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COMO APRENDEMOS A LEER Historia y ciencia del cerebro y la lectura Maryanne Wolf FICCION| DIVULGACION EDICIONEs B {NDICE Relaci6n de ilustraciones . 11 Prefacio 13 PRIMERA PARTE Cémo aprende a leer el cerebro . Lecciones de lectura segiin Proust yelcalamar ........ 19 . Cémo se adapté el cerebro a la lectura: los primeros sistemas de escritura ...... 2s. eects eee e eee ee es AL El surgimiento del alfabeto y las objeciones de Sécrates .... 71 SEGUNDA PARTE Cémo ha ido aprendiendo a leer el cerebro Los comienzos del desarrollo de la lectura, o no .. » 103 La na «reciclado neuronal».!5 Por ejemplo, en su trabajo con primates, Dehaene demuestra que, si pones dos platos con platanos delante de un mono —uno con dos platanos y otro con cuatro—, se activa un 4rea del cortex posterior del mono justo antes de que agarre el plato més abundante. Esta misma drea general es una de las regio- nes del cerebro que los humanos utilizamos para realizar parte de las operaciones matematicas.'/Del mismo modo, Dehaene y sus colegas sostienen que nuestra capacidad para reconocer las palabras al leer utiliza el, evolutivamente hablando, antiguo sistema de cir- cuitos de la especie especializado en el reconocimiento de los obje- tos.!7is mas, al igual que la capacidad de nuestros antepasados para distinguir entre el depredador y la presa con un simple vistazo re- currfa a una capacidad innata para la especializacién visual, nuestra capacidad para reconocer las letras y las palabras tal vez permita su- poner la existencia de una capacidad més innata todavia de «espe- cializaci6n de la especializacién».'y Si amplidramos un tanto el punto de vista de Dehaene, parece- ria mas que probable que el cerebro lector hubiera explotado sen- deros neuronales més antiguos, disefiados en su origen no sélo para la visi6n, sino para relacionar ésta con las funciones lingiiistica y conceptual: por ejemplo, para relacionar el reconocimiento inme- diato de una huella con la deducci6n de que indica peligro; para re- lacionar el reconocimiento de un arma, un depredador oun enemigo con una palabra, Por consiguiente, cuando se enfrenté a la tarea de inventar funciones-como son leer, escribir y calcular, nuestro cere- bro tuvo a su disposicién tres ingeniosos principios de disefio: la LECCIONES DE LECTURA SEGUN PROUST Y EL CALAMAR 29 capacidad para establecer nuevas conexiones entre estructuras pree-( xistentes; la capacidad para crear dreas especializadas exquisita-\ mente precisas de reconocimiento de patrones de informacién, y la \ habilidad para aprender a recoger y relacionar la informaci6n; pro- | cedente de esas dreas de manera automatica. De una u otra manera, esos tres principios de la organizaci6n cerebral son los cimientos de la evoluci6n, el desarrollo y el fracaso de la lectura. Las propiedades del sistema visual son un ejemplo magnifico de cémo el reciclado de los circuitos visuales existentes hizo posible el desarrollo de la lectura. Las células visuales poseen la capacidad de alcanzar un altisimo grado de especializacion y precisi6n, asi como de establecer nuevos circuitos entre las estructuras preexistentes. Esto permite a los bebés venir al mundo con unos ojos listos para activarse y que son un modelo excepcional de disefio y precision. Poco después del nacimiento, cada una de las neuronas de la retina del ojo empieza a comunicarse con un conjunto concreto de célu- las del l6bulo occipital.” Debido a este rasgo de disefio de nuestro sistema visual, llamado organizacion retinot6pica, cualquier recta, diagonal, circulo o arco percibido por la retina del ojo activa un punto especifico del lébulo occipital en una fraccién de segundo (figura 1-2). Esta caracteristica del sistema visual no coincide exactamente con la capacidad de nuestros antepasados cromafiones para distin- guir a los animales en el horizonte lejano, de muchos de nosotros para identificar el modelo de un coche a medio kilémetro de dis- tancia y de los ornit6logos para identificar una golondrina de mar que otros ni siquiera vemosyDehaene sugiere que el érea visual del cerebro de nuestros antepasados fue utilizada para descifrar los pri- meros simbolos y letras del lenguaje escrito mediante la adaptacién de su sistema innato de reconocimiento. Fundamentalmente, la combinacién de varias capacidades innatas —la de la adaptacién, la de Ja especializacién y la de establecer nuevas conexiones— permitié a nuestro cerebro establecer nuevos senderos entre el rea visual y aquellas otras responsables de los procesos cognitivos y lingiifsti- cos y que son esenciales para el lenguaje escrito. El tercer principio que aprovecha la lectura —la capacidad de automatizar con la practica los circuitos neuronales— abarca los otros dos.” Esto es lo que les ha permitido leer volando el pasaje de 30 COMO APRENDEMOS A LEER Figura 1-2; Sistema visual. Proust y comprenderlo. La automatizacin no se da de la noche a la majiana, y no es un rasgo ni de un ornitélogo novato ni de ningin joven lector principiante. Estos circuitos y senderos se crean me- diante cientos 0, como en el caso de nifios con problemas para la lectura como la dislexia, miles de contactos con las letras y las pa- labras. El camino neuronal para el reconocimiento de las letras, los patrones de letras y las palabras se automatiza gracias a la organiza- cién retinot6pica, a la capacidad de reconocimiento de los objetos y a otra dimensién de extrema importancia de la organizacién cere- bral: nuestra capacidad para «representar» patrones aprendidos de informacién en nuestras regiones especializadas. Por ejemplo, cuan- LECCIONES DE LECTURA SEGUN PROUST Y EL CALAMAR 31 do las redes celulares responsables del reconocimiento de las letras y de los patrones de letras aprenden a «activarse juntas»,”' crean re- presentaciones” de su informaci6n visual que son recuperadas con bastante més rapidez. De una manera fascinante, las redes celulares que han aprendi- do a cooperar a lo largo del tiempo elaboran representaciones de la informacién visual, aun cuando dicha informacién no esté de- lante de nuestros ojos. En un experimento esclarecedor llevado a cabo por el cientifico cognitivo de Harvard Stephen Kosslyn,® se pidié a unos lectores adultos mientras eran sometidos a un escdner cerebral que cerraran los ojos e imaginaran determinadas letras. Cuando se les pidié que pensaran en las letras maydisculas, se pro- dujo una reaccién en unas regiones diferenciadas del cértex visual responsables de una parte del campo visual; por su parte, las letras mintsculas activaron otras Areas distintas. Por consiguiente, el mero hecho de imaginarse las letras ocasiona la activacién de unas determinadas neuronas de nuestro cértex visual. Por lo que res~ pecta al cerebro lector experto, cuando la informacién entra a tra- vés de la retina, todas las propiedades fisicas de las letras son pro- cesadas por una serie de neuronas especializadas que introducen su informacién automiticamente, de manera cada vez mas profun- da, en las demés Areas del procesamiento visual. Tales neuronas son parte esencial del practico automatismo del cerebro lector, en el que todas las representaciones de éste y, por supuesto, todos sus procesos individuales —y no s6lo los visuales— se vuelven veloci- simos y fluidos. Lo que ocurre entre nuestra primera exposicién a las letras y la lectura experta es muy importante para los cientificos, porque ofre- ce una oportunidad tinica para observar metédicamente el desarro- Ilo de un proceso cognitivo. Los diversos rasgos que caracterizan el sistema visual —el uso de unas estructuras preexistentes programa- das genéticamente, el reconocimiento de los patrones, la creacién de grupos de trabajo diferenciados de neuronas especializadas para las representaciones concretas, el establecimiento de circuitos de conexién tremendamente versatiles y el logro de la fluidez median- te la practica— se parecen a todos los principales sistemas cogniti- vos y lingiiisticos implicados en la lectura. Me extenderé sobre este punto més adelante, pero antes quiero poner de relieve una maravi- 32 COMO APRENDEMOS A LEER llosa (y apenas casual) analogia entre lo que ocurre en el cerebro y lo que interiormente piensa todo lector. La manera en que la lectura refleja la capacidad del cerebro para trascender el disefio original de sus estructuras es también, en gran medida, un reflejo de la capacidad del lector para ir mas alla de lo que el texto y el autor le ofrecen. Cuando sus sistemas cerebrales han integrado toda la informacién visual, auditiva, semantica, sin- tactica y deductiva del pasaje de Proust acerca de una tinica jornada de la infancia con un libro querido, ustedes, los lectores, han empe- zado automaticamente a relacionar lo que Proust escribié con sus propios pensamientos e interpretaciones personales. Como es natural, me resulta imposible decir adénde se han di- rigido sus pensamientos, pero sf que puedo describir los mios. Dado que acababa de visitar una exposicién en el Museo de Bellas Artes de Boston sobre Monet y el impresionismo, me di cuenta de que estaba relacionando la manera de describir Proust un sim- ple dia de su infancia con la forma en que Monet pinto Impresion, amanecer.** Tanto Proust como Monet utilizaron fragmentos de informacion para hacer una composicién que causara una impre- sién mas vivida que si hubieran realizado una copia perfecta. Al hacerlo asi, tanto el artista como el novelista se convierten en ejemplo de la enigmatica sentencia de Emily Dickinson de que hay que «decir toda la verdad, pero sesgadamente. / El éxito radi- ca en el Circuito». Emily Dickinson, desde luego, no pensaba en los circuitos neu- ronales cuando escribié esos versos, pero resulta que era tan pers- picaz fisioldgicamente como poéticamente. Mediante la utilizacién de enfoques indirectos, Proust y Monet fuerzan a sus lectores y espectadores a contribuir de manera activa en las composiciones Y, por tanto, a experimentarlas mas intimamente. La lectura es un acto neuronal ¢ intelectualmente tortuoso, enriquecido tanto por los impredecibles rodeos de las deducciones y pensamientos de un lector como por el mensaje que llega directamente al ojo desde el texto. Esta caracteristica, exclusiva de la lectura, ha empezado a preo- cuparme sobremanera mientras pienso en el universo de Google de mis hijos. gEmpezaré a cambiar y a atrofiarse potencialmente el componente constructivo que anida en la esencia de la lectura, mien- LECCIONES DE LECTURA SEGUN PROUST Y EL CALAMAR 33 tras nos movemos hacia un texto presentado en pantalla en el que aparecen de inmediato cantidades ingentes de informacién? En otras palabras, cuando se proporciona informacién visual aparente- mente completa casi de manera simultnea, como ocurre en muchas presentaciones digitales, ghay suficiente tiempo o suficiente moti- vacién para procesar la informacién de manera més deductiva, ana- litica y critica? ¢Es el acto de leer espectacularmente distinto en tales contextos? Los procesos visuales y lingiiisticos basicos podrian ser idénticos, pero gno se estarian acortando los procesos probatorios, analiticos y creativos de la comprensién, que son los que més tiempo requieren? :O tal vez la potencial informacién afiadida de los hiper- vinculos textuales contribuye al desarrollo del pensamiento infantil? zPodemos preservar la dimensién constructiva de la lectura para nuestros hijos sin renunciar a sus crecientes aptitudes para realizar multiples tareas y para asimilar grandes cantidades de informacion en permanente expansion? :Deberfamos empezar a proporcionar tuna formacién explicita para leer las diversas modalidades de presen- tacion de textos,” a fin de garantizar que nuestros hijos aprendan miiltiples maneras de procesar la informacion? Me estoy perdiendo con estas preguntas. Pero eso es lo que hacemos a menudo cuando leemos. Lejos de ser negativa, esta di- mensi6n asociativa forma parte del aspecto generativo que anida en la esencia de la lectura. Hace ciento cincuenta afios, Charles Darwin vio en la creacion un principio similar, en virtud del cual unas formas «infinitas» evolucionaban a partir de unos principios finitos: «A partir de un principio tan simple, han evolucionado, y estan evolucionando, infinidad de las mas maravillosas y hermo- sas formas.»2” Como ocurre con el lenguaje escrito. Biolégica e intelectualmente, la lectura permite que la especie vaya «mis alla de la informacién proporcionada» para crear infinidad de her- mosos y maravillosos pensamientos. No debemos perder esta cualidad esencial en nuestro actual momento de transicién hist6- rica a nuevas maneras de adquirir, procesar y comprender la in- formacién. Sin duda, la relacion entre los lectores y el texto difiere de una cultura a otra y alo largo de la historia. Miles de vidas han cambia- do o se han perdido en funcién de que la lectura de un texto sagra- do como la Biblia se haya interpretado literalmente o de una mane- 34 COMO APRENDEMOS A LEER ra generativa. El hecho de que Martin Lutero tradujera la Biblia la- tina al alemén, lo que permitié que las personas corrientes la leye- ran ¢ interpretaran por si mismas, influyé de manera significativa en la historia de la religion. En efecto, como algunos historiadores han observado, la cambiante relacién de los lectores con el texto a lo largo del tiempo se puede contemplar como un indice de la his- toria del pensamiento.” Sin embargo, la idea central de este libro sera més bioldgica y cognitiva que histérico-cultural..° En este contexto, la capacidad ge- nerativa de la lectura es anéloga a la plasticidad intrinseca de nues- tros circuitos cerebrales: ambos aspectos nos permiten trascender las particularidades de lo proporcionado. Las fértiles asociaciones, deducciones e interpretaciones que surgen de esta capacidad nos permiten, y por supuesto nos invitan, a ir més alld del contenido es- pecifico de lo que leemos para dar forma a nuevos pensamientos. En este sentido, la lectura reflejay recrea la capacidad del cerebro para los grandes avances cognitivos. Bien que de forma més indirecta, buena parte de esto lo dejé di- cho Proust en una descripcién de la capacidad que tiene la lectura para inducirnos a pensar. Damos por sentado que nuestra sabiduria empieza donde acaba la del autor, y nos gustaria que nos diera respuestas cuando todo lo que puede hacer es ofrecernos deseos. Y esos deseos sélo puede despertarlos en nosotros haciendo que contemple- mos la suprema belleza que su tiltima obra de arte le ha petmi- tido aleanzar. Pero por [...] una ley que quizds implique que no podemos obtener la verdad de nadie, y que debemos crearla no- sotros mismos, que el final de su sabidurfa no nos parezca sino el principio de la nuestra." La interpretacin que hace Proust de la naturaleza generativa de la lectura contiene una paradoja: el objetivo de la lectura es trascender las ideas del autor hasta llegar a unos pensamientos crecientemente auténomos, transformativos y, en ultima instan- cia, independientes del texto escrito. Desde los primeros y titubean- tes intentos del nifio por descifrar las letras, la experiencia de la lec- tura no es tanto un fin en si mismo como nuestro mejor vehiculo LECCIONES DE LECTURA SEGUN PROUST Y EL CALAMAR 35 hasta una mente transformada y, literal y figuradamente, un cere- bro modificado. En ultima instancia, las transformaciones biolégicas e intelec- tuales provocadas por la lectura constituyen una placa de Petri para examinar nuestra manera de pensar. Tal examen exige multiples perspectivas: la de la lingiifstica antigua y moderna, la arqueolégica, Ja historica, la literaria, la pedagdgica, la psicol6gica y la neurocien- tifica. El objeto de este libro es integrar todas esas disciplinas para ofrecer una nueva perspectiva sobre tres aspectos del lenguaje escri- to: la evolucién del cerebro lector (cémo aprendié a leer el cerebro humano); su desarrollo (cémo aprende a leer el cerebro de un niiio y los cambios que la lectura genera en nosotros); y sus diferencias (cuando el cerebro es incapaz de leer). COMO