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delafarmacia Formación Acreditada

Actividad Acreditada por la
Comisión de Formación Continuada

Módulo 1: Enero-Marzo 2006

El farmacéutico: Agente de Salud Pública

Módulo 1.
Retos asociados a nuevas situaciones de salud
1. Violencia de pareja hacia la mujer y sus efectos en la salud.
(Nº 22 - Enero 2006)

2. Inmigración: Nuevas situaciones de salud derivadas del fenómeno

migratorio. (Nº 23 - Febrero 2006)

3. El cuidado a los cuidadores.

(Nº 24 - Marzo 2006)

Módulo 1 Para acceder a los cuestionarios de

evaluación y a toda la información

3,1 créditos
sobre el curso, ver:
www.auladelafarmacia.org

AULAdelafarmacia Enero 2006 13

 : Formación Acreditada

Violencia de pareja hacia la

mujer y sus efectos en la salud

E l objetivo del presente artículo es facilitar al farmacéutico/a una

mejor comprensión del importante problema social y de Salud Pública que
supone la violencia por parte de la pareja o expareja1 hacia la mujer, así
como proporcionarle las herramientas necesarias para participar como
agente de salud en su prevención, detección y manejo.

P
ara ello el artículo consta de na de Farmacia, seguidas de una
varios apartados. El primero breve conclusión.
justifica la pertinencia de la
actuación desde la Oficina El farmacéutico/a
de Farmacia frente a la violencia de como agente
pareja hacia la mujer. El segundo de Salud Pública
aclara conceptos y definiciones en frente al problema
relación con la misma y explica las di- de la violencia
ferentes formas de violencia que

Edith Pérez Alonso (Médica de
Familia y Comunitaria); Marisa
Pires Alcaide (Pedagoga); Luisa
Lasheras Lozano (Médica).
Servicio de Promoción de Salud.
Instituto de Salud Pública. Con-
sejería de Sanidad y Consumo.
Comunidad de Madrid.
existen, así como las características
específicas de los malos tratos en el
ámbito de la pareja. En el tercer
apartado se expone el proceso de la
violencia con las distintas fases de
que consta su ciclo. El número cuatro
visualiza la importante magnitud del
problema de la violencia, mientras
que el quinto explica y analiza el im-
pacto en salud de la misma. Por últi-
mo, en el sexto apartado se mues-
tran las distintas actuaciones que se
pueden llevar a cabo desde la Ofici-
S
egún establece la Federación
Internacional de Farmacia
(FIP, 1997) al fijar las Normas
para la Calidad de los Servi-
cios Farmacéuticos, “un servicio far-
macéutico amplio comprende las ac-
tividades para asegurar una buena
salud y evitar enfermedades en la po-
1
A lo largo del texto se usará “violencia de pa-
reja”, incluyéndose en las afirmaciones referen-
tes a la misma la violencia producida por la ex-
pareja, aunque no se mencione de forma conti-
nuada.

14 Enero 2006 AULAdelafarmacia

blación (...). Esto presupone la acep-
tación por parte de los farmacéuti-
cos, de una responsabilidad compar-
tida con otros profesionales y con los
pacientes por el resultado de la tera-
pia”. Asimismo, afirma que la ‘asis-
tencia farmacéutica’ se ha consolida-
do como una filosofía práctica que
cuenta con el paciente y la comuni-
dad como los primeros beneficiarios
de las actividades del farmacéutico.
En la declaración sobre Estánda-
res Profesionales de Códigos Éticos
para Farmacéuticos (FIP, 2004), se
recogen las obligaciones estableci-
das en los mismos. A continuación
se mencionan varios de ellos, dado
que su aplicación es imprescindible
(Figura 1):
4Actuar con justicia y equidad en la
asignación de recursos.
4Asegurar la integridad en el trato y
la provisión de servicios en virtud
del mejor interés y seguridad de
aquellos a los que provean.
4Colaborar con otros profesionales
sanitarios para asegurar que se
proporcione la mejor calidad posi-
ble de atención sanitaria tanto a
individuos como a la sociedad en
general.
4Respetar los derechos de los pa-
cientes de participar en decisio-
nes y estimularles para que lo ha-
gan.
4Reconocer y respetar las diferen-
cias culturales, creencias y valo-
res de los pacientes.
4Respetar y proteger la confiden-
cialidad de la información obteni-
da y asegurar que la información
sobre un individuo no sea revela-
da a terceros, salvo con el con-
sentimiento informado del indivi-
duo en cuestión, o en circunstan-
cias excepcionales específicas.
4Mantener los conocimientos y ap-
titudes profesionales actualiza-
dos por medio de un desarrollo
profesional continuo.
Figura 1
La aplicación
de los códigos éticos
es fundamental para
el manejo de la violencia
de pareja contra la mujer
en la Oficina de Farmacia
4Asegurar que toda la información sempeñar esta labor tanto por par-
proporcionada a los pacientes, a te de los profesionales (dificultad
otros miembros del público gene- para incorporar el enfoque promo-
ral y a otros profesionales sanita- tor de salud, falta de tiempo, falta
rios sea precisa y objetiva, y que de habilidades y herramientas)
se proporcione de manera tal que (O’Loughlin et al, 1999), como por
sea entendida. parte de la población general, que
4Tratar a todas las personas que so- aún no percibe el espacio farma-
liciten sus servicios con cortesía y céutico como un lugar donde ad-
respeto. quirir consejos que no tengan rela-
4Asegurar la continuidad de la pro- ción directa con los medicamentos
visión de servicios profesionales (Iversen et al, 2001).
en caso de un conflicto con creen- Es desde esta perspectiva inte-
cias morales personales, así como gral de la profesión de farmacia des-
en conflictos laborales. de la que cabe comprender su papel
Existen diversos estudios que en el manejo de la violencia hacia
valoran la efectividad de interven- las mujeres. En el informe mundial
ciones educativas en el ámbito far- sobre violencia y salud (OMS, 2002)
macéutico, mostrando resultados se reconoce la violencia como un im-
positivos por ejemplo en activida- portante problema de Salud Pública
des preventivas en etapas de la vi- en todo el mundo, por el que 1,6 mi-
da como la perimenopausia; en re- llones de personas pierden la vida
ducción de comportamientos de anualmente, y muchas más resultan
riesgo y factores de riesgo cardio- heridas y sufren una diversidad de
vascular; en un uso más racional de problemas físicos, sexuales, repro-
los medicamentos o en la promo- ductivos y mentales. La violencia es
ción de la salud bucodental. Todo un fenómeno sumamente complejo
ello apunta a un campo de acción que hunde sus raíces en la interac-
más amplio que el tradicional, in- ción de muchos factores sociales,
corporando el consejo farmacéuti- culturales, económicos, políticos, re-
co y la educación para la salud en lacionales e individuales; atraviesa
la farmacia como nuevos roles. No la sociedad actual y es empleada co-
obstante, existen barreras para de- múnmente como método de resolu-
AULAdelafarmacia Enero 2006 15
 : Formación Acreditada

