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A jad LA COSMOVISION ISABELINA por BMW. TILLYARD ‘Teaduecida de Joan Jost Urmata sep FONDO DE CULTURA ECON MEXICO Primera edicién en inglés, 1943 Primera edicién en espafiol, 1984. '\ ‘Titulo original The Elizabethan World Picture © 1943, Stephen Tillyard Publicado por Chatto & Windus Ltd, Londres ISBN 0-7011-1149.6 D.R. © 1984, Founo pe Court Ecoticnica ‘Av. de ls Universidad 975503100 Mévicn, D. ISBN 968-16-1561-1 Impreso en México &i PREFACIO Este pequefio libro ha surgido del intento de escribir otro, més grande, sobre las obrat histéricas de Shake- speare, Al estudiarlas; conclu que las escenas de guerra civil oresentan no tiene gin significado si no se las ve ante un fondo de questa allf para jungarlas. En mi prime® capitulo, mié"propuke Geicrbir es fEndo; pero, habiéndolo ter- minado, descubrf que se aplicaba a las obras hiséricas de Shakespeare tanto como al resto de su obrz 0, en realidad, ala literatura isabelina en general, También encontré que el orden que estaba describiendo era mucho més que un orden politico, o que, cuando era politico, siempre era también parte de un mayor mito, Descubri, ademés, que los isabelinos velaii été Grden Unico bajo tres aspectos: Una c: un conjiinte "de corredpandendias efCORTE pues, anEE UT EE solo capitulo de un libro més especializado. ante un tema que exigfa que se le tratara poi separado. Ahora bien, esta idea de un orden césmico fi de Tas len. a. ¥ tales ideas, como nuestros moda- les cotidianos, son las menos disputadas y las méfos ostentosamente exhibidas en la literatura de creacin de la Epoca, Los victorianos crefan en la virtud de ayudarse a sf mismos, y sin embargo nosotros no aso- ciamos los poemas de Lord Tennyson o las novelas de George Eliot con tal creencia; ya la daban por sentada, Desde luego, si leemos estas obras pensanda en tal sreen 1 8 PREFACIO cia, encontraremos abundantes indicios, E ignorarla nos har& menos capaces de enieniler a estos dos auso- res. El Ambito de este libro esta formado por algu- nos de Jos concepros acerca dei mundo y del hombre gue Jos isabelines culos daben por sentados; tos lugs res comunet demasiads femiliares para que log portas hicleran uso detallado de ellos, salvo en pasajes explicitamente did&cticos, pero esenciales como supo: siciones basicas, ¢ inapreciables en momentos de gran pasidn, Shakespeare echa una mirada a uno de estos lugares comunes esenciales cuando, en fullo César, hace que Bruto compare el ests z reina pequaiio. aracign del hombre con el estado o “cuerpo politico” era tan Rindamental a Jos isabelines como fa creencia en ayedarse a of mismo Jo era para los victorianos, jel hombre con un at Ast, mi objeto es poner de manifiesto tas creencias! .. mas ordinarids acerca de la const nati inundo tal ‘Gonis cirewlaban en la Epoca isabelina, y mediante esta exposiciém ayudar al lector no especializado 3 comprender y apreciar # los grandes eecritores de tal época, Al jntentar esto, incidentalmente he unido buen ndimero de piesas de sabidurfa popular elemen- tat que no he encontrado juntas en ninguna parte. Este libre puede ser, en realidad, un til conveniente para Ia interpretacién de algunas partes de Spenser, Donne o Milton. Aunque bfsicamedte me he limitado a exponer, también a veces he sacado conclusiones y he ilustrado cémo una creencia pasé 2 fa literatura de su tlempo. Conv no me dirijo al lector especialixado, para tal itustracidn me he valido delos exeritores mas conocides. PREFACIO 8 Por otra parte, cuando estoy exponiendounaverdadera doctrina, no he evitado el Bustrarta con autores poco conocides. Siempre ha side imposible discinguir entre estos dos tipos de Hasracién, y el lector no deberé sorprendeise si encuentra un trozw de Shakespeare 0 de Milton utilizado al mismo tiempo para plantear una sectrina y para ejemplificar el uso que puede darle ia poesfa. Debo advertir a los lectores que algunos de los hhechos solamente son aproximados. Hubo muchas yariaciones de opinién acerca de cémo estaba consti- taido ¢} universo que son imposibles de registrar en un Nbro breve. Me he estorzado por presentat siempre la opinién ins difundida. Espero que, sb algan espe- clalisea en a®tpoca Jee este fibra, pueda convenir con- migo en que las doctrinas que he expuesto son todas suficientemente comunes, ¥ encuentre que no se me han escapade mds temas de los que podia esperarse, Es lamentable que los hechos 2 los que debo enfrentar- me, auague todos ellos igualmente familiares a wn isa- belino, no lo sean también a un hombre moderna. Una parte, come Jos cuatro hutmores, sf nos es farniliar ‘hana el cansancio; pero otra parte, come el concepte de la “gran cadena del ser”, resultaré nueva pasa el lector coréin. Coma en un breve relate Ja proporcién Jo es todo, no puedo permitir que los grados de fami- liaridad determinen el espacio o la importancia que asigne a los diversos temas, Lo primero ser lo prime- ro. Y si hablo de cosas raricias como s' adn fueran fres- cas y dé cosas oscuras como si fuesen conocidas, lo hago para conservar las proporcionies en que imagino que los isabelinos las vieron. 10 PREFACIO En las citas, he pensado en la conveniencia del lec tor comin y he modernizado Ja ortograffa y la pun tuacién, salvo en el caso de Milton. Milton tuvo gran cuidado en estas cosas y casi no sufre en claridad si se le conservan las de su poca. A veces empleo la palabra “isabelino” con gran laxi- tud, para significar algo que esté dentro del Ambito del Renacimiento inglés, algo siruado entre las épocas de Enrique VIIT y de Carlos I que sea afin a las corrientes principales del pensamiento isabelino. Vaya mi agradecimiento a mis amigos que me sefia- laron referencias que habrfa podido pasar por alto: a miss E, E, H, Welsford, M. A., Fellow de Newnham College, a miss R. Freeman, Ph. D., Girton College, catedratica del Birkbeck College, al profétor Theodore Spencer, Ph, D., de Trinity College Cambridge y Har- vard University y a Mr. Donald Gordon, Ph. D., de Edinburgh University y Trinity College Cambridge. Por tiltimo, debo rendir un homenaje a la reciente labor efectuada en los Estados Unidos acerca del pensamiento renacentista, labor cuya acumulativa magnitud no siempre se reconoce en Inglaterra. Estoy peniando, por ejemplo, en la obra de! difunto Fdwin Greenlaw y sus colaboradores, o en la del profesor Charles G. Osgood y los demas edicores del Variorum Spenser. Sin esta obra, no me habria atrevido a gene. ralisar como lo he hecho. Lamento qi. cl Shakespeare and the Nature of Mar, del profesor Theodore Spencet, Nueva York, 1942, Megara a mis manos después que mi texto ya estaba en imprenta. Ambos escribimos independiente- mente sobre algunas de las mismas cosas y me habria | PREFACIO u agradado hacer muchas referencias a su libro. Todo lo que puedo hacer ahora es mencionar la erudicién y el encanto con que desarrolla su tema. EM.W.T, Jesus College, Cambridge INTRODUCCION ‘Ax se piensa en Ja época de Isabel como en un periodo secular entre dos violentos brotes de protestan- tismaa, periods en el cual el fanatimo religiow cstuvy lo bastante aquietado para permitir al nuevo humanis- mo dar forma @ la literatura inglesa. Se reconoce, en realidad, que tal quietud fue precaria y que los purita- nos s¢ mantuvieron siempre en estado de alerta. Pero el mayor hincapié se ha hecho en Jas intuiciones polfvicas de la reina, en los viajes de descubrimiento y en el brillo externo de Ja vida isabelina, Respecto « esto son tipicas las primeras piginas del Orlando de Visginia Woolf, No nos dicen que la reina Isabel tra- dujo a Boecio, que Raleigh fue te6logo ademis de des- cubridor y que los-sermones formaban parte tan importante de Ia vida del isabelino comin como las peleas de osos contra perros. La inte:pretacién que 2 menudo se da a las palabras de Hamlet ccerca del hombre ustrarén este habito mental. WQné obra macstra et el hombre! (Cusin noble por wu raz6n! (Cudn infinito en facultades! Eo #a forma y show: miento, jcuén expresive y maravillotol En ss acciones, do a un Sngeli En su inteligentia, qué reme- | La maravilla del mundo! El arquetipo de Esto se ha tomado por una de las grandes versiones inglesas del humanismo renacentista, por uaa efirma- cién de Ja dignidad del hombre contra los ascetismos Fry | | 4 INTRODUCCION de la misantropla medieval. En realidad, esto se encuentra dentro de la ms pura tradicién medieval: la versién shakespeariana del encomio ortodoxo de rémo era el hombre. creado ala imagen de Dins, en su estado anterior a la Cafda y de lo que, idealmente, aén es capaz de hacer. También muestra a Shakespeare colocando al hombre en el tradicional marco,cfsmico, entre los dnigeles'y 1a¥ BETAS. “Era lo que los tedlogos estado diciendo deide hacia siglos. He aqui tuna versién tfpica, de Nemesio, obispo sirio del siglo 1v: No hay elocuencia que pueda alabar dignamente las m6l- tiples eminencias y ventajas con que fue dotada esta criacura: se pasea por los vastos océanos; planea por los Jnmensos cielos en su contemplacién y concibe los movi: micntos y las magnitudes de las estrellas... Es docto en toda ciencia y h4bil en toda obra artificial. Habla con los Angeles y aun con Dios mismo. Tiene todos los seres bajo su dominio.! Lo que es cierto en lo que Hamlet dice sobre el hombre, basicamente es cierto en los modos isabelinos del pensamiento en general. Lo que pierde de vista Orlando (y, para el caso, Shakespeare's England? en su conjunto) es que purita- nos y cortesanos estaban més unidos por un lazo teols- gico que separados por sus desacuerdos éticos. Tenfan " Nemesio: Cita de La naturalere del hombre, trad. at inglés por George Wither, 1686. Todas las siguientes referencias a Nemesio son de ext libro. * Shakespeare's England: Bate libra (2 vols., Oxford, 1917) con: tiene, en realidad, un capttulo excelente sobre Ia celigiin, pero la cierta afirmacién allf hecha de que “Ia religién dominaba los om INTRODUCCION 6 en comin una masa de suposiciones basicas acerca del mundo, de las que nunca dudaron, y cuya importan- cia variaba en proporcién inversa a esta misma escasa controversia. En,cuanto a la propia cosmovisién, podemos decir ‘a versién simplificada de un cuadro medieval mucho mas complejo. Ahora bien: Ja Edad Media derivé su cosmovisién de wna amalgama de Plas6n y el A diferencia del paganismo (aparte del platonisind y de algunos culios de misterio), era teocéntrica, y a semejanza del platonisio y de otros cultos teocéntri- cos, estaba perperuamente sometida a las exigencias conflictivas de este mundo y de otro. Sostener que el otro miidé, por se mencionado tan persistentemente, tenfa el predominio absoluto en ta experiencia de Ios pensadores medievales, es tan ingenuo come decir que todos los alemanes son implacables porque sus jefes les ordenaron serlo, a que Inglaterra debié ser un lugar muy alegre entre las dos guerras por todas Jas incita- ciones al regocijo que se hacfan en el teatro o en las tribunas callejeras. Si reflexionamos un poco sélo podremos concluir que muchos zlemanes deben ser obstinadamente bondadosos si necesitan tales érdenes y que muchos ingleses se negaron a dejarse confortar, si necesitaron tales estfmulos. Los que mas saben de la Edad Media nos aseguran hoy que el humanismo y ‘aplritus de los hombres en la época iabelins hasta wn grado diel de comprender para el mundo moderno" ciercamenie no puede inferirse de los demés capitlos. ww INTRODUGCION una fe en la vida presente eran ya muy poderosos en él siglo Xa, y que por'esa misma ratén fueron muy entr- gicas las exhoitacioaes hechas por entonces a desdefiar el mundo. Los dos principios contradictorioa coexis- tieron en un estado de alta tensién, Ademés, es err6- neo exer que con el Renacimiento, la fe en la vida presente obtuve una victoria definidva, Hasta hace poco # pens6 que el didlogo imaginario de Petrarca entre él mismo y San Agustin, conocido come tu Secre- to, clerplificaba ta transicion de tz Edad Media al Renacimiento, porque trata de este mismo conflicto como si ain pudiera haber dutla acerca de su resulta do, A decir verdad no difiere mucho, en espfrite, del més feido de codos Jos tratados morales durante 18 Edad Media, el diSiogo sostenido por el propio Boecio 7 la Pllosoffa Divina; ao muestra que se bays reducido: ra ardor al presentar los viejos azgumentos para despreciar al mundo. En reslidad, desde San Aguscin hasta Donne y Milton, pasando por todos los isabelinos, persistieron los antiguot argumentos. La exhortacion del Duque 2 Claudio en Medida por medida: “Apegaos resucitamente a la muerte”, 6s un epitome de las homilfas medievales sobre ef desprecio al mundo. ¥ ‘cuando Boecio dice que el amor a la faina es “lo Gnico que podria atraer 2 gentos notables pero atin no per Fecros en gu virtua”, ¥ Milton Jo Rama “Ja Gltima enfer- medad de un noble eepiritu”, Ia verdad no es que Mil- ton estaba copiando a Boecio, sino que estaba dando eu propia versiGn de Is pugne perpetta, La conclusion es, entonces, que aun cuando en la época isabelina haba varias cosas nuevas para hacer emocionante le vida, perciseia la viejs lucha entre las exigencias de dos INTRODUCCION ” mnundos, y que és errénee considerar esia €poca como principalmente secular. La cosmovisign que la Edad Media herd fue de un universo ordenade seydu un sistema fijo de jerarquias, pero modificade “por el pecado del hombre y por ta esperanza de so redencién, La misma enctgia que realizé las proezas de sti arquitectura fe movié a elabor var mis este Guadro que habla heredado, Habla que ineluirlo todo, y todo habla de embysar y conectar, Por ejemplo, serla improcedente admirar fa Eneida como ia epopeya de la Rome augusta; el poema habla de caber en el esquema teclogico vigente 7 ser interpretado como slegorfa del alsa humana, desde et naciiento hasta Is suerte. Una vee inventadas, las convenciones del amor coresano hurbievan de recibir su preciso valor para el esquema total. Asi Lanzarote, el perfecto dmaste conesano, © cl paladin de te caballcrosidad, rhas se fe wings Ta visi det Grial: tos Limites de sw posible viread han side precisaziente fija- das. Tipico de Ja gran elaboracién medieval y precisa correspondencia de detalle fue el hitbico de actuar de acuerdo con la posicién dé los planetas. ‘Se enenentra una buena exposiciGn popular de esto en el primer capitalo del Geoffrey Chaucer, de J. L. Lowes. Del astrénumo Tolomeo, la Edad Media deriv Ia cos: tumbre de asociar ciertas clases de personas con ciertos planetas. Ademés, asigaé a un colo planeta cada hora de la semana. El uso que se’dio a estas fileas puede verse en la tercera ‘parte del Cuento def caballero, de Chaucer, donde Palamén, Emilia y Arcites visitan fos templos de Diana y de Marte, Hacen esto exactamente 18 INTRODUCCION a las horas apropiadas a estas deidades planetarias. ‘Que Palamén hubiese orado a Venus en una hora pro- picia para Mercurio habrfa sido profanacién indecente y peligrasa. Fn el cuarta libro del tracada astronfmico, de Tolomeo Ieemos que Marte, en relacién al Sol, hace que sus sdbditos sean quienes empleen el fuego en sus oficios, como cocineros, fundidores, cauterizadores, herreros y trabajadores de las minas. Por tanto, caando en el templo de Marte pinta Chaucer el cuadro de el cocinero, escaldado hasta los huesos a pesar de su largo eucharén, est4 siendo escrupulosamente’correcto. Nos vemos tentados a Hamar matemético al habito medieval de vida, 0 a compararlo con un juego gigan: tesco, en que todo esta incluido y cada hecho se efec: tela segyin el sisterna de reglas mas complicado. A la postre, el juego se complicé en exceso y aquello fue demasiado para la gente. Mas es un error pensar que entonces cambi6, El protestantismo fue, en gran parte, una scleccién y una simplificacién de lo que alll