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Y POLÍTICAS PÚBLICAS.
DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD PARA LA GOBERNANZA DEMOCRÁTICA. 1
Luis Carrizo ∗
Presentación
La frecuencia de estos debates habla, por sí misma, de la toma de conciencia cada vez
más extendida acerca de la urgencia de cimentar una nueva visión de la educación
superior. Una visión que sea crítica de sus instituciones, de la relación entre saber y
poder, y que sea inspiradora de una misión ciudadana en la producción y difusión de
conocimiento.
Interrogantes tales como ¿Qué Universidad para el Siglo XXI?, Universidades: ¿qué
hacer?, La Reforma Universitaria ¿con vistas a qué?, Universidad: ¿qué futuro?,
Universidad: ¿por qué y cómo reformar? 2 son clara señal de un momento histórico
particularmente fértil en el sentido indicado. Mucho se ha escrito y mucho se sigue
escribiendo –sin necesariamente buscar ni generar consensos– en torno, entre otras
cuestiones, a la autonomía universitaria, el gobierno institucional, las estructuras
académicas y curriculares, el papel del conocimiento en la transformación del mundo
1
El presente artículo ha sido publicado, en una primera versión, en la Revista Reencuentro, Nº 40,
México, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Agosto del 2004, pp.89-100.
∗
Luis Carrizo (Uruguay) es Psicólogo y Magíster en Desarrollo Regional y Local. Investigador y docente
del CLAEH. Coordinador Académico de la Cátedra de Condición Humana y Complejidad del Instituto
Universitario CLAEH. Ha sido Secretario Ejecutivo del Programa de Gestión de las Transformaciones
Sociales (MOST) de UNESCO en Uruguay y es actual Presidente del Comité Técnico Asesor de Ciencias
Sociales y Humanas de la Comisión Nacional de UNESCO (Uruguay). Es miembro de la Coordinación
Internacional del ORUS (Observatorio de Reformas Universitarias: http://www.orus-int.org).
Actualmente es Consultor del INEAM/OEA en el Curso “¿Cómo enseñar Ética, Capital Social y
Desarrollo en la Universidad?”, del Instituto de Estudios Avanzados de las Américas en asociación con
la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo del BID (http://www.educoas.org).
E-Mail: lcarrizo@claeh.org.uy
2
Se trata de títulos de diversas publicaciones (editadas en distintos países durante el año 2003) que el
autor ha elegido para ejemplificar esta tendencia de interrogación.
1
actual... El desafío planteado es superar perspectivas que han demostrado insuficiencia a
la hora de contribuir de manera decisiva a un orden más justo de la cosa pública y del
universo de valores y producciones.
El presente artículo forma parte de una serie 3 , que pretende contribuir con estos debates
a través del análisis de algunos de los desafíos que la Universidad –ella de manera
especial en la red de actores sociales– se debe plantear para concebir un nuevo papel del
conocimiento aplicado a la cosa pública y a las necesidades sociales.
América Latina:
transformaciones sociales y gobernanza.
Las transformaciones sociales en América Latina han sido enormes en el último cuarto
de siglo. Las situaciones emergentes en diversos países de nuestra región luego de la
denominada “década perdida”, con una tendencia sostenida (aunque no lineal ni
homogénea) hacia el fortalecimiento de las democracias, han transitado por distintas
etapas y muestran transformaciones profundas en el papel que juegan los distintos
actores sociales y políticos, derivadas también de nuevos órdenes internacionales,
incluidos los efectos del denominado Consenso de Washington.
