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E} razonamiento correcto es Ia es:tuctura bésica que subyace a @ 1 todo comportamiento que logra alcanzar las metas propuestas, bien d duccion a la logica orma: se trate de las decisiones inmediatas aie constituyen In trama dais Pp vida cotidiana o de las mds complejas inferencias de la matematica para; de ahf que la Légica, que estudia precisamente las replas del discurso racional y tiene a su cargo el andlisis formal de la validez de sus argumentaciones, sea una disciplina cuyo dominio iesile indispensable a todos los que pretendan —cualesquiera que sea su imbito y su nivel de conocimientos— un razonar y una conducia atenidos al rigor y a la coherencia.Ror otra parte, los espectaculares desarrotlos logrados en. los wltimos tiempos por la ciencia que fa dara hace veintitrés siglos Arist6teles como eorganon» de la filosofis, han aumentado toda is sa drea"de influencia e incrementado el ‘campo de sus aplicaciones. ALFREDO DEANO —proiesor de la Universidad Auténoma de Madrid— ha escrito una INTRODUG: CION A LA LOGICA FORMAL original tanto en sus plantea: mientos como en sus desarrollos; el objetivo tiltimo es ofrecer Ia lidad de iniciarse sin mayores dificultades en los conceptos y técnicas dz la disciy i, empleando los procecimientos expositivos més idéneos y recurriendo a] lenguaje especializado tan sdlo en los “~pasos indisrensables. Dividida la obra en dos volimenes, el primero (publicado en esta misma coleccién, AU 64) oftece una ‘caracteri- zacién general de la materia, define sus nociones fundamentales.y hhace una presentacién de la I6gica de-enunciad i yew, en dos_partes ieTpimen std dedicada a Ia exposicién &&. Lh: LOGICA DE PREDICADOS con ayuda de miles ejemplos yf. inclosia de un capil e dedicado a ejercicios; en Ta segunds ‘tas auepanen oi lector en comtasta fh Jos. dtimos, esaiTSTOe de la logica y le proporcionan un’ amplidhigepertorio de sugerencias bibliogrsticas, , NWA (LAN Cubierts Daniel Gil Alianza Editorial e e Alfredo Desiio Alianza Editorial, S. A., Madtid, 1975 alle Milan, 38; a 200 00.45 ISBN: 8420629871 (O. C) ISBN: 84.206.21420 (T. I) Depésito legal: M_ 301141975 Fotocomposicién Compoprit Impreso en Closas Orcoyen, S. L. Martine: Paje, 5. Madtid.29 Printed in Spain INDICE Nota preliminar .. a . 7 Parte Primera WV Capitulo I. La Tégica de predicados de peatey orden... 13 1, Nociones basicas. aor Hees i Nominees Petia! Mendee sediados pls ce matt tele pices See tee Sore ceca gaa mens ; ee ne aie a a aor 'b) La légica de predicados monddicos ...... Le es Penson deca omc Rett dc nl reac en ee et cae monks eet ids edad endlce (2) ie sean ptt pas tere meee ee ere ear Poem dene aid dda pica bir den ty iin en a ates” BSSLSSRsTURRAERRNS Cuantificadores muméricas 0.1. Descripciones -enwre - La logica de predicados como sister ferencia. Razin de wna omisién Presentacién de las nuevas regis... "’ ‘La logica de primer orden como cdicuio de Capitulo II. Ejercicios de deduccion 1, Problemas 135 2. Respuestas .. 163 Parte Segunda... Ws 1. Perspectivas .. 17 1. Ls Wigica de predicad 18 2) Le meuteorta =... 199 3. Leas logicas llemadas 201 La légica polvalente 202 La ligica modal 208 4. Los confines de la igiea 24 ca «normal» y Légiea «desviada> Lage, Ungusicny Pocolog IL. Bibliografia (0... ese NOTA PRELIMINAR Este libro constituye la continuacién de la Introduccién a la légica formal (1. La légica de enunciados) publicada en esta misma Coleccién* y recientemente reeditada. Esta segunda entrega consta, ‘como puede verse por el Indice, de dos partes. La primera —y més larga, con mucho— contiene una iniciacién —facilitada con ejem- plos numerosos y reiteraciones constantes— a la légica elemental de predicados en toda su extensién, y se completa con un capitulo de ejercicios, La Segunda Parte se compone de un capitulo titulado «Perspectivas» y de una breve Bibliografia. Por lo que hace al pri- mero, se trata —dicho sea en el estilo de algunos