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Dirscion otters, Nyram Bato Dlagramacién (Grito Ambar loaf do carétla ‘hil Coe Forero ‘GUARTA EDICION (2904 Panamericana Eaton Cala 12 No, 24-20 Toltones: 2770725-2770100 Fax: 2773509 Sarit co Bogota D.C, Coombia ISN e50-0-0054-x ‘L9y 23. 192, a. 41~ Es parnio a tedos repro a Constucn yes, oct, ordoancas,ecveéis, relenenibs, damds actos admistetves) ‘deaseres jee, bajo la eipanion do corfomrarse puruarren con a ‘dicen ofc, siempiey cuanto ro est prhibc. ‘mpres por Panamaiane Formas © inprsaos S.A ti acta como pres igre en Gtonbis Pinned in Corba REFLEXIONES SOBRE NUESTRA CONSTITUCION Por: Carlos Lemos Simmonds I Se cio que ns hiss pie comlenza en ato de gros d 198, cundola crop cea ade Cis Sa Foaprindle den ns ang dean Do tog, ens Anta Ela ode del psd Saeed Cavs Wempuror de spay Nena ge en stem yet oe Sn al agate en One de Ivine Teen os ees nn sta or ns troctrel qu dese Borst galas on el ume de Deco Diino dels Reyes, inl ms Sapo que asnlaneafropalasnovedenn rite Eee dl Pre” vlna ceca pol de Maeinvla © les tesis de Bono sobre ln sberania, Per tambign es el ‘momento de inconformidadde Luteroy de Calvino, de Alt Ist, de Juan de Mariana, ol del traniciio, ot del persa- rientorneotomista de gnacio de Loyol, del Derecho Natural del jsita Sudrer y el dl Derecho de Gentes de Francisco de Vitoria. Enel Nuevo Reino de Granada, con la Real Audiencia en ln ciudad de Santa Fe, se termina la conquista y empieza la co- Tonia, se guarda el arcabuz y se compromelen ls esfuerzas para levantar una Caso de Justicia en cada villa que e funde. FlSiglode Oro esparol en lo cultural, laCasa de Contratacén ddeSevilla en lo comercial, laInquisiekin para salvaguardar a religiin y el Derecho Indiano en o institucional, can el Cabil- do como emblema, son las brjulas con las cuales se orienta la colonia durante los dos siglosy medio que perdura este Esta- de-nodriza Se comprenderé mejor el presente si comparamos la filosofia ‘que sustenté la colonizacién en América, en el norte y en el Sur, Ia diferencia de actitud de las colonias anglosajonas con las pobladas por Espana, Mientras en Nueva Inglaterra, los descendientes de los peregrinos protestantes del Mayflower, sin hacer mucho caso del origen divino del poder politico, aplicaron el principio calvinista de la escogencia de susauto- ‘dacles religiosas mediante el voto directo de los fieles, para cexigirles una responsabilidad individual que después se hizo nds clara en las instituciones cviles, los colonizadores espa- jioles, después de recurrir genutiexosa la autoridad papal pa- ra dirimir sus conflictos de teritorio con el reino lusitano en ‘Tordesillas, se acogen al dictado de la escoléstica agustiniana sobre el origen contractuaista del poder, segiin el cual, la co- " ‘munidad, mediante un consenso técito e irevocable con ta monarquia y repetido histéricamente de generacidn en gene- racién, se entrega en perpetuo vasallaje al rey ya su estinpe, cediéndole sus bienes en fiducia y obliggndose en cancelar los tributos u ofrecienco su propia persona en la guerra y en los sevicios pablicos a cambio, inicamente, de que el reino les devuelva lo pagado y lo prestacio, con garantias de la segur- tlad colectiva y de a felicidad de todo el tenitorio. Esta felicidad que, a cambio de obediencia, ofrecia en la colo- ia la escoléstica, 51a misma, insatisfecha, que reclaman el 20 de julfo de 1810 los criollos de Santa Fe cuando, nel Acta de la Independencia, por primera vez condicionan la Constitu- cdma la felicidad con estas palabras: "trabajar con infatiga- ble celo para crear la Constitucién bajo los puntos acorciados yen una palabre, cuanto conduzea a la felicidad de la pa ttia..”. Desde ese momento de 1810, el pais ha buscado du ante més de 180 aos la felicidad que se metece a través de ‘una docena de constituciones, sin ineluir las ue se olorgaron ‘cllas mismas las diferentes provincias amparadas.en el corto sistema federal que tuvo la Repuiblica en sus primerosafios de vida independiente Todas esas Cartas y sus reformas, desce el Acta de la Indepen- ddencia hasta la Constituciin de 1991 se han hecho 0 se han deshechoal galope de nueve guerras cviles (la de I812 entre centralistes y federalistas la de 1810 por motivos religiosos, la ‘de 1851 contra las reformas liberales de José Hilario Lépez, la de 1854 contra la dictadura de Melo, a de 1860 de Mosquera y Obando contra Ospina, la de 1875 contra Aquileo Parra, la de 1885 que antecediG a la Constitucién