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CARLO M. CIPOLLA Recerca maT CRITICA Barcelona Primera edicibn: octubre de 1999 Primera ediciin en BIBLIOTECA DE BOLSILLO: septiembre de 2010 [No se permite la reproduccion otal o parcial de ese libro, ni su incomporaci6n 2 un sistema inform io, ni su transmisién en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electro, meeénico, por fotocopia, por gyabacidn otros métodas, sin el petmiso previo y por escrito del editor. La inftaccién de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra I propiedad intelectual. (Ae. 270 y siguientes del Cédigo Penal.) Titulo original: Le macchine del tempo Disefio de la cubierta: Jaime Feméndez. ustracién de la eubierta: © Corbis Composicién: La Nueva Edimas, 8. L. 1981, Carlo M. Cipolla © 1999, de la traducei6n, Antoni Martinez Riv © 1981, 1996 Societaedittice if Mulino, Bologna © 2010 de la presente edicién para Espaia y América Editorial Crtien, SL, Diagonal, 662-664, 08034 Darcelona ISBN: 978-84-9892- 113-7 Depésito legal: B. 29546 - 2010 2010. Iimpreso y encuadernado en Espafia por Litografia Rosés PROLOGO Cuando en el afo 807 4.C. Haroun al Rashid envié una embajada a Car- omagno, entre los regalos destinados al emperador se hallaba «an reloj pro- acto de un prodigioso arte mecénico» (arte mechanica mirfice compositum), descrito de Ia siguiente manera: «funciona con agua y sefala las horas, que suenzan mediante unas bolitas de bronce que caen sobre una bandeja de Iat6n, ‘A mediodia, doce caballeros salen de doce ventanillas que se eierran después tras ellos». El texto de Eginardo (Annales, ad annum), al que debemos Ja in- formacién, revela la sensacién de estupor at6nito y admiracion sin Kmites gue el complejo mecanismo érabe provoes en la corte franca. Era imposible en todo Oceidente producir 0 contemplar semejantes maravillas. Aproxima- damenie un siglo y medio mas tarde, en 949, en una visita a Constantinopla, Liutprando de Cremona fue admitido en presencia del emperador griego en un palacio de dimensiones y belleza excepcionales,y all Liutprando vio cosas que le dejaron aténito, [Ante el trono del emperador habja un érbol de bronee dorado cuyas ramas estaban repletas de péjaros, también de bronce dorado, que gorjesban cada uno segun su especie. EI ono... desmesuradamente grande estaba custodiado por leones, hechos de bronce y de madera dorados, que golpeaban et suelo con ta cola y ragian con ls fauces abiertas y la lengua vibrante, Fui conducide a pre- sencia del emperador sostenido sobre las espaldas de dos eunucos. Al aproxi- ‘marme, 10s leones comenzafon a nugir y los pjaros a gorjear... Tras haber electuado tres veces el gesto de sumisidn al emperador con el rostto postrado en el suelo, levanté la cabeza y, maravills de las maravillas, el que poco antes habia visto sentado en un trono no muy elevado del suelo se hallaba ahora s la altura del techo. No sabria decir e6mo habla sucedido aquello, pero creo que el tone habia sido elevado mediante algin tipo de mecanismo similar al que ao Solos utilizamos en las prensas de vino (Ancapodosis, VI, 5). Una vez més la habilidad mecénica de Oriente provoca estupor y mara- villa en un sabio de Occidente.” 1L_ Sabre los mecanismos eutomaicos del imperio bizantno y’ el relato de Liuiprando, cf. Bret. Automata, pp. 447-487, y tambien Ochi, Culliume Baw, pp. 899 ss. (Para los titlos completos de las obras que se cian en Ins nots de manera abrevioda fn bibliografa de pp. 786) 10 LAS MAQUINAS DEL THEMBO A principios del siglo xtt, no habia atin en ta literatura occidental abso- Iutamente nada que pudiera compararse con la enciclopedia teenoligica de Al-Jazari, compuesta hacia 1205 por este excepcional artesano que habia pasado veinticinco afios en la corte del sultén de Diar-Bekr en el Tigris.’ Ni ‘tampoco hallaban los bizantinos de I época raz6n alguna para modificar su tradicional conviccisn de que los «latinos» (\éase los oceidentales) no eran _mds que una especie de «bvirbaros», y que la emueva Roma (Iéase Constan- ‘inopla) era tan superior a la antigua que la mera comparacién resultaria ab- surda. Sin embargo, la situsci6n estaba cambiando. En el verano de 1338 parifa de Venecia una galera en direccién a Oriente. Entre otras muchas cosas, Ja galera transportabs un reloj que Giovanni Loredan esperaba vender en Delhi. Conocemos el hecho por casualidad, porque unos afios ms tarde al- _gunos comerciantes promovieron un proceso propésito de la carga. En aquella época a ningtin cronista se le ocurrié tomar nota del hecho, y entre Jos historiadores modernos slo Roberto S. Lépez lo menciona. ¥ sin embar- 0, se trataba de un hecho de notable alcance: Europa comenzaba a exportar ‘maquinaria a Asia. Se tratuba de un modesto inicio, pero con él comenzaba a abrirse una nueva época. Un siglo mas tarde la supremacfa tecnolégica de Europa occidental sobre Asia era ya un hecho. A finales del siglo xiv algu- 1nos bizantinos, como Demetrio Cidonio, ul observar la cultura oecidental Ile- ‘gaban a Ja sorprendente conclusiGn de que Occidente tenfa algo que ensefiar a Oriente.’ ¥ unos decenios mas tarde, el cardenat BesariGn, griego de naci- miento, dirigia a Constantino Paleslogo, tirano de ts provincia auténoma de ‘Morea, un memorial en el que hablaba abiertamente de la superioridad tec- nol6gica de Occidente y exhortaba a Constantino a enviar a Italia jévenes ‘griegos para gue aprendiesen «los rudimentos de diversas tcnicas».* La po- i6n relativa de Oriente y Occidente habia cambiado por completo respee- to a la que existfa dos sigios antes, ‘Cuando Besarién escribfa su relaci6n, alia —o mejor dicho, alia sep- tentrional y central— era sin duda uno de os paises que se hallaban a la van- guardia de Europa en cuanto a tecnologta. Que un humanista como el cardenal Besari6n eligiera Italia, cuna det Humanismo, como ejemplo a seguir para la ceducacién y la preparacién de las jévenes generaciones de su pais es perfec- tamente comprensible y estaba completamente justificado. No abstante, Italia no era la nica regidn europea que posefa una tecnologia avanzada y una re- Jativa abundancia de artesanos. Ein este aspecto los Pafses Bajos, y sobre todo 2 Olschi, Guillaume Boucher, p. 95, Sepia De Solla Price (Mechanical water clocks, OOF), famodo relay de agua del siglo xi de Fer, Maruecos, sconcverda totalmente con fos tetos escrito por al-Fazarin. CE. también Chapois y Dror, Automata, op. 38 88, y De Salla Pace, Atomate 3. Sobre el sabi dela opin que mantnian lor Biautinos sobre Occidente Yo Ingo Ge los siglow navy 4¥. of Seveonko, Decline of sant, pp. 176 y 38.9 Granakoplos. A By ‘antne looks atthe Renciconce, pp. 157-162, ‘$ Larnbios,Ipomninns, p26. Sobre la cana de Besar, ef. srbign Keller, Cardinal Ressariom. pp. Hi-348 y Sevewsbo, Decline of Byzantion, 177 Provoco u los Palses Bajos meridionales, estaban tan avanzados como Talia. También Francia tenia un gran nmero de técnicos. Su desarrollo habia sido obstacu- lizado por los desastres y desGrdenes provocados por la guerra de los Cien cuando los relojes reales daban Jas horas. De este modo todo ef mundo podia saber la hora «luise le soleil En aquellos tiempos un reloj, sobre todo un gran reloj pilblico, costaba ‘una fortuna, Valfa macho dinero construirlo,* y su mantenimiento, que com- prendia por regla general el salario de an «gobemador»” suponia un proble- 15, Franklin, Ve privée, p. 6 Sobre as caracterstiast6nicas del rl instslado en 1370 en una de las torres del Palario Real de Pai, c. Roberson Evolution of Clockwork pp 49-6, 1 Usher, MechaniolInoentions, pp, 202-208, 16. Cr, por ejemplo, eI docimento de 1410 referent la constuccia de un ej publi co en Moaipier y reproducido en Revershon, Hutine de Horlogerie, pp. 60-64 o1 mec nism de hiero del renj se prayects pars un peso de unas 2.00 libra y Ta campana del seo) para cash mas de 2.000 Ibras. Hobie ademés une figura que dabe las hots. Par el conjunto de {a obra, los consructors fijaron un precio de 2.000 escudos mis dos amuide de vine (moyoe de vino) y dos emolons de bien (alias de tigo), Numnerosos epsodios muestra abundant Imevte que, con Hecuenca, era dificil para una comunided halla tes fondos nocesarios para Ie ‘consrveidn de un rel} pli. Ene muchos ejemplos disponibles, f. Filet, Morloges publ. ‘ques, p- 107; Vial y Che, Horlagers Lyonnais, pp. 23: Smith, Scoish Clockmates, pp 235 ys, 15. Como esrb Feassart en Su composicion Li Orloge amoureuses, p. 79°80, Wortoge ne poet ater de 501 sella qulle garde et qui en sogne pour ce tl out & 1a propre besongne tov onlogier qui tart et tmpre AligamnensVadrunsre et anempre te pls relieve et met leur devote (El elo} no puede ie bien / sino bay quien lo gure y cule, / por st exige por propia naturale / un telojeo que lo tare y modere/ y adminis diligent, y temple / altura de los plomos y tos ajuste conectamente algunos casos al artevano que consti a rel se le nombraba «gobemador: del mi ‘mo: dicho de oto modo, cuando se compraba wa reloj debian comprarseigualente Ios sv los de su constuctr. Henry de Vie, que consruyé el reloj del Palacio Real de Paris en 1370, fue probablemence su primer ogobemador» (Vidi, Horloge di Palais, pp. 98-99); ol cerjero “Thomas Le Vier, quien construys el relojpiblico de Dole ura) hacia 1480, Fue tambien non brado agebemador» del mismo (Brune, Dictionnaire, p. 16S: sobre Besangon, #9. 89. ad ‘ocem Du Chemin Anse; Gian Carlo Rainier da Reggio, que consty al fameso reo} dela plaza de San Marco de Veneci, obtuvo pra sly sus descendientss el cago de «gobernadons de ‘aque! elo} (Morpargo, Disionorn,p. 157) eh Mania. Bariolomeo Manfred: fee nombrado ‘gobernador» del rea} que habia cozstaido hacia 1470 (Davai, Noite storiche,p.223).68 Lie jsf sheer» Georpes Huysman, ue consis un ntevo rele en la catedal de Saint Lambert ‘en lor aos 1523-1529, fue posteromente nombrade mole de! horioge (Plien, L’horlagere ‘au Pays de Lidge, p. 25), en Lyon, inmedistamente desputs de 1650, Daviel Gom construy en Ta tore del parlsmenco un elo} del que fae nombrado »gobernadors (Wal y Cote, Horloger Lyonncis, p57); en Génove, Crisioforo Ganzinatt, fos también nombrado sgobernaers dl reloj que habte consruido cia 1660 (Belgano, Antic orologi pp. 50-52), La sstiuchn {e un spobernador» no era mada fe. Tas Is mucre del maestro Tommaso, Hacia 1420, el Consejo Comunal de Romans (Francia) decidié construir un bellisimo reloj «sin reparar en gastos» («sans regarder a la dépense»). En 1557, los habitantes de Montélimar (Francia) acordaron tener un reloj semejante al que habia en Romans: «A la forme d'icelluy de Romans».* De este modo, a pesar del coste relativamente elevado, una combinacisn de orgullo ciudadano, de utilitarismo y de interés por los artefactos mecéini- cos favorecié la difusiOn del rele). La creciente demanda de relojes estimuld a su vez el progreso tecnolégico y, a finales del siglo x0V, se fabricaban re- Jojes que tocaban las horas y los cuartos.* Sin embargo, este hecho no debe Hlevarnos a engafio sobre la precisién de esas primeras miquinas. Como se ha observado justamente, os primeros relojes mecdnicos «constitufan una extraia combinaciGn de esplendor imaginativo y de tSeniea de construccién deficiente>. A lo largo de los sighos xiv y Xv, la mayor parte de los reiojes (si funcionaban y cuando funcionaban), acumalaban cada dfa retrasos o ade- Jantos de consideraciGn. Las exigencias de precisin eran limitadas, hasta el punto de que se contentaban solamente con la aguja de las horas. En cual- {uier caso la imprecisin de los relojes era tal que a menudo parecia excesiva ‘incluso para las limitadas exigencias de la época. En 1389, la ciudad de Rouen asign6 un salaio a la mujer de un relojero para que se ocupase de ajustar continuamente ei relo} piblico En 1387, et rey Juan de Aragén decidié con- tratar a dos hombres para que tocasen las campanas del reloj de su castillo de Perpitién, puesto que el reloj no era capaz de hacerlas sonar por su. cuen- ta enel momento pretiso.” El pueblo de Paris aludia al reloj del palacio real con el verso: «l’horloge du palais, elle vas comme il lui plait». No hay duda de que al menos hasta el siglo V1 incluso los mejores relojes indicaban el tiempo tan s6lo de manera aproximada y tenfan que ser ajustados continua ‘mente, incluso en 1641 el Consejo Ciudadano de Dijon, viendo que ninguno de sus relojes puiblieos iba a la par que los demés, dio fa orden de que se Reverchon, Histoire de Vhorlogeri,p. 62 Vial y Cate, Horlogers Lyonnais, pm. 5 et, Hortoges puoigues, pp. Low-10s "Exo or leat del elj dea eatedeal de Wells on Inglaterra: ef. Briton, Od Clocks, BBPRERR Loyd, Oustanding Clocks, p. 26. Viele, Horloges et Horlozere Calon, p. 163 LOS ARTESANOS DE EUROPA, 21 ajustaran «suivant le cours du soleil, es decir, en relacién con los relojes de sol? El hecho més peculiar de ta historia de los primeros tiempos de la relo- |jerfa es que, a pesar de que no se hicieron progresos sensibles en cuanto a la precisin, si se construyeron relojes con los movimientos mas extrafios y Complicados. El hecho no debe sorprendemos: siempre era mis Fécil afiadir ruedas y mis ruedas que mejorar el sistema de regulacién del escape. Por fora part, los antématas y las indicaciones astrondmicas gozaban de gran po- pularidad. En este aspecto, uno de Ios ejemplares més notables fue el reloj Construido hacia 1350 en la catedral de Estrasburgo, Sus dimensiones eran enormes y disponta de un calendario mévil y un astrolabio que mostraba los ‘movimientos de! sol, de Ia Tuna y de los pianetas. La parte superior estaba adomada con una estatua de la Virgen, frente a la cual giraban a mediodia los Reyes Magos mientras un carillén ejecutaba un motivo musical. Coro- nando el conjunto se encontraba un gallo que, al tgrmino de la procesién de los Magos, absfa el pico, sacaba fa lengua, batia las alas y emitia un siniestro quiquiriqui.” A mediados del sigio xv, en la fachada del Palacio Comunal de Bolonia, 1os maestros Giovanni Evangelista de Piacenza y Bartolomeo de Gnudolo constrayeron un imponente reloj, en el que a determinadas horas tun fingel tocaba la trompeta y santos y Magos hacfan piractas en tomo a la ‘Virgen y el Nifio. Sin embargo, lo més notable era la parte astronémica del elo}, Constraido bajo la supervision de aquel gran humanista que fue e} car- denal Besarién, parece ser que Ia seccién astronémica del reloj representaba ‘aun globo central de fuego en torne al cual giraban armoniosamente el sol, Ja luna, a tierra, 1os planetas y Tos cielosr.