de nuestros en- sayistas — de un «capitulo alffizar», cuyo propésito no ¢s otro que el de asomar al lector a tos multiples y variados desarrollos que —mas alld de lo expuesto en esta obra— estd la I6gica formal expe- rimentando. En cuanto a la Bibliografia, ya se ha dicho en el lugar ‘oportuno que se trata tan slo de una minima seleccién de textos, guieda en muchas ocasiones por las puras preferencias personales del autor, y limitada, en otras, por el casi insuperable hastio que le produce confeccionar listas de publicaciones. Con todo, es de esperar que esa relacién de libros surta sus efectos: el efecto, sobre * Alianza Universidad, n> 64, 10 Nota Preliminar todo, de estimular a keer mds —y, desde luego, mejures— coms sobre Iégica: Este segundo volumen es deliberadamente escueto (no, por supuesto, en el estilo, sino en el contenido). Quedan, sin duda, ‘muchos temas por tratar, 0 por tratar més detenidamente. Hemos ‘creido, sin embargo, que era cosa de tratarlos de otro modo. No de modo introductorio, resignadamente didéctico, sino de manera problemitica, no codificada, mas acorde con el caricter abierto de esas cuestiones que aqui apenas hemos bordeado, pero algunas de las cuales nos proponemos afrontar en otro lugar y en otro tono. Las consideraciones generales que haclamos en el Prélogo Volumen I —y que presentaban a la légica formal terciando entre, de una parte, cl oscurantismo y Ia flojera pseudo-progresista, y, de otra parte, entre Ia gascosa especulacién gratuita y la pobre astringencia formalista—- siguen siendo validas aqui. Los agradeci- mientos, también, aunque habria que multiplicarlos en némero & intensidad. Madrid, 19 de julio de 1975, Allftedo Deaito. PARTE PRIMERA Capitulo 1 LA LOGICA DE PREDICADOS DE PRIMER ORDEN 1. Nociones basicas A) Introduecién, Hacia la légica de predicados ‘Con la légica de enunciados, la Iégica formal era capaz de de- cidir acerca de la validez de cualquier inferencia en la que se derivara. un enunciado sin analizar a partir de otro u otros enunciados que tampoco se analizaban. En otras palabras: la Iégica formal, al nivel de la légica de enunciados, sélo puede analizar formalmente dc manera acabada aquellos razonamientos en cuya validez no esempefia ningiin papel la estructura interna de las proposiciones que los componen. Y, sin embargo, hay razonamientos que, siendo formalmente vilidos, no lo son simplemente en virtud de las puras conexiones ‘externas entre los enunciados a partir de los cuales estén construidos.. Su forma légica no puede exhibirse cumplidamente tan sélo me- diante letras de enunciado y conectivas. Es preciso ir mas alld: enetrar en Ja estructura interna de los enunciados, en busca de clementos relevantes para la validez de la inferencia en cuestion, a (rr “ Alfredo Deatio Al final del volumen I de esta obra poniamos un ejemplo de ese tipo de razonamientos cuya validez escapa a la Wégica de enuncis dos, Pondremos ahora otro, extraido de la misma fuente: Lewis Carroll. Ningon fst puede estar traspasado de amor ‘Una ost puede estar tappasada de amor Las ostras no son fosiles Si encomendéramos a ia sola tégica de enunciados la mostra- cién de la forma légica de esta inferencia, nos encontrariamos, ‘como bien sabemos, con esto: alas Y asi se daria el caso de que un razonamiento que, a la luz de Ja intuicién, a la luz de la Igica «natural, es valido, no lo seria ala Iuz de la Légica. Si la Légica fuera sélo la Iogica de enunciados, ‘mal cumpliria su funcién de andlisis formal de la validez de los razonamientos. Pero no: la Légica dispone de otros recursos. Y ante un razonamiento como el anteriormente reproducido, la Légica levaria a cabo un andlisis cuyo resultado seria el siguiente: Ax (Ex Px) Kx (Ox Px) Ax (0x 1F x), y mostraria la validez del razonamiento estableciendo que a partir ‘de unas premisas que tengan esa forma se puede derivar una con- clusién como ésa. De este modo, quizés: 1. Ax (Fx 1Ps) P 2. (\x (Ox Px) P 3. Fa Pa REA, t 