de 1886, la de 1895 contra el gobiemo de Caro y Ja de los mil dias entre Hberales yy conservadores gute cerré el siglo XIX con devastacion y san- ‘gre), ose redactaron al garete de los cambios sociales, como la reforma de 1936, 0 buscando la pacifieacién del pais con el Frente Nacional en 1957, 0 para modernizar el estado en 1945, ¥ 1968, 0 para mitigar la nueva violencia del narcotrafico, Ia {guerrilla como negocio o el desorcen en los asuntos pablicos como en 1991, En Colombia, son os hechos los que anteceden a la reforma de los derechos y no son étos los que condicionan el acaccer de las conduictas, Y han sido mas determinantes los momen- tos de conflicto y de dolor que los tiempos de reflexién para pensar en el futuro o ena felicidad de la patria. Colombia, en este sentido, ha sido un Fstado-coyuntura, No obstante Jo temperamental y terrigeno de nuestras, instituciones, la osamenta del constitucionalismo colombia- rose ha moldeado, como el conjuntoamericano, en la ealdera ‘universal del pensamiento liberal Al rechazar el absolutismo mondrquico desde la Indepen- ddencia, nunca después hemos siquiera intentado tegresar a Jos absolutismos del comanismoo del faseistno, que han sido ls grandes enemigos del lberalismo eneste siglo ni tampoco ros hemos ideatificado constitucionalmente con populismos andrquicos o fundamentalismos religiosos que pueden ser las amenazas del futuro. Pero es comprensible que dentro de ese basico modelo liberal, nuestros partidos politicos y nuestras ‘normas juridicas se hayan conformado al compas de las Fier- 1zas de inquierda o de derecha que siempre han operado en el libre juego democrético, segrin las hayan favorecido las épo- ‘as o las ircunstancias de modo y de lugar, v Alprincipio de nuestra historia politica, bstaba ser defensor dela Iglesia 0 del centralismo autoritario y, en ocasiones, de acorona, la nobleza, para calificarse de iradicionalista con- servador, o de ser anticlerical o de federalista para conside- rarse radical 0 liberal, posiciones que se reflejaron, cierlamente, en nuestros moldes constitucionales, como en la Carta de 1886, tradicionalmente considerada como conserva- dora, no tanto por su filosofia, como por ser la antitesis de la ‘Constitucion de Rionegro del 63 que fue obra del Olimpo Ra- ical ‘Fasado ol siglo XDX con sus guerra civiles originadas en con- ictos de poder terrrtorial, © en aspectos religiosos o, sim- plemente, en emulaciones personales, los dos partidos politicos que se habian formado alrededor de esas conttonta- ciones y que habfan sido sus protagonistas principales, coin- cidian plenamente en cerrar filas alredetlor de la filosofia liberal que nos venia de la Revolucion Francesa y de la Cons- litucion de Filadelfia. Asi, al entrar ef siglo XX no habia duda dde que ambos partidos colombianos, el liberal y el conserva~ dor habian aceptado y acepiaban plenamente los fundamen tos del liberalismo racionalista de origen francés: la soberania de la Nacién, democracia representativa, Estado de Derecho, separacion de los poderes, regimen republicano presidenciae lista, sufragio universal, liberiacesindividuales, jgualdad an- telaley, ate. Este proceso hist6rico de nuestro constitucionalismo no difie= re mucho del homélogo proceso latinoamericano, Al compa ratlocon el de los Estados Unidos, bien dice Vargas Llosa que, ‘en anto nuestro vecino del norte sedio tna constitucién, sen cilla y breve, que le ha servido por mas de 200 aiios, en Lati- v noameérica la proliferacién de cartas magnas, leyes funda- -mentales y constituciones sélo puede compararse con la “hin- chazon palabrera”’ de esos mismos textos, que nada tienen que ver con la realidad, y en donde cada texto constitucional generalmente “aventajay enaniza” al precedente en el nime- ro decapftulos,articulose inclsas. Agrega, que entrascarse en. esas constituciones, que se suceden como un fuego ce benga- las, ¢ pasear por la inealidad, entrar en contacto con xn hi- brido curioso: Io imaginario-juridico, Io poético-legal. Su "abundosa logomaquia” describe repaiblicas ejemplares, po- ores incependientes que se fiscalizan uno lotro, voluntades ciudadanas que se manifiestan a través del voto, comicios pulquérrimos, libertades garantizadas, tribunales probos y asoquibles a todo el que sienta sus derechos vulnerados, pro- piedad privada inalienable, fuerzas armadas sometidas al po- der civil, educacién universal y gratuita, ete. Por lo comtin, nada de lo que aquellas cartas magnas dispontan llegé a en= carmarse