ción de conflictos, con el sufrimiento

humano que supone y sus devasta-
doras consecuencias sobre la salud.
La violencia contra la pareja se
produce en todos los países, en todas
las culturas y en todos los niveles so-
ciales y es soportada en proporción
abrumadora por las mujeres e infligi-
da por los hombres (Figura 2). Las
mujeres que sufren violencia por su
pareja acuden con frecuencia a los
servicios de salud. Por ello, cabe pen-
sar que acudirán con frecuencia tam-
bién a las farmacias. El farmacéuti-
co/a suele ser, por lo tanto, alguien
conocido por la mujer, y que puede
convertirse en persona de confianza.
Además, ocupa una posición de lide-
razgo y referencia en la asistencia
sanitaria de la comunidad, lo que
posibilita que su información y con-
sejo sean recogidos y tenidos en
cuenta por la población atendida.
Varios estudios muestran la valora-
ción positiva por parte de la pobla-
ción del consejo realizado en las
farmacias comunitarias, y la percep-
ción de la necesidad de consejos so-
bre estilos de vida saludables en las
mismas (Iversen et al, 2001; Zeolla
et al, 2004; Hodgson et al, 2004).
Considerando su localización física,
los farmacéuticos/as de Oficina es-
tán en una situación óptima para re-
alizar actividades de promoción de
la salud y prevención de la enferme-
dad, ya que disponen de la posibili-
dad de una comunicación y acceso
Figura 2
Modelo ecológico de factores asociados
con violencia de pareja
Individuo
Relaciones
Comunidad
Sociedad
4Sociedad: normas que otorgan el control del hombre sobre la mujer, la
violencia como modo de resolución de conflictos, noción de masculini-
dad ligada a dominio, honor o agresividad, roles de género rígidos.
4Comunidad: nivel socioeconómico bajo, desempleo, aislamiento social y
familiar de la mujer.
4Relaciones: relaciones de dominio-sumisión en la pareja, control de di-
nero y toma de decisiones exclusivamente por el hombre.
4Individuo: interiorización y normalización de valores de supremacía del
hombre sobre la mujer, haber sido víctima o testigo de violencia familiar
previa, consumo de alcohol que actúa como desinhibidor y “da permi-
so” para ejercer la violencia.
Modificado de Heise, Ellsberg & Gottemoeller, 1999.
mujeres, a detectarla de forma pre- les actos, la coacción o la privación
coz y a iniciar una posible interven- arbitraria de libertad, ya sea que ocu-
ción. rra en la vida pública o en la priva-
da”. Esta declaración incluye la vio-
Conceptos y definiciones lencia física, sexual y psicológica ya
se produzca en la familia, en la co-

al público, que a veces es más difícil
para el resto de profesionales sani-
tarios. No existe experiencia acerca
de la participación de las y los profe-
sionales de farmacia en el abordaje
de la violencia hacia la mujer, pero
todas estas características hacen
pensar que podrían jugar un papel
importante como agentes de salud
comunitaria, ayudando a promover
la salud, a difundir los programas de
prevención de la violencia hacia las
L
a Declaración, adoptada por la
Asamblea General de Naciones
Unidas en diciembre de 1993,
sobre la Eliminación de la Vio-
lencia contra la Mujer, en su artículo
primero especifica que violencia con-
tra la mujer es “todo acto de violen-
cia basado en la pertenencia al sexo
femenino que tenga o pueda tener
como resultado un daño o sufrimien-
to físico, sexual o psicológico para la
mujer, incluidas las amenazas de ta-
munidad o bien sea perpetrada o to-
lerada por el Estado.
Con frecuencia se emplea para
referirse a este fenómeno el término
“violencia de género”, aplicando
una categoría de análisis que permi-
te diferenciar y separar lo biológico,
atribuido al sexo, de lo cultural, de-
terminado por el género (conjunto
de características diferenciadas que
cada sociedad asigna a hombres y
mujeres).