4. Oa-+ Pa RE/, 2 5. Pas Fa RContr, 3 6 Oa+ Fa RTr, 4,5 7. Ax (Ox 1Fx) RIA, 6 Introduccién a la légica formal 15 {Cémo hemos conseguido dar esta versién de la validez formal del razonamiento propuesto? Analizando los dos enunciados que constituyen sus premisas y et enunciado que se presenta como conclusién. Analizando los enunciados, hemos dicho. Qué tipo de andlisis es ése? Un anilisis légico. En el apartado 1 del Capitulo II del volumen I de esta obra sefialabamos cémo a cada estrato de la Iégica corresponde un de- terminado nivel de andlisis del lenguaje, De anélisis Idgico del enguaje, porque ya hemos dicho que en ese andlisis lo Unico que queda retenido son aquellos elementos del lenguaje que resultan im- portantes desde un punto de vista Idgico —dando de lado aquellos ‘otros que los Idgicos acostumbran a llamar, con expresién quizés involuntariamente peyorativa, elementos «retéricos» del lenguaje, de los que se piensa que carecen de trascendencia légica y son objeto de estudio de la sola gramética®. A la Iégica de enuncia- dos, recordemos, correspondia un andlisis del lenguaje que dis- tingue en éste dos tipos de elementos: de una parte, los enun- ciados como unidades; de otra parte, una serie de particulas —'y’ ‘o', ‘si... entonces ...”, ete — mediante las que componemos enun- ciados a partir de enunciados simples, A la légica de predicados, en la que nos estamos iniciando, corresponde otro tipo de ané- ‘isis: un andlisis que penetra en los enunciados, que los examina por dentro. Podria parecer que con esto abandonamos la légica de enun- ciados para entregarnos a empresas Idgico-formales de mayor fuste. Nada de eso. La légica de enunciados sigue con nosotros. No se trata de abandonarla, sino de prolongar el andlisis l6gico. La légica no es un conjunto de célculos desperdigados; tampoco un conjunto de célculos simplemente superpuestos cada uno de los cuales sea la negacién de los inferiores y el inicio de algo entera- mente nuevo. La logica, es, més bien, una acumulacién organizada de célculos cada uno de los cuales supone la integracién de los * Gt. pigs, 45 y ss. del Volumen 1 * Y muchos linghistas ban puntualizedo, con razén, que esos elementos egica- ‘mente relevantes» no son, si bien se mira, tan escasos como muchos légicos piensaa (Véase, por ejemplo, Semantic Theory, de J. Katz. N. York, Harper and Row, 1972). Alfredo Deato anteriores en un sistema més amplio®. No es, por tanto, que al Pasar a exponer ahora el célculo de predicados vayamos a dejar @ un lado para siempre —en razén de las limitaciones de su al- cance— el céleulo de enunciados. Lo que haremos seré construir a partir de é —y conservindolo como cflculo bisico, de fondo — un més poderoso instrumento de andlisis I6gico. Nombres y predicados Asi, pues, la Iégica de predicados supone una extensién det anilisis I6gico formal a través del anilisis Igico de la estructura de los enunciados. Preguntémonos ya: qué descubre 1a I6gica dentro de los enunciados? {Qué hay alli que le interese? Hay, fundamentalmente, dos cosas. De una parte, expresiones que se refieren a judividuas, De otra parte, expresiones que designan propiedades de indi releciones, entre ellos. Interesa sefialar que por~inidividuo" no entendemos s6lo, como él uso de la palabra ha llegado a sugerir, individuos humanos, sino, en general, cual quier_ser concreto, determinado,_identificable frente a todo lo ‘Wakdd"ee"algin sentido: personas, perd también montafias, niimeros, ciudades, estrellas, paises, obras de arte. Todo aquello que tenga 0 pueda tener lo que la gramatica tradicional llamaba un ‘nombre propio’. ‘Veamos qué es lo que, situados en esta perspectiva, podemos ddistinguir en los siguientes enunciados: (1) Virginia Woolf era ingles. (@) Buster Keaton estallé en carcajadse @)_ Ses menor que 7. (4) Antal atscs Sagunt, (6) Lewis Cerroll tenia més talento légico que Carl Prant (©) Jefe del Partido Fascista de la Atlntida tomé asiento entre Grouche ‘Marx y Guillermo