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ramos parte de una nacién y ore wee distintos go ees en Ia radio o en a television, se see Y snoticias internacionales Los anuncios publi efalan que su producto se asocia con, 0 inches t crea tinua presencia de estos recortla tuna aceptacién incuestion tortos en ni dele nue ai incuetionable de lo naturals Es este contexto de identidad nacional latente lo os, en tiempos de guetta o con ocasid © grec tpl cog, Sempos ; n ocasisn de otras crisis, logren conseguir fe Bilig, “oma! «las acciones geopoliticas de los Estado neon ‘En Palebaas Se podila pensar que hoy en dia I gent va sora piel Tamas siden maviles, esta picza del equipamiento perm tiempo, Eatones se descncadena le tea los ludadanos contestan, y ia identdad pats anece en silencio le mayoria del I presidente llama; e) timbee. noe itica se activa (1995; 7) " La nacién ¥ el nacionalis onalismo siguen teniendo una i ara nuestra comprensidn de la gcopraila ss den dene scenal para aust cn ea geografia politica, porque los dos tener ane giamente cerita, Como apanta Andes 1986 11 ee 2o se limitan a ocupar espacio como fo h hes, sino que afeneay ) hit invetigado la cuestiSn de la eicié rales. Aporta datos oe og Pegs eicos las enacioness yee fs Es tos de 164 Eseados y 589 grupos ernan de iene aco. nicos de todo el mate or 235 panacibn ye naconalono tho de que haya tres veces mas grupos étnicos que Estados augura que no es se fdell encontrar un mundo ideal de Estados-nacion. Niebson hace una clasi- feacién en la que se distinguen diversas relaciones entre el Estado y la nacién. ‘Seguin Mikesell (1983) Islandia es el daico ejemplo auténtico de Fstado-nacién, ene sentido de que a un pucblo le corzesponde un Estado. Todos los Extados <0 antes tienen una poblacioa con algin grado de mezca, per lo que sus creden- Ges de Estado-naci6n son dudosas. No obstante, el hecho de que no haya «pu- za cultural» no ha impedido que ka mayorfa de los Estados del mundo reivindi- gqen su calidad de «Estado-nacidnm. Vamos a inyestigar a continuacién la gee ders de dicha reivindieaciones. Nilson (1985) define los Estadosnacion Bethe los Estados en los que elsesenca por ciento de la poblacién pereenece a un rupo émnico: 107 de los 164 Estados cumplen esta condicién tan poco estricra, Srraque pueden dividirse en dos grupos principales: 1) Estén aquellos en los que el grupo éinico escé disperso en diversos Estados. La nacidn arabe es el mejor ejemplo de esta clase, al predominar en dieci- siete Estados-nacién, que denominaremos Estados «parte de naciones». Hay un total de cincuenta y dos casos de este tipo, de los que Egipto y Siria son ejemplos clésicos, junto con las «naciones divididas: —caso que mencionamos en el capfeulo 4—, como las dos Coreas y las que todavia eran dos Alemanias en fos datos de Nielsson. 2) Bstén los Estados euninacionales», en los que un grupo étnico predomina solamente en un Estado. En muy pocos easos un grupe éinico constiuye el noventa y cinco por ciento de la poblacién de un Estado, pezo son los Esta- dos de este tipo los que estén més cerca del Estado-nacién ideal. En total cexisten veintitrés casos, siendo Islandia, Japén y Somalia los ejemplos clési- cos. Lo mas normal ¢s que exista un predominio de un grupo étnico en un Estado, pero que no aleance el nivel de la categoria eideal» de Estado «uni- nacionaby, lo que ocurre en treinta y dos casos, entre los que estén Gran Bretafia y Estadas Unidos, junto con Nicaragua, Sri Lanka y Zimbabwe. Nielsson (1985) distingue cincuenta y siete Estados «no nacionales, en los que no hay un nico grupo ético que suponge el sesenta por ciento de la poblacién del Estado. Estos Estados se pueden dividir en cres tipos 1) El cpo intermedio de Estado «no nacionalr se produce allf donde hay un “énico grupo émnico que predomina pero sélo constituye la mitad de la pobla- cin (entre cl cuarenta y el sesenta por ciento en la definicién de Nielsson). Hay diecisiete Estados de este tipo como la antigua URSS, Filipinas y Sudén. 2) Nilsson (1985) habla de Estados sbinacionalesr cuando hay dos grupos éenicos cuyos fespectivos porcentajes sumados suponen mds del sesenta y cinco por ciento de la poblacién del Estado. Hay veintidin casos, de los ‘que Bélgica, Pert y Fiji son los ejemplos més clésicos. 