16 Enero 2006 AULAdelafarmacia

 Los hombres han aprendido social
y culturalmente a situarse en una po-
sición de dominio y las mujeres, por el
contrario, de sumisión. La violencia es
una forma de ejercer poder mediante
el empleo de la fuerza física, psíquica,
económica o política, que es incorpo-
rada por el hombre como una forma
más de relacionarse con las mujeres,
para conseguir sus objetivos y resol-
ver sus conflictos.
La violencia hacia las mujeres es
más frecuente en el ámbito familiar,
constituyendo la perpetrada por la pa-
reja actual o anterior la forma más co-
mún. Aunque en ocasiones se le de-
nomina doméstica o familiar, en este
texto vamos a emplear el término de
violencia de pareja hacia las mujeres
por ser más específico y claro, y por-
que permite hacer visible quién ejerce
y quién sufre la violencia.
Se trata de comportamientos re-
currentes, basados en una relación
de poder desigual, que pueden
adoptar muy diversas formas y gene-
ralmente comienzan de modo insi-
dioso, por lo que con frecuencia son
difíciles de reconocer incluso por la
propia mujer. En el inicio, los malos
tratos suelen manifestarse por acti-
tudes de dominio que se identifican
culturalmente como pruebas o actos
de amor (por ejemplo, la expresión
de los celos o las actitudes “protecto-
ras”) y que impiden la autonomía e
independencia de las mujeres. Pau-
latinamente los actos violentos se
van incrementando en intensidad y
frecuencia, observándose mayor
riesgo de morbilidad y mortalidad pa-
ra las mujeres cuando la relación vio-
lenta tiene varios años de evolución.
Los malos tratos en la pareja tie-
nen unas características propias que
los hacen diferentes de otros tipos
de violencia:
4Son ejercidos por un hombre con
quien se mantiene o ha manteni-
do un vínculo afectivo y amoroso.
4No son hechos aislados, sino que 4Las mujeres maltratadas sienten
se trata de un proceso que, con el vergüenza de sufrir violencia y se
tiempo aumenta en intensidad y sienten culpables por ello, y tam-
frecuencia, independientemente bién por haber elegido como pa-
de lo que la mujer haga y que, co- reja a un hombre violento. Estos
mo veremos, repercute en toda su sentimientos dificultan contar lo
esfera biopsicosocial. que les pasa y pedir ayuda.
4Al producirse en el ámbito domés- 4Es frecuente considerar que las
tico muchas veces son “invisi- mujeres maltratadas tienen al
bles” a las personas del círculo menos parte de culpa en lo que
social que rodean a las mujeres. les pasa, ya sea por debilidad, por
4Se ocultan por los hombres que consentir las actitudes violentas o
los ejercen y por las mujeres que por provocarlas. Por ello, son las
los sufren. únicas víctimas de la violencia
4Los hombres que maltratan sue- que no son consideradas inocen-
len gozar de buena imagen públi- tes. Es necesario aclarar que sólo
ca, siendo el espacio doméstico y es responsable de la violencia
privado donde se sienten legiti- aquel que la ejerce.
mados para ejercer violencia. 4Hasta hace pocos años la violen-
Tabla 1
Creencias erróneas en relación con la violencia contra las mujeres
La violencia es un conflicto de pareja, es un asunto privado y no debe
salir del ámbito familiar.
Dentro de la pareja una bofetada es a veces necesaria.
Los malos tratos se dan casi exclusivamente en familias con problemas
(pobreza, drogas, paro...).
Si la mujer no se separa es porque no quiere.
Muchas mujeres provocan deliberadamente a los maridos y por eso
ellos pierden el control.
Los abusos sexuales son realizados casi siempre por desconocidos y
ocurren generalmente en los descampados.
Las mujeres que sufren violencia y no se van de casa no lo hacen por-
que en el fondo les gusta.
El maltratador es un enfermo mental y no es plenamente responsable
de lo que hace.
Si las mujeres quisieran sabrían prevenir nuevos episodios de violencia.
Hay veces que por el bien de los hijos es mejor soportar este tipo de
situaciones.
La violencia la sufren un tipo concreto de mujeres, que por lo general
son pasivas, sin trabajo remunerado, con hijos y de edad joven o media.
La violencia contra las mujeres disminuye en el embarazo.
Es justificable que un hombre intente poner trabas al desarrollo de acti-
vidades fuera del hogar por parte de la mujer, ya que hay que
renunciar a algunas cosas por el bien de la familia.
AULAdelafarmacia Enero 2006 17
 : Formación Acreditada
cia contra las mujeres no ha sido
reconocida socialmente como
una realidad de extrema grave-
dad a la que hay que enfrentarse
y erradicar.
Las y los profesionales de la sa-
lud formamos parte de una sociedad
que reproduce las desigualdades en-
tre hombres y mujeres, y comparti-
mos las mismas creencias erróneas
acerca de la violencia que la pobla-
ción general (Tabla 1). Esto, unido a
la presencia de otro tipo de barreras
(falta de formación, miedo a no sa-
ber abordar el problema, identifica-
ción con la víctima o el agresor, inse-
guridad, falta de tiempo...), explica
por qué la detección de la violencia
suele ser tardía.
Si consideramos como violencia
exclusivamente los malos tratos físi-
cos, sólo seremos capaces de ver la
punta pequeña del iceberg. Nuestro
umbral de visibilidad estará muy alto
y toda la violencia que subyace bajo
el agua permanecerá invisible a
nuestros ojos. Nuestras creencias y
valores, nuestra interiorización y nor-
malización de la violencia y de las
desigualdades de género, influyen
directamente en la actitud que va-
mos a mantener frente al problema.
De nuestro posicionamiento depen-
de, por lo tanto, el hacer visible o no
la violencia oculta en mayor o menor
grado y el afrontarla (Figura 3).
La violencia puede adoptar dife-
rentes formas, aunque frecuente-
mente coexisten y están estrecha-
mente relacionadas:
4Maltrato psicológico: incluye aque-
llos actos o conductas que produ-
cen desvalorización o sufrimiento
en las mujeres, ya sea en público o
en privado. Puede comprender
amenazas, humillaciones, exigen-
cia de obediencia, culpabilizar a la
mujer de los problemas, conduc-
tas verbales coercitivas como in-
sultos, impedir relaciones de la
18 Enero 2006 AULAdelafarmacia
Figura 3
mujer con amigos o con la propia
familia, control de las salidas de
casa, descalificar o ridiculizar la
propia opinión.
4Maltrato físico: comprende cual-
quier acto, no accidental, que pro-
voque o pueda producir daño en el
cuerpo de la mujer. Incluye empu-
jones, golpes, bofetadas, quema-
duras, puñetazos, intentos de ase-
sinato, omisión de ayuda ante le-
siones derivadas de la agresión.
4Maltrato sexual: se produce siem-
pre que se imponga a la mujer una
relación sexual contra su voluntad.
Cuando en esa relación se produz-
ca penetración forzada se conside-
ra violación.
4El maltrato económico (controlar
el manejo de dinero por parte de la
mujer no dándole dinero para sus
gastos, quedándose su sueldo, pi-
diendo cuentas acerca de los gas-
tos, etc.) y el maltrato ambiental
(intimidar a la mujer dañando el
medio que la rodea, rompiendo ob-
jetos a los que ella tenga especial
cariño, atacando los animales do-
mésticos, invadiendo la cama con
objetos que le atemorizan como ar-
mas o pornografía, etc.) se asocian
habitualmente a los anteriores.
Violencia visible
Posicionamiento propio
(umbral de visibilidad)
Violencia invisible
El ciclo de la violencia
E
l ciclo de la violencia de pareja
hacia la mujer (Leonor Walker,
1979) nos ayuda a entender
cómo se produce y mantiene la
violencia. Consta de tres fases:
4La fase de construcción de la
tensión se caracteriza por una es-
calada gradual de tensión que se
manifiesta en actos que aumen-
tan la fricción y los conflictos en la
pareja (ataques verbales, amena-
zas, hostilidad progresiva, mayor