Brown. (7), Wittgenstein dedios el Tractotus Logice-Philosophicus @ David H. Pinsent (8) Otelo amaba « Desdémona més que a Eloise. () Azorin preferia Castila a Transit (10) Justiniano dio a Moists las Tablas de la Ley a cambio del becerro de oro. * Aquellos lectores que sepan de aritmétca y andliis matemético hallarén una ‘analogia esclarecedora en la historia do la progresiva ampliacién del concepto de sdmero, Introduccién a Ia_légica formal "7 (11) Sécrates fue e! maestro de Platdn, Buclides de Megara y Fedén de Elis, (12) Elespitin Nemo abandoné el Amazonas en busca del Misisipiy de Laura, (13) Lloro por ia muerte de Crisipo, Escoto Erigsna, Edgar Allan Poc y Cons: tantino Kavafs (14) Giertoreformadorreligioso intenté hacer una sinesis de Confucio, Lutero, Akhnatén y H. P. Lovecraft. (15). Hittsr hizo enlarsea Brecht, Einsein, Freud, Thomas Mann y Fritz Lang. En este conjunto de enunciados podemos distinguir, por una parte, nombres de individuo —‘Buster Keaton’, ‘Otelo’, ‘Platén’, ‘Castilla’, ‘cierto reformador religioso’, ‘el Jefe del Partido Fascista de Ja Atléntida’*—, y, por otra parte, expresiones que, o bien de- signan propiedades (caracteristicas, estados, etc.) de individuos —".. era inglesa’, ‘.. estall6 en carcajadas'— 0 bien relaciones entre ellos —*... atacé ...’, “.. preferia ... a, etc, A las expresiones. > del primer tipo seguiremos llamandolas ‘nombres. de_individuo’” 0 ‘nombres’ a secas, Para designar a las del segundo introduciréri6& el término ‘predicado’. Son, pues, los predicados expresiones que designan propicdades o relaciongs. Convengamos en Sustituir, @ efectos de esquematizacién Idgica, Jos nombres de individuo por las primeras letras del alfabeto escri- tas en mimiscula: a, 6, c, d, ete. Y en esquematizar las expresiones predicativas mediante letras maydsculas que serdin una especie de abreviatura de ellas, en el sentido que veremos. Cémo combinar simbolos de estos dos tipos para representar enunciados? ‘Vayamos por partes, comenzando por Ia més ficil. ‘Tomemos el primer enunciado de nuestra lista: Virginia Wool era ingles, Puesto que hemos acordado reemplazar los nombres de indi- viduo por las letras a, b, ¢, d, etc., y puesto que en el enunciado que acabamos de reproducir no hay mas que un nombre de indivi- duo, ese enunciado quedaria, a medio esquematizar, asi: 2 era ingles. ‘* Expresiones como esta dltima, que, de momento, inchulmos entre fos nombres, serin objeto de examen especial més adelante, bajo el epigrafe "Deseripclones Fa Alfredo Deano De igual modo, los enunciados (3), (6), (11) y (13) de nuestra lista, tomarian, respectivamente, estas formas: @ es menor que b 2 tomé asiento entre b y © 4 foe ef maestro deb, ¢ yd 4 Tora por la muerte de 6, 6, dy e. El préximo paso ha de consistir en introducir los simbolos de predicado. Cémo hacerlo? Para wn légico medieval — on el sentido. que a este término hemos dado en el Prélogo al Volumen I de esta obra~ no habia ningin problema: la expresién ae P constituiria una esquematizacién adecuada de todos y cada uno de los quince enunciados puestos como ejemplo. A la objecién de que no todos esos enunciados son atributivos —es decir, de que no todos ellos consisten en la atribucién de una propiedad a un su- Jeto— responderia el medieval que eso tiene facil solucién: el hecho de que casi ninguno de los enunciados en cuestién esté construido de la forma ‘a es P' es un simple accidente lingiistico. Puede, y atin debe, darseles esa forma atributiva. Asf, por ejemplo, los enun- ciados (2), (4), (7) y (12) de nuestra lista, son equivalentes a estos otros, que muestran ya la forma deseada: (2) Buster Keaton es alguien que estallé en carcajades. (4) Anibal es alguien que alacé Sagunto. (7) Wittgenstein es alguica“Qhe dedicé € Tractanes Logico-Philosophicus a (12) El capitin Nemo es alguien que abandoné el Amazonas en busca del Missisipi y de Leura Todo esté, pues, muy claro y es bien sencillo. Una expresién como, por ejemplo, ‘cierto