habia estado todo el tiempo. Poco importaba al esquema sublime de la teologia agustiniana y tomista el que, por ejemplo, se vendieran las indulgencias. ¥ el universo segufa siendo un orden, aun si los hombres olvidaban muchos de los detalles de sus concatena- ciones internas. El tipo de cosa que habla ocurrido puede verse comparando la anterior escena chauce riana con su.paralelo en Los dos parientes nobles, casi ciertamente un ejemplo del Gltimo estilo de Shake- speare. No hay aquf rastros del detalle ascronémico de Chaucer. En cambio menciona, y con impresionante seems A ES RL TS i Q INTRODUCCION 19 solemnidad, uno de fos grandes lugares comunes medievales, el ya insimiado en el discurso de Bruto. Arcites invoca = Marte: great corrector of enormous times, Shaker of o'er-rank states, thou grand decider Of dusty and old titles, that heal’t with blood The carth when it ts sick, and cur'st the world O'the plurisy of people, [1Oh, gran corrector de los tiempos enormes. Socavador de los estados descompucstos, axote de las tftulos polvorientos y rancios, que curas con sangre la tierra cuando esta enferma, y alivias al mundo del exceto de gentel] He aqui la guerra presentada como parte de la gran escena césmica, firme en su puesto, al ser para el cuerpo politico Jo que Iz operacién médica de la sangria es para el cuerpo humano. Y no puede decirse que no sobrevivan muchos detalles de las antiguas correspon- dencias: all estén pero a menudo como en un espec- réculo de theres de hoy, despojados de su dignidad ancestral. Esto, por ejemplo, tomado de Noche de Epi- queda en Shakespeare de la correspon J entre las partes del cuerpo y las cons fania, es lo dencia medi telaciones: Sir Toby Belch: Picnso, al ver la excelerae consticucisn de «a pierma, que fuisre engendrado bajo Ia estrella de una gallaeda Andrew Agueckeeb: En efecto, tengo una pierna vigo rosa y muy bien parecida bajo la media color de Hama, Vamonos a alguna diversi6n? 20 INTRODUCCION Sir Toby: (Qué otfa cosa podelamos hacer? {No hemos nacido bajo el signo de Tauro? Sir Andrew: (Taurol Es decir, costadas y coraz6n. Sir Toby: No, no, sefior! Es decir. picrnas y mustos. = Caracteristicainente, ambos hacen errénea 1 aso- ciacion y es probable que Shakespeare supiese que 4 Tauro se asignaban la garganta y el cuello. Hay una jronfa en el hecho de que sir Toby tenga razén, pero a forma en que él erefa. Estaba refiriéndose a Ta da nveniente aqui, es dad Media ha noe! danza —piernas y muslos—, pero la bebida, impli por el cuello y la garganta, ¢ no menos ¢ westro io y ceremonioso de In Es una farsa. general ensus ti para ia propuesta juerga. al juego degenerado © Pero aun cuando la mundo alcanzé a Vega a, para entonces su exi versibn medieval del ala €poca isabel precaria. Habla pasado Maquiavelo, 2 la idea de sigto xv los hombres empezaron a com y ya no solo a tergiversarlo y tubrirlo de escarnio, Recientes investigaciones han mostrado que el isabelino culto disponfa de abundan- tes libros en lengua verndcula para instruirse en la astronomfa copernicana, pero que a él le desagradaba alierar el viejo orden aplicando este conocimiento. El nuevo comexcialismo era hostil a la estabilidad me dieval, La grandeza de la época isal 1 universo divinamy prestarle acencién, lina consistié en Jentar la noble INTRODUCCION a 1} jpsertado en Ia constitucién del universo medieval. Formaban parte de Ia pauta y se hicieron indispen- sables. Y si hablan de subsistir, tendrfa que ser como parte de esta panta. Era cosa seria, no simple fantasfa Fran escritor isabelino comparaba a Isabel cen el pri tau mobile,! 1a esfera superior del universo fisico, y a cada actividad que ocurrfa dentro del reino con los diversos movimientos de las demés esferas gobernadas hhasta en su Gltima fraccién por la influencia de su con: tenedor. + Gomparscién de Isabel con el primum mobile: Theodore Spen- cen, Shukespeare and the Nature of Man, Nuva York, 1948, p. 18 mencions Dr Sphaera Se John Case oe! como el ecedida por un m mobile I, EL ORDEN ‘Aqueti.os (hoy son Ja mayorfa) que basan la idea de la época isabelina principalmente en el teatro, con difi- cultad convendran en que su cosmovisién estuvo regida por una general concepcién de orden, ya que @ primera vista las obras de ese teatro parecen todo salvo ordena. das. Empero, se est empezando a percibir que tal teatro era sumamente estilizado y convencional, que sus licencias técnicas son de ciertas {ndoles y caben en una pauta, que sus extravagantes sentimientos son re- peticiones y no novedades, que, después de todo, acaso tuviera eu propia aunque extrafta regulacién. En reali- dad, las cosas son como las he descrito en mi prélogo: la concepcién de orden se da por sentada hasta tal punto, forma parte tan importante de la mentalidad colectiva, que apenas si se Je menciona, salvo en pasa~ jes explicitarmence did4cticos. No est& del todo ausente en los escritos no didécticos, pues aparece en los Him- nos de amor de Spenser y en el discurso de Ulises sobre el “orden” en la obra Trotlo y Cressida de Shake- speare. Aparece a menudo en la prosa didéctica; en el Gobernante de Elyot, en la Homilta De obediencia, en el primer libro de las Leyes de politica eclesidstica de Hooker y en el préloga a la Historia del mundo de Raleigh. La versi6n que propane Shakespeare es la més conocida. Por est raz6n, y porque no siempre se percibe toda su gama, emperaré por ella. Los clelos mismos, los planeras y este globo terrestre observan con orden invarizble las leyes de categoria, de la 2s 4 EL ORDEN prioridad, de la distancia, de Ia posici6n del movimiento, Je las estaciones, de la forma, de las funciones y de a regularided: y por eso este csplendoroso planeta, el cl reina cntre les otros en el eno de su esfera con una noble eminencia: ast, su disco saluclable corvige las malas mira. das de los planetas funesies, y, parecido 2 un rey que _ ordena, manda sin obstéculos a fos buenos y a los malos astros. Pero cuando los plantas vagan errantes, en desor- den, en una mezcolanza funesta, (qué plagat y qué prodi- ios entonces, qué anarquias, qué céleras del niar, qué temblotes de tierra, qi crinmociones de los vientos! Fens: Jes, cambios, horvores, trastornan y destro- zan, hienden y desarraigan completamente de su posicién Fija Ia unidad y Ja cama habitual de les Estados. ;Oh! Una empresa padece bastance cuando s¢ quebranta Ia Jerarguta, escala ios los grandes designios. Por qué otro medio sino por Ia jerarquia, las sociedades, la autori= dad en laé.cscuelas, Is asociaci6n en las ciudades, el comercio tranguilo entre Jas orillas separadas, los derechos de primogenitura y de nacimiento, las prerroga tivas de la edad de la corona; del cetro, del laurel podrfan debidaménte exist? Quitad Ia jererquta, desafi nad esa sala cuerda y escuchad la disonancia que sigue. cosas van a encontrarse para combatirse; las eenidas elevarian sus senos mas alo que sus mirgenes y harfan un vasto pantano de todo este s6lide globo: la violencia se converiirla en ama de la debilidad, y cl hijo brutal golpearfa a su padre a muerte. Cuando la jerarqufa es.4 ahogada, he abl el caps que sigue a su ahogo, Mucho de Io que tengo que exponer esta contenido en este pasaje, mas adelante volveré a sus detalles. Lo i uf es que estan incluidas simultaneamen te muchas cosas en este orden o “jerarquia”, y se atri- Duye un se ofleroso a conexiones EL ORDEN co EI pasaje es al mismo tiempo césmico y “.méstico. El Sol,"cl'rey y Ia primogenicura dependen unos de otros; {_ la’ guefra de los planetas encuentra eco en la guerra de los elementos y en la guerra civil en Ia tierra; las comu- nes fraternidades o gremios de las ciudades van junto a [una oblicua referencia a la creacién a partir de la con- 1) fusion’ del caos. He aqui un cuadro de actividad || inmensa y diversa, constantemente amenazada de di- ‘“solucién y no obstante preservada de ésta por un supe- (Tor poder unificador. Sin embargo el cuadro, aunque Hguisimo, no esté completo. No hay nada en él acerca “de Dios y los Angeles, nada acerca de los animales, ~"yogetales y minerales. Para el propasito dramético de Shakespeare, incluy6 bastantes cosas, mas séifa err6- nco:suponer que no se propuso implicar también los dos extremos de la creacién o que no habria aprobado ylassiguiente versién de “jerarqufa”: Raleigh, después F..)) de explayarse sobre losgoces del cielo qu: harfan pare- "cer insignificante coda alegrfa terrena, continGa #) (Habremos, por tanto, de evaluar en nada honores y {Criqueras y desdefiarlos como vanos y superfluos? Ciera: eS mente, no. Pues esa infinita sabidurfa de Dios que ha dis {Pe tinguido @ sus Sngeles por grados, que ha dado més y |. menos luz y belleza a les cuerpos celestes, que ha hecho diferencias entre bestias y aves, creado el Aguila y la mos ca, el cedro y el matorral, y entre las pied-25 dado el tinte 'qids bello al rubf y la luz més intensa al diamante, ha ordenado también que haya reyes, ducues o jefes del pueblo, magistradas, jueces y otras jerarqufas entre los hombres, ; Una de las mas claras exposiciones de este orden (y afin a la de St kespeare, aunque de fecha muy ante 26 EL ORDEN rior) es!2 de Flyoten el primer capftulo del Gobernante Ocupa este lugar destacado porque el orden es Ia con- dicién de todo lo que sigue; pues, squé objeto tendrfa educar al magistrado sin Ia’ garantfa de un universo coherente donde pudiese realizar su labor apropiada? Quitad el orden a todas las cosas; qué quedaria enton: ces? A la postre, nada, a menos que alguna pueda imagi nar Ce nuevo el ¢208. Doquier haya alguna falta de orden, habré conflicto perpetuo. ¥ en las cosas sometidas a ta natu-aleza nada puede siquiera nutrirse por sfmismo; pero cuando alguien ha destruido aquello en lo que participa por l orden de su creaci6n, & mismo por necesidad habré de perecer: a lo cual sigue upa disolucién universal &Xo ha establecido Dies grados y condiciones en todas sus gloriosas obras? Primero en sus ministros celestiales, a quienes ha constituido en diversos grados lamados jerarquias. Contemplad tos cuatro elementos, de los que esta ormado eb enerpo del hombre, eémo estan eolocados en sts sitios Nlamados esferas, superiores o inferiores segtin Ja sobcranta de suc nacuraleras. Contemplad también el orden que Dios ha puesto generalmente en todas sus ceriauuras, emperando por Ia més baja o inferior y ascen- diendo desde alll. No s6lo hizo hierbas para cubrir la 1, sino también Srboles de estatura mds eminente que Jas hierbas. De manera andloga en las aves. peces, algunos son buenos para el sustento del hombre, algunes tienen cosas aprovechables para diversos usos, otra! son aptos para la acupacién y el trabajo. Cada indole de Arboles, hierbas, aves, bestias y peces viene peculiar disposicién asignada a ellos por su creader, Dios; de tal manera que en todo hay orden y sin orden nada puede ser estable © permanente. ¥ no sc le puede lamar orden si no contiene en él grades, altos y bajos, segin el mérito 0 estimacién de la cosa ordenada £L ORDEN 2 Todo esto ¢s muy explicito y muy prosaico. Es lo que todo el mundo crefa en la época de Isabel, y todo ello esta detrés de una afirmacién poética del orden como {a siguiente, de Himuns de amor de Spenser, que des cribe la creacién: - The earth the air the water and the fire’ Then gan to range themselves in huge array And with contrary forces to conspire Each against other by all means they may, Threat‘ning their own confusion and decay: Air hated earth and water hated fire, Till Love relented their rebellious ire He then them took and, tempering goodly well Their contrary dislikes uith loved means, Did place then all in order and compel To keep themselves within heir sundry reigns Together link! with adarnantine chains; Yet 40 as that in every living wight They mix themselves and show their hindly might So ever since they firmly have remained And duly well observed his behest, Through which now all these things that are contained Within this goodly cope, both most end least, Theiy being have [Tierra, aire, agua y fuego se forman entonces en inmenso des! ¥ con fuerzas opuestas conspiran no contra otro por tados sus medios amenazando con fusi6n y caos: el aire odiaba a la tierra, ef agua al fuego, hhasta que el Amor aplacé su rebelién e ira 28 EL ORDEN £1 tos torné a todos y templande muy bien sus opuesios disguatos con medios de amer, puso a rodos en orden, obligandolos t mantenerse dentro de sus diversos reinos tunides todes por endenas diamantinas de tal manera, empero, que en cada ser vivo tse mezelasen mostrando su fuerza benigna Y ast por siempre han permanecido y debidamente observan su orden, por ia que hoy todo lo que esté contenido tn esta bella eGipula, lo que més y To que menos, tiene tu ser} E} concepto de orden asf descrito debis de ser comin a todos los isabelinos aun de modesta inteligen- Gia, La elaborada explicacion de Hooker sin dada planted con bastante acierto la concepcién preponde Fante entre los educados. Hooker no es Feetura. facil para cl hombre méderno, pero habré sido mucho peenos dificil para sus contemporaneos, habituados al tipo de su prosa. No escribe para el ceélogo expertoy sino que pone a teologia al aleance del pablice educado je su tiempo. Es un maestro en Ja clase de resumen que, evitando todo deralle irritante y controvertible, presenta lo general y lo simplificade con consumada Energia y frescura, Tiene el ends agudo sentido de lo que el hombre calto comGn puede captar ys habiéndo- To captado, ratificar: Es este tacto cl que nos asegura que habla para el nécleo educado que dictaba las creen” dias vigentes en la época isabelina, Representa ¢l rasfondo de la literatara isabelina mucho més fel mente que todos 10s folletos falaces @ Tz novela de los bajos fondos. EL ORDEN 29 La versién de Hooker ¢s, desde luego, reconocida- mente teologica, y es mas explicita, pero el orden que describe cs el de Elyot y Shakespeare. El nombre que te da ¢s ley, ley en su sentido general. Por encima de todos los Srdenes o leyes terrenas est la key en general, “rosa ley que da vida a todos los demas que son reco mendablemente justos y buenos, o sea a Ley con la que trabaja el propio Eterno”, Mediante una magistral ambigtiedad evita la gran disputa tradicional sobre & algo es justo porque Dios Jo quiere o si Dios fo quicre porque es justo. Dios cre6 su propia ley porque la quise } porque era justa. Aungue voluntaria, ro fue arbitrs Tig, sino basada en la raz6n. Tal razén divina esté més talld de nuestro entendimiento; sin embargo, sabemos Gque all{ esta, La ley de Dias es eterna, “siendo tal oeden que Dios antes de todas las edades habia estable: ido por st mismo, para hacer E mismo todas las cosas cn consecuencia”, -Dios decidi6 trabajar en la finitid gn cierta manera para mostrar su glorie; y habiéndolo decidido, expresé la abundancia de vu gloria en la vatiedad_ El sentido de vida plena dada por el discourse de Shakespeare sobre el “orden” es un ano parale: lo > poético de-csta teol6gica doctsina.o- javariedad. A ‘partir de Ja sola y generadora ley de Dios, Hooker pro- vide a describir las leyes subordinadas y scparadas, pues también Ia ley debe volverse maitiple cuando se aplica a una creacién abundantemente diversificada. Dios, ademas de crear su propia ley eterna, emitié su orden de acuerdo con ella: Acesa parte de ella que ordend los agentes naturales sole jnos Hamarla Ja ley de la naturalera, 1a que los angeles contemplan y sin la menor desviacién ebser 30 EL ORDEN van; la ley de la raz6n, la que ata a las criacuras azo nables en este munda y por la cual por Ja razén deben considerarse claramence ligados; la que les ata y s6lo es conocida por especial revelacion de Dios, la ley divina; In ley humana, Ja que a partir de la ley de la raz6n o la de Dios los hombres