*” Esta disposicién de elementos se basaba en las teorias cosnioldgicas de los disefpulos de Pitigoras y se hallaba en abierta contradiceién con las concepciones ptolemaicas vigentes cen aquella época, Los famosos relojes de Orvieto y de Reggio en Italia, de ‘Wells en Inglaterra, de Lund en Suecia, de Lilbeck en Alemania y de Berna en Suiza no eran tan imponentes como el de Estrasburgo nit tan poco ortodoxos ‘como el reloj de Bolonia, pero constitufan en todo caso ejemplares extraor- dinarios.” A veces se instalaban movimientos complicados a relojes ya pre- ‘viamente existentes. Tal fue ef caso de Parma, en 1431, y el cronista, con un sentido evidente de la diferencia de clases, escribié que los nuevos mecanis- ‘mos sefialaban las horas «al pueblo» y Ia posici6n de Ia luna «a fos inteli~ ‘gentes».” En 1510 se afladi6 un complicado mecanismo al retoj del cam- panario de Gante: Adén tafifa las horas enteras, Eva tafiia fas medias y una 28. Sandos, Les mares horlogers& Besangon p. 32. 23. Unget, Corloge de Strasbourg, pp. 8-9. 50. Rubblan, L'orlogio del comune dt Bologna, pp. 349-366. Era un hecho verdaders- nce encepeonsl on eoperat concider ny ds ign dexpuds del acim he ‘Copernic, todavia pata manteniéndce Ia costumibre de ecu al istema «ptolemalcor pars los cutdrantesastrondmios de Tos relojes “SI. Cl. Unger, Horloges asironomiques,y Chaps y Droz, Automata, pp. 49-58 32, Belgrano, Aichi crolog, p. 4. 2 LAS MAQUINAS DEL TEMPO serpiente diabélica se agitaba entre ambos en un intento evidente de inducir- los a dejarse Hevar por otra clase de movimientos mucho més sineronizados, ‘Sin embargo, la obra maestra de la Edad Media fue la maquina astrond- mica constraida hacia 1350 por Giovanai de” Dondi, probablemente con la ayuda de su hermano Jucopo. Se trataba de un instrumento para la medicin {del tiempo pero que no indicaba las horas, sino que mostraba los movimien- tos celestes del sol, de la luna y de cinco planetas, y proporcionaba un ca- lendario completo y perpetuo. Philippe de Maizidres, que vio y admix6 esta maquina, la describié en los siguientes términos: ‘Vive boy en dia en Hala un hombre excepeionalmente versado en filoso- fia, medicina y astronoméa, que por consenso universal es reconocido como la mayor autoridad en el campo de estas tes eiencias. Su nombre es Giovanni ‘de’ Dondi y vive en Ia ciudad de Padua, A causa de su inmenso saber en ef ‘campo de Ia astronomfa, se prescinde habitualmente de su apellido y se le co- rnoce como maestro Giovanni de los relojes. Actualmente esti con el conde de Vir” y perce un salario de dos mil florines al aflo, El maestro Giovanni ha producido obras famosas en las tres ciencias, que son tenidas en gran estima por los mejores sabios de Italia, de Alemania y de Hungria. Entre otras cosas, ha consiruide na méquina, denominada por algunos esfera o reloj de los movimiznios celeste, que indica todos las movimientos de los signos del z0- diaco ¥y los plantas con sus drbitas y epiciclos, y en Ia que cada planeta se muestra por separado con su movimiento, de modo que en cualquier momento del dia y de Ia noche se puede ver bajo qué signo y con qué inclinaciGn apa- recen en el cielo fos planetas y Ins estrellas mayores. La esfera esté construida ide manera tan iageniosa que, a pesar de que son tantos los engranajes que es Jmposible contacios sin desmontar el relaj, todo funciona gracias & un solo peso. Es tal el prodigio que muchos grandes astronomos acuden desde lugares Temotos para admirar su obra... Para flegar a construir Ia esfera tal como su ‘mente ingeniosa la habia concebido, el maestro Giovanni Ia forj6 con sus pro- pias manos, sin ayuda de nadie, y durante dieciséis aflos no hizo otra cosa.” Una vez, construida la obra maestra, fue colacada en ta biblioteca det cas tillo de los Visconti en Pavia, pero tras Ia muerte de Giovanni no hubo nadie que fuera capaz de encargarse de su mantenimiento." En la actualidad no se sts i ee, Cn tat ares ate LOS ARTESANOS DE EUROPA 23 conserva esta gran obra del maestro Giovanni. El reloj fue destruido quizés a principios del siglo xvi durante el sitio de Pavia; sin embargo, conocemos ‘bien cual era su aspecto, estructura y mecanismo gracias a una detaliada des cripcion hecha por el propio maestro Giovanni y que ha llegado hasta no- sotros:** fa descripeion es tan detallada que ha sido posible reproducir la ‘maquina del maestro relojero. Alan H. Lloyd esté convencido de gue «inclu- so hoy en dia, con toda la ciencia y Ja téenica que tenemos a nuestra dispo- sivién, si una persona idease y construyese un reloj como el de Dondi habia {que considerarla un genio».” Y el profesor Lynn White afiade: Bl sentido de Ia relacign entre las partes méviles demostraba la genialidad: para suplir las Grbita elipicas de a Tuna y de Mercurio (como exigia el siste- fia ptolemaico), constrays engranajes elipicos y también puso remedio a las Inmegularidades observadas en fa drbita de Nenus. En cuanto a complejidad y perfecci6n, la maguinaria de Giovanni supera con creces a cualquier otra mues~ fra de la wenologia antigua que haya llegado hasta nosotros, incluidos los frag ‘ments det planetario helénico descubiertos en el mac Egeo.” 2. fa mayor parte de los relojes que se han mencionado hasta ahora eran relojes publicos. Puesto que se trataba de instrumentos engorrosos y muy costosos, era completamente légico que su difusién quedara limitada por lo comiin al sector pablico.” Pera pronto comenzaron a producirse tam- bién relojes privados. Cuando en 1380 muié Carlos V de Francia, que fue tun extraordinario coleccionista de objets d'art, los foncionarios encargados de redactar el inventario de las 3.985 piezas de su coleccién hallaron «un reloj construido enteramente de plata y sin hierro, que habla pertenecido al di- funto tey Felipe ef Hermoso, con dos pesas recubiertas de plata y rellenas de ‘ublicado por Cat, Castello di Pavi, 9. $80. Sobre Ins viistudes de la obra maestre de Don Ger Falcone, Disventtion, pp. 40-4D1, y acualmente Morpurgo, Lumanesino padovano,y lAtrari, on Dood Fracton Asrart, pp. 40-81 3G. Peace, Ms. D. 9 dela Biblioteca eaptolare df Padova descriione ¢ raserisio: nee Dondi Trocafas Astra pp. 45-176; rascescazo, Glossaro, tid pp. 177-195: y ae Dresucion flog del manbserto paduano did, pp. 196 y s. CT. tambin la edicion de Roratius publicads en 1987-1989 pore! Centra Inietazionale A. Belirame di Storia detio Spurio ede Termpo.Bragine (Padus), Thorndike, Milan manuscriet, pp. 308-317; White, Me ‘Seva Tecoology, pp. 125-126 "3. Lloyd, Ousanding clocks, p. 24 38. White, Medieval Technolog, p. 126 238, Pan nutalar on eo) publi én el palcio del «Podesti» en Bolonia, en 1356, se im puso ator 9 cada uno dels edadancr de wine abos en adelante un impuesio Ge deciocho Betaros te Grifontus. Memories en Mure, Rerum falicarum Seriptors, v0 18, col 172) ETSbe an deste wad ssoroe a Coneja Choninal de Ton a iponer uf mpuesto para la ‘Soosirucign de un sel) pblico. En exa ccasién, sn embargo. uta minoria de ciudadanos se ‘puso viclentamente al ptoyecto (Visk y CBie, Hovlogers Lyonnats.p. 3) Casos de impuestos ars Ia construccion Ge seljes publicor en si sadaste de Franca se ctan en Fillet, Horloges Pubiigues. pp 105-111 24 Las maui plomo».* La construccisn de este retoj debe haber tenido lugar antes de 1314, aio de la muerte de Felipe el Hermoso, Huroneando entre archivos es posible encontrar otros ejemplos de relojes personales,” pero puede afirmarse que has- ta la mitad del siglo Xv fueron extraordinariamenteratos. En primer hygar eran muy caros; ademis se consideraban méquinas complicadas, delicadas ¢ im: previsibles, que exigian una vigilancia contina por parte de wgobernadores> especiales, encargacios de «gobernarlos,ajustarlo, vigilaros y custodiazlos» Incluso Carlos V, que tenia més de un reloj en su colecei6n de abjeis d'art y que habia instaiado relojes pablicos en algunos de sus palacios, para medi €! tiempo en sus aposentos utilizaba velas marcadas intencionadamente para indicar et paso de lus horas. Los relojes personales, como escribié Christine de Pisan, «encore n’estoven communss® (no eran todavia comunes). Mientras las pesas fueron la tinica fuerza moti, los relojes privados era dificilmente movibles y tenfan que apoyarse sobre consolas o bien estar fija- dos a las paredes. Para consintir relojes porttiles habia que descubrir un nuevo tipo de fuerza motriz. Segin un contemporénco de Filippo Brunelles chi, este gran arquitecto florentno se interesé también por la relojerfa y ha~ cia’ 1410 construfarelojes movidos por «listintas clases de resortes».”” No puede establecerse que el término «cuerdas o «muelle» (molle) se uilizara én su preciso sentido téenico, por lo que resulta dificil concluir sobre la base de este tnico pasaje que, en 1.410, junto a los relojes de pesas, hubieran hecho también su apariciOn los relojes de muelle. Sin embargo, una miniatura fran- cesa que data aproximadamente de 1440-450 reproduce con todo detalle un relo} portitil que funcionaba claramente con muelle* La misma miniatura y otros documentos mas antiguos ilustran un ingenioso dispositivo, el eanoide, coya funcin consistia en convert en movimiento propulsor constante Ia cnergia variable producida por la descarga del resorte (véase Apéndice). 40. Laban, boemtaies, pp. 278-279, suelo n° 2598, En los whos 1299 y 1300, 0 ta PetrsPipelard, de scbrenomire Perris, orifice, re billabaen la mina del sey Felipe el ermoso wporgueestdconstruyendo un relo} para el rey» (Viduer, Horloge se Palas, p. 9). [No es de edo improbable que ceo) constuide por el tal Ppelard set el mismo que sits mde tarde pia verse en fa colosion de Carlee V. “41. Sogn Vielian, Horloges er horlgers catalan, p. 165, eos archivos atalanesreve- Ja i exsencia de relojes mesinicns pores 3 pair de fa mitad del siglo xiv. Pero la sf rmacién es més bien vga. Er los repstros de nérinas del rey Calon V de Franca, con fecha de 24 de noviembre y de 23 de diciembre de 1377, s len duets de page savor de Pere de Stine Beale, ener ologenrs, por sun orlogeporttven sn petite auroge, espectivamecle (Delisle, Mandements races 163.1." 1522 yp. 799. 1561). Sabemos Pete do Sac ‘Bae era un sfecano que constutaeelojos mecsnicos: por ejemplo, consriy® lt mayor pare el mecanismo del gran rele de los papas en avin (Michel, Pemitreshorloges, pp. 216-217) Hacia 1410, ulgunos documentos clatvos a los bienes Tamiliares de tes importantes nobles e Basiles, caalogan, ene diverson muchles, un «orologiune, un shdreley» yn slflacks ‘Falla Schewryr, Chrosacherhunet in Bases 7). 42. De Pisun, Charles V. va, p50. 43. Morpurgo, Ruoteo molle, pp. 31-32; Monpurgo, Diionavo,p. 33; Morpurgo, lok sine dell orologi rascabie. p24, . me 44. Michel, Hovloge de Sapienee, pp. 297-298 LOS ARTESANOS DE EUROPA 25 Los pocos y dispersos testimonias de que disponemos parecen, pues, dicar que la inclusién del muelle en Tos relojes se remonta por fo menos a los, primeros decenios del siglo xv." El invento tuvo una importancia decisiva: hizo posible la construccisn de relojes facilmente transportables y, mas tarde, la construccién del reloj de bolsitlo. ‘Sin embargo, durante el siglo xv los relojes privados de pesas fueron may raros, y més eseasos ain fueron los relojes de muelle. Hacia 1450, un personaje importante de la corte borgofiona que poseia un seloj de muelle hizo que se 10 pintaran sobre el fondo de su propio retrato."