en e308 paises reales que, alo largo del siglo XIX y ‘buena parte del presente, vivieron convulsionados por gue- ras civiles, motines, tapisondas, golpes de Estado, eleccio- res amafadas, ignorancia, caciquismo y dictadura militar Esa alquimia ireesponsable en el uso y abuso del lenguuaje po- Iitico identifica a nuestras naciones con el Estado-artifico, EnColombia, durante los noventa y tantos aitos que llevamos del presente siglo, nuestra historia constitucional se confunde con las reformas quese hicierona la centenaria Carta de 1886, que son, en cicrta manera, un reflejo de las variantes en la Politica universal y, como esobvio, desu influencia en nuestra propia idiosincrasia nacional. Asi como las constituciones francesas y la norteamericana de Filadeliia habian servico de ‘modelo toérico, con el Estado-gendarme, a nuestros Cartas, vl del siglo XIX, y con el Cédigo Napoledn a nuestro derecho privado, la revolucion sovistica ce 1917 que introdujo el 30- Galsmo en las constituciones del mundo, hizo varar el pene dulo de las Cartas de Weimar, México y la repdblia espafiola para llegar, por ella, a nosotros en los terminos de a "Revor luci6n en marcha" de Lopez Pumarejo, que inspin6 la reforma a de Ia ley para reglamentar la nueva Constitucién, Ya empic~ zan los conflictos de interpretaci6n sobre estas nuevas figuras constitucionales, a propésito del desconocimiento della auto- idad del Ministerio de Comunicaciones por parte de una temisora de television que, escudlada en una accign de tutela cesgrime que la vnica potestad piblica que reconoce es el “or- ganismo” interventor creado por la Carta en el articulo 76 pa~ +a regular ol uso del espectro clectromagnético. Seguramente, sucederd igual con la interpretacién que en el futuro sele dé Ja creacién de otras “érganos” atipicos como la Banca Cen- tralen el articulo 371, el “sistema” nacional de planeacién det artieulo 341, la Comision Asesora de Relaciones Exteriores del 225 o la Comision de Reordenamiento Territorial creada por cLarticulo 38 transitorio como “organo” temporal pero que la ley la puede convertir en permanente En Jo que hace a las Ramas en particular, hay que partir del supuesto teérico de su equilibrin, o sea, que no debe exist tuna preponderancia de ninguna sobre las otras y que, mas, bien se debe entender su colaboracién y armonfa, No obstan- te. igualdad en el marco tedrico, lo cierto es que ese equili- brio no se cumple en la realidad politica o la coyuntura Iistorica. Entre nosotros, ha siclo ms el tiempo en que el Ejecutivo ha sido el protagonista del poder, mediante el ejer- cicio de Ia Presicleneia-imperial apoyada en el prestigiode los. conflictos, unas veces, 0 en fos Estados de excepcién las mas de las veces, defindole muy poco espacio histérico al parla -mentarismo o los jusces para demostrar su influencia politica cen la disposicién del poder real. Tal vez fue la Constitucién de Rionegro, camo ya s explic6, la que més oportunidad le dio al Congreso de controlar al Presidente pero, es ahora, cuando cl texto de In Constitucin del 91 le ofrece al Parlamento la “ptima ocasion deacceder aa difcl superioridad de lideraz~ go. Decimos que es el texto de la Carta el que facilita el enro- {gue de poder, pero serén las circurstancias las que lo hagan efectivo. En el papel entonces, el Jortalecimiento del Congreso deriva de varios factores: Ia democracia participativa actunndo al in- terior de los partidos, los moraliza y los organiza para presen- tarse como mayoria 0 como oposicién en el juego. ymentario, garantizando ln sericad de sus planteamien- fos politics con la responsabilidad individual que adquirido cada parlamentario, a través del voto programitico, con sus clectores los que, a 5u vez, pueden exigirle cumplimiento a sus promesas mediante la revocatoria del mandato ("El elegi- does responsable ante la sociedad y frente asus electores del ‘cumplimiento ce las obligaciones propias de su investidurra” dowel articulo 193 de la Carta, para cuya reglamentacion, pre ssentamos un proyecto de ley durante fas sesiones de la Comi- sia Especial Legislativa). Ese control politico del elector hacia el parlamentario se repite, en cabeza de este tiltimo, en relacin con el gobiemo y la administracién, a través de In ‘mocién de censura que, aunque no va ser igual a las épocas ddl parlamentarismo avieso de la IV Repsiblica francesa cuan- do los gobiernos se caian cacia vez que cambiaba la estaci6n, Jas cémaras adquieren, con esta potestad queles da elarticulo 