APRENDIO A LEER EL CEREBRO Empezaremos en Sumeria, Egipto y Creta, porque es en la es- critura cuneiforme sumeria, los jeroglificos egipcios y una escritu- ra protoalfabética de reciente descubrimiento donde podemos en- contrar el todavia misterioso nacimiento del lenguaje escrito. Los principales modelos de escritura inventados por nuestros antepasa- dos exigieron algo un tanto diferente del cerebro, y esta circunstan- cia puede explicar que transcurrieran mas de dos milenios entre los sistemas de escritura més antiguos conocidos y el notable y casi perfecto alfabeto desarrollado por los antiguos griegos. En su ori- gen, el principio alfabético implica la profunda comprensién de que cada palabra del lenguaje hablado esté formada por un conjun- to finito de sonidos que se pueden representar por un grupo finito de letras. Este principio aparentemente ingenuo constituy6 una verdadera revolucién cuando surgié con el tiempo, porque permi- ti que cada palabra hablada de cualquier idioma fuera traducida a escritura. El motivo por el cual Sécrates descargé sus legendarias dotes retoricas contra el alfabeto griego y el aprendizaje del mismo es una de las grandes y poco conocidas anécdotas de la historia de la lectu- ra. En palabras que hoy en dia se revelan proféticas, Sécrates des- cribié lo que los seres humanos perderian en la transicién de la cul- 36 COMO APRENDEMOS A LEER tura oral a la escrita. Lo que Sécrates argumentaba —y la silencio- sa rebelién de Plat6n mientras dejaba constancia de cada palabra— resulta de una notable relevancia en la actualidad, cuando nosotros y nuestros hijos nos las vemos con nuestra propia transicién de una cultura escrita a otra cada vez mas impulsada por las imagenes vi- suales y un enorme caudal de informacién digital. COMO APRENDE A LEER EL CEREBRO DE UN NINO Y LOS CAMBIOS QUE EXPERIMENTAMOS A LO LARGO DELA VIDA Son varios los puntos que relacionan la historia de la escritura humana con el desarrollo de la lectura en el nifio y que dan mucho que pensar. El primero es el hecho de que, aunque a nuestra especie le costé casi dos mil afios conseguir el avance cognitivo necesario para aprender a leer con un alfabeto, en la actualidad nuestros hijos tienen que alcanzar ese mismo dominio de la letra impresa en ape- nas dos mil dias. Después estan las implicaciones evolutivas y edu- cacionales de tener un cerebro «reorganizado» para aprender a leer. Si no existen genes especfficos exclusivos de la lectura, y si nuestro cerebro tiene que conectar las viejas estructuras de la visién y el lenguaje para adquirir esta nueva habilidad, todos los nifios de cada generaci6n tienen que realizar una ardua tarea. Como sefialé elo cuentemente el cientifico cognitivo Steven Pinker: «Los nifios tie- nen el cableado para el sonido, pero la letra impresa es un accesorio opcional que debe ser fijado rapida y concienzudamente.»” Para adquirir este sistema antinatural, los nifios precisan de unos entor- nos educativos que sustenten todas las partes del circuito que han de ser fijadas para que el cerebro lea. Tal perspectiva se aparta de los actuales métodos de ensefianza que se concentran en buena medida sélo en uno o dos de los principales componentes de la lectura. La comprensién del periodo de desarrollo, que se extiende desde la infancia hasta el inicio de la edad adulta, requiere entender todos los componentes del circuito del cerebro lector y su desarro- lo. También implica entender la historia de dos nifios que tienen que aprender cientos y cientos de palabras, miles de conceptos y perci- bir decenas de miles de impulsos auditivos y visuales: las materias LECCIONES DE LECTURA SEGUN PROUST Y EL CALAMAR 37 primas necesarias para el desarrollo de los principales componentes de la lectura. Sin embargo, deudores en buena medida de su respec- tivo entorno, uno de los nifios sentaré esas bases esenciales, mien- tras que el otro no. Sin que tengan ninguna culpa, la necesidad de miles de nifios queda insatisfecha a diario. El aprendizaje de la lectura empieza la primera vez que se toma en brazos aun bebé y se le lee un cuento. Con qué frecuencia ocu- rra esto, o deje de ocurrir, durante los primeros cinco afios de vida, resulta ser uno de los mejores indices de predicci6n de la capacidad de lectura posterior.” Un sistema de clases poco estudiado divide de manera invisible nuestra sociedad; las familias que proporcionan asus hijos un entorno fecundo en oportunidades de lenguaje escri- to y oral se alejan poco a poco de aquellas que no lo hacen 0 no pueden hacerlo. Un importante estudio determiné que ya en el jar- din de infancia una brecha de treinta y dos millones de palabras se- para a algunos nifios de hogares empobrecidos lingiiisticamente de sus coetdneos mis estimulados.* En otras palabras, hacia los cinco afios de edad, en algunos entornos el nifio de clase media oye trein- tay dos millones més de palabras habladas que el nifio desfavorecido. Los nifios que empiezan el jardin de infancia habiendo oido y utilizado miles de palabras, cuyos significados ya han compren- dido, clasificado y almacenado en su tierno cerebro, parten con ventaja en el campo de juego de la educacién. Los nifios a los que nunca se les lee un cuento, que nunca oyen rimas, que jaméds se ima- ginan luchando con dragones 0 casindose con princesas, tienen abru- madoramente en contra todas las apuestas.”* Conocer los antecedentes de la lectura puede ayudar a cambiar la situacién. Gracias a las notables innovaciones tecnolégicas, aho- ra podemos ver lo que ocurre si todo marcha bien en la adquisicién de la lectura, mientras un nifio avanza desde la decodificaci6n de una palabra como «gato» a la comprensién fluida y aparentemente sin esfuerzo de «un felino de nombre Mefistéfeles». Hay una serie de fases que atraviesa un humano de manera predecible a lo lar- go de su vida, y que ilustran la gran diferencia entre los circuitos y exigencias del cerebro de un nuevo lector y los de un lector experto que navega por las complicadas palabras de Moby Dick, Guerra y Paz y los manuales de economia. Cada vez sabemos més acerca de cémo aprende a leer el cerebro y, con el tiempo, eso ayudar a pre- 38 COMO APRENDEMOS A LEER decir, mejorar y prevenir algunos casos de fracaso en la lectura. Ya en la actualidad sabemos lo suficiente sobre los componentes de la lectura para poder no sélo diagnosticar el riesgo de un problema de aprendizaje en todos los nifios de guarderia, sino también para en- sefiar a leer a la mayorfa de ellos. Este condocimiento en si mismo pone de relieve lo que no deseamos perder de nuestro cerebro lector en un momento en que precisamente la era digital empieza a plan- tear nuevas y diferentes exigencias a ese cerebro. CUANDO EL CEREBRO NO ES CAPAZ DE APRENDER A LEER Lo que sabemos sobre el fracaso en la lectura proporciona un enfoque diferente sobre este conocimiento bAsico, que brinda al- gunas sorpresas a cualquiera que se asome al tema. Desde el punto de vista de la ciencia, la dislexia es un poco como el estudio de un calamar joven que no puede nadar muy deprisa. La diferente cons- titucién de este calamar puede ensefiarnos tanto acerca de lo que es necesario para nadar como acerca de los talentos exclusivos que este calamar ha de tener para sobrevivir y prosperar sin poder na- dar como cualquier otro calamar. Mis colegas y yo utilizamos di- versas herramientas, desde nombrar las letras hasta las técnicas de imagen del cerebro, para comprender la causa de que tantos nifios con dislexia, incluido mi primogénito, tengan dificultades no sdlo con la lectura, sino también con los procesos lingiifsticos aparente- mente faciles, como distinguir las unidades fonoldgicas o fonemas de las palabras o recuperar con rapidez el nombre de un color. Ras- treando la actividad de un cerebro normal y uno disléxico mientras ejecutan diversos procesos, estamos dibujando mapas palpables del paisaje neuronal. Las sorpresas sobre este paisaje aumentan a diario. Los recien- tes avances en la investigacién mediante diagnéstico por imagenes empiezan a pintar un cuadro distinto del cerebro de una persona con dislexia que puede tener unas enormes consecuencias para la investigacién futura y, en particular, para la intervencién. Com- prender estos avances puede suponer la diférencia entre tener una gran cantidad de futuros ciudadanos preparados para contribuir a LECCIONES DE LECTURA SEGUN PROUST Y EL CALAMAR 39 la sociedad y tener una gran cantidad de ciudadanos incapaces de contribuir a ella aunque podrian. Relacionar lo que sabemos sobre el desarrollo del nifio normal con nuestros conocimientos sobre las dificultades lectoras puede ayudarnos a recuperar el potencial per- dido de millones de nifios, muchos de los cuales tienen virtudes que podrian iluminar nuestras vidas. Porque también estamos en las primeras y excitantes etapas de la comprensi6n de los beneficios poco estudiados que tiene el desa- rrollo cerebral de algunas personas con dislexia. Ya no se puede achacar a la mera coincidencia que tantos inventores, artistas, ar- quitectos, ingenieros informaticos, radiélogos y financieros tengan un historial infantil de dislexia. Los inventores Thomas Edison y Alexander Graham Bell, los empresarios Charles Schwab y David Neeleman, los artistas Leonardo da Vinci y Auguste Rodin y el Nobel de Ciencias Baruj Benacerraf son todos ellos individuos de enorme éxito con un historial de dislexia o de dificultades relacio- nadas con la lectura. ¢Qué tiene el cerebro disléxico que en el caso de algunos parece relacionado con una creatividad sin parangén en profesiones que tienen que ver normalmente con el disefio, la capa- cidad espacial y el reconocimiento de patrones? ;Era el cerebro, di- ferentemente organizado, de una persona con dislexia mas apropia- do para las exigencias del pasado prealfabético, con su particular importancia de la construccién y la exploracién? ;Estarn los suje- tos con dislexia mas preparados para el futuro visual dominado por la tecnologia? La mayoria de las actuales investigaciones genéticas y por imagen nos estan dando los perfiles de una organizacién ce- rebral harto insélita de algunas personas con dislexia, que puede acabar por'explicar tanto su conocido defecto como nuestra cada vez mayor comprensi6n de sus virtudes? Las preguntas sobre el cerebro de una persona con dislexia nos llevan a mirar tanto hacia atrds, a nuestro pasado evolutivo, como hacia delante, al futuro de nuestro desarrollo simbélico. {Qué se est4 perdiendo y qué esta ganando tanta gente joven que ha susti- tuido en buena medida los libros por la cultura multidimensiona- da de «la atenci6n parcial ininterrumpida» de Internet? ¢Cudles son las implicaciones de la informacién aparentemente ilimitada para la evolucién del cerebro lector y para nosotros como especie? La rapida y casi instanténea presentacin de una informacién en 40 COMO APRENDEMOS A LEER constante aumento gamenaza la formacién mas pausada de un co- nocimiento en profundidad? Recientemente, Edward Tenner, que escribe sobre tecnologia, se preguntaba si Google no estaria pro- moviendo una especie de analfabetismo de la informacion y si, de tal modalidad de aprendizaje, no podrian derivarse consecuencias negativas indeseadas: «Seria una pena que una tecnologia genial fuera a acabar amenazando la clase de intelecto que la genera.»” Reflexionar sobre tales preguntas pone de relieve el valor de las dotes intelectuales favorecidas por la alfabetizacion, que no desea- mos perder en el preciso momento en que parecemos potencial- mente preparados para sustituirlas por otras aptitudes. Este libro tiene dos partes de ciencia, una de observacién personal y tanta ver- dad como he podido aportar para hablar sobre el ahinco con que debemos trabajar como sociedad para preservar el desarrollo de los aspectos particulares de la lectura, tanto para esta generacién como. para las venideras. Argumentaré que, al contrario que Platén, quien con una profunda ambivalencia mantenia un pie en el lenguaje oral y otro en el escrito, no necesitamos escoger entre dos modalidades de comunicacién; antes bien, debemos estar atentos a no perder la profunda capacidad generativa del cerebro lector mientras afiadi- mos nuevas dimensiones a nuestro repertorio intelectual. Sin embargo, al igual que Proust, s6lo puedo guiar al especta- dor hasta el reino del conocimiento establecido. Mi tiltimo capitu- lo va més alld de la informacién que conocemos y se adentra en Areas en las que la intuicién y la extrapolacién son nuestras tinicas guias. Al final de esta exploraci6n del cerebro lector, lo que conocemos del profundo milagro cognitivo que se produce cada vez que un ser humano aprende a leer serd lo que el lector tenga que preservar y trascender. 2 Cémo se adapté el cerebro a la lectura: los primeros sistemas de escritura Y asi, avancé ambiciosamente desde mi historia como lector a la historia del acto de leer. O mejor dicho, a una historia de la lectura, puesto que una historia tal —for- mada por instituciones particulares y circunstancias pri- vadas— ha de ser slo una entre muchas. ALBERTO MANGUEL! La invencién de la escritura, que se produjo de ma- nera independiente en muchos momentos en puntos alejados del mundo, incluso esporadicamente en la era moderna, deberia figurar entre los més importantes lo- gros intelectuales de la humanidad. Sin la escritura, la cultura humana tal como la conocemos es inconcebible. O. TZENG Y W. WANG? Las pequefias fichas forradas de arcilla endurecida, los intrinca- dos nudos de bramante tefiidos de los quipus incas (figura 2-1), los clegantes dibujos grabados en la superficie de conchas de tortuga: los origenes de la escritura adoptaron una asombrosa diversidad de formas de todo tipo a lo largo de los tiltimos diez mil aiios en el mundo entero. Unas rayas cruzadas sobre unas piedras, a las que se atribuye una antigiiedad de 77.000 afios, han sido descubiertas re- cientemente bajo varias capas de tierra en Blomos Cave, Sudafrica, 42 COMO APRENDEMOS A LEER Figura 2-1: Quipus incas. y puede que resulten ser unos indicios atin mas antiguosde los pri- meros esfuerzos humanos por «leer»? Sucediera donde y como sucediera, la lectura no «surgia por ca~ sualidad». La historia de la lectura refleja la suma de una serie de grandes avances cognitivos y lingiifsticos que tuvieron lugar al mis- mo tiempo que unos profundos cambios culturales. Su original y espasmédica historia ayuda a desvelar lo que nuestro cerebro tuvo que aprender, un nuevo proceso y una nueva comprensién cada vez. Es una historia no sélo de cémo aprendimos a leer, sino tam- bién de cémo las diferentes formas de escritura exigieron diferentes adaptaciones de las estructuras originales del cerebro y de cémo, en elinterin, ayudaron a cambiar nuestra manera de pensar. Desde la perspectiva contempordnea de nuestros propios y florecientes cam- bios en la comunicacién, la historia de la lectura nos aporta docu- mentaci6n tinica sobre la manera en que cada nuevo sistema de escri- tura contribuyé con algo especial al desarrollo intelectual de nuestra especie. | | COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 43 En todos los sistemas conocidos, la escritura empez6 con una serie o ms de manifestaciones. Primero aparecié una forma nue- va de «representacién simbolica», de un grado de abstraccién ma- yor que los dibujos previos: fue el asombroso descubrimiento de que unas sencillas lineas marcadas sobre piezas de arcilla, piedras o conchas de tortuga pueden representar algo concreto del mundo natural, como una oveja, o algo abstracto, como un ntimero, o la respuesta de un ordculo. El segundo gran avance fue la compren- sién de que se puede utilizar un sistema de simbolos para comuni- carse a través del tiempo y del espacio, preservando las palabras y los pensamientos de un individuo o de toda una cultura. La tercera manifestacién, la mas abstracta lingiifsticamente hablando, no se produjo en todas partes: «la correspondencia sonido-simbolo» re- presenta la sensacional percepcién de que todas las palabras estan formadas en realidad por mintisculas unidades de sonido y los sim- bolos pueden expresar fisicamente cada uno de esos sonidos. El es- tudio de cudntos de nuestros diferentes antepasados realizaron esos saltos a la escritura primitiva nos proporciona una lupa espe- cial para aplicarnos a nosotros mismos. Comprender los origenes de un nuevo proceso nos ayuda a ver, tal como escribié el neuro- cientifico Terry Deacon, «cémo funciona».