se aplique la ley, a que se hagan obras públicas de interés general. Se dedican al difícil arte del equilibrio que impulsa a la vez que estabiliza. Si quienes andan o andamos en los asuntos públicos no somos políticos eso es otra cosa. No por haber malas prácticas médicas, vamos a culpar a la medicina, Hay malos médicos no mala medicina. No mala o buena carpintería, hay malos o buenos carpinteros. Si no salen las cuentas, no culpemos a la contabilidad, revisemos el trabajo del contador. Lo mismo sucede con el oficio de la política. Ésta triunfa cuando la realidad cambia, cuando mejoramos. La política, como la medicina, la carpintería, la abogacía o la contabilidad no fracasan. Los que las practican mal sí.

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    La poltica no fracasa, fracasan los polticos

    2 0 17 -10 -17 GI LBERTO GUTI RRE Z

    Con seguridad muchos de nosotros nos hemos topado una vez al menos frente a alguien que
    sabe hacer bien las cosas en su trabajo, en su quehacer, en su oficio.

    Un buen carpintero, un buen mdico, un buen contador y si somos objetivos hasta un buen
    abogado.

    Todas estas actividades tienen la caractersticas de ser oficios, es decir, actividades que
    requieren conocimiento, experiencia y sobre todo una vocacin, un especie de conviccin de
    quien provee estos servicios. Es un impulso que los llev a dedicarse a lo que hacen.

    Cuando ese impulso inicial es el correcto, se da eso de lo que hablamos, un natural desempeo
    con convencimiento. Cuando no se tiene el impulso inicial fundado en las razones correctas,
    es ms difcil que se de un buen prestador de esos servicios, aunque no es imposible.
    La poltica, como actividad, tambin es un oficio. Se llega a ella con el afn comn de
    transformar la realidad, de cambiar las cosas para adaptarla al tiempo o proyectar la
    convivencia social con mejores resultados en el futuro.

    El que se dedica a la poltica, en principio, o en teora, se dedica a transformar la realidad, a


    mantener la paz, a mejorar la economa y la vida social.

    Cmo lo haga, bajo que prioridades principios o ideas econmicas o sociales ya es asunto de
    la ideologa.

    Quienes se dedican a la poltica, como en ningn otro oficio, se dedican entonces a los dems.
    A que las condiciones econmicas y sociales mejoren, a que se aplique la ley, a que se hagan
    obras pblicas de inters general. Se dedican al difcil arte del equilibrio que impulsa a la vez
    que estabiliza.

    Si quienes andan o andamos en los asuntos pblicos no somos polticos eso es otra cosa.

    No por haber malas prcticas mdicas, vamos a culpar a la medicina, Hay malos mdicos no
    mala medicina.

    No mala o buena carpintera, hay malos o buenos carpinteros.

    Si no salen las cuentas, no culpemos a la contabilidad, revisemos el trabajo del contador.

    Lo mismo sucede con el oficio de la poltica. sta triunfa cuando la realidad cambia, cuando
    mejoramos.

    La poltica, como la medicina, la carpintera, la abogaca o la contabilidad no fracasan. Los


    que las practican mal s.

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