probablemente consideraron conve niente, la hicieron ley El primer libro de Hooker Hega a basarse en un resumen final que incluye la nocién de ley o de orden como armonia (“Quitad la jerarqufa, desafinad esa sola cuerda y escuchad la disonancia que sigue”): Por lo cual podemos rerminay agu{ brevemente: de la ley ro puede reconocerse menos que su asiento es el sena.de— Digs, su voz Ia armonfa det saundo: todas Tas cosas del ciclo y de a tierra ie rinden pleitesia los mis fnfimos sien= ten su benevolencia y los mas grandes no estan al margen de sa poder; Angeles y hombres y eriacuras de toda condi ‘ign, aunque cada quien en distinca fndole y manera, sin embargo todos con consenso universal 1a admiran como madre de su paz y de su alegrla ‘Aun cuando poco cantado por los postas, el orden eésmico fue uno de los teras basicos de la po belina; Hene sus expresiones positivas y ne Jas primeras encontramas alguna ocasior completa, como en los himnos de Spenser. Vienen des pués los planteamientos parciales o las insinuaciones, E] parlamento de Ulises sobre el “orden” es un afir macién parcial. La larga escena entre Malcolm y Mac- isa- pnegativas, De J afirmacion duff en Ia corte inglesa y la referencia al poder curativo del rey de Inglaterra roman su fuerza de 1a misma idea. Hay un breve pasaje en la primera parte de Enré EL ORDEN st que VI cuyo significado central ffcilmente puede per: der de vista cualquiera, salvo un lector de la epeca, Muestra a Talbot durante una tregu ses, rindiendo homenaje a Enrique VI que ha llegado a Paris para ser coronado, y a Eririque recompensin~ dolo con el condade de Shrewsbus}.' La escena es un ejemplo de lo que debe ocurrir en un reino ordenado y sirve como norma para juzgar los muchos desérdenes que aparecen en la misma obra. El discurso de Talbot, en sus referencias a los lugares de Dios, del Rey y de st mismo en sus jerarquias leva en si todo el contexto de Hooker y la gran Homilfa De obediencia Mi gracioso principe, y vos, honorables pares; al saber yuesira legada a este reino, he puesto tregua por tn plaro a nuestras guerras, 2 fin de rendir a mi soberano el home: naje de mi fidelidad, En sefial de esta fidelidad, este brazo que ha conquistado a nuestra obediencis cine: Texas, doce poblaciones, siete ciudades fortifics mas de quinientos prisioneros de renombre, deja caer su espada a los pies de Vuestra Alreza, al mismo tiempo que mi coraz6n, con una misién leal, se complace en atribuir Ia gloria de tas conquistas realizedas primero 2 mi Dios, luego a Vuestra Gracia, La grandiosa figura emblemética de la Ceremonia Hegando a reprobar los amares ilicitos de Hero y Leandro en la continuacién de Chapman al poerna de Marlowe es otra versin, mucho mas explicita y acadé. mica: " rathot rindiende hamenaje s Enrique Vl: Esto aparece al princi plo de 1, Enrigue #1, 14 2 EL ORDEN The goddess Ceremony, with a crown Of all the stars er flaming hair to her bright feet descended, By which hung all the bench of deities ‘And in a chain, compact of ears and eyes, She led Religion. All her body was Clear and transparent as the purest glass, For she was all presented to the sense Devotion Order State and Reverence Her shadows were [La diosa Ceremonia, con una corona de todas las estrellas. so flamigero cabello hasta sus pies brillantes descends, det cual colgaban todas lee diosas. Y de una cadena, apretada de ojos y ofdos, conducia a la Religion. Todo su cuerpo er Claro y transparente coma el cristal mas puro, pues estaba toda presente a los sentidos Devoctén, orden, Estado y Reverencia sus sombras eran.) El concepto de orden césmico imbuye toda Le reina de las hadas y causa detalles como Ta iteracién que hace Spenser de la base “en hermosa fila” o “en fila” La disposicién es hermosa. no sélo por su bellera y decoro, sino porque armoniza con un orden universal Pero la implicacién negativa fue aGn més frecuente y categérica. Si Jos isabclinos cretan en un orden ideal que animaba al orden terreno, les aterraba la idea de trastornarlo y les horrorizaban las muestras visibles de desorden que pudierat. indicar tal trastorno. Les obsesionaban el temor al caos y el hecho de la mutabi- lidad: y la obsesion era poderosa, en a misma propor en que era firme su fe en el orden césmico. Para EL ORDEN 38 nosotros, el aos casi no significa mas que una confu. si6n en grande escala; para un isabelino,significaba sa anarquia.césmica anterior ala creacién-y Ja.completa_ disolucién que resultaria si se rebajabala presign dela Providencia permitiendo que las leyes de Ia naturalera dejaran de funcionar. Cuando Otelo dice: "El caos ha vuelto”, o Ulises: “Cuando Ja jerarquia est4 ahogada, he ahf el caos que sigue a su ahogo”, esto no s€ puede sentir plenamente al margen de la teclogia ortodoxa. La descripcién que ‘Hooker-hace del caos nes da el marco apropiado: ‘Ahora bien, si ln Naturales interrumpiere su cure y Gejara, ast Foese por poco tiempo, de abservar sus propias Jeyen, sea elementos principales ymsternes del mundo, del que estén hhechas todas las cosas en este bajo mundo, perdieran fas cualidades que hoy tienen; si el marco deese Broo celeste que vemos sobre nuestras caberas Degara # Gisolverse; si las‘esferas celestes olvidaran sus desplaza- valores acignados y con irregular volublidad se volviesen fen cualquier sentido, como podria ocurrir; st el principe oe far lnces del cielo, que boy cual an gigante sigue ens carrera inagotable, Iénguidamente empezara a detenerst: para reposar; sia tuna se apartara de su curso willado, 6 Jus 6pocas y estaciones del afo # fundiesan en desordcn da y confusa mezcla, ai Jos vientos expirasen su Glkimo Siento, las nubes se negasen a dar Ivia; sila theta fuese scbada de la influencia celeste, silos frutos de la tierra se gotaraa como nifios ante Tos senos secos de una madre incapar ya de alimentrlos, qué srfa del hombre mismo, f quien todas estas cosas hoy srven? 2No vemos claramente Gque Ia obediencia de Jas criaturas a a Tey de Ta naturaleza ex el sontén de todo el mundo? Gi Ghaksennare an Fariane U0 Tenila « Creceide © 1 st EL ORDEN Macbeth nos da su versin del orden, éte parece Pequefio en comparacién con las discintas clases de caos que reinan o amenarin en codas estas obras Empero, el caos de Shakespeare no nos dice nada silo aparcamos del apropiado trasfondo del orden césmico por el cual juzgarlo. Mientras que Shakespeare pone la oposicién al orden y su deseo de él principalmente en términos de aos, Spenser (sobre todo en La reine de las hedas) lo hace en términos de mutabilidad. En el Jardin de Ado- nis, taller generative de la naturaleza, es el tiempo, que produce cambios, el principal enemigo; y en las liltimas estrofas del poema, Ia diosa Mutabilidad afirma que ella domina el mundo, Como Boecio al principio de su segunda libro de la Consolacién por la filosofia, Spenser concitiye que Ia Mutabilidad es parte de una més general estabilidad, asf como el viento muestra su constancia al no dejar nunca de ser cambiante; pero mediante la intensidad de su lamento por la inestabili dad terrena es comp tan portentosamente expresa so abrumadora pasién por el orden y la antigua doble tentacién de gorar del mundo y a la vex despreciarlo: When I bethink me on that speech whilere Of Mutabsliy and well it weigh, ‘Me seems that though she all unworthy were Of the heav'n's rule, yet, very sooth to say, In all things else she bears the greates! sway. Which makes me loathe this state of life so tickle And love of things so vain to cast away; Whose flow'ring pride, so fading and so fickle, Short time shell soon cut down with his consuming sickle. EL ORDEN 35 Then gin I think on that which Nature said Of that same time when no more change shall be, But siedfast rest of all things, firmly stay'd Upon the pillars of eternity, Thal is contrare to mutability: For all that moveth doth in change delight But henceforth all shall rest eternally With him that ts the God of Sabaoth highe. ©, that great Sabacth God, grant me that Sabbath's sight [Cuando recuerdo aquel discurso de la Mutabilidad y la sopeso bien me parece que aun cuando sea indigna de las 6rdenes del cielo, en cambio, seguro es decir que en todo lo demfs ejerce el mayor imperi: Jo que me hace odiar este estado de vida tan efimera y amor de cosas tan vanas que deben desdefiarse; cuyo floreciente orgullo, pronto marchito y pasajero, pronto el tiempo segard con su implacable guadafia, Emaplezo entonecs a pensar en lo que dijo Navuraleza de se mismo tiempo en que no habré cambios més, Sino el continuo reposo de las cosas afirmadas cn los pilares de Ia eternidad, que es contraria a fa mutabi d, pues todo lo que se mueye en el cambio se complace pero en adelante todo descanserd por la etemidad con f1, que et el Seftor de los Ejercitos Oh, gran Dios, Dios de los ejércis sabatina.] s, concédeme esa visién Ke I, EL PECADO Ex.concerrodel orden universal era para los isabelinos cuestién fundamental; ‘0 conjunto de ideas que competia con él era el esquema teologicd de pecado y ealvacién,_Por mucho. que se presentara ia historia biblica en los teatros y sermones medievales, j aunque muchos protestantes se supieran de memoria los Evan- gelios, la parte del cristianismo que predominaba rio era la vida de Cristo, sino él esquema ortodoxd de la revuelta de los Angeles malos, la creacién, la tentacin y caida del hombre, la encamacién, la redencién, fa regeneracion por medio de Cristo, ¥ esto puede decirse tanto de la Edad Media como de la €poca de Isabel. Habla aqut otra pauta tan poderosa, en su fascinacién imaginativa, como el orden divino del universo, desta cAndose clara y limpiamente entre toda la demas sabiduria teoldgica. Hab{a sido la pauta impuesta por San Pablo al material cristiano, y persistié a pesar de todas las disputas y erupciones como gran fuerza for- mativa en las vidas de Ios hombres, hasta que com la? revolucién cientifica del siglo xvu lentamente retrace” di6, refugiéndose en esta o aquella,ciudadela. Nunca deberos olvidar que el esquema ortodoxo de la salva- cidn imbuy6 la €poca igabelina. Era posible levantarse contra 61, mas no era posible pasatlo por alto. ‘Ateismo, no agnosticismo, era Ja regla. Mucho_més fScil era ser muy perverso y considerarse come tal que ser_un poco perverse sin.una.sensaci6n.de pecado, Hay, asimismo, tan pocas referencids al esquema paulino de la redencién en los sonetistas y dramatur- gos, que bien podria dudarse de esta irsistencia en su\ cardcter esencial para la cosmovisin isabelina. Y sin embargo, Su escasez misma es sefial de una extrema familiaridad y una sola referencia es vasta en sus implicaciones. Tomemes estas palabras de Angelo ¢ Isabela, discutiendo acerca de la condena de Claudio, en Medida por medida: Angelo: Vuestro hermano es el consdenado de Ia fey, 89 hhactis més que malgastar palabras. Isabela: Ay, ayl Todas las almas que han existide fueron ‘condenadas en otto tiempo, y Dios, que habrta podido decrevar su perdicién, encontré para ellas un remedio, La referencia es de las més tenues, y sin embargo revela y da por sentada toda la teologia paulina de Cristo, abrogando la esclavizacién a Ja antigua ley en que se habla incurrido por la defeccion de Adan. Aparte de los sonetistas y dramaturges, Ia situacién es muy distinta, En los Himnos de Sperser (que en con junto son un buen epitome de lo que tratan este capitulo y el anterior) el esquema de la salvacién reci- be wn lugar de honor: 4. Out oftthe bosom of eternal bls, In which he reigned with Ais glorious sire, He doun descended, like a most deraiss “And abject thrall, in flesh’ frail attire, That he for him might pay sin's deadly hire “And him restore unta that hephy slate, Tha which he stood before his hapless face In flesh at first the guilt comméted was; Therefore in flesh it must be saisfied: 2 aL FECALU, Nor spirit nor angel, though they man surpass, Could make amends {0 God for man's mizguide, But only man Aimself, who self did slide So, taking flesh of sacred virgin's womb, For man's dear sake he did a man become, (Del seno de la dicha eterna fen que reinaba con su glorioso sefior descendid como un esclavo xéprobo y abyecto, en el frégil atuendo de la carne, para pagar por él la deuda mortal y restaurar por sf mismo aquel felix estado fen que se hallaba antes de su triste destino, En la carne se cometié al principio eb pecado: por tanto en carne debe satisfacerse ai espfrieu ni Angel, aunque al hombre sobrepasan, pueden hacer enmienda ante Dios del error del hombre fino el hombre mismo, que cometié et desl Asf, comantla carne del seno sacro de una virgen, par ef hombre 4 se transforms en hombre.) Cuando se trata de una manifestacién indirecta, es dificil decir aigo. La literatura inglesa en general ha hablado un idioma imbuide del dogma cristiano; al especificar un pasaje de la literatura isabelina q muestra tal idioma, podemos estar sefialando algo que sea fo opuesto de codo lo que es notable. Pero, en realidad, lo que estoy tratando de establecer es que la época isahelina forma una sola pieza.con.lo ocurrida ances y después de ella, que no es notable por apartars de las normas. Entre tantos ejemplos posibles, tome- mos La duquesa de Malfi. Nada sabemnos de las creen: cias de Webster, mas poco importa lo que profesara en on, Del tiempo, un pecado desproporcionado teatro isabelino no tiene nada EL yELADO 2 comparacién con Jo que revela. La duquesa misma, cortejando asiduamente a su mayordomo contra todo decoro y “jerarqufa”, sabe que comete un error, que est encamindndose a un laberinto, Webster acaso deseara personalmente justificarta, pero es incapaz de liberarla del marco de pecado y expiacién. También Bosola est4 en el mismo contexto. Forma parte de un mundo de delito y cambio violento, de sangre pecadora y arrepentimiento y sin embargo un mundo leal a un esquema teolégico. En realidad, toda Ja violencia del qQue_ver_con una puede permitirsela_precisamente. porque dichas ror mas son tan.férzeas- ‘A Ja saz6n, los hombres se hallaban amargados y pensaban que el mundo estaba en decadencia, en gran parte porque esperaban demasiado. Son las senten ciosas protestas de Ja Restauracién las primeras en revelar un debilicamiento moral He escrito separadamente sobre el orden y sobre ¢l pecado y Ia sedencién, pero en Iz prictica los dos esguemas se confundfan, asf como en e} pocma de Mil: ent Iw armonta del tiempo, dentro de los Itmites una elfusula gramatical. He ahf la omnipresente glo ria de la creacin de Dios, Ja perpetua presin desu Providencia. ¥ sin embargo ef desorden 0 caos, pro- ducte del pecado, perperuamente sp esfurerza-por-vol - radieién, la via de la salvacién pasa por cont si, port | “la gracia de Dios y la redencién de Cristo, también hay | otra vfa, paralela, a través de la contemplacién del orden divino del universo creado. Un teélogo de la o EL PECADO baja Edad Media’ relaciona la idea del orden de Dios con Ia cafda del hombre, del modo siguiente. Por la Calida, el hombre qued6 enajenado de su verdadera esthicia. Sia de recaperar el verdadero ‘conocimiento: ptopio habr& de hacerlo mediante la contemplacién de las obras de ta naturaleza, de la cual forma parte El pobre peregrino, deteoso de retomar a sf mismo. pri- mero debiera considerar el orden de las coses creadas por el Todopoderoto: en segundo lugar debiera compararse 0 contrastarse con cllas; en tercer lugar, mediante esta ‘comparaciGn, podrs llegar a fu verdadero yo y después a Disa, sefior de todas Tas cosas. Milton dice precisamente Io mismo en De la educa cidn, cerca det principio: Asi, el objeto de la cultura es reparar las ruinas de nuestros primeros padres volviendo a conocer debidamente 2 Dios... Mas como nuestro entendimiento no puede en este cuerpo orientarse si no es en cosas sensibles ni Megar tan claramente al