Entre estas transformaciones, una nueva idea ha ido cobrando vigencia –no sin
polémicas– entre los debates acerca de las formas de enfrentar realidades cada vez más
complejas: la noción de gobernancia. La noción de “Gobernancia” es relativamente
nueva en la literatura, habiendo comenzado a utilizarse (en el inglés “governance”) a
comienzos de la década de 1980. Presenta una complejidad adicional al ser traducida al
idioma español, y se relevan nociones asociadas como gobernabilidad, “buen gobierno”,
etc. que hacen dificultosa su definición nítida. En su significado, nos referimos a la
dimensión “analítica” señalada por Sarah Ben Néfissa (referida por Jorge Balbis, 2001)
que se relaciona con una nueva manera de abordar la política alejada de las
percepciones clásicas fuertemente centradas sobre el análisis político y jurídico del
Estado. Por esta vía, según el referido autor, “la gobernancia supone un conjunto de
reformas que procuran establecer una nueva articulación entre el Estado, el mercado y la
sociedad: ella no resulta un fin en sí misma sino que ella constituye un medio que debe
permitir el desarrollo económico y social de las sociedades a partir del establecimiento
de nuevas relaciones entre los poderes públicos, el mundo de las empresas privadas y el
sector asociativo sin fines de lucro.” 4
Por otra parte, sabemos que el término “gobernancia” es una traducción directa del
inglés “governance”, pero que no ha sido admitida por la Real Academia de la Lengua
3
Un siguiente aporte en esta línea lo constituye la contribución del autor al Seminario Internacional
“Diálogo sobre la Interdisciplina” (27 y 28 de Setiembre 2004, Campus ITESO, Guadalajara, México).
4
Op. cit., pág. 24.
2
Española. Formalmente, esta Academia ha adoptado el término “gobernanza”, que
refiere al “arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un
desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio
entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía.” (Edición 22ª del
Diccionario de la Real Academia Española).
Más allá de las críticas que ha merecido el término (caracterizado como instrumento de
ocultación de conflictos, o asociado a la fragilidad de los Estados), también es cierto que
responde a una nueva manera de concebir las formas de gobernar en esta época. Más
allá de los intereses presentes en los orígenes de su acuñación, también es cierto que ha
sido adoptado a niveles regionales de la mano de transformaciones de los movimientos
sociales y de las formas de participación creciente de diversos sectores de la sociedad en
la vida pública.
En este marco, ¿qué papel le toca a las Universidades en el nuevo escenario? ¿Cuál
puede ser la articulación entre un universo más amplio en relación a las políticas y las
responsabilidades de la Universidad como uno de los centros paradigmáticos de
producción de conocimiento? ¿Cuál el papel que le toca a la investigación científica y
sus productos en esta nueva modernidad?
Por su parte, desde distintos ámbitos se proponen, desde hace ya décadas, nuevas
miradas para entender y transformar de manera lúcida el rol de la Universidad en las
sociedades contemporáneas. Se habla de un nuevo “pacto social”, que debe convocar la
responsabilidad social de la institución universitaria en un mundo de creciente
complejidad. Los retos de la mundialización, la incorporación de las nuevas tecnologías
de la comunicación y la información, los avances tecnológicos sin precedentes,
conforman un escenario donde la tarea del universitario está llamada a una
transformación a la altura de los desafíos planteados.
Advertimos, desde ya, que no es nuestra intención responder a estas preguntas a través
de este necesariamente breve artículo. Lo que si nos proponemos es trazar algunas
líneas de análisis para su mejor contextualización, haciendo especial referencia a las
condiciones de producción de conocimiento, su utilización en el diseño de políticas
5
Op. cit., pág. 26.
3
públicas y los obstáculos relevados en distintos ámbitos –especialmente el científico y
el político– para construir puentes de diálogos productivos entre ellos.
Cabe señalar, en este punto, algunas experiencias muy fértiles, que avanzan de manera
sustantiva en el debate sobre este asunto. Es el caso, por ejemplo, del Grupo de Trabajo
“Gouvernance, Recherche et Politique”, instaurado en octubre de 2000 en el marco del
Programa MOST (Gestión de las Transformaciones Sociales) 6 de UNESCO, con el
objetivo de comprender las interacciones sistémicas y complejas existentes entre las
ciencias sociales y las políticas. Según relata Carlos Milani, en las conclusiones de la
obra que recoge los resultados del trabajo de este grupo (Milani, 2003), y a partir de su
experiencia en el seno del Programa MOST, “una doble constante animó la constitución
de este Grupo: las interacciones entre las ciencias sociales y la decisión política se
encuentran bajo la influencia directa de una transición política que va más allá del
gobierno a la gobernanza y que están cada vez más modeladas por las fuerzas del
mercado. Si por un lado, es verdad que la política, en los albores del S. XXI no puede
estar más limitada a su sola dimensión gubernamental, es igualmente importante
reconocer que el mercado no resume todas las dimensiones de la economía de los
intercambios. Comprender y analizar las relaciones entre las ciencias sociales y la
decisión política en este contexto más amplio de refundación de los sistemas
democráticos y de mutaciones profundas de la economía mundial ha sido entonces el
telón de fondo que está dibujado en esta obra.”