vigilancia de la víctima...). La mu-
jer intenta calmar, complacer, o al
menos no hacer aquello que le
pueda molestar a la pareja, en la
creencia irreal de que ella puede
controlar la agresión. Pero la ten-
sión sigue aumentando hasta lle-
gar a la siguiente fase.
4La fase de explosión: se producen
abusos físicos, sexuales y/o psíqui-
cos. Ocurre precipitadamente por
un acontecimiento en particular o
sin previo aviso, después de la
construcción progresiva de la ten-
sión. Es en esta fase cuando la
mujer suele denunciar los malos
tratos, así como en la “fase de dis-
tanciamiento” que puede seguirla
 y que se acompaña de la reflexión
y valoración de la situación.
4Fase de conciliación o “luna de
miel”: el hombre violento se arre-
piente, pide perdón, se deshace
en disculpas y le hace promesas
de cambio o le hace regalos. Este
momento supone un refuerzo po-
sitivo para que la mujer mantenga
la relación. Le permite ver el “lado
bueno” de su pareja, fomentando
la esperanza y el deseo de que
puede llegar a cambiar.
El ciclo de la violencia explica por
qué algunas mujeres retiran su de-
nuncia, que interponen en la fase de
explosión o distanciamiento. Al llegar
a casa o días después se encuentran
un hombre que se arrepiente, prome-
te cambiar y está en plena fase de
“luna de miel” (Figura 4).
A medida que evoluciona la situa-
ción de violencia, la fase de explo-
sión tiende a repetirse más a menu-
do acortándose el ciclo y repartién-
dose casi todo el tiempo entre la fa-
se de acumulación de la tensión y la
agresión, desapareciendo práctica-
mente la fase de reconciliación. Las
agresiones se repetirán con más fre-
cuencia e intensidad, con mayor gra-
vedad y riesgo para la mujer. Cuando
esto sucede es el momento en que
muchas mujeres deciden pedir ayu-
da para romper la relación. A veces,
hasta llegar a este punto, han pasa-
do muchos años.
Magnitud del problema
A
pesar de que las cifras de vio-
lencia de pareja hacia las
mujeres están universalmen-
te subestimadas, alcanzan
dimensiones alarmantes en todos
los países del mundo. Las cifras de
prevalencia acumulada de violencia
de pareja hacia la mujer obtenidas
mediante encuestas en población
general, muestran un amplio rango.
Figura 4
El ciclo de la violencia ¿por qué la mujer no se va?
Acumulación de la tensión
Reconciliación
“Luna de Miel”
Distanciamiento
Así, según el Informe Mundial de la
OMS (2002) sobre Violencia y Salud,
en 48 encuestas efectuadas en todo
el mundo, entre el 10 y el 69% de las
mujeres mencionaron haber sido
agredidas físicamente por su pareja
en algún momento de sus vidas.
En 1999 se realizó en 15 esta-
dos miembros de la UE una encues-
ta (Eurobarómetro) encargada por la
Comisión Europea sobre la actitud
de la población frente a la violencia
doméstica. En ella un 19,3% de los
entrevistados declaraba tener algu-
na amiga o familiar cercana someti-
da a trato violento por su pareja.
En España, el Instituto de la Mu-
jer ha realizado dos estudios trans-
versales sobre violencia hacia las
mujeres, en los años 1999 y 2002,
respectivamente. Los resultados
mostraron que el 12,4 y el 11,1% de
las mujeres españolas de 18 o más
años fueron consideradas “técnica-
mente” como maltratadas en el mo-
mento de realizar la encuesta (res-
pondieron estar sometidas en la ac-
tualidad “frecuentemente” o “a ve-
Explosión
ces” a situaciones concretas que se
pueden calificar como violentas, to-
mando como referencia otros estu-
dios y las definiciones del Consejo
de Europa sobre violencia). Casi en
el 75% de los casos la violencia pro-
venía de la pareja. Frente a estos da-
tos, ambas macroencuestas mostra-
ron que sólo el 4% de las mujeres
declaraba haberse sentido maltrata-
da en los últimos 12 meses, y de
ellas más de la mitad se referían a
su pareja al señalar al maltratador.
La investigación cualitativa La
violencia de pareja contra las muje-
res y los servicios de salud (Instituto
de Salud Pública. CAM, 2004),
muestra que lo habitual es consultar
por las secuelas del maltrato pero
no por el maltrato mismo que queda,
en la mayoría de los casos, invisible
en el sistema sanitario. La propen-
sión a la confidencia y el desahogo
por parte de las mujeres en la figura
del profesional sanitario existe y es
notoria, pero en la mayoría de los ca-
sos ni es favorecida ni es correspon-
dida. Según el barómetro del CIS de
AULAdelafarmacia Enero 2006 19
 : Formación Acreditada
marzo de 2005, la institución mejor
valorada en cuanto a la confianza
que puede tener en ella la mujer
que denuncia es la sanitaria
(13,5% de los encuestados mues-
tra “mucha confianza” y 61% “bas-
tante confianza”), por encima de
servicios sociales, policía, juzgados
y el Estado. La consulta de Atención
Primaria es un lugar ideal para la
detección precoz e intervención con
mujeres maltratadas, ya que éstas
acuden con frecuencia a los servi-
cios sanitarios y los centros de sa-
lud son especialmente accesibles.
Además, sus profesionales posibili-
tan una continuidad en la atención
que favorece el establecimiento de
relaciones de confianza que pue-
den facilitar la confidencia. Las ofi-
cinas de farmacia son espacios idó-
neos para iniciar este contacto con
la mujer que sufre violencia, por su
especial accesibilidad y el papel de
referencia que pueden ocupar las y
los farmacéuticos.
A pesar de la alta prevalencia de
la violencia hacia las mujeres por
su pareja, los profesionales de la
salud la detectan poco, y cuando lo
hacen suele ser en fases tardías.
Las mujeres víctimas de malos tra-
tos acuden durante años a los cen-
tros de salud antes de reconocer y
consultar por violencia ante los pro-
fesionales. Por todo ello, es necesa-
rio tener una postura activa de bús-
queda ante signos de sospecha y
factores de mayor vulnerabilidad,
así como establecer una relación
de confianza, ya que, detectar pre-
cozmente, implica el proponer a la
mujer que entre en confidencia con
el sanitario, que confíe en él para
contarle su problema.
Dado que se trata de un proble-
ma complejo y que puede ser detec-
tado y abordado por un amplio es-
pectro de profesionales, parece ma-
nifiesta la necesidad de unificar cri-
20 Enero 2006 AULAdelafarmacia
terios tanto para la detección, como
para la actuación, coordinación y de-
rivación a otros recursos.
Impacto en salud2
C
omo se ha expresado ante-
riormente, las manifesta-
ciones de la violencia pue-
den adoptar muy diferen-
tes formas, afectando tanto a la es-
fera física como emocional y social.
4Consecuencias mortales: homi-
cidio y suicidio. La mayoría de las
mujeres que mueren por homici-
dio son víctimas de sus parejas
actuales o previas, aumentando
el riesgo de muerte con la separa-
ción (OMS, 2002; Sharps et al,
2001; Wilbur et al, 2001; Alberdi
& Matas, 2002). El suicidio es la
segunda de las consecuencias
mortales, teniendo las mujeres
maltratadas una probabilidad en-
tre tres y cinco veces mayor de
suicidio que las mujeres cuyas pa-
rejas no son violentas (OMS,
1998; Kernic et al, 2000). Esto
debe tenerse en cuenta a la hora
de suministrar psicofármacos, de
los que son consumidoras con
más frecuencia.
4Síntomas inespecíficos. Con fre-
cuencia las mujeres maltratadas
presentan síntomas difíciles de fi-
liar con escasa o nula respuesta a
los tratamientos habituales. Dolo-
res de cabeza, de espalda, pelvis
o abdomen; tensión muscular, ex-
cesivo cansancio, irritabilidad, di-
ficultad de concentración, altera-
ciones del sueño, pérdida de me-
moria o el síndrome del colon irri-
table son otros trastornos fre-
cuentemente asociados (OMS,
1998; Heise, 1999).
4Lesiones físicas directas. Pueden
ser desde ligeras abrasiones o
contusiones hasta las más seve-
ras como traumatismos craneo-
encefálicos con pérdida de con-