3) Por tilkimo, hay diecinueve casos de lo que Nielsson (1985) llama Estados «plurinacionales» que escén muy fragmentados étnicariente, por lo que no pertenecen a ninguno de los dos grupos anteriores. La India, Malasia y ‘Nigeria son los ejemplos clésicos. En a Tabla 5.1 se puede ver cémo estén distribuidos extos tizos de Estados en los 236 fia de lee Bstades-naciony los Estados no nacionaes Distrbucin geo ‘Tabla 5.1 Estados no nacionales Fstados-nacién Estados multinacionales Estados binacionales Estados ‘no nacionales ermedios Entre el 60 yel 94% den solo ‘Brupo étnico Eseados ninacionales Mis del 959 de un solo grupo étnico por una parte Estados formados a 2 2 4 32 AMERICAS ASIA EUROPA OCEANIA. TOTAL Arnica Geografla Poltiog ‘a nacién 9 el naconaliono 27 dos continentes que cuentan con los Estados modernos més antiguos, Europa y get Sica, denen el mayor riimero de Estados suninaconalem de ambos pos. Ex ‘Aves donde més abundan fos Estados wparce de naciones,zeflejo del hecho de {oe se ban fagmentado sus grandes naciones, En Aftica es donde mis abundan {ii Gstados eplucinacionales y winacionales, hecho que rele 'asfronceras arb iearias que impuso la divisién colonial en ese continent. Pero también se puede SGgalar que en todos los continentes se pueden encontrar casi todos los tipos de Fircdos La principal excepciGn es la escasez de Estados eplurinacionaes en Bus fata debido que fueron destantclados despuds de ha Pera Guetra Mundial, RE"aneo, podemos llegar ala conclusion de que los Estdor-nacién de uno one chien I mays de os Edo de! mando, pro quel Esado- Sactén ideal, constituido por el Estado «uninacionab no ha legado a dominar ni Rquiera su chearsland» curopeo. Los Estados «no nacionales» son susceptibles de Sir embates nacionalistas dentro de sus fronteras. Los gobiernos de estos Esta: dor denen que ser muy senibls a las necesidades de los diversos grupos énicas wue babiran en su territorio, En el capitulo 4, por ejemplo, mosttamos cémo al Gabiemno dela India ororgé una estructura federal basada en la lengua para aca- Ilar el descontento émnico, Pero serfa un error creer qae los desafios étnicos se li- mnitan a los Estados «no nacionales», ya que la definicién de Estado-nacién que hemos utilizado no es demasiado estricta, es decir, que no es incompatible con la ‘exiswencia de importantes grupos émicos minoritaries en un Estado «uninacio- fabs yprecsamente ha sido en esos Fsados en donde han ocurtido tlmamente los principales casos de «resurgimiento étnico». La macién contra el Estado Bl sesurgimiento de los nacionalismos de minorias que se ha producido en diver- s05 Estados de Europa Occidental desde la década de los sesenca en adelante consticuyé una sorpresa para muchos logos. Sus modelos desarrolliscas pre- declan que habria un declve gradual ‘dels letades basadas en el terttorio a me dida que las comunicaciones de! Estado fueran convirtiendo a toda la poblacién en una comunidad dnica (Deutsch, 1961). Bste proceso. irfa acompafiado de la aparicién de modernas divisiones (cleavages) de caricter funcional en la sociedad, como la sustitucién de las 1es étnicas centro-periferia tradicionales por las divisiones modernas de clase (Rokkan, 1980). De cualquier forma, aquello era Europa, cl continente cuyas fronteris habtan sufrido varias alteraciones tras dos ‘guerras mundiales para crear nuevos Estados-nacién. Sin embargo, los nacionalis- mos autonomistas y separatistas no sélo han sobrevivido, sino que han crecido justamente cuando los politdlogos escribfan sus esquelas. En la década de los ‘ochenta ¢| resurgimiento de las minorfas nacionales s: extendié a Europa Orien- tal, principalmence a la URSS, un Escado que paredfa que habja resuelto hacia tiempo su diversidad étnica (G. E. Smith, 1985). Con el derrumbamiento del co- 9 Oriental se han liberado las fuerzas del nacionalismo para munismo en Euroy crear nuevos Estas. in los dlimos afios, en lo que etafe al nuevo nuciona lismo, el «Este» ha adelantado polfticamente al «Oeste». Es evidente que durante ls década de los novenc ha eenido lugar en Europa oc olesda de pola nacio- ralisea. Otra caracteristica sorprendente del nuevo naciozalismo es que los Estados més antiguos de Europa (Espaiia, Gran Bretafia y Francia) no son inmunes, sino 400 Geogufie Politica todo lo contrario. Pademos utilizar a estos tres Estados como ejemy i aad ce rite potas ques puden coca oy ees sess liams, 1986) La forma ms amenazadota de politica es la vielen del Estado y de sus agentes, prictica poten que predomina cv is lacka dee basree = be Expat a ee i Ulster en el Reino Unido y el movimiento sey al ista de Cércega en Francia. Diversas formas de resistencia n0 7 Binns GTS aia Cotas oe iia y jretafia en Francia. Por iiltimo, la oposicién politica i Sie ao Etat neon il