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Cc. M. BOWRA LA IMAGINACION ROMANTICA Versién espafiola de José ANTONIO BALBoNTIN TAURUS i LA IMAGINACION ROMANTICA Si quisiéramos seffalar una caracteristica que diferen- cie a Jos roménticos ingleses de los poctas del siglo xv1tt, la hallariamos en la importancia que los primeros daban a Ja imaginacién y en su especial interpretacion de la rrisina, En este punto, con ligerns discrepancias de tar Ile, coinciden Blake, Coleridge, Wordsworth, Shelley y Keats, todos los cuales hacen de la imaginacién la base de su teorfa poética. En el siglo xvrrr, Ia imaginacién no exa el punto cardinal de la creacién postica. Para Pope ¥ Johnson y para Dryden antes que ellos, la imaginacion tenfa escasa importancia y cuando la mencionaban, le daban una significacién limitada. Admitian la fantasia, siempre que estuviera controlada por lo que ellos Hama- ban el «juicio» y admiraban el uso de imagenes, pero considerandolas ‘simplemente como impresiones y ‘meta foras visuales. Para ellos, lo més importante de Ia poesta era la expresién fiel de las emociones o de los sentimien- tos, como ellos preferian decir. Deseaban expresar, en términos generales, Ja experiencia comin de los hom- bres y no entregarse al capricho personal para concebir nuevos mundos. Para ellos, el poeta era un intérprete mas que un creador; un hombre dedicado a mostrar las atracciones de lo ya conocido, més que a volar a las re- giones de lo desusado y no visto. Bstaban menos inte- resados en los misterios de la vida que en su familiar apariencia y trataban de expresar ésta con el mayor en- canto y la mas fiel exactitud a su alcance. En cambio, para los romédnticos la imaginacién era fundamental, porque pensaban que sin ella la poesia era imposible BH Esta creencia en Ja imaginacién formaba parte de la creencia contempordnea en la personalidad individual. Los poetas roménticos tenfan conciencia de su maravi- losa capacidad para crear mundos imaginarios y no po- dian creer que esto fuera estéril o falso. Por el contrario, pensaban que ponerle freno era negarles algo vitalmente necesario para su propio ser. Pensaban que era esto, pre- cisamente, Io que les hacia poetas y que al cultivar su imaginacién, podian realizar su misién més eficazmente que otros poetas constrefiidos por la caucién y por el sentido comtin. Velan que el poder de la poesfa era ma- yor cuando se guiaba por un impulso libremente crea- dor y sabfan que en su caso ello ocurrfa cuando modela- ban visiones flotantes en formas concretas y cuando per- segufan_pensamientos inasequibles hasta capturarlos y someterlos. Asi como en polftica los hombres apartaban su mente del orden existente para elaborar grandes pro- yectos de humanidad reformada, asi también en las ar- tes desdefiaban el plan convencional de la existencia para emprender aventuras personales Henas de gloria inspi- radora. Los poetas del Renacimiento descubrieron de pron- to grandes posibilidades de la intimidad humana y las expresaron en un arte atrevido y amplio que no se limi taba a copiar humildemente la'vida, Los poctas romén- ticos adquirieron una conciencia mas profunda de sus propios poderes, y sintieron aquella misma necesidad de ejercerlos, imaginando nuevos mundos de la mente. E] amor de los romédnticos a la imaginacién fue for- talecido por consideraciones religiosas y metafisicas. Du- rante un siglo la filosoffa inglesa estuvo dominada por las teorfas de Locke. Este pensaba que la mente, en sus percepciones, era enteramente pasiva, una simple mé- Quina registradora de las impresiones’ del exterior, , porque hacia de la mente su punto central y su guia mds alta. Pero como eran potas, insistian en que la actividad més vital de la mente era la imaginacién. Como ésta era la fuente de Ia enerpfa espiritual, ellos no podian dudar de que fuese divina, por lo que, al ejercerla, ellos participaban de algin modo en la actividad de Dios. Blake dijo or gallosa y proféticamente: Este mundo de Ia imaginacién es el mundo de Ia cternidad; esl seno divino en el que todos entraremos después de la muerte Get cherpo. vegetal. ste ‘mundo de la imaginacion es infin ‘temo, inlentras que el mumdo de la generacion, 0. vegelacioa, ex nt fpporal Bh ct mando cleo cunt Je recat minertes de cada cosa, que se reflejen en el espefo vegetal Ee ta naturaleca, Todas las" cosas