* Y comprender cémo funciona, a su vez, nos ayuda a conocer lo que tenemos y lo que debemos conservar. PRIMERO, UNA PALABRA SOBRE «LOS PRIMEROS» Hay constancia de los intentos de al menos tres reyes por des- cubrir cual fue la primera lengua que se habl6é sobre la Tierra. He- rodoto’ nos cuenta que el rey egipcio Psamtik I (664-610 a. C.) or- dené que dos recién nacidos fueran aislados en la cabafia de un pastor, sin mas contacto con seres humanos que el del propio pas- tor, que les levaba leche y comida todos los dfas, ni con idioma hu- mano alguno. Psamtik crefa que las primeras palabras que pronun- ciaran aquellos bebés serfan la primera lengua de la raza humana; una suposicién inteligente, si bien falsa. Al final, uno de los nifios grité bekos, palabra frigia que significa y en los incontables significados que tiene? El arbol es una «Y>, dos caminos que divergen forman una «Y>, dos rios que confluyen, la cabeza de un burro y la de un buey, la copacon su pie, ellirio en el extremo de su tallo y el men- digo que levanta los brazos son una «Y». Esta observa- cidn puede hacerse extensiva a todos los elementos de las diversas letras concebidas por el hombre. VicTOR Huco"* Hacia el final del IV milenio a. C. (3300-3200) se produjo un segundo gran avance: las inscripciones sumerias aisladas se desarro- laron hasta convertirse en el sistema de escritura cuneiforme, y los simbolos egipcios se transformaron en un sistema jeroglifico."® Que los sumerios o los egipcios hayan sido o no los inventores dela escritura es hoy objeto de debate. Pero nadie discute que los su- merios inventaron uno de los primeros sistemas de escritura, cuya influencia continué con el sistema acadio de escritura en toda Meso- potamia."*El término «cuneiforme» procede del latin cuneus, «cuiia», en referencia al aspecto de la caligrafia en forma de cufia. Utilizando una cafia biselada sobre una plancha de arcilla blanda, nuestros ante- 50 COMO APRENDEMOS A LEER Figura 2-4: Ejemplo de escritura cuneiforme. pasados crearon una escritura que, para el ojo profano, guarda una enorme semejanza con las huellas de un pajaro (figura 2-4). El descubrimiento de estos simbolos de apariencia extrafia es relativamente reciente y prueba hasta qué extremos han Ilegado al- gunos intrépidos lingiiistas para intentar comprender los origenes del lenguaje. A los fildlogos contemporaneos les gusta contar cémo el erudito y soldado del siglo xIx Henry Raulison arriesgé la vida para examinar una antigua escritura, en el territorio del actual Irén. Raulison se colgé de una cuerda de unos noventa metros para co- piar algunos de los primeros escritos sumerios, grabados en la cara de un acantilado.”” Por suerte, las 5.000 tablillas sumerias existentes son mucho més accesibles. Encontrada en los palacios, templos y almacenes sumerios, esta escritura se inventé y se utilizé al principio en docu- mentos administrativos y contables. Los antiguos habitantes del delta del Tigris y del Eufrates tenfan una idea bastante mas roman- tica del surgimiento de su escritura, Segtin cuenta una leyenda épi- ca, un mensajero del sefior de Kulab llegé a un lejano reino dema- siado agotado para entregar un mensaje oral. Para no ver frustrados Ia COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 51 sus deseos por los fallos de los mortales, el sefior de Kulab también habia «moldeado un poco de arcilla y escrito las palabras como en una tablilla [...] y en verdad que fue asi como sucedié»."* ¥ de esta manera surgieron las primeras palabras escritas, aunque los sume- rios obviaron la engorrosa cuestién de aclarar quién habia sido el listo capaz de leer las palabras del sefior de Kulab. Menos dudoso es que el sistema de escritura sumerio sea un hito en la evoluci6n de la escritura. Se trataba de un verdadero sis- tema, con todo lo que esto implica en cuanto a las capacidades cog- nitivas de escribir, leer y ensefiar. Aunque bastante mas completos que los sellos de célculo, los primeros simbolos de la escritura cu- neiforme sumeria exigfan s6lo un grado ligeramente superior de abstraccién, dada su naturaleza pictogréfica (imagenes que visual- mente recuerdan el objeto representado). Los pictogramas eran fé- cilmente reconocidos por el sistema visual, que slo exigfa un pos- terior emparejamiento con el nombre de un objeto en el lenguaje hablado. Stanislas Dehaene observa que muchos de los simbolos y letras utilizados en los sistemas de escritura y numéricos de todo el mundo incorporan formas y rasgos visuales tremendamente comu- nes que se corresponden con los objetos de la naturaleza y de nues- tro mundo.” El novelista francés Victor Hugo, citado més arriba, observé otro tanto a principios del siglo Xx. Hugo pensaba que todas las letras se habfan originado a partir de los jeroglificos egipcios, que, a su vez, provenian de imagenes de nuestro mundo, como los rios, las serpientes y los tallos de los lirios. Estas ideas tan similares de un novelista y un neurocientifico siguen siendo meras conjeturas, pero, de entrada, ponen de relieve la cuestién de cémo el cerebro aprendi6 a reconocer las letras y las palabras con tanta celeridad. En los términos evolucionistas de Dehaene, los primeros simbolos pictogréficos, que utilizaban las formas conocidas del entorno, «re- ciclaron> los circuitos utilizados para el reconocimiento y denomi- nacién de los objetos. Sin embargo, este sencillo estado de cosas no duré mucho. Poco después de su aparicién, la escritura cuneiforme sumeria, de forma misteriosa y bastante asombrosa, se sofisticé. Pronto los simbolos se hicieron menos pictograficos y mas logogréficos y abs- tractos. Un sistema de escritura logografico representa directamen- te conceptos en lugar de fonemas. Con el tiempo, muchos caracte- 52 COMO APRENDEMOS A LEER res sumerios también empezaron a representar silabas del sumerio hablado. Los lingiiistas Ilaman a un sistema de escritura con esta doble funcién logosilabico, y éste plantea muchisimas més exigen- cias al cerebro. De hecho, para atender ambas funciones, los circuitos del cere- bro lector de los sumerios tuvieron que entrecruzarlas. Para empe- zar, les hacia falta un ntimero considerablemente mayor de sende- ros en el drea visual primaria y el 4rea de asociacién visual para descifrar lo que al final se convertirfa en cientos de caracteres cu- neiformes. Realizar semejantes adaptaciones en las areas visuales es, en esencia, el equivalente a afiadir memoria a nuestra unidad de disco duro. En segundo lugar, las exigencias conceptuales de un sis- tema logosilabico implicarfan de manera inevitable la activacion de més sistemas cognitivos, los cuales, a su vez, requerirfan mas cone- xiones con las éreas visuales del ]6bulo occipital y las areas del len- guaje del ldbulo temporal y el lobulo frontal. El l6bulo frontal se vio involucrado debido al papel que desempefia en las «funciones ejecutivas» de anilisis, planificacién y atencién, necesarias para procesar las silabas y los sonidos de cada palabra y las muchas cate- gorias sem4nticas, como humano, planta y templo. Prestar atenci6n al patrén fonético de cada palabra debié de ha- ber sido una gran novedad para nuestros antepasados, y fue algo que sucedié por una razén extremadamente inteligente. Cuando Jos sumerios empezaron a incorporar palabras, afiadieron lo que se denomina «principio de rebus» a su escritura, consistente en que un simbolo (por ejemplo, «pajaro») deja de representar su signifi- cado para aportar su sonido. En sumerio se usaba la primera silaba de la palabra. De esta manera, el simbolo «pajaro» podia usarse para expresar el concepto pajaro o como fonema. Eliminar la ambi- giiedad requeria, como es I6gico, todavia més funciones nuevas, in~ cluidos los marcadores concretos tanto para los sonidos como para los campos semanticos. Estos marcadores fonéticos y semanticos, a su vez, requieren un sistema de circuitos cerebrales mas elaborado. Para imaginar el aspecto definitivo del cerebro de los sumerios, podemos hacer dos cosas complicadas. Podemos volver a los des- cubrimientos del grupo de Raichle,® que estudiaba lo que ocurre cuando se agrega un significado a las palabras. Por ejemplo, estos cientificos analizaron la manera en que el cerebro lee pseudopala- COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 53 bras como «prneia» y palabras de verdad, como «pierna», formadas por las mismas letras combinadas de dos formas, una de las cuales tiene significado y otra no, En ambos casos, inicialmente se activa- ron las mismas dreas visuales, pero las pseudopalabras generaron poca actividad mis alla de su identificacién en las regiones de aso- ciacién visual. En el caso de las palabras auténticas, sin embargo, el cerebro se convirtié en un avispero de actividad. Una red de proce- 508 se puso en funcionamiento: las reas visuales y de asociacién vi- sual reaccionaron a los patrones (0 representaciones); las regiones frontal, temporal y parietal proporcionaron informacién acerca de las unidades minimas de sonido, los fonemas; por tiltimo, determi- nadas dreas del Idbulo parietal y temporal procesaron los significa- dos, las funciones, y establecieron las relaciones con otras palabras. La diferencia entre las dos combinaciones de las mismas letras —de las cuales sdlo una constitufa una palabra— fue casi de medio cér- tex. Cuando se encontraron con las palabras representadas median- te escritura cuneiforme o jeroglifica, los primeros lectores —tanto Jos sumerios como los egipcios— utilizaron sin duda partes de es- tas mismas regiones, al igual que cuando emprendieron la labor de crear los dos primeros sistemas escritos. Como una prueba mas de este panorama, me guardo un segun- do as en la manga, Para echar otro vistazo al cerebro lector de los antiguos sumerios, podemos hacer una extrapolacién de un sistema de escritura vivo, préspero y construido de manera parecida (a sa- ber, logosilabicamente). Un idioma actual que tiene una historia parecida de transicién de los simbolos pictogréficos a los simbolos logogréficos y del que contamos con generosas imagenes cerebra- les: el chino. John DeFrancis,”" experto en lenguas antiguas y chino, clasifica tanto a éste como al sumerio como sistemas de escritura logosilabicos que cuentan con muchos elementos similares, aun- que, por supuesto, también con otros distintos. Por consiguiente, el cerebro lector de chino (figura 2-5) ofrece una aproximacién contempordnea bastante razonable a los cerebros de los primeros lectores sumerios. Un circuito ampliamente extendi- do sustituye el reducido circuito del lector de sellos de calculo, Esta nueva adaptacién del cerebro exige bastante més superficie en las dreas visual y de asociaci6n visual, tanto en uno como en otro hemis- ferio. Al contrario que otros sistemas de escritura (como los alfabéti- 54 COMO APRENDEMOS A LEER CIRCUNVOLUCION AupiTvo, SUPRAMARGINAL AREAS _ CIRCUNVOLUCION: FRONTALES, ANGULAR AREAS VISUALES TZQUIERDAY DERECHA Figura 2-5: Cerebro lector logosilabico. cos), el sumerio y el chino denotan una implicacién considerable de las dreas del hemisferio derecho conocidas por su contribucién a sa- tisfacer muchas necesidades del andlisis espacial de los simbolos lo- gogrdficos y también de més tipos de procesamiento global. Los nu- merosos y visualmente exigentes caracteres logograficos requieren mucho de ambas Areas visuales y de una importante regién tempo ro-occipital llamada area 37, involucrada en el reconocimiento de los objetos, y que Dehaene considera hipotéticamente la sede principal del «reciclado neuronal» en la lectura y la escritura.” Aunque toda lectura hace uso de algunas partes del Iébulo frontal y temporal para la planificaci6n y el andlisis de los sonidos y significados de las palabras, los sistemas logograficos parecen ac- tivar unas partes bien diferentes de las regiones frontales y tempo- rales, en especial las implicadas en las capacidades de la memoria motriz. Los neurocientificos cognitivos Li-Hai Tan y Charles Per- fetti y sus grupos de investigaci6n de la Universidad de Pittsburgh hacen la importante observacién de que esas areas de la memoria motriz estan bastante mas activadas en la lectura del chino que en la de otros idiomas, porque es asf como los jévenes lectores aprenden COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 55 los simbolos chinos: escribiéndolos una y otra vez. Y ésta es tam- bién la forma en que aprendian los caracteres los sumerios: escribién- dolos una y otra vez sobre tablillas de arcilla para ejercicios: «En ver- dad que fue asi como ocurrié.» LA HISTORIA DENTRO DE LA HISTORIA: COMO ENSENABAN A LEER A SUS HIJOS LOS SUMERIOS Los sumerios ensefiaban a leer a los nuevos pupilos con listas de palabras grabadas en tablillas de arcilla. Este hecho no parece tras- cendental para la historia intelectual del Homo sapiens, pero lo fue. El acto de ensefiar no slo requiere un sdlido conocimiento del tema, sino que también obliga al profesor a analizar lo que conlleva la ensefianza de un contenido concreto. Ademés, la buena ensefian- za pone de manifiesto las miiltiples dimensiones del tema que se ensefia: en este caso, la compleja naturaleza del lenguaje en su ver- sién escrita. El proceso gradual de aprender a ensefiar los antiguos sistemas de escritura obligé a los primeros maestros de lectura de nuestro mundo a convertirse también en los primeros lingiiistas de la historia. Los documentos antiguos recientemente analizados por el asi- ridlogo de la Universidad de Tel Aviv Yori Cohen muestran lo que tardaban los alumnos sumerios en aprender a leer y escribir: en la practica, afios de estudio en sus e-dubba o escuelas de las «casas de las tablillas»* Este nombre hace referencia a una parte esencial de los métodos educativos sumerios: los profesores escribfan los sim- bolos cuneiformes en una de las caras de la tablilla de arcilla, y los estudiantes los copiaban en la cara opuesta. Los nuevos lectores aprendian a leer texto que inclufa informacién tanto logografica como fonética, a veces en la misma palabra. Para hacerlo, los jve- nes lectores necesitaban un amplio conocimiento contextual, tener automatizadas unas aptitudes y una nada despreciable dosis de fle- xibilidad para decidir qué valor darle a un determinado signo escri- to —logogréfico, fonético-silébico o semantico—, si querfan com- prender los textos con absoluta fluidez. Esto requerfa aiios de prictica. No sorprende demasiado que unas tablillas de préctica re- cientemente descubiertas describan a los desconsolados estudiantes 56 COMO APRENDEMOS A LEER de cada afio y asus respectivos profesores con la frase muy repeti- da como colofén: «Y entonces me castigé con la palmeta.» Pero los castigos corporales frecuentes no son ninguna sorpre- sa, Estos primeros profesores de lectura aplicaban para la ensefian- za unos principios lingiifsticos analiticos titiles en cualquier época. Cohen observé que los lectores noveles aprendian para empezar listas de palabras que se basaban en uno de los diferentes principios lingiifsticos concretos. Algunas listas ensefiaban «semantica», 0 ¢a- tegorfas basadas en el significado, y cada una de las categorias se identificaba con indicadores especificos. Cuando el sistema de es- critura sumerio empez6 a incorporar simbolos para las sflabas, se cre6 una segunda serie de listas de palabras que se basaban en la pronunciacién comtin, Esto significa que los sumerios analizaban el sistema «fonoldgico» o de los sonidos; aquello mismo en lo que hacen hincapié la mayoria de los actuales programas de lectura ba- sados en el aspecto fénico. En otras palabras, mucho antes de que los educadores del siglo XX discutieran si es mejor ensefiar a leer utilizando los métodos basados en los sonidos 0 en los significados, los sumerios ya incorporaban elementos de ambos en su antigua ensefianza. Una contribucién muy importante de la antigua escritura su- meria es la manera en que los métodos de ensefianza promovieron el desarrollo conceptual. Exigir a los pupilos sumerios, 0 a cual- quier nifio, que aprendieran seméntica y fonéticamente las palabras los ayudaba a recordarlas con més eficacia, aumentaba su vocabu- lario y los enriquecia conceptualmente. En términos actuales, los sumerios utilizaron la primera estrategia metacognitiva conocida para ensefiar a leer.” Esto es, los maestros sumerios proporciona- bana sus pupilos los instrumentos que les mostraban bien a las cla- ras cémo aprender algo y cémo recordarlo, Con el tiempo, los lectores noveles sumerios aprendian tam- bién las palabras que ilustraban las propiedades «morfoldgicas» co- munes del lenguaje (por ejemplo: la manera en que dos unidades simbélicas pueden unirse para formar una nueva palabra). La mor- fologia es un sistema de normas que rige la formacién de las pala- bras a partir de las unidades minimas significativas del lenguaje lla~ madas morfemas. Por ejemplo, en inglés, la palabra bears [«osos» y «soporta»] se compone de dos elemetos: la raiz bear y la desinencia COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 57 «-s», que indica tanto el plural del sustantivo como la tercera perso- na del singular del presente de indicativo del verbo to bear. Sin esta capacidad de importancia capital para la combinacién lingiiistica, nuestro vocabulario y posibilidades conceptuales se verian grave- mente limitados, con las dramaticas implicaciones que ello tendria para nuestra evolucién intelectual y las diferencias cognitivas entre nuestros primos primates y nosotros.”