reformador religioso intenté hacer una sintesis de Confucio, Lutero, Akhnatén y H. P. Lovecraft’ se des- compone en tres elementos: ‘cierto reformador religinsa’. sujeto; ‘es’, verbo copulativo (o ‘opula’, a secas); ‘un hombre que intents hacer una sintesis de Confucio, Lutero, Akhnatén y H. P. Love- craft’, atributo del sujeto. Nadie podria motejar este «anélisis» «l6gicon de excesivamente erspicuo. Introduccién a ta 1égica formal ie Desde luego, no es asi como procede la I6gica actual, Para empezar, ésta considera, con razdn, que los nombres de individuo pueden ser, atnque to ocupen posiciones de sujeto, relevantes para la valider de los razonamientos en que apareven, ¥ Por eso adopta un simbolismo que le permite, en esos casos, re. tenerlos representindolos. Y, ya en cuanto a la técnica de sims bolizacién, adopta la légica formal las siguientes medidas: + 1° Evitar el uso del verbo ‘ser’, inadeewado en muchos casos ¥ cargado siempre de connotaciones aqui no descables, subse. miéndolo, en las ocasiones en que aparece, dentro del simbolo de predicado. 2° Invertir el orden gramatical «normaly, escribiendo el sim- bolo. predicative”delante del simbolo 9 simbolos de it di Seguin eso;ta-expresion™ <= zi Virginia Woatf era jnglesa Se convierte en la ¥ esta formula puede leerse ‘I de a’ (es decir, ‘Ise dice de a’, ‘Tse da en a’ etc.), Ni que decir tiene que, aqui, ‘P és una abreviature del predicado ‘... es inglesa” (el ser inglesa se da en Virginia Wool?, © ‘el ser inglesa se dice de Virginia Woolf), De acuerdo con estos criterios, los quince enunciados que he- Rios Puesto como muesira tomarian respectivamente las siguientes formas: (1) Ta, ) Pabe. Q) ca. (10) Dabed, @) Mab. (11) Mabed, (4) ab. (12) Aabed, (3), Tab. (13) Labede, (6) Sabe. (a4) Subede. (7) Dabe. (15) Eabedef: (8) Aabe, Recuérdese que cada letra mayiscula es la abreviatura (no Recesariamente la inicial) del predicado que corresponda. Ast, fen el enunciado (2), °C” simboliza el predicado *... estalld en car. 7 Alfredo Desito cajadas’; en (5), ‘T” resume el predicado “... tenia més talento ldgico que ..; ete, Predicados monddicos y predicados poliddicos Vistos asi los enunciados por dentro, la légica procede a clasi- ficarlos en dos grandes tipos: aquellos en los que aparece un solo nombre de individuo, y aquellos otros en los que son dos 0 mds nombres de individuo ios que intervienen. Digimoslo de otra ma- nera, ateniéndonos a la letra del simbolismo: hay, de una parte, simbolos predicativos que van seguidos de un solo nombre de in. dividuo (el de aquel a quien se adscribe la propiedad, el estado, la caracteristica designada por el predicado), y, de otra parte, sim. bolos predicativos que anteceden a dos o més nombres de indivi- duos (los de aquellos entre quienes se da la felacién que el predicado representa). A los predicados del primer tipo se les llama predicados ‘monédicos, y predicados poliddicos a los del segundo. Los predica- dos poliddicos podrin ser, especificamente, diddicos —cuando para formar un enunciado se requiere que los sigan dos nombres de in- dividuo (casos (3), (4) y (5) de nuestra lista de ejemplos) = ; triddicos —euando son tres los nombres de individuo que el predicado en- garza (casos (6), (7), (8) y (9)); tetrddicos (casos (10), (11), (12); Pentddicos (casos (13), (14)). Ete. ¥ es que en el lenguaje ordinario hay dos tipos de expresiones: aquellas cuyos usos constituyen siempre predicados poliddicos, Predicados por principio poliddicos; y aquellas otras que pueden usarse bien como predicados monédicos, bien —con el comple- mento de ciertas particulas— como predicados poliddicos. Ilustra- remos esta afirmacién mediante algunos ejemplos. ‘Preferir’ es verbo cuyos usos requieren siempre la presencia, cuando menos, de tres nombres de individuo®: el del individuo que prefiere, el de aquello que prefiere y el de aquello otro que post- one (\.. prefiere .. a .., donde cada tramo de puntos es un lugar reservado