perian Brea y de ae Francia, El nuseo racionalismo es indudsblemence un fe Imeno complejo, que se expresa de distintas formes en distintos | ° das participan del ca ndo-natigas bor, codes arcipa dl carer de dello que suponen para el stado-nacidm ra 2Cual es el futuro de esos grupos nacionaliscas? No hay duda di gee piden es la autodeterminacién nacional, el principio wilizado tess it - Cust Mundial odes «sta nueva oleada de nacionalsmo dar Tugar a una nuere leada de trazado de fronteras y aun mapa politico nuevo? La res vatfa s gin ne ere de Europa de que se ‘eae, En Europa Occidental la eee i 0 ios o scrén muy pocos. Cuando se aplicé por primera vez el prin pio de a autodetesminacin national sleyS a cal on become erin les be después de la guerra; ahora los Estados de Europa Occidental amendzados no dan mucstas ae Que se vaya producir ninguna esi é i nuevo revo nacionalista producird tin reacomodo de la organizacion terri ios Esades impicador, meciaate procedimientos polidess coma la concent 'una auronoma imitada ola elaboracin de acuertos Federals ms formals, Por el contrario, en Europa Oriental se ha producido la desintegracin de algunos Bs los y, como hemos visto, el mapa politico ya est volviendo a trazarse. En una situacidn politica tan poco estable, con economi: i {itusign politica tan poco esable, con economias que no funciona el resultado Los derechos de las poblaciones indigenas En el andlisis de los grupos étnicos que hace Nielsson 2.3), casi la mitad (289) fesden s6lo en-un Estado y Cee ee Bot ciento dela poblacion de dicho Pxado, Algunos de los nuevos naionaismes de Europa perenecen a esta modalidd, y las poblaciones indigenas de los Estx abitados or europeas en América y Oceanfa representan otro ejemplo im- portance de ese tipo de xminorfase. Estos diltimos pueblos ocupaban el territotio antes de In invasiéa europea y, tras ser derrotados, en casi todos los casos fteron dejados de lado, olvidados y engafiados por los nuevos Estados coloniales. La principal fuente de conflicto con los colonos era la tierra, que sigue siendo hoy en la. ei Principal motivo de queja de los pueblos indigenas, ce eee timo afos los rubles indfgenas han encontrado una vor. nueva en su lu sobrevivir, Los cjemplos mds llamativos son el jo Mun los Pueblos Indigenas y las actividades a su favor que Sailr ee das. Por sjemplo, en 1985 mds de doscientos representantes de los Pueblos Indi {genas participaron en una reunin del Grupo de Trabajo sobre ls Poblaciones In- ligenas de la Comisién de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Knight, 1988: 128), lo cual da una idea del volumen y el alcance de esa lucha politica. Te macin ye nacionaliono ae Resulta dificil encontrar buenas estimaciones del tamafio de estas poblaciones, pero Burger (1987: 37) da estas cifras: Canadé, 800.00) personas; EE UU, $5.000.000; Latinoamérica, 30,000,000; Australia, 200.000, y Nueva Zclanda, ‘esi 400.000, y muchos millones més en Asia y Aftica. La tabla reivindicativa de Gerechos de los pueblos indigenas es parecida en todos los casos. En primer lugar {igen cl derccho a preservar su identidad cultural, Esto recuiere, en segundo luc Ba derecho a su terriorio, a la tierra, los recursos y el agua de su tierra natal Ep cercer lugas, precisan del derecho a responsabilizarse del destino de su pueblo yyde su medio ambience. Por dltimo, eso conduce al dereche a controlar su propia 1 Gira y au pueblo, o lo que se suele lamar en otras circunstancias aurodetermina- «ida nacional {Qué es lo que significa todo esto para los geipos indigenas? Primero, quieren que & les reconozca como «naciones» en vez de que se les considere simplemente inorfas» érnicas. Peco, en calidad de naciones, zestin pidiendo un Estado sobe- ano? Ha habido cierta confusién en torno a fa terminclogia en este terreno (Knight, 1982); parece que lx mayoria de las demandas estin orientadas a lograr ja auronoria mas bien que la soberanfa separada. A excepcién de la demanda de secesién, es posible que algunos Estados oronguen a los pueblos indigenas muchos fe los derechos a los que aspiran, ahora que tienen en las Naciones Unidas un foro para sus desaffos. Pero el tratamiento que han recibido estos pueblos en el pasado no deja macho expacio al optimismo, En Australia ha habido dleimamente juicios y leyes que consticuyen un buen cjemplo de las dificultades a las que se enfrentan los indigenas. Los isleios del Estrecho de Torres y los aborfgenes han logrado que progresen las reclamacio~ nes sobre su pattimonio. Por ejemplo, actualmente