* El sistema de avisos de uno de nuestros parientes primates, los cercopitecos de nariz blanca nigerianos, ilustra la importancia de este tipo de capacidad combinatoria del lenguaje. El cercopiteco de nariz blanca, al igual que el mono de Vervet, tiene dos llamadas de alerta distintas para sus principales depredadores. «Piou» significa que el leopardo anda cerca y un sonido parecido a «jack» indica que se acerca un aguila. Recientemente, dos zodlogos escoceses ob- servaron que los monos han combinado las dos llamadas para for- mar una tercera, con la que avisan a los monos jévenes de que es hora de «abandonar el lugar.” Semejante innovacién entre los cer- copitecos de nariz. blanca es andloga a nuestra utilizacién de los morfemas para crear nuevas palabras, tal como hacfan frecuente- mente los sumerios en su sistema de escritura. Pero lo que histéricamente hace que nos acerquemos con hu- mildad a la escritura y la pedagogia de los sumerios no es su com- prensién de los principios morfolégicos, sino el que fueran cons- cientes de que la ensefianza de la lectura debe empezar con una atencion explicita a las caracteristicas principales del lenguaje oral. Esto es justo lo que sucede hoy en los supuestamente «vanguardis- tas» planes de estudio de nuestro laboratorio,* en los que inclui- mos todos los aspectos fundamentales del lenguaje para la ensefian- za de la lectura. Es absolutamente légico. Si uno cree que es la primera persona del plantea que lee y no conoce ningtin método que influya en su forma de ensefiar, intenta entender todas las ca- racteristicas de su lenguaje oral a fin de crear una versi6n escrita. Por lo que respecta a los primeros profesores sumerios, esto dio como resultado una serie duradera de principios lingiiisticos que facilitaron la ensefianza y el aprendizaje y que aceleraron también el desarrollo de las capacidades cognitivas y lingiifsticas de los su- merios instruidos. Por consiguiente, con las contribuciones de los sumerios a la ensefianza de la lectura y la escritura de la especie, dio 58 COMO APRENDEMOS A LEER comienzo la historia de cémo el cerebro lector cambié la forma que todos tenemos de pensar. La de todos. Uno de los menos conocidos pero més afortuna- dos aspectos de la herencia sumeria tiene que ver con el descubri- miento de que las mujeres de las casas reales aprendian a leer. Las mujeres hablaban su propio dialecto, el emesal o «lengua selecta>.” distinto del dialecto esténdar, el emegir o «lengua principesca>. El dialecto femenino diferia en la pronunciacién de muchas palabras. Tan s6lo nos es dado imaginar la complejidad cognitiva que nece- cistaban las pupilas para cambiar de dialecto entre parrafos en que Jas diosas hablaban la «lengua selecta» y aquellos en los que los dio ses utilizaban la «principesca». Un hermoso testimonio de esta an- tigua cultura es que algunas de las primeras canciones de amor y nanas del mundo de las que han quedado constancia fueran com- puestas por sus mujeres. Acude, suefio, acude, acude a mi hijo. ‘Acude pronto a mi hijo, haz que sus inquietos ojos duerman. Pon tu mano en sus brillantes ojos y no permitas que el parloteo de su lengua incansable retrase su descanso.° DEL SUMERIO AL ACADIO Otra fuente testimonial del sistema de escritura sumerio la ob- tenemos del hecho de que al menos quince pueblos, incluidos los primeros persas y los hititas, adoptaran la escritura cuneiforme su- meria y los métodos de ensefianza con ella relacionados mucho después de que el sumerio dejara de utilizarse.®! Cuando las cultu- ras se extinguen, también lo hacen sus lenguas. Hacia el principio del II milenio a. C., el sumerio agonizaba como lengua hablada y los aprendices de lector empezaron a memorizar «listas bilingiies» de palabras en una lengua a la saz6n cada vez més preponderante: el acadio, Hacia 1600 a. C. ya no quedaba nadie que hablara sumerio. COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 59 Por lo tanto, lo mas admirable es el hecho de que el sistema de es- critura acadio siguiera conservando muchos simbolos y sus méto- dos de ensefianza, muchas estrategias del sumerio. Los sistemas de aprendizaje sumerios formaron parte del proceso educativo a lo largo de toda la historia de Mesopotamia. En efecto, escenas de fe- chas tan tardias como 700 a. C. muestran a dos escribas trabajando afanosamente, codo con codo, uno sobre unas tablillas de arcilla y otro sobre unos papiros; uno utilizando la escritura de los antiguos, y el otro, la nueva. La escritura sumeria sélo desaparecié alrededor de 600 a. C. E incluso entonces, su huella permanecié en algunos de los caracte- res y métodos del acadio, la lengua franca desde el III milenio has- tael Ia. C. Elacadio se convirti6 en la lengua utilizada y adaptada por la mayoria de los pueblos de Mesopotamia para algunos de los documentos antiguos mas importantes de la historia escrita, empe- zando por las intemporales descripciones de la condicién humana de la epopeya acadia Poema de Gilgames. ¢Para quién he trabajado? ;Para quién he viajado? ¢Por quién he sufrido? No he ganado absolutamente nada para mi. Descubierta en doce tablillas de piedra en la biblioteca de Ni- nive de Asurbanipal, rey de Asiria entre 668 y 627 a. C., el Poe- ma de Gilgameé lleva el nombre de su autor, Shin-eq-unninni, uno de los primeros conocidos de la historia. En este poema épico, que sin duda recoge leyendas orales bastante mas antiguas, el héroe Gil- game’ se enfrenta a enemigos terribles, supera tremendos obstacu- los, pierde a su mejor amigo y aprende que nadie, ni siquiera él, puede escapar al enemigo final de todos los humanos: la morta- lidad. El Poema de Gilgame’ y el aluvién de escritos acadios que lo si- guieron ejemplifican varios cambios importantes en la historia de la escritura, La simple cantidad de textos y el florecimiento de géne- ros literarios contribuyeron enormemente a ampliar la base de co- nocimiento acerca del II milenio a. C. Los titulos de estos trabajos hablan por sf solos: de textos conmovedoramente didacticos como Consejos de un padre a su hijo, a otros espirituales como Didlogo de 60 COMO APRENDEMOS A LEER un hombre con su Dios, pasando por leyendas mitoldgicas como Enlil y Nilil. El impulso por sistematizar condujo a la que proba~ blemente sea la primera enciclopedia, titulada con toda modestia Todas las cosas conocidas sobre el Universo. De igual manera, en 1800 a.C.,el Cédigo de Hammurabi dio al mundo un fantastico cédigo de leyes de este gran gobernante, y el Tratado de diagndstico y pronds- tico médico reunié ordenadamente todos los escritos médicos co- nocidos. El grado de desarrollo conceptual, organizaci6n, abstrac- cién y creatividad de los escritos acadios desplaza de manera inevitable el centro de atencién de los requisitos cognitivos de un sistema de escritura determinado a los aspectos del desarrollo cogni- tivo que estaban siendo potenciados. Algunas caracteristicas del acadio facilitaban un tanto su uso, con una salvedad. Las lenguas antiguas, como el acadio, y otras, co- mo el japonés y el cheroqui, tienen una estructura silabica bastante sencilla y ordenada. Tales lenguas se prestan bien al sistema de es- critura sildbico, en el que a cada silaba, no a cada sonido, le corres- ponde un simbolo. (Por ejemplo, cuando el lider indio norteameri cano Sequoya™ decidié inventar un sistema de escritura, utilizé uno silébico, que se adecuaba bien a las ochenta y seis silabas del cheroqui.) Sin embargo, un sistema silébico «puro» para el acadio habria implicado renunciar alos antiguos logogramas sumetios y a sus lazos con el pasado, algo inaceptable para los acadios. Con el tiempo, se llegé a un compromiso lingiifstico utilizado a menudo por otras lenguas. El sistema de escritura acadio conservé parte de los logogramas sumerios para los conceptos importantes de uso co- mtin, como «rey», pero tradujo el resto al sistema silabico. De esta manera, la lengua y la cultura sumeria sobrevivieron —un motivo de gran orgullo para la cultura acadia—, aunque el sistema de escri- tura fue mas complejo. Los sistemas de escritura mds enrevesados del mundo revelan el deseo de una cultura por conservar otra ante- rior o la lengua que le dio forma. Eliinglés es un batiburrillo histérico similar de respeto y prag- matismo. En él se da cabida al griego, al latin, al francés, al inglés antiguo y a muchas otras fuentes, lo que tiene un coste conocido por todos los alumnos de los dos primeros cursos de primaria. Los lingitistas definen el inglés como un sistema de escritura «morfofo- némico», debido a que tanto los morfemas (unidades de significa COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 61 do) como los fonemas (unidades fonolégicas) estan representados en su graffa, algo que deja perplejos a muchos lectores noveles, si no entienden las razones histéricas. Para ilustrar el principio mor- fofonémico del inglés, los lingitistas Noam Chomsky y Carol Chomsky" utilizan palabras como muscle [muisculo], a fin de ense- fiar la manera en que nuestras palabras llevan toda una historia en su seno; de forma no diferente a la de las raices sumerias contenidas en as palabras acadias. Por ejemplo, la «c» muda de muscle [‘mAsal] puede parecer superflua, pero de hecho vincula de manera visible la palabra con su origen, el musculus latino, que nos ha dado palabras tan familiares como muscular y musculature, cuya «c» se pronuncia y representa el aspecto fonético de nuestro alfabeto. La «c» muda de muscle, sin embargo, representa visualmente el aspecto morfé- mico del inglés. En esencia, el inglés equilibra la descripcién de los sonidos de la lengua hablada con la representacién grafica de la raiz de las palabras. Debido a una solucién de compromiso similar, los jvenes lec- tores de antiguo acadio se enfrentaban a un sistema de escritura muy exigente, tanto intelectual como psicolégicamente. No sor- prende que en dominar el sistema de escritura acadio, como ocurria con el anterior sistema sumerio, se tardara de seis a siete afios. Este largo aprendizaje y poderosos factores politicos restringieron la al- fabetizacion a un reducido y selecto grupo de sacerdotes y cortesa- nos, que podian permitirse el lujo de invertir varios afios en apren- der algo. En ninguna parte se dan semejantes fuerzas politicas de forma més intensa o més desastrosa que en la historia paralela del otro «primer» sistema de escritura: la escritura jeroglifica egipcia, a Ja que recientemente algunos estudiosos atribuyen un siglo o mas de antigiiedad que al sistema sumerio. ¢OTRO «PRIMER SISTEMA»? LA INVENCION DE LA ESCRITURA JEROGLIFICA Durante muchos afios, la mayoria de los estudiosos ha creido que los sumerios inventaron el primer sistema para dejar constan- cia de la lengua y que el alfabeto egipcio derivé en parte del siste- ma de escritura sumerio. Sin embargo, las nuevas pruebas lingiiisti- 62 COMO APRENDEMOS A LEER cas sugieren que en Egipto se inventé una escritura totalmente in- dependiente, alrededor de 3100 a. C., ¢ incluso, segtin las pruebas todavia controvertidas encontradas por los egiptélogos alemanes en Abidos, ya en 3400 a, C., antes por tanto de la aparicién de la es- critura sumeria.” Si este descubrimiento se revela cierto, los jero- glificos serfan la primera adaptaci6n importante en la evolucién del cerebro lector. Dado que las pruebas no son todavia irrefutables, quiero pre- sentar el sistema jeroglifico egipcio (figura 2-6) como una adapta- cién independiente. Logograficos en su mayor parte y de una gran belleza, los primeros jeroglificos eran, visualmente, muy diferentes del estilo «pata de pajaro» del sumerio. Cualquiera que haya inten- tado descifrar alguna de estas escrituras primitivas no habrd tarda- do en enamorarse de la pureza de su arte. Tanto la una como la otra aplicaban el raro principio del rebus, y ambas fueron consideradas regalos de los dioses.” Me Figura 2-6: Jeroglificos egipcios del pdjaro, la casa y el templo. Con el paso del tiempo la escritura jeroglifica evolucioné hasta convertirse en un sistema mixto, tanto con signos logograficos para un nticleo de significados de palabras como también con signos es- peciales para los sonidos consonénticos (Ilamados fonogramas). Por ejemplo, el signo jeroglifico para «casa» se parece mucho a una casa vista desde arriba, tal como se pensaba que la verian los dioses. Este signo puede utilizarse como un sencillo e imaginativo logograma que signifique «casa» o se puede leer como el grupo consonantico COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 63 «pr>. O bien se puede colocar detras de otros logogramas, para indicar que esos signos sean pronunciados con «pr»: es el Ilamado «marcador o complemento fonético», que también utiliza el su- merio. Asimismo se puede asociar el signo con palabras parecidas relacionadas semanticamente, como «templo» y «palacio», con el fin de que al lector no se le escape qué clase de palabra es (figu- ra2-6). En cuanto a las exigencias cognitivas, el sistema egipcio, al igual que el sumerio, debe de haber supuesto un desaffo formidable para el lector inexperto. Los primitivos lectores tenfan que decidir la forma exacta en que estaba siendo utilizado un signo dado. Una vez més, la diversidad de estrategias cognitivas exigida por estos usos diferentes, combinada con la capacidad de juicio y la flexibi lidad que requiere decidir cuando utilizar qué, contribuye a un ce- rebro muy activo. Reconocer un logograma requerfa conexiones visioconceptuales; reconocer los signos consondnticos exigia cone- xiones entre los sistemas visual, auditivo y fonol6gico; por tiltimo, reconocer los marcadores fonéticos y seménticos dependia de ca- pacidades de clasificacién y abstraccién adicionales, asi como de anilisis fonolégico y semantico. ‘A mayor abundamiento, la escritura egipcia primitiva carece de signos de puntuacién y la disposici6n del texto no es coherente, de izquierda a derecha o de derecha a izquierda. El egipcio y algunos otros sistemas primitivos estaban escritos en bustrofedon (palabra griega que significa «dar la vuelta a la manera del buey>), que con- siste en escribir un renglén de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda, a la manera en que los bueyes aran la tierra. En lugar de mover la vista en una sola direccién, como hacemos hoy, el ojo baja una linea y