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¿Qué es la mielitis transversa?

La mielitis transversa es un trastorno neurológico causado por la inflamación en ambos lados de un nivel, o segmento, de
la médula espinal. El término mielitis se refiere a la inflamación de la médula espinal; transversa describe simplemente la
posición de la inflamación, es decir, que abarca el ancho de la médula espinal. Los ataques de inflamación pueden dañar o
destruir la mielina, la sustancia grasa aisladora que recubre las fibras de las células nerviosas. Estos daños causan
cicatrices en el sistema nervioso que interrumpen la comunicación entre los nervios de la médula espinal y el resto del
cuerpo.

Los síntomas de la mielitis transversa incluyen la pérdida de función de la médula espinal durante varias horas o varias
semanas. Lo que comienza generalmente por un dolor repentino en la espalda, debilidad muscular o sensaciones
anormales en los pies y los dedos de los pies, puede progresar rápidamente a síntomas más severos, incluyendo parálisis,
retención urinaria y la pérdida de control del intestino. Aunque algunos pacientes se recuperan de la mielitis transversa
con pocos o ningún problema residual, otros sufren daños permanentes que afectan su capacidad de realizar tareas
normales de la vida diaria. La mayoría de los pacientes padecen solamente de un episodio de mielitis transversa; un
porcentaje pequeño puede sufrir una recaída.

El segmento de la médula espinal en el cual ocurre el daño determina qué partes del cuerpo se ven afectadas. Los nervios
de la región cervical (cuello) controlan las señales que viajan hacia el cuello, los brazos, las manos y los músculos
respiratorios (el diafragma). Los nervios de la región toráxica (parte superior de la espalda) envían señales al torso y a
algunas partes de los brazos. Los nervios de la región lumbar (parte media de la espalda) controlan las señales a las
caderas y las piernas. Finalmente, los nervios sacros, situados dentro del segmento más bajo de la médula espinal,
retransmiten señales a la ingle, a los dedos de los pies y a algunas partes de las piernas. Los daños que ocurren en un
segmento afectan las funciones de ese segmento y los segmentos inferiores. En pacientes que padecen de mielitis
transversa, la desmielinización ocurre generalmente a nivel toráxico, causando problemas de movimiento en las piernas y
el control del intestino y de la vejiga, los cuales requieren señales de los segmentos inferiores de la médula espinal.

¿Quién padece de mielitis transversa?

La mielitis transversa ocurre en adultos y niños de ambos sexos y en todas las razas. No existe evidencia de predisposición
familiar. Las tasas de mayor incidencia (el número de nuevos casos por año) parecen ocurrir entre los 10 y 19 años y entre
los 30 y 39 años de edad. Aunque pocos estudios han examinado únicamente las tasas de incidencia, se estima que se
diagnostican cerca de 1.400 casos nuevos de mielitis transversa cada año en los Estados Unidos y aproximadamente
33.000 estadounidenses padecen algún tipo de discapacidad a consecuencia de este trastorno.

¿Qué causa la mielitis transversa?

Los investigadores desconocen a ciencia cierta las causas exactas de la mielitis transversa. La inflamación que causa
daños graves a las fibras nerviosas de la médula espinal puede resultar de infecciones virales, reacciones inmunes
anormales, escasez de la sangre que atraviesa los vasos sanguíneos situados en la médula espinal. La mielitis transversa
también puede ocurrir como complicación de la sífilis, el sarampión, la enfermedad de Lyme y de algunas vacunas,
incluyendo las de la varicela y la rabia. Los casos en los cuales no se puede identificar la causa se denominan idiopáticos.

La mielitis transversa se desarrolla a menudo después de infecciones virales. Los agentes infecciosos que se piensa que
pueden causar mielitis transversa incluyen el varicela-zoster (el virus que causa la varicela y la culebrilla), el herpes
simplex, el citomegalovirus, el Epstein-Barr, la gripe, el ecovirus, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), la
hepatitis A y el sarampión. Las infecciones bacteriales de la piel, las infecciones del oído medio (otitis media) y el
Mycoplasma pneumoniae o neumonías por micoplasma (pulmonía bacteriana) también se han asociado a la condición.

En casos post-infecciosos de la mielitis transversa, son los mecanismos del sistema inmunológico, en lugar de infecciones
virales o bacterianas activas, los que parecen desempeñar un papel importante en ocasionar daños a los nervios espinales.
Aunque los investigadores todavía no han identificado los mecanismos exactos de lesión de la médula espinal en estos
casos, el estímulo del sistema inmunológico en respuesta a la infección indica que puede ser debida a una reacción
autoinmune. En enfermedades autoinmunes, el sistema inmunológico, que normalmente protege el cuerpo contra
organismos extraños, ataca por error a los propios tejidos del cuerpo causando inflamación y, en algunos casos, daños a la
mielina de la médula espinal.

Debido a que algunos individuos afectados también tienen enfermedades autoinmunes tales como el lupus eritematoso,
síndrome de Sjogren y sarcoidosis sistémica, algunos científicos sugieren que la mielitis transversa también puede ser un
trastorno autoinmune. Además, algunos cánceres pueden desencadenar una respuesta inmune anormal que puede conducir
a la mielitis transversa.

