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CAPITULO 1. ANALIZAR EL USO LINGUISTICO ES ANALIZAR IDEOLOGIA Alejandro Raiter. Nos queda la palabra. 1, @Para qué sirve el analisis del discurso? na propuesta que afirme la utilidad del andlisis del discurso, del uso cotidiano del lenguaje, para entender qué representa- ciones sociales circulan dentro de una comunidad lingiifstica debe rechazar ~al menos, poner en duda- varias afirmaciones que aceptamos como verdades de sentido comin: a) El lenguaje es un medio de comunicacién. Como tal, no sélo es transparente (permite reflejar la realidad y/o las intenciones del hablante), sino que las formas lingiifsticas son indiferentes a los con- tenidos que supuestamente transmiten. b) Una o un hablante cualquiera primero piensa y luego debe codificar en formas lingiifsticas. c) El lenguaje posee reglas propias que no comparte con ningin otro dominio del conocimiento o Ia actividad humanas. Las formas lingiifsticas no son constitutivas de una formacién econémico-social en particular, sino un instrumento para las personas. d) Las formas gramaticales abren una serie de posibilidades por- que el uso lingiifstico carece de reglas especificas; de ningtin modo condicionan qué puede decirse. 22 | ALEJANDRO RATER e) El uso del lenguaje es performativo y, por lo tanto, construye la realidad. La historia y los andlisis sociales son s6lo relatos que se refieren o responden entre si. Estos rechazos no suponen la imposibilidad de hallar importan- tes aportes que podamos utilizar para comenzar a construir una teo- rfa sobre el uso lingiifstico, una teorfa que vincule a las formaciones econémico-sociales con las formas lingiifsticas que le son propias, que muestre cémo las refleja, las refracta, y que permita proyectar un cambio. La primera afirmacién se basa en la arbitrariedad del signo lin- giiistico (Saussure, 1921). En efecto, la arbitrariedad del signo es un punto clave para esta posicién, ya que necesita de la neutralidad de los decires y de lo dicho frente a cualquier situaci6n social. Es as{ que, si tenemos el signo lingiifstico /pobreza/, los defensores de las posiciones anteriormente sefialadas dirfan que no hay ningu- na relacion causal o de otro tipo entre {la pobreza} como concepto y /pobreza/ como signo. En estas teorias los signos tienen slo valor negativo, opositivo. Asi /pobreza/ se opone a todos los otros signos del sistema lingiifstico: /pobreza/ se opone a /riqueza/, /indigencia/ pero también a /gallina/, /casa/, /zanja/, etcétera. De acuerdo con esta posicién, todos los signos pertenecen a un sistema (teérico) de signos; su tinica existencia real esta en la mente de quienes los usan, asf como en las reglas que permiten su combinacién en unidades mayores, como por ejemplo, en oracio- nes. Para qué o por qué los usan los hablantes es, ya, un problema comunicativo. Si tenemos la oracién: 1) Rebeliin de los jovenes de los barrios periféricos de Paris. Sélo podemos decir, desde un punto de vista lingiifstico, que es una oracién gramatical, esto es, bien formada, que resulta de movimientos realizados sobre una oraci6n mds basica —una nominalizacién— del tipo: 2) Los jévenes de los barrios periféricos de Paris se rebelan. ANALIZAR EL USO LINGUsTICO Es ANALIZAR IDEOLOGIA Estas oraciones estén bien formadas, aunque no se especifique Por qué ni contra quiénes se rebelaron los jévenes. Los jovenes/ son (no visjos! y /no ninosl, /periferia/ se Opone a /centro/, /Paris/ seré /no 3) Madre hay una sola. 4) Este pats necesita un modelo de desarrollo, Cualquier diferencia que pudiera existir en la comprensién y/o en la produccién, no puede ser revelada Por los estudios lingiiisticos. La afirmaci6n b) esté mw pensar el sistema lingiifstico Por fuera de otras actividades mentales, las formas lingiiisticas de cualquier actividad mental individual o de cualquier situacién social, son simples formas instrumentales muy importantes— pero reemplazables por otras. La afirmacién d) nos indica que todos los hablantes, en cualquier Los portaestandartes de la Posicién e) parecerian seguir un cami- no inverso. Si de la discusién que acabamos de mantener se podria. deducir que los aspectos sociales y contextuales no afectan el uso del 23

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