sigue leyendo en sentido opuesto. Los egipcios escribian también de arriba abajo y viceversa, dependiendo de la forma de la estructura en la que estuvieran haciendo la inscripci6n. El resultado final es que el lector de jeroglificos tenia que poser una amplia gama de aptitudes, incluidas una memoria visual y una capacidad de andlisis fonético y auditivo muy desarrolladas y una fle- xibilidad espacial y cognitiva considerables. Alo largo de los siglos, al igual que hicieron el sumerio y la ma- yorfa de las principales ortografias primitivas, el sistema egipcio fue afiadiendo muchos signos nuevos y algunos rasgos novedosos. Sin 64 COMO APRENDEMOS A LEER embargo, al contrario que otros sistemas, el egipcio sufrié dos transformaciones muy importantes. En primer lugar, para los escri- bas y copistas, el sistema jeroglifico evolucioné hasta incluir dos formas de escritura cursiva. Esta primera transformacién aporté eficacia al trabajo de escribir y de copiar textos, algo que debid de hacer las delicias de los escribas, que sin embargo debieron de sen- tirse atin mds complacidos con la segunda transformacion. En esencia, los egipcios descubrieron el equivalente del fonema. Puede que nadie tirara cohetes por esto, pero para los escribas este invento fue sin duda de una importancia capital, porque los ayud6 a expresar con més facilidad los nombres nuevos de ciudades y de los miembros de la familia real, y también a escribir las palabras y los nombres extranjeros. E] inteligente principio del rebus servia para esto slo hasta cierto punto. Un fendmeno parecido se obser- va mucho tiempo después en los dos sistemas de escritura japone- ses: su antiguo sistema logogréfico basado en el chino, el kanji, y el posterior sistema sildbico, el kana. (Al igual que el alfabeto parcial egipcio, el silabico kana se ided como complemento del kanji, a fin de permitir que la lengua escrita registrara neologismos y palabras y nombres extranjeros.) Sabemos que este descubrimiento lingiiistico se produjo en la escritura primitiva egipcia porque ésta empezé a incorporar un mi- misculo subconjunto de caracteres capaces de describir las conso- nantes de la lengua hablada de los egipcios. En palabras del lingitis- ta Peter Daniels,” esto fue un milagro en la historia de la escritura: el nacimiento de un «alfabeto parcial para las consonantes». El nuevo grupo de caracteres inventado por los egipcios constituy6 el germen remoto de lo que més tarde se convertiria en el tercer gran avance cognitivo de la historia de la escritura: un sistema basado en la estructura fonoldgica interna de las palabras. Pero al igual que Moisés no Ilegé a vivir en la Tierra Prometida, los egipcios jams explotaron a fondo este precursor del alfabeto. Por razones cultu- rales, politicas y religiosas, el sistema jeroglifico nunca evolucioné hacia formas ms eficientes, a pesar de las posibilidades que para conseguirlo le brindaba el alfabeto parcial. A partir de los aproxi- madamente setecientos signos estandar del Perfodo Medio egip- cio," el ntimero de jeroglificos aumenté a lo largo del siguiente mi- lenio hasta un total de varios miles; de éstos, algunos adquirieron COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 65 multiples y crépticos significados religiosos cuyo aprendizaje se re~ dujo a cada vez menos personas. Con estos cambios se pretendia que la lectura de los jeroglificos se volviera no menos sino més exi- gente conceptualmente, que quedara restringida a un grupo cada vez mas minoritario. Sabemos, por los millones de lectores chinos que diariamente aprenden a leer con fluidez utilizando también miles de caracte- res, que la decadencia del sistema de escritura egipcio no se expli- ca simplemente por las exigencias cuantitativas que planteaba a la memoria visual. Hacia el I milenio a. C., el cerebro de un escriba egipcio bien puede haber necesitado bastante mas actividad corti- cal y mas recursos cognitivos para manejar los cripticos significa- dos que los que requerfan la mayorfa de los sistemas de escritura de la historia. Paradéjicamente, el sistema consonéntico parcial egipcio —que surgié a causa de la complejidad de los jeroglifi- cos— podria revelarse como la contribucién més importante a la evolucién del alfabeto en la historia antigua de los sistemas de es- critura. HUESOS DE DRAGONES, CONCHAS DE TORTUGA Y NUDOS: LOS CURIOSOS S{MBOLOS DE OTROS SISTEMAS DE ESCRITURA PRIMITIVOS Las mas que dispares historias de los sistemas sumerio y egipcio no determinan en absoluto sila escritura es un invento independien- te de cada una de las dos culturas o si el sistema de una se extendié a la otra. El ctimulo de pruebas recogidas en todo el mundo" sugiere que la escritura fue inventada al menos tres veces a finales del IV mi- Ienio a. C.,y al menos tres veces més en diferentes partes del mundo en épocas mas tardias. Ademés de los sistemas egipcio y sumerio, el sistema de escritura de los pueblos riberefios del Indo evolucioné desde las marcas de los alfareros en torno a 3300 a. C., hasta una escritura completa alrededor de 2500 a. C. Esta escritura, atin sin descifrar, sigue desafiando los denodados esfuerzos por desentrafiar su codigo.” El primero de los siguientes sistemas de escritura apareci6 en Creta durante el II milenio a. C. Influido presumiblemente por los 66 COMO APRENDEMOS A LEER egipcios, inchufa la escritura pictografica y jeroglifica cretense lla- mada Lineal A y la famosa escritura Lineal B® (véase el capitulo 3 sobre el sistema griego). Un sistema logosilabico muy diferente, creado originalmente por los zapotecas, fue utilizado por toda Me- soamérica tanto por éstos como por los mayas y los olmecas. Du- rante décadas, y al igual que el Lineal B griego, el sensacional siste- ma de escritura maya desafi6 todos los intentos por descifrarlo, Entonces, de una manera absolutamente sorprendente, un estudio- so de la Rusia estalinista relativamente aislado y con escaso acceso alamayor parte del material relevante, desentrafié el aparentemen- te indescifrable cédigo. Relatada con un magnifico grado de detalle por Michael Coe en su libro Breaking the Maya Code," la poco co- nocida historia del importante avance de Yuri Valentinovich Kno- rosov constituye uno de los mas fascinantes enigmas intelectuales del siglo Xx. Knorosov entendié que los antiguos mayas aplicaron unos principios lingiifsticos, como los marcadores fonéticos y se- ménticos, parecidos a los de los sumerios y los egipcios, pero mas parecidos todavia a la manera en que los japoneses combinaban sus dos sistemas logogréfico y silabico. Sin embargo, hay otro gran misterio mesoamericano en pers- pectiva. Recientemente, Gary Urton, un antropélogo de la Univer- sidad de Harvard, y su colega Jeffrey Quilter sugirieron una nueva forma de interpretar los hermosos y misteriosos quipus, unos anti- guos ramales de fibras y cuerdas teftidas que formaban dibujos con ‘unos sistemas harto intrincados de nudos y accesorios (figura 2-1). Urton sorprendié a los lingiiistas y estudiosos de la cultura incaica con su hipétesis de que los aproximadamente seiscientos quipus que se conservan representan un sistema de lenguaje escrito inca sin des- cifrar, Cada tipo de nudo, su direccién y cada color pueden conte- ner informacién lingiifstica, exactamente como la contienen los nu- dos del tallit o chal hebreo. Hasta ahora, se consideraba que los quipus cumplian una funci6n parecida al abaco, aunque algunos do- cumentos de los historiadores espafioles del siglo xvi describen cémo los incas habian contado a los misioneros que toda su cultura estaba recogida en ellos. (Los misioneros no tardaron en quemar todos los quipus que pudieron encontrar, ;para privar a los incas de os vinculos con sus dioses del pasado!) En la actualidad, Urton y sus colegas intentan utilizar los quipus que se conservan para des- (COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 67 cifrar lo que bien podria ser el equivalente de otro complejo y an- tiguo sistema de escritura. Todavia queda otro misterio, en el antiguo sistema de escritura chino. Aunque sus origenes se suelen datar en el periodo Shang (1500-1200 a. C.), algunos estudiosos creen que existi6 un sistema de escritura chino muy anterior. Otro ejemplo de descubrimiento ca sual fue el de la escritura china primitiva, que tuvo lugar en el sitio mas insospechado, en las farmacias, durante el siglo XIX. A la saz6n, la gente hacia cualquier cosa por comprar «huesos de dragones», a los que se les atribuian propiedades cicatrizantes mégicas, y alguien advirtié un sistema de signos en los viejos huesos y en las conchas de tortuga. En la actualidad, se cree que las preguntas realizadas a las deidades se escribian en una antigua escritura china sobre las con- chas de las tortugas y en las paletillas de las vacas: luego, las conchas se cortaban con un atizador al rojo para revelar la respuesta de los dioses, que se obtenfan a partir de los dibujos que se formaban en las grietas del interior de las conchas. Una inscripcién oracular comple- taen un hueso consignaria la pregunta, la fecha, describirfa la contes- tacion de los dioses y acabaria relatando lo sucedido. Por ejemplo, una inscripcién de 3.000 afios de antigtiedad de Ia dinastia Shang cuenta que el rey Wu Ding quiso saber si el embarazo de su esposa serfa un «acontecimiento feliz». Los dioses contestaron que sélo se- ria dichoso si la esposa, Hao, daba a luz en determinadas fechas. No ‘én confirms el pronéstico de los dioses: fue asf. La tiltima inseripe «El nacimiento no fue un acontecimiento feliz. Fue nifia.»** Los caracteres de exquisito trazado escondidos durante siglos en unas conchas de tortuga son la metafora adecuada de muchos de los caracteres chinos, que llevan en su seno historias completas. Como vimos con el sumerio, el sistema chino es un sistema logosi- labico mixto que incorpora gran parte de su pasado en sus caracte- tes. Como consecuencia, esto exige que los lectores noveles desa- rrollen una prodigiosa memoria visioespacial, que se refuerza por el hecho de escribir tales caracteres una y otra vez. Al igual que los complementos fonéticos sumerios y egipcios, muchos de los carac- teres mas comunes van acompaiiados de un mintisculo indicador que informa de la pronunciacién de las sflabas. Este rasgo fonol6- gico ayuda a distinguir algunos de los caracteres cuya forma seria, de lo contrario, dificil de aprender y distinguir. 68 COMO APRENDEMOS A LEER Sin embargo, hay varios aspectos en los que el chino se diferen- cia de los demés sistemas de escritura antiguos. En primer lugar, to- davia se usa. El sistema de escritura chino es un don que el pasado hace al presente, y que sin duda honran todos sus lectores. Cuan- do Gish Jen,” la famosa novelista chinoamericana viajé a China para una larga estancia, advirtié que todos los dias un hombre muy anciano entraba en un parque con un palo. Una vez alli, y alo largo de toda la tarde, el hombre dibujaba con absoluta perfeccién unos enormes caracteres chinos en la tierra seca. El viento borraba los caracteres, pero no antes de que fueran admirados por la gente del parque. Esta escena es un ejemplo de la manera en que la caligrafia china incorpora no sélo un sistema de comunicaci6n, sino también un medio artistico de expresién y, quiz para aquel anciano chino, también una manifestaci6n de espiritualidad. En el seminario de posgrado que yo misma imparti, descubri otra diferencia entre las dems ortografias antiguas y el chino. Cuando pregunté a mis alumnos chinos de la Tufts University c mo habfan aprendido tantos caracteres a una edad tan temprana, se echaron a reir y dijeron que tenfan un «sistema secreto»: el pinyin. Los lectores principiantes aprenden pinyin para que los ayude a captar los conceptos de lectura y escritura y los prepare para apren- der los 2.000 caracteres que tienen que saber cuando Ilegan a quin- to curso [10 afios]. ¢Cudl es el secreto del pinyin? Que es un alfa- beto breve. Daa los jévenes lectores la sensacién de dominio sobre un pequefio subconjunto de caracteres, y los prepara para entender en qué consiste la lectura y para enfrentarse a lo que les espera. Esta no es la tinica sorpresa del chino. Una de las ironias mas hermosas de la gran mezcla de sistemas de escritura del mundo es un sistema de escritura chino muy antiguo utilizado sélo por las mujeres. Al contrario que el resto de la escritura china, que es logo- grafica, este sistema se basaba por completo en la representacién fonética de los sonidos de las palabras chinas. Lisa See, en la nove- la El abanico de seda, cuenta la extraiia y asombrosa historia de la escritura nu shu —«escritura de las mujeres»— de una manera con- movedora.** El nu shu se dibujaba sobre abanicos delicadamente pintados o se cosa en hermosas telas con letras rituales. Durante si- glos, este notable sistema de escritura ayudé a un reducido grupo de mujeres a soportar y, posiblemente, trascender las fronteras de COMO SE ADAPTO EL CEREBRO A LA LECTURA 69 unas vidas simbolizadas por sus diminutos pies vendados.** La tl- tima hablante y lectora de nu shu, Yang Ituanyi, murié reciente- mente, alos noventa y seis afios de edad, Elm shu es un conmove- dor recordatorio del poderoso papel de la escritura en unas vidas que, de lo contrario, habrian discurrido en soledad. Elnu shu constituye asimismo tanto un ejemplo de la asombro- sa diversidad de los sistemas de escritura del mundo como una transicién a los sistemas mas fonolégicos, silabicos y alfabéticos. Al igual que el chino, los sistemas de escritura alfabéticos esconden muchos misterios, preguntas y sorpresas. Es como si al intentar descubrir cudntos de nosotros nos convertimos en lectores de alfa- betos, buscdsemos aprender algo que nos faltara, algo que siempre hemos sabido a medias, pero que sigue fuera de nuestro alcance. Por razones que deberian darnos que pensar 2.500 afios después, para Sécrates habria dado exactamente lo mismo que nadie lo hu- biera aprendido. 3 El surgimiento del alfabeto y las objeciones de Sécrates Hay una tierra Hamada Creta [...] cercada por un mar negro como el vino con hinchadas olas de crestas blancas y espumosas; un pais hermoso, fértil y atestado de tanta gente que no se puede contar; que presume de tener noventa ciudades, donde las lenguas conviven unas al lado de las otras. HoMERO, La odisea' Los que saben leer también ven el doble. MENANDRO (siglo IV a. C.) Uno de los descubrimientos mas intrigantes de los tiltimos tiem- pos en el campo de la historia del lenguaje escrito tuvo lugar en Egipto, en Wadi el-Hol, que se traduce por el inquietante nombre de «el barranco del terror». En este lugar desolado, donde un calor implacable abrasa la tierra, los egiptdlogos John Darnell y Deborah Darnell? encontraron unas extrafias inscripciones, anteriores en va- rios siglos a los primeros alfabetos conocidos. La escritura contiene todos los indicios de ser un «eslabén perdido» entre el sistema pre- cursor de los egipcios y la hermosa escritura posterior ugaritica, que muchos estudiosos consideran alfabética. Los Darnell creen que los escribas y trabajadores semitas que vivieron en Egipto durante el perfodo de los hicsos (c. 1900-1800 a. C.) fueron los inventores de esta escritura, la cual parece que explotaba las cualidades del reduci- 72 COMO APRENDEMOS A LEER do sistema consonantico egipcio (una mera suposici6n) y que con- tenia algunos de los elementos de la posterior escritura ugaritica se- mita (lo que en absoluto es una suposicién). Al examinar la escritura de Wadi el-Hol, el renombrado espe- cialista de la Universidad de Harvard Frank Moore-Cross concluyé que el sistema es «a todas luces, la mas antigua de todas las escritu- ras alfabéticas».? Moore-Cross encontré muchos simbolos pareci- dos o idénticos a letras posteriores conocidas, y sugirié que dicha escritura «corresponde a una sencilla evolucién del alfabeto». La importancia de la misteriosa inscripcién de Wadi el-Hol radica en el hecho de que nos obliga a centrar la atencién en la primera de dos preguntas con varias respuestas acerca de una nueva adaptacién del cerebro a la lectura. En primer lugar, ¢qué constituye un alfabeto y qué lo aleja de los vestigios de una escritura silabica 0 logosilabica anterior? Las respuestas a esta pregunta nos preparan para aden- trarnos en la segunda pregunta, mds amplia: zexisten unos recursos intelectuales significativos exclusivos del cerebro lector alfabético? La antigua escritura de Wadi el-Hol puede ser perfectamente un eslab6n lingiifstico perdido que conecte dos tipos de sistemas de escritura —el sildbico y el alfabético—, pero la escasez de escritos disponibles en esta escritura dificulta un anilisis riguroso. El lige- ramente posterior sistema ugaritico es un candidato mejor conoci- do para ostentar el titulo de primer alfabeto, y también ha sido con- siderado tanto silabico como alfabético. El sistema ugaritico surgié en el fértil reino costero, lleno de contrastes, de Ugarit (en la actua- lidad, la costa septentrional de Siria), una zona de intenso trafico comercial, tanto maritimo como de caravanas,* lo cual propicié la teneduria de registros. En Ugarit, la gente hablaba por lo menos diez lenguas, y se usaban hasta cinco escrituras aparte de la propia. Pero més importante todavia fue que la gente de Ugarit legé a la posteridad un corpus significativo de escritos, notable porque apor- ta varias contribuciones esenciales a un sistema alfabético.