a un nombre de individuo). Asi, pues, todo uso del verbo ‘preferit’ equivale al uso de un predicado como minimo triddico. Como minimo, en efecto, pues bien pudiera ocurrir que no hubiera * Salvo, claro esti, cuando nos limitamos a conjugerlo, es decir, crando lo usamos para meacionasl, Introducci6n & |2 Logica formal A simplemente un solo preferidor, un unico objeto preferido y un tunico objeto preterido, sino, por eiemplo. un preferidar que pre- firiera dos objetos a un tercero; etc. Asimismo, los usos del verbo ‘dar" exigen, en cualquiera de sus formas, el concurso de al menos tres nombres de individuo: el del donante, el det don, y el del beneficiario, Constituirian, pues, en el caso mds simple, un predicado triddico; y ‘aun pudiera ocurrir que el donante exigiera algo a cambio de lo que da. Nos las habsiamos, entonces, con un predicado tetrddico: fu dawn @ a cambio de ..". Ete, ‘AML ¢s también un verbo que, para su uso ondinaro, precisa, en el mds intimo de los casos, de dos nombres de individuo (el del amante, el del amado). Por otra parte, todos los usos del verbo ‘suicidarse’ constituyen expresiones predicativas exactamente diddi- cas. Y la expresién ‘ser bigamo’ encierra el uso de un predicado triddico, ya que decir que a es bigamo es decir que a se casé con una persona, llamémosle 6, y ~sin disolver el matrimonio— con una ter- cera, ¢. Es, pues, evidente que hay una serie de elementos del lenguaje {os cuales, en su uso completamente explicito, entraian, para cons- tituir enunciados, la reunién en torno suyo, debidamente articulados, de dos 0 mas nombres de individuo. No se es traidor como se es, ‘por ejemplo, tuberculoso. Se puede ser —estar~ tuberculoso a solas, monddicamente. Pero para ser un traidor hay que haber traicionado a alguien, o algo. De igual modo, no se estrangula sin més. Ha de haber también una victima, al menos. Y nadie tiene la propiedad de ser amigo, a secas: lo que tendré es una relacién de amistad con algin 0 algunos otros. ‘Traigionar’, ‘estrangular’, ‘set_amigo’ fancionan en el lenguaje como expresiones predicativas” Poliddicas. No hay que olvidar, sin embargo, la existencia de expresiones predicativas que dan lugar a enunciados sin més compafiia que la de un solo nombre de individuo, Asi, por ejemplo, el verbo “morir’ (0 cualquiera de los verbos que ordinariamente se tienen por sinénimos de éste) se prests a “un uso como predicado monédico: ‘Murié Evariste Galois, ‘Rubén Dario fenecig’, ete. No por eso, sin embargo, nos esté vedado cons- truir con estos verbos expresiones predicativas poliédicas, como Ja que figura en el enunciado ‘Evariste Galois murié por una mujer’. También el verbo ‘corer’ puede emplearse como predicado mo- 2 Alfredo Deato corre’. Pero también se puede —y en este : ‘Bergonzoli corre delante de cicrtas unidades del Ejército de la Repablica’. La naturaleza de los predicados Hablabamos antes del caricter acumulativo de Jos céleulos logicos. Ahora estamos empezando a verlo. A los dos tipos de simbolos que manejibamos en el célculo de enunciados — letras de enunciado y conectivas— hemos afiadido otros dos: simbolos que designan individuos concretos y simbolos que representan pre-~ dicados. He aqui una expresién en la que aparecen a la vez ejem- lares de esos cuatro tipos de simbolos: Pan p, que podria constituir una simbolizacién de, por ejemplo, la siguiente conjuncién de enunciados Murié César Vallejo y llovia a clntaros. En el Volumen I dibamos precisiones sobre Ja naturaleza de las conectivas: eran, deciamos, furetorgs. Cada conectiva e& —0 ‘nterpretarse como— una funcién: una funcién que relaciona los valores —de verdad— de los eniunciados que conecta con los valores del enunciado que resulta de conectarlos. Precisemos ahora la naturaleza de los predicados: también los Predicados son functores, Sélo que se aplican a nombres de indi- viduo, y 0 a eniifi¢iados. Veamos cémio. Procede quizi convocar aqui de nuevo al Doctor Asquith, el ersonaje de