la politica del Gobierno es la de sustituir los nombre anglosajones de las montafas y otras elementos natu- rales con la nomenclatura de los aborigenes: Ayers Rock se llama ahora Uluru (Mercer, 1993). No obstante, la lucha més importante para los pueblos indige- has de Australia es la originada por el acceso y la titularidad de la tierra que an- tes les habia pertencid. H sistema legal austin denegé ea delarided basdndose en el principio de terra nullius, nocién basada en el caso del aio 1889 de Cooper conta Stuart, que afiemaba que la colonia de Nueva Gales del Sur no estaba ocupada en la época de que Gran Bretafta se In anexioné de forma pactica en el siglo xv (Meroe, 1993: 305), Este caso se basa en dos visiones caracteristicas de la historia: primero, que la testa estaba vacfa ances de la colonizacién europea, y segundo, que no habfa conflictos entre los pueblos aborigenes y los colonos europeos. Fiistorias recientes refuean esas dos ideas: ahora se calcula que en el continente de. Australia vivien 750.000 personas an- tes de la colonizacién, y un célculo actual de la poblacién aborigen de lo que es ahora Nueva Gales del Sur y Victoria offece la cifra de 250.000, que multiplica por cut el ileal quest hizo e los aos wena (Mees, 1999) Ha habido Eimbign muchas pruebas de la resistencia que opusieron Jos pueblos indigenas de Australia, A pesar de ello, los casos posteriores confirmaron cl de Coaper ‘contra Stuart apoyéndose en que no se trataba de los hechos hist6ricos sino de la ley de le tierra. En 1967 se llevé a cabo un referéndum nacional que permitis que se cam- biara la constinuci6n para permitir a los estados federados y a la Commonwe- alth de Australia promulgar leyes especiales sobre los aborfgenes, que se am- dliars ef derecho Sl voro de los indigenas y qui sc los incluyera en el censo Racional (Mercer,1993). En 1974 se hicieron mds progresos cuando Neville Bonner, el nico senador aborigen en aquel momento, logré proponer la mo- ign de que la Cimara Alta de Australia eo aceprara cl hecho de quic los pueblos indigenas de Australia, llamados ahora abori- {gens ¢islefos de Estrecho de’Torres, poscfan toda esta nacién antes de ls desemn- Barcos de la Primera Flora de 1788 (..] ins al gobierno eustraliano a admit la propiedad que anteriormente detentaban los mencionados indigenasy a introducir lees que compensen al pueblo conocido como aborigenes ¢islefios del Estrecho de Torces por el desposcimiento de sus ticrras (ct. en Mercer, 1993: 307-8), Sin embargo, en 1988, (cl afio del segundo centenario de Ia Australia europea) tanto la cémara baja como la alta reconocieron que Australia estaba ocupada por aborigenes ¢ islefios del Estrecho de Torres y que habian sido desposefdos de sus propiedades y discriminados, a la vez.que se evitaba abordar la cuestion de la pro- piedad de la tierra. Las declaraciones de 1967 y 1988 ponfan en cuestién la no- cid de serra nullius, y en 1992 el caso de Mabo contra Queensland y la Common- wealth de Australia acabé de sepultarlo. Eddie Koiki Mabo es un islefio del Esecho dal Tore que acudé alos wibunales para impedit que el gobierno de Queensland se hiciera con propiedades y derechos de pesca. Fl éxito de este caso dependia de que se probara que existfa una conexién interrumpida con la tierra, ars lo cual se ualianton evidencias como el culdvo continuado de huertosy ls enfrentamicatos entre los aborigenes 2 causa de la entrada sin autorizacién en propiedades ajenas. Era improbable que el peso de las pruebas requerido para de- mostrar la rectamaciSn aborigen del irra supusera el éxivo de muchas oxss re clamaciones de tierra (Mercer, 1993). La necesidad de demoscrar que existfa una conexién ininterrumpida con Ia tierra era especialmente problemdtica debido a las politicas de reubicacién forzosa de los aborigenes que se habfan llevado a cabo en el pasado (Mercer, 1997). En ke Australia blanca y empresarcl se produjo una fuerte reaccién al caso de ‘Mabo, En el contexto més amplio de la globalizacibn, los grupos de irterés agrico- las y ganaderos y mineros organizaron una campafia con el argumento de que las reclamaciones aborigenes de la tierra serfan un obsticulo para el éxito econdm australiano (Mercer, 1997). El resultado del caso de Mabo fueron las leyes de lost tulos de propiedad nativos (Native Title Acs) de 1993 y 1998, que han sido ne ‘adas en un contexto politico de racismo y xenofobia crecientes entre los australia nos blancos. Aunque esas eyes reflejan la opinién del juicio de Mabo, y de otros, de que los aborigenes