estan comprendilas on sus Formas’ Hternse.en el cuerpo divino del Salvador, la verdadera vid de la Eternidad, le Timaginaclon Humana Para Blake, la imaginacién es nada menos que Dios operando en el alma humana. De aqui se sigue que cual- se gee quier acto de creacién ejecutado por la imaginacién es divin y que en la imaginacién Ja naturaleza espiritual se cbse se realiza ‘Ge un modo pleno y_ definitivo. Coleridge no habla con certidumbre tan apocaliptica, pero sus conchisiones no son muy diferentes de las de Blake: _Sexung. aug muon, ot pes len? Ge some “loaa percepetén humana, y que yo S0¥, al rene principal de tos Pefalio eterno de exeasion de in mente tafe ita’, Bs cierto que Coleridge considera la poesia como un producto de la imaginaciOn secundaria, pero como ésta Rolo difiere en grado de la primaria, sigue estando claro ue para él la imaginaciOn tiene una importancia, funda jhental, puesto que participa de la actividad creadora de Dios. ‘Esta es una extremada pretensién y no la sustentan solo Blake y Coleridge. La sostuvieron también, hasta Gierto punto, Wordsworth, Shelley y Keats. Cada uno de Estos estaba convencido de que la imaginacién no era sélo su mas Preciada posesion, sino que estaba ligada Ge algin modo con un orden sobrenatural. Nunca se ha- bia hecho semejante proclamacién y a ella debe en gran parte la poesia romantica su atraceién mégica. El pelic gro de tina pretensida tan atrevida consiste en que el oeta puede Sentirse tan absorbido en su propio univer- yo y en la exploracién de sus rincones més recénditos, {que se haga incapaz de comunicar su experiencia esen- dial a los demas hombres para convertirlos a su credo fntimo. Los poctas romédnticos crearon ciertamente mun- dos de su propia cosecha, pero lograron persuadir a otros Ge que esos mundos mo eran mieramente un producto Gbsurdo de su fantasia. A este respecto, esos roménticos Seuuvieron més cerca de Ja tierra y del hombre comin gue algunos de sus contempor’éneos alemanes. No tenfan iymisma estima por los anhelos insatisfechos como un fin en si, ni por la creencia en las alucinaciones y en la jnagia, que tanto papel desempefian en la mente de Bren- Taro, al experimentan la delicia nihilista de desgajarse de Ia vide, sobre la que Novalis escribe a Caroline Schle- gel: Yq sé que la imoginacién se slente atraida,especlalmente por to ede fnatsat yofinas animel, pero s€ también que toda tma- —6— — ginacién es un suefio, que tiende a la noche, a lo hueco y a la No era esto Jo que pensaban los roménticos i ade eusstede gue penaben ts comfoios ings esencial con la verdad y la realidad y se esforzaban por lograr que su poesia expresara esa relacién. Al tratar de hacerlo tropezaron con una antigua difi- cultad. Si un hombre deja volar libremente a su imagi- nacién, ¢qué garantfa hay de que su visién refleje exac- tamente la realidad? ¢Puede decirnos algo que nosotros no sepamos 0 est diciendo cosas tan alejadas de la vida real que representen més bien un escapismo? Esta pre- ggunta ha sido contestada en cierto modo por Locke cust a despectivament io poetic Stilo is contests Tort Paine cl ahign neebloconarts de Blake, en su libro La edad de la razén: - Yo. re icin yen ay ten spelt rang So sey mew a ‘que conduce con exceso al campo de la imaginacién, " Este punto de vista no es nuevo. Se basa en el su- puesto de que las creaciones de Ia imaginacion son meras fantasias, sin ninguna relacién con la vida. Este proble- ma conturbs a los isabelinos y Shakespeare alude a él cuando pone en boca de Theseus estas palabras: BL ojo del poeta, con su bello rodar fantastic gira del cielo a la tierra y de la ae ‘al cielo, ? al orjar 1a imaginacion ° las formas de cosas nunca vistas, la pluma del fas boehra'y aatel aire venta enema cee un albergue y un nombre®. Esto habria obtenido la aprobacién de un filésofo i ( ofo italiae no como Pico della Mirandola, quien pensaba que la imaginacién era casi una faculiad enfermiza, y viene a refotzar a asociaclén hecha por ‘Theseus entre el poeta y el lunatico 0 el enamorado. Aun otros muchos, que no Yan tan lejos, consideran que las ereaciones ‘de la ina ginacién tienen escasa conexién con la vida Fepresntan ina fuga agradabe de fut macrgas Fata ts la opinién que expresa Bi e Ia plnién, que express Bacon en su ensayo sobre EI pro- 7 a imaginacion, no estando,suitn as lees de, ater, puede Jantar a