Jonathan Princeford a quien hemos conocido en el ‘Volumen I. Esta vez se trata de un pasaje de la novela titulada No ‘més allé de allende los mares: I Teatro de la Opera habia quedado rodeado. Todos —1os misicos, los emples- dos del local, los exquisitos oyentes— permanesian donde estaban en el instante {0 que se escuché el espantoso alarido. Loe polics formaban una citcanfersncte ‘en toro al edificio, y otra circunferencia ~ que la disponiciin del teatro hci, on “Jefe de la division italiana Litoro en el frente de Guadalajara (marzo de 1937). [rt Introduccién a Ia légica formal 2 riosamente, conotntrica de Is anterior~ encerraba a la orqueste en el escenario, ‘Cuando el Doctor Asquith, ecompaiado del busgomaestre y del superintendente de poucia, hizo su apancion en las tablas, nadie aplaudhs, —Tienen ustedes, sefioras y seiores —somensé el Doctor Asquith una vez que Ihubieron cesado los rumores—, derecho a una explicacién. Y no s6lo por el estti ente sonido que hace unot minutos vino a romper la armonia de la Primera Si- fonia de Brahms, ¢ incluso a interrumpir su cjecucibn, sino tambiéa, y sobre todo, por las cixcunstancias que rodearoa la emision de ese sonido y lo hicieron, ya que ‘no nccesario, sf alisimamente probable. Entre bastidores se ha cometide, setoras Yy sefiores, un asesinato, He dicho bien. Un avesinato. Hablemos primero de la vietima, demorando entre ‘tanto la consideracién dc su asesino. La victims... Seloras y sefores, el rubor me turba, Todos nosotros nos habiamos reanido aqul con la intencién de escuchar & 4a Orquesta del Estado de Rachsiw en un concierto dedicado enteramente a la obra de Johannes Brahms, de quien su director conduce, si hemos de prestar erédito a lo que por doguier se dice, versiones especialmente penetrantes y remansadas. Mi "yor.te quiebra, como pueden comprober, t informaries de que la Orquesta del Estado de Rachsiw no es una orquesta, sino un mado remedo de lo que portal cominmente s entionde. Porque, sefioras y sefiores, la Orquesta del Estado de Rachsiw no toca. Se limitan sus miembros a jecutar una pantomima, a imitar en el escenario fos mo- vimientos propios de una orquesta, mientras un diestro ponedor de discos, al amparo ‘de un perfeccionadisimo sistema de atavoce, hace surgi, entre bastidores, el sonido ‘que aquellos afectan produc Pero dejemos esto, que no es sino penossima anéedota frente a a gravedad del suoeso que, al socaite de este inmenso fraude, ha tenido lugas, De la Orquesta —si se me permite la singodoque~ del Fstado de Rachsiw se ocupard el superintendents Rachnos, aguf presente. Concentrémonos nosotros en el dieetro ponedor de discot. Es Ia victima, Su nombre era Leslew Sonearr, y 4 muerte revise caracteres que ni siguiera una persona como yo, curtida en cien asesinatos, vacilaria en calificar de sorprendentes. Iré al grano, sin més circusloquios. Su muerte se ha producido por seccionamiento de la yugular. Y la yugalar le ha siéo seccionada con un disco previamente afilado. Pero el refinamiento del asesino ha ido ain més lejos. El disco homicide tenia ‘grabades composicionss de Maurice Ravel. Y es el caso que el embozado ponedor de discos experimentaba profunds aversién hacia Ia misica de este compositor. ‘Decir «aversiGn» es, empero, decir poco. El contacto con um disco de Ravel —20 48's audicion, sino el mero contacto fisico, por brevisimo que fuera le producia ‘nstantaneantente, en décimas de segundo, un eccema inequivoco ea los antebrazos, 'Y no hay ni rastro de exe eecema en los antebrazos de la victima, Ni rastro, seioras 1 seo Y ei burgomaestze me ha pedido que descubra fa verdad y que Ia haga piiblice ‘aqui y ahora pars satisfaccin de todos ustedes. YY yo no puedo hacerlo, sefioras y seiores, por la razén de que todavia no he des- ccubierto al asesino. Es muy pronto para ello. Es muy pronto incluso para quien, como yo, ha cimentado su fama en la celeridad de sus deducciones, 4 Alfredo Deano ‘No teman, sin embargo. Identifcaré