Una forma de la mielitis transversa, aguda y de rápida progresión, señala a veces el primer ataque de la esclerosis múltiple
(multiple sclerosis o MS por su sigla en inglés), sin embargo, los estudios indican que la mayoría de las personas que
padecen de mielitis transversa tienden a no desarrollar MS. Los pacientes con mielitis transversa deben, sin embargo, ser
evaluados para descartar MS porque los pacientes con este diagnóstico requieren diversos tratamientos.

Algunos casos de la mielitis transversa resultan de malformaciones arteriovenosas espinales (anormalidades que alteran
los patrones normales del flujo de la sangre) o de enfermedades vasculares, tales como arteriosclerosis que causan
isquemia, una reducción en los niveles normales del oxígeno en los tejidos de la médula espinal. La isquemia puede
resultar en hemorragia (sangramiento) dentro de la médula espinal, obstrucción o estrechamiento de los vasos sanguíneos
u otros factores menos comunes. Los vasos sanguíneos llevan el oxígeno y los alimentos a los tejidos de la médula espinal
y sacan los residuos metabólicos. Cuando estos vasos se estrechan o se bloquean, no pueden llevar suficientes cantidades
de sangre oxigenada a los tejidos de la médula espinal. Cuando una región específica de la médula espinal llega a
necesitar oxígeno, es decir, a estar isquémica, las células y las fibras nerviosas pueden comenzar a deteriorarse
relativamente rápido. Estos daños pueden causar inflamaciones extensas conduciendo a veces a la mielitis transversa. La
mayoría de las personas que desarrollan la condición como resultado de una enfermedad vascular, por lo general tienen
más de 50 años de edad, enfermedades cardiacas o han sido recientemente operadas en la región del pecho o el abdomen.

¿Cuáles son los síntomas de la mielitis transversa

La mielitis transversa puede ser aguda (es decir, que se desarrolla en cuestión de horas o varios días) o sub-aguda
(desarrollándose entre una y dos semanas). Los síntomas iniciales incluyen generalmente dolores en la parte inferior de la
espalda, parestesias repentinas (sensaciones anormales tales como ardor, cosquilleo, pinchazos u hormigueo) en las
piernas, pérdida sensorial y la paraparesis (parálisis parcial de las piernas). La paraparesis a menudo se convierte en
paraplejía (parálisis completa de las piernas y de la parte inferior del tronco). Es común la disfunción de la vejiga urinaria
y del intestino. Muchos pacientes también se quejan de espasmos musculares, una sensación general de malestar, dolores
de cabeza, fiebre y pérdida del apetito. Dependiendo de qué segmento de la médula espinal esté involucrado, algunos
pacientes también pueden padecer problemas respiratorios.

De esta amplia gama de síntomas, se derivan cuatro características clásicas de la mielitis transversa: (1) debilidad de las
piernas y de los brazos, (2) dolores, (3) alteración sensorial y (4) disfunción del intestino y de la vejiga. La mayoría de los
pacientes padecen diversos grados de debilidad en las piernas; algunos también padecen debilidad en los brazos.
Inicialmente, los pacientes con mielitis transversa pueden notar que tropiezan o arrastran un pie o que sus piernas parecen
más pesadas de lo normal. La coordinación de los movimientos de la mano y del brazo, así como también la fuerza de
ambos, pueden verse afectadas. La progresión de la enfermedad durante varias semanas conduce a menudo a la parálisis
completa de las piernas, requiriendo al paciente utilizar una silla de ruedas.

El dolor es el síntoma principal de la mielitis transversa entre aproximadamente un tercio y la mitad de todos los
pacientes. El dolor se puede localizar en la parte inferior de la espalda o puede consistir en breves sensaciones punzantes
que se desplazan hacia las piernas, los brazos o alrededor del torso.

Los pacientes que padecen de problemas sensoriales utilizan a menudo términos tales como entumecimiento, hormigueo,
sensación de frío o ardor para describir sus síntomas. Hasta 80 por ciento de los pacientes que padecen de mielitis
transversa señalan áreas con aumento en la sensibilidad al tacto, por lo que la ropa o el tacto ligero pueden causar malestar
o dolores significativos (una condición denominada alodinia). Muchos también padecen un aumento en la sensibilidad a
los cambios en la temperatura, o al calor o al frío extremos.
Los problemas de la vejiga y del intestino pueden involucrar un aumento en la frecuencia de las ganas de orinar o evacuar,
incontinencia, evacuación dificultosa, la sensación de evacuación incompleta y estreñimiento. Durante el curso de la
enfermedad, la mayoría de las personas con mielitis transversa padece uno o varios de estos síntomas.

¿Cómo se diagnostica la mielitis transversa?

