Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(Fragmento griego)
«... lo restante del camino, de la medida justa, del tiempo, del siglo, descanso en
silencio». Dicho que hubo esto, María calló, como si el Salvador le hubiera hablado
(solamente) hasta aquí. Entonces dice Andrés: «Hermanos, qué os parece de lo dicho?
Porque yo, de mi parte, no creo que haya hablado esto el Salvador, pues parecía no estar
de acuerdo con su pensamiento». Pedro dice: «¿Pero es que, preguntado el Señor por
estas cuestiones, iba a hablar a una mujer ocultamente y en secreto para que todos (la)
escucháramos? ¿Acaso iba a querer presentarla como más digna que nosotros?»
[Laguna]
...del Salvador?». Leví dice a Pedro: «Siempre tienes la cólera a tu lado, y ahora mismo
discutes con la mujer enfrentándote con ella. Si el Salvador la ha juzgado digna, ¿quién
eres tú para despreciarla? De todas maneras, Él, al verla, la ha amado din duda.
Avergoncémonos más bien, y, revestidos del hombre perfecto, cumplamos aquello que
nos fue mandado. Prediquemos el evangelio sin restringir ni legislar, (sino) como dijo el
Salvador». Terminado que hubo Leví estas palabras, se marchó y se puso a predicar el
evangelio según María.
Así vio Tiziano la aparición de Jesús resucitado a María Magdalena, según Jn 20:11-18.
La identidad de María Magdalena como María de Betania y "la mujer quien fue una
pecadora" fue establecida en un sermón que el Papa Gregorio dio en el año 591, en el
cual dijo: "Ella, la cual Lucas llama la mujer pecadora, la cual José llama María [de
Betania], nosotros creemos que es María, de quien siete demonios fueron expulsados,
según Marcos."
Difundida por los teólogos de los siglos III y IV, esta teoría gozó de mucha popularidad
en el siglo XIX y constituyó un tema frecuente en la iconografía.
Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres
no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla
macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico
a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino
del cielo»..2
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el Señor: su madre María, la
hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera
[κοινωνος]. María es, en efecto, su hermana, su madre y su compañera..3
No todos los estudiosos, sin embargo, están de acuerdo en que los evangelios de Tomás
y de Felipe se refieran a María Magdalena. Para Stephen J. Shoemaker se trataría más
bien de una referencia a la madre de Jesús.
Según la tradición ortodoxa, María Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y
el apóstol Juan, y murió allí. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla,
donde se conservan en la actualidad. Gregorio de Tours (De miraculis, I, xxx) corrobora
la tradición de que se retiró a Éfeso, y no menciona ninguna relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el mundo católico una tradición diferente, según
la cual María Magdalena (identificada aquí con María de Betania), su hermano Lázaro y
Maximino, uno de los setenta y dos discípulos, así como algunos compañeros, viajaron
en barca por el Mar Mediterráneo huyendo de las persecuciones en Tierra Santa y
desembarcaron finalmente en el lugar llamado Saintes Maries de la Mer, cerca de Arlés.
Posteriormente, María Magdalena viajó hasta Marsella, desde donde emprendió,
supuestamente, la evangelización de Provenza, para después retirarse a una cueva -La
Sainte-Baume- en las cercanías de Marsella, donde habría llevado una vida de
penitencia durante 30 años. Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue
llevada por los ángeles a Aix-en-Provence, al oratorio de San Maximino, donde recibió
el viático. Su cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por Maximino en Villa
Lata, conocido desde entonces como St. Maximi