al asesino’. Mas por el momento no estoy en condiciones de revelares la verdad de este asunto, Pero tampoco proferiré mi boca falsedad alguna. Y asi, puesto que la verdad no puedo docinla, y la falsedad no quiero, han de contentarse ustedes por ahora con ‘scuchar lo siguiente: x asesind a Leslew Soncarr, Dicko to cual abandoné la escena. Tampoco ahora hubo aplausos. ‘Tomemos Ia expresién > asesind @ Leslew Soncart. Es evidente que ‘x’ no ¢s un simbolo como ‘a’. ‘b', “c;, etc. “x’ no es el nombre de ningtin individuo determinado. No ¢s una cons- tamte, Es una variable. Una variable que puede ser Sustithida pot cualquier nombre de individuo (capaz de asesinar). En su lugar podriamos escribir cl nombre de cualquier entidad concreta, Po- riamos reemplazarla por cualquier nombre propio. Al hacerlo —cada vez que lo hiciéramos— convertiriamos aquella expresién en un enunciado. Porque es que la expresién x asesind a Leslew Soncart no es un enunciado. Y no es un enunciado porque —como ha sax bido ver el Doctor Asquith— noves.ni.yerdadera ni falsa. Se com tird.en un enunciado— verdadero 0 falso— cada vee- que détiias valores determinados a_x. Y asi, cuando, por éjéinplo, digamés, ‘escribiendo ‘Moriarty’ en el tugar de x, Moriarty asesind a Leslew Soncarn, habremos construido un auténtico enunciado —en este caso, un enunciado falso. Enunciados falsos serian también estos otros: Perpenna asesiné a Leslew Soncarr Femando VII asesiné a Leslew Soncarr Ramén Mereader asesin6 a Leslew Soneart, 7 Bi Doctor Asquith cumple, en efecto, sa promesa en el capitulo IX y sitimo de 1a novela. El asesino era el Doctor Nosgdod, amante de la esposa de Soncarr. ‘Aduciendo su condicién de médico ~un tramoyista habia hecho pablico su dalot Msico—, penetré entre bastidores all asesiré a Soncazr del modo que se ha relatado, no sin antes haberle propinado una inyecciéa antilérgica. pice Introduccion s la lopica formal 7g enunciados que hemos formado sustituyendo la variable ‘x’ por tres distintos nombres de individuo. ‘Sin embargo, si sustituyéramos ‘x’ por ‘el Doctor Nosgdod’ nos encontrarfamos con el enunciado Doctor Nossdod ateind a Leslew Soncarr que es, en Ia ficcién de Jonathan Princeford, verdadero, !". Podemos, pues, construir una serie de exnesiones:que, si bien ng constituyen enunciados ~en la medida en que no tienen valores de verdad —,"se & én en tales cuando se sustituye la variable © variables ‘de individuo que en ellos aparecen por nombres de individuo. sas expresiones son expresiones funcionales. Los ar- sgumenios de la funcién son nombres de individuo, Los valores de la funcién son enunciados (verdaderos 0 falsos). En este sentido decimos que los predicados son functores. Pero no functores de enunciado, como las conectivas, sino functores de nombres. Sus argumentos serin los nombres de individuo de los que, en cada caso, se predican; los valores de la funcién serdn Jos valores de verdad de los enunciados que asi se constituyen, La distincién entre predicados monddicos y predicados poliddicos se convierte en la distincién entre functores de nombres con un solo argumento y functores de nombres con dos o més argumentos. ‘A esas expresiones como xes-un Jehador x escribiéy concibié y en = x contraté ay para que sobornar azyaw que, sin ser propiamente enunciados, pueden llegar a serlo por simple asignacién de valores a las variables que contienen, a esos enunciados en ciemes que estén a un paso de convertirse en enun- ciados consumados, se les ha llamado de diversos modos: “fun- ciones de enunciado’, “funciones proposicionales’, ‘matrices de enun- ciado’, “formulas abiertas’, ‘enunciados abiertos’, etc. Darles el nombre de ‘funciones de enunciado” supondria propiciar su con- fusion con las conectivas. La composicién de enunciados —es decir, la formacién de enunciados compuestos mediante una conectiva— podia, segin vimos, interpretarse como la aplicacién de una funcién

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