Está en la página 1de 27
CARLOS LENKERSDORF APRENDER 7 ESCUCHAR Ensefianzas maya-tojolabales Primera edicién: 2008 © Carlos Lenkersdort © Plaza y Valdés, S. A. de C. V. Derechos exclusivos de edicién reservados para Plaza y Valdés, S. A. de C. V. Prohibida la teproduceign wal y parcial por cualquier ‘medio sin la autorizacién escrita de los editores. Plaza y Valdés, 8. A. de C. V. “Manuel Maria Contreras 73, Colonia San Rafael México, D. F. 06470, Teléfono: 5097 20 70 editorial@plazayvaldes.com ‘www plazayvaldes.com Calle de Las Eras 30, B 28670, Villaviciosa de Od6u Madrid, Espafia, Teléfono: 91 665 8959 ‘madrid @plazayvaldes.com vwrwplazayvaldes.es ISBN; 978-607-402-032-8 Impreso en México / Prinied in Mevico indice PRIMERA PARTE, Aprender a escuchar Bl escuchar... Nuestra perspective La altemnativa frente al escuchar Oimos y no escuchamos. Las lenguas escuchadas... Escuchar al corazén y el didlogo interior... El riesgo del escuchar, 1 s La ley y el riesgo de escuchar, 2... El tojolabal... Frases correspondientes: tojolabal, 1 Tojolabal, 2 y bo opuesto. La asamblea de los escuchadores. Escuchar, el oido de la democracia El escuchar al individuo y al nosotros La democracia del escuchar El escuchar y el hacer... Primera hipdtesis del escuchar al hacer ‘Segunda hip6tesis del escuchar al hacer... 95 Cantos Lenitaspoer La perversién del escuchar El poder y el gobierno. Obstaculos para escuchar... {Por qué no sabemos escuchar bien”? 4Por qué no queremos escuchar”... Se rechaza el escuchar Impedir el escuchar. SEGUNDA PARTE Elescuchar en el contexto tojolabal Conceptos clave . 1. El escuchar..... 2. El nosotros 2A. Anatomia 3. Todo vive — ja ‘alti 4. La complementariedad Escuchar a los tojolabales... Eseuchar a la tierra Un ejemplo del escuchar en su contexto. Conclusion Apéndices Negar la guerra, La Otra Palabra y las tergiversaciones SObfE ACtEAl...nsnnesnmenn fiografia 7 102 106 106 ML 113. 4 121 12 123 124 126 129 133, 137 139 149 158 161 PRIMERA PARTE Aprender a escuchar El escuchar . Jor qué escribimos sobre el escuchar? Conocemos 6 P: palabra, la empleamos y la necesitamos cons- tantemente. Radio y televisién la presuponen. No podemos prescindir del escuchar en el contexto en el cual vi- ‘vimos. {Por qué, sues, un trabajo sobre lo que es conocido y cotidiano? Pero, gescuchamos de veras lo que se quiere que es- cuchemos? Oimos palabras, muchas palabras, las oimos pero 70 las escuchamos, es decir, no nos esforzamos a fijamos en lo que podtriamos escuchar. Se estén multiplicando las palabras hacia lo infinito. Los medios, los educadores, los politicos, los autistas y tantos especialistas mas estén imundando el mundo on palabras innumerables que no podemos escuchar. Silo hi- eidsemos, nos volveriamos locos. Nos limita la capacidad de recibir todo lo escuchable. Transformamos, pues, las palabras en tuidos que oimos y el oirlos nos defiende para que no tenga- mos que escuchar todo lo que se acerca a nuestras orejas, afin de que no nos enloquezcamos. El escuchar es, pues, ms pro- blemtico de to imaginado, Por eso existen mecanismos org’- nicos que frenan la cotriente ininterrumpida, Palabras y ruidos (Castros Lexeerspoxr ppasan por las orejas y no nos fijamos, no los percibimos. Ya estamos acostumbrados a tanta bulla, ya no prestamos aten- cién a tantos sonidos que nos rodean. El escuchar, pues, no ¢s igual al oir. Este, en cambio, nos hace perder mensajes que ‘convendrian que los escuchemos. Dicho de otro modo, el es- cuchar se problematiza, porque es dificil escuchar cuando nos toque hacerlo. El oir es un filtro no muy afinado, Deja pasar lo ue seria importante que lo escuchemos. Por tatto, conocemos el escuchar pero no somos buenos escuchadores. Facilmente se confirma nuestra afirmacidn, Las lenguas se componen de palabras que se hablan y que se cescuchan. Si no se habla no escuchamos nada. Y si, en cambio, se habla y no escuchamos, las palabras se dirigen al aire. Por 50, las lenguas se componen de dos realidades, el hablar y ol escuchar. Ambas se complementan y se requieren mutuamente. Surge, sin embargo, un problema que se inicia desde el término de lengua. Fs el érgano con el cual articulamos las palabras, por supuesto las habladas. De ahi que ef estudio de la lengua es la investigacién de las lenguas habladas. La linguistica las estu- dia. Por eso, ya es el término que determina la concepcion del fenémeno de la lengua. Esta nocién tiene una larga historia en Occidente. Tanto en el griego antiguo como en latin, la lengua ‘esl drgano lengua, en griego glasva yen latin lingua Es decir, lengua es lo que se produce al hablar. El escuchar ni se mencio- na Las lenguas europeas contemporineas mantienen la misma idea. Fl alemin es mas claro aii, la lengua es la sprache, sus- tantivo derivado del sprechen, que quiere decir hablar. Dado et predominio del hablar, dénde queda la otra mitad de la lengua, cl escuchar? Poco se estudia, poco se investiga, poce se enseiia, poco se menciona, poco se conoce y se practica | Véase WolfSchneder, “die vergessene Halle” (Ia mitad avid) (2000), 81s. Gemma Corti Fiumara, The other side of language 2005). 