placer fo. que la haturaleza separa, y romper 16 as, ‘a naturaleze. "junta, estableciendo de este modo uniones y Ivorcios legates entre las cosas. Bacon considera esto como una actividad inofensiva y placentera, pero nada més. Aunque los isabelinos ex: Zedieron a los hombres de cualquier otra edad en la crea- cién de mundos imaginarios, sus pensadores més serios no coneedieron gran importancia a la poesia y se limita- ron a consideratia como un pasatiempo olvidado de las preocupaciones ordinarias de la vida. Esta posicién no puede Satisfacer a los poetas que creen que la imagina- cién es una facultad divina, que atafie a las profundida- des del ser. En realidad, eS dificil para cualquicr poeta pensar que sus creaciones son imaginarias, en el sentido peyorativo que Bacon da a esta palabra, Los poetas creen generalmente que sus creaciones estan en una u otra for- ma ligedas con Ia realidad y esta creencia les alienta en Su trabajo. Su método no es el de la mente analitica, pero no por eso deja de ser penetrante. Los poetas suponen que la poesia trata de algiin modo con la verdad, aunque esta verdad sea diferente de la perseguida por la ciencia © por la filosofia. Que Shakespeare comprendia esta cues- tion, ce ve claramente en lo que dice Hippolyta contes- tando al discurso de Theseus sobre la imaginacién: Pero contada toda la historia de esta noche, y todas sus mentes transfiguradas a un tiempo Son mds que imagenes de la fantasia; foma una gran constancia, no obstante ser extraiia y admirable’. Hippolyta tienc bastante sentido para comprender que las invenciones de un poeta no son «aire vano», sino que guardan cierta relacién con la realidad. En esto repre: Senta una opinion que se opone a la del platénico Pico, pero que tiene cierta afinidad con la de Guarino, segan el cual, las declaraciones de la poesia son verdaderas no fiteralmente, sino simbélicamente', Para Hippolyta, las ‘creaciones de la imaginacién se relacionan con Ia expe- riencia viva y reflejan alguna forma de realidad. ‘Los roménticos afrontan este problema abierta y bra- vamente. Lejos de pensar que la imaginacién se reficre a lo que no existe, insisten en que revela una forma im- — 18 portante de verdad. Creen que, al actuar la imaginacién, ve cosas para las que la inteligencia ordinaria es ciega, gracias a una intima percepcién o intuicién, En realidad, Ia imaginacién y la intuicién son inseparables y consti. tuyen, para todos los efectos practicos, una sola facul- tad. La intuicion despierta a la imaginacién y es espolea- da por ella al emprender su tarea, Sobre esta presuncién componian los roménticos su poesia. Al utilizar sus po- deres creadores, se sentian inspirados por su sentido del misterio de las'cosas, que trataban de penetrar con su intuicién, para expresarlo en formas imaginativas, Este proceso no es dificil de comprender. La mayor parte de nosotros, cuando usamos nuestra imaginacién, nos sen- timos primero excitados por un enigma alueinante que reclama una solucién y ae fuerza, en segundo término, a nuestra mente a descubrir cosas que antes le parectan fenchrosas o incomprensibles. Al tomar forms coberente nue nntasfas, vemos con més claridad lo qu a conturbado y confundido. Y esto es lo i havea los roménticos. Combinan la imaginacién y la verdad Porque sus creaciones estén inspiradas y controladas por una intuicién peculiar. Coleridge esclarece este punto cuando elogia a Wordsworth en la siguiente forma: Representaba la una del sentimiento pro cues peal ees saamiins Bios ep, 8 obscrvaciin la facalfed imaginaifva de transformar jos obJetes servades, y sobre todo, al don orginal Ge agudizat cl Sono dels stditeray sin Sts prota y fs fra del mine deat En'que sé mucven iat Semas, low iteldentes yas" stu. hones, 9 due fa aldo. despojedo por iacoatambre para fa vison comin, de todo lustre, al apagar sus chispas or sont Tod lat pagar sus chispas de hiz y-setar ses Cuando Ja imaginaci6n trabaja en esta forma no pue- de ser acusada de escapar a Ja vida, ni de ser simple- mente un recreo agradable. sould Bereepelén que acta én intimo consorcio con le imaginacién no es lo mismo que la percepcién propug- nada por Locke, y los romdnticos se esforeaton siempre por disipar toda confusién sobre este punto, Puesto que Jos roménticos trataban de penetrar en la naturaleza de las cosas, rechazaban la limitacién de la