6
El MOST es un Programa de UNESCO que promueve investigaciones internacionales comparadas y
relacionadas con la formulación de políticas sobre las transformaciones sociales contemporáneas. Entre
sus objetivos principales figura el establecimiento de vínculos sustentables entre investigadores en
ciencias sociales y responsables de la toma de decisiones. Cfr. http://www.unesco.org/most
4
formación y la investigación, los desafíos de la Universidad del Siglo XXI son tan
complejos como decisivos.
S iste m a
de con ocim iento y decisión
•Universidades •Gobierno
•Centros de •D ecisores
Investigación
•Think Tanks
•O tros
A G EN D A
•Ciudadanos
•O N G s / Tercer Sector
•Em presas
•M edia
Desde esta perspectiva, se abren dos campos de problemáticas que requieren atención.
La Universidad, por su parte, tiene un importante papel a jugar, tanto en un campo como
en el otro. En relación a los modos de producción del conocimiento, se debe poner
énfasis en el qué, el cómo y el con quién conocer. En el vínculo entre conocimiento y
políticas, la pregunta rectora es para qué conocer.
5
El triple enlace:
Universidad-Sociedad-Política
6
cerrado de expertos científicos, publicaciones especializadas o departamentos
académicos universitarios: idealmente, todo aquel que tenga algo para decir
sobre un problema particular y desee participar tiene un rol para cumplir. (Cfr.
Klein et al., 2001:7).
M é todo de organ izac ió n Jerárq u ico C o lab o ra cio n e s tem p o rales so b re u n p ro b lem a,
E sp ecializad o (p o r tip o d e p ro d u cció n en d istin to s lu g ares e in stitu cio n e s
in stitu ció n ) al m ism o tiem p o .
Fina nciam iento Es en cialm en te in stitu cio n al F o n d o s o b ten id o s p ara cad a p ro y ecto , a trav é s
d e d istin tas fu en te s p ú b lic as y p riv ad a s.
Im pacto socia l Ex-p o st, cu an d o lo s resu ltad o s E x-an te, al d efin ir lo s p ro b lem as y estab lec er
so n in terp retad o s o p rio rid ad e s d e la ag en d a d e in v estig a ció n .
d isem in ad o s.
C ontrol de calidad de Es en cialm en te ev alu ad o s p o r In clu y e u n am p lio esp ectro d e in teres es
res ulta dos p are s d e la co m u n id ad (in telectu ale s, so ciales, eco n ó m ico s y p o lítico s);
cien tífica. la c alid ad n o es ya sim p lem en te u n a cu e stió n
cien tífica.
7
comunicación y mediación entre campos de saber, concepciones
editoriales para publicaciones científicas, etc.);
Obstáculos psicosociales, referidos fundamentalmente a la crisis y
transformación de las identidades profesionales, con sus correlatos en los
imaginarios individuales y colectivos;
Obstáculos económicos, referidos fundamentalmente, por un lado, a las
posibilidades que ofrece un mercado de empleo crecientemente
tecnocrático e hiperespecializado y, por otro, a las fuentes de
financiamiento para la investigación y desarrollo de campos
transdisciplinarios.
8
posibilidades de un diálogo de estas características, entre cientistas y políticos,
está seguramente asociado a las percepciones y confianzas mutuas entre ellos.
Más adelante, en este mismo trabajo, veremos algunos ejemplos de estas
percepciones cruzadas.
pensamiento más transdisciplinario y sistémico, así como la integración de conocimientos acerca de los
actuales debates políticos sobre asuntos de ciencia y tecnología. Este autor postula que un pensamiento
sistémico y una ciencia de la complejidad, en particular, puede mejorar sustancialmente la tarea del
decisor político. (Cfr.: Klein et al., 2001:132-133).
8
En este sentido, además, vale distinguir los perfiles de las ciencias sociales frente a las naturales y
tecnológicas. Según Van Gigch, el dominio de las ciencias físicas está caracterizado por definir
problemas y métodos de alta estructuración en mayor proporción que las ciencias sociales. Para este
autor, el énfasis de las ciencias sociales debería estar puesto en desarrollar métodos para dar cuenta de
problemas de baja estructuración (programaciones heurísticas, fuzzy sets, métodos Delphi, etc.).