12 _APRENDER A ESCUCHAR Aqui, en este contexto, entra el tojolabal. Es una de las Jenguas mayas que se habla en el sureste de México, en el ‘estado de Chiapas, la regién que se extiende, més o menos, desde Comitén y Altamirano hasta la frontera de Guatemala. Estudiamos la lergua para poder hablarla y escribirla y nos Iamé Ia atencién una terminologfa particular. En este idioma ppara el término de lengua o palabra hay dos conceptos: ‘ab al xy K'umal, El primero coresponde a la lengua o palabra escu- ‘chada y el segundo se refiere a la lengua o palabra hablada, Se enfoca, pues, el fenémeno lengua desde dos aspectos, el hablar y el escuchar. Desde la perspectiva de los hablantes de Tenguas europeas se hace una distincién a la cual no estamos, acostumbrados. Los tojolabales tienen, pites, una concepeién particular de las lenguas porque las enticnden compuestas de dos ele- ‘mentos, el escuchar y el hablar. Son de igual importancia los dos. Si no se habla, no se escucha ninguna palabra, y si no se escucha se habla al aire, Por eso, ya desde los términos del tojolabal, las lenguas son diddicas, por no decir, dialégicas Fijémonos en el ejemplo siguiente. En lugar de decir yo te dije, dicen, yo dife, ti escuchaste. Este ejemplo, de giros muy frecuentes, enfatiza la diferencia entre la lengua originaria y el espatiol. Mis adslante lo explicaremos con mis detalle, Por el ‘momento subrayamos cl énfasis tanto en el escuchar como en el hablar por parte de los tojolabales al referirse a su lengua. Sin esta particularidad no habriamos escogido este tema. ‘Loaptendimos porque vivimos y trabajamos largos aifos con los ‘maya-tojolabales, nuestros contempordneos de Chiapas, que nos enscfiaron su lengua y cultura. Las aprendimos por una ‘azn que nos parece importante explicar. Habiamos estudia- doy enseiado en varios paises de Europa y de este continent. Tuyimos maestros muy buenos que nos ensefiaron mucho y a quienes respetamos hasta el dia de hoy. Pero no se nos enseié B (Caatos Lenkerspore nada de los pucblos originarios en todas estas universidades, Empezamos a estudiar libros sobre los indigenas. Los visita- ‘mos por viajes en el sur del continente. Pero libros y turismo, por fascinantes que scan nos acercaron a estos pueblos sélo de manera indirecta. Otros también nos hablaron de ellos en sus libros y, al visitarlos, pasamos un tiempo breve sin poder convivir y hablar con ellos. Por eso, buscamos la oportunidad de convivir y trabajar con un pueblo indigena para aprender lo que no nos ensefiaron en las universidades que conocimos. Por amigos conocims al obispo Samuel Ruiz, de Chiapas, defen- sor y conocedor profundo de la cultura Maya. Le hablamos de nuestra inquietud y nos invito a visitar Chiapas. El contacto con los indigenas presents la realizacién de la conviveneia con los indios. Al solicitarlo se nos invité y asi legamos con los tojolabales después de haber abandonado la enseiianza univer- sitaria. Los tojolabales nos aceptaron y nos iniciaron en su lengua y cultura por tres semanas. Lo hicieron sin libros, sin maestros preparados, porque no hubo ni los unos ni los otros. En efecto nuestros maestros fueron analfabetos. No pudieron escribir su Jengua porque se les dijo que no se puede escribir puesto que tiene sonidos para los cuales no hay letras. Por esta razon la ‘ensciianza se hizo exclusivamente por la lengua escuchada, ‘Tratamos de entender a nuestros maestros y de escribir lo que ‘escuchamos segiin los sonidos que oimos. ‘Nuestros maestros vieron nuestros esfuerzo al aprender su lengua y de escribir su idioma, cosa que jamas habian visto: su idioma escrito, Por es0 nos hicieron dos comentarios al respecto: Ustedes son los primeros que vienen con nosotros para apren= der de nosotros. Aqui todos los que vengan quieren enschiamos: como si no supiéramos nada. Sou maestros, médicos, fuciona- ros, politicos, extensionistas. Todos nos quieren ensefar, 4 APRENDER A ESCUCHAR, Esta fue la primera observacion que, por boca de ellos nos ‘enscfié una realidad desconocida. Los tojolabales como otros pueblos indigenas no se aprecian por parte de la sociedad do- minante. He aqui la actitud: “de ‘indios’ no se aprende nada”. La primera ensefianza critica que no escuchamos antes. Si, hay indios, pero ng se aprende nada de ellos. Viven al margen de la sociedad dominante. Agregaron otre comentario, Notaron que tratamos de anotar To que escuchamos de ellos, Vieron lo que jamais percibieron: su lengua esctita. Esta observacién refut6 lo que les dijeron: “su ‘dialecto’ no se puede escribir por falta de letras”. Ambas ob- servaciones subrayaron la relacién desequilibrada entre la so- ciedad dominante y los pueblos originarios, en este caso, los tojolabales. Los indios se mantuvieron égrafos y poco respe- tados, porque de ellos no se puede aprender nada. Los dos co- mentarios modificaron nuestro curso. Los tojolabales fueron, para nosotros, maestros y nada de indios ignorantes. Nos ense- fiaron lo que sabian y lo que nosotros no conocimos, Las clases, ademas, se hicieron dialégicas, nosotros aprendimos su lengua ‘yellos aprendieron a escribirla La relacién acostumbrada entre representantes de la sociedad dominante, es decir nosotros, y Jos indigenas se cambi6. Los tojotabales se transformaron en ‘educadores y nosotros en educandos gracias a ellos. Un cam- bio que no se produjo por 500 aiios a excepcidn de contados ejemplos. En cuanto ala incapacidad de escribir su lengua agregamos que en el tiempo de la invasién, Conquista e inicio de la Co- Tonia, los mayas sabian escribir con sus glifos, y eseribieron muchos libros que, sin embargo, fueron quemados. Contados cédices sobrevivieron a la ideologia religiosa y destructora de Jos frailes.? * Femando Baez (2004), pp. 130-133 Is ‘Cantos Lewxenspone Regresemos al binomio de lengua hablada y lengua eseu- chada, una diada a la cual (‘ab’al / k’umal) los hablantes de lenguas occidentales no estamos acostumbrados. Entendemos la diferencia de los dos términos, pero ,cémo se puede estu- diar e investigar el ‘ab’al? Los miisicos y cantores de coros deben aprender el escuchar, por eso tienen maestros de quie- nes aprenden a escuchar el cantar y el tocar los instrumen- tos, saben escuchar muy bien emo afinar estos tiltimos. Pero como lingitistas, fildlogos, estudiosos de tas lenguas gcdmo podemos enfocar el escuchar? No nos referimos a la fonolo- ‘gia que estudia los sonidos de las lenguas. Queremos estudiar 4 los hablantes como los escuchamos. Es decir, estudiar ¢ in vestigar las lenguas escuchadas, como las hablan los mismos indigenas. Esto es, escuchar sus idiomas como las hablan y como las entienden. Tal vez sera necesario afinar la concep- cin de lengua, tanto la hablada como la escuchada Dijimos que conocemos el escuchar, pero