* En 1481, el rey Luis XI de Francia pagé dieciséis liras y diez sueldos (de moneda tornesa) «ca Jehan de Parfs, relojeto, por un reloj provisto de cuadrante que suens las horas, completo en todas sus partes; dicho reloj lo adquiri6 el rey para Tle varlo consigo adondequiera que fuese».”” Que el rey estaba muy orgulloso de su reloj Jo demuestra el hecho de que también mandé que apareciera pintado; en uno de sus retraios oficiales. Solo en el transcurse del siglo xv! los relojes privados, tanto de pesas como de pwuelle, fueron haciéndose cada vez menos raros.” Si se compara el ‘escenario’ europeo de los siglos xvi y Xvit con otras partes del mundo, sor- prende el hecho de que en Furopa habia més artesanos y mds comerciantes que en cualquier otra parte en relacisn con la poblaci6n total. Pero no es me= ‘nos singular e importante el hecho de que en Europa, entre la minorfa que fa riquisima y la mayoria que era extremaxlamente pobre, habia un grupo re- lativamente numeroso de burgueses acomodados —comerciantes, abogados, notarios, médicos, boticarios y otras profesiones similares— que podian per- mitirse ef lujo da tener casas confortables, buenos vestides y distracciones varias. Los dos hechos, el que actuaba de parte de la oferta y el que actuaba de parte de la demanda, eran interdependientes: uno existia en la misma me dida que existfa el otro, Esté comprobado que en la Europa de los siglos xv1 y XVI no sélo habfa artesanos que sabfan construir relojes: haba también un 45, Zine, Frc der Reider, p. 17, sone qe ol reo rproduido en una nix tua francesa de 400 (liters Nacional de Pars, MS. 426) ss ectiamenten (fenbar) wn tao de uct Pro lamina po mucsts I pa itera dl wl) ns means, Ja Seaside Ziners bac Uniamrteeb ix aparenca eterna del reo} encuestion. Sean Zinc, wrope pertabes conus 137 por Pio de Sue Bea (tsp, nota) fen spiablmentcs (warichenih el 3 lle Te ya Ousondine Clocks p. 332 BP. Dower D'Arcg, Comes de Piel de Rot p- 388 48. Sob exe rtato, of. ls, Horogerte cnieme, po 46 4. Los lj de olsiloaparecteron facia finales de siglo x¥ a eomjenzos dl xv sobre eae toma ef Morpuo, Lortgi aco, Reverso, Histoire de Mrlogre pp 7 Eker mous 120 or chen sr tani ein pra slasctonstan Ea te solecion Srisica de Rovimond Robert (14571332), minis dl fey Francine, haba doce tells SiGe or eles dan las boas uno grande reves de cur dad. que indica os pla= etsy Tos signs del zd Tos owns cletes (Gry. vena, pp. 27-2. Ee Sina Ju foe amos a eoescn de eas Ge emprsdor Caos 26 LAS MAQUINAS DEL TIEMPO niimero relativamente eievado de personas que podian adquitirlos. No debe pues sorprendemos que Ia producciGn de relojes aumentara. Lo que habia sucedido con anterioridad con los relojes puiblicos ocurrig de forma mas o menos parecida con los relojes portatiles de muelle y con los relojes de bolsillo: un tiempo después de su primera aparicisn, los relojeros dedicaron la mayor parte de sus esfuerzos a tz construccién de ejemplares de extrafias formas, con complicados movimientos relativos a la astronomia y/o al calendario.” En cuanto a precisién, los relojes siguieron siendo instru- ‘mentos relativamente impertectos durante todo el siglo xvi. De todos modos, algin progreso se consiguié:*' en el transcurso de este siglo, la aguja de los ‘minutos apareci6 con mayor frecuencia, y en los museos se pueden hallar al- _gunos relojes excepcionales de Ia épaca que marcan el tiempo con un grado de precisiGn satisfactorio.” A este propésito se pueden mencionar los ejem= plates construidos por Jost Burgi y por Jost Bodeker. Pero hay que procarar evitar las generalizaciones a partir de algunos ejemplares de excepcién: estas piezas de museo no son muestras representativas, Hasta que no se inventaron nuevos y mejores tipos de escape y no se resolvieron determinados proble- mas de mecénica aplicada, la producciGn en gran escala de relojes con un grado de precisién satisfactorio siguié siendo practicamente imposible, 3. Como ya se ha dicho, a lo largo y ancho de los siglos xiv y xv la de- manda de ‘elojes permanecié estancada y en cualquier caso no permitis el desarrollo de grupos especializados de artesanos. Los primeros relojeros fue ron herreros, cerrajeros 0 fundidores de cafiones; en otras palabras, se tata ba de artesanos expertos en la elaboraciGn de metales y que ocasionalmente consegufan producir 0 reparar relojes mecéanicas. A comienzos del siglo xv. Jacques Yolens de Lille era «retojero y artillero»® y el maestro Pierre Cudtifia, de Friburgo era «magister bombardarum et harologiorum.* En la colonia genovesa de Caffa (Crimea), en 1455, Ubaldinus de Florentia era «bombar- derius et magister orologii Comunis».® Hensicho, el elérigo que en 1474 fue rnombrado mantenedor del reloj de la iglesia de San Gottardo en Milén, sabia de bombardas més que el mismo diablo. A finales del siglo xv Noél Cusin, 50._A purr de lz mitad det siglo x, aparecen precious relojes de pared con jas de ‘rst de roca y preciosa rlojes de bolilo con Ta: eas Fiamentetlldas 0 caladas pits ‘das con eemale, Hay tamign reljes de figuras y formas curiosas, como telojs de ped en forma de cracifjo Brite, Old cocks. 9. 32. figura 16) selojs de bobo foxtna de crt, de calvern (Brite, Old cocks, p. 85, figuras 364 37), de pr, lan, conejo 0 paloma (aque ¥y Chapuis, Montre Suisse, figuras 12, 13 y 14). Se consvuyeron también relojerastondmicos Se bolle: ef Jaquet y Chapuis, Monsre Suisse, gras 15. 169 17. SI. CF. las observaciones de Defossez, Ls savant, pp. $2.71; Lloyd, Oustanding Clocks, pp. 61-89, 32. Cha yon empl, Douce, Previn Timekeeping p80 53. Hearurd, Doconems, p. 168 34 Fille, Horiogespublgnes, p. 108 55. Belgrano, Antchi ores, . 54,0 6 Motia Mase, p. 529 LOS AREESANOS DE EUROPA 7 ‘mantenedor del reloj de Ia catedral de Autun, construta relojes, érganos y ca- ones.” En Lisboa el maestro Giovanni, probablemente de origen alemén. tra- bajaba de artllero y de relojero.® Podrian citarse muchisimos otros ejemplos dde esta clase,” Efectivamente, este tipo pintoresco de artesano versatil siguid ‘existiendo durante mucho tiempo en aquellos lugares donde Ia fabricacién de relojes no se convirtié en una actividad econémica de cierta importancia, En Flensborg (Dinamarea), en fechas cercanas 4 1550, Gert Merfelden todavi construia cafiones y relojes, y a principios det siglo xv en Randers (Dina- marca) un artesano construfa relojes y varas para carrozas.* En Dundee (Es- cocia) hacia 1580, un tal Patrick Ramsay, que «tindi6 notables servicios ocu- pandose con competencia del relo) y del campanario» de la iglesia de Santa Maria, era sherrero y fabricante de Caftoness."' En el siglo xvu existfa en Ba- silea una denominacién profesional comin de «cenajero y telojero>® y, en Berlin, ya hacia 1730, todavia la mayor parte de artesanos que reparaban re- lojes de pared y de bolsillo eran cerrajeros.* En aguellas regiones de Europa en que escaseaban los trabajadores de metales y eran raros los artesanos dedicados a la mecéinica, los relojes Tos fa- bricaban artesanos extranjeros. En Cataluiia, la mayor parte de los relojes ‘eran obra de judios. En Inglaterra, en el siglo x1v, los relojes de las cate- rales de Salisbury y de Wells fueron construidos por artesanos extranjeros evados a Inglaterra por el obispo Erghum, también extranjero.** En 1368 Equardo IIL concedié protecci6n y salvocondueto por un afto a William Vue~ man y John Lietuyt de Delft (Holanda), «selojeros que vienen a este reino para practicar su arte».* Cuando no era posible conseguir artesanos extranjeros, cran los monjes quienes ocasionalmente hacian de relojeros. En Inglaterra se atribuye al padre Richard de Wallingford la construccién de mecanismos de relojerfa en la primera parte del siglo xtv." Hacia 1360 tn monje de Venecia S7. Bao, Histoire conporative de Phorlogerie,p. 46. 38. Pleisy Fuze, Cepfon, vol Lp. 298 59. Eni los relojros hay quzh uchilleos (Vide. Horioge au Palas, p98, n. $y Vieh ¥ Coie, Horlogers Lyonnais, p58), consracores de insmenios para la navegacsn (Vili, Horloges et horingers catalan, p 16) 3 constractres de balesin (Campos, Oroogtert, p24). Sobre Piere Pipeland, que fue orifice y relojzo lise Finaes del sigto Xi, ef. supra, m 40. Dl elojeros mas Tamonos tin sles lab alguna que ota Vez cbereros. A Helnrch Halder, en Basilen, quien prohebemanteconstayé el primer reloj de lz catedral de la ciudad ‘sua, tat oe} do Ta eater. de Bstrasbgo (1372) ¥ costruy el primer slo} pabl- Co de Lacera (1385), en aliinos dacamenter sole duel nombre de horologifex yep aos el 1 schlosser eeraer)y, en tos, ambien fobrem Falet Scheurer, Urmacherkinst be Basel po. 7-80), 60. Lisherg, Uomagare ag Ure, p. 137 G1, Smith, Seu Clackmaters, p. 2. 662. Falle-Schearer, Uhvmachertunst in Basel pp. 102, 152 (G3. Rovhel Das Dertinr Wactpsleben, ps 16. Vielans, Horloges et Horiogers Catalans, p16. 65. Lloyd, Ouastenling edocs. p25 (6. Calendar of the Patent Role, Baud Il 4 mayo de 1368, 7. Lloyd, Oustanding clock, p. 6 28 Las MAguINAS DEL TEMPO) construy6 en Avifién un reloj para el Papa.” En el siglo xv, en Suecia, algu- hos monjes del monasterio de Vadstena se dedicaban a la relojeria, y cl relo} astronémico de Uppsala fue construido en 1507 por uno de ellos.” En 1537, dl reloj de la ciudad de Aberdeen (Escocia) «fue renovado y ajustado por fray Alexander Lyndsay.” arece ser que en Alemania (utilizando el término geopolitico en su amplia acepeién medieval)” existié una relativa abundancia de excelentes herreros- relojeros: los artesanos alemanes adquirieron pronto una gran fama y a me- nuda se les reclamaba desde paises como Francia ¢ Italia, a pesar de que no faltaban all artesanos focales. En 1370, cuando Carlos V de Francia quiso instalar en su palacio un reloj pilblico, mand6 Hamar a Paris a un artesano alemén, Henry de Vie: en 1407 fue otro aleman, Jehan d’ Alemaigne, .” A lo largo del siglo xv, hubo reloje- ‘0s alemanes trabajando en Milin, Roma y en otras ciudades italiana.” Sin embargo, aun cuando los herreros-relojeros fueron més numerosos en unas Zonas que en otras, hasta finales del siglo Xv no existieron en Europa verda- eros ¥ auténticos centtos de produccién relojera, Los relojes se fabricaban rorinalmente en el lugar donde eran encargados, y los que se desplazaban eran los artesanos y, por supuesto, las mercancias.” Los relojeras eran muy ‘58. Michel, Premidres hortages,p. 245, 2. Sidenbiadh, Urratare 1 Sverige, p. 9. El oonje Petrus Astronomus de Vidsena. que constayé el rela dela catedral de Uppeal, habia nacido en Alemania y viv en Uppsala en 106: ef. Bring, Blograpy of Fotem. p. 15. "1, Smith, Seok Clackmakers, p. 2, FH. Emesieconteto tein “Alemania incaye ia mayor parte de Suiza, ef nase y sor de los Paes Hajos, Astra, Lorena, Austria y el Tio "V2, Sobee Henry de Vie y su rele} de Pats, ef. Vidier, Horloge da Palais, pp. 95-56. Honey de Vie podria st originaro de In Lorena (enosics pare del Sacro Romano Imperio) ¥ ti exaciamente be Vie-surSeille (Dep. det osela)o de Wurtemiberg oe i region rane (Roterson, Evolution of elockwork, 9, 80), Sobre Jehan dl Alemaigne yu trabajo por a resin Ate Franen, cf De Laborce, Novice des émaus, vol 2, p. 415, Sobre fos hemerostelojeros que teabajaron en Besangon en Ios siglos Xv yx, cE. Sande, Maitres horogers, pp. 5 y 7. Toe ‘nen 1630 fueron invtados& Lyon eljeossleranes para colaborar en la construe den Conlicndo ceo} astrondmico: ef. Vil y Clie, Hortogers Lyonnats, 86 TT3 Sohre Ios felojeros slemanes que trabajaron en Lombaedi, ef, N. N. Tedeschi in iter, p. 997. n. 24 PP, L'Orologio del Ospedale, pp. 687-688; Cuneta, Vicerde eae p3st, de. Sobre los wojers slemancs que tevbajacon en Roma y en otascivdadesitaliae Fas, ef Zinncr, Wane die Rédershe tn Deutschland oder Un Tatin erfunden, pp. 17-22. ¥ ‘Morpurgo, Dsionaro, psi. En 1402, en Ferrara. an clrto maestro Convadus Teronicu foe Creargado de construc tn compliedo rlojpblica scum angela, tba, sala et lis igeniots “tts (cop angel, tompeta, esirelia y otosarfcios ngeniosos), No cbstant, mis tarde, e tmaesto Conradasse dio cuenta de gue no estaba eapacitado para evar a cabo aquel abajo y ye unem copa industrice od perfectionem concep agistertinfetoopere se absent per Fuga (De Leyte, Annales, en Marae, Rerum Nlicara Seriptors, v0 38, coh 973) 71a Heinrich Halder de Basilea, quien probablemente construys ct reioj de Is eatedral 4 su ciodad natal (hacia 1360-1370), taba en el elo de Ze catedral de Esirasburgo on Ios ‘os inmediatamente siguientes 2 1370 ¥ conssuye el primer tela} pUblico de Lucema (1385) LOS ARTESANOS DE EURORA, 29 solicitades porque habia pocos,” pero no podfa haber una concentracidn de relojeros en una localidad determinada porque la demanda local del producto se saturaba muy pronto. Por todas estas razones, y también porque dif mente se distingufan de los dems trabajadores de metates, los relojeros ca reefan de gremio. De este modo, hasta finales de la Edad Media, el perfil det oficio de relojero mantuyo caracteristicas primitivas, que desde hacia tiempo habian sido abandonadas, por ejemplo, on la industria textil y en otros secto- res de la produccisn. Pero a lo largo de fos siglos xvi y xvi, como ya se ha dicho, fa deman- dda de retojes anments y el aumento de la demand favorecié la formacién de _gaupos estables de artesanos. Los primeros centros de produccién de relojes Surgieron en Augsburgo y Nuremberg, en Alemania, Mis tarde se desarro- Haron otros centros como Blois, Paris, Lyon, y mis tarde atin, como veremos a continuacién, Ginebra y Londres, En Paris habfa aproximadamente veinte maestros relojeros, ademés de un mimero indeterminado de oficiales y de GE Falla Scheurer, Ubrmacherkuns ix Basel, pp. 17-80), B priser teloj del palacio real 6e Paris fue constido eae ao 1370 por Henry de Vi el walemane (cf. sypra, m2). Uno de kos {elope de palacio de los papas en Aiton fe constuido en 1374-1375 por Pets de Santa Beata, un wojero que se mands venir de Pais a Avi para este Nn. El eo} de a cial de ‘Anges: fae construido en el desenio 1380-159) per Piewe Merlin, ameisreovlogewr» del rey {5 Francia, quien To mand8 n Angers deste Pars con ete prosito (Whchel, Horlogers du Pa leis Ponca, pp. 216217). A comienaos del siglo x, l resto Pleme Cuda de Friburzo fe inviado a Romans (sansa) pate construe alf on rl) public (Flt, rloges Publiques, p. 108) Caso excepeiona: en 1383, se constray6 en Milsn un elo pblico, que luego fue tans- Postado n Geneve, Este fue, eh efecto el primer elo) public que tuvo esia Ciudad (ef. Ber Fo. Ami orale pp. 45-46). Ene ranscareo del siglo X, sug ootcins mis ecuetes de Eruniesrelojes publionsconsruidns en un aio y tansportados nego a oto. El famoso reloj ae a plova de San Marco de Venecia fue consuido en Reggio y wansporiado luego a Venecia hacia finales de siglo Xv Morpurgo, Dicinaro, p17) Para aves elmples, cf. FalletScheurer, Unemacherkunst in Boel, 9p. 98-99) "5. Dura s esata cn Toscana después de 1470, f mangués de Manes no consigsio ncopivar en Porenés a solo relajero que ers capa Ge reparale el rela} port otro lo} por ae pudieraadguiiese compeindolo en foda I chadad (BoHolG, AT minor, 1.290) A comleaaos del siglo xt, en Ginebra, ao habla viagin anesano cape de reparar el oj dela iglesia Je San Plezo (Babel, Hetoire corporate, p. 41) 3,68 