y los islefios del Estrecho de Torres tienen efectivamente derecho alla tieeray al mar, parece que en vez de posibilicar soluciones satisfactorias brindan le oportunidad pare ctanchulos polis y lege. Sgue habendoinceidumbres en rorno a la suma que alcancen las compensaciones que los aborigenes puedan re- clamat. O lo que es més significativo, es probable que el principio de utilzacién inineerrumpida, en vez del vinculo sagrado con la tierra, dificult la consecucién de Cambios importantes en el equiibrio de la propiedad de aera en Ausealia, En general, con respecto a todas las formas que actualmente adopta la lucha gasiondisa, podemos conclir que la exabidad relativa fuera de Buropa Oriencal— del mapa politico mundial a finales del siglo 30 no se debe a que se haya realizado el ideal de Estado-naci6n, sino que esta establidad —como cusl- quiet otra— refleja el poder del statu quo en el sistema interescacal. A la postre, lo {que importa es el realismo de la politica de poder y no el idealismo de la autode- terminaci6n nacional. Il, LAS TEORIAS MODERNAS DEL NACIONALISMO i lis en la primera parte del Jina ideoldgica del nacionalisme que presentamos en 12 p parte del eae rine esnomsiar I eotla del nacional 9 os acon cape © cd concrptal par poner pce aacionalame, po 5 ide ninguna welidad como arco trio Pa compe . ng tia erica sobre eh tema dela nactn yl na pe be ec ment die ear e nacionlimo de Joctrina nacionalisa, teoras due nes gn externa a la propia idcologi. et aoe dea cee Prato ands de [a doctrina & ada loa i “1983: 14) denomina las tres paradojas ‘de! nacionalismo. it foular de las aplicaciones; en cl ; que abarca lo particular de lat aE ealeza politica de la idea que contrasta de un i eu pobre fst rdas as teva nen que ap ir qué se dan. Et Magee en le pcan gan ‘Te faimn (1977) intent elaborar una nueva teorfa marxists del Sr oe i fo muy controvertide que ‘recibid criticas muy severas por pare oe reyes ry domo no masa, (Ortige, 198 1b; Gelles, 19835 Hobs co! marisias Soe 987). Ea cierta forma Nairn ba servido de caraizador be Tas ead ces pro contact que han ogo eos sates oe es tanto, adecuado que empecemos nuestro 2M ie aay Ey adtnollo desigual de Rel, Gsiieamos ea a ene ts 10 del «nacionalismo que surge desde arr! oy tion nies ra aad pagel def burguesa en los movimienccsnacionsis” Pe Las criticas mee aceradas que ha recibido he Fee ee a a ¥ os via en el extremo opuesto: cl enacionaliimo que desde Pe fom ela) Las ds prs prs dee pur 0 ‘ io erecetramente estas dos posturas. En la lsima parte de! aparck® capt cor puntos Ge vt tales sobre la coxa la prdsca de arealismos. en las que se procede a la erenegociacion» de i jas, TILA, Elenacionalismo que surge desde arvibas is li ido esta forma de ‘onaiment las teorias mansistas del nacionalismo han eratado esta forms df ‘Teaicionalment sorte de una fase deerminala de capilismo, de a arg ene dio su control del Estado sea vez que esa clase bubiers conse Gonsecuenca, una ver. liza [a capa del dad de nuevos nacionalismos. En consecucncia, finned ee ela smo» ct sespalismo que se produjera después sc sce er es ndamencl Gis TR Bo). La estos Tegallido de un macionalisino de dpe en Europa Pe a el glo ny des cbmc dein ipo en Europa en la segungt Mea de que ea tcoria dd nacionaismo const Tot al gan fac mend aC purismoy (Nairn, 1977: 329). Naim s pro- puso llenar este vacto rebtico. oe Geof Paice Nacionalismo y desarrollo desigual F.zacionalismo no se produjo aisladamence, Ademés de ste nuevo fendmeno po. Itico, el siglo x0 fue testigo de muchos oxros cambios sociales y politicos ques menudo se resumen utlizando los eécminos de xindustralizacioo» y wirhsaieg cin». Naturalmente, no es coincidencia gue esos procesos se desarrollen a pero es dificil atar cabos, es decir, no es ficil encontrar las conexiones entte dla: ain (1977), apoyindose en Geliner (1964), ha claborado un modelo bésico par integrar esos grandes procesos de cambio, cuyos principales rasgos exponempe ¢ continuacién. El nacionalismo es conseeuencia del «maremoto de la modernica: clon» que barrié Europa en el siglo xxx. Esa umodernizaciéne, 0 més exactamene ¢{ desarrollo econémico, no se produjo en todas partes por igual, como sabermes de tal forma que Europa Occidemal se enconttabe mis eeeeodern proceso que Europa Central y Buropa Oriental. Entonces, el nacionalismo es na tearcee ompensatora ante esa desigualdad de desartollo. Al principio, los nucwos grupon de interés ucbano-induserales que estaban surgiendo en cl dea adyacente a Lee adelantada no podian competir