lo conocemos de veras? Un ejemplo explica la dificultad del escuchar. Lo experi- mentamos con una lingtiista. Hablé la lengua de la otra cul- tura. Oy6 bien que para el pueblo que estudid todas las cosas tienen su trasero, Lo tradujo “culo”, y se rié. Ella, pues, si pudbo oir a otra lengua y entenderla a su modo, Pero la enten- did de una manera vulgar y desde la perspectiva de su idioma nativo. Debemos saber que la parte trasera de cualquier cosa ‘no es necesariamente su “culo”, en tojolabal se dice sop que no suele traducirse por “culo”, porque si la casa, el carro, lalla y tantas cosas més tienen su ‘op, e3 obvio que se trata de la parte trasera de las cosas. La palabra exo, en cambio, no forma parte del bien hablado, muy importante entre los tojolabales ‘y otros pucblos originarios. Por tanto, el escuchar otra lengua 2 La linguistahablaba inglés y tradujo ass. 16 APRENDER A ESCUCHLAR quiere decir enterderla desde la perspectiva de los hablantes y, a la vez, respetarla en su particularidad. Fs, pues, un reto para los estudioses de otra lengua. A base de lo dicho, el es- ‘cuchar no s6lo ertiende las palabras desde la perspectiva de Ja otra cultura, sino que exige que la entendamos con empa- tia, Ia respetemos y también la queramos. Al entenderla asi, Ja lengua escuchada nos muestra su idiosincrasia gracias a la ‘cosmoaudicién. He aqui una peculiaridad del ‘ab’al, en par- ticular del tojolatal. Pero poco escuchan la otra lengua, mis ficil es oirla, Por eso nuestra duda con respecto al escuchar las otras lenguas. Poco cuenta el ‘aba! en Occidente; tenemos bibliotecas, clases, maestros que ensefian idiomas mediante las palabras habladas y escritas (que son las palabras habladas transfor- ‘madas en sefiales simbolos en tinta sobre papel), pero los ‘ab‘al perdieron su voz. Por supuesto, sabemos de algunos failes como Sahagin y otros que aprendicron ‘ab‘al y k'umal de pueblos indigenas, pero justamente el hecho de saber esto de algunos personajes conocidos, nos indica que son muy pocos Jos que aprendicron de los indigenas, Sino los eseuchamos, sino los podemos escuchar, tampoco descubriremos qué es el ‘ab al; que nos revela otra manera de percibir, entender y vivir el mundo. He aqui la importancia del ‘ab‘al; si no sabemos escucharlo y entenderlo, tampoco ‘entendemos la cultura del pueblo que es otra. Hasta la fecha zo se entiende, no se ensefia y poco se estudia por los especial tas. Aun cuando hoy en dia se habla mucho de intercultural dad, generalmente, como dice Miguel Leon Portilla, lo que se hace es un cuente, Nos acercamos a la razén de esta obra, La escribimos para ‘que aprendamos a escuchar el ‘ab’al. Asi se nos abrieron y se abrirdn perspectivas desconocidas y no sofiadas que, ademas, ‘nos hacen falta y que nos ayudaran a salir del provincialismo 7 (Caatos Lenkexsoonr cerrado que caracteriza al pais y a su cultura europeizante, por no decir eurocéntrica. Escuchamos la lengua de un pueblo de una cultura milenaria, en la cual sigue presente una historia sin enemigos, sin pobres y ricos y cuyo concepto fundamen- tal es el nasorros y no el yo de ganadores, campeones, jefes, lideres, presidentes y mandones. ‘Antes de continuar, queremos tocar otra vez la pregunta {por qué no se nos ensefia el escuchar si tantas cosas nos en- seffaron desde el nacimiento? Nos ensefaron a dar seitales ‘para expresar muestras necesidades, nos hicieron aprender el caminar, el hablar, el comer, tomar, jugar, cuidarnos y tantas cosas mis. En todas estas enseflanzas estamos haciendo algo, también podriamos decir, estamos prodtuctendo algo. Pero, si ‘no nos equivocamos, al escuchar no estamos produciendo nada. Somos receptores y no actores. ¥ alli parece yacer el ‘problema. Aprendimos a ser actores, personas que actian. Se hos enseié ser buenos activistas, pero aprendimos a recibir? {Sabemos qué quiere decir recibir? Es decir, un tipo de recibir por el cual no se paga, ni se suele decir gracias. Se recibe para poder dar y no para enriquecemos ni para acapararlo, tampo- co pata amontonarlo. EI recibir escuchando nos transforma sin que lo espetasemos, Nos afecta de modo inimaginable, Entenderlo es la tarea que quisiéramos enfocar en este trabajo. El recibir encierra un secreto: es el otro, son los otros cu- yas palabras no las hacemos, no son producto de nuestro ac- ‘tuar, sino que vienen de fuera y nos sacan del centro donde nuestro yo preficre estar para mandar, dirigir y estar arriba. Al sacarnos del centro no nos margina ni nos empuja hacia la periferia, sino que se integra nuestro yo en el nosorros. For ‘mamos tna comunidad dialdgica. He aqui la obra seereta del recibir. Al escuchar las palabras de los que nos hablen entra- ‘mos en una realidad hasta ahora escondida. Pero quiénes y couiles son estos interlocutores? 18 APRENDER A SCUCHAR He aqui otro aspecto del escuchar que se agrega gracias 2 los tojolabales. No sélo escuchan al nivel social, sino que escuchan a las plantas, los animales y toda la naturaleza. A nivel social escuchan atentamente a los demas. En el contex- to occidental se escuicha poco al nivel social y natural, Si se escuchara, no nos encontraramos en Ja crisis climatica que vvivimos. La naturaleza nos habla: los glaciares polares y otros se derriten; la temperatura estd en aumento; los huracanes se ‘multiplican y crecen en fuerza destruetiva; los suelos, el agua y el aire estén contaminados; se promucve el turismo lucra~ tivo y divertido, pero las zonas rurales se estin despoblando. Todo esto no se “escucha”, porque lo que interesa son los ne- ocios, la competitividad, la macrocconomia. Se vive asi por no escuchar nada, sobre todo al nivel de la naturaleza. El no- escuchar lo encontramos en la politica, la economia, la cultura yla sociedad, Es preocupante ¢ inquictante lo que nos motiva escribir sobre el escuchar. Queremos agregar una historia, porque nos aclara que el escuchar revela realidades jamas percibidas y nos traslada del {Yo hacia el nosotros. Nos transforma de modos ni sofiados. Esta es la historia de Edicson Ruiz. Nacié en los tugurios de Caracas, Venezuela, pobre entre pobres. Su padre desaparecié al nacer su hijo y su madre tuvo que criarlo siempre en medio del hambre y la pobreza. Un dia Edicson fie levado a la or- questa de la juventud, un proyecto social del gobierno. Oyé instrumentos, por primera vez en su vida, entre ellos un con- Itabajo, y desde e. primer tono percibié lo que nunca escuchs fen su vida, Ie desperté a lo que jams se imagind, le atrajo a Jun mundo de sueios no sofiados atin. El nifio se enamoré del ontrabajo, Este y Edicson entraron en una comunidad nos6: ‘ica y amorosa de por vida, Ingresé a la orquesta a a edad de diez afios sin saber nada de musica, nada de tocar instrumen- tos, silo enamorado por escuchar los tonos del contrabajo, 19 (Cantos Lerscersporr Practicé sin cesary ala edad de 18 afios se hizo contrabajista de la orquesta filarménica de Berlin, Es la historia de un joven ‘que supo escuchar y sigue escuchando. Es decir, se entregé ‘en cuerpo y alma a io que escuché, los tonos de su amante, el contrabajo. EI escuchar lo metamorfose6 al hacerse productor de tonos que lo enamoraron y lo trasladaron a otro mundo. Sa~ Jig Edieson de su mundo egocéntrico, Sabemos de él gracias ‘un libro extraordinario, publicado en alemn por Gerta Ste- cher que sabe observar y escuchar Latinoamérica como pocos Jo pueden hacer. El escuchar puede ser la transformacién de nuestra vida en medio de un contexto de sordos. Nuestra perspectiva El énfasis en el escuchar es uno de los elementos instructivos y particulares de la cosmovisién tojolabal, Por eso, quere- mos presentar otros aspectos de la misma cosmovisién, cu- yas rajces no las encontramos en la antigiiedad de Grecia y Roma, tampoco en las lenguas dominantes hoy en dia. Los maya-tojolabales y sus antecesores han vivido en sus tierras por milenios, Para presentar y explicar su cultura no nos sir- ven las enseiianzas de las culturas europeas, por elaboradas, reflexionadas y “cientificas” que sean, No son guias idéncas para conducitnos hacia otras culturas. Se desarrollaron en ‘otros contextos que poco tienen en comin con la cosmovi- sion tojolabal, Para poder entenderla hay que considerar otros rTequisitos. Si queremos acercamos a una cultura diferente no hay otra posibilidad que hacerlo desde la perspectiva de ella. No “ Gerta Stecher (2004) APRENDER 4 ESCUCHAR ‘nos sirve que hagamos un viaje turistico a la regin tojolabal en Chiapas como representantes de una cultura distinta de la ‘nuestra. Expliquemos la razén de muestra negacién, alli po- driamos ver y fotografiar a las comunidades, a la gente, los trabajos que hacen y muchas cosas més que se pueden ver. Si el ver no se complementa con el escuchar, percibimos a me- dias. Porque la vista, las fotografias son insuficientes, porque vemos con ojos occidentales, asi también el objetivo de la cémara, ve con ojos occidentales de sus productores, aunque ‘un tojolabal apriete el botén. Las edmaras son productos occi- dentales y ven como ven sus productores y usuarios. Pero hay otros obsticulos. Se exige un viaje nada fécil no s6lo pot la escasez de carrcteras pavimentadas, medios de transporte, incomodidades de alojamiento, retenes y cosas por el estilo. Y aun cuando estos obsticulos se pueden superar con buena voluniad, si queremos visitar las comunidades de ‘eras y contamos con una invitacién. Pero si nos invitan y las dificultades no nos impiden, si hace falta poder hablar con los tojolabales y escuzharlos en su lengua. Claro, podemos usarel espafiol, pero no es la lengua mater de la gente; no la conocen bien y, por tanto, no se pueden explicar bien. No escucharemos lo que dice su co-azén, Asi nos quedamos algo marginados, por no poder entrar en la vida daria de ellos, en ta cosmovi- si6n tojolabal, mejor dicho, la cosmoaudicién tojolabal que nos traslada a otra realidad, como sucedié con Edicson Ruiz yel contrabajo. El ver, por fascinante que sea, nos hace recoger sobre todo impresiones visibles, a menudo turisticas y fotograficas, y probablemente algunas palabras de lo que nos dijeron en es- pafiol. Pero el ver a fondo requiere al perito estudiado que a menudo no esta seguro de sus observaciones. Las impresiones visibles muestran tantas cosas que nos aturden y que no sc nos explican, Por eso, el muchacho que vio por primera vez 21 (Cantos Lexceesporr cl mar, le dijo a su padre: “Pap, ayiidame a mirar”. El ver y mirar implican tanto de lo cual no nos podemos dar cuenta, porque la vista abarca una plenitud que no podemos “recibir y entender” al verla. En lo que vemos se aglomera demasiado, Por eso, el muchacho pide ayuda que dificilmente le resuclve el problema, Porque, como dice Herder: Ja vista nos presenta todo. la vez de este modo asusta al apren- diz por la tabla inmensa de Io contiguo, Por el oido, fijense, la macstra-lengua nos cuida. Nos proporciona {ono tras tono [..] realiza, pues, la maestria del método: ensefta, pues, de modo progresivo Por supuesto, podemos consultar algunos libros, pero no son muchos los que enfocan el tema de los tojolabales. Ade- més, los autores de las publicaciones son occidentales y, a ‘menudo, no explican la otra cultura desde la perspectiva de ella, Pero los tojolabales viven, y para conocer bien a los que vviven hay que encontrarse con ellos cara a cara, mejor dicho, ido a ofdo, Asi el escuchar la lengua de la otra cultura no tiene sustituto. Pero exige el escuchar mismo que escuche- ‘mos criticamente para poder discemir lo real y lo inventado. Asi ¢s que el escuchar se acerca a la critica de fuentes, de documentos, de tiempos determinados. Dicho de otro modo, el escuchar desde la perspectiva de la otra cultura presupone que hablemos y entendamos bien su lengua. Podemos agregar en paréntesis que los arquedlogos, epigra- fistas y otros, dedicados ala investigacion de culturas del pasa- do, estin