Besangoo, los admi- istradores de la ciudad tuvieron que dirgise aun anesano de Dijon porgue no conseqwsan fallar en su cudad 8 ningun aresana ge fuera capsz de feparar el relo} dela iless de Saint Etienne (Sando, Matis horlogers@ Besancon, p. 10). Hain 1530, I cidade Basen tav0 fque evar mano del rlojro Lientard Steiner para repara el rej dela ciudad, pese 2 que Steinmalter aba hecho Deft de Ia nary eciunesra» del reformador Ockolompad y fuera onsiderado hombre violent Inigante (Gillet Scheurer, URrmacherRuast in Basel, p. 101 ‘Rungue fa oferta de mana de obra cspeializada en el campo dela seloeria no ere muy eleva ‘ls tampoco lo era he demands, ¥ esto expla por go los raljers. en general 00 era ticos En $tlsy ol spobermaders el ssl} publion 1 Feeara eck eqnbesimem (attr powers Capon; Orefopier, p. 246). Ua reljero que wviera en Ginebra hacia 1430 n0 se veia en Condiciones mucho majoes (Babe, Histoire de Genive, vol. 2. p. 109). Naturales, los a teannos que traijaban para el rey para los ptacipes podion quizd gozar de mejores cond tones econdmicas. Por lo que se feiere a les silos xt y Xvi fa, n. 98 30 LAS MAQUINAS DEL TIEMPO aprendices, hacia la mitad del siglo xv." y cerca de setenta maestros reloje- ros en 1640.” En Blois habfa aproximadamente diecisiete maestros en 1600 ¥ cerca de cuarenta y cinco en 1639." En Lyon habia mis de diez maestros Telojeros en 1570, unos dicciséis en 1610 y entre cuatenta y sesenta apenas iniciada la segunda mitad del siglo xvi.” En Ginebra, a finales del siglo xvi, habia mas de veinte relojeros® y su némero aument6 répidamente en los decenios sucesivos. En Augsburgo en 1615 habla cuarenta y tres maestros re- lojeros, ademas de cuarenta y tes oficiales a jornal que habian llegado de otras ciudades y a quienes no se les habia concedido adn la ciudadanta,"’ En Londres, hacia 1620, habia probablemente mas de sesenta maestros." En al- gunos de los centros donde crecieron en numero y en beneficios, los relo- jeros acabaron constituyendo un gremio propio: ent Paris en 1544, en Blois en 1597, en Ginebra en 1601, en Toulouse en 1608, en Londres en 1631, en Lyon en 1658-1660, en La Haya en 1688, en Estocolmo en 1695, en Copen hhague en 1755. Estos casos no deben generalizarse, En muchas ciudades, los relojeros no tuvieron nunca un gremio propio y siguieron perteneciendo al gremio de los herreros.* En muchas otras ciudades no hubo, o préctie: 76, En julio de 1324, usite maestros relojeros resideaes en Poriss fueron suorizados 4 formar una eorponicgn entre fs rlajee purisios (Lespinaste, Miers et corporations, ‘ol 3, pp. 386 y 849-580), En elacion con esta auorzacin se prepar6 una lista con los now- bre defor maestoerelojroe «qe ejrcen su profes j tena sus Gendas en Ts clu de Pa- Fis La ise india tambien fet scbras mantra» que los mnestroshabian prod © dean prsce pra ser adios en el reo. El documento (Archives Nationale Pass Y 6°. 18). mn fecha de sepiembre de 1548, catslogn vente macsios. Los nombres de dos de elie leva ia enotacign falecidoe sin haber Hevado a cabo ix obra maesir>. Sin embargo, metre se thadieon 2 lista on par de nombres mis. Ei 14, diez velojerosiomazon parte on la procee Sion gue fest}6e ingreso de Enrique len Pars, pero conta probabil est aero no era de premio etor (Lespnasse, Metlers et corporations ol 3, p. $47) Hacia 1390, un vaj= ro ftalano refine qve en Pars habia veins ends de elojeros; ef. Raynaud, Paris, 9.166. 77. Las nvevos relamentas del gremio aprobadas en 1646 establecian que el nimero de rmaestosrelojaos de Pare debia luntarse a stentay dos (f, Lespinase, Meters ef corport- Hans, ol. 3, p. 355) “78. Devele, HorlogersBlésois, pp. 20-21 1B, Vial y Ce, Horlogers Lsonnaie, pp. 11 y 22 80. Babel, Histotre corporative de Vhorlogere, wp. 390 8. 1, Seon un censo de ia poblacion de Augsburgo, en 1610 babfa eo i ciudad euarenta relojers, Oto ceneo de 1615 suminista os nombres de cumentay ues mesos relojeros y la ‘ndiacion de cuaenty tes obzeos a jras (po cludadanos) Oro censo de 1619 mane 1 davis el mero de cuafetay ts eojeos. Deho ests informacia ala gentileza de H, F De binge, decor del Archivo del Estado de Augsborgo. SL CI. a, MB y 0, 153, 5. Sobre Pais, ef. Franklin, Vie prvée, pp. Sy 6 Lespinass, Miers er corporations, vol. 3 pp. 546s sobre Blois, Devel, Horioges Besos, 9.38; sobre Ginebea, Babel, itor re corporative de Vhorlogeri, pp 96 ys sabre Touloase, Do Bourg, Corporations de Toulouse, 1.80; sabre Londres, Atkins y Ovemll, Company of Cloctmalers, pp. 4 y se: sete Lyon, Vial 5) ehe, Horlagors Dunn Pp. 22.9 tas onbre La Hoye. Hoge St acide, pe 120, 7 ‘Gems, Uurwerkmaterist ix Frisland, . 77: sobre Estocelino, Sidenbladh, Urare i Sve rige pp. 109 #3; sobre Copenhagi, Lisherg, Urmagare og Ure i Danmark gp. 183-84 ‘Sh En Basllea, los flojeros formaban pare dela Schneldengunf: et. Fall Schente, Uhmacherkans in ase, 9p. 95-06, 133-136, lnliso en Augaburgo, donde al nici dl siglo xv LOS ARTESANOS DE EUROPA 31 mente no hubo, relojeros hasta épacas muy recientes." Un caso tipico es el de Italia, pafs que en la Edad Media habia estado a la vanguardia en el cam- po de la relojeria y que, en la edad moderna, no desarroll6 ningtin centro im~ portante de produccién de relojes fueran de pared o de bolsillo.™ No faltaron en absoluto relojeros excepcionales, y habiles artesanos procedentes de Fran- ia y de Alemania acudieron a menudo a Telia invitados por principes italia- nnos.”” Pero en el transcurso de los siglos xvt y xvii el pais experimenté un drastico proceso de involucién social unido a un proceso de decadencia co- mercial manufacturers. La situacién que acabé imponiéndose en Italia es taba definida por un niimero limitado de artesanos trabajando sobre todo bajo la proteccién de principes, papas y ctros prelados y produciendo obras de arte para circulos aristocrsticos restringidos."* Jos relojeros eran reltivamente mamecoss (ef. supra, n- 8), perenectan sempre al gremio de os hereros que comprendiaveintin por diferentes de profesions (nformacton que me ba sido [nublemcnte cedida por HF. Deininger). En Nuremberg, nea se ls eoncedi los reloeros {ener comporacién props. En Bdimbargo y en Glasgow, donde habfan quedado excluidos de todos los gremios, en 1580 foe relojeros ctuvieron por fa peso pura ser membros dl re- ‘io de fos hereno ef. Smith, Som Clocknaakrs, p. XU 85, En Abondaen (Esceca), en 1618 habia escasez de hombre capaces de cuiary de os relojes pobieos (Smith, Scozish Clocknazrs,p. 4). or falta de personal especaizado en Be gon Avion, Broe » Mayer, ain a finales del siglo Xv, feron rombrados wpoberradoress los rolojesplblios cerajeros, y hata ntarios y msestos de escuela (Galil, Horioger em Franche-Comts, wh hp. 34y su y 151 ¥ ou; Filet, Horloges Publique, . 116 cf. tambien Sandor, Motes horlagere & Besangon, p10) En 1735, en Montodlinrd, se cbeerw que wen todo el paises immosibie hallar un artesano que repa corsris 0 repaarrelojes grandes se ‘mands venir por fano, 4 un eer Joan Reichar det Wartersberg a Montbiand para proceder ‘in contrvcion de won noevo reloj en Is ipleia de San Marin» (Callot Morloger en Pran he-Comt, vl. 1p. 147), En Beri, todavia por os fos 173061740, los que reparaban eles fe pared o de bola eran or lo ener erteror & Rachel, Aarliner Wischafsebem, . 197 6. Durute lon sigloe vy Xv, Vonecsa y Roma fueron guid les dos ciodades Hain nas en donde lo relojeros de profes cran mas mumerosos, Sin embargo, en 1661 y en 1712, ft Vengca haba Slo media dovens da volgen (dbo la informacioa « D. Belay coy Sto ‘ia dela popolaione i Venecia,p. 207, 0. 27, s consltar& con provecho; para el aio 1712, ff tambien Fanfai, Stora del lavoro, p. 113). Una eelacion veneeiana de 1797 (Archivio di Stuo 41 Venetia, Inuistoroto alle arty 1.2) iformaba acerca de que. eo Venecia, Ls rele ror no fabian tendo nunca una corporaciin propia, que eran medoeres y que eran my pocos fos que realmente sabian constr relojes de pared o de Bosill. Sepun la misma celion, fn 1797 habia en Venecia ventdde endas, veintnueve mesos, die opearos y ses ayudnn- tes, Una lista de nogocios exstetes on Roma en 1622 no hace reereneia alguna tiendas de telojers (Fanfan, Storia del lavoro, p. 110). Un padsén milanés de 1527 no hace menci6n {le ming loro (Hare, rede deimilanes, pp. 168-76). Fl censo Mlrentino de 1852 hombre solo on wacconcia riuatn (attra, Ppolasione di Firenze, p56). Bn 4s cansos de ern de 1502» de (616, po aparece ninginrelojero (Fanan, Storda del lavoro, p. 111). Ea lorena, Roma, Vencia Miln, ls celjer no tuvieron mines un preto prop. 17. "Campork Orlogieri. en especial pp. 215-219: Morpurgo, Orologie! della Volpala 2926, Morpurgo, Diztonaros pai ‘88. ‘Campor, Orologer, pp. 249-259; Rodin, Johan Philipp Tre, Bedi. Agent for the Archduke EL caso de Gn Preto de Pésro & tpic. Grif esta a servicio del doque de {Urbino en los stios decenios del siglo x¥ty ef dogue le proibis wabajar para ovox (Mor urgo, Diionara,p 9). LAS MAQUINAS DEL "EMEO Mientras la mayor parte de tos instrumentos de medicién del tiempo es- tavo formada por enormes selojes piiblicos construidos en hierro o en bronce es perfectamente comprensible gue los constructores de tales relojes fueran herreros, cerrajeros 0 armeros, Durante los sigios XVI y Xvil, las cosas cam- biaron, Los relojes privados dejaron de ser una rareza, aunque seguian sien- ddo mecanismos costosos que sGlo los ricos podian poseer. Al ser objetos de Iujo, Iogicamente constitufan el motivo central del frenesf por la decoracién suntuosa caracteristica de finales del Renacimiento y de la época det Barro- co." Los artesanas que tenfan que complacer las exigencias de la nueva moda debian posecr el arte del orfebre® mas que el del herrero o del cerrajero, En Francia, Alemania, Italia y en muchos otros lugares, surgi6 entonces una clara distinci6n entre los «constructores de grandes relojes publicos» y los «ons- fructores de pequeiios relojes de pared y de bolsillo».”' Los materiales utili- zados por los constructores de los relojes de interior y de bolsillo eran a me- tudo materiales preciosos y, para quienes se especializaban en la produccién de telojes ricamente adornados, Ia inversién necesaria en forma de capital presupuestado Hegaba a alcanzar cantidades enormes.”* Los maestros que dis- ponfan de une rica clientela o de ta protecciGn de los principes podfan gozar incluso de buenas condiciones econémicas.” En aquellos centros, como en 88. Briten, Ol clocks, pp. 22:68, Este auto exeribe que durante el peodo 1550-1650 los selojcoseuropeos no realzaton ninguna azjoca mecca de cela inportancia, A este pre- Dit, sin embargo, no debeaeelegaria al lvido lis coatsbuciones de Tost Bodeckery de fst Biri, quienes, a finales del siglo Xv, intentaron apotar mejorss en el escape tradicional (Ch, sobre esto, Zones, Astronomliche Instrumente, 22, Berele, Precision Timekeeping, p. 798.816, 30, Antes del siglo 0, ores yjoyeros no abundaban demasiado ene ls reefers. En Jos silos 20 y x0, en cambio, toparos con mucha fecucneia con relojeros que eren tunBEn orice y viceversa sobre casos concrete, ef. Babel, Hisware corporate de Mhorlogerte, p43, Vial y Cote Horlogers (sonnets, p. 12) Sin embargo, en agvellorcenlrosen que fs orice ¥ los eeljers dspusieon de sus propas corporacionesindependiontes, a organizacion gremat prohibfaelempirejumiento de as seiidades, It coporacioes luchaben constntemente Ene si. enue ots, Babel, Hiseire corporatve de Mhoriogrte, pp. 308:318; Via y CB, Hologers Lvonnals, p. 26: Devlle, Horlgers Blois, p. 36. Calls, Horloger en Branche Comte, vl I pp. 58 Sy 148 9 s5.y passim 91. En Venccia, a finales dl siglo x, Tos constrctores de pequeios relojes de pared y de bosillo no querfan que se les confundies con les cogsirucores de grandes relojes ¥ egda ‘constaen une relacidn del embajedor de Manta, no glean ensucirse fs manos 60a 1s a= {es eelojes da bier (Bervlon, Art mint della ere di Monzova, p. 504). ‘92 Inventrios de ends de macsirosrelojros de I épora 6on datlladas descripciones Ae os felojs de valor que contentan han side pobicads por ois dat Devel, Horingers Ble tir, pp. 155 y 36: para el caso de Ginebra, por Babel, Histoire corporarie de Uhovlogerie, S12: pacs olde Lyon. por Vial y Cie, Hoviogers Lyonnais, pp. 8. 93," Hl mgesto Gio, Paolo Raia, que estaba considerado horlopiorum arr optimus. ‘fe objeto de grandes proferencas por parte del duque Afonso I de Feraray ent 1891, 1499) hos de aduana. EI maestro Cherubino, que segin Benvenuto Cellini era armesto de relojnos "xcrentsimos», aba pra el Pap drat In primers parte del siglo 3. Por sus buenes ser ‘os le fue concoda tna canon con too oe beefcios qu le erm propos (Camp, Oro fer pp. 249-250). LOS ARTESANOS De BUROPA Ginebra, donde, como veremos, Ia constnuceién de relojes se convirtio en una importante industria, los rotojeras Tegaron a tener una buena posiciéa $0- cial. Sin embargo, por lo general, los relojeros no eran personas ricas y la fubricacion de relojes nunca fue considerada una actividad especialmente bien remunerada” Un documento frances de finales del sigio xvi, que clas fica a efectos fiscales las profesiones practicadas en Paris en cinco clase segtin su presunta importancia econdmica, sitda la relojerfa en la tercera clase En los Paises Bajos, entre finales del siglo xvi y comienzos del si- glo xvi, las profesiones fueron clasificadas en cuatro clases y los relojeros fueron incluidos en Ja segunda de ellas."” ¥ no puede decirse que dichas cla- sificaciones pecaran de optimismo."