ciencia. Es habitual la presencia
de lesiones múltiples en diferen-
tes estados de evolución (indican
que proceden de agresiones dis-
tintas), que se encuentran con
más frecuencia en zonas del cuer-
po poco visibles o cubiertas por la
ropa. Otra lesión frecuente es la
rotura de la membrana timpánica.
4Afecciones genitourinarias. Cier-
tas afecciones están relaciona-
das con la violencia sexual direc-
ta, pero también se pueden pro-
ducir alteraciones funcionales.
Con frecuencia se detectan dispa-
reunia (dolor en relación con el
coito), vaginismo, anorgasmia y
dolor pélvico crónico. También
suelen presentar reticencias o di-
ficultades para la exploración pél-
vica e infecciones urinarias como
las cistitis.
4Embarazos no deseados y caren-
cia de autonomía sexual. Con
frecuencia las mujeres se sienten
en la obligación de mantener rela-
ciones sexuales con su pareja in-
dependientemente de sus de-
seos, como consecuencia del pro-
ceso de depreciación a que están
sometidas, que les impide tomar
decisiones. Las dificultades para
negociar el uso de anticoncepti-
vos son también mayores. Por to-
do ello tienen mayor riesgo de
embarazos no deseados, así co-
mo de padecer enfermedades de
transmisión sexual. Se ha encon-
trado asociación entre violencia
verbal habitual y un menor uso
del preservativo y entre violencia
física y embarazo (Roberts, 2005).
Otros estudios apoyan estos ha-
llazgos.
2
Extractado y adaptado del capítulo 4 del Do-
cumento Técnico de Salud Pública nº 86 (Op.
Cit.).
4Embarazos de alto riesgo y com-
plicaciones. El embarazo supone
una situación de mayor vulnerabili-
dad para sufrir violencia, pudiendo
aparecer ésta de forma explícita
por vez primera o bien agravarse
(Gazmarian et al, 1996). Por ello
se trata de un periodo de alto ries-
go para la salud de la mujer y del
feto. Son consecuencias el retraso
en la búsqueda de cuidados pre-
natales por parte de la mujer, la
muerte fetal y de la mujer (OMS,
2002). La probabilidad de aborto
es mayor, así como la de compli-
caciones durante el embarazo y
necesidad de cesárea (Cokkini-
des et al, 1999). Las hijas e hijos
tienen una mayor probabilidad de
requerir ingreso en una unidad de
cuidados intensivos, de sufrir dis-
trés fetal y de tener bajo peso al
nacer (Heise, 1999; Campbell,
2002).
4Efectos sobre la salud mental.
Pueden ser devastadores, y los
más frecuentes son los trastornos
de estrés postraumático y los
trastornos del estado de ánimo
(Campbell, 2002). La depresión
se ha asociado con la frecuencia
y la severidad de los malos tratos
(Golding, 1999). A veces los sínto-
mas manifestados no se ajustan
a criterios diagnósticos de una pa-
tología bien definida: reacciones
de miedo, sentimientos de rabia,
hipervigilancia, trastornos del
sueño, baja autoestima, falta de
asertividad, dificultad para con-
centrarse, conductas de riesgo,
ideas de suicidio. La mujer suele
sufrir un gran desgaste, mostrán-
dose vitalmente derrotada y enve-
jecida.
4Agravamiento de patologías de
base. Como consecuencia del es-
trés crónico y la depresión las pa-
tologías previamente existentes
pueden agravarse (Smith y Ruiz,
2002; Ferketich et al, 2000) y au-
menta la susceptibilidad a cierto
tipo de infecciones víricas, a reac-
ciones alérgicas y a padecer en-
fermedades autoinmunes (Kie-
colt-Gaser & Glaser, 1995).
4Efectos sobre la esfera social. El
agresor, que suele gozar de impu-
nidad, tiende a aislar a la mujer
de su entorno familiar y social con
el objetivo de controlarla y deva-
luarla a través del desprecio a to-
Las oficinas de
farmacia son
espacios idóneos
para iniciar el
contacto con la
mujer que sufre
violencia, por su
especial
accesibilidad y el
papel de referencia
que pueden
ocupar los
farmacéuticos/as
do lo que ella quiere o puede
constituirse en una oportunidad
de salida. A medida que el proce-
so avanza, se evidencia el distan-
ciamiento de los seres queridos y
una reducción de los afectos que
interfieren abiertamente en las
relaciones de las mujeres con las
personas que les rodean, llegán-
dose a una situación de aisla-
miento y de pérdida de la autono-
mía e independencia. La capaci-
dad laboral de la mujer se ve tam-
bién mermada, pudiendo perder
el trabajo o tener bajas laborales
largas y/o frecuentes, lo que pue-
de provocar un empobrecimiento
para la mujer.
4Efectos en la salud de las hijas e
hijos. Con frecuencia la violencia
contra las mujeres se asocia a vio-
lencia directa contra sus hijas e hi-
jos (García-Moreno, 2000). Se de-
tectan consecuencias nocivas tan-
to si son víctimas como si son testi-
gos (García-Moreno, 2000). Asi-
duamente aparecen manifestacio-
nes de intensa ansiedad en quie-
nes presencian episodios repeti-
dos de violencia contra sus ma-
dres, pudiendo desarrollarse un
síndrome de estrés postraumático.
Otros síntomas asociados son
cambios del comportamiento, ex-
cesiva preocupación, dificultad pa-
ra concentrarse, alteraciones del
sueño, hiperactividad, fracaso es-
colar, problemas de adaptación y
dificultades en las relaciones con
otros niños. El acceso a los servi-
cios sanitarios es menor en estos
niños, presentando una baja tasa
de inmunizaciones, con el conse-
cuente riesgo de infecciones pre-
venibles, así como el diagnóstico
tardío de anomalías del desarrollo
y problemas de salud mental, tam-
bién prevenibles (Webb et al,
2001). La probabilidad de presen-
tar a largo plazo comportamientos
de riesgo, de ser víctimas o de ejer-
cer violencia en su vida posterior
es también mayor.
¿Qué se puede hacer
desde la Oficina de
Farmacia?
Prevención primaria
Podría parecer alejado de la rea-
lidad el pretender desde una Oficina
de Farmacia evitar que se reproduz-
ca la violencia hacia las mujeres
AULAdelafarmacia Enero 2006 21
 : Formación Acreditada
que, como se ha explicado, se basa
en la existencia de desigualdades de
género.
No obstante, la violencia hacia la
mujer es un problema que nos afec-
ta a todas y a todos, y por ello es ne-
cesario hacerle frente desde todos
los ámbitos y sectores sociales. En la
farmacia, como espacio donde se di-
funden actividades e intervenciones
de salud, se puede jugar un papel
importante, sobre todo en lo relativo
a la construcción del rol y estereoti-
pos de género. El rol es el conjunto
de expectativas que la sociedad tie-
ne sobre los comportamientos que
considera apropiados para cada per-
sona según su sexo, mientras que
los estereotipos son el conjunto de
creencias arraigadas socialmente vi-
gentes sobre las características de
los hombres y las mujeres, que ali-
mentan el “ideal femenino” y el
“ideal masculino”. Son mantenidas,
fomentadas y mediatizadas por los
diferentes agentes de comunica-
ción, especialmente la publicidad,
que precisa de ellos para aumentar
el consumo. Estos “ideales” se
muestran como naturales, eternos e
inalterables.
En la farmacia se venden y publi-
citan numerosos artículos de belleza
y cosmética. En la publicidad de cos-
mética, mayoritariamente protagoni-
zada por mujeres (más del 80%), se
utiliza una estrategia discursiva que
exalta la juventud, la delgadez y la
armonía estética como modelos
ideales de ser, apelando a los pa-
trones culturales de belleza predo-
minantes. Lo mismo puede ocurrir
en la publicidad de medicamentos,
protagonizada también principal-
mente por mujeres. En el contexto
de la sociedad de consumo actual,
donde la salud y el bienestar han pa-
sado a tratarse como una mercancía
más que se puede comprar, es la
mujer la que adquiere los artículos
22 Enero 2006 AULAdelafarmacia
en relación con el cuidado, ya sean
para ella o para sus allegados.
El artículo 3 de la Ley 34/88 Ge-
neral de Publicidad define como pu-
blicidad ilícita "la que atente contra