con los productores del centro, que eran més ef cientes, de modo que caviton que deseo estrategias de supervivencia para im. pedir su periferilizaciOn. Ya hemos analizado una parce de esa reaccién: les mucins teorlseconémicss de List que desembocaron en Zlleren (ls unions aduanery en 1843. Pero la politica econémica por s{ misma no era suficiente, zedmo se puede convencer alos trabajadores de que la carestia de la comida a convecucnch, de los aranceles les beneficia? La respuesta estd en apclar a valores «nds elevadons guts ss simples necesidades materiales, El nico recurso a dsposicién de los grupos de interés capitalistas locales, del que no disponian los intereses metropolitares ca Ia afinidad cultural con su «pucblo». Al subrayar la importancia de les diferer: cias existences entze las comunidades étnicas, los grupos de interés locales podin constituir alianzas «nacionales» de amplio espectro con las que poder desefar al centro, De abt que en la escena europea fiera en Europa Central dande flocecis Con més vigor el nacionalismo como fuerza politica importante; tal y como cet. tié en Alemania c Talia con sus nacionalismos de unificacién, Desde aguel mo- ‘mento inicial, el nacionalismo se propagé como una ola que avanzaba justo dette del desarrollo desigual que originaba Ia «modernizacién». A continuacién se pro. lujeron los nacionalismos de separacién de Europa Oriental, 2 los que siguieron 4os nacionalismos de iberacién que ocurtieron fuera de Europa en el siglo XX. Pero ¢l nacionalisino se convirtié en algo mas que una reaccién de la semiperifera y de la periferia, Al producise la decadencia de la hegemonia britinica, al centes hese lun nuevo nacionalismo pujante que se transformé en una de las feraas principales en Ia subsiguiente competicién politica, que dio lugar, como hemos visto, 2 hse. gunda fase del imperialismo formal. Por iltimo, en el siglo x% el nacionalismo se onvertria en la ideologie dominante en todas ls 2onas de la economia seundle, 2Cémo encajan las dos caras del nacionalismio en esta teorfa? Hasta ahora hemos aclarado cémo se utili’ Ia wtradicibn>, pero zque hay de la cara de wprogreso» de la {dologia? Aunque los grupos de interés urbano-industiales de I scrniperferia y de {2 periferia uclzaron imagenes de un pasado idilico para lograr la movilizaciSn po. ular, no podian actuar como auténticos conservadores ¢ impedir el progreso, ya ue el objetivo escratégico era cerrarfilas con vistas a alcarwar al cento. Tal objetivo slo se podia conseguir tomando prestadas las caractersticas mas destacadas dle la ‘modernizacién, contra la cual precisamente reaccionaba el movimiento, tIna Alec La nacén ye nacionalione 243 was: la retérica del nacionalismo y su glorificaci¢n del pasado, en el fondo, era camufaje de una modemnvacion rida, El ‘aso Upico 6s, naturalmente, i Alia de rales dl silo 35 en donde lcci dsl mas Fac 0 de un ervioas de a cultura popular alemane ‘= iaconces qué pan configuas commode Cui en Scie? Leilene sia desempefié un papel importance para que surgieran movimientos nacional stas 3c codas partes (A. D. Smith, 1981: 81), en gran medida otorgdadoles una tes. pesablidad que apenas merecfan, La nucra clase de ineleewales de la Europa del Pejo XX, que a menudo provenia de fa clase media-baja, propotcions Ta base his- sic, fost nog « inciuso gogrfica par les nuevos naconaios. Como lo express Nain (1977: 100), et dlema del cubdescrollo se convierte en nacionalismo sdlo cuando se «tefracta» a través de waa sociedad de una cierta forma, La nteligensa eran loa agentes de wefacciény la parte més eadlancadan debs nog case mela nacional: Naa 1977-17) manne ge prodo un roc de dit oc qe emperd por una inlined, emp Inicialmente en una reaccién contra la Revolucién francesa; esta es la que deno- ‘mina fase A. A continuacién viene la ce 7 ratio at _ en ae ue Ia ideologia se propaga entre las clases medias, pero todavia sigue siendo ca gue clog PoP ‘que explica su fracase en las revoleclones de 148. La fase C sucede en la segunda mitad del siglo xX en Europa cuando se difunde entre las clases bajas y nace el nacionallsmo popular moderno, Ast pucs, le intelligentsia no slo fue quien suns las ideas ncaes para que se wie ran en benefcio dels inceteses generals de su cae, sino «ie continu siendo rl a a causa nacionalista mediante fa elaboracién o sustentaci6n de las worias pariculaes de cada uno de los nacionalismos, de sus doctsinas. Jovan Cvijic en- Gja en nuestra historia al ser un intelectual infuyente que jusificsy cartograe , Gerson, 1983: 