* Pero zqutignes eran los relojeros y eval era su origen social? Giovanni de" Donal, de quien ya se ha hablado, fue un caso especial, si no tnico.” y lo mismo puede decirse de los religiosos que se hicieron relojeros."" La mayor parte de relojeros procedia de! amplio estrato social del artesanado, De trein- tay tres relojeros que trabajaban en Lyon, entre 1550 y 1650 (y Ia profesién {de cuyos padres conocemos), trece eran hijos de relojeros y ocho eran hijos de orfebres, mecénicos, ensefiantes y sastres. Los doce restantes eran hijos, res pectivamente, de un boticario, de un cirujano, de un zapatero, de un fundidor de metales, de un armero, de un maestro de ceca, de un fabricate de enca- jes, de un procurador, de un eclesidstico, de un carpintero, de un jefe de caballerizas y de un pedn de albafil. En Blois (Francia), de los relojeros y aprendices que trabajaban en aquella ciudad entre 1550 y 1700, més de sesen- tay cineo eran hijos de relojeros, cuatro eran hijos de comerciantes, tres eran hijos de orfebres y de carpinteros, dos eran hijos de cirujanos, y los restan- 94, Ch Babel, Moi conporative de Vhorlogere, pp. 445, 488 y 58. y passbm. Segin Vial y Cate (HartogersLyomate pp. Hy 21), en el siglo Xn), en Lyon, los relojeros gozaban de condiciones econceica sasactoras,poro solo algunes eran propictaros de fa casa donde vivian (id, 8.19), ‘95, Para Bases, of Pallet Scheurer, Ubrmacherlanst in Base, p. 184, En Toulouse, en 1 siglo xvt los elojros no parecen haber gorado de condiciones econémicas excelentes: {Bu Bours. Corporations de Toulouse (0.18), p. 80, En Besangon, en 1608, se autor 2 UN Telojero a regentauoa cava de huespedes. quiz poraoe sa profesiin de relejer® m0 Te daa To safer paa vivir (allot, Horfoger en Franche-Com, v0. bp. 39) 96. Lespinasse, Metirse¢ corporations, el. 1. pp. 9496, 91. Oldewek, De berveptstrctanr van de bevolling der Hollandse, pp. SI. 82 y 83. 98. Los impuesis pagndos por los relojros de Rotterdam y Leiden, en 1674, paren in car que estos artesanospestanecian mis iene clave de renar més Baas, yno at senda tegoria de renas comin ere indica Ia clnabcacié general ade ena ext. CF. Olgewel, De beroepatructaur van de beveling der Holandse, pp. 80 y 98. Banolomeo Mantods. que consuuyé ot sci} pubice de Mantua en el siglo xv, era doctor en mattis y aston. CI tombidn los eaves de Chrétien Herlin y Conrad Dasy- podius:véase infra nota 111 oO. En Porn, se sniayo en 339 wh tela} plcy veurienty «vs Unb de le dominico Gasparo (Belgrano, antchi oroeet, p. 39), Hacn 1960, ono de los eles de ANISM Jo constuy6 un eile de Venocia cf pra, ps 28, n. 68). Sobre fos numerasosfealesy jesai- tas que, en el transcuso de los siglor XIV, AV. XVI XU, se dediouton 4 tareas de relojerta ef, Morpurgo, Dicimaro, pass 34 LAS MAQUINAS DEL. THEMPO tes eran hijos respectivamente de un hoticario, de un eclesiistico, de un no: tario, de un arguitecto, de un armero, de un constructor de armeduras, de un saste, de un cerrajero, de un jete de eaballerizas y de un recaudador de im- puestes." Confirman este cuadro otros ejemplos que pueden recogerse en otras zonas. En Ginebra en 1569 un aprendiz de relojero era hijo de un ar- mero, oir0 mencionado en 1672 era hijo de un profesor de filosofia y un ter cero, en 1674, era hijo de un médico."™ En Inglaterra, Thomas Tommpion era hijo de un herrero, John Hartison era hijo de un earpintero: Thomas Mudge era hijo de un clérigo y John Arnold lo era de un relojero.”” Jacob Debueg que nacié en Inglaiea y se waslad a Blois hacia 1590, era hijo de un li brero." En el siglo xv1, en Basiles, dos aprendices eran hijos de relojero y tno era hijo de un didcono." En los tugares donde existfan gremios de relo- jeros, el sistema corporativo influfa sin dada en la estructura social de estos grupos artesanos. Por una parte, el aremia acentuaba e institucionalizaba ta distincién entre maestros y oficiales: por otra part, limitaba el eirculo de extraccién de los maestros y ceforzaba la tendencia a converts la profesién en hereditaria en el sena de determinadas familias." OL. Para Lyon ef. Vial y Cie, Hovlogers Lyonnais, pp. 29-97; para Blois, of Devele, Horlogers iésos,pp- 214-480. La ot propotiéa ue veljers jos de eljeros sel em teato pees guied porexceo, puesto que Tos stores que se han sowpado de In hitria dea lojra gaan a conocer Ln profes cel padre de un relajero més deimente si tambidn este habia sido elojero, Por oxo ln, de las biografiaecompilada par Vil y Cte pars Lyoma y por Devel, para ios, se dese también que lo mets relojetos my neni se cash com jas de eos 102.” Babel, Haxoie corporasive de Vhorlogeie pp. 68,418, 419 103. Britten, Ol clocks, pp. 276, 286, 288 104, Develle, Hovtogere Blsvis,p. 262 10S. Fale-Scheure, Uhrmacerkunst fx Bast pp 152-153 106, Babel, Hsoie corporarie de horlageies pp 81-65 y passin OT. bid, pp. 809s. ¥ 186 y 8b Vial y Coe, Hovloger Loonals, p26 108. Ea lis eeporaciones, la coota de adsin era menor prs los hijo de relojeroe gue para los restates postulantes (cf. Babel, Histoire corpovrive de hoviogete, pp. 85 ¥ 199).E Pars el teplamento del grerio de 1645 estabacia que et imero ie maeseosrelojeros dla ‘ciudad no pods ser superon a selena y dos, ge fa conceston del stle se maesto secon ‘eedier epreferentementen& os hij de teojeros (Lespinass, Meiers er cerporations. sl. 3, $55. ar. 7). Del misn modo, en Bibs, los Mijos de masiosrlajeros rsa favorecidos por el reglamento del gremio y sv nombramiento como maestros se acta misfit (Develle Horlogers Besos, p. 39), Pura Montbéiad. cI. Galion Horloper en Fronche-Comté v0. f . 130, En el texto he dicho que la mayor parte de ls relojeros ge tabaiaban en Lyon yen Bios, sto largo de fos sgioe vty XV, eran hijos de relolera. Aqul debo ehadi que en Ios Siglos x, nity vit hubo muches casos de edinatas» de welejoros: se puede citar ol caso {ae fox Montnsins, de los Nousssonsy de los Nostolons, en Lyen (Vis y C8, Horlogers Lson- tals, 9. 73) 79 y a8. BS y 56), de low Habrchts en Suiza Ungerer, Lee Habrech), do tos Stinmbller ea Basilea (Full Schewte, Uhvmarherkunst be Basel. 101). de ls Capers ‘en Blois (Dewele, HorlogersBlzsoi, pp. 22-28), de los Promanteets le os Kribbs de Toe SAtold y 6 ls Pelgnn én tnlatera (Bruen, ot Clock. pp. age, County of “lees, $02, 160). de tos Haakinany Leeuwarden n Tis (Oxtema, Urerkonakerkune in Friesland, pp. 20-22), de los Della Vopaia en Foreucia (Morpurgo, Orolagial della Volpala pp. 2326), de los Baroci en Urbino Morpurgo, Disiario, pp, 22°24), do los De Befves ea Usa Pholion, Lhorlogerie aw Paps de Lidge, pp. 779 $8). LOS ARTESANOS DE EUROPA 35 Por Jo general, 1os hombres cultos madievales no se inferesaban por las iméquinas, pero el reloj constituy6 una excepcién, debido a sus relaciones con la astronomia, Ya se ha seftalado cuales fueron las contribuciones que apor- taron @ la relojeria los frailes y fos dos Dondi, ambos «philosophie, medici- ne et astrologie doctoresn de Ia universidad de Padua. En el Renacimiento, al tiempo que los relojes se iban poniendo vada vez més de moda entre las clases acomodadas, el reloj como maquina atrajo progresivamente la curi dad intelectual de hombres de cultura. Cuenta Vasari que Brunelleschi , como dice explchamente un doe iento de 1656: ef, Atkins ¥ Overall, Company of Clckmars . 81). Ea 1630 varios rlojeroe ontribuyeron a los gasios de constitu da genio (Atkins y Overall, Company of Clot ere, pp. 20-21) alist de lox suseritos comprende cerca de cincventa nombres. Entre est relojeros slo hay tes de los extanjeron nrmbeados en la lisa de 1622, afouras que dels tne sleses nombrados en fa misma isa hay cho. En la iste de 1630 no flan nombres extanjeros 5, por oto lado, se pude admis edmedamenle que en Londres, ente 1822 y 1630, c mee {e's rlojrosingeses taba qumenado, Sin embargo, las notables diferencias ene mas Uistas pueden quizss indicar qu: '} con in de exagera el prdminio de los cextrajeros, en a lista de 1622 no 3 indi= ‘aronretintente todos los relojerosingleses Que trabajaban en Londres 1b so algunos de los vetranjrcs» que wabajahan en Londres se unieon als singleses» en eliniento de crear un gremio de relojros Sis admicera, pues, que la sts de 1622 da ana valrseGa realist del ntmero de rele ros extranjeros que tabajaban en Londres en aquel afi, ¥ ie fa sta de 1630 surinsra na ‘aloracion mis precisa del nlmero de relojrosingleses,posra concise gue en el decenio 1620-1630, dena dela cindad de Londres ye sus suburios, estabap actuando cerca de 50 Senta o Setenia maestros eles. ero aim hacia 1650, mimerosos maestros se lamentsban de que el Tribunal de fos Asis tenies del gremio estaba concolado por la relojera de orien Faneds y que ase admive que 108 ances eon fre pude goer oy cv. aun ano, rete Sado alan dato se habian unico a nosotros para persue leglment, posteriori, ctapso presets ia iss preurro p elaa rare go romper cori, fanio interés sienten por aguellos extanjtos» (Atkins ¥ Overall, Company of Clockmaters, eee 7 y pany of Clock 108 ARTESANOS DE HUROH 45 inmigraci6n de artesanos extranjeros. Hacia 1657 Inglaterra era todavia tibu- taria det continente en lo tocante a relojeria: en este mismo aio, John Fro- rmanteel, miembro de una familia de origen holandés que se habfa trastadado a Inglaterra en tos primeros aiios del siglo, se dirigid a Holanda con ta inten- cin de aprender alli el arte de construr relojes de péndulo del tipo inventado hacfa poco por Huygens y tal como los construfa Coster; a la vuelta de John, los Fromanteel fueron los primeros en construir relojes de péndulo en Ingla- terra. Hay que recordar, no obstante, que en el transcurso del siglo xvt los arlesanos ingleses hicieron notables avances y acabaron adquitiendo una in- diseutible supremacia respecto de sus colegas continentales, Ingleses con sgeniatidad inventiva, como el doctor Hooke (1635-1703), aumentaron la pre- Cisién de los relojes e inventaron mecanismos como, por ejemplo, el escape de ancla, que aparecié hacia 1670. Este escape presentaba la ventaja de un desgaste notablemente reducido y permitia, ademss, ef empleo de un péndu- lo largo de arco limitado, mucho mas preciso en la medida del tiempo. A este respecto, hay que recordar también ia invenci6a del mecanismo de soneria de repeticién, En una época en que Ia iluminacién de ta casa se confiaba a las, velas ¥ nose disponia de cerillas, la lectura de las horas, en la oscuridad de Ja noche, constituia un verdadero problema. En Francia, monsieur de Villayer intent6 resolverlo proyectando wa reloj, cuyo cuadrapte tenia puesta’ en el sitio de los niimeros diversas clases de especias. De noche, monsieur de Villa- ‘yer sugerfa elcanzar con un dedo el punto indicado por la aguja y determinar ia hora lamiéndose el dedo." Los relojeros ingleses orientaron sus investi- zgaciones hacia soluciones menos gastronémicas y, en 1680, Daniel Quare y Edward Barlow construyeron dispositivos para relojes de pared o de bolsitfo ‘que daban las horas siempre que se presionara an pulsador 0 se tirase de un cordoncilto.* En 1680 Inglaterra habia alcanzado una superioridad indiscutible en et campo de la relojerfa. Por la misma €poca, se imponia un estilo clacamente inglés en lo tocante a Ia forma y a 1a decoracién de la vivienda: tan tipica e inequivocamente inglés, que resultaba indigesto en Francia.!” 5. Gracias, pues, a las migraciones a que nos hemos referido, a finales el siglo xvit Londres y Ginebra eran los centros mas importantes de Buro- pa destinados a Ia manufactura de relojes.* Con la ascensién de estos dos 134. Briten, 04 clocks, p. 272. 135. Prunkin, Lo mesure temps, p. 140. 156, Briten, Od looks, p. 280, 157. Savary, Ditioaaive, vol. 3, co, 334: «Lev Horlogesd’Anglererr sont prokibies en France pour deus raisons, la premire stun ordre dt Rol en foseur de la Communeute. et oon aot quelles nee’ wenden par minut pos de goth doe Proncaie comme celles de Gendver. (hes rlejes de lnglterea eatin prohibrios en Francia por dos razones fa primera por ‘que es un orden dst Rey a favor de [a Cermunidd, 9 Ta segurida porque no se venden lo Bus tle tanto Toe frnesses como ls de Ginebra) 158. Sovay, Dctonnaie, vol 3 en. 329-342, 46 LAS MAQUINAS DEL TIEMPO centros, surgieron métodos protoindustriales de produccin, En especial, en In segunda mitad de! siglo xvi, se puso de manifiesto la tendencia a la espe cializacién en ta produccién de clementos sueltos. Los fabricantes de muc- lies fueron aparentemente los primeros en hacer acto de presencia,” pero si _guieron muy pronto otros especialistas:"" a comienzos del siglo XVul, varias calles de Clerkenwell, un barrio de Londres, estaban pobladas de operarios cspecializados en la construecion de escapes, tomneros, fresadores y otros es pecialistas."" Desde 1701, para dar un ejemplo de las ventajas de la divisién (90 08 poeden pasar tun precio cao obras perfecamene aad, cosa Qe, por OW pane, es ipo Se, dan que no tos Toe oreros Son eapaces de lean Ia perfccion). 68. Stith, Wealth of Nations, p24 169. Symonds, English Clocks. 59. 170. Bh Gran Breas, en 1797, se cary wn inpusst sobre los eee. Ls informs do "el tscasumnicran nine conereas sobre la eifsisn del uso del pelo} ente tk gue ese fore seativ In civdadt de Peebles (Bscoeia): «En Ta ciudad [eipecbiey 45 rlojee de pare 10 relajr de olla platay 2 de ono En ts reba el Inonicpio #rlojs de pared. 5 reljes de bus de plats yninguno de ore. En todo al con- thdo, ciudad y municipio de Pesblesinciies, 106 rlojes de pared, 112 relojs de botsillo de plata y 35 de enom (Smith, Seon Cinckmaters, yp. 296-297). nk. Savery, Dictonnce, wo. 3, eo. 328. 