comprometidos en descifrar los testimonios antiguos. Qué nos dicen las piedras, la cerimica, el arte, la escritura y $ Johann Goitfied Herder (1966 [1772]: 1,3), p. 59s. Debo la teferen- ia a Wolf Schneider (2000), p. 190 APRENDER 4 ESCLCHAR dems crcaciones sroducidas por culturas antiguas? Hay publi- ‘caciones fascinantes con fotografias y presentaciones grificas. Pero dentro de peco tiempo se encuentran ottos testimonios, ¥ Se modifican y cambian las interpretaciones anteriores. Los epigrafistas, en cambio, estin comprometidos con la interpreta- Cdn de los testimonios escritos pero hechos con glifos que son de escrituras desconocidas. Tienen delante de si un desafio ¢x- ‘raordinario y estén avanzando de modo impresionante, pero todavia ticnen delante de si un largo camino, Si, en cambio, Podemos “escuchar” las palabras y lenguas habladas y escri- tas, obtendremos conocimientos mas seguros. Las lenguas pues, tanto las hatladas, escritas y escuchadas nos dan acceso ‘otras culturas con mas seguridad. De ahi el reto de aprender a ‘escuchar, en particular a otras culturas. Y atin con todo esto, no Tlegamos al foado del escuchar. Edicson Ruiz nos podria dar testimonios sorprendentes, si los tonos se pudieran trans- formar en palabras Para poder conocer otra cultura, otra cosmovisién, insi: fimos nuevamente que debemos aprender a percibirla des- de la perspectiva de ella; de su cultura y cosmovisién. Una ayuda son los dibajos y los lienzos; mapas hechos amano y ‘eonocidos desde tiempos prehispdnicos, pero no pueden sus- tituir la lengua escuchada. Por eso, nos encontramos frente al reto de poder escuchar a los tojolabales. Hace falta una cosmoaudicion, palabra que ya usamos y permitanos el neo- logismo, porque n0 se trata solamente de la casmovisi Estamos enfatizando 1a habilidad de hablar y escuchar su engua, porque asi de veras vamos a comunicarnos a fondo ‘con los tojolabales, Escuchamos lo que no nace de nucstra mente, de nuestra cabeza. Tal vez, podemos hablar su len- gua, {pero sabemos escucharla? La podemos oir, ;pero el ‘oir implica el escuchar? Ya lo sabemos, los dos verbos no se Tefieren a la misma realidad 23 (Cantos Lenkexspoar Otras culturas, pues, requieren otras maneras de percibir- las si queremos entendetlas ¢ interpretarlas. Por esto insisti- ‘mos que debemos aprender a percibirlas desde la perspectiva de ellas. Cada percepcion tiene su particularidad, El escuchar, embargo, hace surgir un problema adicional: la poca aten- ccién que recibe en el contexto occidental. Porque el oir nos hace percibir su lengua, pero no nos permite entenderla a fon- do, El problema ¢s que las palabras, y asi las lenguas, no se “entienden” de la misma manera. Al oir y hablar otra lengua podemos entonderla desde la perspectiva de nuestra cultura Por ejemplo, el término nosotras es el pronombre personal de la primera persona del plural. Asi se nos ensefié en la escuela ‘cuando aprendimos nuestra lengua, Pero en otras culturas, por ejemplo el tojolabal, el nasotras /ke ntik, aparte de scr el pro= nombre mencionado y una palabra muy, muy frecuente, es el concepto clave que explica la organizacién socio-politica del pueblo y su cultura, Para entenderla de esta forma va a pasar bastante ticmpo, porque al percibirla la explicamos y oimos desde la perspectiva de muestra lengua y cultura, Dicho de otro modo, hay niveles del entender. El oir no nos hace entrar en la cultura ajena y desconocida. El escuchar, en cambio, si To hace, mejor dicho, lo puede hacer, pero a la vez nos puede producir problemas con colegas de nuestro gremio, Nos dicen ‘que estamos idealizando 0 mistificando a la otra cultura, EL ejemplo de la lingdista anglosajona que hablé Ia Jen- gua originaria del pueblo estudiado, la entendi6, sin embargo, desde la perspectiva del oir y no del escuchar. Por eso se ri6 de que los indigenas siempre hablaron del “culo” como ella lo centendié sin darse cuenta que la referencia fue a la parte trase- rade muchas cosas. Otro ejemplo parecido aunque diferente ¢s el siguiente. Para los tojolabales tienen ojos las casas, los Arboles, el ciclo, ¢l maiz y tantas cosas mas. Muchos explican estos giros desde la perspectiva occidental. Por eso, los ojos 24 APRENDER A ESCUCHAR dela casa son la fachada, de los Arboles las frutas, del maiz los teétera. Se dice quc los tojolabales antropomorfizan i, Pero al hablar con los tojolabales enfatizan que si las cosas tienen ojos que ven y asi nos ven también a nosotros. Tienen pues, ojos, asi como tienen corazdn que los hace vivir porque todo vive y tiene corazén, El escuchar, pues, nos abre las puertas para entrar en otra cultura, Al hablar con la gente, nos puéden abrir su corazén, explicar sus problemas y alegrias y hacernos participar en el ‘mundo que viven.A la vez nos pueden cuestionar ¢ interpelar si aveptamos sus preguntas, Asi es que el cscuchar nos esti preparando para pereibir a fondo otra cultura, mejor dicho, para inculturamos en la otra cultura, para entenderla ¢ interpretarlay, de alguna manera, par- ticipar en cla siy sdlo si estamos dispuestos a escuchar desde el punto de partida de aquellos que escuchamos. Acabamos de encontrar una particularidad del escuchar, de Ja cual, no estuvinos conscientes, v que nos da otra razén por la ‘eual escogemos el tema del escuchar, Por un lado, existe poco ‘conocimiento de oxas culturas por parte de las sociedades ooci- entales; poco se ensefia y poco se aprende de otras culturas. Elambiente cultural de Occidente esta tan lleno de actividades, {que poco se pregunta por otras manifestaciones culturales, con ‘excepcién de lo que es percibido como exético, resaltado como {al, y por ello, poco apreciado a fondo, La misma pluralidad de Imanifestaciones culturales explica a soberbia y arrogancia de las @ulturas y ciencias occidentales frente al mundo de otras cos- Movisiones y cosmoaudiciones. Porque la pluralidad nos hace arquizar ls percepciones culturales y as obras eonocidas