conocimiento de Dios y de las cosas invisibles como por un estudio ordenade de La eriatura visible ¢ inferior, el misma método debe seguirse necese riamence en toda enseflanza discreta, Después, en El paratio perdido, Milton hace que Rafael ponga en accién su plan educativo. Un “estudio ordenado de la criatura visible e inferior” forma la pri- mera instruccién que Rafael da a Adén al visitar el paraiso; a lo que Adan, agradecido, responde: * Um tctlogo de Ix baja Edad Media: Se wats de Ramén de Se bunde: véase le 9-48. EL PECADO a Well hast chou taught the way that might direct, Our knowledge, and the scale of Nature set From center (o circumference, whereon In contemplation of created things By steps we may ascend to God. [Bien has seftalado el camino que puede divigir uestzo conocimiento, y fijado Ta escala de Natura del centro a Ja eircunferencia, donde en la contemplacién de las cosas creadas paso a paso podemos ascender hasta Dios.] Esta doble visién del orden universal y de los efectos ‘del pecado fue la gran realizacién medieval, Sus origenes, como los del orden univers;{, considerado separadamente, se remontan al Génens y al Timeo platénico, tal como fueron unidos por los judios hele- nitados de Alejandrfa. Su gran fuerza consiste en, que Ga cabida a suficiente optimismo y a suficiente pest mismo para satisfacer los distintos gustos de varios tipos de hombres, y el genio para la inconsecuencia y Ja contradiccién que distingue @ cada espfritu huma no. El Génesis asevera que cuando Dios cre6 el mundo Je pareci6 bien y que creé al hombre a su propix ima gen; pero que con la Cafda tanto el bomb ide. allf se deduce) el uni daron corrompidos. Se convino en que atin subsistieron algunos vestigios de la virtud original, pero sus proporciones podian variar segiin los gustos, asf como Alicia en el Pais de las Maravillas pade mordisquear los dos ‘ados del hongo. La doctrina platénica acept6 la misma interpretacion. El demiargo cre6 el universo segdn la idea divina; por ello cl universe fue bueno; pero, no siendo sino una 2 EL PECADO copia, fue apartado de la idea y su perfeccién se corompié, ¥_como, ademés, Platén y el cristiano ortodoxo creyeron que el hombre podia elevarse por encima dé sis imperfecciones y tender a Ta perfeccion celestial, facil fue identificar las doctrinas plat icasy hebreas, Hasta qué punto estaba viva tal identifica: ciéa en la época de Isabel es algo que puede verse en Sidney, cuya Defensa de la poesta la tiene como princi- pic vital. Ms basica que ninguna creencia aristotélica en que Ja poesfa fuese més instractiva que la historia o la filosoffa era la doctrina neoplaténica segiin la cual la poesta era el esfierga dé hombre. por-elevarse-por— encima de'sir yo caido y render-a-la-perfeccién, Como dice Sidney: . ‘Tampoco se considere comparacin excesiva el equiparar 6) més alto punco del ingenio del hombre con Ia eficacia de la naturalera, sino antes bien haced honor al Hacedor de tal hacedor, que, habienda creado al hombre a su pro pla semejanza, le puso encima y més allf de todas Tas obras de esa segunda nacuraleza; que en nada mottré tan to como en Ja poesla, cuando con Ia fuerza de un aliento divino eres cosas superiores en mucho a las obras de ella, on wa poco argume: primera caida de Addn, ya a} | nos hace saber Jo q 10a tos inerédulos de aqui eccién mas nuestra volan- } tad infectada nos ir Platén (0 Plotino) y el Génesi acul. El aliento divino em! estan amalgamados do para describir la poesia y la perfeccién se derivan de Platén; las refe- rencias a] Génesis son atin mAs obvias, Mas debemnos pensar cp ambos contextos unidos. La perfeccisn es, EL PECADO. 43 al mismno tiempo, la del Bien platdnico y Is del jardin de] Edén, mieneras que Ia cafda de Adan también es la medida de la distancia que separa las cosas creadas de sus arquetipos platénicos. [-, Fae ash, medianse wna intensa-conciencia de esta } doble visién, como los isabelinos pudieron cambiar tales extremos de optimismo y de pesimismo, acerca del orden de este mundo. Tanto mayores eran las posi- bilidades de una vasta gama cuanto que no habfa una Giranfa de ta opinin general, en un sentido ni en otro, Esta es una de las cosas que més separan el mundo is: belino del mundo vietoriano. En este dltimo habia una presién general de le opi del progresc: los pesimistas estaban en la oposici6n. En. el mundo isabelino habia una presién igual en ambos \6n en favor de la doctrina sentidos, y Ia misma persona podfa estar simulednca, ‘onsciente de cada uno. L Por ultimo, vale la pena reflexionar en que El paraiso perdido es, en cérminos generales, un poema tradicional y ortodoxe. Aunque Milton sostuvo tres herejfas graves Padre, que el alma morta y resucitaba con el cuerpo, y que Dios no cred al mundo & partir de la nac de Jos dos gra que el Hijo no era coeterno con el ismo-, basican ret s com onentes de Ia cosmov creaciGn y los estra dicional: Is glor éstos se subordinan Jos detatl historia del Anti guo Testamento y dela vida de Crista, Pese a las difer rencias de fecha y de simpattas, Ia teologia de Bl paraiso perdido es, en sus Jineamientos principales, un buen trasfondo de la literacura isabelina. Hace su hincapié en los pasajes adecuados, a4 EL PECADO En los parrafos anteriores he insistido excesivamente en el aspecto teolégico, Todo'el que haya visto’ cuén gencralizado est hoy el error opuesto dificilmente evitar el exceso, Cuando la mas autorizada his toria de la literatura inglesa dice que el Nosce Teip- sum de sir John Davies es "une sorte d'anomalie en ce temps de madrigaux ct de pastorales”, es diftcil hablar con moderacién, xCémo puede alguien que cree eso empezar a entender la poca isabelina? Ni siquicra E. K. Chambers" en su oportuna defensa del lado serio de Jos isabelinos Hega hasta donde habla que llegar, pues no basta con demostrar la seriedad de Daniel si Lo reina de las hadas se sigue considerando como mera pompa y Arcadia como romance pastoral, pasando por alto el elevado vuelo filos6fico del Jardin de Adonis y el intenso protestantismo de Pamela en la prision. {" Ha existido, en realidad, toda una corriente errénea que considera a los isabelinos como especialistas en cosas seculares o religiosas, como si ningiin explorador isabelino pudiera ser te6logo y ningtin londinense que oyé un sermén puritano hubiese visto jamés una obra de teatro. Los instintos que impelen al comtin de la humanidad a ira ver una pelea de 0805 contra perros, © un encuentro pugilistico o una obra burda, 0 a off un predicador popular que habla de la muerte o de las llamas del infierno son muy semejantes: hoy como en la época de Isabel. La vida de Raleigh habfa sido, en parte, tan secular como sea posible concebirla: debié Le sentir y de presenciar exultaciones y penas crasa~ * £. K. Chambers: Me refiero al ensayo de sir E. K. Chambers, Desencanto de lot isabelines", en Sir Thorhat Wyatt end some Collected Stuies, Londres, 1983 EL PECADO 45 mente humanas en muchas partes del globo; debi6 de conocer el desorden en sus formas més horribles, tanto en la naturaleza coms en el hombre. ¥ sin embargo, es el mismo que puede ver la gloria de Dios no s6lo en el retiro de toda vida secular, en la contemplacién de Ia ( Prssendla divina, sino per speculum crea'urarum. En las gloriosas Inces del Jo percibimos una sombra de su divina apariencia; en su misericordiosa provisién para todo lo que vive, su variadisima bondad; y por dltimo, al creer y dar existencia al mundo universal por el arte abso- Tuto de su Palabra, su poderfo y omnipotencia; cuyo po- der, luz, virtua, sabidurfa y bondad, siendo solo atributos de una esencia simple y de un Dios, en todo dmiramos y en parte discernimos per speculum creaturarum, es decir, en la disposicién, orden y variedad de los cuerpor celeetes y terrenales; terrenales en tus extrafias y miltiples diversi- dades, celestes en sy hermosura y magnitud, que en sus movimientos concinuos y opyestos no son repugnantes, mezclados ni confusos. Por estos poderosot efectos nos aproximamos al conocimiento de Ia causa omnipotente ¥ por estos movimientos a su omnipotente motor.* * Raleigh: El pasaje ex de la History of the World, 1.1 IU, LA CADENA DEL SER Los anruinos se figuraban el orden universal ex crea na cadena, una serie de planos formas principales: wn correspondientes y una danza, Trataré cada forma a la vez. En un pasaje al que ya nos hemos referido, Hooker hablé de toda la creacién con esias palabras: El fin general de ta labor externa de Dios es el ejercicio de so gloriasisima y abundanctsima virwud, Estz abundancia se expresa en Ia Esericura por el nombre de riqueza ¥ he aquf la versifn mas explicita de Spenser sobre la abundancia de Dios, en su /fimno de la bellera celestial Then lnok, who list thy gazefiul eyes to feed With sight of that is feir, look on the frame Of this wike universe and therein read The endless kinds of ereatures which by nome Thou canst not count, much less (heir natures’ aim; Ail which are made with wondrous wide respeet “And all with admirable beauty deckt da arena [Mira cntonces. vistas de lo que ¢s bello, mira el marco que quieres dar a tu mi de este universo vasto, yen él lee fas incontables clases de criaturas que por nombre no podrias conocer, mucho menos si apjetiva, todas ellas son hiechas con maravilloso reepeto Y todas cubiertas de admirable bellera.) 46 LA CADENA GEL SRK “0 Tras ambos pasajes se encuentra un modo tradi cional de describir el orden universal, sefalado por Shakespeare en el discurso de Ulises cuando llama scala de todos los grandes designios” a Ja “jerarquia”, y llamado por Pope, en el Fnsayo sobre et hombre, “la vasta cadena del ser”. Es tema de un libro extenso ¢ importante de Arthur Lovejoy." Esta met4fore sirve para expresar Ia plenitud inimaginable de la crea cién de Dios, su orden infalible y su tnidad dlcima, Le cadena se extendia desde cl pie del trono de Dios hasta €1 Gltimo de los ubjetos inanimados creacién era un eslubén de la cadena y cada eslabén. rada parifcula de salvo los de los extremas, era simultaneamente mayor y menor que los dleraés: no podia haber interrupeisn, La precisa magnitud de la cadena planted dificultades metafisieas: pero la opinién m&s segura no llegaba airibuirle infinitwd, aunque sf era de una finitud coral mente inalcanzable para la imaginacién del hombre. La idea empezd con el Timeo de Platén, fue desarrollads por Aristéxele®, adoptada por los juudios dle Alejandefa (hay sciiales de ella en Filon), difundida por los neoplaténicos, y desde la Edad Media hasta sl siglo xvi fuc uno de esos lugares comunes que se sugieren 0 se dan por sentados masa menudo que 2 elucidan, En las alegorfas se interpretaba la cadena de oro dejada caer por Zeus desde el cielo en Homere como la cadena del ser. El siglo xvit heredé Ia idea ce la cadena del ser, pero, intentando crasamen.e racionalizar el glorioso producto de Ta imaginacié’ ' Arthur Lovejay: El bra es The Great Chari of Being, de Arthar ©. Lovejoy, Cambridge, Mass., 1986. obvi Mi deuda para con #l es 29. 4a L.A CADENA DEL SER acabé por hacerlo ridicule y, por anto, inaceptable en cualquier forma, Viendo el obviv abismo que habla entre los hombres y aun las més bajas 6rdenes de Ange- les, Insiscié en que debia de haber otros planetas habi: (ables para alojar loz ortlenes intermedios de seres. Ast cuando Pope en su Ensayo sobre la critica, dirigiéndose a los grandes poctas de la antigtedad, dice: Nations unhura your mighty names shall sound, And worlds applaud that must nat yet be found, [En nactoncs aGn no nacidas resonarén wucstrot membres, y ot aplaudirdn mundos que atin no existen,] ene] segundo verso afirma que estos seres superiores s maquinas vola- doras de la ciencia nueva, aptaudiran 2 Homero y 2 Virgilio. ,_ Facil serfa acumular (extos que deseriben la cadena del ser. Una de fas mejores versiones breves es de sir John Fortescue. jurisconsulto del siglo xv, en su obra fen latin sobre la ley de la naturaleza que serin descubiertos por las futu En este orden, Jas cosas calientes exidn en armonfa con las frlas, [as sccas con las himedas, las pesadas con las lige- ras, las grandes con las pequefias, las aleas con las bajas. En este orden, cl dngel est4 sobre el Angel, categorias sobre categorfat en el reine de los cielas; el hombre etd sobre el hombre, Ia bescia sobre fa bestia, ef ave sobre el ave y el pez sobre el per, de modo que no hay gusano que ac arrastre por tierra, no hay ave que vuele por las alturas, ng hay pet que nade cu lo profundo que la cadena de este orden no sujete en armoniosisima concordia, Tan s6lo el infiemno, habitado por pecadinees, puede alinmar que 1 SD } LA CADENA DFL SER o libra de este orden... Dios creé tantos tipos diferentes de cosas comy criaturas, por lo que no hay criatura que en tun aspecto no difiera de todas las dems, y por fo cual en algGin aspecto es superior o inferior atodas ellas. Asi, desde cl Angel més alto hasta el dltimo de su especie no se encuentra absolutamente ningin ngel que no tenga superior © inferior, ni desde el hombre hasta el m&s vil gusano hay una criatura que en algtin aspecto no sea superior a una cristura e inferior a otra. Asf no hay nada que el vinculo del orden no abarque.? Para una descripcién mas detallada y absolutamente popular, no conozco ninguna mejor que la que aparece cn una versin abreviada de la Teologfa natural, de Ramén de Sabunde. Fue ésta la obra que Montaigne tradujo por sugerencia de su padre, y que después 41 convirtié en tema nominal de su ensayo mAs célebre. La abreviatura fue originalmente en latin, y fue trad cida al francés por Jean Martin en 1550. Tiene la forma de un didlogo entre un sacerdote 7 su disc{pulo, y est& pensada para insiruir a los jovenes. Como tal, esté lena de lugares comunes, exactamente lo que necesitamos como testimonio en este libro. La descripcién de ta cadena del ser que aqu{ se encuentra debié ser pro: piedad comGn de la Europa occidental en el siglo xvi Primero est4 la mera existenci: Jos clementos, Ifquidos y metales. Mas pese a esta co-, mn falta de vida, hay una vasta diferencia de virtud; el agua es més noble que [a tierra, el rubf mAs que #] topacio, el oro que el cobre: allf estén los eslabones de , la clase inanimada: ® Sir John Fortescue: Obras preseniadas por Lord Clermont Londres. 