48 LAS MAQUINAS DEL TIEMPO. Kupavno, cerca de Mosed, Casi en el mismo perfodo, ef rey de Portugal creé una fabrica de relojes en Lisboa, A comienzos de siglo xvin, el «cientificon Polen dirigta una fabrica de relojes en Stjernsund, en Dalecarlia (Suecia), y hacia 1770 Voltaire abrié una Fabrica de relojes propia en Femey (Francia) Estas y otras iniciativas tuvieron suertes distintas: algunas tavieron éxito, mientras que la mayor parte fracas6, Los progresos més interesantes, sia em- Dargo, tuvieron lugar en Pari ‘Como se ha dicho en pirrafos anteriores, Paris fue, en Europa, una de las primeras ciudades en imponerse como centro de [a industria del reloj. Es po- sible gue en Ia segunda mitad del sigio xvi desérdenes politicos y luchas religiosas frenaran el desarrollo de la industria.” pero en la primera mitad del siglo xvii podta considerarse que la industria se hallaba de nuevo en fase de expansién. En 1646, los relojeros sintieron la necesidad de limitar a un maximo de setenta y dos el atmero de macstros adznitidos en el gremio"™ y.evidentemente, usia decisin de este tipo hace suponer que, en Pati, el nie ‘mero de relojeros iba todavia en aumento. Pero ya en Ia segunda mitad del siglo xvut, la siuaci6n empeor6 de una manera drastica. Los regiamentos cor- porativos frenaban el desarrollo e impedian fas innovaciones, micotras que la ‘competencia de Ginebra se hacia notar de forma creciente, En medio de es- dificultades estall6 la revocacién del edicio de Nantes. Los efectos eco- némicos de la revocacién han sido frecuentemente exagerados,* pero seria Jiffcil sostener que cuanto sucedi6 en 1685 y ex los afios siguientes no su- puso un dao para Ia industria del reloj. El profesor Scoville ha demostrado ‘que los hugonotes que abandonaron Francia eran una pequeiia fracciGn de la poblacién activa total, y de ello ha querido deducir que las consecuencias econémicas del edicto'no pudieron ser demasiado notables. El razona- miento, sin embargo, no es sélido: puede serlo para aquellos sectores de la economia en los que habia gran disponibilidad de antesanos, pero la relojeria cera un terreno en que, como ya se ha dicho anteriormente, un reducido ni 172, Para Beslin, Rachel, Das Berliner Winachaisleben, p. 198 y Chapuit, Le Grand Frédéric Para Rusia, ct, Bolshoi Soviersheia Emsiopedeia, 1930, vol. 47, p. 36. Para Sire sund en Suecis cf. Landwal, Sijdmsundsuren,y Sollergion Polkem’s conurbations, pp. 111 Para Ferey, cf. Bavovx, Volare @ Ferney. Cassy, Vole, Setgneur de village: Chaps, Yo faire horlogery Babel, Fabrigue genevotre pp. NOT-I25. 175, Como se ba dicho arttiormeate, en Pais en 1545 habla cera de veinte racstos reiojeros de un nimero parece hab un alamo qve sis Paris as eneoenta ses despues 174. Lespinass, Sters et corporations, vl. 3,9. 585 175. Past Roumieu cca uh famosa teojeo de Roticr que emiges a Eaimurgo e introdu- jo de mievo en Escocin el ate dela fabrieacion de relojes. A Rous se le considers traci halmente uno de los fofugiados huidos de Francie como consectencia del edcto de Nantes Restamtemantn ro obeati, te ha etablocio gua pond visi Ednburgo pot lo manox echo tos anter de T685 (Smith, Old Clockmaters,p. 323). En Blois, sopin Develle (Horlogers Blesols, pp. iO), a revocaidn dal Edicto de Nantes provoos la marcha de algynos aresanos, pero la dovadenvi de ofieto era yu eviderte antes do 1685 176,” Sooville, The Persecution of Huguenots, possi, en especial pp. 434447, LoS ARTESANOS DE EUROPA 49 mero de artesanos podifa resultar decisivo.*" En todo caso, 1a combinaci6n formada por la disciplina resirictiva del gremio, la competencia ginebrina y Ja emigracién det capital humano escaso y especializado se mostr6 ruinosa. Un documento oficial de comienzos del siglo xvi deseribfa la sitwacién de~ primnida de Ia industria francesa de relojes y observaba que, en Francia, era Imposible adguirir un reloj que no taviera piezas importadas de Londres 0 de Ginebra." Fue entonces cuando el gobierno francés decidié tomar cartas en el asunto para mejorar las condiciones de ta industria ‘La historia actiia a menudo de un modo paradéjico. Como hemos visto nies, Londres debfa en buena medida el desarrollo de su industria del reloj a la inmnigracion de artesanos franceses. A comienzos del siglo xvii, para in- fandit vigor a la industria del propio pats, 1a administracién francesa invit6 a aris a relojeros ingleses y, en particular, a un famoso relojero, Henry Sully, yy con 1 a otros seis artesanos. Las fibricas abiertas en Versalles y en Saint German por Sully no consignieron echar races y desaparecicron al cabo de ppocos ailos; pero, como los mismos franceses reconocieron, Ia iniciativa no fue un fracaso total porque enseiié a los artesunos franceses mejores mane- ras de trabajar. Las piezas fabricadas por Sully «excit@renr I'émulation pa imi ley horlogers de Paris»™ y estimularon nolables progresos en !a relojerfa francesa, sobre todo bajo la gufa de Julien Le Roy. TEI relanzamiento de ia industria francesa no fue fécil, obstaculizada como estaba por la competencia incesante de los productos suizos. Provenientes de Suiza, productos de bajo coste invadian ef mercado francés y no habia pada que Ios suizos no estuvieran dispuestos a hacer con tal de proteger sus productos. Los relojeros suizos no firmaban sus productos con la intencién de poder venderlos si fuera menester a otros productores que, en tal caso, pondrian en ellos su propia marca de fabrica:" si se les pedia elementos de Felojes ingleses, los suizos no dudaban en imprimir Ia marca de Londres en sus propios productos." Segtin ef testimonio de los hermanos Castel, reloje- ros de Bourg-en-Bresse, los suizos habfan Ilegado en Paris a corromper a los monjes de la abadia de Saint Germain des Pres, y utilizaban el monasterio como depdsito de sus mercancias que Tuego vendian en ei mercado parisino 171. Bn realidad, los relojeros franceses que emigraron en busca de libertad religiosa no constuian on grupo rodeo, Despucs de 1685, fos encontramos incluso en Dinamarca, ‘Sond contitayeron de fora aofable al desarrollo de la fabcacén defo eles . Lisbens Unmagare og Ure i Danmark. pp. 169,174, 176, 178, 78. Pranklin, La mesure da fens, po 45 199. Sivary. Dictionnaire, vol. 3. col-331 WO. Jaquet y Chaps Monte Suisse, p29. ISI, Babel, Rivinre corporatve de horlogerie, . S18, 0.2 y . $19, Lo staos no eran tor cnicos en pester sna compeencia desea. Ea 17bd, se puso en conocimiento del gremio ‘Sessler de Londres que, en Arstertam,sigunis personas tenia la costumnbre de fair Sus procs con los nombres de Tompion, Windmills, Quare, Cabrer, Lamb y oes famosos re [ijoros fondinenses 7 venderos como si fueran ingleses of Atkins y Overall, Company of Cloclmaters,p. 258 50 LAS MAQUINAS BEL TEMPO sin pagar aduana.”* «La industria suiza del reloj es Ja ruina de nuestros productos», observabs con tristeza Beliard apenas superuda la mitad det si- glo xvi, y Tos hermanos Castel afiadfan que «a causa de este trifico de relojes provenientes de Ginebra, sale cada ao del reino una considerable suma de dinero». ‘Sin embargo, estas y otras dificultades no impidieron el relanzamiento de 1a industria francesa. La historia econémica de Francia en los dos siglos que {ranscurren entre 1550 y 1750 constituye, para el historiador de la economfa y la sociedad, un enigma fascinante. A simple vista, el pais parece estar cons- tanterente al borde de Ia catéstrofe final y todos fos prondsticos parecen ir fen contra de cualquier relanzamiento posible, No obstante, igual que el ave fénix de la leyenda, Francia supo siempre resurgir de sus propias cenizas. En ‘al sector espectfico de la relojerfa, no cabe duda de que, después de 1720, © poco mas o menos, la industria se desarroll6 constantemente y, antes de que el siglo Hegara a su términa, Paris era con Londres y Ginebra uno de los tres principales centros de la industria del reloj. Hacia 1770, escribia un ita- Tiano que los artesanos ingleses gozaban de una gran reputacién en Europa ‘por la belleza y la precision de sus productos, pero que los relojes de Paris ssuperaban a Tos ingleses tanto en belleza como en precisién det trabajo." ‘Antes de la Revolucidn francesa, actuaban en Paris probablemente més de Ccuatrocientos maestros relojeros," y en Londres se vendian relojes de botsi- Io franceses."” Pero, 2 pesar de este notable selanzamiento francés, hasta fi- rales del siglo xv, y gracias a una organizavin comercial més eficiente, prevalecieron muy por encima de los demés en el mercado internacional tos, productos de Londres y Ginebra.’® Londres producfa entonces una media anval de cerea de ochenta mil relojes para la exportacién y cerca de cin- 182. Gili, Horlogerteamclenne, p38. 183. Franlia, Zo mesure ei emp. 146, BE. Gills, Horlogerie ancienna, p38. 185. Gries, Disianaro, vol DX, 9. 4 186, Revershon, Hinteire de horiogeri,p. 154 aT. Ch inf, 2. 189. Mis tarde, en transcursa del sigho xis, Besangon legs a er tin gran eenteo de produccign de reojesy la produceiginfeancexs auments mass que lain plese. TBR, _Sobve Is exportzcidn de los rloessuizos 4 rod Europa ya fos patsestansalpios, t Babe, Hiscoirecorporaive de horlogere, pp. 10 y S16 y ss; Babel, Lhorlogerie genevor Se Constantinople, pp 61-74 Savary. Dictionnaire, vo. 3, co. 381-382. Cf. también Saget y ‘Chapuis, Morir Suisse pp. 121-152. En Constntinopia, uo ya elojeos suizos a camienzos Gel siglo v0, y en 1652 qued constancia de que los mercaderesginsbrinos alley en Cons tenknopla una vidu cenciosa y dan gran eseéndslow. E9 L709, tacolona suiza de Constant ‘op consaa de cere de eincuenta pesos Soin Ine osamnine del Pubic Rare foe par le sn ¥O87-1O6R (Cassone pa te 2, Expo, en alia 6poca los eelojs ingles se exporaban 2 Disamatea, Suocia, Aloma- tis, Holanda Tae, Rua, Targui, Nuova Inglaterra, Pennspvania, « Piandes y las Barbados. Sobre las exportasiones ingless a Turgua, cf. Biten, OL clocks, pp. 98-96 y 166, Sobze las exportaciones de relojesiglesesystizos a China, fifa el eapialo siguiente LOS ARTESANOS BE ELROD 51 cuenta mil relojes para el mercado interno." Ginebra producta probable: mente una media de setenta v ochenta mil piezas, casi todas obviamente destinadas a la exportaciGn." Los telojes de Londres y de Ginebra eran en- onces conocidos y apreciados no s6lo en Jos diversos paises de Europa, sino hasta en Torquta"” y en la lejana y exdtica Chins. 189, En 1786, se ler @cobo en Landes una reunisnen aque se isctieron a Fondo los problemas dl comercio de elojes:ente las diversas declaraciones importantes, citsmos Int Eguients:(Atkine ¥ Overall, Company of Clockmkers, p. 263) Pregunt: = A que palses ‘Worotos, oe fabrcantes de eijes) eaportie?» Respussne: «Exportamas reojes 2 todos los pases a excepcidn de Francia, y en porculr& Holanda, Alemania, Socia, Dinamares, Nove 8, Rusia, Espa, Portugal, Sala, Turqua, a Flandesy ts Tadasovienalesy oceldentales ¥ 2 Ching, st» Pregunta: «De gu tipo son prncipamente Ins exportciones de relojes de toto’ ;Relojes de om. de plat © de meta? (Ya qut pases ce exporan Tespectivarmente™ espuest: «A os Inns oienaes,prineipalmene de ro, a Ching pacipalment de metal, Holanda muchos de oo, algunos de metal y muchisimar de lia: a tos demas ‘canton de cada ipo, prinsipaliente de plats ungue a Espa lor de pina, aden moc $itnosrcljespreiones de oro .Preginta: «A vues entender, casas eljes se exporan, fen conju, 2 todo el mundo Respuesta: vfs yay dite deserinar el pero de eelojes de ilo que exporta este pals, ero hastdonos en el ecu més aproximatvo que somos cx paces de hacer creemos que som ceca de achena il at st» ..Preganda: «Se importan ae {hos relojes ranceses en nuesvo pals?» Respuesza: «Se uata de canidades importantes de he {jes de balsillo de oro, que datansoosierablemee ly producidn de este Reino: su mero ha fumeniado de forme notable como consecuencia del feciente knpuesto de ocho chelines por ‘ona de oro aed en limimsse. 150. Chapuist, Commerce et indutrie @ Gene, et cual toma sus datos de Sismond. Un infeame feat stra pa ne erinjnme linen Inet de 280.00 rej. ero se tata da una {hidentecrageracion (Babel, Histoire conporative de Phoriogers p. 398.1. tambieh Babel, Fabrigue penevoise, pp. 51-52 y Say, Econcoie politgne, v0. lg 187, BI. ‘Sobre le historia de los ssisjes acideutales en Taro, cf e!fascinante trabajo de Kure, Europecn Cooks and Wotches i the Near Fast 2. LOS MANDARINES CHINOS Y «LA CAMPANA QUE SUENA SOLA» 1, «Un cinico podria advertir que aunque fue Ja propaganda cristina y Ia biisqueda de especias Io que empujé a Oriente a los portugueses, fueron sobre todo las especias lo que alli los mantuvov.' Este comentario del profe- sor C. R. Boxer vale obviamente también para los espafioles, tos holandeses, Jos ingleses, los daneses y los suecos. Misioneros aparte, los europeos fueron a Oriente fundamentalmente para comerciar y, hasta finales del siglo xvit, tuvieron suficiente juicio para comprender que las conquistas terrtoriales no ‘entraban en el marco de sus posibilidades. Las conguistas que intentaron los ‘occidentales se limitaron, salvo determinadas excepciones, a islas y pucrtos destinados a funcionar como bases de sus actividades comerciales. Cons- cientes del hecho de que su superioridad tecnolégica y militar consistfa en sus galeones armados, los europeos se contentaron durante casi tes siglos ‘con limitar su control al mar y a las zonas costeras.