de dente suelen estar entre las mas apreciadas. Basta que vea- Jas programaciones de las orquestas filarménicas. Por supuesto, ro negamos que hay presentaciones visuales Inusicales de artistas provenientes de las partes mas variadas 25 Caacos Lenkexsporr del mundo, que atracn a los espectadores y oyentes que He- rnan los teatros, museos y salas de conciertos. Pero escuchar yy entender lo que dicen es otra cosa. Se ven y oyen obras im- presionantes de baile, misica, y otras artes admirables, pero pensamos que, genetalmente, en éstas poco entra el escuchar- entender. Por otro lado, sigue la pregunta si participamos en Jas otras culturas. Por eso y en resumen, el recibir otra cos- moaudicién exige que la percibamos desde la perspectiva de ella, es decir, entenderla a fondo que va mas alld de admirarla, En este sentido, el escuchar la lengua desempefia un aspec- to fundamental, porque al escucharla desde la perspectiva de ellos, no sélo nos interpela y nos cuestiona, sino que proble- matiza la cultura nuestra. Ai hacerlo, inicia un proceso extra- fio: empieza a transformamos, mejor dicho, a metamorfosear- nos. Por €s0, comenzamos a preguntamos, {pot qué no nos hhicimos las preguntas que nos hacen desde la otra cultura? tras culturas, pues, son interrogatories para nosotros si nos brimos a escuchar sus preguntas. La alternativa frente al escuchar Informa cl servicio de prensa, Melel Xojobal, del 26 de enc ro de 2007 que, segin e diario chiapaneco Cuarto Poder, los “Indigenas de Chamula toman congreso del estado”. Mario Santiz Gomez, vocero de los inconformes, rechaza que Ja destituci6n del presidente municipal Domingo Lopez Santiz a no son los trapos que nos ponemos, sino {e son seiales de. habla del corazén. Pensamos que siempre dda, nos habla, nos llama, pero por el dialogo interior de tipo liloquio, no diferenciamos las voces que callan el corazén. En espaol seria, “yo les dire™ * Carlos Lenkersder? (2003), pp. 9495, * Platén, Apologia3I" y 40". Véase también Gemma Corradi Fiumaca 005), p: 127 5s. Eseldaimon en el texto griego, 4 Cantos Lisacerspone El dilogo interior es un escuchar a nosotros mismos. Parece que ese mondlogo nto descansa, sin cesar Io escuchamos, sin interrupcién nos habla o hablames con nosotros mismos. Es la reflexin munca interrumpida de nosotros. Sabemos y que- remos escucharla, pero escuchamos a nosotros mismos, Este didlogo interior nos aisla y nos obstaculiza el escuchar tanto al corazén como a los dems, A veces el corazén nos sacude yy nos despierta, pero s6lo a veces. Fs uno de los aspectos mis delicados de muestra humanidad. A la vez es un bastén en el ccual nos podemos apoyar para encaminarnos hacia lo humano del cual nos olvidamos con tanta facilidad. Dicho de otro modo, hay dos voces interiores que nos hablan. El corazin nos quiere despertar como miembros del nasoiros césmico y decimos que formamos una humanidad.” E] didlogo interior, en cambio, nos confirma en lo que sabemos y queremos. "No nos despierta sino todo lo contrario. Sin interrupcidn nos ha~ bia, es dificil callarlo para escuchar al corazén y alos dialogantes quenos hablan. Tenemos que aprender cdmo silenciarlo para po~ der escuchar. Su hablar es muy insistente y nos cuesta apagar su voz. Para poder hacerlo tenemos que aprender tambien cul es la vozde él y cuil es la voz de nuestro corazén. Es un indicador {que nos hace buscar lo humano, la solidaridad con hermanos y hhermanas y la que no nos confirma en el egocentrismo, el etno- centrismo y la patrioteria. Dicho de otro modo, la voz del corazén es, a menudo, la voz del nosoiras y viceversa Es dificil acallar el diilogo imterior que nos habla sin ce- sar, pero es necesario hacerlo para poder escuchar, tanto el corazin como las voces de los otros. Noes fil acallarlo y re- quiere bastante prictica, porque requiere que no escuchemnos a nuestro yo, sino a las voces que nos llegan del no-yo, es de- cir, del exterior, del nosoiros o del corazén, Una vez acallado » Carlos Lenkersdorf (ed) 2008), p. 95, 48 APRENDER A ESCUCHAR didlogo interior, e! escuchar tiene un efecto desconocido ado. Es un liberador de la egolatria y del egocentris- Los dos nos bombardean constantemente en el didlogo rior y con todes las ofertas que la sociedad dominante nos ee para emborracharnos psiquica, cultural y politicamente. ‘hace olvidar que el comprar, el mandar, el poder, los par- 9, el_yo no soa los centros de la vida ni de muestra vida, que el escuchar nos orienta en otra direecién que nos ¥¥ nos hace libres para percibir las voces del corazén y os otros. Al fijarnos en ellas empezamos a ver y escuchar a jermanos en los despreciados y enemigos. Es un camino ries- 9 como se explica enseguida, pero aun asi es liberador. La liberacién que se realiza no es aquéla que nos libera Jos otros que impiden nuestro individualismo, sino que nos del dominio del yo y asi nos hace libres para los otros escuchamos. Dicho de otro modo, nos hace entrar en el del nasoiras, en el cual todo vive, prevalece tanto el dia- go como el cmparejamiento. Es, pues, una liberacion des- mocida en la sociedad dominante en la cual reina la libertad ividual que busca la liberacién de lo que limite el yo. riesgo del escuchar, 1 Jengua nos muestra un aspecto muy comiin pero olvidado poco considerado. Es decir, el escuchar al otro nos traslada ‘realidad, Er primer lugar, no es facil escuchar a nuestro az6n y escucharlo como voz de otro, porque puede ser que J confundamos con el didlogo interior que no nos despierta no que slo con‘irma nuestro yo y as nos adormece. Otro peligro es diferente, si queremos escuchar a alguien nemos que desmontar la imagen que a menudo solemos tener | otro como enzmigo. Es la imagen hostil. Para escuchar, 49 ‘Cant.os LENKERSDORF APRENDER A ESCUCHAR tenemos que acercamos al otro sin prejuicio alguno. Pero nos toca cuestionar a fondo esta imagen. No la podemos ccuesta, porque la cercania puede causar dato. Hay una larga lista mentar