1869. Estoy citandn, con ligeras alteraciones, la wraduceién de Ghichenter Fortescue, en la edicién mencionada, I. p. $22, Bs 2 so LA CADENA DEI. SER la cadena. Signen, luego, Ia existencia y vida, Ta clase vegetativa, donde, asimismo. el roble es superior a la rarza, Viene después la existencia con vida y senti miento, la clase sensitiva. Hay en ella cres grados: pri- mero, los'seres que tienen tacto pero no ofile, memoria ni movimiento. ‘Tales son los moluscos y los pardsitos yue vemos en Ja base de los 4rboles. Siguen los anima- les que tienen tacto, memoria y movimiento, pero no ofde, como por ejemplo las hormigas. ¥ vor dltimo estn los animales superiorcs, caballos, perros, ete., que tienen todas estas facultades, Las tres clases con- ducen al hombre que no sélo tiene existencia, vida y sentimiento, sine 1ambién entendimiento: resume en sf -nismo las facultades torales del fenémeno terreno (por asia raz6n se le amd el mundo pequefio, 0 microcos- mo). Pero asf como habfa habido una clase inanimada, para cquilibrar debla haber también una puramente racional o eSpiritual. Esta la forman los Angeles, uni- dos al hombre por una comunidad de entendimiento, pero liberados de una simulténea adherencia a las Tacultades inferiores. Hay vastos nGmeros de angeles gue estén ordenados tan precisamente a lo largo de la cadena del scr como fos elementos a los metales, Ahora bien preciso en la cadena del ser, al misma tiempo existe ta posibilidad de cambio. La cadena es. tuna escala. Los elementos son alimenticios. Hay una progresi6n en Ia forma cn que Jos elementos nutren a las plantas, los frutos de las plantas 2 fos animales y la carne de los animales al hombre, ¥ ésta forma un todo con la tendencia del hombre a ascender hacia Dios. La cadena del ser es educativa canto en las maravillas de aunque las criacuras tienen asignado su lugar asimmismo, 24 LA CADENA DEL SER t su estitica mismidad cuanto en sus imp! ascenso. _ Tal es el meolio de fa versién de Sabu: pueden aftadiy detaltes. Teneinos, por ejemplo. la cuestin de fas iransiciones. Si la eaulena ha de esr completa, el extrema supe cularse con el inferior de la otra. He aqui la desce p cidn de estos nexos por Higiten," tomada del segeinin libro del Policronicén. de. jor de una clase ha de va En el orden universal de [2s cosas, Ia eiispide de una elise inferior toca el fondo de una superior, por ejeryph las ostras que, ocupando por deciele asf, 1a pasicién: mas baja con Ja clase de los animales, se elevan apenas por enrina de la vida de las plancas, porque se adhieren a la tierra cin movimiento y sélo posten el sentido del taeto. La parte superior de fa superficie de la tierra est en contacto can la superficie inferior deb agua; la parte més alta de Ls aguas toca Ja parte inferior del aire, y ast por una esas de ascenso hasta In esfera superior del universo. También asi Iz entidad nas noble de la eategorta ie los cuerpo, vt cuerpo humano, cuando sus humores estan biew equili bradas, toca el limite de Ia siguien clase superior, saber el alma humana, que ecupa la uhims fila en ct orden espiriwwal Entre las traducciones del italiano realizadas al principio de ta dinastia 1 de Gelli." El original, publicado en 1548, tiene como dor, se halla una de la Cree S Higden: La erénies de conocida en las traducciones de Treviea, pero a es muy imprecisa autor, o} Palychronizon. es my por lo que ya he hecho sii propia traduccién, La ediién més comin cts dela serie Rolls "Gest: P ia versidn tel Siglo XIE ao HL. Layng. Londres, 1744, Swift queds en devia con Crrre en cuarte libre de Los exajer de Gulliver 3 a3 Citee I utiteg by 2 LA CADENA DEL SER cema uns serie de rsfuerzas de Ulises por persuadir a algunos de sus compafieros, ahora en forma bestial por Ja magia de Circe, @ volver a su condicién humana. Circe esia dlispucsta a devolverles su f desea Toda la obra est basada en la idea de la cadena del ser y 1a cuestion de la metamorfosis de las bestias depende ile la posicién que ocupian en ella, Ulises em: piera por ta ostia (que habia sido un pescador antes de su cambio), of mas bajo de los animales que, desde jucgo, rs el que menos posibilidades tiene de triunfar. Va subiendo por la escala de Jas bestias con oportuni- dades cada vez mayores, y ala postre logra persuadir al rey de los animales, el elefante, a que recabre la forma humana Un atributw encantador de la cadena del ser es que permitla a cada clase destacarse en un solo particular. a, y encuentra su expresion mas noble en cl sexto ‘capitulo del primer libro de las Leyes de poliiica eclesidstica, de Hooker. Las piedras pueden ser bajas, pero superan a la clase que esta encima de ellas, las plantas, en fuerza y dur: bilidad. Las plantas, aunque no tienen sentido, son supremas en la facukad de asimilar el alimento, Las bestias son mas Cuertes que el hombre en energia fisica y descos. E] hombre supesa al Angel en su capacidad de aprender, pues su imperfeccién misma despierta este poder, mientras que los angeles. como seres per~ fectos, ya han adquirido todo el conocimiento que son capaces de tener. Sélo les Sngeles mediante su don peculiar, la facultad de adoractén. no pueden decir que suiperen a la clase de ser que est sobre clos Otra forma de excelencia, encontrada en la mayor asi cllos ast lo, La idea cs pitagérica 0 platéni \ 4 i } t i i } { } i | 25 LA GADENA DEL SER s parte de la deseripcién de la cadena del ser y que Gjercamente esta relacionada con ella, consiste on que dentro de cada clase hay un primate. Hemor vise tin ejemplo en Ia anterior exaltaciin del elefante py Gelli, Sabunde habla del delftn entre tos prees. det Squila encre Las aves, del leén etre las bestins, del emperador entre los hombres, Una de las Teas 1+ supremacias més claboradas se encuentra et! Complete Gentleman de Peacham,* casi al principic (Se verd que la opinign a veces variaba, compitientdo ¢t Jeon con cl elefante, 1a ballena con ef delfin, por la supremacta entre hestias y peces.) $i consideramos rectamente el marc) de tod eh universe y vt inérodo de Ja excelenttsima sabidurta de st obra, que ced fas formas de los seres infinitamente diversos, enton cerde acuerdo con Ta dignidad de esencia y vietud ev cl anta ¥ iecto, hubvemos de reeonocer que ejerce una 50 (raicendente predominio de hugar sobre eaéa uno, Entre tos cucrpos celestes vemos que los orbes més nobles y de mayor influencia est4n en lo alto, os menos efieaces esi Geprimidos. De Jos elementos el fuego, ef més puro y ope vagivp, ocuipa el lugar 14s alto, Decimos que et ledn ¢3 rey ide los aniinales, el Aguila jefa de 'as aves, la ballena entee tos peces, que el roble de Jupiter es el rey del bosque Entre las flores la que mas admiramos y estimamos cs |# rosa, entre las frutas la manzana; entee las piedras apre Tlamos sobre todo el diamante, entre los metales el oro ja plata, Y como sabemos teansferir su excelencia y ss cietades incernaé a sus especies, sucesivamente, 200 Teco 5 peacham: Complete Gentleman s publicé en 1634. tha side eimprezo en la Tuslor and Stuaee Library, Oxford. 1906. ' 1 LA CADENA DEI, SE necerems en ef munde una noblera dem yor perfec: iin, de forma mas noble, y'priucipe de tndas ellos? Ot1as primacias eran la de Dios entre Jos éngeles let sol esitre Tas estrellas: de Ia justicia entre las virtu. des y de la cabeza ¢ tre los iniembros del cuerpo. Las referencias a estas primacias abundan en la lite: iatura, pero pierden mucho si na se sabe que todas Forman parte de wun gran code, y que una referencia a dlos.o tes implica tanto a los demés como, en el tras- fondo, al universe ordenado. Por ejempla en Ricardo II, II, 3, Bolingbroke ante el castillo de Flint dice: Sor fLel nego. co sent of agus que ect [6] Ved, sed Eley Ricarde aparece en persona, como el sol descontento sale entajecitto del umbral inflamado del Oriente cuando dis: tingue que tas envidiosas nubes se di gloria y a manchar Ia huella ce su viaje luminoso al Ocei- Mente. 8 5 A Io que York afiade: Aan mira como un rey. Observad:; 2us ojos, tan brillantes Cuno tos del Aguila, irradian una iinperiesa majesiad. 1 Alli, en tan breve espacio, tenemos cuatro de las j primactas tradicionales; del fuego entre tos clementos, nea a oscurecer su j det sol entre los planetas, del rey entre los hombres, del Aguila catre las aves. Y nuevamente, en el comienzo | del quinio acto, Ricardo es primero una rosa, después | un leéa. '. Como ayuda para la investigacién pottica, la cadena del ser portia funcionar de varias mancras. Primera, acta vivida la idea de ua universo relacionade, ninguna 2b LA CADENA DEL SER 38 ‘hacia vivida la idea de un universo relacionado, ninguna de cuyas partes era superflua; acentuaha la dignided de toda creacién, aun de sus partes més humildes. Como dijo uno de lus pucias maa pedectres, Davies de Here ford:* The noblest creatures need the til'st on ground, The vil'st are served by the honour'd most And, which & more, the very heau'nly hast Doth serve the basest creature void of sense Yet over-rules them in each clime and const So one to other have such reference As they in union have their residence [Las eriaturas mis nobles necesitan ce las mds viles, ae mz iles son servidas por Jas ms hanorables, Y, lo que es més, el mismo ejércita celestial sitve a la més bajo criatura, carente de sentido, aunque Ia sobrepasa en cualquier clima y logar Ast uno al otro tienen tal referenci como en unién tienen su residencin,] Y come dice uno de los prosistas més poéticos” Natura nihil agit frustra es el Gnico axioma indiseurible de la filosoffa, No hay cosas groteseas en Ia narwralera: ada fue formado para lenar canrones vactos ¥ espacios No habla dudas tennysonianas sobre la bondad de la naturaleza al preparar tales excedentes de semillas © Davies de Hereford: Pasaje de Afirum in Modum, 1602 7 Et prosista poético es sir Thomas Browne. rf Li GALS DEL SEH. sobre la germinacién posible. Lo aparentemente super: fluo podia colocarse en un lugar bajo de la escala de la creacién. y alli quedaban las cosas, En segundo lugar, la cadena era una metéfora que pedia ayudar a los hombres de inclinaciones mfsticas, Habla aqut una unidad Gltima en una diversidad casi infinita y un medio de elevarse por encima del nivel normal de nuestra nacuraleza. Todos los tipos, en el Jardin de Adonis, de Spenser, estin firmemente atados a la base del trono de Dios, Mas fue la doctrina de la pleni tud la que produjo los resukados mas obvios en la pocsfa; y también aqui cl Jardin de Adgnis ¢s una de las grandes ilustraciones. | Infinite shapes of creatures there are bred ‘And uncouth forms which none yet ever bn ‘And every sort tin a sundry bed Set by itself and rankt in comely rew Some made for beasts, some made for birds to wear; ‘And all che frail spam of fishes’ hew In endiess renks slong enranged were, That seem'd the ocean could not contain them (here Daily they grow end daily forth are sent Tato the world it to replenish more: Yet t the stock not lessened nor spent Bui still remains in everlasting store, Asiil al first created was of yore [Formas infinitas de seres se engzndran alll y figuras repugnantes que 2¢n nadie convel6; y cada cual eaté en yariado lecho dispuesto por sf mismo y en galano 2tavfo' Hechos algunos para bestias, otros para que los at LA CADENA DEL SER w llevaran las aves y todas las féstiles ova de lor peces, cn hileras interminables dispuestas ex:aban, Girlaze que el océano no podta contenerlas. Dia tras dfa crecen y son cnviadas al mundo para hacerlo mas pleno: mas su ndmero no disminuye-ni re agots sino que sigue en cantidad etema como fue creado en el principio.) Temerarioserfa el que conjeturara qué precisos entu- siasmos hablan quedado fijados en estos maravillosos ‘versos: si los comientos de un conocimiento nuevo, fa conciencia de una unidad nacional o Jos viajes de des- cubrimiento, o aun la emocién personal de un hombre de genio que sintiera Ia potencia de su propio espfritu, Fuese cual fuese el contenido, social, personal o mistico, la idea de plenitud implicita en la cadena del ser ha cumplido con su misiém como instrumento artistico. ‘A su manera, Milton logra igual sriunfo explotando la nocién de plenitud. Aun si, segin Lovejoy. 1a “dialéctica de la idea de plenitud” tiene poco que ver con “determinar su esquema de las cosas”, su vivo sen~ tido de la plenitud tuvo mucho que ver con Ja determi- nacin de su pocsia." La directa exposicién que hace Mikon de la cadena del ser es la primera instruccign de Rafael a Adan en su visita al paratto. (Con soberbia agudeza Yama Milton a Rafael “el jerarca alad pare conjurar en una sola palabra las asociaciones de “Jerarquia”.) * Lovejoy: op. cl. 163 os LA GAD RIVA DEL SER Té whom the winged Hicrarch repli U Adam, ane Almightie i, from whom All chings proceed, and wp to him return If not deprav' from good, created all Such ta perfection, one first matter all Indwd with venous forms, various degrees Of substance, ant in things that Hive, of life: aut more refin'd, more spivitous, and pure, is neerer to him plac't or neerer tending Traci in thir several active Sphears assignd. Till body up to spirit work, in bounds Proportiond ta each kind. So from the root Springs lightcr the green stalk, from thence the leaves More aeric, last the Bright consummate floure Spirits odorous breathes: flours and (ir frat Mans nourishment, by gradual scale sublimn'd Tra vital Spirits aspire, 19 animol, To intellectucl, give both Wife and sense, Fansie and understanding, whence the soul Heason receives, and reason it her being. Diseursve, or intuitoe; dizcourse fy oftest yours, the latter most 3 ours, Differing hut in degree, of hind the same. [Ft jerarea alado replicé: ; D1Oh, Addni Hay un solo Tedopoderoso, de quien procedea tatlas lar cosas y @ quien codas las cosas vuclven si no ha sido pervertida su bondad; todas ellas han sido creadas semejantes en perfeccion: todas formadas de una sola materia primitiva, aunque dotadas de diversas for mas, de diferentes grados de suscancia y de vida entre las cosas que viven. Pero estas sustancias se refinan, se espirl taalizan, sc purifican mas a medida que més préximas sstdn de Dios, 0 que tienden a aproximarse mAs, obrando tn la propia esfera que les esta designada, hasta que ch : La CALNA DEL SER cverpo tlega a espirinuatizarse en los limites proporciona Ast es como de | 2 brota mAs ligero el versie calla: de éste salen [ax hojas mds ligeras adn, y por fin Ia for perfecta exhala sus perfurnadas esencias. Las flores y su (ruse, alimente del hombre, volatilicados en una escala gradual, se convierten en espfritus vitales, animales, inte Iectuates. y dan a la vez la viela y el sentimiento, fa imagi nacién y el entendimiento, de donde el alma recibe (a La rax6n discursiva o intuitiva es la esencia del alma; la discursiva os pertenece por lo com@n, a intuitiva per ce principalmente @ nosoises; no difiriendo ms que en gredos, en especie son las mismas Milton también insiste en la abundancia de criatu Fas angélicas y en sus rmuchas funciones cuando hace que Adan diga a Eva: Millions of spiritual Creatures walk the Earth Unseen, both when we wake, and when we sleep. All these with ceaseless proite his works behold Both day and night . [Millones de Criaturas recorren Ja sin ser vistas, cuando velamos y cuando dotmimas codas ellas con elogio incesante sus obras contemplen { de noche y de dia.) - Pero, pogticamente, sus exposiciones mas poderosas de Ja doctrina de la plenitud se encuentran en otre parte. Primero, cenemas el discurso de Comus en la tencacién de Ig Dama. Comus es aqui un enemigo for midable. Imita a Dios, repitiendo pero tergiversande | los éxtasis césmicos de los teélogos: 60 LA CADENA DEL SFR Wherefore did Nature powre her bounties forth With such a fatt and wnuitiibawing hand Covering the earth sith odour, fouls, and flocks 1 invatemerable— Througing the Seas woth spa {Por lo cual vinid Naturateza sus bondades, can mano tan Tena ¥ generar, CUbrienda fa tierra con olores. frutas y parvadas, lenando los mares con peers innumerables.] Hasta alli, est haciendo el clogio ortodoxe de la abundancia de Dios, pero cuando afade toste? But all fo please, and sate the & Pern, geomplacer a todas, y easfacer oh Ruse del evrioso#} se dectara el epiesiveo diabéltice, of blasfeme de a v ondancia de Dios. Pero ni menescaba la poesia ni cl Me la exuberancia de [a naturaleza. Vicoe ecenfreno del desarralio en et Jardin del en el enarto libro del Paraiso jaro de ta creacion on sentido Iuego : :dén, el “enorme Auge’ ; erdido, y por dlimo code el Fe Oitibre ane! hasta culminar en el hombre. see pera. gran obra que exige mencion aqui es La tempestad. Shakespeare siempre estuvo agudamen’® vmreresado, durante este (régico period, en el conceP vo general del orden, en Ta posician del hombre 09 la io dena del ser entre In bestia y cl Angel, pero sélo en La tempestad parcce considerar Ia cadena misma vemos al hnmbre distanciado, 6m cielos estén activamente Aqui, en realidad, fun marco mas cosmico. Los ae on por obra de la Providencia divina se salvaron S LA CADENA DEL SER 6 Prospero y Miranda en los betes. HI destino tiene come instrumento este bajo mundo. El trueno proclama 1a culpa de Alonso. Ariel y los otros poderes angélicas, elfos y semitfteres, estén, todos ellos, segdin W. C. Curry,’ en la tradicién ortodoxa de los neoplatinicos renacentistas que fueron los grandes cxponentes de In cadena del ser. Prospero se encuentra en el Spice de la humanidad, con sus poderes magicos y su decisién de pasar el resto de sus dias dedicado a la contemplacidn. Trineulo y Esteban ocupan un pussto bajo en Ja escalst de la humanidad. Caliban es en gran parte brutal, mejor bestia de carga que homb-e, acaso de apetitos mas burdos y con una pederosa fancasta de que, segtin una teorfa renacentista, el animal superaba al hombre. Y tampoco se omiten ‘as bestias. Préspero dice a Ariel que sus grufiidos en su improvisada prisién en el hueco de un pino hactan ladrar a los lobes y penetraban en el corazén de los siempre enfurecidos osos. ‘Toda la obra vive con el sentido del Muir de la crea. cién y no es ciega ante el limite dela creaci6n. Caliban puede oscilar entre la bestia y el hombre, pero a fa postre no tienc la facultad humana de educarse. Tam- bién Prospero aprende su propia leccién. No puede trascender los términos de su humanidad. Al final dice de Caliban, “este objeto de las tinicblas Io reconozco yo como mfo": cl hombre, pese todo su esfuerzo por ser como fos Angeles, nunca puede librarse por SW. G. Cunys En sus Shakespeare's Philorophical ‘Potters. Louisiane State University Pres. 1837 fs LA CADENA DRL SER completo de ty bestial, del Caliban que hay en él Es interesante que Shakespeare pudicra hacer uso. de la sabidurfa tradicional, descrita en este capitulo, en momentos culminamics, asf como se valio de la tra dicional comparacién entre el cuerpo politico y el microcusmo para represeniar dignamente ta temible lucha que se entablé en ch espfritu de Bruto. Las refe- rencias a los principes de tas diversas divisiones de la as de Ricardo H no eva- ad ta més alta poesfa, mas veamos estos ereaciéin (sol, rosa, ete.) tam can cn rea Cos pasajes, de Antonin » Cleopatra y de Coriatano. Cleopatra.clogiando a Antonio ante Dolabella, en un parlamento Meno de referencias césmicas, dice to si- guiente: Sus voluptuosidades eran parecidas al delffn; aban su lomo por eacima del clementy en que visfan. EI pasaje pierde nificado si no se comprende la referencia al delfin como rey de las pe- ces. Antonio se destaca como un rey sobre sus propios placeres, como el delfin, rey de Ins peces, mostrardo. su lomo sobre las ondas. Aufidio, especulando sobre cdmo trataré Coriolano « Rema, dice: Pienso que scré para Roina le que ef quebrantahueses para cl pescads, del que s@ apodera por soberanfa de naturaleza, EL quebs entre Tas aves y se supone que los peces se entregaban tahuesos, Aguila pequefia, era reina voluntariamente, volvicnda el vienice hacia arriba LA CADENA DEL SER 63 Coriolana ha sido dotado, de nacimiento, con el toque | real, Fs la misma realeza atribuida (y prabablemente | por Shakespeare) a Tesco en la primera escena de Las dos parientes nobles Remember that your fame Knolls in the ear 0° th’ world: what you do quickly Is nat done rashly: your first thought is mor Than others’ laboured meditance; your premeditating More than their actions: but, Oh Jove, your actions, Soon ai they move, as asprays do the fish, Subdue. before they touch. [Recuerda que tu fama Fesuena en los ofdos del mundo: lo que haces con presteca no Io haces con precipitaci6n; tu primer pensamiento ex ras que Ia esforzada meditacin de otros: tu premeditacién, mis que sus acciones: pero, jeh JOpiter!, tus acciones €9 cuanto se mucven, coino el quebrantahusesos a los peces domina antes de tocarlos.| ~ Los autores que hasta aqui he citado en cite capitulo pueden lamarse, en conjunta, optimistas: A pesar del pecado original y de la corrupcién que oca- sioné al mundo natural, el grandioso plan de Dios ain se manifescaha claramente en sus obras, Mas habla quienes considerahan corrompida y decrépita a toda la creacién, Donne (en ciertas partes) fuc uno de elles Otro es Christopher Goodman, quien en 1616 publics un libro intitulado La catda del hombre, Encontré res. Puesia de George Hakewill, en El poder y la Prouiden ct de Dios en el gobierno del mundo, donde sostiens '° Hekewil: Su libro aparecié en 1627 ot LA CADENA DEL SER que la naturaleza todavia es tan brillante como el fa de la creacién. Esta controversia es mas conocida de lo que mereciera, porque Milton (poniéndose del lado de Hakewill) contribuy6 remutamente a olla con un poema en Jatin escrito en el colegio, citulado Naturam non pati senium, La vitalidad de la idea de la cadena del ser y la leccién quevensefia pueden verse en el hecho de que Goodman no pudiese pasarla por alto, Pese a la corrupcién de la naturalera, ha de reconocer la fuerza educativa del speculum creaturarum. La ca- dena del ser adin es medio de elevaci6n espiritual, pero s6lo en una interpretacién ideal. Dios tiene una ley ceremonial asi como una natural y ¢s posible ascender espiritualmente contemplando Ja naturaleza ceremo- nialmente: Esto digo suponiendo que alguna alegria hubiese en la criatura que, si hubiese alguna, tu espiritu podria ser le- vado por la escala 0 puerva de las criaturas hasta el amor de tu creador. Pues asf como plugo a Dios ordenar una ley ceremonial que difiere de la ley natural, de acuerdo con la sabiduria de su propia institucién, ast seguramente el espfritu del hombre, que en nada se recrea tanxo como en Ios misterios, puede hacer de toda la naturaleza una cere: imonia y de todas las criaturas tipos y seimejanzas de cosas espirituales. ge IV, LOS ESLABONES DE LA CADENA Lus AniceLes ¥ rb ETER ‘SerA conveniente deseribir el esquema isabelino de la creacién, de arriba a abajo. Pero antes debemos _ descartar toda nocién de que aun en la Edad Media la cad ‘scala de la creacién era sencilla y conse: “Era claro que algunas partes no podian embo- Tar en una sola unidad: por ejemplo, los cuatro ele: mentos. Estos, como inanimados, ideaimente debfan ser inferiores a la mas baja creacién animada. Habrfa podido esperarse que el fuego, el mas elevado de los clementos, hiciese contacto con la chispa vital de un gusano o una ostra, Pero las operaciones de Tos cle- mentos no cesaban con el. ser vivo més fnfimo;_y los seres vivos superiorés no se compontan de los infe- rioted, sino _que todos se componfant directamente de Jos cuatro elementos. Por eso, los elementos no podtan cu ) ser eslabones de una simple cadena: habian de ser una cadena suplementaria diversamente co/"ictada con la pringipal: Ahora bien, asf como los elementos, inani- mados ellos mismos, tocaban la cacena en lugares altos o al menos medianos, asf como bajos, las partes perfeccionadas de la naturaleza inanimada estaban dispuestas en una jerarqufa que mostraba sus alturas muy por encima de los especimenes inferiores de Ia clase animada. En otras palabras, los ambitos supe: riores del universo fisico. no estaban conectades con plantas o bestias (aunque pudiesen influirlos), sino con los propios fngeles, por lo que los consideraremos 68 1.05 ESLABONES DE LA CADENA deraba geocéntrico el’ univérso. Como el hombre maderno, solfa meditar sobre su inménsidad y eonside- rabaa Diss domiciliado mi a dé Ios limites de las estrellas fjas en el éodhuin crapyracum (el empireo de Milton), atendido por Ejércitos dé ngeles. El nombre de este cielo significa fuego y por tanto la perfeccién superior, ya que el fuego era el mejor de los elementos y el fuego celestial mejor que el elemental. También significa luz y el concepto de Dios como luz. La primera descripcién que Milton hace del cielo no puede estar lejos del concepto isabelino: Now had the Almighty Father from above, From the pure Empyrean where he sits High Thron’d above all highth, bene down his eye, His owt’ works and their works at once to view: About hinn all the Sanctities of Heaven Stood thick as Starrs, and from his sight recoiv'd Beatitude past witerance. (Ahora, el Padre Omnipotente, desde arriba, desde cl puro empfreo en que esté sentado fen su alto trono, por encima de todos, miré hacia abajo a sus propias almas y las de ellos a Ja ver: En como suyo todas las Santidades del cielo se agrupaban como estrellas, y de su vista recibieron una beatitud inexprésable.] * Copérmico, ete: Para Is moda isabetina de la asironomta coper: ricana por medio de Vibes populares en lengua verndcula, yéanse line primeras piginas de Francis R. Johnson, Astronomical thought in Renaissance England, Baltimore, 1987. =) ae LOS ESLABONES DE LA CADENA a No quedaba especificado qué habla en caso de creadd, pero segin cierto concepto habia un espacio tenfa unos cielos menores, ;Qué uso se le daba?, Volvéremos a ello al hablar dé-fos Sngeles. Las opi niones variaban sobre la constitucién precisa del uni verso creado. El niimero de esferas qu: podia ser nueve, diex u ‘once: pera_nadie du que én torne de una tierfa central giraban, can diver- sosmovimmientes,. esferas_con, didmerros. que iban auimentande desde el de ta luna, pasando por el de los otros planeras, hasta el.de las estrellas Fijas, y que habia una esfera llamada el primum mobile fuera de la de Jas estrellas fijas que dictaba los desplazamientos apro- piados a toda’ las demas. Dentro de este universo habfa una marcada division eniré lo que estaba bajo la esfera.de latuna y t0% I resto del universo. (El adjeti wa sublunercontiene un gran significado.) Era'le dife: renéla entre mutabilidad y constancia. Aunque los cuatré-elementos eran el marerial de todo el un‘verso, estaban distintamente. seri estas dos regiones: ePor ones sublanares én: por d pilin. ipio medieval de que, en palabras de D todo lo que Mibere Hd estinvormerclado effiitativamente, Otra Gilerencia era que, mientras debajo de la luna el aire era denso y sucio, encima de élla'era puto y conocido como el éter. En palabras dé tn enciclopedista, publi- Adds por Caxton:* * Un enciclopediata publicado por Caxton, Se trata del Mirror of 68 LOS ESLABONES DE LA CADENA Este aire brilla noche y dia con resplandor perpetuo y es tan claro y resplandeciente que si un hombre habitara en esta parte lo verfa todo, una cosa y otra y todo lo que es, de uri eatsemo a otra, ten elaramente —e mas— como un hombre aqut abajo en Ia tierra ve ala distancia de un pie © menos, Y habfa una teorfa rival que hacta del éter el quinto clerhento”y IWsuitantia de toda la creseisti, dé ta luna hacia arriba. Como no era mas que natural, cuanto mayor fuera la distancia de la tierra y més cercana al cielo, m4s brillante y pura era la atmésfera, La tierra, por lo contrario, era burda y pesada, cada ver més al ir acercéndose a su centro, Lejos de ser dignificada y propensa a un insolente antfopocentrismo, la tierra en cl sistema tolomeico u Ja letrina del universo, cl depésito de sus mis ruines desechos.”Tal“como lo expres un francés de la €poca de Francisco I, la tierra cet tan depravada y descompuesta en toda clase de vicios y abominaciones que parece ser un lugar que ha recibido the World, traducido del frances en 1480 y después impreso por Cax- tan. Se le ha repredacide en Ja tere Early English Text Sociery. Los originales franceses datan de mediados del siglo XIII. La obra fue imiuy lefda en sus formnas Francesa ¢ inglesa, Enire Iss encielopedias medicvales es na de las mAs apropiadas para este libro, ya que cs @ la ver vasta y elemental, y contiene cosas que wniversalmente s© daban por sentado. La cits ext en la p, 49 dela edici6n de E.E.T.S, ala que volveremos a remitimos, 1 éxer, quinto elemento, Esta es [2 alcernativa ariscorélica a ls teorfa platdnica de que, encima de la luna, los elementos estén per feetamente metclados. Plat6n, Timeo, $1 B; Arissteles, De Caelo, 1s. “Un francés de la época de Francisco I: face fue Pierre Boistuas, LOS ESLABONES DE LA CADENA 6 todos los desperdicios-¢ inmundicias de los demés mundos y edades. ¥ el sistema tolomeico tampoco compensaba el gentido que pudicca tenerse de insignificancia o confina- miento. Tan posible era en los dias isabelinos como en Epocas posteriores sentirse aterrado ante a vasiedad de los espacios. El enciclopedista de Caxton debié de- jar sin aliento al valgo como cualquier conferenciante moderno al hablar de las maravillas de los cielos; y se yalié del mismo método; asf es como presenta la dis tancia inmensa que separa las estrellas de la tierra Si el primer hombre que Dios formé jamfs, que fue ‘Addn, hubiese recorrido desde el dia en que fue hecho y ‘creado veinticinco millas cada dfa, 2Gn no habrfa llegado aqul, sino que aGn tendria que recorrer el espacio de setecientos trece afios en el momento en que este volt men fue compursto por su autor. © si hubiese una gran piedva que cayera de allt Ia tesa, pasarfan clen afios antes de que Hegase a ella. Hia sido necesario describic el universo fisico hasta fa tierra misma porque los Angeles (como especie, aun- que no individualmente) podfan habitarlo 0 visitarlo en todo su Ambito. Gomo en tantas otras cosas, los jsabelinos conservaron las principales creencias medievales acerca de los Angeles, pero omitieron 0 confundieron muchos de los detalles. En primer lugar, estaban convencidos de que habia 4ngeles, y habrfan convenido con sir Thomas Browne en que ¢s un enigma cuyo Théatre die Monde fue waducido +1 inglés por John Alday 1603. La cita es del diseurso al lector. 0 LOS ESLABONES DE La CADENA cémo tantas docras caberas han olvidado hasta tal punto su metafisica y destruido fa escala de las criaturas que lle- gan a dudar de la existencia de los expiricus Ademas era claro para ellos que los angeles ocupan lugares intermedios entre Dios y el hombre; que su naturaleza es puramente Incelectual; que, como el hombre, poseen libre albedrio, pero que nunca entran en conflicto con la voluntad de Dios; que pueden sprehender a Dios inmediatamente, y no por figuras 0 Por simbolos; que se encuentran dispuestos por 6rde- res, que son mensajeros de Dios; y que acidan como guardianes de los hombres. Todo esto euva en comin la €poca de Isabel con Ia Edad Media. Pero as{ como los reformadores abolieron tantas ceremonias eclesids- teas, asf los isabelinos pasaron por alto muchos atri- butos de las jerargufas angélicas, Como antes, Sabunde’ nas da un admirable resu- men de la tradicional idea medieval de las érdenes de Jos angeles: Hemos de creer que los angeles estén alll, en ndmeros meravillosos ¢ inconcebibles, porque el honor de un rey onsite en la gran multivud de sus vasallos, micaeeat que Su desgracia o vergilenza consiste en su escasez, Miles de miles atienden a la majedtad divina y de millones se unen en su adoracién, A naturaleza material hay tipos innumerables de piedras, hierbas. 