78), y asi lo hicieron, hasta convert el siglo XIX en una sera del raconaismos, Este cs el wnacionalismo elsicos, que xen iets a cori in y que da ejemplos del primer nacionalismo aueéntis pula. Ny fp lp! mt ma ef ace nacignalismo popular pero que contintiz desde1920 hasta nuestros dias, en donde el Estado incenta, con éxito en la mayorfa de los casos, aprovechat la popu~ Jaridad del nacionalsmo para reforear su propia legitimidad. Este es el crbio gue anteiormente rgisrabamtos como un «iro 2 la derecha». Ea los Estados Srraigados supuso la naionalizacién de las antiguas dirasis europeas: También fac ala cra de la escuela primaria» (Hosbsbawm, 1987: 150), en la que el Estado secular adiestraba —lo que venfa impuesto por las nuevas necesidades técnicas en tl terreno de la producciga—a la fuerza de trabajo on las artes de leer y escribir y de sumar y restat, através de la propaganda nacional, hasta el punto que la gee- tralia y la historia se conviscieron en los vehiculos favoritos para transmit la hueva religion secular (Grano, 1981). En su forma més exagerada este cipo de na- Gionalismo supuso la imposicin de politica lingistias, como ocurié en el caso de la rsificacknzarista de los pueblos que no eran rusos, de la germanizacion de los daneses y polacos en al Imperio alemén, e incluso de la famosa anglizacién, promovida por Macaulay, de la India briténica. Asf puss eos nacionalismos oft Eales eran politcas conservadoras, por no decir reaccionarias, adopradas pair del modelo de los nacionclismos populares en gran medida espontineos que las hablan precedidos (Anderson, 1983: 102). En esa destruccién de la pluralidad, Ios dalectos,o lo que Hobsbavrm (1987: 156) lama provocativamente slenguas que no cuentan con ejército ni poici, on debiltados hasta lograr su amalgie ibn en la nueva uniformidad del Estado-nacién moderno. La continua fuc- tuacién de la distincién entre lengua y dialeto se pone de manfieso en los dite Tecros que se reconvierten en lenguas. El ejemplo que tenemos en mence es Ia desintegracidn de Yugoslavia, que ha significado lz sentencia de muerte para la lengua serbocrocta. Una de las primeras medidas de los serbios y los croatas ha Comistido en la creacién de nuevos diecionarios que deseche las adulteraciones 246 Geografis Politica dstina (Appadea, 1991), que es més compleja que la «comunidad imaginada» nacional de Ander. son (1983). La imaginacién de la nacién.consistia en una wpran natraciéne en el sentido de que negaba que cxistieran diferencias dentro de a nacién a la vez que Degabs la vader de ous identi, Las comple selaconce dk Io local ce slobal que son una de las caracterfsticas de la globalizacién han minado la ugran narracién» del nacionalismo y propiciado identidades miiiples més complejas Rodriguez. (1995) define tres dimensiones de cambio en la identidad nacional y étnica relacionadas con la globalizacién de las relacione: econémicas. Una di- mensién son las didsporas globales originadas por Ia enorme emigracién inter cional, sobre todo de la periferia al centro. La segunda son las crecientes «telecio- nes intergrupales racale yétnicas de contexto global-urbanoo (Roxifgacs 1995 213), Las elaciones intergrupales en centros urbanos se producen dentro del con. texto del papel desempemtado por la ciudad en la economia slobal. Por ejemplo, la ‘aida de los precios det perl hizo que aumnentars a desempleo entre los ofici- nistas blancos en Fouston. El consiguiente desmoronamiczto dela propiedad imahilieria neemisié nese, ee Googie Poltiea antes vivian sélo blancos y ocasioné tensiones intergrupales (Rodrfguer, 1995, 214), La tercera dimensiéa del cambio global es el aumento de las comunidades Binacionales 2 medida que la capider de Yos transports y las comuiniaciones per rmitieron el sostenimiento de unidades domésticas en dos paises distintos. Por ejemplos servicios de aurobis decors enrecruzan I rea de los Es fos Unidos con Méjico, y las emisoras de radio mejicanas han aumentado la po- tencla de los transmisores para alcanzar las ciudades estadounidenses (Rodrigucr, 1995: 215). Appadurai (1991) cuenta una anéedota de los viajes de su familia de Exados Unids a a India pre scudi a un temple hind, donde se encontaron ‘con que el sacerdote que habfan ido a ver estaba en Houston organizando un nuevo templo para la comunidad india de allt. Es en el contexto de corrientes y conexiones globales, y debido al modo en aque la gente los experimenta en diferentes lugares, donde se construyen identida- des «fragmentadas internamente y miltiples extemamenter (Bondi, 1993: 97) Estas nuevas identidades conforman una politica de la diferencia que cuestiona las entidadce que impusteron el colonilamo y dl nacionaismo (Bhaba, 1950) As( pues, las identidades colectivas se encuentran actualmente en un estado de ‘cambio en la medida en que la gente intenta encontrar historias compartidas que tengan significado y resonancia pero que también facilten la participacién en une economia globalizeda. Por consiguiente, como el papel del Estado se esté renego- ciado la identidad nacional también debe hacerlo. La tensidn entre la identidad nacional y la lealtad al Estado se seguird anclizando en el capitulo 8. gEstd surgiendo una nueva identidad europea? No cabe duda de que el primer lugar donde hay que buscar ese cambio de escala de las identidades es [a Unién Europea. La idea de Europa se remonta a la Grecia clésica y a su modelo del mundo de los «tres continentesy, pero nunca ha habido tuna conciencia modema de europeidad que compita con los nacionalismos que lo componen. El proyecto politico de la UE tiene unos objetivos definidos en ‘cuanto a la construceién del Estado, como exponfamos en el tltimo capitulo; ahora vamos a examina los intents més ambictosos de capa densidades pol cas y culturales. La cuestién de la identidad contemporénea europea ha sido investigada rigu- rosamente por Anchony Smith (1995), que define dos modelos contrapuestos de Greacign de identidades colectivas (A. Smith, 1995: 136-7). En el primero lat identidades se contemplan como eartefactos construidos socialmente, que se puc- den crear y configurar mediante una intervencién activa y planificaciéne. Ast pues, las politicas proactivas de las elites curopeas pueden crear una identidad eu- fopea supranacional, del mismo modo que esas elites erearon un marco insticu- ional supranacional. El segundo modelo considera que las identidades culrurales consisten en la «memoria colectiva» o eel precipitado de generaciones de recuer- dos y experiencias compartidas». Por tanto, segtin este modelo la identidad euro- ea evolucionaria de una manera aleatoria y no planificada cuando divetsos slm- Boles, mitos y tradiciones de toda Europa se fusionaran en una identidad supranacional que incluyera a todos los pueblos de Europa. Seis los indisioe de que disponemes actaimente [a vabldad dl primer modelo es problemética. Por ejemplo, las reacciones populares que se han. prods- cido antes de la imposicién de la burocracia europea por medio de plebiscitos na- onales celebrados para respaldar las polticas europeas han demmostrado ancips: ae apatia, hacia el incremento del poder de la Unién Europes [a ta, @spondiente disminucidn de la soberana nacional. Las respuestas populares TR pérdide impucsts de Ia identidad nacional a medida que se impone-una a Pe tranaconel hacen muly problematical area dls ices dl primer lode Sith. modelo de Srl dosos son los indicios existent de los procesos en que s¢ basa a seule modelo ce Smith. La construcién de una ideeidad nacional transna- Jonal por medi Facer mitos, simbolos y Yalozes europeos rele- geet Dor medio del reconocimiento losy ee Cont Pot pucisamence or a nacralera de ls idenddades nacionales él continente. La historia europea estd cargada de ‘odios, guerras, masacres ¥ genoci- Fan carsoe Como sefala Schlesinger (1992), un componznt important: de a dios ivernet olde la amnesia colectva, Pero zpueden les curopéos permite rmimjo de olvidar el Holocaust, por ejemplo, al vista del auge del neonazismo y Se tees que Suen fos emigrantes! Debido a ees amargos recuerdos y @ «gues teniendo imporancia, I identidad europea tendefe que se abstractay Ja ee aver una solidaidad arraigada (Smith, 1995: 138). . Hoa vas una serie de posibles simboles y valores que pueden set sufi Gn re tunds para poder actuar de andamije para la idendidad, ewo- deh (093: Ls considera que todos y cada uno de ellos caseen dam fread geogedfica, En primer logar, estd la posibilidad de los valores pliRocrisiatn no obsant,exsen desacerdos pofundos y peritenes cote dase craants, por o hablar, como sefale Sehesinge, del Hfolosassto yl si ro acral “Sepundo, este patrimonio indoewropeo de orien y len gun, pero algunas lenguss europess (vaso, finlandés, estonto y gat) nen cl itints, Tercero, sla train imperalista que ofece una imagen i la i er Pianea, pero és e5 una imagen nepativa que no incegra a te rope bowtie o tacos. Ua alata son ls hits Sere centifcos europens pero en muchos cass se trata de personajes dic hhumaniess ¥

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