ni refutar, a no ser que nos acerquemos y es de lo que nos puede hacer, Vamos a enlistar algunos elemen- a los “enemigos. Pero la imagen nos frena y nos tos que impiden convivir con ellos. Se dice que los enemigos a nosotios. Nos pregunta, cirés al gheto, al tugurio, son destructores; quieren despojamos de nuestros bienes; nos easa de ladrones, con los mentirosos y enfermos que te censucian; nos contagian con su pensar y su comportamiento; grarin y te contagiarin? Iris al pais donde gobierna un ‘manchan nuestra posicién social; denigran a nuestros hijos si se or y existe un estado policiaco? {Nos atreveremos a vi- hhacen amigos de ellos; etoétera. Por eso tenemos que cuidamos medio de silvajes? El acereamieinto exige de nosotros ‘constantemente, para estar preparados en cuanto a las amenazas tamientos munca pensados. El contacto pensado con destructivas de aquéllos que consideramos nuestros “enemigos”. enemigos” nos llena de miedo y de prejuicios. El acer- Sonesta clase de pensamientos los que nos distancian de los ento ¢s el primer paso hacia tierras desconocidas y posi- otros y moldean nuestro comportamiento y no s6lo el de noso- inte nadie nos acompafe, sino que se rian de nosotros. tros sino también de naciones que, a menudo, no pueden exis- a entrada a Ia perspectiva de los que ven y viven el mundo tir in tener enemigos. Pero tenemos que cuestionar la imagen ol Slo asi aprenderemos a ver la realidad «que construimos de los otros. {Es verdad que nos quieren des- de Ia perspectiva de otra cultura. La aproximacién, pues, ttuir? {Som terrorists o marcos? ;Tienen los medias para ani ‘eambia a nosotros mismos y nos muestra aspectos nes: quilamos? (En serio nos quieren despojar, denigrar, ensuciar, §§ no imaginados. De esta manera, al poncmos a escuchar ‘manchar, contagise? ;Tenemas fundamentos que justifican la felamos un proceso transformador de nosotros: queremos imagen que tenemos de ellos? Para defendemos pedimos mis thar para averiguar cémo son ellos y por esta via averi- y més poliefas. Pero el aumento de fuerzas de seguridad multi- quiénes somos nosotros. Es un camino que nos meta- plica asesinatos, desapariciones y, en general, a inseguridad de prfosea y, a menudo, nos libera de mentiras que han metido Ia ciudadania. Lo confirma la Lectura de la prensa diaria pnuestra mente. ‘Una cosa es segura, la imagen hostil condiciona nuestra Antes. de con‘inuar, prescntamos la experiencia de un condueta. La imagen configura también la visién que tenemos 19, la cual explicita la exposicién anterior, de otros. No queremos escucharlos porque pensamos que lo que nos dirin confirmara lo que pensamos de ellos. En pocas EL otro dia iba manejando el carro de mi hermano y me paré a palabras, la imagen configura la relacién social, politica y cul- oa are aa i ee Pe Poe Ey eas viii alla un joven oliendo a Resist fe dijo: tural que tenemos de ellos y que vivimmos hile taigo un fogén”, y ane cused la cacha de una pstola que iraia en una mchilita. Yo traté de no verlo a la cara, miré hacia el frente y le die: “Tu dices c6mo le hacemos”, “Tw cartera y ® Por eemplo, a insgen que Washington construy de lak para jus Pe iar sxc dijo”, Lc di ml cchila y le die: “Déjame sacar tificar I guerra es tpica de le imagen de un enemigo sin fundamen. Fue mis credeaciales ;no carnal”, y entonces lo miré ala cara. Me ‘una mentra para justia a err. 50 st (Caszos Lenicersponr dijo: “Si, no hay pedo, sicalas, es que no es mala onda pero me acaban de atracar unos policias”. Me dijo otras cosas en un ton0 nno-agresivo pero ya no las recuerdo, Se acababa de ir caminando ‘con mi celular y 200 pesos cuando semii una extrala familiari- dad con él y sin pensarlo lo llamé: ;"Oye" Se regresé hasta la ‘ventanilla del carro y le dije: "Me puse pilido™, y él me dijo: “La neta si camal, Mira, cémete un dulce” y sacé de la misina ‘mochilita donde traia la pistola una palanqueta de esas grandotas «que hacen en Xochimilco y me la dio, Tuve una sensacion extra ‘isima (y esto tengo todavia que intentar explicarmelo, porque ‘presiento que es importante, presicnto que tiene que ver con la idea de humanidad), me dio risa y le dije: "Gracias carnal” y hhasta nos dimos la mano. He notado que la gente cree que soy un pobre tonto por haberle dado la mano, o sea por no odiarlo, ‘pero lo que él se levé no Jo necesitaba yo para comer y él quién ‘sabe. Y aunque nada lo justifica a él por robar, en vez de ponerse ‘ trabajar, yo munca, nunca 10 mandaris a él nia ningin otro (como se hace regularmente) a pudrirse en un hoy como son las edrceles de México por quitarle el pan de la boca a uno que iene mas de donde sacar. Habria mis bien que teeducarlo en una cultura del trabajo, pero no hay institucioues que se dediquen «50 aqui en México, por eso las circeles estan convirtigndose ‘ya en verdaderos campos de concentracion.™* El escuchar al “enemigo” produce un efecto doble, en el enemigo y en cl que lo escucha, Sorprende al escuchador, le hace pasar una catarsis. En este proceso estamos aprendiendo que los indios no son salvajes, ni sucios; los negros no son feos ni apestosos; los musulmanes no son crueles; los campe- sinos no son incultos; y un asaltante es un humano. Los ladro- nes son humanos también, se perdieron en una sociedad que los ha desorientado. El saber escuchar en estos momentos nos ™ Comunicacién personal de Sergio Pérer Gatica, 2 APRENDER 4 ESCUCHAR anifiesta la voz del corazén o del “demonio” socritico. Nos prende a nosotros mismos y dificilmente podemos expli- oslo, Pero nos muestra un camino hasta ahora no retlexio- ido, Es la catarsis que sorprende al joven chofer. Por eso le mano al asaltante y no puede explicdrselo a si mismo. El entro con el otro lo hace verlo como hermano aunque, a ez, pueda crticarlo, Pero no se olvida de la sociedad en Ia ual vivimos y que produce esta clase dé personas que asaltan gente. El encuentro salié bien, pero los conocidos del lo criticaron cuando les