135 de la consttuci6n, la posibilidad concreta de introduc, ene] derecho puiblico colombiano, la responsabilidad politica del gobernante. ‘Tal vez la reforma cel Congreso era la mas sentida nevesidad institucional de la Asamblea Constituyente y del pais pero, ‘ntrariamente alo que podla esperar de la reforma cercenén- ov dole gus atsibuciones y poderes, el constituyente lo fortalecis, tecnificd y lo moraliz6 mediante un severo régimen de innhabilidades e incompatibilidades con trabajo parlamentario todo el afo, sin suplentes, con fucro pero sin la antigua inmu ‘nidad parlamentaria, sin auvilios, con la latonte y permanente ‘posibilidad de la pérdida de la investiara por la revocatoria ‘del mandato, con circunscripcin nacional en el Senado, con el ‘monopolio para la expedicion de ciertas leyes, como las de de- cretar impuestos © la expedicisn de cbdigos, que antes se esca~ ppaban de su érbita a través de 1a concesion de facultades al Ejecutivo, con el retomo dela iniciativalegislativa en materias ‘econdenicas perclida descle la reforma de 1968, con autonomia presupuestal controlando el turismo de los congresistas, con ‘una evidente y més determinante intervencisn del Congreso ‘cuando se deereten los Estados ce excepeidn, en fin, ol texto ‘constitucional ofrece un nuevo modelo de Congreso, quenece- sita evadirse cel trazo en el papel para demostrarle al pafs que ies eapaz de representar can hechos el nuevo protagonismo que le ofrece la Carta de! 91 De todas las reformas, la que indica mejor el fondo del cambio constitucional es la mocién de censura, no tanto por 1 posibilidad cuantitativa cuanto por su significado filos6- fico y politic. La potestad que ha adquirido el Congreso para controlar politicamente al gobierno a través de la crea- ‘ign de este procedimiento sumario, le otorgaal Parlamento. tana stperioridad que hace dudar del equilibrio entre las, Ramas y de la misma tradicion del rogimen presidencial co- Iombiano, que durante afios se habfa fundamentado en la soberania de la Naciém para aparecer como poltticamente irresponsable ante el Congreso, en tal forma que a éste Te estaba vedado dirigir excilaciones a Jos funcionarios pabli- ' : cos y dar votos de aplauso 0 de censura respecto de actos oficiales. Para entender qué significa esa creacién inglesa del impeachment y cOmo ha influido el cambio en la titular. dad de Ia soberania de la Nacién a la del pueblo, en este cespecifico aspecto de la responsabilidad politica del gobier- no frente al Parlamento, nos ayuda, repasar lo escrito atris, sobre la aparicion de la Constitucién cle la lemocracia par- ticipativa, directa, no representativa, donde la relacién que ‘existe entre el elector y el elegido a través del voto progea- rmatico y el mandato revocable, se puede supuestamente comparar con la que se establece entre el Congreso y el go- bierno mediante la mocion de censura, con la diferencia de que aqui, a pesar de que el Legislativo no es elector de la ‘administracion, el Congreso si representa a esa masa electo- ral que escogié al gobiemo y, por lo tanto, bien puede exi= girle la responsabilidad politica que surja del incumplimiento de a ley o del voto programatico que depo- sits a masa al escogerlo; exigencia que esté respaldada en Io revocabilidad del mandato que el pueblo Ie otorgé al go- bierno y que el Congreso ejercita, en su lugar, mediante la miocién de censura Ein este interesante juego de palabras y de suposiciones filosé- teas alrededordela figura novedosa de la moci6n decensura ‘en manos del Congreso, traduce la finalicad del sendero que Jeha trazado a nuestra instituciones la Constitucion del 91 {que 22 orienta, ni mas menos, al surgimiento de un régimen ‘donde el Legislativo va tener mis presencia y protagonismo quela que tradicionalmente ha mantenilo el Fjecutivo. El que ‘surge, es un régimen semiparlamentario o es semipresiden- ‘ial. Como no es de nuestro agrado calificar Ins cosas. a me- dias, sino en blanco y negro, djemos que sea el tiempo, el xxv _mismo Congreso con su reglamentacién o la jurisprudencia eos jueces, quienes nos digan cémo queda el equilibrio de las Ramas y quién va a detentar los factores reales del pode, sin olvidaral otro aparecido podteroso que es la remozada Ra ma de los jueces. De todas maneras, la moci6n de censura, nos parece que es el sgozne que eslabona Ia relacion mds sensible entre el Legialativo ¥ Ejocutivo, donde este tiltimo, ha perdido preminencia a costa

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