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Maicol David Baez Bautista

Estudiante Ing. Industrial


Universidad Antonio Nario
Electiva III
EL DILEMA DEL CAMBIO
Nos contradecimos. Decimos que queremos cambiar actitudes, hbitos, rumbos, lo
que sea, y sin embargo no lo hacemos. Queremos dar ese paso hacia lo nuevo,
pero tememos perder el equilibrio, y nos quedamos en nuestra zona de confort
seguros aunque ya se nos haya vuelto insatisfactoria.

En cada uno de estos roles nos relacionamos con otras personas, que son
afectadas por nuestro comportamiento y que a su vez nos afectan, influimos y nos
influyen en mayor o menor medida. Existimos como individuos y simultneamente
somos hijos, amigos, hermanos, pareja, trabajadores, jefes, vecinos, padres,
abuelos, mujeres, hombres.

Es que detrs del cambio que deseamos hay una contraposicin de intereses y es
aqu donde se encuentra el dilema. Para poder resolverlo necesitamos entender qu
es lo que nos lleva a no querer cambiar. Si realmente buscamos en nuestra
conciencia, podremos encontrar un valor oculto, un valor no reconocido que dar
sentido a ese accionar que parece contradictorio y que nos lleva a inventar las
mejores excusas para seguir igual.

Esta incomodidad genera un malestar que suele ser liberado en forma de queja.
Quedarse en la queja es caer en la trampa del lamento que, como el acetaminofn,
solo sirve para calmar nuestro dolor sin atacar la causa. Quedarnos en la mera queja
nos pone en el lugar de vctimas, ponemos la responsabilidad afuera para garantizar
nuestra inocencia de tranquilidad sin darnos cuenta de que el precio de la inocencia
es la impotencia. Por eso es necesario que investiguemos la raz de esa queja y
descubrir que detrs de ella est eso que tanto valoramos y que su falta nos genera
dolor.
Reconocernos como parte del problema es lo que nos va a permitir ser parte de la
solucin. Es esta toma de conciencia la que nos permitir salir del rol de vctimas y
recuperar nuestro poder, preguntndonos cmo nosotros mismos hemos ayudado
a crear esta situacin que hoy queremos cambiar. Para ello es necesario que nos
hagamos responsables de nuestros actos y en lugar de negar y disociar nuestras
conductas contraproducentes, aprendamos de ellas.

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