platicé el evento, La sociedad criterios diferentes. Los asaltantes son peligrosos y el n chofer se expuso a un peligro sin darse cuenta El otro, sin embargo, puede ser un mandén, alguien que dia, un asaltante asesino, Al escucharlo de verdad nos mamos delante de él y asi nos desmudamos y mostra- ‘nuestra humenidad. A la vez, apelamos a la humanidad 1, No sabemos si la acepta. Es el riesgo del escuchar que manifiesta en situaciones limite. Nos desarmamos por ser manos, Si el otro lo percibe, no lo sabemos. Desarmados nifestamos que queremos escuchar sinceramente y no en- Mar al otro. El desarmarnos, sin embargo, transforma la in del mundo que hemos construido: estamos rodeados smigos, teroristas, narcos y gente peligrosa en general. amos, Pues, prepararnos para defendernos y vencerlos. Es gsmovision de la competitividad, de vivie en un contexto ;preventiva con todas las consecuencias que vemos en Desa iados estamos ya en otra realidad. No nos rodean nigos sino hermanos potenciales. No buscamos enfrenta- 38 sino complementariedad. Estamos en el contexto de blos mayas originarios de tiempos prehispinicos, cuyas 3 (Cass Lenkensbone lenguas hasta hoy no tienen el vocablo de enemigo” La so- ciedad los hizo aprender la realidad de enemiigo y por falta de lapalabra adoptaron un coneepto del espafiol. En tojolabal di- con kronta, derivado de contra, Al desarmamos regresamos, por decirlo asi, a un mundo prehispsinico o posclisico,” en cl ‘contexto historico maya que se vive hasta la fecha, Entramos, ‘pues, en una tierra prometedora que deja atris Ia larga historia occidental de vivir entre enemigos. No sabemos si nos espera lo quc dijo un responsable de la civilizacién el sling de Alas- kka: “No importa lo que toque o lo que le dice la civilizacién, Jo hace moric”. Es decir, Ia civilizacién dominante puede ‘vengarse y eliminarnos. La ley y el riesgo de escuchar, 2 Hay otro riesgo del escuchar por la particularidad de éste, La ley exige que los ciudadanos la cumplan, y no solamente los ciudadanos sino todos y no importa su nacionalidad, Extranjeros no se admiten en el feritorio de otra nacién si no tienen la na~ ‘cionalidad por naturalizacién ni una visa que les permita la estancia en el pais. En estos dias sc repite en muchos paises la inmigracién de personas de naciones diferentes, a menudo por la razén que en sus tierras ya no encuentran los medios para poder sobrevivir y sostener a su familia, Es decir, no se Véase ciepac--bounees(@lists linet ape org., Boletin “Chiapas al ia, mim. 558, cxemc, Chiapas, México (13 de marzo de 2008), La ne- sda de acciones radicals para defender los derechos de fos migrantes evista a Ray Ybara Miguel Pickard, 13 de marzo de 2008, nism. 558, San Cristibal de Las Casas, Chiapas. 35 ‘Cantos Lesmcerspon APRENDER A ESCUCHAR si obedecemos la ley nos exponemos a su rigor, si no la respe- ndhuatl, pero no es seguro, Les hicieron la guerra los tamos, nos olvidamos de ser humanos, Dicho de otro modo, el ¥ ks leycron en espaiiol el llamado requerimiento ‘gobiemo defiende la ley y asi tiene todo el derecho de castigar la sumisin de los pueblos originarios a los Reyes tanto a los extranjeros como a nosotros que ayuudamos a éstos. blicos de Espafia que cecibieron la autoridad por el Papa. Si respetamos el comportamiento humano, si acatamos los de~ jindigenas nc se sometian los iban a conquistar, quitarles rechos humanos, nos ubicamos fuera de la ley. es y hacerlos esclavos.” El escuchar, pues, implica otto riesgo, 10 s6lo nos pue- relacion entre conquistadores y conquistados se carac- de exponer al asaltante sino también a leyes que defienden el por los sucesos comunes en guerras de conquista cn ego patristico y chauvinista. La ley, por tanto, no puede ser Jentonces y tambien en nuestros dias, por ejemplo, en Irak. lailtima norma del comportamiento humano. Si respetamos la jone destrutr el arte, la cultura, la religibn, las bibliote- justicia y los derechos humanos nos volvemos delincuentes y ottos monumentos asi como la estructura socio-politica, frente a la ley. Queremos ser ciudadanos respetuosos, pero ueblo conquistado. Sabemos de la quema de libros por nos encontramos en situaciones donde los reglamentos oficia- \ispo Landa. Otros lo hicieron también y Fray Bartolomé les, es decir, las leyes, son tan “frigiles” como los principios Casas lo atestigua.™ Se suele matar a mucha gente y, radicales de siempre decir la verdad." ‘mueren de modos diferentes muchas personas de los istados. Sabios y maestros representan una de las metas ectas para las balas, espadas y perros de los invasores.** El tojolabal ‘a pesar de todo esto, los tojolabales y numerosos pue- was Siguen viviendo hasta la fecha. Han conservado su Ahora bien, enfoquemos nuevamente e! tojolabal, una de las aly mucho de su cultura y cosmovisién que se manifies- lenguas mayenses que no pertenecen a las lenguas europeas. sus lenguas = ‘Sus raices son otras. Se derivan, segiin una especialista en la #§ muy instructivo estudiar su cosmovision y cosmovi- materia, del llamado proto-maya que sc hablaba antes del afio expresadas por la lengua y priicticas que, a pesar de la 2000 a. C. Tienen pues una historia muy larga. Se establecié itruiccién generelizada, se han conservado y de esta manera él contacto con el espaiiol en tiempos muy posteriores, es de- hacen presentes y asequibles hasta los dias de hoy. Por su- cir, con una de las lenguas europeas, al llegar los invasores y conquistadores en el siglo xv Anitcadis spatter no paloron commons por fle css Fry oti ie 5 plc Seana ta de una lengua comin. Se dice que s¢ pudicron comuni- tedicién preparads por Edmundo O'Gorman. México, Universidad jn AutSnome de México, lstituto de Investigaciones Histiicas, p24 también Fernanco Bee (2004). » Vase el api final, “Un ejemplo de eseucharen su context ‘Véanse las folograties de a care de Abu Ghraib, publicadas por la © JK Tosserand (1973), pp. $0110. \ 56 7

También podría gustarte