la dignidad de la persona o vulnere
los valores y derechos reconocidos
en la Constitución, especialmente
en lo que se refiere a la infancia, la
juventud y la mujer" (título II, artículo
3). De las 654 denuncias recibidas
por el Observatorio de la Publicidad
del Instituto de la Mujer en 2003, los
En ocasiones,
las mujeres que
sufren violencia
intentan resolver
el episodio agudo
o los procesos
relacionados a
través de la
farmacia
productos de higiene alcanzan el
30,1% de las denuncias, la alimenta-
ción el 7,6%, los perfumes y cosmé-
tica el 1,9% y salud y farmacia el
0,51%. Son todos sectores que se
relacionan con la salud y cuyos pro-
ductos y publicidad pueden llegar a
las oficinas de farmacia.
Hacer un análisis crítico de los
mensajes que se difunden y publici-
tan, incorporando criterios para
identificar aquellos que contribuyan
a la desigualdad y haciendo un es-
fuerzo por limitarlos y, por el contra-
rio, fomentar otro tipo de mensajes
que favorezcan un avance hacia la
igualdad de género, sería una de las
acciones de prevención primaria.
Como agentes que gozan de reco-
nocimiento social y como comunica-
dores, los y las farmacéuticas tienen
la responsabilidad de actuar en su
ejercicio profesional de manera que
se rompan estos estereotipos, o al
menos de que no se refuercen. Esto
puede entrar en contradicción con la
obtención de mayores beneficios eco-
nómicos por la venta de ciertos pro-
ductos. Se trata de una cuestión ética
el dar una información veraz acerca
de los mismos, respetando la autono-
mía de las personas atendidas.
Otra forma de intervenir sería ser
autocríticos con los valores que se
transmiten con el sistema de trabajo
establecido (tanto en relación con la
organización interna del equipo de
trabajo, como con la forma en la que
se desempeña el mismo en contacto
con el público), evitando aquellos
modelos jerárquicos y de desigual-
dad entre los géneros. Por ejemplo:
cuestionar las bajas por enfermedad
en embarazadas; pautas y recomen-
daciones de cuidados dados a las
mujeres responsabilizándolas de los
cuidados del resto de la familia e in-
cluso culpabilizándolas si no lo ha-
cen, etc. Por el contrario, se puede
intervenir revalorizando el trabajo
desarrollado por las mujeres, ayu-
dando a su visibilización y recono-
ciendo el impacto del mismo en la
salud y en sus vidas.
Evitar el lenguaje sexista y la rea-
lización de chistes machistas o bro-
mas en relación con el género en
nuestra comunicación diaria contri-
buye también a esta prevención.
Difusión de campañas
Se pueden suministrar folletos
informativos y tener carteles de sen-
sibilización o denuncia, y así contri-
buir a concienciar a la comunidad
acerca de la violencia de género co-
mo un problema social que hay que
condenar en todas sus formas.
Dado que las mujeres asumen el
rol de cuidadoras de la familia, acu-
dirán a la farmacia no sólo por sus
demandas, sino también por las de
sus hijas e hijos, su pareja, las per-
sonas mayores, etc. En muchas oca-
siones acudirán solas, por lo que la
presencia de información como folle-
tos puede favorecer que la mujer
que esté sometida a violencia por su
pareja acceda a información y recur-
sos. Varios estudios realizados en
mujeres que han sufrido violencia
muestran la receptividad de éstas a
la presencia de este tipo de informa-
ciones en distintos lugares públicos.
Siempre hay que aconsejar a la mu-
jer que esconda la documentación
que se le suministre acerca de la vio-
lencia, ya que en caso de ser descu-
bierta por la pareja el riesgo de un
episodio violento aumenta. En el Ins-
tituto de la Mujer se pueden conse-
guir de forma gratuita este tipo de fo-
lletos y guías (“Mujer, conoce tus de-
rechos”, “¿Qué hacer en caso de
malos tratos o agresión sexual?”,
“Guía de salud nº XII. Violencia con-
tra las mujeres”).
¿Cómo identificar un proceso de
violencia?
La presencia de los diferentes
síntomas y signos mencionados en
el apartado de impacto en salud jun-
to a determinadas actitudes como la
hiperfrecuentación de servicios sa-
nitarios (urgencias, centros de sa-
lud...) nos pueden hacer sospechar
un maltrato. En ocasiones las muje-
res que sufran violencia intentarán
resolver el episodio agudo o los pro-
cesos relacionados a través de la
farmacia. La consulta frecuente por
lesiones físicas como quemaduras,
golpes o hematomas en diferente lo-
calización y evolución nos debe ha-
cer sospechar violencia, así como
los dolores y malestares crónicos,
mal definidos, que no responden a
tratamientos o una actitud vitalmen-
te derrotada, de tristeza, en la mujer.
Por su parte, la pareja puede mos-
trarse excesivamente solícita o no
dejar en ningún momento sola a la
mujer. Un relato incoherente del ori-
gen de las lesiones o el que pase un
intervalo de tiempo demasiado largo
entre el accidente y la consulta son
también datos de sospecha.
¿Cómo favorecer la comunicación
con la mujer que sufre violencia?
Saber escuchar y hacer percibir a
la mujer que su mensaje está siendo
recibido es fundamental. Se trata,
por lo tanto, de aplicar la habilidad
de la escucha activa. Es importante
que la comunicación no verbal (los
gestos, las expresiones, las postu-
ras...) no se contradiga con lo expre-
sado verbalmente. Asimismo, es ne-
cesario mantener una actitud empá-
tica, esto es, ser capaz de ponerse
en su lugar y ayudar a validar sus
sentimientos y percepciones. Por
otra parte, hay que hacer sentir a la
mujer que no es culpable de la vio-
lencia sufrida expresando claramen-
te que nunca está justificada la vio-
lencia en las relaciones humanas.
Para una mujer, y especialmente
si está sufriendo una situación de
violencia, puede ser difícil solicitar
una contracepción postcoital que
impida un eventual embarazo. Los
sentimientos de vergüenza, miedo y
culpa pueden actuar como barreras
para consultar, que en la adolescen-
cia pueden agudizarse aún más. Es
importante dar un trato digno a cual-
quier persona que acuda con esta
demanda a una Oficina de Farmacia,
lo haga con prescripción médica o
no. Cabe recordar aquí los estánda-
res para códigos éticos ya menciona-
dos, y en especial el que se refiere a
asegurar la continuidad en la presta-
ción de servicios profesionales en
caso de un conflicto con creencias
morales personales. El servicio de
contracepción postcoital está inclui-
do en la cartera de servicios de la
mayoría de comunidades autóno-
mas. Es, por lo tanto, un derecho de
las ciudadanas y los ciudadanos el
acceso al mismo, y en caso de con-
flicto con las creencias morales, es
necesario asegurar por otra vía la
prestación.
La importancia de la
confidencialidad
Una barrera que podemos encon-
trar es la carencia de espacios don-
de poder garantizar una conversa-
ción confidencial. Aunque se reco-
mienda en las normas de buena
práctica disponer de estos espacios,
es difícil contar con ellos. En ningún
caso deberemos forzar la conversa-
ción delante de otras personas, y
menos aún delante de la pareja. Si
una mujer nos contara su caso, ha-
brá que hacer lo posible para que
ese relato sea confidencial, respe-
tando su intimidad, y evitando con-
tarlo a terceras personas. Este dere-
cho está reconocido por el Código
Ético y Deontológico de la Profesión
Farmacéutica del Consejo General
de Colegios Oficiales de Farmacéuti-
cos de España. Aunque en la decla-
ración de la FIP sobre la política de
confidencialidad de información ob-
tenida durante el ejercicio farmacéu-
tico se reconoce que la revelación de
información puede ser necesaria en
el interés del paciente, para evitar
daños en su salud o para proteger la
salud pública, es conveniente contar
con el consentimiento de la mujer
AULAdelafarmacia Enero 2006 23
 : Formación Acreditada