* ‘Cuando se lanzaron por vez primera al Extremo Oriente, los europeos se sintieron atraidos sobre todo por las especias: pero no fue preciso mucho tiempo para que se dieran cuenta de que muchas otras mercancias ofrecfan ‘excelentes oportunidades de sacar beneficios: éste era el caso del cobre del Japén, del algodén de la India, de ta seda y de las alfombras de Persia, de la seda, fas porcelanas y (transcurrido el siglo xvi) el té de China. El punto debi era que los europeos no tenian casi nada que ofrecer a cambio de los productos orientales, Desde la revoluci6n industrial nos hemos habituado @ dar por supuesta la superioridad occidental en lo tocante a tecnologia y pro- duccién, y se hace diffcil imaginar ana situacién en la que Oriente tenia ‘mucho que ofrecer tanto en términos de materias primas como en productos tmanufacturados, mientras que Occidente tenia bien poco que ofrecer y que pudiera interesar a la gente de Asia, Sin embargo, ésta era exactamente la si- tuacién dominante en los siglos XVI, XVI y XVM Los veleros armados de cafiones hicieron posible que los curopeos domi naran los océanos, aniquilaran la navegacién y el comercio musulmanes en 1, Boxer, Portguese tn the Has, pp. 192 y 214 2. ease infra, Cafomes y velas, pp. 145 ys LOS MANDARINES CHINOS Y ALA CAMPANA QUE SUENA SOLA® 33 al océano Indico y acapararan gran parte del comercio interasiétice. Sumi- nistrando plata japonesa a China, cobre japonés a China y a Ia India, clavos de especia de las islas de las Especias a Ia India y a China, mamufacturas de algodén indio a Asia sudoriental o alfombras persas a la India, tos europeos cconsiguieron grandes ganancias, y el bevelicio derivado de fa actividad de mediacion entre unos y otros Jo dedicaron a pagar parte de las importaciones a Europa de productos asisticas. Pero aquellos beneficios no eran suficientes y la parte més considerable de las importaciones de Asia tnvo que ser paga- ‘da con transterencias masivas de metales preciosos de Europa a Asia. Enor- mes cantidades de plata en forma de reales o piezas de oro acuftadas en Sevilla, de pesos mexicanos, de ducados de plata acuados en Italia, de co ronas francesas y tAleros holandeses tomaron, ao tras affo, el camino de Asia, Los europeos podian disponer de plata en abundancia gracias a fa ba lanza comercial favorable de Europa frente « las Américas. Si se prescinde el comercio rolativamente limitado que, a cavés de Filipinas, tenfa lugar en- tte la América espafiola y el Extremo € se puede afirmar razonable- ‘mente que, en aquel tiempo, el comercio intercontinental consistia esencial- ‘mente en yna copiosa corsience de plata que circulaba en direccign al este de América a Europa y de Europa a Asia, y en un vasto flujo de bienes que se movian en direccidn opuesta: productos asifticos que tomaban el camino de Europa y productos europeos que marchaban hacia América, I déficit de Ia balanza comercial entre Europa y Asia podia tocarse, por asi decir, con la mano, Individuos como Van Linschoten observando los ve~ Teros que zarpaban hacia Oriente vefan que «no Hevan més que una earga ligera, compuesca dnicamente de algin hartil de vino y de aceite y de pe- {queiias cantidades de mercancias; a excepcidn del lustre y de Jos viveres para la tripulacién, no transportan nada més, porque fo que principaimente se manda a las Indias son reales de @ ocho». A finales del siglo XVI, un mes- cader florentino contaba que slo Portugal y Espafia enviaban a China mas de 1,500,000 escudos al afio* Hasta qué punto es fiable esta valoracién na- die puede decielo, pero para los sigios xvit y xvii disponemos de datos mas abundantes y més precisos, los cuales indican de manera concordante que la plata era la principal mercancfa curopea que se exportaba a Asia.* Europa, esta situacién suscitaba embarazo y preocupacién y dio vida a intensos debates y a numerosas publicaciones. Tanto en Inglaterra como en Francia, las Companias que practicaban el comercio con tas Indias orienta- les suftieron frecuentes ataques y fueron a menudo acusadas de procurar por sus intereses egoistas ignorando el interés piblico y margindndolo, y de pros 3. De 1565 2 1815, geleones espaoles hactan eegularmente el viaje a través dl Pacifico ‘nme Manila y Acapulco’ Los galeones tanspertatan pata & Fipinas y valvian x México ca das con prodicios asilcos. Cr Schurz, The Mantla Galleon "4. Van Lischoten, Voyage To thr East Indies, vl I, p- 10. La esimacion Scentina es de (Carlet, Ragionamentt de! mio viaggio intomo al monde. . 188, Ch Morse Eos! Ine Company. vo. pp. 8, 307-313 y past: Chaudhuri, Bas J sha Company. pp. 24-25: y Design. Le conmwene 8 Cartan, OL 2, pp. 687-757, 4 LAS MAQUISAS DEL 7EMPO perar a expensas de la riqueza y de la potencia nacional.* En un plano més ‘conereto, se Hlevaron a término repetidos intentos de mejorar fa situscién, En Inglaterra, el gobierno ordend que por lo menos una décima parte de la car~ ga de cualquier nave que zarpara hacta las Indias estuvieta compuesta por ‘alimentos, productos 0 manufacturas del reino»,’ La Compatia Inglesa de Jas Indias Orientales hizo todo lo posible «para meterse en el comercio con Nankin» y otras ciudades de China septentrional, con la esperanza de que la rigidez del clima nérdico pudiera propiciar «un espacio considerable a las ‘manufacturas inglesas de Ia lana>.* Sin embargo, estos y otros intentos simi Ines fallaron lamentablemente. Los comerciantes europeos examinaron tam- bign la eventualidad de exportar cuadros y objects d'art, pero el arte occi dental estaba excesivamente vinculado a temas religioses y, como escribis Richard Cocke desde Japén, a los pueblos asisticos no les interesaban nada las escenas biblicas. «Les gusta més una hoja de papel con el dibujo de un caballo, una nave o un péjaro que una estapenda pintura ouestra. Nadie dard seis denarios por un hermoso cuadro de la conversién de san Pablo.» Tras in- tentar sin éxito alguno vender cuadros tradicionales, Ia Compaiiia Holandesa de las Indias intents vender grabados que tavieran «un reclamo humano més general, como una coleccidn de desnudos u otras ilustraciones poco decen- tes», pera tampoco estos esfuerzos de imaginacién consiguieron resultados apreciables, Hacia 1701, el Consejo de la Compania de las Indias Orientales cescribia a las oficinas de Londres: [No sabemos qué consejo dar a sus Fxcelencias acerca de Jo que debe en- viarse estos lugares (China), porque los indigenas s6lo aprecian la plata y el lomo; y probablemente, si todo el resio de las mercancias que envidis fuera farrojado al mar, la carga de reioro ne ser‘a por esto mucho menor.” La insuficiencia de 1a demanda de productos occidentales por parte de Oriente constitufa un grave problema, pero mucho mas alarmante era e! hecho de que en importantes sectores de la economia os productos asiéticos entra ‘ban en competencia con los productos del Viejo Continente en el mismo mer- ‘cado europeo. J. Cary, comerciante de Bristol, escribia: Considero que el comercio con las Indias orientales, de tan poco provecho tal come se esté Hevando a esto, nos causa muchos perjuicios, porque pro- 6. Demmigny, Le Commerce d Carson, ol 2, pp. 724 y ss 7. Morse, Base India Company, vl 1. 5 Bid p. 108 8° Par enunta precede. cf. Panikhar. Aste and Westem Dominance. p. 53. Los ndonesis. for chinos las japaneses martciron paca interés por el arte ocldentl. pero ins potentados indos y peses requerian a menudo atietse y pints occidenstes, CI. Bose, The Dasch Se Dome Knipe, p72 1.""Morse, Ease India Company, vol. p. 114 LOS MANDARINES CHINOS ¥ «LA CAMPANA QUE SUENA SOLA» 58 ‘vaca la exportacisn de metals preciesos, vende pocos productos nuestros ¥ en cainbio, comperta la importacion de objetos perfectamente fabricados que imm- piden gue se consuma de los auestos.” La historia de tas sedas y de los clicés indios, que importados a Inga terra pusieron en graves difculades a la industria text ingles e tan cono- ida que noes preciso repetira, Por fortuna para Inglatera, no surgi enton- es ningin Ricardo de ongen indio que convencera a fo ingleses de que, en vittd dela ley Ge costes comparados, le srfa més beneficiono conver tn pastors ¢ imporar dela India todos los productos texiles que necesita- ban, Muy al contario, Inglaterra dicts una serie de lees destinadas a impe- di a importacign de manafactoras indies Reactiones y conducts similares aparecieron en Francia en relacién con ta importacion de sed y de productos textiles de China por pate de a Com- pula Francesa de las Indias. Orientates, Pated6iicamente, Colbert, el gran Emercantilistan, no accediG a las demandas de los productores que solic taban medidas protectors, pero st inmedito sucesor se most mds dtl Sia partir de 1686, coda una serie do disposiiones vetaron repetidamente Guatguier Imporacton de productos textes asivicos a Francia." En 1717 y en L718, tantign en Espana se publico un ley que profib fa importacion Se sedas de Asia" 2, La regia era, por tanto, que 1a mayor parte de las manufacturas ccuropeas no interesaban a los pueblos de Asia o no podian competir con los productos anélogos de fabricacién oriental. Como todas las reglas, también ésta lenfa su excepcién y los relojes mecéinicos eran la excepciGn. ‘Como atestigué el padre Maiteo Ricci, e? gran misionero y précticamen- te el primer sindlogo que haya tenido Occidente, los relojes empleados en China «hasta este momento han sido de agua y fuego con ciertas particulas ‘odoriferas, todas de! mismo tamatio; hacen también otros con ruedas movi- das por arena; cosas todas ellas que manifiestan mucha imperfeccién. De entre los solares, séio tienen et equinoccial. Pero no saben colocarlos debi- damente en conformidad can el lugar en que fos sitar,” 11, Gary, Discourse on Trade, p. 24, Chaudhuri, Bast Indio Company, p. 29, ita ts rel cones de foe genes de la Compa en ln Inia, Japon y Pess, los cuales so lamentaban de (qo as tla ingless eran demasiado cars para los eompradoes locales. Bl cost mas elevado Bic nano de obra en Europa hscta en relidad las manufactures escasamentecomptiivas fen te os proton sssins 2. Cha entre otto, Thomas, Mercantilism and the Bat Indie Trade, en expel pp. 118 ss. 13, Weber, Compagnie Franaise des Indes, pp. 26-288; Dennigny, Le commerce & Car son ol 1, pp. 196 8. Ta. “Dermigny, Le commerce & Canto, vol, pp. 196 13, D'Ella, Font Riccione, vol. p35, Newhall. Embassy 19 China, en p. 166 sige oss «te tera la descrip que face Riss. pero en p. 227 ade to siguiente: «Ea ls tore de Tos Telojes hay an instrument que meses ls horas el dia poe medio del gua, la cual, escurién- 56 LAS MAQUINAS DEL TIEMPO La primeras noticias sobre relojes mecdnicos Uegaron a China desde Macao. La idea de «campanas que suenan solas» [B® 22] fascind inmedigiamente alos chinos, y los jesuitas que pretendian introduciese en China aprovecha- ron habilmente esta situacién, Como cuenta el mismo padre Ricci, habfa Hle- ado en 1582 a Kuang-tong y a Kuang-si como virrey de la zona un man- darin originario de la provincia de Fu-Kien de nombre Chen Yui, «hombre sagaz y amigo del dinero». Los jesuitas de Macao se Hlegaron a él con dis- crecién y le comunicaron que querfan hacerle algunos regalos, entre ellos «un reloj que sonaba solo a cada hora, muy bello, como nunica se haba visto 1 ofdo en Chinam. Los padres se presentaron, pues, al virrey y le entregaron «el reloj, un vidrio triangular de Venecia que hace sparecer muchos colores, yy otras cosas. El virrey qued6 contento con los regalos y asigné a los padres un «aposento en un templo de fdolos que se Hama Tein nim tse, no muy lejos de su palacio, donde (los padres) recibieron la visita de muchos mandari- res y gente principal... permaneciendo allf por espacio de cuatro o cinco -meses»."* Comenzaban a confiar que la concesién pudiera transformarse en ‘un privilegio permanente, cuando inesperadamente surgieron graves dificulta- des, Por alguna raz6n el virrey fue cesado en su oficio, y déndose cuenta de que fa presencia de los jesuitas en 1a ciudad podia no ser muy del agrado de su suicesor y ser causa incluso de alguna investigacién, el virrey ordené a los padres que se marcharan. Al cabo de un mes, los jesuitas estaban de vuelta en Macao «muy desconsoladoss, pero no habia teanscurrido ni tam sélo una semana de su regreso a la isla cuando vino a ellos un mensajero del gobernador del distrito de Schiaochin. Provisto de la autorizacién del nuevo virrey, el gobernador invitaba a los padres a volver a Schiaochin y a tomar posesidn de una propiedad «para construir casa e iglesia», ose de un recipione hace que s2levane una tails en la que est iby un signo para coda thos dela: y hay que observar que aldara siempre hay una persona que toma nota dl pase Gel tiempo y que a ead hor a comunica ala gente baiendo un lambor y ealgando en ol exte ‘or una bila coa la hors esoia en grandes caracteess Cl también Pere de Goya Jacob ‘Be Keyser ctasos por Chapuis, Monte Chimie, p. 15, y Le Comte, Empire of China, p81 Needham, Heavenly Clockwork, pp. LSS y s-y Science and Cslleation sn China, vol. 1, pe (2 pp. 437 ys erdea el testinonio de Rice e ssinte en ob hecho de qe, siglos snes ela Tega de los portogueses, os chino haan contaids et eeoj celeste». No obit, Need ‘no llega a demosar una posibilidadrazonable de confrntaciin ene eel) celeste» y fs lojes mecsnicosoccidentales. mientras que por ova parte seve obligndo a xémidr(p. 158) ue las hoblidades de Tos chinos an lo toss arelojeri adesapaecievon con la oleate de aso dad confucana que acompa la subida al poder dela dinaaa nacional de los Ming, Sostener Que el veo} cecideta no represents una novedad en China por cass del monumental Teej dz gus constrido en temps del timo emperador Yuan es como sostener que la maquina do va- por de Watt ao representaha una noveded en Europa por causa de los complicados mecanismios Invention por Head en Ia epoca lise, Tambien el ator de usa obra anoaima publicada en Ginebra en 16H9 (L'excellence de Phorlogere, pp. 1-15) atbulaCanustcareme tos chines la nveeib del stele) poi ‘Sabre los wrlojes» rientles que ulizban incienso para medir el Gempo, ef. Beni The Scent of Tine, 1G. D'Eli, Font Riceiane, vol. pp. 161-167 LOS MANDARINES CHINOS Y L.A CAMPANA QUE SUENA SOLA» 7 En estos comienzos, para no causar sospechas entre aquella gente con estas novedades, los padres no intentaban predicar& as claras nuestra santa fey, sino ‘que mas bien se dedicaban, en el tiempo que les quedaba para recibir visias, 8 aprender bien su lengua, su literatura y sus manesss. y a ganar los ximos de Jos chinos y a moverlos con su buena vida y su cjemplo hacia aquello que ni con i tengua podian ni el tiempo les pemmisa haver, LO quo mls eontento prostyja entre los chinos fue la manera de vestirse de los padres, lo mismo que tode la ponte de su casa, «la manera de is personas ms honestas de esta naciGa, pues to que sus vestides eran modestosY largos con las mangas Sgualmente largas.” ‘Siempre dispuestos a ser complacientes, los jesuitas aprovechaban cualquier ‘ocasion de mosirarse To mis generosos posible. En diciembre de 1583, uno de clos tenfa que volver a Macao para obtener de la comunidad europea una ayu- da finaneiera para la misién, El gobemador de Schiaochin dio a entender quc le bubiera gustado muchisimo tener uno de aquellos «rclojes de hierro> que se fabricaban en Macao y que «pagaria todo cuanto fuera menester para ello», Los Jesuitas no consiguieron encontrar relojes en venta en Macao, pero dieron con 'un herrero indio que habia aprendido de los europeos a fabricar relojes. En vez de un relog. se Hevaron a Schiaochin al relojero, una prueba de buena yoluntad ‘que, naturalmente, conmovid al gobemnador. Se obligé a dos de los mejores hherreros de Ia localidad a que ayudaran al indio y, ras innumerables dificulta- es, se fabricd en la misién un reloj para el gobernador Wang Pabn.”