percepcién a los objetos fisicos, preceptuada por Locke, ya que ésta pric vaba ala mente de su funcién esencial, que era la de cig percibir y crear al mismo tiempo. Blake habla de esto con profético desdén: sce an ze Ne cone tl aoSie meormnaie a gle ome ne Se re Rick areca fed cae aal pensnmiento? “Donde, si no e= en le mente de wh = Coleridge llega a la misma conclusién por razones pa- recidas: mt a sip oh ent gen oe fds nat aaah a i ater cae ss Pe ace he aks AR ae DD PeLAPA Sian MSA SS fle ‘Al rechazar la concepeién sensacionalista del mundo externo, Blake y Coleridge prepararon el camino, para restaurar la supremacta del espfritu, que habia sido ne- gada por Locke, pero que era entonces propugnada por Jos metafisicos alemanes. Blake no sabia nada de éstos y sus conclusiones se derivaban de su propia facultad Yisionaria, que no podia creer que la materia fuese, en ningun sentido, tan real como cl espiritu. Coleridge habia Jeido a Kant y'a Schelling y encontré en ellos un firme ‘apoyo para sus opiniones, pero éstas se derivabau sds que de la filosofia de aquéllos, en su propia conviccién fnstintiva de que el mundo del espiritu era la dnica rea- Tidad. Como Coleridge era ante todo un poeta, ¥ sdlo en segundo término un metafisico, su concepcién de un uni- verso espiritual: procedia de su intenso sentido de una Vida interior y de su creencia de que la imaginacién, ope- tando con la intuiciéa, era més capaz que la razn anali- fica de hacer descubrimientos verdaderamente impor- tantes para nosotros. ‘AT iechazar las explicaciones de Locke y de Newton sobre el mundo visible, los romédnticos obedecian a su Tamada interna para explorar més profundamente el mundo del espizitu. Todos ellos, en diferentes formas, ‘crefan en un orden de cosas que no es el que vemos, ¥ conocemos, y se esforzaban apasionadamente por escla- Secerlo. Deseaban penetrar en la realidad corriente, para explorar sus misterios y comprender mejor el sentido y el valor de la vida. Estaban convencidos de que, aunque Jas cosas visibles eran los instrumentos que nos acerca- — 20 — ban a la realidad, ellas no lo eran todo y tendrian escasa significacidn si no estuvieran relacionadas con un poder envolvente y sustentante. No es dificil ver lo que esto significa. La mayor parte de nosotros sentimos que un universo fisico no es bastante y exigimos una filosofia que nos explique por qué nuestras creencias y convic- ciones son vélidas y por qué en un mundo aparentemente mecanicista tenemos escalas de valores que ningtin me- ganismo puede explicar. Locke y Newton nos explican, Jo que es e! mundo sensible, pero no cudl es su valor. En realidad, al explicar los juicios mentales como procesos fisicos, destruyen su validez, puesto que el tinico funda mento de la verdad de nuesiros juicios reside en Ja exis tencia de una verdad objetiva, que no puede ser determi- nada por un, proceso causal y subjetivo, Tales sistemas implican un espfritu de negacién, porque al tratar de explicar nuestra creencia en el bien o en la santidad o en la belleza, no hacen mas que disiparla, Por eso Blake sefialé a los’ fisicos atémicos y sus afines como gentes que trataban en vano de destrair Ia luz divina que es la Unica que da sentido a la vida y proclamaba que en su presencia las teorjas atémicas carecian de valor: Los dtomos de Demécrito ¥ las particulas de luz de Newton ‘son arenas de la playa del Mar Rojo, donde resplandecen las tiendas de Israel*. Los roménticos se preocupaban de las cosas del espiritu ¥ esperaban que, por medio de la imaginacién y de la intuicién inspirada, podrian entenderlas y expresarlas en st poesia penetrante, Fue la busca del mundo invisible lo que evocé Ia ins- piracién de los roménticos y los hizo poetas. Bl poder de su trabajo procede en parte de su deseo de captar las verdades tltimas, y en parte, de su exaltacién cuando crefan haberles alcanzado. A diferencia de sus colegas ale- manes, que se contentaban con las emociones de la Sehn- suncht, del anhelar y no se preocupaban de lo que pu- diera ser el Jenseits, o mas alld, con tal de que fueran su- ficientemente misteriosos, los roménticos ingleses prose- guian su esfuerzo de inquisicién imaginativa hasta en- contrar respuestas que les dejaran satisfechos. Su fina- lidad era descubrir el misterio de las cosas, a través de —1—

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