El teléfono gratuito de 24 horas

del Instituto de la Mujer (900 19 10
Tabla 2 10) facilita asesoramiento sobre ma-
Qué no debo hacer ante un posible caso de violencia los tratos, agresiones y recursos so-
de pareja hacia la mujer ciales, por lo que es conveniente te-
nerlo a disposición de las mujeres
Hablar con el agresor sobre el tema. en la farmacia. Otros teléfonos de
administraciones autonómicas o
Recomendar psicoterapia de pareja. municipales son también útiles para
este fin.
Presionar para que la mujer tome decisiones (insistir en que denuncie, Existen una serie de situaciones
se separe, se vaya de casa...). que conllevan un mayor riesgo de le-
Dispensar psicofármacos no prescritos o en mayor cantidad siones graves o incluso muerte y que
de lo habitual. es conveniente conocer (Tabla 3).
Ante ellas es preciso poner en cono-
Comentarlo con conocidos de la mujer que acudan a la farmacia. cimiento de la mujer la situación de
riesgo, dar el teléfono de asistencia
Infravalorar el riesgo si la mujer se siente en peligro inmediato. de 24 horas y facilitar el acceso a los
distintos recursos.
Prejuzgar a la mujer o poner en duda lo que cuenta.
Coordinarse con otras
instituciones
Dar la impresión de que todo se va a arreglar fácilmente.
La coordinación con otras insti-
Usar expresiones que puedan crear sensación de culpabilidad como:
"¿Por qué sigue con él?; Si usted quisiera acabar, se iría". tuciones, servicios sanitarios, so-
ciales y educativos y con el tejido
Presentar actitudes de sobreprotección o sobreidentificación que favo- asociativo de la comunidad en que
rezcan la cronificación del proceso.
esté asentada la farmacia es conve-
niente. Fundamentalmente la coordi-
nación con Atención Primaria es una
para poner en conocimiento del mé- la disponibilidad de recursos socia- tarea clave y se plantea como una
dico/a, enfermero/a o trabajador/a les (Gobierno de Aragón, 2005). necesidad técnica para mejorar la
social de referencia su caso. Es frecuente que la mujer no se atención a mujeres maltratadas.
reconozca a sí misma como mujer Aunque tiene sus dificultades y ba-
¿Qué hacer si una mujer nos dice maltratada. En estos casos se debe rreras (falta de tiempo, falta de ex-
que es víctima o si detectamos un mostrar interés por la situación y fa- periencias previas, desconocimien-
caso? vorecer un ambiente de confianza, to de vías de comunicación, resis-
ayudando a que reconozca el proble- tencias...) el mantener vías de co-
Una de las acciones que se podrían ma. Es preciso respetar el tiempo municación y coordinación puede
realizar es la de informar acerca del que necesite para tomar sus propias tener un efecto positivo sobre la sa-
problema de maltrato. Transmitir decisiones (Tabla 2). lud de la población, ya que se po-
que se trata de un problema fre- Cada Oficina de Farmacia podría dría mejorar la detección precoz, el
cuente y que la mujer no es respon- conocer los recursos de la zona que acceso a algunos servicios e inter-
sable del mismo; explicarle que ella sirvan de apoyo y fomenten la auto- venciones, así como compartir in-
no puede cambiar el comportamien- nomía de las mujeres: grupos de au- formaciones de interés con respec-
to de su pareja y que las disculpas y toayuda, asociaciones y grupos de to a tratamientos y cumplimientos
promesas no pararán la violencia; mujeres, grupos comunitarios que terapéuticos. Además, esta necesi-
informarle acerca de las repercusio- incorporen en sus actividades el for- dad se reconoce específicamente
nes para la salud, de la existencia de talecimiento de la autoestima y el en los documentos sobre Buena
medidas legales de protección y de desarrollo de habilidades sociales. Práctica en farmacia y los estánda-