* ‘Los relojes sirvieron incluso para que a los jesuitas se les abriera las puer- tas del palacio imperial de Pekin, Segtin las crdnicas, los jesuitas habfan pre- sentado una stiplica para Hevar a cabo una visita de cortesfa a la corte imperial y ofrecer al emperador dos relojes y algunos otros regalos. Uno de los relojes era un ejemplar de hierro de gran tamafio, movido por pesas y ricamente ador- nado con dragones, éguilas y otras figuras doradas; el oto era un reloj de mue- He de bronce dorado, Ambos esiaban provistos de mecanismos de repeticién. BunGcratas desconfiados y eunucos malévolos crearon todo género de difi- cultades @ los misioneros. En un momento dado, en el coraz6n del invierno, el padre Ricci y sus comparieros quedaron retenidos como prisioneros en una foraleza, donde mientras disminufan cada vez més las probabilidades de al- canzar Pekin aumentaban de forma creciente las probabilidades de ser ajus- ticiados. Pero, precisamente cuando todo parecia perdido, las cosas mejora- ron inesperadamente." Enterémonos de las particularidades de la historia tatendiendo al testimonio directo del padre Ricci:* 12. Bid, vo. tp. 192. 18, ibid, valk pp. 201-212, 19, bid. vel. 2,9. 123,0.79 p. 1240.4 20, Sale for relies y In wetivtded de Tos jesuitas en Chin, ef. Ensbott Rit Ulvem pp, 190-198; Sureta, Horas bur e horas mis, pp. 518-528. Betray. Akomedatonmetiode des PPidaoo Bcc p. 2612, 12,118 18, 120y ITI: Lamab, La propgande dP Noles Tgu ‘pp. 15,101, 34 passin, Las opiniones de Enshoff y de Sarina sobre las horas desigastess ‘Shing han sido criteadas de manera convincente po D'Elis, Font Rectan, vol 2, p.128, 0.5 21.” D'Eha, Fond Riviane vl. 2 p. T2012, 58 LAS MAQUINAS DEL TIEMPO Encontrdndose un dia a solas, le vino @ Ia memoria al Rey una solicitad que deefa que cierios forasteros querian darle una campana que sonaba sols, y ‘omenzé a gritar diciendo: «Y aquetla campana que suena sola, _por qué no me Ja dane, Le dijo entonces ct cunuco que siempre acompas al rey: «St vuestra Majestad no dio el visio bueno a la Solicitud que mandé el eunuco Mathan, {o6mo osarn las forasteros entrar sin licencia en la corte». Entonces el Rey Signé debajo de la solicitud de Mathan ct mencionado visto bueno... Y (los pa- tres) Negaron a Pekin a finales del aio chino, que venta a ser el 24 de enero de 1601 Pasamos la mafiana de aquel mismo dia en un pslacio de los eunuca las afueras de la ciudad, arreglando los apuntos del presente y haciendo Ia lis ta de todo cuanto se enirezaha, Y al dfa siguiente todo fue levado a palacio, causando un gran alboroto por toda ta ciudad... Viendo luego el Rey que el reloj grande no daba las horas, porque no estaba bien regulado, mand6 Hamar 4 toda prisa@ los Padres para que lo hicieran sonar. Lievaron a los Padres hasta la seganda muralla 8 un patio donde se en: contraba el rela} monumental con toda la genre que habla acudido allt para contemplar el espectéculo. El Rey envid, de entre fos cunucos que le acompa aban, a uno importante y muy colto, que se smaba Lacino, que rat6 los Padres con mucha amabilidad "Y dandose cuenta de que aquelios relojes eren para saber las horas de ‘fa 0 de noche ya sea por el sonido de Jas campanas o por la agyja que en Ia esfera mostraba las horas, y que era necesario que asignara el tabajo de saber regularios « alguien que en dos o tes dias pudiera aprender todo cuanto fuera recesario, marché a informar de todo aquelio al Rey. Este mandé luego 2 cua- tro eunacas, matemiticos del colegio det interior det palacio, de los 20 0 30 que hay, a que aprendieran a regular aquellos relojes y a cuidar de ellos, y que, pasados tres dias, ls levaran a sus aposentos. Por esta razén, los Padres pasa Fon casi tres das enseFando dia y noche en las habitaciones de estos matemé ticos, siendo tralados con todo respeto... Los cuatro mateméticos aprendieron ‘con foda diligencia todo lo relativo a los relojes, comndolo todo pot escrito de su pao y ler, porque el olvido de alguna cosa les habria costado nada me: nos que Ta propia vide, por ser este Rey tam cruel com ellos que por cosas de muy poca monta los manda golpear con bastones hasta matarlos 0 les da, muy ‘a menudo, olras clases de muerte. Pero sobre todo vericron en caracteres chi nos los nombres de todas las ruedas, hieros, Ileves y de todo cuanto habia en los relojes, y tos Padres hicieron todo cuanto podian formando diversos nom ‘res para que todo pudiera expresarse con las palabras y la pluma... Adn no habfan pasado aquellos tres dias cuando el Rey mand6 preguntar por qué no halsfan trafdo los relojes a sus aposentos, Y por esto se los Hlevaron con toda presteza, Y se quedé contento de todo, otorgando como premio a los cuatro ‘cunucos un grado superior al que hasta entonces tenfan, lo cual es una manera dde aumentar su dignidad y sus ganancias La paoién de los Hijos del Cielo por las , El tiempo comprendido entre el alba y el ocaso se di- vvidia en seis horas, y lo mismo sucedfa para el tiempo que va del ocaso al alba, Por consiguicnie, durante el verano las horas del dia eran «largas» y las de la noche ikidad nipona, sno de os eeojeros europees —probablemeate de fos holandeses—, desosos de vende relojes on el mercado japonés Sin embargo, no a pruebas eb las que soxtener esta hipoess. Las testinoniosdsponibes sobre las exporaciones de os eo} holateses Jpn (ch supra, na) on realidad, parecen mas bien contradic las ideas de Monreal y Tejada, ya ‘que no puode excuse a prion a psibiidad de que algunos reljeos europeos puso hor ‘Wabsjado en Japin antes de 1630 (Rabertsoa, Evchuton af Clockwork. . 181). 68. LAS MAQUINAS DEL TIEMEO de bolsillo, Estos relojes eran de bronce, se les daba cuerda con lave y se les introducfa en wn inro tradicional 0 cajita para pfldoras, prendidos de un cor- . LOS MANDARINES CHINOS Y SLA CAMPANA QUE SLENA SOLA® oo beck observé que «aqui (en China), fos relojeros son muy solicitados».*# En 1769, el padre Jean Mathieu de Ventavon (1733-1787) contaba que «para reparar sus relojes, los principes y los dignatarios del Imperio acuden a los europeos,.. Estamos verdaderamente agobiados por el trabajo». En 1775, se hhizo notae que los chiaos «venden a los rusos relojes estropeados a precios bajfsimos, porque no tienen artesanos capaces de repararloss.™ A finales del siglo, Van Braam vio, en una civdad china, con «gran sorpresa» suya «tres tiendas de relojes».” En aquel momento el arte de la relojeria estaba echan- do rafees en Cant6n ¥, a finales del siglo xvut, con ceria dosis de exagera- n, J, Barrow podia escribir que «hoy» los chinos «fabrican en Cant6n, tan bien como se Fabrica en Londres y con un tercio del coste, todos aquellos in- geniosos mecanismos que antes Hlegaban a China enviados por los almacenes Coxe y Merlin en grandes cantidades». Sin embargo, si se compara la his- toria de la relojerfa china con la japonesa, es imposible no observar que en China ef arte de construir reiojes se desarroll6 en una Gpoca mucho mas tar- dfa que en el Japdn; ademds, en China nunca se produjo nada original, y la fabricacién de relojes siempre queds timitada sustancialmente a la regién de Cantén, # Las razones de esta diversa reaccién de japoneses y chinos ante fa teeno- logia occidental no se prestan a un anilsis ffeil. En él caso de fas armas de fuego, las cosas estn claras: los chinos no tenfan interés por tos asuntos militares y los armamentos, mientras que fos juponeses estaban semamente interesados en ellos.” Pero en el caso de los relojes, la situacidn se invierte, Los chinos se interesaron mucho por los relojes, mucho més que los japone~ ses, Se podria arguir que los japoneses consideraban los relojes de un modo ‘menos pintoresco y mas utilitarista que los chinos, pero los testimonios de ‘que disponemos contradicen una hipétesis de este género, Se ha dicho ya que los chinos consideraban tradivionalmente que su pais 8. Osbock, age to China andthe East Pies, voll p. 286 ©. Piisier, None biographigues p. 914. 10. Dennigny. Le commerce @ Canton, Yo. 3,p. 1.239 TI. Van Braat,Aecoane ofthe Embassy, vl. 2, p. 212-213. Van Braam ibid, wh 9. 208) refiere tambien que los. dos sofiscieadosrejes que debian ser ofreckos bl emperadorsufre- ron aigin dao dirante su trmspore, Cuando fist legs 4 Pekin, ses relajeves chinos i servicio de Ia Conte vineron 2 ver si era posible reparatos en pocos das bajo a direciéa de restr meossico, pero éste dock gt, al no por entendeste toa ellos, no lees posible {coplar sus servicios». En Pekin. a finales del sigo xvi, no habia artesanos eapates de rparar tin reloj an poco complicade, pero en Canton I sitscion ora algo mejor. M. de Guignes UGonages a Poking, vl. 2 pT elatando el mismo episodio que Van Beta eseebia que vt fqeilsn'vdinrporvonne (en Pekin) ott de le fare (de repair el rel) on devo U envoser 2 Quonton por le reaver “7. arom, Troels in China, 9.306, 3D. ease igi Cates y vedas pp 1589 3 76. Segim Taksbash, Tet Mawateu sh. p. 52, 10s selojes ecan considerados isteamen- tos extrvaganes. Eno siglo XVM, st bemos de Creve Yo que evens en libra japones sore rel Jers, ena rlojes meciaicas soo os snobles, lo icon comerciantesy los colescionstas Je Gonas curiae» (id pS) 70 LAS MAQUINAS DEL TEMPO era el centro del universo, mientras que los japoneses no se sintieron nunca Dloqueados por este tipo de orgullo cultural.” Los chinos, sin embargo, que- daron fascinados por la «campana que sonaba sola». Se podria establecer la hipstesis de que, no estando habituados a asimilar ideas extranjeras, todo cuanto pudieron hacer fue imitar de alguna manera los ejemplares occiden- tales. Los japoneses, en cambio, acostumbrados por una larga tradiciOn a asi- milar y adapiar ideas extranjeras, supieron acomodar el reloj occidental a sus exigencias creando ejemplares de indudable originalidad.’* El enigma cultural, sin embargo, esta lleno de circunvoluciones. He dicho ‘ya que los japoneses solfan medir et tiempo en horas de duracién variable. Hubo tiempos en que este sistema de ehoras desiguales» se empleaba tam- Dien en Europa,” fo mismo que en China,” pero en estas dos reas el sistema ‘cay6 en desuso ya antes del siglo xvi.” Los relojes curopeos, por tanto, podian servir para medir el tiempo en China (aun cuando Ios chinos dividieron el dia ‘en doce y no en veinticuatro horas de igual dutacién),” mientras que no se prestaban al sistema japonés de medida del tiempo. Si quisiéramos recurvie @ Jos concepts y a la terminologia de Toynbee, podriamos decir que los japo- nneses tuvieron que hacer frente a un «rete» que los chinos no tavieron que afrontar, Pero la «explicacién», si puede hablarse de «explicacién», resulta forzada, Més importante debe haber sido et papel que desempetiaron las dis- tintas clases sociales en ambos paises. Bn realidad, el sistema de vaiores s0- cioculturales dominantes en China durante la época de tos Ming humillaba al artesanado y a los artesanos. Como se ha afirmado con justicia, «la diferen- ccia entre 10s artistas y los artesanos era (en China) una diferencia de raza», ¥y «un chino culto que examinara la obra de un artesano hablaba de ella con ‘el mismo estupor que podria haber manifestado examinando, por asi decir, el producto de la actividad de un castor».* El sistema de valores sociales do- 75. En tapi chino de sed, eno} National Maritime Museum de Greenwich, s¢ puede cbservar an diujo del offecmiento de relojeseinsrumertosasonsmices por pare de fa ‘Sin de lard Macartey (1793). el dingo derecho en ao se puede leer lt siguierte leyenda shovinite No nos gustan fas coves exranjeras, nl hacemos caso del hablar jatancios pero recordondo a arg tlevotveremos el céntuplo se que han hoch (os extranjeros) 76. Sobee ta maners distinta de eacciona de japoness y chino, ef Beni, Chinese Me chanical Clocks, p- 218 "7h. Bilfinge, Die minetalterlichen Hoven 48. Needham, Heavenly Clockwork, p.201 49, _Nemos afismarse en China e! cielo completa de la dable sere de horas isserones = rantee! periods Han (el comienta del siglo 2c. ep hlelant) exo prbelenente se rencnta hasta el perce Chow (Needham, Heavenly Clockwork, pp. 201 $s) ‘0. Phi pp. 199-202, 9 De Saussure, Lhorometrie ele systime coomologiqae des Chi- nots on Chaps, Monire Chinoise, pp. 1-18. "Eh Prodan, Chinese Art p. 20, 1108 MANDARINES CHINOS. ¥

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