Prologo

Casi lista para otro pattico da en este demacrado y olvidado orfanato, ya

terminando de amarrar las trenzas de mis simples zapatos marones, desgastados de
extremo a extremo, pero son los que podido conseguir husmeando en la basura. Me
aproximo hacia el pequeo espejo del bao, tan pequeo que solo puedo ver
partes de un rostro, el rostro de una persona desconocida. Mientras me acerco un
poco ms al espejo puedo observar punto por punto mi cara, pero es como

Podra decir que no soy yo, voy descubriendo que, es simplemente un rostro vacio,
sin emociones, sin vida. Es como ver a un cadver.

Y all viene eso otra vez.

Pequeas gotas caen ferozmente, estoy bajo la lluvia, en un rbol muy alto,
recostada a una gran raz. Posiblemente un secuoya y estoy rodeada de ellos, hay
mucha vegetacin.

Es un bosque.

Donde solo llevo una delicada pero sucia bata gris que llega a la mitad de mis
pantorrillas. En unos segundos eventualmente la lluvia cesa y el bosque queda en
general elipsis, pero las nubes grises siguen inertes en su lugar. No tardo unos
minutos en escuchar pasos.

Concntrate dice una voz dentro de mi.

Piedras suenan al tropezarse con otras, pequeas ramas se parten, hojas secas crujen.
Asustada intento volverme al ruido, pero no puedo, insisto, pero es intil, incluso
mover alguna parte de mi cuerpo cada vez que lo hago. Siento un dolor
indescriptible en la cabeza, ahora esos pasos estaban cada vez mas cerca, entre unos
contiguos arbustos a mi izquierda resalta un hombre esbelto, de ts blanca, castao
y ropa de antao.

Paris! Gritan desde algn lugar.

Su expresin me desconcierta, al verme queda pasmado, va caminando

rpidamente a mi direccin, se arrodilla, observa cautelosamente alrededor, me
examina ligeramente unos instantes mientras aparta mechones rojizos pegados a mis
mejillas y desliza una mano bajo mis rodillas y otra bajo mi cuello, ahora me
levanta, al parecer con facilidad. Sostenindome con fuerza, parece preocupado y
nervioso.

Paris! Gritan reiteradamente. Oigo los pasos decididos y disgustados a la

repugnante habitacin.

Observo como trata de buscar un lugar seguro.

Reacciona! Me habla por segunda vez esa voz dentro de m que al parecer a estado
ahogada por mucho tiempo y la cual me lleva a la realidad. Aturdida marcho
dando pasos extensos y rpidos hacia la puerta. Antes de que pueda tocar la
cerradura, ya lo han hecho violentamente desde afuera.

Ahora muchas preguntas inundan mi cabeza