Los médicos diagnostican la mielitis transversa tomando un historial médico y realizando un examen neurológico
completo. Debido a que a menudo es difícil distinguir entre un paciente que padece una forma idiopática de la mielitis
transversa y aquél que posee una condición subyacente, los médicos deben primero eliminar las causas potencialmente
tratables de la condición. Si se sospecha una lesión de la médula espinal, los médicos intentan primero eliminar las
lesiones (las áreas dañadas o con funcionamiento anormal) que podrían causar la compresión de la médula espinal. Tales
lesiones potenciales incluyen tumores, hernias discales o deslizamiento de los discos, estenosis (estrechamiento del canal
que contiene la médula espinal) y abscesos. Para eliminar tales lesiones y para comprobar si hay inflamación de la médula
espinal, los pacientes a menudo se someten a una resonancia magnética (MRI por su sigla en inglés), un procedimiento
que proporciona una imagen del cerebro y de la médula espinal. Los médicos también pueden realizar la mielografía, que
involucra inyectar un colorante en la envoltura que rodea la médula espinal. Se inclina al paciente hacia arriba y hacia
abajo para permitir que la solución fluya alrededor de la médula espinal mientras se toman las radiografías.

Se pueden realizar análisis de sangre para descartar varios trastornos tales como el lupus eritematoso sistémico, la
infección por VIH y una deficiencia en la vitamina B12. En algunos pacientes con mielitis transversa, el líquido
cerebroespinal que recubre la médula espinal y el cerebro contiene más proteínas de lo normal y un número creciente de
leucocitos (glóbulos blancos), indicando una posible infección. Se puede realizar una punción espinal para obtener el
líquido y estudiar estos factores.

Si ninguna de estas pruebas sugiere una causa específica, se presume que el paciente padece de mielitis transversa
idiopática.

¿Cómo se trata la mielitis transversa?

Como ocurre con muchos trastornos de la médula espinal, no existe actualmente ninguna cura eficaz para los pacientes
con mielitis transversa. Los tratamientos se establecen para manejar y aliviar los síntomas y dependen en gran parte de la
severidad de la situación neurológica. La terapia comienza generalmente cuando el paciente presenta los primeros
síntomas. Los médicos a menudo prescriben terapia de córticoesteroides durante las primeras semanas de la enfermedad
para disminuir la inflamación. Aunque ningunas pruebas clínicas han demostrado si los córticoesteroides alteran el curso
de la mielitis transversa, estas drogas se prescriben a menudo para reducir la actividad del sistema inmunológico debido a
que se sospecha que mecanismos autoinmunes influyen en el trastorno. Los córticoesteroides que pueden ser recetados
incluyen la metilprednisona o la dexametasona. Los analgésicos generales probablemente se prescribirán para cualquier
dolor que el paciente pueda sufrir. A menudo se recomienda descanso total en los días y semanas iniciales del trastorno.

Después de terapia inicial, la parte más crítica del tratamiento de este trastorno consiste en mantener funcionando el
organismo de los pacientes mientras se espera que ocurra una recuperación espontánea completa o parcial del sistema
nervioso. A veces, esto puede requerir que el paciente sea conectado a un respirador. Los pacientes con síntomas agudos,
tales como la parálisis, son tratados a menudo en un hospital o en un instituto de rehabilitación donde un equipo médico
especializado puede prevenir o tratar los problemas que afectan a los pacientes paralizados. Incluso antes de que comience
la recuperación, las personas que cuidan de los pacientes a menudo les ejercitan las extremidades manualmente para
ayudar a mantener los músculos flexibles y fuertes y reducir la formación de llagas de presión que se generan en las áreas
inmovilizadas. Más adelante, si los pacientes comienzan a recuperar el control de sus miembros, se comienza la terapia
física para ayudar a mejorar la fuerza muscular, la coordinación y la amplitud del movimiento.

¿Cuál es el pronóstico?

La recuperación de la mielitis transversa comienza de 2 a 12 semanas después de los síntomas iniciales y puede
generalmente continuar durante 2 años. Sin embargo, si no hay mejora en los primeros 3 a 6 meses, la recuperación
significativa es poco factible. Cerca de una tercera parte de las personas afectadas con mielitis transversa presenta una
recuperación buena o completa de sus síntomas; recuperan la capacidad de caminar normalmente y presentan pocos
problemas urinarios o del intestino y parestesias. Otra tercera parte sólo muestra una recuperación regular y quedan con
secuelas como un caminar espástico, problemas sensoriales y urgencia o incontinencia urinaria prominente. La tercera
parte restante no muestra ninguna señal de recuperación, quedando limitados a una silla de ruedas o postrados en cama
con una marcada dependencia en terceros para realizar las funciones básicas de su vida diaria. Desafortunadamente, es
difícil predecir los resultados en casos individuales. Sin embargo, la investigación ha demostrado que un inicio acelerado
de los síntomas generalmente da lugar a una recuperación menos alentadora.

La mayoría de las personas con este trastorno sufre solamente un episodio aunque en muy raros casos puede ocurrir una
mielitis transversa recurrente. Algunos pacientes se recuperan totalmente y después sufren una recaída. Otros comienzan a
recuperarse, los síntomas empeoran y luego la recuperación continúa. En todos los casos de recaída, los médicos
generalmente investigan las posibles causas subyacentes, tales como esclerosis múltiple o lupus eritematoso sistémico, ya
que la mayoría de la gente que sufre recaídas tiene un trastorno subyacente.

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