24 Enero 2006 AULAdelafarmacia

 la legislación protege sus derechos
e integridad y que si lo desea puede
Tabla 3 solicitar una Orden de Protección,
así como facilitar información acer-
Señales de alerta de riesgo grave en la mujer ca de la red de recursos sociales
para la atención a las mujeres vícti-
La mujer declara temer por su vida.
mas de violencia puede ser de ayu-
Los episodios de violencia se producen también fuera del domicilio. da.
Se remitirá a la víctima lo más rá-
Su pareja se muestra violento con sus hijos. pidamente posible al hospital más
Su pareja se muestra violento con otras personas. cercano, sin que medien lavados ni
cambios de ropa. En caso de fela-
Ha sometido a la mujer a actos de violencia sexual. ción, es importante, en la medida de
lo posible, evitar la toma de líquidos
Amenaza con matarla y/o matar a los hijos y/o suicidarse.
o alimentos (Gobierno de Aragón,
La frecuencia y gravedad de los episodios de violencia se han intensifi- 2005). Se explicará empáticamente
cado. que es conveniente no hacerlo para
Abusa de drogas, especialmente aquéllas que agudizan la agresividad poder tomar las muestras necesa-
(alcohol, cocaína...). rias con posterioridad.
En el hospital se contactará con
La mujer tiene planeado abandonarle o divorciarse en un futuro cerca-
no.
el Juzgado de Guardia y se realiza-
rán las pruebas pertinentes, la pre-
La pareja conoce que la mujer ha recurrido a ayuda exterior para poner vención y tratamiento de posibles
fin a la violencia.
enfermedades de transmisión se-
Su pareja o expareja la sigue o acosa. xual y la prevención de un posible
embarazo.
La mujer ya ha denunciado lesiones graves.

La pareja dispone de armas de fuego en casa.

Conclusiones

La pareja o expareja ha amenazado a amigos o parientes de la mujer.
Fuente: La violencia contra las mujeres como problema de salud pública. Comunidad de
Madrid, 2003.
res para códigos éticos de la FIP
(Federación Internacional de Far-
macia). Esta coordinación facilitaría
en el caso de la violencia la mayor
difusión de material informativo, la
sensibilización de la población ge-
neral, la difusión de posibles activi-
dades como grupos de mujeres o
cursos que se realicen dentro del
entorno.
Formarse en el tema
Otro aspecto a potenciar sería la
inclusión en los programas de pre-
grado, postgrado y formación conti-
nuada de farmacia de la materia de
Salud Pública, incluyendo el proble-
ma de la violencia hacia las mujeres,
así como el desarrollo de habilida-
des de comunicación que faciliten la
escucha empática y activa en el ejer-
cicio profesional.
Actuación ante una agresión
sexual
En primer lugar, podemos infor-
mar de que la agresión sexual es un
delito y como tal tiene derecho a de-
nunciarlo, aunque éste haya sido rea-
lizado por su pareja. Hacer saber que
E
n definitiva, el problema de la
violencia de pareja hacia las
mujeres constituye un impor-
tante problema social que pre-
cisa un abordaje conjunto por todos
los actores y profesionales. Por ello,
la implicación de las y los farmacéu-
ticos se hace también necesaria.
Mantener una actitud crítica frente a
los propios valores, poner cuidado
en los mensajes que se difunden pa-
ra que rompan los estereotipos de
género establecidos, hacer lo posi-
ble para prevenir la violencia, bus-
carla activamente y abordar los ca-
sos apropiadamente, en un marco
de respeto a la dignidad, a los ritmos
y a las decisiones de las mujeres
que la sufren, son principios que nos
deben guiar en nuestro quehacer
diario.

AULAdelafarmacia Enero 2006 25

 : Formación Acreditada

PUNTOS CLAVE

4La violencia de pareja hacia la mujer es un importante problema de Salud Pública.

4Es responsabilidad de todas y todos hacer frente al problema social de la violencia de pareja y que exista
una "tolerancia 0" hacia la misma.
4La violencia puede presentar distintas formas y repercute en la esfera biopsicosocial.
4Sólo es responsable de la violencia aquel que la ejerce.
4Se trata de un proceso que con el tiempo aumenta en intensidad y frecuencia, independientemente de lo
que la mujer haga.
4La Oficina de Farmacia es un lugar óptimo para realizar actividades de promoción de la salud y dirigidas
a prevenir y detectar la violencia.
4Visibilizar la violencia en mayor o menor grado depende de nuestro posicionamiento frente a la misma.
4Es imprescindible garantizar la confidencialidad.
4Se debe practicar la habilidad de la escucha activa y mantener una actitud empática.
4Es preciso respetar el tiempo que necesite la mujer para que tome sus propias decisiones. Afi

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