4rboles, peces, aves, bestias cuadripedasy, sobre ellos, una infinidad de hombres, debe decirse astmicmo que hay muchas {ndoles de éngeles. Mas re ecenas de miles demés, si en la ceuérdese que "Satnde: Aquty mas adelante me valré de la abrevinusa desu Teologia natural descrita en paginas anteriores LOS ESLABONES DE LA CADENA n no debemos concebir came canfusa su multi ids por to contrario, entre esos espfrius se mantiene exquisitamente tun orden encanrador. Sabunde pasa entonces a hablar de los diversos 6rdenes de la tierra, y afiade: Si por canto, se mantiene tal orden entre seres bajos y terrensles, I fuerza de la razén hace necesaria que entre estos nobitisimos espfritus haya un arveglo incomparsble artistic y bienavencurado més alld de toda medida. ‘Ademés, sin ninguna duda, estan divididos en tres jerar uias 0 sacros principados, en cada uno de las cuales hay superiores, intermedies ¢ inferioves, La descripeién de los Angeles que mayor influencia habla ejercido era la del hombre tradicionalmente Na mado Dionisio el Areopagita, neoplaténico cristiano del siglo v4.C., en su obra De Ia jerarguia celeste; y es ampliamente conocida porque Santo Tomas y Dante la aceptaron. Dionisio el Areopagita'ense&é que los Angeles se encontraban’ dispuestos en un orden definitive, de acuerdo con su capacidad natural pa cia diving no dividida. Conociéndose a sf mismos y libres de pecado, estin absolutamente satisfechos con toda la medida de lo que pueden asimilar, y no enyi~ dian a los que estén por encima de ellos, Los de copa- cidad inferior recibirén el conocimiento divino por medio de sus superiores. Hay tres principales érdenes de angeles, La més elevada es contemplativa y coniiste en Serafines, Querubines y Tronos. Asf, ¢) eslabén. supérior de Ja cadena del ser resulearfa el jefe de los Serafines, La segunda orden es més activa, pero mas ‘a recibir la esen 2 LOS ESLABONES DE LA CADENA potencialmente que de hecho: su estado psicologico es antes de actitud que de accién. Se divide en Domina- ciones, Virtudes y Potestades. M&s activa adn es la tercera orden, dividida en Principados, Arcangeles y Angeles. Es esta Gltima categoria, la de los Angeles, la que forma eliiiedio ehtre toda la jeraitjuta angelica y el hombre. Reci espfrita medieval, las nueve importancia en primer Jigar siones parecian tn eco de la Trinidad, en segundo por- que correspondian a la divisién en nueve de los cielos materiales, generalmente aceptada” i 16% medievales. Desde el cielo, en orden descendente, las esferas eran las del primum mobile, las.estrellas fijas, Saturno, Japiter, Marte, él Sol, Venus, Mercurio y 12 Luna: y se, pensaba que. cada. una de as. nucve jerarquias de Angeles regulaba una de & cl orden antes mencionado; lot seraf aban el primum mobile y a8 jivamente. Dionisio también ve una correspondencia entre la jerarqufa angélica en los cielos y la jerarqufa eclesiéstica en la tierra. El orden dionisiano no fue desconocide durante la época isabelina; pero habla perdido su autoridad: veces se le olvidaba, a veces se le alteraba, Procede plantar aquf la pregunta (que no he hecho antes) de si la més conocida de sodas las referencias isabelinas a una orden de Angeles no ser una reproduccién exacta de una parte del plan dionisiano. En El mercader de Venecia, Lorenzo dice a Jessica: ‘a los encargos de Dios. Para el denes tenfan gran esferas en No hay ni el més pequefio de esos globos que contemplas que con sus movimientos no produsca una angelical LOS ESLABONES DE LA CADENA ” relodfa que concierte com las voces de 5 querubines de ojos etemamente jovenes. Estos versos suelen explicarse mediante la doctrina platénica de la mdsica de las esferas. Pero en Platon, fada esfera daba su propia nota; no se trataba de que todas las estrellas cantaran. Shakespeare imagina todas las estrellas en Ja esfera de los cuerpos fijos can tando al Querubin. ” ‘Ahora bien, en el marco del antedicho esquema dionisiano es el Querubin el que est a cargo de las estrellas fijas. ¢Fue un simple accidente el que Shake- speare escribiera Querubfn en lugar de Serafin (cues: tiones de eufonfa aparte), 0 conocia la tradicion? Para encontrar un conocimiento de la doctrina medieval, pero una adaptacién libre de ella, podemos fr a Milton. Tiene sus diversas jerarquias pero no establece ningiin orden preciso y diverge de Dionisio al exaltar a los Arcéngeles al lugar supremo, por encima de Serafines y Querubines. Doane est4 familiarizado ‘con muchos de los detalles medievales, y al utilizarlos presupone igual familiaridad entre su pablico. Su obra El aire y los dngeles tiene como punto principal la Moctrina de que los Sogeles son de una brillantex insufrible para fa vista humana y que cuando se apare- cen a los hombres adoptan la forma de un cuerpo que sale del éter: For nor in nothing nor in things Extreme and scatt'ring bright can love ishere; Then as an angel face and wings Of eit, not pure as it, yet pure doth wear, So thy love may be my love's sphere 14 LOS ESLABONES DE LA CADENA [Pues ni en Ja nada ni en las cosas puede en un brillo extremo residie el amor: asf como un Angel debe ponerse rostro y alas de aire, no tan puros como él, y sin embargo puros, asf ts amor puede ser esfera de mi amor.] La tradicién angélica es precisa y abundante, La comparacién es entre el amor y un Angel que encuen- tra su encarnacién. Un éngel no toma su cuerpo ni de la nada ni del flamigero elemento del empireo. Es puramente espiriual, y para su encamacisn escoge digo mas burdo que é1, pero no indigno de su propia pureza. ¥ esto es el éter, el aire-puro que rodea las esferas celestes. ‘Una vez més, probablemente es Hooker quien nos da las creencias comunes en €l isabelino culto. Los Angeles, segan él, son cxpirius inmateriales e intelectual, los glorioss habican tex de aquellas patacios sagrados, donde no hay sino lax y ypendica inmorealidad, sin sombra de maceria en que laboren ldgrimas, descancentes, penas y pasiones incon forables, sino que todo es goro, tranquilidad y par, sempre y para siempre jamas: como en namero y orden son ejércitas inmensos, poderosos y reales, asf cambien es Ta perfeccion de su obediencia a la ley que el Suprema al que adoran, aman e innican, les ha impuesto,.. Dios, ‘que mueve Jos metos agentes naturales como sélo eficien tes, por Jo demas rueve a criaiuras intelectuales y espe cialmente a sus benditos Angeles: pues contemplando la fer de Dios, en admiracién de tan grande excelencia, todos eltos lo adoran; y arrobades en el amor de su her jmosura, se adhieren inseparablemence y para siempre & El LOS ESLABONES DE LA CADENA % El deseo de asemejarse a £1 en su bondad les hace incan- sables y aun insaciables en su afin de hacer por todos los medios todo tipo de bien a rodas las criaturas de Dis, pero expecialmente a Jos hijos de los hambres, en 3a con: templacin de cuya naturaleza, mfrando hacia abajo, se miran a sf mismos por debajo de sf mismos, asf como arr: ba, en Dios, bajo quien estén, ven al que no estd en rin guna parte sino en ellos mismos y similar a nosotros. Hooker no desea provocar una controversia escolfs: tica y se atiene a lo que para su €poca era lo esencial: Ja naturaleza de Ia inteligencia angéli su lugaren la escala del ser y su funcién como guardianes de los hombres, El concepto del Angel Guardian era universal, y constantemente se le encuentra en los poetas. El Espiritu Asistente en Comus es perfectamenteortodoxo, aunque aparezca en un marco casi pastoral: Before the starry threshold of Joves Co ‘My mansion és, where thote immortal shapes Of bright aérial Spivits live insphear’d fn regions milde of calm and serene Ayr, Above the smoak and stire of this dim spot, Which men eal Earth, and with low-thoughted care Confin'd, and pester'd in thi pin-fold here, Strive to heep up a frail, and Feavertsh being, [Ane el estretlado u esta mi mansién, al de la cone de J inde aquellas formas inmorcales de brillantes Esplritus eréreos viven en regiones benignas de aire calmado y sereno. Sobre e} humo y trifago de este sembrio ; agar que los hombres Hlaman Tierra, y can cuidados bajo 16 LOS ESLABONES DE LA GADENA confinados y abrumados en este corral se esfuerzan por conservar un ser débil y febril,..) El cepivieu es un cer intelectnal que vive encima del Embito sublunar, de la sentina terrenal, comparada sagui a un corral, en el éter, en Ia region de las esferas incorruptibles, en los linderos de la corte de Dios, el emplreo. ¥ estas dos estrofas de Le reina de las hedas son centrales entre las creencias isabelinas:* “And is there care in heaven? And i there love tn heaverily spirits to these creatures base, That may compassion af their evils move? There ts else much mote wretched were the case Of men than beasts. But oh th’ exceeding grace Of highest God that loves his creatures so And ali his work with mercy doth embrace, That blessed angels he sends to and fro To serve to wicked men, to serve his wicked foe How oft do they their silver bowers leave To come to succour us that succour wants How oft do they with golden Pinions cleave The fliteing skies lke flying pursufvant Agoinst foul fiends to aid us militant They for us fight, they watch and duly werd ‘And their Bright squadrons round about us plants And all for love and nothing for reward. ‘Gh, why should heavenly love to men have such regard? [gHlay conmiseracin en el cielo? Hay amor ten los espfritus celestes hacia estas eriaturas baj que les mueva a compadecerse de sus males? * os extrofas de La reina de las hadar, 11, 8, 2 LOS ESLABONES DE LA CADENA n Lo hay: de otro modo peor serfa la suerte del hombre que de la bestia. Mas, ah, la enorme gracia del alto Dios que ama asf a sus cristuras y toda eu obra abarca su merced, de tal modo Que a lus bienaventarados Angeles envia 2qut y all a servir 2 los hombres perversos, al enemigo malo. {Guin a menudo abandonan sus plateatlos émbitos para socorrer a los que socorro necesitamosl: ycudn a menudo surcan con alas de oro los fugaces, cual voladores perseverantes para ayudarnos contra el enemigo malol Por nosotros combaten, debidamente guardan y vigilan y sus b ates escuadgones en torno nuestro planean; y tode por amor, nada por recompens. [Oh! gPor qué es tan grande ef amor del clo 3! kombre?] Sin embargo, aunque Hooker pueda hablar por Ja mayorfa, hay otras ideas respecto x los Angeles, demasiado persisterites en Ia época de Isabel para que podamos omititlas, Dichas ideas se derivan principal ‘mente del renovado culto de Platén y de Plotine que se inicié con Ficino, el florentino traductor ¥ anotador de ambos filésofos, que se popularizé en Inglaterra por diversos canales; Uno de los principales de éstos' fue el discurso de Bembo sobre el amor, ¢11 el ditimo libro de El Cortesano, de Castiglione, muy conocido por la traducci6n hecha por Hoby en 1566, Este renovade platonismo creé un entusiasta idealismo que es verda Gera miarca del Renacimiento, aquella fase de la cultura que hoy dia tiende cada vez més a perder su identidad y que result6 ser sencillamente la baja Edad Media. Es un h4bito mental sumamente dificil de captar para un moderno, ya que a la vex es fantéstico ¢ 1 LOS ESLABONES DE LA CADENA intimamente ligado a la accién. Fue algo que impeli a Sidney a buscar una educacién por medio de su amor a Stella, y el honor en Jas sérdidas batallas de los Pafses Bajos; que convirtié a la reina Isabel en Belph- be,* sin que por ello dejase de saber nadie que era una anciana diffcil y tirgnica. Det mismo modo, fo- menté un concepto clevado y fantéstico del universo entre los hombres que vivian en Inglaterra y cuyas nor- mas de higiene, decencia y humanitarismo habrian enfermado a un hombre moderne Fucron principalmente los platénicos quienes hicieron menos limpio y mas pintoresco un mundo que cn la visién medieval habla recibide una puleriiud macemitica, El enciclopedista dé Caxton’ ¢s perfec tamente claro y preciso en el pasaje siguiente: Dios hizo perfectamente al redon pelors absolusam red indo al ciclo que Ja rodea y que envuelve la ai fas partes sin ninguna fal as{ como del mis Ja cdscara de un huevo envuelve la clara por toe: Y asf el cielo gira alrededor de un aire que esté c aire, e} cual en latin es larmads hester (éxer] E inme jatamente fuera del hue Dios. Aunque sf habla habido platé sti el cielo de os medievales, esta cica nos da el tono prevaleciente. Pongamos a su lado un ejemplo de p atonismo italiano, una breve +E La reine de las hadas, de Spense’, es 16s de Tenbel fa mul bel la reina, represencada en Glariana [T.] sentadara, que in de Isax tende ser ona reprete adie " El enciclopedina de Caxton, Passje del Bipejo del mundo, p48 ARS LOS ESLABONES DE LA CADENA 79 descripcién del universo, tomada de La academia del eortesano del conde Anibal Romei,* traducida del ita- Nano al inglés por I. K. en 1598. Romei, a la manera habitual, asciende por la escala de la creacién, pero encima de los hombres y debajo de los angeles coloca a fs Naturaleza, como ser intelectual. Es la plawnica “Alma del mundo", y como ral le da vida y forma. Como Naturaleza, “pone en la materia el sello de la divinidad, en todas las formas generativas y cor : dirige a sw fin a todo lo privado de entendimienio". Sotre la Naturaleza estan los Angeles, en el orden dio Este hecho de dar.un alma a la naturaleza — Secir, a la naturaleza en el sencido de natura naturans, Ja fuerza creadora, no de natura naturata, la creacién natural— fue una adicién moderadamente heteredoxa Como Inteligencia, es infalible y a los seres espiricuales o intclectuales; y sera mejor que én ngamos Ia opinién ortodaxa, pues los isabelinos hablaban mucho de la ena, y no es posible omicirla de Ia Todos fa naturale: cosmovisién convenfan en que habla u a ley de actuaba invariab! ¢ por medio de reglas que s6lo a ella cran aplicables; pero adi bala cuestis aber si era un age n conjunco de te volun involuntario. Hooker, ortodoxo como siempre, se tra expticito al respecto. No es posible récono rle una voluntad propia, ni el rango de una especie de diosa, Ni siquiera es un agente con Ia mirada “Et conde Antbal Romei: Su libro, que ara coresanos, se publicd en 1565. Va pi cidn de la vida en la coe de Ferrara. Su primer discurso, De (a belteza, sida por wna deterip 80 LOS ESLABONES DE LA CADENA siempre fija en los priricipios de Dios; es, antes bien, el instrumento directo ¢ involuntario de Dios mismo. Los distintos fenémenos “de Ta haturaleza tienen que desempefiar sus funciones“apiupicdes pasa conservar sus identidades, pero ng tienen conciencia de.ello. No actéan por iniciativa de la naturaleza sino de Dios, por la presién de su Providencia. “La naturaleza no es nada sino el instrumento de Dios.” Hakewill? aplica la misma doctrina a Jos diversos cuerpos celestes. Cuando el Salmista dice que el sol sabe que se pondrd, s6lo habla figurativamente: Implicando con ello el Profera que el sol cumple con su movimiento prescrito tan precisamente que ni en wn Spice sedesvia nunca deél, ¥ por tanto se dice quehace lo mismo por conocimiento y entendimiento: no es que el sol tenga alma alguna o uso de entendimiento, sino que mantiene su curso y medidas exactamente de acuerdo con la prescripcién de Dios... Que el argumento por el que los paganos infieren que las estrellas necesariamente deben ser digses clar‘simamente prueba lo contrario. Pues si las toman por dioses por la ceridumbre de sus cursos 5© ‘engafian mucho en ello, ya que esto prueba con toda cla- ridad que en realidad no son dioses, porque no pueden apartarse de su curso establecido. Mientras que si fueran dioses se desplazarfan en este y en aquel sentido en los ciclos tan libremente como Io hacen sobre la tierza lat criatura: vivas que, como tienen a libertad de su albedrfo, van de aquf allf segtim les place. Otro ejemplo de platonismo, bello pero irrespon- sable, aparece en Spenser, en su Himno de la bellexa ° Hiahewill op. eit. 1.2. 2 bo ae) LOS ESLABONES DE LA CADENA 81 celeste. Aqui, las esferas del universo flsico no estén reguladaé por las distintas érdenes de Angeles segtin el esquema medieval, sino duplicadas platénicamente por otras, ideales: . For far above these heavens, which here we see, Be others far exceeding these in light, Not bounded, not corrupt, as these same be, But infinite in largeness and in height, Unmouing, uncorrupe, and spotless bright, That need no sun Cilluménate their spheres But their own native light far passing theirs. And as these heavens still by degrees arte Until they come to their first mover’s bund, That in his mighty compas: doth comprise And carry all the rest with him around; So those likewise do by degrees redound And rise more fatr, till they at last arrive To the most fair, whereto they all do strive [Pues muy encima de estos ciclos que aquf vemos, hay otros muy superiores a ellos en luz, no limitados ni corruptos como éstos 10 son, sino infinitos en anchura y akura, inméviles, incorruptos y brillances sin niancha, ‘que no requieren sol para iluminar sus esferas sino que su propia Tuz naturel los deja atrés Y cuando estos cielos por grados ascienden hasta legar a su primer motor, que en su inmenso Ambito abarca ylleva a todo el resto girando consigo, asf aquellos por grados se redondean y clevan més hermosos, hasta Hlegar por fin al mAs bello, al que todos ellos tienden.) 