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Ha dejado de creer en la mii asignaba. No va contra el hombre: al lu divina que el dogn ar piensa en su hijo, que es hombre, pero descontia de la proteccién del Estado, desconfia de la justicia del hombre, tiende, como antes he dicho, a ejercitar su responsabilidad. Es verdad que este ejercicio de la vida milriple la separa al- g0 del instinto, pero zquién ha dicho que el instinto sea un fin, y no simplemente un medio? caso no es la seleccién una de las capacidades que carac- terizan al género humano? Sélo un egotsmo de la especie puede hacer creer al hombre que Ales, tinicamente, el capacitado para la seleccién. Yo creo firmemente que el feminismo es, hoy, una cuestién de justicia. Este ensayo del pensamiento a que la mujer aspira le corres- ponde de hecho, por su sola condicién de ser nacido libre, de mujer y hombre, con derecho al ejercicio de su voluntad. Desde luego que, en el desenvolvimiento de sus generales, la mujer hard tantos disparates como el hombre ha he- cho, y sigue haciendo, a pesar de su larga experiencia en la direc- cién de las cosas. Creo también que la perfeccién es inalcanzable y que muje- res y hombres, puestos en conjunto a realizarla, conocersin, jun- icudes tos, los mismos fracasos ya experimentados. Pero en el ejercicio femenino de esta aspiracién a la respon- 3d, no hay otra razén que la ley desconocida que nos ma- reja y que es la que ha procurado al hombre todos sus fracasos y iguiente codas sus modificaciones, a través de las cuales rc Ignoramos todos qué prepara este movimiento que hemos dado en llamar feminismo, pero nada lo detendra. Mientras tanto, y de inmediato, obtendrin las mujeres la supresién de leyes y conceptos vergonzosos para la dignidad fe- menina y que una cantidad de mujeres de fuerte temple han he- ccho saltar ya de sus espaldas. Transformar las palabras: “listima’, “error”, en “derecho de mujer”, “derecho de madre”, “derecho de set humano”, ser una de las conquistas inevitables y preciosas del feminismo. Por lo demas, a mayor cultura de la mujer corresponde un afinamiento de su feminidad, una gracia espiritual mayor, una armonfa que sélo la da el instinto dominado. Esto pareceté una contradiccién con el pirrafo posanterior. Pero no es asi EL instinto dominado por la claridad de un razonamiento consciente, es cosa muy distinta al instinto sofocado burdamente por un dogma, Equilibrar el instinto sera otra de las conquistas del feminismo. Y si Cristo, segtin mi gentilisimo amigo Gutiérrez Larreta, mareé a las mujeres otro rumbo, verd una vez mas cémo nu jeres ni hombres logran ya —ni lograron nunca entenderlo, por- {que los mitos son, casi siempre, muy oportunos para «i articulos de cualquier indole, pero de indigesta aceptacién para ero humano, tan débil... tan creido en la infinita bondad que a pesar de todos los evangelios, le permite marar, robar 0, aunque mas no sea, cometer “pecadivos de rosa y seda” ‘como dijera Rubén Dario que, sin permiso de Cristo, ha debido se, indudablemente, muy feminista... Nosotras... y la piel Siguen las estrellas en el firmamento, la tierra continiia dando vueltas; después de la noche viene el dia; al dia lo sucede noche... van los ros por la misma pendiente... a los hados “reimos, por un momento, que habfan ocurrido cosas fun- damentales pues habréis de saber que algo nuevo hay bajo el sok: se ha descubierto no sé que intima relacién entre la moralidad fe- ‘menina y la piel; se lo ha descubierto ahora, en pleno siglo veinte, cuando ya nos permitiamos, las osadillas, decir en voz alta que conocemos a un escritor que se llama Maupassant. ;Oh desgracia! 