> Una de tales contribuciones es la economia asociada al reducido nimero de simbolos de dicho alfabeto. Aunque la escritura cuneiforme acadia fue la que impulsé ori- ginariamente la escritura ugaritica, ningtin escriba acadio podria haber descifrado el nuevo sistema ugaritico de treinta signos, vein- tisiete de los cuales eran utilizados en los textos religiosos. En este EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES. 73 infrecuente sistema, parecido al cuneiforme, los signos consonanti- cos auténomos se combinaban con los signos consonanticos usa- dos para distinguir la vocal contigua.’ En la clasificacién de los sis- temas de escritura de William Daniels, la escritura ugaritica seria consideraba un abjad, un tipo particular de alfabeto, aunque ésta es una cuestidn debatible. Sea cual fuere su clasificacién, el sistema de escritura ugaritico constituye un logro sensacional. Se utilizaba en una gama de géne- ros que iban desde los documentos administrativos hasta los him- nos, relatos mitolégicos, poemas y, especialmente, textos religio- sos. Una de las cuestiones que mas da que pensar es la tremenda influencia de la lengua hablada y escrita ugaritica en la Biblia he- brea.’ Unos cuantos estudiosos, incluido el experto biblico de la Universidad de Harvard James Kugel,’ subrayan las numerosas si- militudes de tematica, imagenes y, con frecuencia, lirismo en la re- daccién del Antiguo Testamento con la lengua ugaritica. Otro descubrimiento sorprendente sobre la escritura ugaritica tiene relacién con la utilizacién que hacia de un «abecedario», como los lingiiistas Haman al orden fijo de cualquier alfabeto. Un aspecto curioso de la historia de la escritura es que la misma ordenacién del abecedario ugaritico caracterizaba la escritura protocananita del II milenio a. C. que llegé a convertirse en el sistema consonantico fenicio, que a su vez derivé en el alfabeto griego, 0 eso afirma la ver- sion mayoritariamente aceptada. Por consiguiente, el abecedario es la prueba de la existencia de un vinculo entre estos dos candidatos a ostentar el titulo de primer alfabeto, y también sugiere cierto siste- ma primitivo de escolarizacién que estandariz6 el aprendizaje de las letras en un orden fijo. Al igual que los sumerios usaban listas, este orden inamovible proporcionaba a los lectores noveles una estrate- gia cognitiva para recordar su alfabeto con mis facilidad. Pero este fascinante alfabeto dejé de usarse cuando los invasores destruyeron Ugarit, en torno a 1200. C. Por culpa de esta desaparicién, son mu- chas las preguntas que quedan sin respuesta acerca de esta antigua y hermosa lengua escrita que podria haber contribuido al evocador lenguaje de la Biblia y que acaso haya sido uno de nuestros primeros sistemas alfabéticos. En la novela corta de Thomas Mann” inspirada en la Biblia, que versa sobre la creacion del alfabeto, Las tablas de la ley, Dios le 74 COMO APRENDEMOS A LEER pide a Moisés que esculpa dos tablas de piedra, en las que grabaré cinco leyes por tabla que puedan ser comprendidas por todas las personas, «Pero ¢cémo se escriben las palabras?», pregunta Moisés, que conoce las exdticas letras de Egipto. Ha visto los escritos de los pueblos del Mediterraneo, con simbolos que parecen ojos, escara- bajos, cuernos y cruces. También conoce la escritura sildbica de las tribus del desierto. Pero ninguno de esos signos para las palabras y las cosas puede expresar las diez leyes de Dios a todo el mundo. En un ramalazo de inspiracién, Moisés cae en la cuenta de que ha de inventar un sistema universal para que, sea cual sea el idioma que hable la gente, pueda utilizarlo para leer sus propias palabras. Y de esta manera inventa una forma de escritura en la que cada sonido pueda tener su propio simbolo, y que pueda ser utilizada por todos los pueblos para leer en su propia lengua: el alfabeto. Utilizando este nuevo invento, Moisés apunta las palabras dictadas por Dios y las esculpe todas en piedra en el monte Sinai, situado no muy lejos de Wadi el-Hol. Aunque Mann no era lingiiista ni arquedlogo, en esencia lo que hizo fue describir una de las contribuciones revolucionarias del al- fabeto y los principios esenciales del tercer gran avance cognitive acaecido en la historia de la escritura: el desarrollo de un sistema de escritura que exige sdlo un nimero limitado de signos para repre- sentar el repertorio completo de sonidos de un idioma. Mediante la reduccién de los signos de sus sistemas de escritura, tanto la escri- tura de Wadi el-Hol como la ugaritica obtuvieron varias ventajas: eficacia cognitiva, economia de la memoria y disminucién del es- fuerzo para leer y escribir. La eficacia cognitiva depende del tercer gran rasgo del cerebro: la capacidad de sus regiones especializadas para trabajar a una velo- cidad que hace que su respuesta sea casi automatica. Las conse- cuencias del automatismo cognitivo para el desarrollo intelectual humano son de una potencialidad asombrosa. Siendo capaces de reconocer los simbolos casi automaticamente, podemos dedicar més tiempo a los procesos mentales que estén en permanente ex- pansion cuando leemos y escribimos. El cerebro lector eficiente que a los educandos sumerios, acadios y egipcios les costaba afios desarrollar, tiene, literalmente, bastante més tiempo para pensar. Las preguntas que plantean estos primitivos sistemas pseudoal- EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES... 75 fabéticos son complejas. {La reduccién de signos conduce a una tinica forma de eficacia cortical? ¢Se liberan unas capacidades cog- nitivas especiales en el cerebro lector alfabético? ¢Cudles serian las repercusiones si tales recursos potenciales aparecieran antes en el desarrollo del lector novel? El camino hacia las respuestas empieza con el replanteamiento de una pregunta bisica. {QUE CREA UN ALFABETO? Especialistas de varias disciplinas siguen discutiendo acerca de las caracteristicas fundamentales de un «verdadero alfabeto» par- tiendo de las definiciones de sus propios campos de estudio. Mu- cho antes de que se produjera el descubrimiento de la escritura de Wadi el-Hol, el especialista en lenguas clasicas Eric Havelock esta- bleci6 tres criterios de definicién de alfabeto: que esté formado por un ntimero limitado de letras o caracteres (la cantidad dptima esta- ria entre veinte y treinta caracteres), que sea un conjunto completo de caracteres capaz de expresar las unidades minimas de sonido de la lengua y que haya una correspondencia entre cada fonema de la lengua y cada signo o letra del alfabeto." Sobre esta base, los especialistas en lenguas clésicas insisten en que ningiin sistema pseudoalfabético anterior al alfabeto griego cumplia estas condiciones. El alfabeto semitico no representaba las vocales; de hecho, en el hebreo los indicadores para las vocales no aparecieron hasta un milenio después, cuando ya las lenguas de uso cotidiano (como el arameo y el griego) indicaban explicitamente las vocales mds importantes. Para los clasicistas como Havelock, el al- fabeto representaba la cispide de toda escritura, y el sistema griego (750 a. C,) fue el primero en cumplir todas las condiciones exigidas aun verdadero alfabeto y también el primero que permitié que el pensamiento humano avanzara a pasos agigantados.”” Muchos lingiiistas y estudiosos de las lenguas antiguas estan completamente en desacuerdo con este punto de vista. El asiridlo- go Yori Cohen” hace hincapié en algo que Havelock no abord6. Cohen considera que un alfabeto es un sistema que hace uso del minimo necesario de notaciones para expresar sin ambigiiedades la lengua hablada a sus hablantes. Para Cohen, cualquier sistema ca- 76 COMO APRENDEMOS A LEER paz de indicar los mas pequefios segmentos de sonido analizables por el ofdo humano en una lengua hablada —en contraposicin a los segmentos mayores, como las silabas o las palabras— puede ser considerado un alfabeto. De acuerdo con este punto de vista, la es- critura ugaritica y, posiblemente, la anterior escritura de Wadi el- Hol podrian ser alfabetos primitivos. No me puedo sacar ningtin conejo de la chistera para resolver esta cuestion. No existe acuerdo general sobre esta importante «pri- micia» de la historia de la humanidad. Sin embargo, la reciente y novedosa informacién sobre las escrituras antiguas puede dar a los lectores del siglo XX1 una visién de conjunto distinta. El seguimien- to sistematico de los cambios de la capacidad cognitiva y lingiifsti- caalo largo de la historia primitiva de los diferentes sistemas que preceden al alfabeto griego nos da la oportunidad de ver con nuevos ojos la lenta transicién desde la tradicion oral de Homero, Hesfodo y Odiseo en las costas de Cefalonia, {taca y Creta, hasta los cam- biantes mundos atenienses de Sécrates, Platén y Aristételes. Los cambios tuvieron lugar no sélo en el tiempo y en el espacio, sino en la memoria y en el cerebro humano mismo. La siguiente adap- tacién de importancia del cerebro lector estaba a punto de produ- cirse. Las misteriosas escrituras de Creta y la época oscura de Grecia En la isla de Creta hay un mito debajo de cada piedra, pero la verdad pura y simple ya es de por si fascinante. Por ejemplo, la misma piedra puede formar parte de una antigua civilizacion mi- noica, acaso ser un resto de uno de los exquisitos palacios reales lenos de pinturas al fresco, donde no faltaban las primeras instala- ciones de fontanerfa y aire acondicionado. Hace 4.000 afios, los ha- bitantes de esta civilizaci6n construyeron monumentos y dieron vida a un arte y una joyerfa de incomparable belleza, ademés de crear unos sistemas de escritura que siguen frustrando nuestros es- fuerzos por descifrarlos. En 1900, Arthur Evans, un arquedlogo britanico, desenterré el antiguo centro de la cultura minoica, la gran ciudad homérica de EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES... 7 Cnossos, hogar del palacio del rey Minos, con sus intrépidos salta- dores de toros, y del temible laberinto del Minotauro. Durante las excavaciones, Evans realizé un descubrimiento extraordinario que se convertirfa en la obsesién de su vida: 7.000 tablillas de arcilla cu- biertas por una escritura indescifrable. Sin ningiin parecido con los jeroglificos egipcios ni con la escritura cuneiforme acadia, la cali- grafia presentaba rasgos de otra anterior cretense llamada Lineal A, pero no parecia guardar relacién alguna con el posterior alfabeto griego. Evans la bautizé como Lineal B y pasé cuarenta frustrantes afios intentando en vano descifrarla. En 1936, un estudioso adolescente llamado Michael Ventris co- nocié a Evans y se obsesion6 igualmente con la extrafia escritura, En 1952, Ventris consiguié por fin descifrarla. A pesar de haber su- mido a los estudiosos en la més absoluta perplejidad durante cin- cuenta afios, la Lineal B resulté ser todo menos un misterio; dicho de forma sencilla, no era més que una burda interpretacién del grie~ go hablado en esa época. Puede que para la mente de formaci6n clé- sica de Ventris, el decepcionante descubrimiento fuera como desve- lar el cédigo de una versién antigua del Messenger. Ventris no habia esperado dar con el griego coloquial,'* pero, en palabras del espe- cialista en lenguas clasicas de la Tufts University Steve Hirsh, al descifrar la Lineal B «revolucion6 lo que sabiamos de la antigua Grecia». Seguimos sabiendo muy poco sobre la Lineal B aparte de que se inicié en el siglo XV a. C. en Creta, la Grecia peninsular y Chi- pre, y que dejé de usarse entre los siglos XII y VIII antes de la era cristiana. Durante ese tiempo, conocido como la Edad Oscura de Grecia, sucesivas invasiones destruyeron la mayoria de los pala- cios —los depositarios de la cultura— y se conservan pocos docu- mentos. No obstante, en este perfodo supuestamente oscuro pros- peré una cultura oral muy rica, recogida para la posteridad en la obra de Homero en el siglo Villa. C. Si Homero fue el bardo cie- go del mito (hay nuevas razones para creer que si) 0 varios poetas distintos o, incluso, la memoria acumulada de una cultura oral, si- gue siendo una incdgnita. Pero lo que no se discute es que el saber enciclopédico y mitolégico recogido en la Iliada y la Odisea de Homero contribuyé mucho al progreso formativo de todos los ciudadanos griegos. Segiin el historiador Tucidides, un ciudadano 78 COMO APRENDEMOS A LEER griego educado memorizaba extensos pasajes de esta epopeya,'S con sus conmovedoras historias de dioses, diosas, héroes y heroinas gtiegos. Sin duda alguna, como el gran experto en este periodo Walter Ong argumentaba, diversos aspectos de la poesia épica se prestan a la memorizaci6n: la enérgica métrica y la cualidad melddica de los versos de Homero; las gréficas imagenes reiterativas (como «la au- rora de dedos rosados») y los temas de la Iliada y la Odisea, sus in- temporales historias de amor, guerra, virtudes y flaquezas. El eru- dito Millman Perry," por ejemplo, descubrié que las multiples y bien conocidas formulas para describir los diferentes hechos y acontecimientos fueron reunidas por los bardos, generacién tras generacién. Combinadas con otros recursos mnemotécnicos de los oradores, estas formulas permitieron a los antiguos griegos memo- rizar y recitar una cantidad de texto que hoy dia nos intimidarfa ala mayoria."’ Uno de esos recursos mnemotécnicos consistia en aso- ciar los espacios fisicos —como el interior de bibliotecas y templos inventados— con las cosas que habia que recordar. Siménides el poeta nos legé un asombroso ejemplo de la legen- daria memoria de los griegos. En una ocasién, después de que un terremoto destruyera el edificio donde él y muchas otras personas habfan celebrado una fiesta, Siménides recordé el nombre de'todas las personas que habian asistido y calculé el mimero exacto de los que yacian enterrados bajo los escombros. {Cémo pudieron Siménides y otros griegos adquirir semejante capacidad memoristica? Durante los tiltimos 40.000 afios aproxima- damente, todos los seres humanos hemos compartido una misma estructura cerebral basica, asi que hay pocos motivos para pensar que hayan existido diferencias estructurales entre nosotros y nues- tros antepasados griegos en el hipocampo, la amigdala, los lébulos frontales y demés regiones que contribuyen a la memoria. Lo que distingufa a nuestros antepasados de la Grecia antigua de nosotros era el gran valor que ellos otorgaban a la cultura oral y ala memoria. Igual que Sdcrates trataba de mejorar la capacidad de comprensién de sus alumnos con un debate tras otro, los griegos educados cuida- ban la retérica y la oratoria y valoraban la capacidad de usar la pa- labra sabia y convincentemente mas que cualquier otra cosa. La pas- mosa memoria de nuestros antepasados griegos era resultado de EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES... 79 ello. Esa es su manera de recordarnos el significativo efecto de la cultura en el desarrollo de procesos cognitivos presumiblemente in- natos como la memoria.'