82 LOS ESLABONES DE LA CADENA En estas esferas celestes coloca Spenser una extraiia variedad de habitantes: en las inferiores, las almas de Jos hombres justos; en las siguientes, las Ideas ¢ Inteli- gencias platnicas; en la siguiente, las Potestades y los Potentados; después los Tronos y las Dominacion: luego los Querubines y Serafines; y por dltimo, aten. diendo al propio Dios, los Angeles y Arcangeles. El que realmene le imporara a Spenser insertar ideales platénicos en ef orden de los cielos es una medida de la extrafieza de la Epoca isabelina. Oura poderosa y persistente piera de platonismo se relaciona con los angeles que, supuestamente, dirigfan el girar de las esferas en el universo fisico. Este concep to, en si mismo plarGnico, es cariocido al lecror actual sobre todo por sus referencias en los poemas de Donne, j como cuando al principio de Viernes Santo: hacia ef compara el alma a una esfera y la devocién a una igencia o un Angel que le hace girar. Esto noes en Doiine un ejemplo de medievalisma privado, sino idea actual y ortodoxa. Hooker lo insinga." Goodman considera tan complicada cl desplazamienta de las estrellas que debe ser dirigido por Tnteligencias “que en realidad son Angeles”. Aun Ja esfera de la luna es mis. teriosa y tiene el extraiio poder de atraer las mareas, Hakewill, rival de Goodmat acepta las inteligencias 18 Hooker lo insinia: En las Leyes dé politica eclesidiica, V, 69 Todas tas dems referencias a Hooker son d obra, para cuyas referencias no he dado de correspondicnees " Hatewill: op. ci 11, 2.1 primer libro de esia 8 de los capttatos Wa LOS FSLABONES DE LA CADENA as Es opinién unsnime de los plarénicos. peripatéticos y escoicos, y de todas las sectas noradas de filésefos que reconocieran fa divina providencia, can quienes con: vienen Ia gran parte de nuestros cultfsimos y cristianos It Goctores, que los cielos son movides por Angeles. Y¥ campoco eritn ajenas las Inteligencias a Ja teorfa de la cadena del ser. Antes de que las cosas se complicaran Por el concepto de otros mundos poblados por criaeuras intermedias, a menudo se pen como en la tltima categoria de Sngeles que tocuban a los ejemplares més elevados de la especie humana. Los platénicos se deleitaban elaborando les fan ciones de las Inteligencias. Sostenfan que no sd'o eran los Angeles quienes movian las esferas, sino que estos Angeles eran idéncicos a aquellas sirenas celesciales que, en Plasén, estén sentadas sobre sus esferas y, cada una cantando una nota distinta, componen una armonta de arrebatadora belleza. Aristételes se habia refdo de esta idea que, con tos dos mae: opnestos, llegé a ser tema habitual de las dispul démnicas. Hakewill pone as cosas conveniestemente, s en bandas as aca- 10 enite las antigues no pocos, ni ignorantes, que por una paderosa fancasta concibieron en ellos un excelente melodfa formada por ef movimiento de lus esfrras celes es, Fue esborada por Pieagoras, sosienid ace amence defendida por Macrobio y por algunos cris tianos, como Beda, Boecio y Ansclma de Caniorbery: pero Aristételes hizo mofa de ella, di supasicin agradable y musical pero, de hecho, imposible, 84 LOS ESLABONES DE LA CADENA Cualquiera que fuese el resultado de Ja disputa, el concepto de la mtisica de Jas esferas fasciné el espfritu de los hombres ¢ inspir6 a los poetas. El Genio del Bos- que, en la Arcadia de Milton, describe cémo habiendo camplido con sus deberes diarios de guardabosques. escuché fa mésica celestial. But els in deep of night when drowsines Hath lockt up mortal sense, then listen I Ta the celestial Sirens harmony, That sit upon the nine enfolded Sphears, And sing fo those thot hold the vital shears, ‘And tum the Adamantine spindle round, On which the fate of gods and men és wound. Such sweet compulsion doth én music ly, To lull the daughters of Necessity, And keep unsteddy Nature to her law, And the low world in measur’d motion drase Alter the heavenly (une, which none car hear Of human mould with grosse unpurged eer. [Pero en lo profunde de la noche cuando el letargo ha encerrado al suef ‘mortal, eseucho entonces yo Ja armonfa de las Sirencs celestiales, sentadas en las nueve cerradas esferas, que cantan a quienes sostienen fas tijeras vitales y hacen girar el huso diamantino, en que se hila el destino de dioses y hombres. Tan dulce compulsién hay en ta masica para adormecer 2 las hijas de Necesidad y mantener invariable Natura a su ley. y el bajo mundo en movimiento mesurado al compés de la tonada celestial, que nadie puede ofr de molde hurnano con tosea oreja no purificada.] ne LOS ESLABONES DE LA CADENA 6 Esta dltima adicién platénica, que lo impuro de la carne nos impide ofr Ia mésica de Ios cielos 0, antes bien, su equivalenté musical en nuestro propio micro- cosmo, también fue conocida por Shakespeare. Dice Lorenzo a Jessica después de referirse a las tachonadas orbitas: Las almas inmortales tienen en ellas una mésica ast pero asta que cae esta envoliura de barro que las aprisiona burdamente entre sus muros, no podemos ofrla. Owra figuracién mas —perfecto ejemplo de aquelta fusién de Platén y el Génesis que atrajo tan poderosa. mente 2 los isabelinos como a toda generacién que Ja habla aceptado— era que antes de la Cafda, el FF hombre podla ofr ta masica, Esto est de acuerdo con el pasaje de la Defensa de Sidney al que ya me ke referido. El ingeiio del poeta tiende més allé del echo real, por ejemplo al concepto de la masica de las esferas. Con’ no endeble argumento hacia los inerédulos de aquella primera y maldita calda de Adan, pues nuestro Jngenio levantado nos hace conoce: To que ¢ 1a perfec: cién, y sin embargo nuestra voluntad infectada nos impide llegar a ella Si los belinos estaban convencidos de que habla. fmbitos de pureza y deatitud encima de la esfera sublunar, que angeles de diversas 6rdenes los habitaban, y que algunos de estos angeles curcpltan con los encar gos de Dios 0 protegfan a los hombres, no menos con | eects estaban de que una parte de los Angeles cayé oo LOS ESLABONES DE LA CADENA de la gracia de Dios, que habitaba en cl infierno y que hacfa dao a los hombres. En todas las sectas ge convenfa en que habian cafdo por orgullo. Respecta a esto, Hooker se muestra a la iez cradicionat y represen. tarivo de la opinién comin. Los angeles malos se desprendieron volintariamente, y lo hicieron porque apartaron sus espfritus de Dios y de la creacién de Dios, que a su vez es prueba de la bondad de Dios Para centrarse en ellos mismos. No habia, en realidad, aura maneta como pudieran pecar les angeles sino por rellajo de su entendimiemta de st mismos; cuando, adraiton do su propia sublimidad y honar, el recuerdo de ev subor dinacién 2 Dios y de su dependencia de El se ahogs ey va soberbia, enronces, su adoracién, amor ¢ imiracion de { Dist no pudieron sine inerrsnnpivse. La pe # Angeles fue, por canto, el orgulla ian de los Ademds gene's nente se aceptaba, segin la doctrina cristiana primitiva, que los angeles caidos tomaron le forma de deidades paganas o se dispersaron por Varias regiones del wi 80 fisico. Hooker dice que estan eTeos, algunos en el ab en el agua, algunos éne algunos en ta vierra, al fas minas y cavernas min gute hay bajo ti A estos esptritus malignos h los paganos como a dioses, ya en ge al.con el nombre de Sy algunos en particularen ordculos, ya ep Holos, ya como dios dioses infers det hogar, ya como ninfas: en una palabra, no hubo espfrina inmundo y maligno que de tun modo u ot#0 no fuese honrada por los hombres como Dios, hasta que Tegé al mundo el tiemp: disolvid tas obras del Demonio. LOS ESLABUNES De La LAURA ee Pero las tradiciones de dngeles y demonios cran tan fascinadoras que en ciertos Smbitos se canservarcn con todos sus detalles medievales. El extenso capitulo de Burton’ sobre la naturaleza de los espiritus es la expo sicién clasica, y vale la pena citar de él un ejemplo de lo que la Edad Media habia tomado muy en serio pero que se habfa degradado hasta no ser mas que una apa sionance antiguaila en la época de Isabel. Nuestros hombres doctos y otros seélagos esrablecen nueye clases de espfrizut mat gnos, come Dionisio le baba hecho con los Angeles. En la primera fila estén aquellos falsos dioses de los gentiles que fueron ador en diversos fdalos y dieron ordculos en Delfos y otros W cuyo p es Belcebi. Le segunda fila es mencirosos y Fslsos, como Apolo, Pitio y otros similares ra es {a de las porradares de la ira, inventores de os ania La vere codo dafio: su principe es Belial. La cuarta es la de los demonios maliciosos y vengatives, y su principe es Asmo- » quit 3 sexta es la deo. La quina es de manticas y brujes; sw principe e: demonios etéreos que corrompen ef aise y incendias, eve... de q) Ffestos prineipes de aquellos causan pestes, cruen ipsis, y Pablo tes Namé ance del aire: Merestn essa prineip es, mencionada en #! Apocalipsis y 1 diablo acusador © El séprimo es un destr pitan de combustiones, clam llamado Abadén. El octavo es calumniador que leva 2 tos hor! Los nevenos som los tentadores de diversas indoles. y st ss a la desespera principe es Maramén "Tel extenso capltula de Burton: Anatomia de fa melancoiia, 1 Le. 38 LOS ESLABONES DE LA CADENA En la Edad Media, con su mentalidad matemética, realmente tenfa importancia que hubiera nueve jerarquias de Angeles malos para enfrentarse a las nieve de Angeles buenos;’pero Burton dice casualmente que Psellos divide los demonios en seis clases. Ello No significa que la creencia en demonios y brujos no estu- viese muy viva en la época de Burton, sino tan sélo que tenfa una forma distinta, El pasaje de Burton nos ha trafdo de los raptos mfsticos del sublime ciclo de Dionisio a las més terre- nas marafias del folklore y la supersticién. Aquf, los Angeles ortodoxos se merclan con hadas y los demonios con duendecillos y sicubos. Es un vasto campo que hemos de dejar fuera de los Ifmites del presence libro El lector acaso piense que en un libro que trata de las suposiciones permanentes de los isabelinos he dado excesiva importancia a los Angeles. En realidad ocurrié — podria preguntarse— que estuvieran allf todo el tiem- po, como parte del esquema general de las cosas? Pa- rece que all estaban, y que los hombres realmente tenfan conciencia de su ser, como superiores a ellos mismos en voluntad y, sin embargo, no muy distintos. Estas palabras de Hooker probablemente representan las suposiciones comunes: Y¥ campoco estén los Angeles muy separados de nosotros en tu fadole y manera de trabajar, sino que entre Ia ley de sus operaciones celestiales y los actos de los hombres en rate estado nuestro de mortalidad hay tal correspondencia que hace urgente conocer de algiin moxlo a fos unos para una més perfecca direceién de los otros, LOS ESLABONES DE LA CADENA a9 LAS ESTRELLAS ¥ LA FORTUNA Bien se ha dicho que para los isabelinos las fuerzas motoras de {a historia eran la Providencia, la fortuna y el cerécter humano.”? Nuestro estudio de la eadena del ser sigue bastante de cerca este curso. Hasta aqui, nuestro tema ha sido el orden divino y la presién de Dios para mantenerio, los cielos inmutables y los seres espirituales perfects. Llegamos ahora a las estrellas que, aun cuando obedeciendo el o-den incambiable de Dios, son responsables de las veleidades de la fortuna en los Ambitos sicuados debajo de fa luna. "* Los planctas cran, en realidad, los agentes que cambiaban la eter- nidad €f miutabilidad® tenfan fa funcién del millén de pedaziis de cristal pintado que en la cdpula de Shelley manchan el blanco resplandor de la cternidad, cuando el cristal mismo no cambia pero ocasiona cambios en otras partes ‘Aun cuando son distintas las imagenes utilizadas para expresar el dominio de las estrellas y de la fortuna, ambas influencias sobre el mundo son una sola, Para el predominio de Ia fortuna, Ia imagen de la rueda es constante tanto en la literatura como en las imagenes; ya veces se le presenta con circunstancias tan conere- tas que se corre el riesgo de legar al absurdo y de hacer que los pensamientos del espectador o del lector 'S Bien se ha dicho: La observacin mencionada es de la edici6n del Eduardo JI, de Marlowe, hecha por W. D. Briggs, Londres. TDA, p. XCV. WE terror general de las estrellas: Para la tiranfa de a fortuna en Jos comienzes de la época cristiana, véase el primer capftulo de Willard Farnham, The Mediewal Hertoge of E-bethan Tragedy, Universiy of California Press, 1996 20 LOS ESLABONES DE LA CADENA se aparten de las estrellas con sus influencias sutilmente Penetrantes. Existen aquellas representaciones grose- Tamente fisicas de seres bumanos, con atendo realista, aferradas 0 atados a lo que parece una gran rueda de carreta, en el momento de ser elevados o arrollados en cel suelo, dando grotescas volteretas; y tenemos esto, de Hamlet *Apara, apanta ed, Fortuna Sioses, en general cabildo congregades, arrebaradle su Poder, romped todos Jos rayoty pinas de rueda, y despe- ad por la montafia del cielo el redondo cube, para que vaya a hundirse en el abisme con los demoniosd meretsiz! |Vosotros todas No obstante, se daba por sentado que las estrellas dictaban la general mutabilidad de las cosas subhuna. res, ¥ que la fortuna era parte de esta mutabilidad que s6lo se aplicaba a la humanidad. Fa los tiempos en que el eristianismo era joven y én desarrollo, habfa un cerror generat a las estrellas y una difundida practica de la astrologta, E] terror era Principalmente supersticioso, y la dnica manera de mitigar la enemiscad de las estrellas era por medio le Ia magia. Una de las principales tareas de Ia Iglesia fue reducir la licencia de la supersticién astrolégica de Hos lcimos riempos paganos a su propia disciplina, No habfa que pensar en arrancarla de rafz. Como era natural, no Ip logré por completo, y nunca pudo completar esa"{area. En la época isabelina, como en otras anteriores, 1a creencia ortodoxa en la influencia de las estrellas, sancionada pero articulada y controlada Por la autoridad de la religion, no siempre se conserve pura de los temores de la supersticién primitiva LOS ESLABONES DE LA CADENA 9 Los temores supersticiosos no nos interesan aqui; oco tienen que ver especificamente con la épaca isabe. lina. Pero vale ta pena reflexionar (como no siempre se hace) en que ni aun éstos eran slmple horror y pérdida Si la humanidad habta de escoger entre un universe que la ignoraba y uno que la notaba para hacerle daft, bien podfa elegir el segunda. Nuestra propia ‘Poca no deberd empezar a felicitarse por heberse liberado de toda supersticién hasta que haya vencide Ja tencacion més peligrosa de caer en la deseeperacién, Tampoco nos interesan aqui. los detalles de Ig astrologta practica. Aunque se hactan horéscapes y se sopservaron muchas docerinas minuctosas, Ins reglas del juego, como lo he sefialado ances, habfan com biado. En realidad, la diferencia entre la ereencis yl Préctica astrolégica medievales y las isabclinas es sient lar a Ia que puede haber entre el juego del tenis ysu implificada progenie. Pero ambos juegos se pracica ban con entusiasmo Ya fuera escrupulosamente ertodoxo o inctinade a 1a supersticin instintiva, el isabelino creta en la consi Potente operacion de un destino exierna en el mundo Los doce signos del zodiaco tenfan sus activa propiedades Kas planeras estaban ajetreados todo el tiempos ¥ sus conjunciones fluctuantes productan una sueestén aparentemente caética de condiciones, tedricam, Predecibles pero en la practica casi inaleanzablee Para

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