819 Correremos desde hoy mismo hacia las tiendas, pediremos muchos metros de tela para hacernos vestidos especiales, usare- ‘mos pesado velo en la cara, nos pondremos guantes de dos centi- metros de espesor en las manos... {Oh desgracia mayor Iremos al teatro con aparatos para taparnos los oidos y len- tes ahumados en los ojos... iremos al teatro Hevando en las ma- nos los cuentos de Blanca Nieves, Barba Azul y la Cenicienta, para leerlos mientras representan. Caminaremos por la calle sin lado cuando vayamos por jo caeremos victimas alzar los ojos, no miraremos a nin; las aceras ¢ inmoladas en ese ptidico sacri de un auto veloz. {Oh romantica y pura muerte de una nifia de siglo veinte! ‘Todo esto nos lo ha sugerido primero una disposicién mu- nicipal prohibiendo a los bailarines que aparezcan en el tablado con las piernas sin mallas, y segundo una liga de sefioras contra a moda, para evitar los excesos del descubierto. Resulta, pobres de nosotras, que mucha parte de la dign dad y el pudor femeninos lo tenemos en la piel, a la que no po- demos ni lucir ni mirar sin que nuestra moral sufta descalabro. ‘Nunca hasta hoy se me habia ocurrido pensar que fuéramos tuna cosa tan amorfa como lo que aquel hecho da a entender. Hasta hoy yo habia pensado que la moral femenina era mu- cho mas profunda, més valiosa, mas completa. Me habia permitido sofiar que podiamos ir a una sala de es- pectéculos y resucitar a la Grecia maravillosa en un piidico des- nudo.... haba creido que teniamos el derecho de ir a los muscos y olvidarnos de todo ante la presencia de un mérmol perfecto, habia sofado con que eso era tan nuestro como el agua que be- bemos... Habia creido que de esa sensacién de arte resurgiamos clevadas y dignas, capaces de entender la divinidad, capaces del perdén, del sactificio, de todos los més grandes sentimientos hu- manos, y he aqui que los hombres descubren en la piel y en el desnudo las propiedades de Satin y quieren salvarnos, oh prote- gidas mujeres, de sus maléficos peligros, poniendo entre Satin y Jos ojos una malla de seda muy transparente, muy fina, muy su- gestiva... 220 i¥ esta magnifica liga contra la mo Es una especie de frazada de lana para ahogar las pueden desprenderse de un cuello terso Gentiles sefioras: yo opino que lo peligroso es el cuello, y si su piel delicada y bella es mundo, hay que hacer una liga para cortar todos los cuellos her- mosos, pero las frazadas estin mandai Reunirse en un salén, hacer un: vva, tomar una taza de t que todos los dias hacen las mujeres y los hombres, porque algo debe hacerse para que pase la vida lo més répidamente posible. Pero cmprenderla en catedra severa contra la moda, por ejemplo, mientras se descuidan problemas fundamentales de la vida, en el sentido econémico y educacional, me parece lo mis- mo que ponerse a vaciar el mar con un mal jarrito de nifio. Oh, el mundo esta muy perdido; es0 lo sabemos ya. Hace Jos que se repite Pero no hay que confiar en regeneraciones realizadas entre cuatro y cinco de la tarde, a palabras amorosas y buenas inten- ciones. Las regeneraciones, si vienen, se anuncian mal: rayos y true nos las preceden, diluvia mucho. Las regeneraciones van al corazén, a los pulmones, alos ér- ganos vitales de Ia economia humana, y de por si la piel se rege- nera Es frecuente que para curar barros y granos de la piel, se atienda el aparato digestivo 0 a la composicién de la sangre. La moda, sefioras, es un simple y sivo las més de las veces. Pero si el celo nuestro es tanto, es bueno consultar la opi- nién de los médicos y analizar prolijamente el organismo... sa guardar... sta de la comisién directi- hacer un inofensivo comentario, es co ‘no sarpullido, inofen- (La Nota, 25 de abril de 1919) eat

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