Asimismo, señala su percepción de que la ciencia pendula entre perseguir los objetivos de simplicidad
que elimine la redundancia de la información acerca del mundo real, y perseguir objetivos de realismo
(que puede perderse cuando el mundo está mostrado de una manera más simple). (Cfr. Van Gigch,
1991:183).
9
Obstáculos a la transformación de la cultura política
El enlace investigación-política
10
En 1979, la OECD 9 a través de su Comité de Política Científica y Tecnológica, publica
un Informe sobre Social Science in Policy Making (OECD, 1979), que constituye una
pieza muy importante para el análisis de las relaciones entre las denominadas Ciencias
Sociales y el diseño de Políticas Públicas. Según James Mullin, Presidente del
mencionado Comité, este trabajo se constituyó en una “reveladora mini-encuesta sobre
las actitudes de varios Estados miembros de la OECD en relación a las posibilidades,
limitaciones y condiciones necesarias para una más efectiva utilización del
conocimiento en ciencias sociales en la formulación e implementación de políticas
gubernamentales.” Mullin enfatiza que una de las más importantes responsabilidades
que deben ser asumidas tanto por los decisores políticos como por los investigadores es
el desarrollo de una comprensión mutua acerca de las tareas del otro. 10
Veinte años más tarde, el Programa MOST (Gestión de las Transformaciones Sociales)
de UNESCO nos convocó a participar –junto a distinguidos colegas de distintos países–
en la Conferencia Internacional sobre “Ciencias Sociales y Gobernancia” (Utrech,
Marzo de 2004). En dicha Conferencia se procedió a la presentación y debate de varias
propuestas de Estudios de Caso Nacionales, en el marco del denominado Proyecto
“Factores que mejoran la utilización de las investigaciones para la política social”, una
iniciativa internacional conjunta entre el Programa MOST y la Universidad de
Harvard. 11 Según sus impulsores, el problema que trata este estudio “radica en el hecho
de que en la definición de las políticas sociales no se tomen a menudo en cuenta los
resultados de investigaciones y evaluaciones bien fundadas y provechosas. Sin
embargo, las investigaciones en ciencias sociales suelen llevarse a cabo precisamente
para influir en las decisiones políticas.” La Dra. Carol Weiss (Harvard University), una
de las coordinadoras de dicho Proyecto, luego de 25 años de investigación sobre
utilización del conocimiento (KU, por sus siglas en inglés), nos relata: “Estas
investigaciones pueden realizarse en departamentos universitarios, organismos de
investigación con fines lucrativos o no lucrativos, institutos científicos y organismos
encargados de la ejecución de servicios sociales. Gran parte de tales investigaciones,
aunque no todas, se suelen efectuar con cuidado, teniendo muy en cuenta las teorías
sociológicas y las exigencias metodológicas pertinentes. Y, sin embargo, un porcentaje
importante de las mismas no llegan a ejercer ningún influjo en los grupos de personas a
que van dirigidas.”
En esta línea de inquietudes, la Dra. Nadia Auriat, del Programa MOST y responsable
por parte de UNESCO en el referido Proyecto, realiza algunas recomendaciones
(Auriat, 1998):
9
Organisation for Economic Co-operation and Development.
10
Op. Cit., pág. 4.
11
Para mayor información sobre el Proyecto: http://www.unesco.org/most/weiss.htm
11
Debe estimularse, en el seno de los ministerios, discusiones libres sobre los
lazos de la investigación con la práctica y las políticas de gobierno.
Debe elaborarse un programa experimental para estudiar los medios para
traducir los asuntos de interés público en problemas de investigación.
Es necesario dar un seguimiento a los estudios de caso en los que los
investigadores en ciencias sociales han contribuido a la elaboración de políticas
sociales.
Este difícil camino de diálogo productivo entre investigación y política, en verdad, está
poblado de obstáculos, tanto más necesarios de superar como urgentes y complejas son
las realidades que deben ser abordadas.