* En esta cultura oral tan desarrollada, el alfabeto escrito griego se dio de bruces contra el suelo. Son varios los estudiosos que su- gieren que el alfabeto escrito griego surgid, en buena medida, por- que los griegos quisieron conservar los relatos orales de Homeros esto es, al alfabeto le fue asignado el papel de siervo de la lengua ha- blada."® Fuera como fuese, a los antiguos griegos les habria dejado aténitos saber que los eruditos de hoy da, 2.700 afios més tarde, si- guen asombrados de su hazafia, una hazafia que poco a poco fue erosionando el uso de sus muy preciados dones retoricos y memo- risticos y dio pie a nuevos recursos cognitivos que contintian con- formandonos en la actualidad. La «invencién» del alfabeto griego: zhijo o hermano de los fenicios? Si se les hubiera preguntado a los antiguos griegos de dénde procedia su alfabeto, probablemente hubieran contestado sin mas que lo habfan tomado prestado. A su alfabeto lo llamaban «letras fenicias», lo que apoya la idea de que su antepasada mas directa fue la escritura fenicia. Los fenicios, a su vez, basaron la suya en textos cananitas anteriores” (de hecho, los fenicios se consideraban cana- nitas). Las letras griegas alpha y beta proceden de las fenicias aleph y bet, una prueba mis de sus raices fenicias. Sin embargo, los ac- tuales estudiosos no lo ven tan claro. Las diferentes interpretacio- nes acerca de cémo se desarrollé el alfabeto griego estan en conflic- to silencioso.” La primera de estas interpretaciones es la que el estudioso aleman Joseph Tropper® denomina la «teoria estandar» de los origenes del alfabeto: el alfabeto griego proviene del fenicio, el cual deriva de un alfabeto ugaritico o protocananita anterior que, a su vez, posible- mente descienda del pequefio conjunto de caracteres consonAnti- cos egipcio. Sin embargo, otro erudito aleman, Karl-Thomas Zau- zich, reivindica una interpretacion diferente de las pruebas: «jLa escritura griega no es hija de la escritura fenicia sino su hermana! 80 COMO APRENDEMOS A LEER Estos dos sistemas de escritura deben de haber tenido una madre semitica comin, de la que en la actualidad no existen hablantes.»™ Zauzich sostiene que la escritura griega se parece a la escritura cur- siva original egipcia bastante més que a la fenicia. A partir de esta y de otras pruebas, concluye que el alfabeto grieto no fue en absoluto un vistago del fenicio, sino un descendiente andlogo de un sistema anterior compartido: un hermano, como dice él, La mitologia es una fuente peliaguda. Dicho esto, y de acuerdo con una cantidad nada despreciable de mitos, el alfabeto llegé a Gre- cia de la mano de Cadmos (Kadmos en griego), el legendario funda- dor de Tebas, cuyo nombre significa «Este en lengua semitica. Esto puede indicar que algunos griegos eran conscientes de los orfgenes semiticos de su alfabeto. Fuera cual fuese la intencién, los mitos griegos acerca de la entrega al mortal Cadmos de las letras por par- te de los dioses rivaliza con los cuentos de los hermanos Grimm en crueldad; al menos una versién finaliza con Cadmos sembrando sus dientes ensangrentados (metafora de las letras) en la tierra para que crezcan y se multipliquen. Aligual que estos dientes alegéricos, el drama del alfabeto griego se encuentra bajo la superficie, Segtin la versién de los libros de tex- to, similar a la «teorfa estindar», entre 800 y el 750 a. C., los griegos crearon su alfabeto y lo llevaron a las colonias comerciales griegas de Creta, Tiro, El Minya y Rodas. Para hacerlo, los griegos analizaron sistematicamente todos los fonemas de las lenguas griega y fenicia. Luego, utilizando el sistema consondntico fenicio como base, crearon sus propios simbolos para las vocales, perfeccionando con terque- dad las correspondencias entre las letras y todos los sonidos cono- cidos. Sobre esta base, el alfabeto griego se convirtié en el progeni- tor de la mayoria de los alfabetos y sistemas indoeuropeos, desde el etrusco hasta el turco. Todo esto encierra una serie de misterios para los cientificos cognitivos y los lingiiistas, empezando por la segunda gran pregunta de este capitulo. ¢FORMA EL ALFABETO UN CEREBRO DIFERENTE? Siempre que la gente o que criaturas humanoides se juntan (como en el cuento del Dr. Seuss, The Sneetches), un grupo reivin- r EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES... 81 dica en algiin momento su superioridad. Con la escritura pasa otro tanto. Varios influyentes estudiosos del siglo XX han sostenido que el alfabeto constituye el punto culminante de toda escritura, y que, en consecuencia, los lectores de alfabetos «piensan de manera dife- rente».” En el contexto de nuestra historia cognitiva, vamos a ana- lizar las tres contribuciones supuestamente tinicas del alfabeto: su eficacia en comparacion con los demis sistemas;”’ que el alfabeto facilita la formulacién de pensamientos novedosos nunca antes ar- ticulados; y la facilidad con que los aprendices de lector adquieren un sistema alfabético gracias a que son progresivamente conscien- tes de los sonidos del habla (esta capacidad permite a los nifios ofr y analizar los fonemas; por consiguiente, facilita el aprendizaje de la lectura y contribuye a la alfabetizaci6n), Primera contribucién: el alfabeto es mas eficaz que los demas sistemas de escritura Un sistema de escritura es eficaz si puede ser lefdo con rapidez y comprendido de una manera fluida. El alfabeto consigue un ele- vado grado de eficacia gracias a su economia de caracteres (las ape- nas veintiséis letras de muchos alfabetos en comparacién con los novecientos caracteres cuneiformes y los miles de jeroglificos). Este reducido conjunto de simbolos consigue que el tiempo y la atencion necesarios para su rapido reconocimiento sean menores y, por consiguiente, que hagan falta al lector menos recursos de me- moria y percepcion. Sin embargo, en la historia de la escritura que conduce hasta el alfabeto, el examen del cerebro puede ayudarnos a analizar esta afirmacién. La notable rapidez y eficiencia de los chinos, obliga- dos a leer miles de caracteres, se revela en las imagenes del cerebro de los lectores modernos de la lengua china (figura 3-1).”” Estas imagenes muestran la tremenda capacidad del cerebro para la es- pecializacién visual cuando ambos hemisferios son reclutados para la lectura de todos los caracteres. La fluidez del lector chino es una prueba de que la eficiencia no es exclusiva de los lectores alfabéticos. El cerebro de los lectores sildbicos es otra prueba de ello. En conjunto, estos ejemplos ilustran que a la eficiencia pue- 82 COMO APRENDEMOS A LEER de conducir mas de una adaptacién. Sin embargo, no indican si la lectura fluida en cada sistema es igualmente alcanzable por la ma- yoria de los lectores. Podemos ver los diferentes tipos de eficiencia entre las lenguas si estudiamos los dibujos de los tres cerebros lectores de la figura 3-1. El cerebro lector alfabético se diferencia de manera sustancial del mAs antiguo lector logosilabico en la reduccién de espacio cor- tical que necesita en algunas Areas. En concreto, el lector alfabéti- co aprende a depender mis de la parte posterior de las regiones es- pecializadas del hemisferio izquierdo con una menor activaci6n bihemisférica de esas regiones visuales. Por el contrario, los chinos (y los sumerios) consiguen la eficiencia reclutando muchas Areas para el procesamiento automatico y especializado en ambos he- misferios. Este uso diferenciado de los hemisferios queda claro en un an- tiguo estudio de tres neurdlogos chinos sobre un bilingiie aqueja- do por una repentina alexia (pérdida de la capacidad de lectura), realizado a finales de los aiios treinta del siglo Xx.*° En su informe describieron que un hombre de negocios que dominaba el chino y el inglés habia sufrido un fuerte golpe en las dreas cerebrales posteriores. Lo que més les asombré fue que el paciente, que ha- bia perdido su capacidad para leer en chino, podia seguir leyendo en inglés. Hoy en dia este ejemplo ya no se nos antoja extrafio, porque la actual tecnologia de imagenes cerebrales nos muestra cémo el cerebro se organiza de manera distinta segtin los distintos siste- mas de escritura. Los lectores japoneses brindan un ejemplo par- ticularmente interesante, porque el cerebro de cada lector debe aprender dos sistemas de escritura muy diferentes: uno es un efi- caz sistema silabico, el kana, utilizado sobre todo para los nom- bres de ciudades y de personas extranjeras y para los neologismos japoneses; el otro es una escritura logografica ms antigua de in- fluencia china, el kanji." Cuando leen kanji, los lectores japoneses utilizan unos cir- cuitos parecidos a los del chino; cuando leen kana, utilizan otros mucho mis parecidos a los de los lectores alfabéticos. En otras palabras: los lectores de chino e inglés no sélo utilizan dife- rentes circuitos, sino que un mismo cerebro puede utilizar rutas equienoa —— RecioN REGION a, GION aepeee ona ARIETOTEMPORAL TEMPOROCCIFTAL REGION VENTRAL, FRONTAL, Figura 3-1: Tres cerebros lectores. 84 COMO APRENDEMOS A LEER diferentes para leer diferentes tipos de escritura. Y debido a la prodigiosa plasticidad del cerebro, el lector puede llegar a ser efi- ciente en todos los idiomas. Asimismo, la eficiencia se da en di- versos grados. Los investigadores japoneses han visto que las mismas palabras escritas en kana, su sistema silabico, son lefdas més deprisa que si lo estén en kanji.» Por lo tanto, la eficacia se entiende mejor como un continuo que como el logro exclusivo de un alfabeto. Dicho esto, si pudiéramos estudiar todas las maneras en que el cerebro ha aprendido a leer a lo largo de la historia, encontraria- mos algunas éreas muy parecidas y ciertos rasgos exclusivos de cada una de las lenguas escritas. En un innovador andlisis conjun- to de veinticinco estudios de imagenes cerebrales de lectores de diferentes idiomas, los cientificos cognitivos de la Universidad de Pittsburgh encontraron tres grandes regiones comunes utilizadas en todos los sistemas de escritura.* La primera, el drea temporoc- cipital (que incluye el locus hipotético del «reciclado neuronal» para la lectura y la escritura), nos convierte en competentes espe- cialistas visuales de cualquier escritura que leamos. La segunda, la regién frontal que rodea el area de Broca, nos especializa en dos aspectos diferentes: en los fonemas de las palabras y en su signifi- cado. De la tercera, la region multifuncional que abarca el }6bulo temporal superior y los lsbulos parietales adyacentes inferiores, usamos 4reas adicionales que nos ayudan a procesar los elementos fonéticos y semnticos particularmente importantes para los sis- temas alfabético y silabico. En conjunto, estas regiones cerebrales proporcionan una pri- mera imagen de lo que el cientifico cognitivo de la Universidad de Pittsburgh Charles Perfetti y sus colegas llaman «un sistema uni- versal de lectura».** Este sistema conecta regiones de los l6bulos frontales, parietotemporales y occipitales; en otras palabras: selec- ciona reas de los cuatro Idbulos del cerebro. Un vistazo a estas imagenes nos ayuda a sacar dos conclusiones importantes acerca de la evolucién de la escritura: una, que la lectu- ra.en cualquier idioma cambia la longitud y la anchura del cerebro y, dos, que hay multiples senderos que conducen a la comprensién fluida, con un continuo de eficacia que adopta formas distintas se~ gin el sistema de escritura. Factores como el nimero de simbolos EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES... 85 de un sistema de escritura,® la estructura fonética de una lengua ha- blada, el grado de regularidad de una lengua escrita, el grado de abstracci6n y la amplitud de la implicacién motriz en el aprendiza- je de una escritura influiran tanto en la eficacia como en el sistema de circuitos concreto de un sistema de escritura. Ambas cosas con- tribuyen al grado de facilidad con que el lector novel aprende a leer. En efecto, no s6lo se len las palabras més deprisa en el silabico kana que en el logografico kanji; los nifios que aprenden alfabetos més regulares, como el griego y el alemén, consiguen fluidez y efi- cacia mas deprisa que los nifios que aprenden alfabetos menos re- gulares, como el inglés. Los filésofos, entre ellos Benjamin Whorf” y Walter Benja- min,” se han preguntado a menudo si los diferentes idiomas influ- yen en la mente de sus lectores de alguna manera concreta. Las tres afirmaciones sobre el alfabeto de las que hablo se han concretado bastante més, pero hay diferencias. Como la neurocientifica de la Universidad de Georgetown Guinevere Eden observé, los diferen- tes sistemas de escritura producen sus propias redes cerebrales ca- racteristicas durante el aprendizaje.” En este limitado contexto, el alfabeto no crea un cerebro «mejor», sino un cerebro diferente al de otros sistemas de escritura en cuanto a su forma concreta de efica- cia en el aprendizaje. Mas concretamente, «los circuitos cerebrales caracteristicos» se desarrollaron antes y més eficazmente en el aprendiz de lector de alfabeto griego que en los jévenes lectores de sumerio o egip- cio. Esto no equivale a afirmar que un desarrollo eficaz sea patri- monio exclusivo de los sistemas alfabéticos. Cuando la lengua ha- blada se representa mediante un sistema silébico —por ejemplo, en japonés 0 cheroqui— éste es igualmente eficaz tanto en lo que se refiere a duracion del aprendizaje como a espacio cortical. La eficacia cortical obtenida a partir de un ntimero mis reducido de simbolos —ya sean alfabéticos o silabicos— y la subsiguiente efi- cacia de aprendizaje constituyen una de las grandes transiciones en la historia de la escritura. Si la eficacia cortical y de desarrollo contribuye o no a bastante mds que sdlo a la velocidad de lectura nos lleva a la segunda aportacién capital del alfabeto: el pensa- miento novedoso. 