12
Ciertamente, tal como señala Milani en las ya mencionadas conclusiones del Grupo de
Trabajo “Gouvernance, Recherche et Politique”, las ciencias sociales y la política –
como objetos de análisis– resultan ser de gran complejidad. Por un lado, se deben
considerar las diferentes disciplinas, los desencuentros en el diálogo entre los métodos
de investigación existentes, las distintas epistemologías, así como la multiplicidad de
modos de saber y de producción de saberes, tanto como las jerarquías entre
conocimientos. Por el lado de la política, se deben reconocer la multiplicidad de actores
políticos en la decisión. De acuerdo a lo que venimos de ver en la transición de
“gobierno” a “gobernanza”, es decisivo tener en cuenta la participación de multiplicidad
de actores –empresas, media, sociedad civil organizada. Estas aproximaciones
estuvieron también en el seno del debate que este Grupo de Trabajo llevó adelante, y
nos ilustran acerca de las complejidades que representa el desafío de proponer nuevas
modalidades de interacción y nuevos códigos para el diálogo entre investigación y
política.
Es posible, a pesar de los obstáculos ya señalados, intentar una reforma del pensamiento
que revierta en bucle sobre una reforma de la educación y una reforma institucional. Es
posible trabajar en el sentido de crear cátedras universitarias de contenido
transdisciplinario, que incorporen una visión que contextualice y anticipe, que generen
metodologías de investigación transdisciplinarias, que construyan a la vez una nueva
visión de la producción de conocimiento y de la ética del conocimiento. Como se
desprende de los aportes elaborados y editados por Julie Klein (Klein et al., 2001), es
posible trabajar en este sentido con rigor y sistematización, también apoyados en
convergencias entre academia, sector privado y tomadores de decisión.
Por nuestra parte, en esta dirección y desde el Instituto Universitario CLAEH (Centro
Latinoamericano de Economía Humana), hemos visto la importancia de incorporar al
curriculum universitario de postgrado una iniciativa que promueve a la vez una
perspectiva integrada del sentido de lo humano, junto con una nueva visión de la
producción de conocimiento y de la ética del conocimiento. A través de la Cátedra de
Condición Humana y Complejidad 12 , se ofrece un espacio regular de reflexión,
docencia e investigación, abierto a los estudiantes y a la comunidad científica, para
considerar las nuevas exigencias que el investigador tiene como responsabilidad
científica y ciudadana.
Estas responsabilidades se sostienen sobre una concepción del ser humano y sus
valores, del hombre concreto y de las necesarias transformaciones para promover una
perspectiva más humanizada de la vida social. Una perspectiva de este tipo se encuentra
íntimamente asociada al desafío del conocimiento, que refieren no solamente a los
contenidos y productos del conocimiento –su pertinencia y utilidad–, sino a un
componente de responsabilidad ética cada vez urgente: el uso eficaz y humano del
12
Para mayor información, ver: http://www.claeh.org.uy
13
conocimiento, así como su pertinencia en términos de aplicabilidad al diseño de
políticas públicas para las mejores transformaciones sociales.
El rol de las Universidades, en este contexto, es cada vez más decisivo. Se hace
impostergable, en nuestra época, reconstruir la integralidad del conocimiento, inventar
nuevas maneras de organizarlo, nuevas visiones y actitudes. Postulamos que es posible
enseñar esto, y que es necesario construir dispositivos de formación para comprender la
complejidad, empezando por nosotros mismos. Como señala Jean-Louis Le Moigne
(2000), “es urgente volver a encontrar ese proceso de contextualización: aprender a
construir representaciones ricas de lo que se oye y se hace.(...) Todo esto nos remite a
nuestra responsabilidad ética. Edgar Morin nos recuerda sin cesar la frase de Pascal:
‘Trabajemos en pensar bien, he ahí la fuente de la moral’. [Los científicos y los
investigadores] también son ciudadanos; también tienen el deber de interrogarse sobre
la legitimidad de los saberes que han aprendido. Esto no le quita nada, claro está, a la
responsabilidad de sus profesores.”
14
Bibliografía referida
Auriat, Nadia. Politique sociale et recherche en sciences sociales: pour une represe du
débat. En “Revue Internationale de sciences sociales”, Nº 156, UNESCO/érès, Junio
1998.
Balbis, Jorge (2001). ONGs, Gobernancia y Desarrollo en América Latina y el Caribe.
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Carrizo, Luis (2001b). Vida Cotidiana y Sociedad Local. Subjetividad en la acción
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Unir los conocimientos. (Jornadas temáticas concebidas y animadas por Edgar Morin.
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Van Gigch, John P. (1991) System Design Modeling and Metamodeling. Plenum Press,
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15