86 COMO APRENDEMOS A LEER | alfabeto es un mejor estimulo Segunda contribucié para las nuevas ideas El estudioso en lenguas clsicas Eric Havelock” y el psicélogo David Olson" plantean la retadora hipétesis de que la eficacia del alfabeto griego condujo a una transformaci6n sin parangén del pen- samiento. Al liberar a la gente del esfuerzo requerido por una tra- dicién verbal, la eficacia del alfabeto «estimulé el pensamiento no- vedoso». Intenten imaginar una sociedad cuyos miembros cultos depen- dian por completo de la memorizacion y de las estrategias metacog- nitivas para conservar su cultura oral. Tales estrategias, por impre- sionantes que fueran, tenian un coste. A veces de manera sutil, en ocasiones abiertamente, la dependencia del ritmo, la memoria, las férmulas y la estrategia constrefifan lo que podia decirse, recordarse y crearse. El alfabeto y otros sistemas de escritura eliminaron la mayor parte de estas restricciones, ampliando los limites de lo que se po- dia pensar y escribir. gPero es ésta una contribuci6n exclusiva del alfabeto griego o es el mismo acto de escribir lo que promueve nue- vas cotas de pensamiento en més gente? Si echamos la vista atras hasta casi mil afios antes de los griegos, al sistema de escritura uga- ritico, observaremos un buen ejemplo de lo que cualquier sistema pseudoalfabético puede lograr en el seno de una cultura. Si retroce- demos atin més, a la literatura acadia, que Havelock no estudi6, ob- servamos un florecimiento de ideas (en parte, sin duda, basadas en la tradici6n oral) registradas por un sistema logosilabico no alfabé- tico. Si echamos un vistazo global ala historia, vemos que lo que ha fomentado el desarrollo del pensamiento intelectual de la humani- dad no fue el primer alfabeto, ni siquiera la repeticién dptima de un alfabeto, sino la escritura en si. Como el psicdlogo ruso del siglo xx Lev Vygotsky decfa, el acto de poner las palabras y los pensamien- tos por escrito estimula y en si mismo cambia las ideas.” A medida que los humanos fueron aprendiendo a utilizar la lengua escrita cada vez con més precisién para transmitir sus ideas, su capacidad para el pensamiento abstracto y las ideas novedosas se increment. Todos los nifios que aprenden a leer las ideas de algun otro y a EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES... 87 escribir las suyas repiten esta relacién ciclica y germinativa entre la lengua escrita y la nueva idea nunca antes imaginada, Esta relacion generativa resplandece a través de toda la historia antigua de la es- critura, desde las instrucciones de los egipcios para el mas alla has- ta los Dialogos de Platén, pasando por el babilénico Didlogo sobre el pesimismo. Pero en esta historia de la escritura lo indiscutible es que uno de los mejores ejemplos de la reciprocidad creativa entre escritura y pensamiento es el alfabeto griego. Por lo tanto, desde una perspectiva cognitiva, hay que decir una vez més que no es que el alfabeto contribuyera de manera exclusi- va a la produccién de nuevas ideas, sino més bien que la creciente eficiencia promovida por los sistemas alfabéticos y silabicos hizo que las nuevas ideas fueran accesibles a més gente y en una etapa més temprana del aprendizaje lector. Esto, pues, constituye una re- yolucién en nuestra historia intelectual: la incipiente democratiza- cién del pequefio cerebro lector. En este contexto, no sorprende que uno de los periodos més prolificos de la escritura, el arte, la fi- losoffa, el teatro y las ciencias de toda la historia coincidiera con la difusion del alfabeto griego. Tercera contribucién: el alfabeto facilita el aprendizaje de la lectura porque incrementa la conciencia del habla El alfabeto griego se diferenciaba de manera espectacular de los sistemas de escritura anteriores porque incorporaba al habla humana elementos lingiifsticos muy sofisticados. Los antiguos griegos descubrieron que toda la cadena oral podia analizarse y segmentarse de manera sistematica en sonidos sueltos. Esto no ha resultado evidente para nadie en ninguna época. Resulta especial- mente adecuado que los griegos, los defensores mas entusiastas de la cultura oral, descubrieran la estructura subyacente y los ele- mentos del habla. Para comprender la prodigiosa proeza que conlleva el anéli- sis del habla de los griegos, basta con fijarse en el Ministerio de De- fensa de Estados Unidos. La historia moderna de la percepcién del habla empieza con los intensos esfuerzos por estudiar los elemen- 88 COMO APRENDEMOS A LEER tos de la misma durante la Segunda Guerra Mundial, cuando era esencial la comunicaci6n en las condiciones mas desfavorables. La investigacién comenz6 siendo un secreto militar, cuando los cien- tificos de los laboratorios Bell acometieron la labor de construir méquinas capaces de analizar la «sefial del habla» y sintetizar el ha- bla humana, Cuando una batalla dependia a veces de que un oficial pudiera ofr un mensaje en una trinchera bombardeada en el frente, semejante informacién era imperativa para la defensa. Los investi- gadores de Bell adaptaron un instrumento llamado espect6grafo para obtener una imagen visual de varios elementos esenciales del habla: la distribucién de las frecuencias de sonido, la duracién de cada parte de la sefial y la amplitud de una sefial dada. Todos los so- nidos de cada idioma tienen una firma compuesta por esos tres ele- mentos. ‘A medida que las propiedades actisticas de cada uno de los as- pectos del habla humana se iban haciendo més «visibles» para los modernos investigadores, también se hizo més evidente la abruma- dora complejidad del habla. Por ejemplo: las investigaciones lleva- das a cabo por la cientifica especializada en el habla Grace Yeni- Komshian indican que los humanos hablamos a una velocidad de alrededor de 125 a 180 palabras por minuto, sin ninguna clave actis- tica al principio o al final de las palabras.” (Piensen un instante en cémo les suena un idioma extranjero, desconocido para ustedes; no es mas que una cadena continua e incomprensible de sonidos.) Cuan- do hablamos un idioma, sabemos segmentar las unidades del habla en virtud de su significado, de las funciones gramaticales y unida- des morfolégicas, asi como de las claves que nos proporcionan el ritmo, el énfasis y la entonaci6n. Sin embargo, tal informacién ayu- da muy poco a saber dénde acaba el primer sonido de una palabra y empieza el segundo sonido. Esto se debe a que todos los sonidos estan coarticulados 0 «fusionados» con un fonema que se solapa con el siguiente y dicta su pronunciacién.# Yeni-Komshian escri- bid: «Uno de los mayores desafios para los investigadores de la percepcién del habla consiste en determinar el nimero de sonidos aislados (segmentados) de la compleja sefial del habla y la manera en que se distinguen adecuadamente»® Los inventores del alfabeto griego hicieron exactamente eso. Primero, analizaron de manera sistematica todos los fonemas del r 89 EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONE: fenicio y la correspondencia entre éstos y las letras fenicias. Luego, procedieron a realizar el mismo anélisis con el habla griega. A con- tinuacion, utilizando los grafemas fenicios reciclados como punto de partida, acabaron emparejando casi todos los fonemas de la len- gua griega con una letra griega; esto obligé a la creacién de nuevas letras para los sonidos vocilicos. Por ejemplo, la palabra griega alfa para la vocal «a» surgié de la palabra fenicia aleph," que significa ebuey». En una fascinante innovacién lingiiistica, los escritores griegos cambiaron algunos simbolos a fin de ajustar mejor los ras- gos lingiifsticos del dialecto hablado en un contexto dado. Se cree que ésta es la razén que explica la aparici6n de escritos ligeramente diferentes en distintas ciudades griegas.”” Cambiar las letras de un sistema de escritura para hacerlo coincidir con un dialecto local constituye un ingenioso golpe de pragmatismo lingiifstico y pericia fonoldgica que en la actualidad no se les ocurrirfa nia los miembros de la Academia Francesa. Sdlo cuando se llega a comprender la asombrosa complejidad del habla es posible apreciar lo que hicie- ron los griegos. Si los sumerios fueron los primeros lingitistas co- nocidos y los estudiosos del sanscrito los primeros gramticos, los griegos fueron los primeros fonetistas. El mismo importante avance que realizaron los inventores del alfabeto griego —el anilisis consciente y sistematico del habla— lo hace sin darse cuenta cada nifio que aprende a leer. Los jvenes alumnos griegos recibieron un alfabeto casi perfecto y unas normas de correspondencia grafema-fonema casi perfectas. En consecuen- cia, esos alumnos pudieron adquirir fluidez en la lectura y la escri- tura bastante mas deprisa que sus homélogos sumerios, acadios 0 egipcios. Aunque no es materia de este libro, cabe preguntarse si esta temprana fluidez de los lectores del griego antiguo se tradujo en la expansion del pensamiento que sefialé el comienzo del gran perfodo clasico griego. En el contexto de esta pregunta sin contestar, resulta sorpren- dentemente irdnico lo reacios que durante siglos fueron los griegos ala ensefianza del alfabeto. Poco después de la creacién de su revo- lucionario sistema de escritura, en Grecia parece que hubo cuatro- cientos afios de interferencias. En marcado contraste con los egip- cios y acadios, los griegos cultos consideraban su tremendamente desarrollada cultura oral superior a la cultura escrita.” 90 COMO APRENDEMOS A LEER Sécrates hizo apologia con elocuencia de una cultura oral y fue el mas vigoroso detractor de la escrita. Antes de descartar con de- masiada rapidez el poco entusiasmo de los griegos por la invencién de su alfabeto, tenemos que preguntarnos por qué uno de los pen- sadores de mayor talento de la historia menospreciaba su uso. Pa- semos ahora a la guerra invisible entre la tradici6n oral y la utiliza- cidn del lenguaje escrito en Grecia. Platén dejé constancia de los sorprendentes argumentos de Sécrates en contra de la escritura, ar- gumentos que revelan razones tremendamente importantes que harfamos bien en tener en cuenta hoy dia. LAS PROTESTAS DE SOCRATES, LA CALLADA REBELION DE PLATON Y EL HABITO DE ARISTOTELES Sécrates no escribié nada en absoluto. Si damos por cierta la versin que de sus razones da Plat6n en Fedro, fue por su convencimiento de que los libros podian cor- tocircuitar la labor activa de comprensién critica, ha- ciendo que un alumno tuviera una «falsa presunci6n de sabiduria». MARTHA NUSSBAUM? Noes exagerado decir que con Arist6teles el mundo griego pas6 del aprendizaje oral al habito de leer. SIR FREDERIC KENYON*! Vivié y se vistié con sencillez, y se describia a si mismo como el «tabano que aguijonea»® el lomo del noble aunque lento caballo que era Grecia. De ojos saltones, frente abultada y escasa belleza fi- sica, se sentaba en un patio, rodeado de estudiantes, para enfrascar- se en un intenso didlogo sobre la belleza abstracta, el conocimien- toy la profunda importancia de un «cuestionamiento vital». Poseia una fuerza extraordinaria mientras exhortaba a los jévenes de Ate- nas a dedicarse a una vida de bisqueda de la «verdad». Este es el S6- crates que conocemos, filésofo, maestro y ciudadano de Atenas. Alescribir la historia del cerebro lector de la Antigiiedad, me EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES... 1 sorprendié darme cuenta de que las preguntas planteadas por S6- crates hace més de 2.000 afios sobre la escritura y la lectura atafien a muchos de los problemas de este principio de siglo. Compren- di que la preocupacién de Sécrates por los riesgos que entrafiaba la transicién de una cultura oral a una literaria, sobre todo para los jévenes, era un calco de mi propia preocupacién por la inmer- sién de nuestros hijos en el mundo digital. Al igual que los anti- guos griegos, estamos embarcados en una transicién de enorme importancia; en nuestro caso, de una cultura escrita a otra mas di- gital y visual. Considero los siglos v y IV antes de la era cristiana, cuando Sé- crates y Platon impartfan sus ensefianzas, como una ventana a tra- vés de la cual nuestra cultura puede observar otra diferente, aunque no menos notable, en incierta transicién de una modalidad domi- nante de comunicacién a otra. Pocos pensadores podrian ser tan capaces de ayudarnos a analizar el lugar que ocupan el lenguaje ha- blado y escrito en el siglo XXI como el «tabano» y sus pupilos. S6- crates censuré apasionadamente la descontrolada expansién del lenguaje escrito; Platén fue ambiguo al respecto, pero lo utiliz6 para crear lo que quiz sean los didlogos més importantes de la his- toria, y lo hizo cuando un joven Aristoteles ya estaba inmerso en «el habito de la lectura».* Estas tres figuras conforman una de las més famosas dinastias académicas del mundo, porque Sécrates fue el mentor de Platén, que a su vez lo fue de Aristoteles. Lo que no sabemos tan a ciencia cierta, si el relato de Platén sobre la vida de Sécrates es fiel a la verdad, es si Sécrates fue pupilo de Diotima, una fildsofa de Manitea que utilizaba el diélogo para ensefiar a sus alumnos. Inmortalizados por Platén, los didlogos entre Sécrates y-sus alumnos nos revelan lo que este tiltimo creia que debian hacer todos los ciudadanos atenienses para lograr su crecimiento como personas. En los diélogos, todos los pupilos aprendian que sélo la observacion del mundo y el andlisis de las ideas conducfan a la ver- dadera virtud, y que s6lo la verdadera virtud levaba a una sociedad aser justa y guiar a los individuos hasta su dios. En otras palabras: la virtud, tanto individual como social, dependia de un profundo examen del conocimiento previo y de la interiorizacién de sus prin- cipios més elevados. 92 COMO APRENDEMOS A LEER Esta modalidad de aprendizaje intensivo era radicalmente dis- tinta de la mayorfa de las tradiciones griegas anteriores,® en las que los individuos eran receptores de una sabiduria colectiva, ejemplifi- cada por las epopeyas de Homero. Sécrates ensefiaba a sus alumnos acuestionar las palabras y los conceptos transmitidos por medio de Ja lengua hablada para que vieran las creencias y las suposiciones subyacentes, Sécrates exigia que todo fuera puesto en duda —un pasaje de Homero, un asunto politico, una simple palabra— hasta que la esencia de la idea creadora quedara patente; la comprensién de cémo ésta reflejaba —o no conseguia reflejar— los valores mas profundos de la sociedad era siempre el objetivo, y las preguntas y respuestas de los didlogos eran el vehiculo de aprendizaje. Sécrates fue juzgado por corromper a los jévenes con sus ense- fianzas. Quinientos ciudadanos de Atenas lo declararon por su cri- men merecedor de la muerte. Algunos lo acusaron de no creer en los dioses. Para Sécrates, tal afirmacién encubria la voluntad politi- ca de castigarle por tener amistad con personas consideradas peli- grosas para el Estado y también de acabar con su permanente pues- ta en duda de la cultura aceptada. Su muerte por envenenamiento es, en tiltima instancia, bastante menos importante que su ejemplo de toda una vida dedicada al examen de todo cuanto hacemos, deci- mos y pensamos «con toda nuestra inteligencia>.* Sus exhortacio- nes han viajado a través del tiempo y resuenan en nuestros ofdos muchos siglos después. He aqui un pasaje de su famosa alocucién durante su juicio: Si os digo que éste es el mayor don de un ser humano, el de discutir diariamente sobre la virtud y las demés cosas de las que me habéis oido hablar, examinandose a uno mismo y alos de- mis, y si os digo que una vida sin examen no merece la pena para un ser humano todavia es menos probable que credis lo que digo. Pero es as{ como es, caballeros, como yo lo afirmo, aunque no sea facil convenceros de ello. Al examinar el lenguaje escrito, Sécrates adopté una postura que suele sorprender: creia fervientemente que la palabra escrita suponfa un grave riesgo para la sociedad. Sus tres preocupaciones parecen de simple, pero no lo son. Y cuando examinamos nuestra EL SURGIMIENTO DEL ALFABETO Y LAS OBJECIONES 93 propia transici6n intelectual hacia nuevas modalidades de adquisi- cién de la informacién, vale la pena que nos esforcemos al maximo para entender la esencia de sus objeciones. En primer lugar, Sécra- tes postulaba que la lengua hablada y la escrita desempefiaban un papel diferente en la vida intelectual del sujeto; en segundo lugar, consideraba que las nuevas —y mucho menos rigurosas— exigen- cias de la lengua escrita colocaba tanto a la memoria como a la in- teriorizacion del conocimiento en una situaci6n catastr6fica y, por tiltimo, propugnaba con vehemencia el papel exclusivo de la len- gua hablada en el desarrollo de la moralidad y la virtud sociales. Sécrates juzgaba la palabra escrita inferior al discurso oral por ra- zones que siguen siendo admonitorias en nuestros dfas. La primera objecién de Socrates: la rigidez de la lengua escrita El camino de las palabras, el de conocer y amar las pa Jabras, es un camino hacia la esencia de las cosas y hacia la esencia del conocimiento. JOHN DUNNE” En la pelicula Vida de un estudiante,* Charles Kingsfield, un profesor de derecho de Harvard, aterroriza a sus jévenes alumnos con sus interrogatorios diarios. Les exige que argumenten cual- quier cosa que digan con jurisprudencia. En la primera escena en clase, Kingsfield declara: «Aqui utilizamos el método socratico [...] de responder, preguntar, responder. Por medio de mis preguntas aprenden a ensefiarse a si mismos [...] Puede que en ocasiones pien- sen que tienen la respuesta; les aseguro que eso no seré més que una vana y absoluta ilusién. En mi clase siempre hay otra pregunta. Aqui practicamos la neurocirugia. Mis humildes preguntas sirven para sondearles el cerebro.» Kingsfield encarna tanto el método socratico en nuestros tiem- pos como un cerebro lector en buen funcionamiento. Muchos profe- sores y catedraticos de hoy siguen poniendo en préctica en sus clases este sistema indagatorio, empujan a sus estudiantes al andlisis de las presunciones y fundamentos intelectuales de cualquier debate. En

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